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Un recorrido por parcela dice más que mil palabras

Recorrido por parcelas de productores participantes en el proyecto Agriba Sustentable en el Bajío (México) (Foto: Agriba Sustentable)
Recorrido por parcelas de productores participantes en el proyecto Agriba Sustentable en el Bajío (México) (Foto: Agriba Sustentable)

“Agricultores, representantes de la agroindustria, técnicos e investigadores nos dimos cita para recorrer parcelas de trigo donde se ha implementado agricultura de conservación como base para una agricultura sustentable”, comenta Arturo Ortiz, quien brinda acompañamiento técnico a productores del Bajío en el marco del proyecto Agriba Sustentable. 

Agriba Sustentable es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Su propósito es impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano que abastecen con su grano a Grupo Trimex, acercándoles tecnologías pertinentes y sostenibles para minimizar el impacto ambiental y reducir sus costos de producción.

“En la parcela del señor Jesús Porras, por ejemplo, lo interesante es que se trata del primer ciclo bajo el sistema de agricultura de conservación, pero en comparación con el resto de sus parcelas con manejo convencional —donde se extraen los residuos de la cosecha del ciclo anterior para venta de forraje y hay un mayor trabajo de suelo — en esa parcela se nota un desarrollo óptimo y podría igualar o mejorar la rentabilidad y el rendimiento con respecto a las otras”.

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable cuyos componentes básicos son la mínima labranza —que mejora la estructura del suelo—, la cobertura del suelo con rastrojo —para protegerlo de la erosión y conservar humedad— y la diversificación de cultivos. Sus beneficios son notables sobre todo después de varios años de practicarse, pero, como en el caso del señor Jesús, esos beneficios pudieron ser  visibles desde el primer ciclo de haberse implementado. 

“La parcela del señor Marcelino Vázquez tiene más de 10 ciclos ininterrumpidos en el sistema de agricultura de conservación. En los tres recientes, además, se ha incluido la siembra de veza (Vicia sativa) como cultivo de servicio, dando como resultado una tonelada más de grano en la zona del cultivo de servicio”, precisa Arturo Ortiz.

“El señor Juan Solís ya tiene varios ciclos trabajando con agricultura de conservación, él incluso ha adaptado su maquinaria y ha tenido rendimientos en trigo superiores al promedio regional. Y señor Ignacio Guillen, él ha mejorado sus suelos significativamente con agricultura de conservación ya que en su zona hay problemas de sodicidad, suelos delgados y degradados. Incluso había zonas de sus parcelas donde no se desarrollaban los cultivos y ahora ni se notan”. 

Arturo Ortiz explica que este tipo de recorridos permite a otros agricultores observar de forma directa los beneficios de la agricultura de conservación y escucharlos en voz de los productores que participan en Agriba Sustentable. Además, durante los recorridos los datos sobre rendimientos, costos de producción y rentabilidad adquieren otro sentido, al igual que las tecnologías que se promueven en el proyecto y entonces la agricultura de conservación, las curvas a nivel, la fertilidad integral, el manejo agroecológico de plagas, entre otras, dejan de ser conceptos abstractos para reflejarse en resultados concretos. 

Con los agricultores como protagonistas, estos recorridos en el marco de Agriba Sustentable se replican por todo el Bajío mexicano y dan testimonio de la asesoría de calidad que brinda el proyecto. Así, con resultados visibles, otros agricultores pueden darse cuenta de la importancia de realizar una agricultura sustentable que, además de ser amigable con el medioambiente, es más rentable para ellos y mejora significativamente la fertilidad y calidad de sus suelos para la producción agrícola, finaliza Arturo Ortiz.

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Acciones frente a la escasez de agua

La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y se prevé que este porcentaje aumente si no se adoptan medidas urgentes. En México, aunque la cobertura nacional de agua potable es de 96.1% (CONAGUA, 2021), cada vez más comunidades experimentan una disminución en el abasto y, de hecho, se estima que cerca del 30% de los que sí reciben el líquido no lo tienen en calidad ni cantidad suficiente (UNAM, 2019). 

