CIMMYT se complace en anunciar cuatro nuevos híbridos de maíz disponibles para su adopción por parte de instituciones del sector público o privado, especialmente para aquellas instituciones interesadas en la comercialización y diseminación de semilla de maíz en Latinoamérica o en zonas agroecológicas similares; por lo que se les invita a solicitar licencia para la comercialización de estos nuevos híbridos, escalar su producción y entrega de los mismos a distintas comunidades agrícolas.
Fecha límite para solicitar licencia de comercialización
La fecha límite para la presentación de solicitudes de licencias de comercialización es el 31 de enero del 2025. Esta fecha límite es solo para ser considerados en la primera ronda de asignación de productos, ya que se podrán seguir recibiendo solicitudes de licenciamiento después de la fecha límite, pero dichas solicitudes serán consideradas paras las subsecuentes rondas de asignación de productos.
Los nuevos híbridos de maíz disponibles fueron identificados a través de un riguroso proceso de evaluación de germoplasma que duró años y de distintas etapas que culminó en los siguientes ensayos de etapa cinco: LT23-STG5-THW, LT23-STG5-THY, y 01-23MASTCHSTW. Se determinó que los productos cumplían con estrictos criterios de desempeño y aceptación por parte de agricultores conforme a los perfiles de producto de los programas de mejoramiento del CIMMYT, mismos que están particularmente diseñados para la generación de productos para pequeños agricultores de zonas bajo estrés ambiental de Latinoamérica.
Natalia Palacios e Itria Ibba posan junto con productoras de Oly, alimentos sin gluten, en el festejo del Día del Grano Entero celebrado en CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcon/CIMMYT)
Natalia Palacios e Itria Ibba posan junto con productoras de Oly, alimentos sin gluten, en el festejo del Día del Grano Entero celebrado en CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcon/CIMMYT)
En el campus principal del CIMMYT, Natalia Palacios, especialista en calidad de grano, explicó: «Hoy celebramos la importancia de consumir granos enteros de diversos cereales como maíz, trigo, arroz, mijo, avena, así como pseudocereales como amaranto, chía y quinoa, además de leguminosas. Cada uno aporta beneficios específicos para la salud intestinal y la flora intestinal, ayudando a prevenir enfermedades no transmisibles como diabetes, obesidad y sobrepeso. Este evento nos permite crear conciencia sobre la relevancia de los granos enteros y fomentar cambios graduales en nuestros hábitos alimenticios para mejorar nuestra salud y la del planeta.»
En el marco del Día Internacional del Grano Entero, CIMMYT reunió a emprendedores que transforman y promocionan productos basados en granos enteros. Por ejemplo, productores de maíces criollos de Tlaxcala y aliados como La Huerta Gosen, que combinan maíz con ingredientes como chía, quinoa, amaranto y nopal. También estuvieron presentes iniciativas que integran trigo entero con otros cereales, lo que ofreció opciones saludables e innovadoras.
Los cereales son esenciales para la dieta humana, ya que proporcionan más de la mitad de las calorías globales y son una fuente importante de carbohidratos, fibra dietética, proteínas de origen vegetal y micronutrientes. Asimismo, los cerelaes forman parte de la cultura alimentaria de varias regiones del mundo, sobretodo el grano entero.
Existen diferentes estudios científicos que han demostrado que el consumo de granos enteros reduce significativamente los riesgos de enfermedades crónicas y mortalidad prematura, incluyendo obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer; así como otros beneficios para la salud.
Natalia Palacios destacó que consumir granos enteros no implica un cambio radical, sino un proceso gradual: «No se trata de cambiar de un día para otro, pero podemos empezar a reducir el uso de harinas refinadas e integrar poco a poco más granos enteros. Así nuestro organismo se habitúa a estos alimentos, mejorando nuestra salud.»
Desde un enfoque nutricional, los alimentos a base de cereales, especialmente los integrales, son esenciales para una dieta equilibrada. Las personas que omiten estos alimentos pueden tener deficiencias de fibra y micronutrientes fundamentales para el organismo.
Los granos refinados, al eliminar el salvado y el germen durante su procesamiento, pierden nutrientes clave como fibra dietética y vitaminas. Aunque algunos países fortifican obligatoriamente los granos refinados para reemplazar estas pérdidas, no alcanzan los beneficios completos que ofrecen los granos enteros.
