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Hoy cultivo con nuevos conocimientos

Doña Otilia comparte los resultados obtenidos en su parcela durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Doña Otilia comparte los resultados obtenidos en su parcela durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

En San Juan Intibucá, Honduras, una comunidad llamada Buenos Aires es testigo de cómo la agricultura puede cambiar vidas y transformar comunidades. Doña Otilia Gómez, una agricultora que ha dedicado su vida al cultivo de la tierra, ha experimentado en carne propia cómo el acompañamiento técnico y las innovaciones agrícolas pueden marcar una diferencia profunda en la vida de las personas. Gracias al apoyo de la iniciativa AgriLAC Resiliente y todos los actores vinculados a sus InnovaHubs, doña Otilia ha logrado mejorar significativamente las condiciones de vida para ella y su familia.

AgriLAC Resiliente, una iniciativa del CGIAR, tiene como objetivo aumentar la resiliencia, sostenibilidad y competitividad de los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. En Honduras, el InnovaHub Occidente se ha convertido en un motor clave para el establecimiento de plataformas de investigación y áreas de extensión —como la establecida en la parcela de doña Otilia—. Es en este contexto que Doña Otilia ha recibido acompañamiento técnico, específicamente de Norma Raquel Ferrera, del equipo técnico de AgriLAC en la región.

«San Juan Intibucá, Buenos Aires, Azacualpa es donde cultivamos todo: tomate, chile, bichuela, cilantro, y también maíz y frijol», dice doña Otilia, con una voz llena de orgullo y satisfacción por el progreso que ha logrado. «Desde antes, desde que tenemos la razón de acordarnos, mis padres sembraban maíz y frijol, y nosotros aprendimos a trabajar en las tierras con ellos», recuerda. Sin embargo, la forma en que ella y su familia cultivan la tierra ha cambiado radicalmente en los últimos años.

El testimonio de doña Otilia refleja el impacto positivo que ha tenido el acompañamiento técnico y las capacitaciones recibidas por especialistas de centros de investigación como el CIMMYT y la Alianza Bioversity-CIAT —ambos del CGIAR— junto con colaboradores locales. “Ya teníamos un poquito de conocimiento, pero no así como ellos lo enseñaron”, comenta, refiriéndose al proceso de capacitación recibido. “Empezamos a sacar mejores cultivos… primero probé las tecnologías en una tarea de tierra esto que me enseñaron, y cuando vi los resultados, me di cuenta de que había estado desperdiciando mucho tiempo y suelo”.

El proceso de transformación en la parcela de doña Otilia comenzó con un diagnóstico exhaustivo de su terreno, evaluando las características físicas, químicas y biológicas del suelo. Con base en este diagnóstico, se implementaron varias innovaciones: fertilización fraccionada, camas permanentes, manejo de rastrojo, densidad de siembra y el uso de productos agroecológicos como el caldo sulfocálcico. «Hicimos diferentes abonos… y cuando vi que una tarea de tierra me dio lo que antes necesitaba en muchas tareas, supe que tenía que seguir adelante», explica.

Doña Otilia durante la siembra de maíz, y fertilización al momento de siembra. (Foto: Raquel Ferrera)
Doña Otilia durante la siembra de maíz, y fertilización al momento de siembra. (Foto: Raquel Ferrera)

Estas prácticas no solo han mejorado la productividad de su parcela, sino que también han involucrado a su familia en el proceso. «Tengo cuatro hijos… ellos están de acuerdo porque les digo: ‘Miren, este abono lo estamos haciendo para cuando ya venga la cosecha de frijol’», comparte doña Otilia, destacando cómo sus hijos, incluso el más joven, de 10 años, se ha involucrado notablemente en labores del campo.

Por su parte, su hijo mayor, de 17 años, está entusiasmado porque mira que “la agricultura sí es rentable, `por eso usted siempre tiene su dinerito, mamá’, me dice”, lo que a la señora Otilia le brinda la esperanza de un mejor futuro en su propio país, “porque mi esposo se ha ido para Estados Unidos, entonces las fincas estaban abandonadas y cuando él vino vio un cambio total en aquellas fincas que yo he trabajado recibiendo estas capacitaciones. ¿Y qué me dice? N´ombre (sic), me dice que qué cambios, que qué finca tan bonita porque miró la finca con una producción que nunca habíamos tenido”.