De acuerdo con el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), México es uno de los 25 países del mundo que enfrenta un mayor estrés hídrico, situación que pone en el centro del debate al sector agropecuario porque a la vez que es uno de los más afectados por la escasez de agua, también es el que más utiliza el agua extraída de los ríos, lagos y acuíferos (a nivel global el 70% del agua extraída se usa para riego. En México este porcentaje se estima entre 76 y 78%).

Ante este contexto, proyectos como Cultivando un México Mejor, impulsado por HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), contribuyen a la gestión sostenible del agua en la agricultura gracias a prácticas como la Agricultura de Conservación (sistema donde, a grandes rasgos, se hace mínima labranza y el suelo se cubre con rastrojo) y el riego por goteo. 

Con estas prácticas sustentables, durante 2020 (año particularmente seco de acuerdo con los registros históricos de CONAGUA) se notó un ahorro de más de un millón doscientos mil litros de agua (1,205 m³) en el volumen total aplicado por hectárea mediante riego en el cultivo de cebada. Esto representa un ahorro de un poco más de 20% en el consumo de agua en comparación con la agricultura convencional.

El potencial de las prácticas promovidas; sin embargo, puede ser todavía mayor: al comparar el uso de agua y el rendimiento de grano en la agricultura convencional y la Agricultura de Conservación promovida por el proyecto (tanto con riego por surcos como por goteo) se observó que, si bien los rendimientos no difirieron significativamente entre los sistemas de producción, el uso del agua de riego sí fue significativamente menor con prácticas sustentables. 

En promedio, el experimento de campo de cebada-maíz (desarrollado de 2016 a 2020 con comparaciones en paralelo en parcelas de agricultores) mostró que el uso del agua de riego fue 17% menor con Agricultura de Conservación que con labranza convencional; aproximadamente 36% menor con el riego por goteo que con el riego por surcos en la labranza convencional; y 40% menor con riego por goteo y Agricultura de Conservación combinados en comparación con la agricultura convencional con riego por surcos.

En un contexto de escasez de agua a nivel global, cada gota cuenta y proyectos como este, que acercan el conocimiento científico a los productores mediante prácticas simples y efectivas, contribuyen a cuidar los valiosos recursos naturales de los que depende la subsistencia de las sociedades. 

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Agricultura de Conservación y Milpa Intercalada con Árboles Frutales, una buena combinación

En Oaxaca, más del 60% de los suelos están erosionados y los cambios en el uso del suelo han favorecido ciclos de barbecho más cortos, empeorando la degradación. En el caso de los agricultores en laderas, la Agricultura de Conservación y la Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) pueden combinarse exitosamente para reducir la erosión y mejorar la seguridad alimentaria, refiere un nuevo estudio de un grupo de investigadores de la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), publicado recientemente.

El estudio es relevante en muchos sentidos. Primero, porque son pocos los estudios científicos orientados a identificar y/o evaluar prácticas adecuadas y viables para los pequeños productores en laderas. Segundo, porque se llegó a considerar que la Agricultura de Conservación y la agrosilvicultura ―la combinación de árboles y cultivos agrícolas, como en el sistema MIAF― no eran compatibles. 

Gracias a este estudio se confirma que la Agricultura de Conservación ―sistema que tiene por componentes básicos la mínima labranza, la cobertura del suelo y la diversificación de cultivos― y el MIAF no solo son prácticas complementarias como algunos autores ya habían sugerido, sino que constituyen una vía para la intensificación sostenible y adaptada localmente del sistema de producción tradicional a través de cambios de bajo costo que se encuentran dentro de las posibilidades de los agricultores. 

Los investigadores establecieron, desde 2014, el mismo diseño experimental en dos lugares de Oaxaca ―en los municipios de Santa María Teopoxco y Tamazulápam del Espíritu Santo― para evaluar la Agricultura de Conservación con MIAF junto con agricultores locales. La diversificación de cultivos ―a través de la rotación de cultivos, cultivos múltiples, cultivos de relevo o agrosilvicultura― fue lo que más incrementó los rendimientos del sistema, hasta 1.4 toneladas por hectárea (t/ha) en Teopoxco y 1.7 t/ha en Tamazulápam. 

El estudio señala que el mayor uso de insumos a través de una mayor fertilización o encalado no incrementó la rentabilidad lo suficiente como para justificar su uso. En cambio, la labranza cero y la retención de residuos aumentaron los rendimientos y redujeron los costos de producción. En suma, la Agricultura de Conservación con MIAF resultó un sistema rentable y de alto rendimiento que también redujo el riesgo de los agricultores al proporcionar varias cosechas al año. 