Además de los beneficios para la salud, los granos enteros tienen un impacto positivo en la sostenibilidad alimentaria. Su producción requiere menos procesamiento, lo que reduce el uso de recursos y desperdicios. Maria Itria Ibba, jefa del laboratorio de química y calidad de trigo, subrayó: «El consumo de granos enteros no solo beneficia nuestra salud, sino también la sostenibilidad del planeta.»
En este Día Internacional del Grano Entero, el mensaje es claro: integrar más alimentos de grano entero en nuestra dieta no solo promueve una vida más saludable, sino también un futuro más sostenible. Por ello, el CIMMYT colabora con especialistas internacionales, organismos globales y actores del sector público y privado para fortalecer los sistemas de semillas y agroalimentarios. Estas alianzas permiten a los pequeños productores adoptar prácticas más resilientes frente al cambio climático, mientras se impulsa una mejor nutrición para todos, avanzando hacia un mundo más saludable y equitativo.
Maize ears from CIMMYT's collection, showing a wide variety of colors and shapes. CIMMYT’s germplasm bank contains about 28,000 unique samples of cultivated maize and its wild relatives, teosinte and Tripsacum. These include about 26,000 samples of farmer landraces—traditional, locally-adapted varieties that are rich in diversity. The bank both conserves this diversity and makes it available as a resource for breeding.
Maíces nativos mexicanos. (Foto: Xochiquetzal Fonseca / CIMMYT)
En el México antiguo la tortilla se convirtió en un alimento común hasta el Periodo Clásico Mesoamericano —entre el año 200 y 900—, cuando proliferaron los comales . Antes de esta tardía aparición de las tortillas el alimento más común en Mesoamérica eran los tamales, pero debido a que las tortillas ofrecen la posibilidad práctica de servir en ellas casi cualquier tipo de alimento, rápidamente se popularizaron por toda la región, trascendiendo espacio y tiempo hasta nuestros días.
Actualmente en México se estima que cerca de la mitad de las 27 millones de toneladas de maíz que se cosechan anualmente se destina a la elaboración de tortillas. El consumo de este producto por persona es de aproximadamente 75 kilogramos al año —entre 7 y 10 tortillas diarias, en promedio—, hecho que hace de los tacos el platillo más consumido de forma cotidiana en México, pero también el de mayor variedad: hay tacos especiales para las diversas ocasiones, tacos representativos de cada región, de cada estado, cientos de variaciones según los gustos personales e incluso los hay propios para cada hora del día, como los de barbacoa, que suelen consumirse por la mañana; o los tacos al pastor, característicos de las correrías nocturnas y uno de los platillos mexicanos más reconocidos a nivel internacional.
De suadero, de carnitas, de guisado, de canasta, de carne asada, de birria, de cabeza, de lengua, placeros o simplemente de sal, los tacos hoy forman parte de la cultura nacional en un sentido amplio. No obstante, esto no siempre fue así; de hecho, la popularización de los tacos —y la detonación de su diversidad y comercialización— no ocurrió sino hasta el inicio del siglo XX, cuando la industrialización y el consecuente flujo migratorio hizo que en la Ciudad de México se popularizaran rápidamente las taquerías, las cuales se nutrieron con los platillos de las patrias chicas de los recién llegados.
Por supuesto, esto no significa que antes de la época porfiriana no existieran los tacos, sino que su consumo solía restringirse al ámbito doméstico. Además, fue en esta época donde los tacos demostraron su plasticidad gastronómica y cultural al incorporar y adaptar ingredientes y productos de otras latitudes, como los gyros del Medio Oriente —traidos por migrantes libaneses hacia 1920—, que dieron lugar a los tacos al pastor.
Además del guisado y la salsa, la tortilla es fundamental para que un taco sea memorable. ¿Qué determina que una tortilla tenga la calidad o las características adecuadas para hacer un buen taco? A veces, aunque la masa se haya trabajado correctamente, las tortillas no tienen la consistencia o la textura que los comensales prefieren y esto se debe a que además del procesamiento de la tortilla influyen características propias del maíz. Es decir, hay variedades de maíz más adecuadas que otras para hacer tortillas.
De acuerdo con un estudio de un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Querétaro, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Coahuila, la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), las características de los granos del maíz y la calidad tortillera constituyen un parámetro útil para ayudar en la caracterización del maíz y definir la calidad industrial del grano con respecto al producto que se desee elaborar.
El estudio muestra que existen maíces adecuados para la elaboración de tortillas en los cinco grupos raciales estudiados —Indígenas Antiguas, Exóticas Precolombinas, Mestizas Prehistóricas, Modernas Incipientes y Razas Nuevas—. Esto, luego de encontrar relaciones significativas entre características del grano y las asociadas a la calidad tortillera.