Doña Otilia ve en la agricultura sustentable una solución para reducir la migración, un fenómeno que afecta a muchas familias en Honduras y Centroamérica. Según datos de la ONU, alrededor de 281 millones de personas en el mundo eran migrantes internacionales en 2020, con América Latina y el Caribe siendo una de las regiones más afectadas. En Honduras, la falta de oportunidades en el campo es una de las principales causas de la migración.

«Mucha juventud se ha perdido, se han ido porque aquí dicen que no hay oportunidades para trabajar», comenta, decidida a demostrar lo contrario con los resultados visibles en su parcela. «Si hubiera más gente como ustedes que dedican ese tiempo de venir y enseñar… cómo cambiaríamos el mundo», dice, refiriéndose al equipo técnico que la ha acompañado en este proceso.

Gracias a las innovaciones y al apoyo recibido, doña Otilia ha logrado no solo mantener su parcela, sino hacerla más productiva y sostenible. «Ahora vendo más, ahora en lugar de comprar los frijoles yo vendo«, afirma con orgullo, mostrando que es posible construir un futuro mejor a través de la agricultura.

La historia de doña Otilia es un ejemplo claro de cómo la iniciativa AgriLAC Resiliente está logrando su objetivo de aumentar la resiliencia y sostenibilidad en los sistemas agroalimentarios de la región. A través de la colaboración entre todos los integrantes de los InnovaHubs los agricultores están adoptando prácticas que no solo mejoran la productividad, sino que también fortalecen la cohesión familiar y comunitaria, creando un entorno en el que las personas pueden prosperar sin necesidad de emigrar.

En palabras de doña Otilia: «Si uno da esos ejemplos, nuestros hijos ya no van a pensar como antes, ya no van a decidir irse, porque tienen suelos sanos que cultivar, que es lo más valioso».

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Avances y desafíos de la agricultura resiliente en el Occidente de Honduras

Mesa de análisis durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Mesa de análisis durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

El reciente Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras, celebrado en Santa Rosa de Copán, reunió a un grupo diverso de actores comprometidos con la innovación agrícola y el desarrollo sostenible en la región. Este evento, organizado por la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (ABC) en conjunto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), fue un espacio clave para evaluar los avances, compartir experiencias y planificar los próximos pasos de la iniciativa AgriLAC Resiliente en ese país.

El Hub Meeting es un encuentro anual que ejemplifica la metodología participativa y colaborativa de los InnovaHubs, instalados en Honduras a partir de la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR. Este espacio permite a los diversos colaboradores, tanto del sector público como privado, revisar el trabajo realizado, analizar los desafíos y planificar acciones futuras. Los InnovaHubs, que operan en las regiones de Oriente y Occidente de Honduras, han adoptado una metodología innovadora para la gestión de la agricultura sustentable, basada en experiencias exitosas previas en países como México, adaptables a necesidades y contextos variados.

Presentación de carteles con resultados de la investigación en plataformas y módulos del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Presentación de carteles con resultados de la investigación en plataformas y módulos del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

El evento contó con la participación de diversas organizaciones locales, como la ODECO, OCDIH, MAPANCE, CASM, la Escuela de Agricultura Pompilio Ortega, entre otras. Estas organizaciones han sido fundamentales en la conformación de los InnovaHubs y en la implementación de prácticas agrícolas resilientes al clima, adaptadas a las diferentes zonas agroecológicas del país. A través de módulos de innovación y áreas de extensión, los socios han validado y promovido tecnologías como la fertilización integral, el arreglo topológico y densidades de siembra adecuadas, los análisis de suelo, el uso de redes de pluviómetros, entre otras.

Durante el Hub Meeting, se llevaron a cabo mesas de análisis sobre cinco grandes temas clave: Innovación, Herramientas digitales, Políticas públicas, Inclusión social y género, e Información agroclimática. Estas mesas fueron facilitadas por el equipo técnico de CIMMYT y ABC, quienes resumieron los aspectos más relevantes discutidos:

