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Identifican insectos que ayudan al control biológico de plagas

De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: ejemplares adultos de: Polydontomia curvipes, Paragus sp., Toxomerus mutuus, Eupeodes sp., Leucopodella sp., y Toxomerus politus capturados en el Batan, Texcoco, Estado de México. (Foto: Abel Saldivia)
De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: ejemplares adultos de: Polydontomia curvipes, Paragus sp., Toxomerus mutuus, Eupeodes sp., Leucopodella sp., y Toxomerus politus capturados en el Batan, Texcoco, Estado de México. (Foto: Abel Saldivia)

Los sírfidos son una familia de moscas que se cuenta entre las más numerosas, pues se reconocen 284 géneros y 6 674 especies a nivel mundial. En México, se conocen 58 géneros y 325 especies. La mayoría de los sírfidos adultos visitan las flores para alimentarse de polen y néctar, y es común que se les confunda con abejas y avispas; sin embargo, se les puede distinguir por el tamaño de sus ojos y que solo presentan un par de alas. Además, muchos sírfidos presentan rayas, bandas o patrones en el cuerpo, con combinaciones de colores brillantes (amarillo, rojo) y tonos oscuros (que pueden ser metálicos).  

Otra característica de los sírfidos es que durante el vuelo pueden quedar suspendidos en el aire y desplazarse rápidamente de un lado a otro. Muchas especies son reconocidas como polinizadores esenciales en ambientes naturales y agrícolas. Las larvas, por otro lado, son importantes depredadores de pulgones, trips —insectos plaga que se alimentan de la savia de las plantas— y gusanos de cuerpo blando. Una larva de tercer instar —etapa de desarrollo—, que es la más voraz, puede consumir hasta 168 pulgones en un día, aunque este número depende de varios factores como la especie de sírfido o la temperatura ambiental.  

Durante el ciclo primavera-verano 2021, en la estación experimental de El Batán, en Texcoco, Estado de México, se desarrolló un estudio para medir la diversidad de artrópodos —categoría de animales invertebrados entre los que están los insectos, arácnidos y crustáceos— en un campo de maíz donde se plantó también un borde de plantas que producen abundante floración para propiciar la diversidad de especies de artrópodos. 

En dicho espacio se instalaron 15 trampas malaise —un tipo de trampas diseñadas para insectos voladores— a diferentes distancias del borde de flores y se dejaron expuestas durante un periodo de dos a siete días, cada semana. Así, se encontró una cantidad importante de sírfidos. Aunque esta familia (Diptera, Syrphidae) se encuentra presente durante todo el año, lo estuvo en mayor proporción durante los meses de agosto a noviembre cuando el borde de flores presentaba mayor cantidad de plantas con abundante floración (mostaza y eneldo) —aunque los campos contiguos se siembran principalmente con maíz y trigo, también hay campos de girasol y alfalfa que sirven de alimento y refugio a una amplia diversidad de artrópodos—. 

La trampa malaise está diseñada para captura de insectos voladores y consisten en una malla de interceptación de vuelo, con un recipiente donde se almacenan los insectos en alcohol. (Foto: Abel Saldivia)
La trampa malaise está diseñada para captura de insectos voladores y consisten en una malla de interceptación de vuelo, con un recipiente donde se almacenan los insectos en alcohol. (Foto: Abel Saldivia)

Los artrópodos recolectados fueron clasificados. Esto permitió conocer que hay especies que se encuentran en algunas fechas de captura y en otras no, además de la abundancia de cada una de estas. En total, se identificaron 15 morfoespecies —grupos de organismos que pueden ser de una o de diferentes especies, pero que comparten características comunes—.  

La especie que predominó fue Polydontomia curvipes, la cual se presentó durante todo el periodo de captura. El género más diverso es Toxomerus, donde se han identificado tres especies y varios individuos solo a nivel de género. La especie más abundante de este género fue T. marginatus, seguido por T. politus, la cual generalmente se encuentra en asociación con maíz ya que el adulto se alimenta de polen y sus larvas se han reportado como depredadoras de larvas de gusano cogollero y pulgones. También se encontró la presencia de T. mutuus y se encontraron dos especies del género Allograpta (A. obliqua y A. exotica) que son importantes depredadores de pulgones.  

Existen programas de control biológico de plagas agrícolas que consideran la liberación de sírfidos, pero para su establecimiento se requieren condiciones adecuadas. Reconocer la diversidad de organismos que ayudan al control biológico de plagas en los agroecosistemas permite también establecer medidas para su reproducción y preservación; en este sentido, la diversidad de especies vegetales se traduce también en diversidad de artrópodos, que como en el caso de los sírfidos, brindan diversos servicios ambientales.  