En este sentido, el estudio destaca que en los ciclos en que la cosecha principal fracasó, los árboles frutales pudieron producir debido a su diferente estación de crecimiento en comparación con el maíz. Ya que el cambio climático aumentará la frecuencia de tales temporadas de cultivo, la diversificación de cultivos mejoraría la resiliencia de la producción de los pequeños agricultores, reduciendo el riesgo de fracaso general de los cultivos. En el caso de este estudio, la inclusión de un cultivo de relevo de chícharos en Teopoxco y el multicultivo de maíz-hoja de higuera-calabaza-frijol en Tamazulápam permitieron que los sistemas fueran más productivos.

Los investigadores concluyen que la rotación de cultivos y la labranza cero fueron las prácticas que más aumentaron los rendimientos del maíz, y señalan que los rendimientos de las variedades de maíz autóctonas se pueden aumentar de forma sostenible en los sistemas de cultivo de laderas de pequeños agricultores sin necesidad de insumos costosos. Por supuesto, las investigaciones para identificar y/o validar las mejores prácticas agrícolas para los sistemas en laderas aún debe continuar, pero este estudio sin duda representa un gran avance en la materia.

El estudio completo puede ser consultado gratuitamente en la revista Frontiers in Agronomy, la cual publica investigaciones rigurosamente revisadas por pares sobre temas relacionados con la agronomía: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fagro.2021.787507/full

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La evidencia habla

Querétaro.- Los municipios de Pedro Escobedo y San Juan del Río, en Querétaro, conforman una zona de alta producción de maíz y cebada (debido a las condiciones de riego y los suelos profundos y fértiles). El sistema de producción convencional que predomina en la zona, sin embargo, presenta una problemática compleja: el laboreo excesivo de cada año (subsuelo, barbecho, rastreo doble, tabloneo, surcado) conlleva altos costos de producción, el uso indiscriminado de plaguicidas y la fertilización con bases empíricas ocasiona que estas acciones sean excesivas en algunos elementos y deficientes en otros y, además, la baja disponibilidad de agua hace que en algunos ciclos los productores no puedan establecer cultivos de invierno. 

Las prácticas sustentables que pueden dar respuesta a esta problemática tienen como base al sistema de Agricultura de Conservación (mínima labranza, cobertura del suelo y diversificación de cultivos), el uso racional de fertilización con base en análisis de suelo y el Manejo Agroecológico de Plagas. En este sentido, en la plataforma de investigación San Juan del Río III colaboran el despacho Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro (SAQ) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para evaluar distintas prácticas agrícolas a fin de identificar las mejores para los productores de la zona. 

Entre los resultados recientes de esta plataforma de investigación destaca que la siembra en camas anchas, independientemente del sistema de labranza, permite obtener mayores rendimientos tanto de maíz como cebada. Además, este sistema asemeja un riego terciado, lo que supone un importante ahorro de agua. La reformación de camas anchas o angostas tiene un costo similar cuando se maquila; sin embargo, en camas anchas se reduce el tiempo de operación y por lo tanto el gasto de combustible. 

Una menor labranza implica un menor costo de producción (en la plataforma se han tenido ahorros de $3,600 por hectárea en cada ciclo por este concepto), menor tiempo requerido para preparar el terreno y mejora en las características físicas, químicas y biológicas del suelo. En este sentido, los beneficios de las camas permanentes son evidentes: mientras que el sistema de labranza convencional se requiere hacer barbecho, paso doble de rastra y formación de camas; en camas permanentes solo se reforma la cama cada ciclo. 

Entre los productores de la región existe la creencia de que dejar rastrojo sobre la superficie del suelo afecta el desarrollo y rendimiento de la cebada. No obstante, en la plataforma se ha observado que la cantidad de rastrojo que se queda sobre la superficie tiene un marcado efecto en el rendimiento del cultivo subsecuente. En 2017, por ejemplo, el rendimiento del cultivo aumentó con una mayor cantidad de rastrojo (lo cual podría estar relacionado principalmente con un mayor aprovechamiento del agua). Esto, a pesar de que se presentaron bajas temperaturas y se observó un ligero daño en las hojas de la cebada. 