La calidad tortillera está asociada a la capacidad de absorción de agua, el rendimiento de masa y tortilla y la resistencia al corte de tortillas. Así, los maíces con alta capacidad de absorción de agua muestran un alto rendimiento de masa; sin embargo, para obtener un alto rendimiento de tortilla se requiere que el agua absorbida sea retenida durante la cocción y que haya una baja pérdida de peso, por eso es conveniente que los maíces que se emplean para la fabricación de tortillas muestren estas características.
El material de las 45 razas estudiadas fue proporcionado por el CIMMYT —el cual custodia el Banco de Germoplasma con la colección de maíz más importante del mundo, esto es, más de 28 mil variedades de maíz—. Gracias a este acervo y a la ciencia colaborativa entre instituciones fue posible identificar que existen variedades de maíz particularmente adecuadas para elaborar tortillas provenientes de diversas razas —Harinoso de ocho, Cónico, Jala, Olotillo, Tepecintle, Tuxpeño norteño, Vandeño, Zapalote Chico, Azul, Cristalino de Chihuahua y Fasciado—.
En el marco de la conmemoración del Grito de Independencia, celebramos la diversidad y la cultura del maíz que los mexicanos vivimos y construimos diariamente a través de la gastronomía, la historia, la ciencia y nuestro esfuerzo para construir un mejor futuro. Desde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), les deseamos felices fiestas patrias.
Se estima que el 84% de la agricultura familiar en todo el mundo se lleva a cabo en extensiones de tierra de menos de 2 hectáreas, lo que representa menos del 12% del área total dedicada a la agricultura. Este modelo de agricultura familiar se distingue por su enfoque en la producción alimentaria a escala reducida, lo cual suele implicar una mayor participación de la mano de obra familiar.
Además, se destaca por la contribución significativa de los ingresos agrícolas al total de los ingresos familiares, la comercialización de productos en los mercados locales y la posesión de tierras y otros activos por parte de las familias (FAO, 2019, p.2). En Colombia, del total del territorio dedicado a la agricultura familiar, aproximadamente el 12,3%, se destina al cultivo de maíz, lo que corresponde a un área de 14,086,870 hectáreas. Se siembra dos veces al año durante las temporadas de lluvia. En regiones con altitudes superiores a los 1700 msnm, donde los ciclos de cultivo son más prolongados, se realiza una sola siembra al año.
Plántulas de maíz (Foto: CIMMYT).
En América Latina y el Caribe, la agricultura ocupa más de un tercio de la superficie terrestre de la región, consume casi tres cuartas partes de sus recursos de agua dulce y es responsable del 46% de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Ante este panorama, se reconoce la urgencia de adoptar medidas que mitiguen los impactos ambientales del sector agrícola, especialmente en términos de gestión de residuos.
Una de las innovaciones propuestas para abordar esta problemática es la Economía Circular. Este enfoque busca transformar los residuos agroalimentarios en insumos orgánicos, cerrando así los ciclos de nutrientes y reduciendo la presión ambiental asociada a la agricultura. Al incorporar principios circulares en la cadena de valor agroalimentaria, no solo se promueve la sostenibilidad en las fincas de pequeños agricultores, sino que también se contribuye a minimizar los impactos negativos al medio ambiente, gestionando de manera más responsable y eficiente los residuos generados por este sector (CEPAL,2023).
En la vereda Bellavista, ubicada a una altura de 1847 msnm sobre la cordillera Occidental, los pequeños productores practican la agricultura familiar; en sus parcelas biodiversas también cultivan dos veces al año maíz nativo o criollo como el Limeño y el Diente de Caballo Amarillo y Blanco. La primera siembra se realiza entre marzo y abril, y la segunda entre agosto y septiembre, dependiendo del régimen de lluvias. Es común encontrar el maíz sembrado en asociación con frijol, aprovechando el tallo del maíz como guía de crecimiento. Además, se pueden observar asociaciones con plátano, arracacha, zapallo y yuca. Sin embargo, también se practica el monocultivo de maíz en la región.
