Categorías
Explicativos Noticias Uncategorized

Tips para aprovechar el poder regenerativo de las leguminosas

Leguminosas en etapa de floración y formación de vainas, fundamentales para la biodiversidad del suelo y la seguridad alimentaria. (Foto: CIMMYT)
Leguminosas en etapa de floración y formación de vainas, fundamentales para la biodiversidad del suelo y la seguridad alimentaria. (Foto: CIMMYT)

Las legumbres son una fuente esencial de proteínas vegetales, además, enriquecen el suelo gracias a su capacidad de fijar el nitrógeno. En el Día Mundial de las Legumbres, compartimos algunos consejos clave para su cultivo exitoso:

Elige la legumbre adecuada para tu región

Selección de frijol, una legumbre clave en la alimentación y la seguridad alimentaria de México. (Foto: CIMMYT)
Selección de frijol, una legumbre clave en la alimentación y la seguridad alimentaria de México. (Foto: CIMMYT)

Cada legumbre tiene necesidades específicas. En México, el frijol es el cultivo más representativo y se adapta a diversas condiciones de siembra. Otras opciones incluyen el cacahuate, el chícharo y el garbanzo, que pueden mejorar la biodiversidad del agroecosistema.

Mejora la fertilidad del suelo

Cosecha de cacahuate en un sistema diversificado con maíz, una práctica que mejora la fertilidad del suelo y promueve la seguridad alimentaria. (Foto: CIMMYT)
Cosecha de cacahuate en un sistema diversificado con maíz, una práctica que mejora la fertilidad del suelo y promueve la seguridad alimentaria. (Foto: CIMMYT)

Las leguminosas forman una simbiosis con bacterias fijadoras de nitrógeno, lo que reduce la necesidad de fertilizantes químicos. Para potenciar este proceso, es recomendable sembrarlas en asociación con otros cultivos como el maíz.

Implementa rotación y diversificación de cultivos

Productor implementa la rotación y diversificación de cultivos con leguminosas en laderas. (Foto: CIMMYT)
Productor implementa la rotación y diversificación de cultivos con leguminosas en laderas. (Foto: CIMMYT)

Alternar legumbres con cereales u otras especies mejora la calidad del suelo, previene plagas y enfermedades, y permite un uso más eficiente de los nutrientes.

Conserva la humedad y protege el suelo

Leguminosas en maduración sobre rastrojo, una práctica que conserva humedad y mejora la fertilidad del suelo. (Foto: CIMMYT)
Leguminosas en maduración sobre rastrojo, una práctica que conserva humedad y mejora la fertilidad del suelo. (Foto: CIMMYT)

El uso de cobertura vegetal, como rastrojos, protege el suelo de la erosión y mantiene la humedad necesaria para el desarrollo de las leguminosas, especialmente en regiones con lluvias irregulares.

Ajusta las fechas de siembra

Ajustar la siembra al ciclo de lluvias optimiza la humedad y el crecimiento de las leguminosas. (Foto: OpenAI 2025)
Ajustar la siembra al ciclo de lluvias optimiza la humedad y el crecimiento de las leguminosas. (Foto: OpenAI 2025)

Las condiciones climáticas afectan la productividad. Adaptar las fechas de siembra al ciclo de lluvias y temperaturas locales mejora los rendimientos y garantiza una cosecha más estable.

Promueve la sustentabilidad con prácticas agroecológicas

Barreras vivas establecidas en el campo para reducir la erosión, conservar la humedad del suelo y favorecer el crecimiento de cultivos como las legumbres en sistemas agroecológicos. (Foto: CIMMYT)
Barreras vivas establecidas en el campo para reducir la erosión, conservar la humedad del suelo y favorecer el crecimiento de cultivos como las legumbres en sistemas agroecológicos. (Foto: CIMMYT)

El establecimiento de barreras vivas y el uso de agricultura de conservación ayudan a retener suelo y humedad, ya que favorece el crecimiento de legumbres en zonas con pendientes o suelos degradados.

Integra las legumbres en sistemas agroalimentarios resilientes

Productores cosechan y limpian cacahuate en campo, una leguminosa clave para la diversificación de cultivos y la seguridad alimentaria en sistemas agroecológicos. (Foto: CIMMYT)
Productores cosechan y limpian cacahuate en campo, una leguminosa clave para la diversificación de cultivos y la seguridad alimentaria en sistemas agroecológicos. (Foto: CIMMYT)

Las legumbres no solo enriquecen la dieta, sino que fortalecen la seguridad alimentaria y la identidad cultural de muchas comunidades. Su cultivo sostenible es clave para la resiliencia agrícola.

