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Azul, que te quiero azul

Variedades de maíz azul evaluadas por el Hub Pacífico Norte del CIMMYT y colaboradores en plataformas de investigación. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
Variedades de maíz azul evaluadas por el Hub Pacífico Norte del CIMMYT y colaboradores en plataformas de investigación. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)

El azul no es un color común en la naturaleza. Los animales y las plantas azules son raros. Incluso el cielo y el mar, que suelen ser la referencia más popular de dicho color, no son azules en todos lados ni en todo momento. 

Los alimentos con coloración azul natural son igualmente poco frecuentes. De hecho, suelen ser motivo de rechazo porque esta tonalidad está asociada al indicativo visual de alimentos en mal estado, con hongos o tóxicos. 

Hay algunos alimentos excepcionales que, por contrario, poseen tonalidades azules y púrpuras que indican la presencia de antocianinas, unos pigmentos antioxidantes —que previenen el deterioro celular— que contribuyen a tener una mejor calidad de vida.

El maíz es uno de esos alimentos excepcionales cuyos colores son más que un deleite para la vista. Su gama cromática incluye blanco, negro —morado muy intenso—, rosa, coral, bronce, verde y, por supuesto, azul.

El maíz azul es rico en antocianinas, contribuye a un menor índice glucémico (medida de lo rápido que un alimento eleva el azúcar en la sangre) y retrasa la digestión de los almidones de maíz, por lo que es una opción para diabéticos. Además, se ha documentado que previene enfermedades cardiovasculares, ayuda a controlar la obesidad, tiene propiedades anticancerígenas y está asociado a mayores índices de longevidad. 

Lamentablemente el consumo de maíz azul sigue siendo mínimo en México si se le compara con el maíz blanco. Entre otras razones, por la menor disponibilidad de variedades de colores y porque aún no se cuenta con variedades mejoradas que permitan producir maíz azul en cantidades suficientes para lograr un abasto amplio entre la población. Esto, sin embargo, podría cambiar pronto.

Híbridos de maíz azul con un buen rendimiento podrían hacer que esta variedad de maíz con beneficios a la salud esté disponible para una mayor parte de la sociedad y, además, representarían otra opción de comercialización a los agricultores.

Para ayudar en este propósito, desde el ciclo agrícola 2018-2019 diversas organizaciones de productores en el norte de México han estado colaborado con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en un proyecto para la creación de un híbrido de maíz azul, inicialmente para el estado de Sinaloa.

El proyecto, iniciado por Terence Molnar —mejorador de maíz del CIMMYT— se ha desarrollado en localidades como Los Mochis, Guasave y Culiacán, donde la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC), Fundación Produce Sinaloa, la Asociación de Agricultores del Río Sinaloa Poniente (AARSP), Grupo Ceres, entre otras, han colaborado en la evaluación de alrededor de 850 diferentes variedades de maíces criollos azules que se pudieran adaptar para Sinaloa. 

Gracias a los productores sinaloenses que han colaborado activamente con el CIMMYT en diversas plataformas de investigación, ahora ya se cuenta con líneas avanzadas de maíces azules con progresos muy importantes: ya expresan las características de un híbrido y algunas tienen un potencial de 12 toneladas por hectárea o más, lo cual haría a estos maíces azules competitivos en rendimiento con relación a los maíces blancos. 

Si bien la selección de los mejores materiales sigue en proceso y cada año se seleccionan materiales a partir de datos tomados en las plataformas —tales como desarrollo fenológico (ritmo de crecimiento vegetativo y reproductivo del maíz), presencia de plagas y enfermedades, rendimiento y coloración de la mazorca, etcétera—, el objetivo final del proyecto es tener algunos híbridos azules disponibles en el mercado lo más pronto posible.

En este sentido, la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC) ha estado trabajando en la otra parte del reto: crear un nicho de mercado, un nuevo modelo de negocios para el híbrido de alto rendimiento. 

“Ya estamos en una etapa final, los investigadores del CIMMYT ya tienen alrededor de 10 variedades en la última parte del ‘embudo’. Por eso les pedimos que nos adelantaran algunas variedades sobresalientes y con ellas ya pasamos de lo experimental, de las parcelas de media hectárea y 100 variedades del inicio, a una parcela ya con orientación comercial de tres hectáreas y siete híbridos en el ciclo 2020-2021”, comenta César Enrique Pérez Espinoza, gerente de estrategias agrícolas en la AARC. 