Maíz (Foto: CIMMYT)
Entre las acciones colaborativas de los grupos de trabajo 1, 2 y 4 de la iniciativa Soluciones Positivas para la Naturaleza en la vereda Bellavista, se llevó a cabo el taller de grupo focal titulado “Diagnóstico Participativo del Sistema de Producción Tradicional de Maíz”, en el cual participaron pequeños agricultores pertenecientes a la Corporación Nacional Ambiental Agrícola y Pecuaria de Bellavista (CAMPAB). Durante el ejercicio, los productores intercambiaron prácticas culturales relacionadas con el cultivo de maíz. Se observaron ligeras diferencias en la aplicación de algunas técnicas que comparten el mismo principio, como la siembra en surcos con curvas a nivel y la labranza mínima (solo se mueve el suelo en el sitio donde se siembra la semilla). Además, se evidenció que la mayoría de ellos no llevan a cabo un plan de fertilización o un control fitosanitario, ya que no lo consideran necesario.
En cuanto a las prácticas de siembra, uno de los agricultores participantes del taller mencionó: “No deshierbo, solo lo hago donde cabe el azadón y hago los surcos de un metro. Siembro utilizando palín para que el grano encuentre raíz, pues el suelo parece muy duro (tres granitos por sitio entre 60 y 80 cm)”. Por otro lado, una agricultora compartió su práctica: “Remojo el maíz con una solución de salvia machacada para evitar las plagas y las aves y siembro dos granos por sitio”. Los dos agricultores realizan aporcado a los 20 días; otro de los agricultores aplica “un puñado de abono orgánico” y todos coincidieron en que “se dejan los residuos de la cosecha en el terreno como abono”.
Durante las jornadas de articulación entre los centros del CGIAR: CIMMYT y la Alianza Bioversity y CIAT, se llevo a cabo el Taller sobre Economía Circular en la finca. En este evento, se identificaron los principales residuos generados en las unidades productivas, obtenidos principalmente de la cosecha, la cocina y del estiércol de cerdos, pollos y reses. Estos residuos son materias primas potenciales para la producción de bioinsumos basados en el reciclaje de materia orgánica y nutrientes, lo que contribuye a la conformación de sistemas agroalimentarios sostenibles y la conservación de los recursos naturales. Además, esta práctica promueve el autoconsumo en las familias campesinas, la reducción de costos de producción y la generación de ingresos en fincas que se integran positivamente con la naturaleza. Con el ejercicio realizado en el taller la comunidad seleccionó las tecnologías de digestión anaerobia, compostaje, producción de biochar y el cultivo de mosca soldado negro como potenciales soluciones para implementar en las unidades productivas.
Así mismo, el taller permitió identificar los factores limitantes para la producción de maíz, como la pérdida de prácticas tradicionales en el manejo del cultivo, la conservación de la semilla, la transformación del maíz, las características nutricionales del suelo y una alta preocupación por el relevo generacional. Igualmente, se propusieron prácticas y tecnologías que pueden ayudar a resolver estas limitantes, como comprender y estudiar las tradiciones sobre las prácticas de almacenamiento de las semillas, el manejo del cultivo y la transformación del maíz. Las principales acciones propuestas durante el ejercicio para superar estos obstáculos incluyen promover la investigación, las tradiciones culturales y el consumo del maíz en los jóvenes, integrantes de semilleros de investigación (Herederos del Planeta y Cantarrana) y los estudiantes de secundaria del Colegio Agropecuario José María Falla.
Los centros del CGIAR: CIMMYT y la Alianza Bioversity y CIAT colaboran en la iniciativa Soluciones Positivas para la Naturaleza y el proyecto RUSTICA en el municipio de El Dovio, Valle del Cauca. Esto ha sido posible gracias a la participación de la Corporación Nacional Ambiental Agrícola y Pecuaria de Bellavista (CAMPAB) quienes han jugado un papel fundamental en la integración del semillero de investigación Herederos del Planeta y Cantarrana, y el Colegio Agropecuario José María Falla.
Las acciones derivadas del diagnóstico para apoyar la conservación y manejo de los maíces tradicionales bajo el modo de producción en agricultura familiar consistirán en el establecimiento de ensayos participativos, llevados a cabo junto con los agricultores, tanto hombres como mujeres de El Dovio, así como con investigadores de los centros del CGIAR, CIMMYT y la Alianza Bioversity y CIAT. Este ejercicio de investigación participativa está diseñado para evaluar bioinsumos elaborados a partir de residuos orgánicos en las fincas, con el fin de cubrir los requerimientos nutricionales del cultivo en parcelas de producción de semillas. Adicionalmente se brindará asistencia técnica para la implementación de una casa de semillas comunitaria, contirbuyendo así a la conservación de la agrobiodiversidad.
CIMMYT organiza evento en coordinación con la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady) para identificar las prácticas de la agricultura de conservación para mejorar la producción de maíz en Yucatán.