Con estos resultados, la recomendación general para la zona es dejar al menos el 50% del rastrojo que se produce en cada ciclo. Los beneficios se observarán en un mayor aprovechamiento del agua, menor incidencia de malezas y mayor rendimiento de grano. Los productores que estén interesados en conocer más sobre estas prácticas sustentables puede visitar la plataforma que está ubicada en la localidad de El Organal, en San Juan del Río, Querétaro. 

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Sustituyen fertilizantes químicos con estiércol de bovino

San Pedro, Coah.- La Comarca Lagunera (Coahuila y Durango) es considerada la cuenca lechera más importante del norte de México, cuenta con alrededor de 450 mil cabezas de ganado bovino que demandan una alta cantidad de granos y forraje para su alimentación y que a su vez producen anualmente cerca de un millón de toneladas de estiércol. Con estas cifras, ¿cómo es posible hacer que en esta región la producción de forrajes sea sostenible?

La Agricultura de Conservación —sistema sustentable basado en el mínimo movimiento del suelo, la cobertura con rastrojo y la diversificación de cultivos— y el uso de residuos orgánicos (estiércol) como fuente de fertilización son una opción viable y mediata para implementarse en la Comarca Lagunera y lograr que producción de forrajes sea efectivamente sostenible. La aplicación de estiércol en tierras de cultivo proporciona un beneficio ecológico al depositar nutrientes como nitrógeno y fósforo en el suelo (el nitrógeno del estiércol se encuentra principalmente en forma de amoniaco y las plantas lo usan como nutriente).  

Para evaluar este sistema de labranza y compararlo con la labranza convencional de la región —basada en un continuo movimiento del suelo que favorece la erosión—, investigadores de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que colaboran en la plataforma de investigación San Pedro, Coahuila, establecieron un experimento con maíz forrajero antes de establecer el sistema de Agricultura de Conservación, evaluando dos sistemas de labranza (labranza reducida y labranza convencional) y dos fuentes de fertilización (inorgánica y estiércol) —el acondicionamiento en labranza reducida se preparo con rastreo doble y la labranza convencional se realizo subsuelo, barbecho y rastreo doble—.

En las parcelas con fertilización orgánica se aplicaron 90 toneladas por hectárea de estiércol bovino previo a la siembra de maíz (incorporándose al suelo con dos pasos de rastra). En las parcelas con fertilización química se aplicaron 300 kg de nitrógeno por hectárea (utilizando al sulfato de amonio como fuente). Luego de la cosecha, se evaluó el rendimiento de forraje.

Si bien la siembra de agricultura convencional y de labranza reducida con fertilización inorgánica dieron los mayores rendimientos de materia seca, los rendimientos con fertilización orgánica fueron aceptables para ambos sistemas. La literatura existente reporta que es posible aportar todo el requerimiento de nitrógeno para los cultivos con la aplicación de estiércol, lográndose rendimientos similares o mayores que con el uso de fertilizantes inorgánicos. Por lo que, en el caso del sistema de Agricultura de Conservación y fertilización con estiércol bovino, es necesario aplicaciones adicionales de fertilizantes inorgánicos durante los primeros tres años para ayudar a la liberación del nitrógeno contenido en los residuos de cosechas. 

La reducción de labranza es una necesidad para minimizar la erosión del suelo; sin embargo, se requiere la incorporación de materia orgánica para reducir la compactación. La aplicación de estiércol como fuente de nutrientes y como mejorador de suelo por la aportación de materia orgánica es una opción para el aprovechamiento de los residuos de la industria lechera en la Comarca Lagunera. Además, esto  ayuda a mitigar la contaminación por estos desechos. A pesar de que los rendimientos fueron menores que con las fuentes inorgánicas, la mineralización del estiércol es un proceso relativamente lento por lo que los mejores efectos se esperan a mediano y largo plazo.

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Soluciones adecuadas para suelos compactados

En el Ejido San Antonio, municipio de Tekax, Yucatán, viven los productores Rodolfo May Caamal y Manuel de Jesús Ek Balam, socios de la Asociación de Productores Mixtos Agropecuarios del Sur de Yucatán (APROMASY), una organización de productores que surgió con el apoyo de Educampo. 