Granos de maíz azul. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
Granos de maíz azul. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)

“De esos siete híbridos seleccionamos dos y mandamos a crear la semilla. Creamos semilla suficiente para establecer 50 hectáreas con dos variedades de maíz azul en este ciclo (2021-2022) y con una perspectiva de rendimiento de 10 toneladas por hectárea o más”, menciona César Enrique, quien puntualiza que los rendimientos al inicio del proyecto eran de a penas entre tres y cuatro toneladas por hectárea. 

“La fase comercial es todo un reto. En la recepción del grano, por ejemplo, lo difícil es que la bodega lo reciba, ya que para secarlo se tienen que limpiar las secadoras, dejarlas totalmente limpias porque las impurezas de una variedad pueden afectar a la otra”. 

“Actualmente le estamos buscando mercado de exportación en Estados Unidos, también le estamos buscando mercado nacional en el sur y centro de México. Así nos hemos dado cuenta de que es todo un reto vender ese valor agregado —el sobreprecio es la ventaja principal que ven los agricultores para cultivar maíces pigmentados— porque nos dicen «si me lo quieres vender más caro que el maíz blanco espérame, déjame desarrollar el negocio y después vamos bajando el valor hacia el agricultor»”.

“Ahora que el maíz blanco tiene muy buen precio debido al contexto internacional es más difícil promover el cultivo del maíz azul porque compiten en el campo a la hora que un productor decide qué sembrar. A pesar de ello hemos tenido buena aceptación”.

Mazorca de maíz azul. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
Mazorca de maíz azul. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)

“En cuanto al aspecto nutricional hicimos unos estudios con la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). Salió con unas propiedades nutrimentales que sí son mejores que las del blanco y con un factor adecuado para poder hacerlo tortilla, así que por el lado nutrimental sí tiene ventajas, ahí están los estudios”. 

Finalmente, el gerente de estrategias agrícolas de la AARC comenta que “hace unos días platicamos con Thanda Dhliwayo —mejorador de maíz del CIMMYT quien da continuidad al proyecto— y será él, junto con su equipo, quienes decidan con base en evidencia científica qué híbrido es el mejor. Una vez identificado trabajaremos con él y se podrá evaluar incluso bajo diferentes sistemas de labranza”.

Ayer, entre los mexicas, el azul representaba a uno los dioses del maíz de las cuatro direcciones cardinales que expandían el horizonte para crear el espacio, el territorio. Hoy, el azul del maíz representa una posibilidad de ampliar los horizontes comerciales de los agricultores, pero también la posibilidad de mejorar las dietas y la salud de los personas. 

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Maíz azul de alto potencial productivo

Navolato, Sin.- Para fortalecer la cadena de valor de estos maíces (y también protegerlos) es importante ofrecer alternativas de siembra para que su cosecha garantice productividad y rentabilidad. Por esta razón, en la plataforma de investigación Navolato —donde colaboran la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se establecieron ensayos con variedades de maíz azul.

En este trabajo conjunto también participa la Fundación Produce Sinaloa (FPS), cuyo presidente del Consejo Consultivo Zona Centro, Jorge Lugo Gaxiola, señaló que se busca desarrollar el cultivo de maíces de colores (morado, azul, rojo e incluso variedades de amarillo) para lograr que alcancen rendimientos superiores a las 9 toneladas por hectárea (actualmente su rendimiento oscila entre las 3 y 4 toneladas).

“El CIMMYT está trayendo el germoplasma y nos da las variedades que pueden ser rentables en la zona. Tenemos que pensar en el valor agregado, en otros derivados del maíz; buscar otros mercados para los maíces nativos”, declaró Lugo Gaxiola, quien comentó además que a través de la plataforma de investigación Navolato se buscará difundir esta variedad de maíz entre los productores de la región como ejemplo de que existen alternativas de cultivos que pueden ser rentables.

La siembra de esta variedad de maíz azul fue coordinada por el equipo técnico del CIMMYT (el doctor Terence Molnar, mejorador de maíz, lidera la participación del centro en este proyecto). Al respecto, Daniel Chepetla —del Programa de Recursos Genéticos de esa institución— señaló que las semillas fueron proporcionadas por el CIMMYT y que para su cultivo se utilizó una sembradora especial que se trajo desde Texcoco, Estado de México.

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Un minuto de ciencia: Trent Blare y los productos de maíz azul

Algunos de los platillos favoritos de México adquieren un nuevo tono con chips, tortillas o tamales de maíz azul. Pero, ¿los mejoradores, molineros, procesadores y organizaciones de agricultores deberían invertir en la expansión de la producción de maíz azul y sus productos derivados? ¿Los consumidores están realmente interesados y dispuestos a pagar más?