Planta de teocintle. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Planta de teocintle. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
El maíz, una de las plantas más fundamentales en la historia de la agricultura y la seguridad alimentaria, tiene sus raíces en una humilde planta llamada teocintle, la cual se encuentra en las regiones tropicales de América. El estudio de la evolución de esta planta ancestral arroja luz sobre cómo el maíz se convirtió en un alimento esencial para la humanidad.
Uno de los aspectos más interesantes de la domesticación del maíz es su contribución a la comprensión de los procesos evolutivos, y es que el maíz es un ejemplo fascinante de cómo la selección artificial puede dar forma a las características de una especie a lo largo del tiempo. Este proceso de selección ha sido esencial para aumentar el rendimiento y la resistencia del maíz, lo que a su vez ha contribuido a la seguridad alimentaria en todo el mundo. El maíz es la planta cultivada más diferente de su ancestro silvestre.
El teocintle del Balsas (Zea mays subsp. parviglumis) es una de las subespecies más notables de teocintle debido a su estrecha relación con el maíz domesticado. Esta subespecie se encuentra en la región del río Balsas, en Guerrero, México, que es considerada el centro de origen y diversificación del maíz. El teocintle del Balsas es particularmente interesante debido a su similitud genética con el maíz cultivado y su capacidad de cruzarse naturalmente con él. Estudios genéticos han demostrado que esta subespecie es la más cercana genéticamente al maíz, lo que sugiere que fue una de las fuentes principales en el proceso de domesticación.
El teocintle no ha desaparecido por completo. Aunque el maíz domesticado se cultiva en todo el mundo, el teocintle sigue creciendo de forma silvestre en algunas áreas. Esto plantea desafíos, ya que el teocintle puede cruzarse con el maíz cultivado. De hecho, en algunas de estas regiones donde aún crece de forma silvestre es considerado una maleza de difícil control por su similitud con el maíz.
El estudio del teocintle y su relación con el maíz es fundamental para comprender la evolución de uno de los cultivos más importantes del mundo y su impacto en la seguridad alimentaria. Esta historia de domesticación y adaptación continua nos recuerda la importancia de conservar la biodiversidad agrícola y gestionar cuidadosamente las interacciones entre las especies para garantizar un suministro sostenible de alimentos para las generaciones futuras.
Nepal es un país agricultor cuyo sector es el mayor generador de ingresos para la mitad de la población. Pese a esto, la realidad es otra pues el país no es capaz de producir las suficientes siembras para satisfacer las necesidades de este, por lo que los granos de arroz, maíz, y cereales deben importarse.
El envejecimiento de la población agricultora junto con la merma de interés entre los jóvenes hacia la agricultura es uno de los factores influyentes. Muchos de los jóvenes no ven al sector agricultor como una opción de empleo, por ello deciden viajar al extranjero para tener más oportunidades de trabajo. No obstante, hay algunos jóvenes como Pradeep Morya, que perciben a la agricultura como un negocio rentable.
“Es mejor trabajar arduamente en tu país natal que irse al extranjero y trabajar sin descanso”, señala Morya, un joven agricultor de 24 años de Banke, Nepal, quien es feliz viviendo cerca de su familia y que ha brindado su apoyo a la seguridad alimentaria de su país: “Me gusta trabajar en el campo sembrando una hectárea de maíz primavera”, explica. Mi actividad empresarial inicia con darle mantenimiento a mis siembras de maíz primavera, a las de calabazas y a las de los frijoles que sembré en una pequeña parcela de tierra para generar un ingreso extra.
Morya cultiva maíz de primavera, calabaza y judías (Foto: CIMMYT)
Morya, quien trabaja junto a su hermano mayor, ha usado 30 katthas de tierra (lo equivalente a 0.36 hectáreas) para sembrar las variedades de maíz primavera Pioneer 1899 y DK 9108. Su hermano, miembro de la Cooperativa de Mahatarkari en Duduwa, al occidente de Nepal, le ha compartido los conocimientos y la pericia que se requieren para la siembra del maíz primavera.
La Cooperativa Mahatarkari es una de las 50 cooperativas que trabajan en colaboración con el Proyecto de Semillas y Fertilizantes de Nepal (NSAF, por sus siglas en inglés) que el Centro Internacional para el Mejoramiento del Maíz y del Trigo (CIMMYT) puso en marcha. NSAF trabaja con las cooperativas para capacitar y aportarle a los agricultores de los conocimientos técnicos que afinen su potencial y el prohijamiento de las tecnologías modernas que puedan mejorar su sustento. Después de su participación en los programas organizados por la NSAF, Morya se va a cerciorar de seguir con las recomendaciones que recibió sobre la preparación del suelo, manejo de semillas, siembra, y así implementarlas en su campo.