Desde el año 2019, Rodolfo y Manuel han aplicado principios de Agricultura de Conservación en sus parcelas —en colaboración con el Hub Península de Yucatán del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— como una alternativa para reducir y evitar la compactación que limita la funcionalidad y productividad de sus suelos. 

En la región se siembra maíz, soya y sorgo en un esquema de agricultura mecanizada de temporal, por eso es normal encontrar compactación del suelo y piso de arado —una capa tan compactada que no permite que las raíces de los cultivos la traspasen— a una profundidad de tan solo 25 o 35 cm; por supuesto, esta compactación limita el desarrollo de los cultivos y la infiltración del agua.

Obtener un diagnóstico de las parcelas de Rodolfo y Manuel fue fundamental para el equipo técnico del Hub Península de Yucatán, ya que en Tekax el 62% de la tierra no es apta para la agricultura —en una considerable parte del territorio crece la selva— y, como en gran parte de la Península de Yucatán, los suelos generalmente tienen escasa profundidad y gran cantidad de piedras o afloramientos de roca, así que ya sean unos cuantos metros cuadrados o varias hectáreas, el suelo es un recurso muy valioso. 

Derivado del diagnóstico se propuso realizar una labranza vertical o subsoleo —una técnica que permite aflojar el suelo, pero sin removerlo— y evaluar su efecto. Así, se instaló una parcela demostrativa. Si bien el primer ciclo no se concretó la producción de frijol debido a eventos climáticos, en el siguiente ciclo —cuando se cultivó soya— el efecto del subsoleo fue notablemente favorable y permitió lograr un rendimiento promedio de 2 toneladas por hectárea.

Además del mínimo movimiento del suelo —que favorece su estructura—, los productores han comenzado a cubrir sus parcelas con el rastrojo del ciclo anterior —para incrementar la materia orgánica entre otros beneficios—.  Su participación, y la de organizaciones como APROMASY, es importante para la difusión de prácticas sustentables que permitan cuidar un recurso tan valioso y limitado como el suelo. 

Aunque es necesario continuar con la evaluación del efecto de la labranza vertical en Tekax e integrar otras prácticas sustentables, la experiencia generada hasta el momento tiene el potencial de impactar a una gran cantidad de productores y hectáreas con una Agricultura Sustentable.

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¿Qué le pasa al suelo después de 22 años de movimiento continuo?

Soledad de Graciano Sánchez, SLP.- Más de 40% de los suelos agrícolas a nivel mundial han perdido su fertilidad natural debido al excesivo laboreo y la poca materia orgánica que se reincorpora a su perfil (Blum y Eswaran, 2004). Por esta razón, diversos acuerdos internacionales ―como el tratado de París sobre el cambio climático y el calentamiento global― han establecido que es necesario incrementar en 0.4% la materia orgánica de los suelos a fin de asegurar la producción de alimentos para la creciente población mundial.

Por décadas, los suelos de la región Altiplano de San Luis Potosí se han preparado para la siembra con un barbecho y uno o dos pasos de rastra. Este movimiento continuo destruye la estructura del suelo, diluye la materia orgánica y acelera su oxidación, incrementa el escurrimiento y favorece la compactación.

Además, predomina la práctica de retirar los esquilmos (rastrojos o residuos del cultivo anterior) para usarlos como forraje y el libre pastoreo después de la cosecha reduce la cantidad de residuos de los cultivos que se reincorpora al suelo. Esta forma de producción agrícola, al practicarse de forma sistemática por años, desgasta el potencial productivo de los suelos y reduce su fertilidad y —en consecuencia— el volumen de las cosechas.

La Agricultura de Conservación es un sistema que permite acumular materia orgánica en el suelo, así como reducir la erosión eólica e hídrica (al proteger la superficie del terreno). Un estudio a largo plazo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desarrollado de forma conjunta con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y diversos colaboradores en San Luis Potosí ha evaluado el efecto de este sistema en la acumulación de materia orgánica en el suelo.

El trabajo se desarrolló en la plataforma de investigación San Luis, ubicada en el ejido Palma de la Cruz, municipio de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí. El estudio inició en 1995 con diferentes formas de preparación del suelo. En 2017 se tomaron muestras de suelo de dos tratamientos: uno en que se ha barbechado y pasado la rastra (labranza convencional) y otro en que no se ha movido el suelo y se ha cubierto con los rastrojos (Agricultura de Conservación).