El especialista en mercados y cadenas de valor del CIMMYT, Trent Blare, explica, en un minuto, los resultados de su estudio, que brinda información sobre las preferencias y la demanda de los consumidores mexicanos de tortilla de maíz azul. Los consumidores en la periferia de la Ciudad de México percibieron que las tortillas de maíz azul sabían mejor y estaban dispuestos a pagar hasta tres veces más para consumirlas en eventos especiales o en un restaurante.

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¿Están dispuestos los consumidores a pagar más por el maíz azul?

Al entrar a los supermercados o restaurantes en la Ciudad de México y la zona metropolitana es posible encontrar productos hechos de maíz azul —alimento que no hubiera estado disponible hace algunos años. Algunos de los platillos favoritos de México adquieren un nuevo tono con chips de maíz azul, tortillas o tamales azules. Pero, ¿los mejoradores, molineros, procesadores y organizaciones de agricultores deberían invertir en la expansión de la producción de maíz azul y sus productos? ¿Los consumidores están realmente interesados y dispuestos a pagar más?

Estas son algunas de las preguntas que los investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en México se propusieron responder. Establecieron un estudio para evaluar las preferencias de los consumidores y su disposición para pagar por estas tortillas de maíz azul.

El maíz es un cultivo básico principal en México y las tortillas forman la base de muchos platillos tradicionales. Las variedades de maíz azul han existido durante miles de años, pero hasta hace poco eran en su mayoría desconocidas fuera de las comunidades agrícolas que las cultivaban. Además de su color llamativo, el grano ha ganado popularidad en parte debido a los beneficios para la salud derivados de la antocianina, el pigmento azul que contiene antioxidantes.

Trent Blare (izquierda), economista del CIMMYT y líder del estudio, realiza un experimento de elección con el entrevistado Luis Alcántara. (Foto: Carolyn Cowan/CIMMYT)

«La demanda de maíz azul se ha disparado en los últimos años», dijo Trent Blare, economista del CIMMYT y líder de la investigación. «Hace tres años, el maíz blanco y azul se vendían al mismo precio. Hace un año, el maíz azul costaba solo unos pocos pesos mexicanos más, y ahora el maíz azul vale mucho más. Sin embargo, todavía nos falta información sobre la demanda y las preferencias de los consumidores».

Según Blare, el objetivo final del estudio es explorar la demanda de maíz azul y tratar de comprender mejor su potencial de mercado. «Si queremos que los agricultores que cultivan maíz azul puedan obtener un mejor valor de mercado, tenemos que saber cómo se ve el mercado».

Esta investigación recibió fondos de la Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios (ASERCA) de México, la cual trabaja con organizaciones de agricultores en soluciones de almacenamiento poscosecha para su maíz. Como el maíz azul es más blando que las variedades típicas blancas o amarillas, requiere de un almacenamiento especial para protegerlo contra insectos y daños. Para ayudar a proporcionar a los agricultores la tecnología correcta de almacenamiento de maíz, ASERCA y otros en México se beneficiarán de una comprensión más profunda del mercado del maíz azul en la región. Además, los investigadores estaban interesados en saber si hay una prima por cultivar maíz azul o para hacer tortillas a mano. Las primas podrían ayudar a convencer a los agricultores a invertir en tecnologías poscosecha y en la producción de maíz azul.

“Existe la idea de que la demanda debería provenir de los productores, pero hay muchos pasos en la cadena de valor del maíz. Básicamente, estamos retrocediendo en la cadena de valor: hay demanda, hay mercado, desde el consumidor hasta el agricultor», explicó Blare.

«Hubo un aspecto de género interesante en esta investigación: en su mayoría, las mujeres compraban y fabricaban estos alimentos a base de maíz, y estaban más dispuestas a pagar más por el maíz azul», dijo Miriam Pérez (derecha), asistente de investigación y entrevistadora. (Foto: Carolyn Cowan/CIMMYT)

Una cuestión de gusto

El estudio se realizó en Texcoco, a las afueras de la Ciudad de México, donde se encuentran la sede mundial del CIMMYT. Esta ciudad en el Estado de México fue elegida por su larga historia de cultivo y consumo de maíz azul. Las entrevistas se llevaron a cabo en tres lugares diferentes, un mercado tradicional y dos centros comerciales locales, a fin de garantizar que se incluyeran diferentes grupos socioeconómicos.