DE REGRESO AL RANCHO FAMILIAR.
Hace algunos años, la situación era diferente. Morya, así como otros jóvenes nepaleses, viajó al extranjero a probar suerte en el ámbito laboral. Trabajo en Malasia por dos años hasta que se vio obligado a regresar a Nepal debido a la pandemia del Covid-19.
“Imagine que tendría un futuro resplandeciente yendo al extranjero, pero cuando llegue, la realidad fue otra”, recuerda. “Regrese a mi país antes del confinamiento que sucedió en el mes de abril del 2021, traía unos pocos ahorros y cuando llegue a Nepal, no tenía idea de mi propio futuro. Deje la escuela después del 5to año de primaria y fue muy difícil conseguir un trabajo decente ya que no contaba con ninguna formación académica ni habilidades”.
La agricultura ha proporcionado a Morya una fuente de ingresos sostenible en su país natal. (Foto: CIMMYT)
Ya que el país se encontraba en confinamiento, Morya decidió quedarse y ayudar a su familia con el rancho. Fue su hermano quien lo encamino en la siembra y fue adquiriendo los conocimientos para manejar el rancho y comenzó a obtener ganancias. Le atrajo dedicarse a la agricultura a largo plazo y ahora tiene una visión prometedora de ella.
“La agricultura necesita de esfuerzos constantes y con las aportaciones tecnológicas, el labrado se vuelve fácil y eficiente. Trabajo todos los días para segar las siembras en grandes cantidades que me den beneficios. Controlo la maleza, el riego y a las plagas”, señaló.
“También tengo ganado y obtengo forraje adecuado de la maleza y del maíz primavera para mis vacas y búfalos. Igual vendo leche en el mercado y me aseguro de sembrar vegetales no estacionales para obtener un precio justo como ingreso extra”. Con el apoyo recibido de su familia, Morya compro una motoneta que usa para llevar y vender sus productos.
Para afanar sus esfuerzos, Morya ha participado en la Red de la Comercialización del Maíz de Nepal y usa la aplicación de Geo Krishi para conocer sobre el mercado actual de los precios. “Antes de saber acerca de la comercialización de los cultivos, fue difícil obtener buenas cantidades por parte de los compradores”, explicó. “Ahora le hablo a los distribuidores locales y compradores para conocer el mejor valor comercial de mis granos. A veces, igual estudio el mercado. Luego, analizo el precio y vendo el maíz”. Él utiliza un sistema parecido para los vegetales no estacionales, ya sea que los venda en el mercado local o directamente a los consumidores por un precio más alto. “Tengo un ahorro de 1500 rupias nepalíes que son aproximadamente $11.00 dólares estadounidenses por día”, explica.
UNA VIDA PROMETEDORA
Con las ganancias obtenidas de su negocio agrario, Morya ha logrado cumplir su sueño de comprar una bicicleta y aportar para la construcción de una casa de ocho habitaciones donde su familia puede vivir cómodamente. “A mis amigos y a mi nos gusta rodar por las noches, también llevo a mi mamá a dar una vuelta, y ahora tengo el sueño de tener una vida próspera a lado de mi familia”.
Morya cumplió su sueño de comprarse una bicicleta (Foto: CIMMYT)
Gracias al apoyo otorgado por el proyecto de NSAF con un financiamiento generoso de USAID, jóvenes como Morya pueden ir en busca de una mejor vida para ellos y sus familias. Los programas de capacitación agraria han apoyado a los jóvenes a cumplir no solo sus necesidades básicas, sino que a alcanzar sus metas. Se espera que los esfuerzos en desarrollo empoderen a los agricultores a través de la ciencia e innovación para seguir apoyando a los jóvenes agricultores como Morya y así romper con las cadenas del desempleo tanto para sus propios beneficios y los de Nepal.
Vista general de uno de los pasillos del Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Vista general de uno de los pasillos del Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
México, país de origen y uno de los grandes centros de diversificación biológica del maíz, alberga también la colección más amplia e importante de este cultivo a nivel global. Con más de 28 mil muestras únicas de maíz, la colección es considerada un auténtico e invaluable patrimonio para la seguridad alimentaria de los mexicanos y la humanidad, y es custodiada en el Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, Estado de México.