El análisis estadístico mostró diferencias significativas entre ambos tratamientos. Por ejemplo, en el caso de la materia orgánica seca acumulada (peso de los residuos de raíz) en dos estratos del suelo (primeros cinco centímetros), el tratamiento con Agricultura de Conservación reportó 29.52 toneladas por hectárea (t/ha). En cambio, en el tratamiento con labranza convencional fue de solo 1.62 t/ha.

Este mismo análisis se realizó para el caso específico de los cultivos establecidos en el área de estudio, obteniéndose resultados similares a favor de la Agricultura de Conservación, hecho que refleja que este sistema genera mejores condiciones físicas en el suelo, que permitieron un superior desarrollo de la raíz de los cultivos de maíz y avena forrajera.

Con respecto a la captura de carbono, el total de carbono en el perfil del suelo con Agricultura de Conservación fue de 7.86 t/ha, en comparación con las 2.59 t/ha en labranza convencional, lo cual destaca la importancia de no remover el suelo (invertir su perfil) con métodos de labranza para poder acumular el carbono en la zona de siembra. Además, el carbono contenido en las raíces se mantiene en el suelo y no es liberado como CO2, lo cual reduce la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Las diferencias notables en el peso de los residuos de raíz y las cantidades de carbono capturado ponen de relieve los efectos del movimiento continuo del suelo por años (en el caso de la labranza convencional) y la importancia de la Agricultura de Conservación como un sistema efectivo para incrementar la materia orgánica en el suelo por arriba del 0.4% señalado en el tratado de París como un indicador para mantener y mejorar la fertilidad del suelo y mitigar los efectos del calentamiento global y el cambio climático.

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León, Guanajuato, apuesta por la investigación agrícola

Técnicos, estudiantes y autoridades locales recorrieron la plataforma de investigación León, en el municipio del mismo nombre, en Guanajuato. La plataforma inició operaciones en el ciclo primavera-verano 2019 y es resultado de la colaboración entre el Gobierno municipal —a través de la Dirección General de Desarrollo Rural—, la Universidad De La Salle Bajío, la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) —del Gobierno estatal— y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La plataforma, ubicada en el rancho Los Ramírez, es una de las creadas más recientemente en el marco del programa MasAgro Guanajuato —de la SDAyR y el CIMMYT— y un espacio para realizar y validar prácticas agronómicas sustentables que permitan a los productores desarrollar cultivos rentables sin afectar al medioambiente y garantizar, a su vez, la seguridad alimentaria de la población.

De manera particular, la plataforma de investigación busca soluciones a diversos problemas relacionados con la producción de forraje en condiciones de riego en la zona centro-oeste de Guanajuato. Adicionalmente, a través de ella se difunden innovaciones agronómicas —como el Manejo Agroecológico de Plagas (MAP), que permite reducir la aplicación de plaguicidas potencialmente nocivos para la salud humana— y se establecen y exhiben vitrinas de maíces para silo y cultivos alternativos.

En el recorrido también participaron María del Socorro Durán, vicerrectora de la Universidad De La Salle, y Rodolfo Ponce, director general de Desarrollo Rural de León, quienes resaltaron la importancia de la colaboración y la innovación para responder a los desafíos actuales del campo guanajuatense.

Con Agricultura de Conservación —sistema de producción sustentable basado en la mínima labranza, la cobertura del suelo y la rotación de cultivos— como base de sus investigaciones, la plataforma de León busca generar las estrategias adecuadas para desarrollar en los productores las capacidades que les permitan —desde la práctica de una Agricultura Sustentable— incrementar sus rendimientos; disminuir sus costos de producción; y, sobre todo, cuidar la principal infraestructura de su actividad productiva: los suelos y el agua.

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Se optimiza el uso de insumos para mejorar la rentabilidad en Jalisco

El desarrollo de un algoritmo regional para el sensor GreenSeeker® permitirá una fertilización eficiente.
Por: Abel Saldivia y Adrián Carrillo.
6 de junio de 2017.