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Pulgones en la cebada, hacia un manejo sin plaguicidas

Los pulgones o áfidos son insectos que aumentan su población en condiciones de altas temperaturas. (Ilustración: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Los pulgones o áfidos son insectos que aumentan su población en condiciones de altas temperaturas. (Ilustración: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Los pulgones son una plaga que se alimenta de la savia de diversos cultivos, particularmente trigo y cebada. Al alimentarse, estos insectos “chupadores” debilitan las plantas y pueden provocar el desarrollo deficiente del cultivo, reduciendo su rendimiento entre 30 y 50 % si no son manejados adecuadamente —ocurren pérdidas significativas particularmente cuando hay más de 60 pulgones por tallo durante la etapa de floración—.

Además del significativo daño relacionado con el rendimiento, las ninfas y adultos de pulgones ocasionan diversos daños a los cereales de grano pequeño, como la inyección de toxinas, la transmisión de virus —como el del enanismo amarillo de la cebada (BYDV, por sus siglas en inglés)—, distintos tipos de estrés, falta de nutrimentos suficientes, y la inhibición del llenado del grano. Incluso el líquido dulce que secretan, conocido como mielecilla, causa un daño indirecto porque aumenta el contenido de impurezas en el grano durante la cosecha y, sobre todo, porque propicia el desarrollo de un hongo que afecta la fotosíntesis de la planta.

Entre las especies de pulgones que atacan a los cereales destacan el pulgón de la espiga (Sitobion avenae), el pulgón amarillo del follaje (Metopolophium dirhodum), el pulgón negro del follaje (Rhopalosiphum padi), y los transmisores de la enfermedad viral BYDV, que son el pulgón ruso (Diuraphis noxia) y el pulgón verde del follaje (Schizaphis graminium), siendo este último una de las especies más predominantes en los cultivos de trigo y cebada.

Los pulgones o áfidos son insectos que aumentan su población en condiciones de altas temperaturas, por esto es necesario realizar el muestreo del cultivo a partir de la etapa de encañe y determinar qué tanta población existe tanto del insecto plaga como de insectos benéficos y otros organismos, ya que entre estos existen parasitoides, entomopatógenos  —microorganismos capaces de causar una enfermedad al insecto plaga— y depredadores que pueden contribuir al control de los pulgones. 

En la región de El Bajío, en México, a través del proyecto Cultivando un México Mejor —de HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se ha promovido el aprovechamiento de la biodiversidad para el control de pulgones a fin de disminuir el uso de insecticidas y consolidar una producción sustentable de cebada. 

Al priorizar una agricultura basada en prácticas sustentables también se ha favorecido a las poblaciones de insectos benéficos, mismas que se han aprovechado para el control de pulgones: las catarinitas o cajitas —familia Coccinellidae—, por ejemplo, depositan más de 300 huevecillos en hojas o tallos cerca de colonias de pulgones. Las larvas, oscuras y con forma de “caimancitos”, llegan a consumir hasta 500 presas por día, siendo los pulgones uno de sus principales alimentos. 

Otro insecto depredador de pulgones es el “León de los áfidos”, conocido comúnmente como crisopa (Crysoperla sp.), que es muy voraz en estado larvario y llega a devorar más de 200 presas por día, contribuyendo a reducir la población de pulgones significativamente. Algunos otros insectos benéficos encontrados en el cultivo de trigo y cebada en El Bajío son el Collops sp. y catarina rayada (Paranaemia vittigera).

Finalmente, es importante reconocer que estos insectos benéficos contribuyen a reducir y mantener al límite las poblaciones de insectos plaga para evitar aplicaciones de insecticidas, pero para que esta biodiversidad sea funcional es necesario implementar otras prácticas agronómicas sustentables, como la agricultura de conservación, a fin de conseguir y mantener suelos sanos, base de esta biodiversidad. 

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Crisopas, aliadas en el control de pulgones que atacan el trigo

(De izquierda a derecha) Pascual Moroyoqui, Ariel Espinoza y José Luis Velasco en parcela de Sonora, México, donde colaboran la Junta Local de Sanidad Vegetal de Huatabampo, Granera del Noroeste y el CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

Cuando los esfuerzos para fomentar una agricultura sustentable se juntan, también se potencializan. Ejemplo de esto es la colaboración entre la Junta Local de Sanidad Vegetal de Huatabampo, Granera del Noroeste y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que impulsan en el estado mexicano de Sonora acciones para mejorar la productividad del trigo a través de la adopción de sistemas como la agricultura de conservación y el control biológico de plagas. 

“El objetivo es bajar los costos de producción en el cultivo del trigo, porque los productores buscan la forma de invertir menos y tener buenas utilidades en beneficio de sus familias”, comenta Pascual Moroyoqui Yin, de la Junta Local de Sanidad Vegetal de Huatabampo.