“La colección comenzó en 1943 con pocas accesiones —unidad de conservación que comprende semillas o plantas y se identifica con un código para distinguirla de otras en un banco de germoplasma—. Estas fueron colectadas por Edwin Wellhausen y su equipo. Es decir, este 2023 se cumplen 80 años de esta que es considerada la colección de maíz más grande del mundo”, comenta Cristian Zavala, coordinador del Banco de Germoplasma del CIMMYT.
Inicialmente fue la colaboración entre el Gobierno de México y la Fundación Rockefeller la que impulsó las primeras colectas. Posteriormente, a finales de los ochenta y principios de los noventa, hubo un importante crecimiento de la colección —pasando de alrededor de 370 a 28 694 accesiones en sus 80 años de historia— gracias al programa LAMP (Programa Latinoamericano de Maíz, por sus siglas en inglés), el cual permitió que todas las colecciones de la región se respaldaran en el CIMMYT y se pusieran disponibles para el público, precisa Cristian.
Resguardar la biodiversidad del maíz no es la única tarea del Banco de Germoplasma del CIMMYT. Entre las tareas fundamentales de este espacio se encuentra la investigación de la diversidad genética, la regeneración del germoplasma —para garantizar que el material resguardado se mantenga viable— y la preparación de solicitudes de semillas —a través del CIMMYT, México hace alrededor de 1 500 envíos de semillas anuales a diferentes países y varias de esas semillas son de variedades resistentes a las nuevas condiciones climáticas—, entre otras tareas no menos importantes.
“La idea del banco de germoplasma siempre ha sido conservar a perpetuidad, pero siempre con la intención de utilizar, mejorar para brindar mejores condiciones de vida para los agricultores que los verdaderos dueños del germoplasma nativo. Esa siempre ha sido la intención, sí resguardar la diversidad genética, pero para el uso y beneficio de la humanidad”, enfatiza Cristian.
Un ejemplo de la importancia de la colección y del Banco de Germoplasma en México es el caso del maíz repatriado a Guatemala en 2016, cuando, aprovechando las reservas de semilla, el CIMMYT envió a colaboradores guatemaltecos 785 variedades de maíz nativo, incluyendo algunas de las variedades que se habían perdido por el paso del huracán Stan.
“Actualmente, a 80 años de que se inició la colección de maíz, la misión del Banco de Germoplasma del CIMMYT es básicamente ofrecer accesiones de maíz y trigo con información confiable, con semilla de calidad, sana y viable en términos de germinación para su uso y para mantener a perpetuidad las colecciones vivas y viables para todos”, concluye Cristian Zavala.
Un dicho popular mexicano dice que “a falta de amor, unos tacos al pastor”, pero aun sin importar el estado sentimental, la sociedad mexicana y el maíz tienen una historia común de la que se podría decir existe todo una “antropología de los sentidos”, en la que el maíz se disfruta además con los ojos, con el olfato, con el tacto, incluso se siente como una caricia al oído cuando unas hábiles manos palmean una “bolita” de masa y esta, en el comal, se infla indicando que la tortilla recién hecha está lista para satisfacer al paladar.
La industria de la masa y la tortilla en México, por cierto, es una de las más importantes en la cadena de valor del maíz: de las cerca de 27 millones de toneladas de maíz que se cosechan en México alrededor del 50 % se destinan al consumo humano —principalmente en tortillas—, lo que confirma que el maíz es la base de la alimentación de los mexicanos y principal fuente nutricional, con un consumo por persona de aproximadamente 297 kilogramos al año.
Aunque actualmente las tortillas son la forma más común de consumir maíz en casi todo el territorio nacional, esto no siempre fue así. Estudios arqueológicos sugieren que entre los antiguos pueblos mesoamericanos el tamal fue el alimento esencial en todos los estratos sociales —actualmente se conocen alrededor de 370 tipos de tamales en México—, mientras que la tortilla no se convirtió en un alimento común sino hasta que proliferaron los comales en la época Clásica en el altiplano central, es decir, la adopción de la tortilla fue tardía.
“No hay que confundir los sopes con las garnachas”, dice otro dicho popular mexicano. Y es que las diferentes elaboraciones del maíz incluyen, además de las tortillas como elemento indispensable de los tradicionales tacos, elotes, tortillas, enchiladas, chilaquiles, tostadas, chalupas, gorditas, molotes, peneques, sopes, quesadillas, tlacoyos, pozoles, atoles, bebidas —como el orique, tesgüino, tejuino, piznate, menjengue, tejate, pozol, chorote, saka’ y tascalate—, panes, zalbutes, memelas, pellizcadas, ahogaperros, canutillos, bocoles, totopos, panuchos, entre otros cientos de elaboraciones.