Aprovecha estos consejos y contribuye a un sistema alimentario más sustentable con el cultivo de legumbres.

 

Categorías
Noticias

Legumbres, aliadas de la alimentación y del suelo

Productor de Candelaria, Campeche, muestra su cosecha de frijol mungo, generada a partir de semilla proporcionada a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT. (Foto: Fernando Morales Garcilazo / CIMMYT)
Productor de Candelaria, Campeche, muestra su cosecha de frijol mungo, generada a partir de semilla proporcionada a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT. (Foto: Fernando Morales Garcilazo / CIMMYT)

Desde tiempos prehispánicos, el frijol ha sido un pilar de la dieta y la cultura agrícola en México. Sin embargo, en años recientes, el país ha experimentado un aumento en las importaciones de esta leguminosa, alcanzando en 2023 un volumen histórico de aproximadamente 313 mil toneladas (INEGI, 2023). Este crecimiento de las importaciones se debe, entre otros factores, a las sequías que han propiciado la disminución de la producción en los estados tradicionalmente productores.

Aunque en México el frijol es la leguminosa por excelencia, no es la única que se cultiva. Actualmente, hay una gran diversidad de opciones disponibles para que las familias agricultoras elijan de acuerdo con sus necesidades y preferencias. Estas opciones incluyen cultivos como el frijol mungo (Vigna radiata), dólicos (Dolichos lablab), gandules (Cajanus cajan), cacahuates, entre otros.

La inclusión de leguminosas en los sistemas de producción representa además una estrategia clave para fortalecer la seguridad alimentaria y mejorar la salud del suelo. Investigaciones desarrolladas en las plataformas de investigación que impulsan el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores han demostrado que el uso de estas especies contribuye significativamente a la fertilidad del suelo, reduciendo la necesidad de fertilizantes sintéticos y, por lo tanto, los costos de producción. 

Las leguminosas tienen una característica agronómica excepcional: en simbiosis con bacterias del género Rhizobium, pueden fijar nitrógeno atmosférico y convertirlo en una forma utilizable por las plantas. Este proceso reduce la dependencia de fertilizantes nitrogenados, cuyo uso excesivo puede degradar los suelos y generar impactos ambientales negativos. Además, la rotación y asociación de cultivos con leguminosas mejora la calidad del suelo, la disponibilidad de nutrientes y ayuda a controlar plagas de manera natural.

IMG_0682

A través de la red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores que están estratégicamente distribuidas en gran parte del territorio nacional, cada ciclo productivo se suma evidencia de la ventaja de incorporar las leguminosas a los sistemas productivos. En la plataforma de Tlaltizapán, Morelos, durante el ciclo primavera-verano 2023, por ejemplo, la combinación de camas permanentes, rotación con leguminosas (dólicos) y el mantenimiento del 100% de los residuos del cultivo permitió mayores rendimientos, efecto que ha sido observado especialmente en condiciones de sequía prolongada.

En la plataforma de San Miguel Tlacamama, también en Oaxaca y en el mismo ciclo productivo, la cobertura proporcionada por las leguminosas (en sistemas asociados de maíz-frijol) ayudó a reducir costos en el control de arvenses, beneficiando a los agricultores con un ahorro significativo.

Por su parte, en Chiapas, la diversificación de cultivos con leguminosas ha reportado beneficios consistentes, por lo que esta tecnología ahora forma parte del Menú de tecnologías validadas – Maíz y frijol en Chiapas que recientemente publicó el CIMMYT. En este documento se señala que en la plataforma de Comitán (ciclo primavera-verano 2022) las asociaciones maíz-canavalia y maíz-dólicos mejoraron significativamente la biomasa y la producción de grano de maíz. Estos resultados son relevantes considerando que en esta región de Chiapas el rendimiento promedio de maíz es muy bajo (de apenas 1.5 toneladas por hectárea —t/ha—) debido, sobre todo, a la pérdida de materia orgánica.

De igual manera, en la plataforma de Ocosingo, Chiapas, la diversificación de cultivos con leguminosas ha demostrado ser una estrategia efectiva para mejorar la eficiencia en el uso del suelo. La asociación de maíz con frijol mungo, dólicos, gandules y cacahuates ha permitido cosechas adicionales, con el beneficio extra de que las leguminosas ayudan a reducir plagas en el maíz mediante la diversificación funcional (atracción de insectos benéficos y/o como cultivo trampa). 

Las legumbres, que son las semillas que se cosechan de las leguminosas, han acompañado al ser humano desde la prehistoria, no solo como alimentos emblemáticos (como el frijol para México o el garbanzo para las culturas mediterráneas), sino como aliadas en la sostenibilidad de los sistemas productivos. Su capacidad para ayudar a regenerar el suelo, reducir el uso de insumos sintéticos y diversificar las fuentes de ingreso de los agricultores las convierten en una pieza clave para la seguridad alimentaria del futuro.