“Hay cierto orgullo en la tortilla azul. Como mexicanos, la tortilla es algo que nos une», dijo Mariana García Medina, asistente de investigación y entrevistadora. (Foto: Carolyn Cowan/CIMMYT)

El equipo entrevistó a 640 consumidores, haciendo preguntas como dónde compran diferentes tipos de tortillas, en qué platillos usan diferentes tipos de tortillas y si tuvieron dificultades para comprar su tortilla preferida. El equipo también realizó análisis sensoriales y atributos, y dio a los participantes del estudio una opción entre tortillas de maíz azul y maíz blanco hechas a mano y tortillas de maíz blanco hechas a máquina.

Los entrevistados recibieron tres escenarios diferentes. ¿Estarían dispuestos a pagar más por las tortillas azules en comparación con otras tortillas si comieran quesadillas en un restaurante?, ¿servirlas durante un evento especial o la visita de un miembro de la familia?, ¿para consumo diario?

Las respuestas permitieron a los investigadores cuantificar cuánto más estaban dispuestos a pagar los consumidores y en qué circunstancias, ya que se les dieron diferentes puntos de precio para diferentes tipos de tortillas en distintos escenarios.

Colores verdaderos

Los investigadores encontraron que las preferencias por el maíz azul y blanco eran distintas para los diferentes platillos, y que había una preferencia particular por el maíz azul cuando se usaba en platillos tradicionales de esta región, como los tlacoyos o la barbacoa. La mayoría de los consumidores estaban dispuestos a pagar más por tortillas de mayor calidad, independientemente del color, siempre que fueran hechas a mano y frescas con maíz cultivado de manera local. Los entrevistadores también vieron una diferencia notable en la preferencia por las tortillas azules dependiendo de la situación: las tortillas azules se demandan más para ocasiones especiales y en los mercados tradicionales.

«Me pareció fascinante que haya una diferencia en el consumo de maíz azul en función de las circunstancias en las que se está comiendo», dijo Blare. «Esta es una de las innovaciones en nuestro estudio de demanda —no analizar la demanda de un producto alimenticio en general, sino analizar las diferencias en la demanda de un producto en diferentes contextos, lo cual es importante ya que la comida es un componente muy importante para las celebraciones».

«Creemos que hay potencial para replicar esto en otros lugares de México, para ver la preferencia del consumidor y la disposición a los precios del maíz azul y otros productos de maíz de valor agregado», dijo Jason Donovan, economista sénior del CIMMYT. “Esto no solo informará a los agricultores y los mercados, sino también a cómo hacer este tipo de investigación, especialmente en las economías de ingresos medios. Este estudio es el primero de su tipo».

“Como colombiana, ¡realmente me sorprendió que los mexicanos pudieran distinguir entre las tortillas de maíz blanco y azul incluso con los ojos vendados! Realmente muestra la importancia del maíz para su dieta y cultura”, dijo Diana Ospina Rojas (izquierda), asistente de investigación y entrevistadora. (Foto: Carolyn Cowan/CIMMYT)

Aún tenemos el azul

En general, los resultados revelaron que las mujeres estaban dispuestas a pagar un 33% más por las tortillas de maíz azul, mientras que los hombres estaban dispuestos a pagar un 19% más. Por cada año adicional de educación, un consumidor estaba dispuesto a pagar un 1% más por las tortillas de maíz azul. Curiosamente, los ingresos de una persona no tuvieron ningún efecto sobre su voluntad de pagar más por tortillas de maíz azul. Muchas personas entrevistadas expresaron su preferencia por el maíz azul, pero comentaron que no siempre pueden encontrarlo en los mercados locales.

La información recopilada en estos experimentos de elección ayudará a los agricultores, mejoradores y otros actores a lo largo de la cadena de valor del maíz a tomar decisiones más informadas sobre la mejor manera de proporcionar variedades de maíz azul al público y brindar a los consumidores lo que quieren.

«Fue una experiencia muy interesante, nunca antes había participado en una encuesta como esta y creo que es importante tomarse el tiempo para pensar en nuestras decisiones sobre la comida», dijo Brenda López, una de las entrevistadas en el experimento de elección. López prefería las tortillas hechas a mano, especialmente las hechas con maíz azul. «Creo que tienen más sabor», dijo. «Acabo de comprar tortillas hechas a mano en el mercado antes de participar en esta encuesta, pero tuve que comprar blanco porque no había azul».

Otro entrevistado, Luis Alcántara, estuvo de acuerdo. «Prefiero el azul por el sabor, la textura, incluso el olor», dijo. “En casa comemos tortillas hechas a máquina porque es difícil encontrar tortillas hechas a mano, e incluso si las encuentras, no son azules. Compraríamos azul si pudiéramos.

Foto de portada: Tortillas de maíz azul. (Foto: Luis Figueroa)