San Martín de Hidalgo, Jal.– El pasado martes 6 de junio se llevó a cabo la presentación de resultados del ciclo primavera-verano 2016 en la plataforma de investigación de San Martín de Hidalgo, Jalisco. Al mismo tiempo, se realizó una capacitación sobre uso y calibración de sembradoras de precisión. Al evento asistieron 26 personas, entre productores y técnicos de la región. Además se contó con la participación de Enrique Silva, Gabriel Martínez y Abel Saldivia por parte del CIMMYT y el equipo técnico de ASSUJAL, despacho que colabora con el Hub Bajío.

San Martín de Hidalgo se caracteriza por presentar un clima semicálido subhúmedo, con una precipitación promedio anual de 800-1,100 mm. El sistema de producción regional se caracteriza por requerir un elevado costo de producción, más de $25,000/ha; a pesar de que los rendimientos son altos en comparación con la media nacional, 9.6 t/ha en 2015 (SIAP, 2017), la dependencia de insumos externos reduce la rentabilidad. Aunado a esto, las prácticas de labranza del sistema convencional contribuyen a la degradación física y química del suelo, a la contaminación ambiental por el uso indiscriminado de pesticidas y fertilizantes químicos.

Con base en esta problemática, en 2015 se instaló una plataforma de investigación bajo condiciones de temporal en la que se evalúan tecnologías generadas con base en los principios de Agricultura de Conservación (AC) en comparación con el sistema de producción tradicional, se realizan trabajos de calibración y validación del sensor GreenSeeker® con el objetivo de optimizar el uso de fertilizantes.

Durante su participación, el maestro en ciencias, Adrián Carrillo, de ASSUJAL, quien funge como responsable técnico de la plataforma, explicó los beneficios de la siembra en plano bajo un sistema de cero labranza. Si bien el rendimiento de grano fue similar en el sistema convencional como en AC, los rendimientos son más estables y existe una mayor rentabilidad de este último, además de los beneficios inherentes de AC sobre las propiedades físicas y químicas del suelo. Asimismo, dijo que se trabaja con el desarrollo de un algoritmo regional para el uso del sensor GreenSeeker® que permitirá una fertilización de acuerdo con los requerimientos del cultivo, y así reducir la fertilización excesiva, la cual tiene impactos negativos sobre el ambiente y la economía del productor.

Los asistentes consideraron oportunos y pertinentes los resultados de investigación y mostraron un fuerte interés por el uso de tecnologías como el sensor GreenSeeker®, que ayuda a la toma de decisión en cuanto a la cantidad de fertilizante requerido para el cultivo, ya que este insumo representa uno de los mayores costos en el sistema de producción. Del mismo modo, expresaron su inquietud por capacitarse en temas que les permitan conocer estrategias para resolver problemas comunes en el proceso de transición hacia la AC, como es el manejo de malezas.

Finalmente, el ingeniero Gabriel Martínez, del equipo de Maquinaria, de CIMMYT, instruyó a los asistentes sobre el uso y calibración de una sembradora de precisión, y recalcó la importancia de establecer una densidad adecuada de siembra para lograr un óptimo rendimiento del cultivo y de semilla, que involucra un alto costo de producción. Al mismo tiempo, se presentaron nuevos equipos de maquinaria que estarán operando en la región, para el conocimiento de los productores.

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Visita a la plataforma de investigación en INIFAP-Querétaro

Evaluación de los diferentes tratamientos de labranza con AC.
Por: Dr. Alfredo Tapia Narranjo de INIFAP y Dr. Daniel Mora Guttierrez.
8 de junio de 2017.

San Juan del Río, Qro.- En el marco del Convenio INIFAP-CIMMYT para la participación del Sitio Experimental Querétaro en la estrategia MasAgro, el doctor Simon Fonteyne realizó dos visitas a las plataformas de investigación establecidas en el módulo demostrativo y de transferencia de tecnología Regina del INIFAP-Querétaro, ubicada en el ejido La Llave, San Juan del Río.

El doctor Fonteyne funge como coordinador nacional de plataformas MasAgro y en su primera visita lo acompañó Amador Aguillón, entonces coordinador de plataformas de los estados de Querétaro, Jalisco y Michoacán en el Hub Bajío, ambos constataron los avances de las actividades.