Cada 10 de febrero el mundo celebra el Día Mundial de las Legumbres, recordándonos su importancia en la nutrición y la agricultura sostenible. En México, donde el frijol es un símbolo de identidad y tradición, es fundamental fortalecer la producción de esta y otras leguminosas a través de prácticas agronómicas más sustentables. Con el respaldo de plataformas de investigación como las aquí referidas esta tarea es posible.

Categorías
Noticias

Fortalecimiento de alianzas con el gobierno y el sector privado en Malawi

Científicos del CIMMYT y socios del sector privado fotografiados durante una cena organizada por el director general del CIMMT, Bram Govaerts, en Lilongwe, Malawi. (Foto: Tawanda Hove/CIMMYT)

El Objetivo 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas llama a “Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible”. El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) respondió a este llamado a la acción al organizar recientemente una cena colaborativa para fortalecer los lazos entre el Centro, el sector privado y los socios gubernamentales en Malawi.

Organizada por el director general del CIMMYT, Bram Govaerts, la cena siguió a la visita del Enviado Especial de EE. UU. para la Seguridad Alimentaria Mundial Cary Fowler, Dina Esposito, Asistente del Administrador, Oficina de Resiliencia y Seguridad Alimentaria de USAID y otro personal de USAID para discutir y presenciar el nuevo Programa Acelerado Iniciativa de Innovación para la Entrega (AID-I) en acción.

“Los desafíos de hoy no requieren un enfoque de un solo sector, sino uno pluralista en el que los socios de los sectores público y privado acuerden trabajar de la mano con organizaciones de ciencia para el impacto como el CIMMYT y otros centros de CGIAR”, dijo Govaerts en su discurso de apertura en el evento. “Estoy muy agradecido por su apoyo y su presencia hoy es un testimonio de nuestra armoniosa solidaridad y espíritu de colaboración para abordar la seguridad alimentaria y nutricional”.

Govaerts interactúa con representantes del gobierno y de la agroindustria en una cena organizada en Lilongwe, Malawi. (Foto: Tawanda Hove/CIMMYT)

Govaerts interactúa con representantes del gobierno y de la agroindustria en una cena organizada en Lilongwe, Malawi. (Foto: Tawanda Hove/CIMMYT)

A la reunión asistieron actores de la industria de semillas, distribuidores de insumos agrícolas, procesadores de alimentos y representantes gubernamentales, incluida la Directora de Servicios de Investigación Agrícola, Grace Kaudzu, quien expresó su agradecimiento por la reunión.

“Como gobierno, nuestro papel es crear un entorno propicio para que el sector privado prospere y los socios de desarrollo progresivo siempre son bienvenidos. Tales reuniones nos permiten escuchar las necesidades de colegas y socios de otros sectores para crear este entorno”, dijo.

Malawi ha establecido una hoja de ruta ambiciosa donde las exportaciones de leguminosas y la producción de maíz se incrementarán significativamente. El proyecto AID-I encaja con esta hoja de ruta ya que se enfoca en fortalecer los sistemas de semillas de maíz y leguminosas y abordar las limitaciones sistémicas en ambas cadenas de valor.

La cena facilitó aún más que los actores del sector privado se reunieran con varios especialistas del CIMMYT, desde expertos en sistemas de semillas, científicos del suelo, fitomejoradores y fisiólogos de plantas. Según Peter Setimela, especialista en sistemas de semillas del CIMMYT, estas reuniones son fundamentales, ya que permiten que una diversidad de socios sepa lo que el otro tiene para ofrecer.

“El CIMMYT tiene mucha experiencia que estos socios del sector privado pueden aprovechar”, dijo Setimela.

El proyecto AID-I busca ampliar las innovaciones, tecnologías y modelos comerciales existentes y de alto potencial en lugar de iniciar otros nuevos. Esto solo tiene sentido considerando que el período de implementación es de solo dos años y la ampliación de las innovaciones existentes brinda mayores perspectivas de éxito.

El representante regional del CIMMYT, Moses Siambi, calificó el evento como un éxito y citó la gran participación de los socios.

“La efectividad de nuestras intervenciones depende de la solidez de las relaciones que tenemos con nuestros socios. Una asistencia tan masiva es indicativa de las relaciones cordiales entre el CIMMYT y el sector privado en conjunto con el gobierno”, dijo Siambi.