El consumo de maíz en sus diferentes preparaciones llega a aportar hasta 50% de las calorías en la dieta de los mexicanos. Además, los usos culinarios de las diferentes razas de maíz son diferenciados: mientras que muchas de ellas se emplean en la elaboración de la mayoría de los usos comunes (tortillas principalmente), otras se aprovechan en productos especiales.
En el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, Estado de México, existe un banco de germoplasma que conserva la colección de maíz más grande e importante del mundo, la cual incluye estas razas y variedades de maíces de especialidad. También existe un laboratorio, el Laboratorio de Calidad de Maíz Evangelina Villegas donde se estudian las propiedades de estos maíces para aprovecharlas en beneficio de la nutrición de la población tanto de México como de otros países donde se consume maíz.
La siguiente infografía elaborada por el CIMMYT ilustra algunos de los aspectos esenciales para comprender la riqueza gastronómica y la importancia nutricional del maíz en la dieta de los mexicanos:
Veracruz.- La seguridad regional y nacional alimentaria depende de varios factores, entre los que destacan el mantenimiento y fortalecimiento de un sistema de investigación y desarrollo incluyente, que sea capaz de proporcionar continuas mejoras en todos los aspectos de los sistemas productivos utilizados por los agricultores, que haga frente a la diversidad agroecológica, económica y social de un país, y que sea dinámica para responder a los retos del cambio climático.
Las zonas productoras de maíz para grano abierto, por ejemplo, son vulnerables a la variabilidad climática, por lo que los cambios en las condiciones climáticas repercuten directamente en la calidad y cantidad de la cosecha. Ante esta situación, muchos productores buscan alternativas más eficientes para sus sistemas de producción o bien cambiar sus cultivos por otros que puedan ofrecerles mayor rentabilidad.
A nivel nacional, sin embargo, cerca de dos millones de productores de pequeña escala siembran maíz sobre todo para autoconsumo. Para la mayor parte de ellos, que además tienen una cultura y economía basada en el maíz, optar por cultivos diferentes no es la mejor opción, por lo que una solución posible es hacer más viable su sistema de producción.
Para contribuir a este propósito, investigadores de DECOTUX y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se dieron a la tarea de identificar los métodos de sistematización del proceso de producción del maíz y comprender su relación con los indicadores climáticos en las comunidades de la Sierra de Santa Martha en Veracruz, esto, debido a la necesidad de adaptación de los productores de la sierra veracruzana ante los efectos del cambio climático.
La investigación referida se realizó en cinco comunidades de Veracruz en 2021: Plan Agrario, Encino Amarillo, Ocotal Texizapan, Ocotal Grande y Ocotal Chico; dentro de los municipios Mecayapan, Soteapan y Tatahuicapan de Juárez, los cuales se encuentran dentro de la Reserva de la Biosfera de los Tuxtlas, en la Sierra de Santa Martha, Veracruz.
A través de esta investigación, que incluyó recorridos y entrevistas con productores, se identificó que los meses de junio y agosto presentaron precipitaciones convenientes para el requerimiento hidrológico del maíz —con una precipitación promedio de 6 mm por día—, lo que los convierte en los meses óptimos para su siembra. De hecho, las parcelas sembradas en este periodo mostraron un mejor comportamiento y un rendimiento de una tonelada promedio, mientras que las parcelas que se sembraron a finales de julio tuvieron un rendimiento inferior.
Otro aspecto relevante que se identificó en la zona fue que, aunque las semillas híbridas tienen un mejor desarrollo en planta y mayor rapidez en crecimiento, su maíz es más propenso a las lluvias y más susceptible a hongos y pudrición, a diferencia de los maíces nativos que tienen una mayor resistencia, pero son muy susceptibles al estrés hídrico, además que hacia el mes de septiembre los vientos del norte hacen que ese maíz caiga debido a que alcanzan una altura de hasta 3 m. Esto propicia que se pierda mucha cosecha, porque el grano no se alcanza a polinizar y las mazorcas quedan incompletas.
Ya que el comportamiento climático sigue cambiando, también es necesario trabajar en la adaptación de los métodos de siembra y la identificación de las mejores prácticas que permitan a los agricultores hacer frente a los efectos del cambio climático. En este sentido, este estudio —realizado en el marco de MasAgro-Cultivos para México— contribuye a la comprensión de las dinámicas agrícolas que, a su vez, permitirán identificar las prácticas más adecuadas para los productores locales.