Se destacó la representatividad de las plataformas, en riego y en temporal, cuyas condiciones edafológicas representan 60% de los suelos agrícolas del estado de Querétaro; esto en cuanto al tipo de suelo clasificado como Feozem, poco profundo (30-40 cm), pH de 8 ligeramente alcalino y bajos en contenido de materia orgánica 1.4 o menos.

Los visitantes fueron atendidos por Manuel Mora Gutiérrez, director del INIFAP en Querétaro y Alfredo Tapia Naranjo, investigador responsable de las plataformas. El doctor Mora expuso a los visitantes los antecedentes de investigación en materia de labranza de conservación realizados por el INIFAP en la región desde 1992, señalando también los esfuerzos del FIRA en materia de promoción y más recientemente por el CIMMYT con la estrategia MasAgro.

Mora Gutiérrez, especialista en edafología y con amplia experiencia en labranza de conservación, explicó que los tratamientos de este tipo están diseñados para que puedan adaptarse de forma sencilla con la propia maquinaria e implementos que disponen los pequeños productores de Querétaro.

La plataforma de riego durante el ciclo agrícola de primavera-verano (PV) se cultiva con maíz, y en el ciclo otoño-invierno (OI) con cebada maltera o avena forrajera. Ambos cultivos representan poco más de 50% de la superficie que se establece durante OI en la entidad. Esta plataforma evalúa los siguientes tratamientos de maíz:

1. Cero labranza con sembradora tradicional, adecuada a cero labranza
2. Cero labranza con sembradora de labranza cero
3. Labranza vertical (1 cinceleo) con sembradora de labranza cero
4. Labranza reducida (2 rastreos) con sembradora tradicional
5. Labranza convencional (1 barbecho y 2 rastreos) con sembradora tradicional
6. Labranza vertical (1 cinceleo) con sembradora tradicional

Los seis tratamientos de sistemas de labranza van acompañados de cuatro dosis de nitrógeno en dos repeticiones.

Al momento de la visita, la plataforma de riego tenía cebada maltera en etapa de emergencia con la variedad Alina. Este cultivo fue establecido con labranza cero, teniendo como base los tratamientos de labranza del cultivo anterior, que fue maíz.

En la plataforma de temporal, los tratamientos se pueden observar en el cuadro 1 y, al igual que en la plataforma de riego, se busca generar información para que los pequeños productores de temporal practiquen la labranza de conservación con los propios implementos de los que disponen. La precipitación en Regina durante el ciclo del cultivo es menor a 300 mm, esta condición es representativa aproximadamente de 80% de las 85,000 ha que se siembran anualmente de maíz de temporal en la entidad, cuyo destino es principalmente el autoconsumo.

En PV 2016, la plataforma de temporal se sembró con frijol como una alternativa de rotación, ya que después del maíz esta leguminosa es el cultivo de mayor importancia en temporal con una superficie de poco más de 10,000 hectáreas (ha) cultivadas. Con la tecnología de manejo agronómico en la plataforma de temporal, se busca reducir el riesgo inherente a un temporal deficiente, ya que los siniestros por sequía suelen alcanzar más de 70 y 80% de la superficie cultivada con maíz y frijol, respectivamente, como fue el caso de PV 2011.

En la segunda visita, el doctor Fonteyne estuvo acompañado por Abel Saldivia en su calidad de coordinador de los estados de Querétaro, Jalisco y Michoacán, del Hub Bajío. En esta visita, la cebada se encontraba en formación de espiga y su desarrollo ha sido sin contratiempos.

En el caso de la plataforma de temporal, se presentó a los visitantes los datos de rendimiento de frijol obtenidos; destacaron los tratamientos de labranza cero con cinceleo en sanja, 1.7 t/ha, labranza cero y labranza vertical con sembradora de labranza convencional.

En esta evaluación se empleó la variedad de frijol pinto Saltillo, la cual se generó en el campo experimental Saltillo del INIFAP. Se trata de una variedad desarrollada específicamente para condiciones de temporal crítico y que ha sido evaluada en el módulo Regina desde el año 2012. Ha tenido una aceptación creciente por los productores queretanos y el mercado.

La visita concluyó con una sesión de preguntas y comentarios de los visitantes del CIMMYT sobre las acciones de continuación para el ciclo PV 2017 y la documentación de resultados obtenidos en cinco años consecutivos en un libro sobre la Agricultura de Conservación que se editará en un futuro próximo.