Govaerts cerró el evento destacando que al aprovechar el potencial del poder de convocatoria, el futuro es brillante independientemente de la realidad del cambio climático y los conflictos geopolíticos.

Categorías
Noticias

Frijol, una legumbre que da identidad a los pueblos de México

Productor de Larráinzar, en el estado mexicano de Chiapas, muestra una de las variedades de frijol que cultiva en su milpa. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Productor de Larráinzar, en el estado mexicano de Chiapas, muestra una de las variedades de frijol que cultiva en su milpa. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Las legumbres son los frutos —semillas contenidas en una vaina— que producen las leguminosas —frijoles, habas, lentejas, cacahuates, etcétera—.  Son una gran fuente de proteínas vegetales y, en el plano agronómico, mejoran con sus propiedades la tierra en la que se cultivan pues poseen la singular capacidad de aportar nitrógeno a la tierra de cultivo. 

La fijación biológica del nitrógeno proporciona muchos beneficios funcionales para los agroecosistemas y ayuda en los esfuerzos para reducir los efectos ambientales negativos por el uso de fertilizante nitrogenado. 

En los sistemas de cultivo de cereales, las leguminosas, en simbiosis con rizobios —bacterias fijadoras de nitrógeno—, aportan la mayor entrada de nitrógeno fijado mediante esta vía. 

En México el frijol es la leguminosa por excelencia. Aunque el país cubre la mayor parte de su demanda de frijol, entre 2003 y 2019 importó alrededor de 123 mil toneladas anuales para complementar la demanda interna. En 2021 se registraron importaciones históricas, y en 2022 los menores niveles desde 2015 debido a significativos excedentes en la cosecha nacional.

El frijol se cultiva en prácticamente todo México, sin embargo, son ocho las entidades que producen tres cuartas partes de la producción nacional: Zacatecas, Sinaloa, Durango, Chihuahua, Chiapas, Nayarit, Guanajuato y San Luis Potosí.

Componente esencial de la milpa, el frijol ha formado parte importante de la dieta de los mexicanos y de su economía desde tiempos prehispánicos, por lo que forma parte de la cultura gastronómica del país.

“El pueblo mixe (ayuukjä’äy) —en el estado mexicano de Oaxaca— posee una cultura rica y distintiva. Su organización social, sincretismo cultural, música y gastronomía son característicos, así como su lengua (ayuuk) y su milpa, cuyos productos, particularmente el frijol, forman parte de su identidad y sus manifestaciones culturales”, comenta Zenaida Pérez Martínez, de la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL).

“Preparado en tamales, el frijol es el acompañante indispensable del caldo mixe, un aromático y tradicional platillo que se consume en fiestas patronales y ocasiones especiales. También en la alimentación cotidiana es fundamental: con el grano seco se elaboran el “frijol en amarillo”, la pasta de frijol para la infaltable tortilla embarrada y el frijol caldoso, que es uno de los platillos comunes en la zona”, puntualiza Zenaida. 

La ingesta de frijol es una forma de completar la calidad proteica de una dieta basada en maíz, ya que su proteína es deficiente en lisina y triptófano y el frijol contiene una cantidad de lisina suficiente para compensar esto.

En la región mixe se cultivan diversos frijoles en el sistema milpa. Destaca el ‘Frijol Gordo’ (Phaseolus dumosus) —que también se aprovecha en ejotes— y  el frijol ‘Ayocote’ (Phaseolus coccineus). 

Además de estos frijoles, hay otra leguminosa que comúnmente se establece en la región mixe: el chícharo. Este “se siembra en septiembre como cultivo de invierno porque es resistente a las heladas y se desarrolla bien con la humedad residual; se consume hervido o en guisos, tamales y las típicas empanadas de chícharo de la región”.

A pesar de la diversidad, los rendimientos no siempre son adecuados. En ocasiones, las familias productoras apenas alcanzan a cubrir sus necesidades de consumo debido a diversos factores: las pendientes pronunciadas que predominan en la región, la labranza convencional que prevalece, las lluvias irregulares de ciclos recientes y fechas de siembra que no aprovechan todo el potencial de los cultivos.

Para que las leguminosas sigan siendo parte de la cultura del pueblo mixe, la AMDSL y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueven innovaciones sustentables en la región: se han establecido barreras vivas —plantas que se colocan perpendiculares a la pendiente— para evitar la pérdida de suelo, se han ajustado las fechas de siembra y se ha promovido la agricultura de conservación.

Así, también se busca fortalecer la seguridad alimentaria y potenciar los beneficios de las leguminosas para mejorar los suelos —ya que además son un abono verde con grandes aportes de biomasa— y para que sigan siendo parte de la identidad, alimentación y cultura de los pueblos de México.