“Nosotros tenemos un laboratorio de reproducción de insectos benéficos donde reproducimos crisopa y Trichogramma. También estamos iniciando con la reproducción de la catarina y estamos buscando la forma de reproducir tamarixia, que de hecho ya la estamos reproduciendo artesanalmente porque es uno de los parasitoides más útiles para el control de Diaphorina citri, una plaga que tenemos aquí en la región, transmisora del HLB (Huanglongbing, enfermedad que afecta particularmente a los cítricos)”, refiere Moroyoqui.

La reproducción de estos cuatro organismos busca incrementar el control biológico en la región: “hay que tratar de hacerlo de manera natural para incrementar las poblaciones de estos insectos benéficos, porque permiten hacer un control bastante bueno y en esta región tenemos esa gran diversidad de insectos benéficos, solo que a veces los productores no se dan cuenta”, menciona el especialista. 

La intención de la colaboración entre las organizaciones es impactar positivamente en las más de 35 mil hectáreas que conforman el área de influencia de la Junta Local de Sanidad Vegetal de Huatabampo porque, señala Moroyoqui, “los productores requieren de nuevas tecnologías para producir igual o más a costos más bajos y con menor impacto ambiental. Son aspectos que mediante la investigación se tienen que ir cubriendo para tratar de incrementar el potencial productivo de la región”.  

La crisopa es un depredador muy eficaz para controlar los pulgones que se presentan en el cultivo del trigo. Las liberaciones de este insecto benéfico inician “a mediados de enero, cuando van empezando las plagas de pulgones, ya que este insecto trabaja mucho mejor cuando las poblaciones de pulgón son bajas”. La liberación debe hacerse temprano porque “porque una vez que rebasa los umbrales de acción se tienen que hacer aplicaciones químicas y eso no es lo deseable. Lo que se busca es tener un equilibrio ecológico entre insecto benéfico e insecto plaga”. 

En un centímetro cúbico, que es la dosis utilizada, hay alrededor de 5 mil huevecillos de crisopa. “Ese huevecillo lo mezclamos con salvado para que se adhiera y así hacemos la liberación en los campos donde hay problema de plagas. En la iniciativa con el CIMMYT y Granera del Noroeste intervinieron varios productores. Hicimos liberaciones de crisopa, mostrándole al productor que no es necesario hacer tantas aplicaciones químicas para tener una buena producción”, concluye Moroyoqui. 

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Manejo agroecológico de plagas con enemigos naturales

Tarímbaro, Michoacán.- El manejo de las plagas agrícolas en México actualmente requiere alternativas agroecológicas, ya que la agricultura intensiva ha creado un gran desequilibrio en la biodiversidad natural de aquellos ecosistemas; sin embargo, la aplicación de insecticidas tóxicos persiste en el medio ambiente y genera resistencia genética de la plaga a la molécula del químico aplicado. El manejo agroecológico de plagas y la preservación de los enemigos naturales para el control biológico puede ser una alternativa de solución para la región boscosa de la meseta purépecha.

Particularmente, el territorio de la meseta purépecha es una de las regiones boscosas con gran número de especies nativas de extensa diversidad en el estado de Michoacán. Sin embargo, la modernización de la región y la intrusión del comercio ilegal de madera han provocado, entre otras cosas, la desaparición de los bosques y consigo la diversidad de insectos y plantas.

A pesar del factor mencionado, el modo de producción continúa siendo de muy bajo impacto para los suelos, agua y fauna nativa, por lo que puede considerarse que en el área agrícola hay un equilibrio natural entre insectos benéficos y dañinos (depredadores, parasitoides y entomopatógenos), debido a que la mayoría de los productores no hace aplicaciones de químicos para el control de plagas.

Muchos de los insectos benéficos son atraídos por la gran diversidad de algunas plantas exóticas, como los de la familia Fabáceas, que se encuentran en los perímetros de las parcelas y actúan como atrayentes de muchos insectos polinizadores, depredadores y parasitoides.

Existen especies de plantas nativas que ayudan al suelo fijando nitrógeno, como el altramuz (Lupinus polyphyllus) y el chicalote (argemone spp), caracterizada por sus propiedades insecticidas, lo que nos proporciona una alternativa más sustentable para el control de plagas. Estas especies de plantas se encuentran alrededor de las áreas agrícolas cuando hay cultivos dentro de la parcela y, dentro de ella, se descansan las tierras de cultivo (técnica ansestral o metodo de “año y vez”).

Como parte del seguimiento de módulo se realizó un monitoreo de identificación y clasificación de insectos nativos predominantes en la zona, tal como se observa en la imagen.

La estabilidad y la relación simbiótica natural entre organismos en la meseta purépecha se debe principalmente a la poca o nula perturbación de la naturaleza y del ecosistema de las parcelas productivas.