  1. Innovación: Los participantes identificaron innovaciones claras que ya están generando beneficios tangibles en sus comunidades y parcelas. Se destacó la importancia de contar con infraestructura adecuada, como módulos de innovación, que permitan a otros agricultores observar y aprender sobre las nuevas tecnologías. La asistencia técnica fue identificada como una necesidad clave para continuar avanzando en la innovación.
  2. Herramientas digitales: Aunque el acceso a la tecnología es generalizado, en varias comunidades persisten barreras significativas, como la falta de electricidad y equipos. Se reconoció la necesidad de fortalecer las capacidades locales para asegurar un acceso sostenible a herramientas digitales, destacando el papel crucial de las redes colaborativas de innovación.
  3. Políticas públicas: Los participantes enfatizaron la conexión entre las innovaciones promovidas y la seguridad alimentaria, reconociendo el impacto positivo de la ciencia en otros aspectos, como la migración y la juventud. Las políticas públicas fueron vistas como un medio crucial para escalar las innovaciones y asegurar su sostenibilidad.
  4. Inclusión social y género: Se subrayó el papel fundamental de las mujeres en la agricultura y la necesidad de promover cambios en los roles de género para lograr una participación más equitativa. Se destacó la importancia de un enfoque familiar en la formación y capacitación, y se identificaron las escuelas como puntos estratégicos para vincular a las nuevas generaciones con la agricultura.
  5. Información agroclimática: Se reconoció la importancia crítica de la información agroclimática para la toma de decisiones en el ámbito productivo. Los participantes expresaron su disposición a contribuir a la diseminación de esta información, proponiendo la creación de mesas técnicas agroclimáticas a nivel municipal y la capacitación de otras fincas aledañas.

El Hub Meeting incluyó una muestra fotográfica que capturó el proceso de innovación y difusión del conocimiento dentro del InnovaHub, mostrando el impacto real y humano de estas iniciativas. Además, se presentaron carteles con información técnica detallada de los módulos y plataformas de investigación, lo que permitió a los asistentes conocer los resultados de las prácticas y tecnologías implementadas.

Fotografía grupal de los participantes en el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Fotografía grupal de los participantes en el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

El Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras reafirmó el compromiso de CIMMYT, ABC y los socios locales en la promoción de una agricultura más sostenible y resiliente en Honduras. Los avances discutidos y las propuestas surgidas durante el evento son un testimonio del poder de la colaboración y la innovación en la transformación de los sistemas agroalimentarios en la región. Con un enfoque en la resiliencia climática, la inclusión social y el fortalecimiento de capacidades, los InnovaHubs continúan siendo un modelo para la gestión de la innovación agrícola en América Latina y el Caribe.

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Un cambio cultural desde el campo hondureño

Judith Pineda en actividades de asesoría agrícola en campo. (Foto: Judith Pineda)
Judith Pineda en actividades de asesoría agrícola en campo. (Foto: Judith Pineda)

“La importancia de compartir el conocimiento científico con las mujeres en comunidades como Copán Ruinas radica en la necesidad de superar las barreras que enfrentan en el acceso a la formación universitaria y al conocimiento diversificado, especialmente en sectores históricamente liderados por hombres. Estas mujeres, debido a limitaciones en oportunidades educativas, a menudo se ven excluidas de ámbitos donde la presencia masculina ha sido dominante”, comenta Judith Pineda.

Judith es ingeniera agrónoma, se ha desempeñado en diferentes proyectos del área agrícola enfocados en temas de cambio climático, agricultura de conservación, agricultura orgánica, así como el enfoque de género y la promoción de los derechos humanos. Actualmente colabora con la Comisión de Acción Social Menonita (CASM) que, en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente, promueve la agricultura sustentable como parte del InnovaHub Occidente de Honduras.

Como parte del equipo técnico de esta iniciativa del CGIAR —que es puesta en marcha por centros de investigación internacional como CIMMYT y la Alianza Bioversity y CIAT— Judith considera que el conocimiento científico, “transmitido mediante el modelo de los InnovaHubs, permite generar nuevas o mejores alternativas de producción para un desarrollo sostenible de la comunidades y familias del Occidente de Honduras”.

Para AgriLAC Resiliente el papel del equipo técnico, del cual forma parte Judith, es esencial para transmitir el conocimiento científico en comunidades donde, en general, prevalecen circunstancias que limitan el acceso a la educación superior. En este sentido, los InnovaHubs —cuya metodología fue desarrollada por CIMMYT y sus colaboradores mediante diversas iniciativas en México— facilitan esta transmisión y diálogo de conocimientos.

Yo decidí estudiar esta carrera (ingeniería agronómica) para aportar al trabajo que realizaba mi papá en campo. Mi familia estaba compuesta por cinco hermanas, mi mamá y mi papá. En ese momento consideré que estudiando esta carrera podría compensarle a mi papá la ayuda que necesitaba. Yo era la única que me involucraba en temas de la agricultura y la ganadería. Esto fue lo que me impulsó porque sí hubo detractores, entre ellos se podría mencionar los chistes o comentarios despectivos e incómodos por el hecho de ser mujer”, relata Judith sobre su formación universitaria.

Así, para Judith, iniciativas como AgriLAC Resiliente “no solo se abren oportunidades individuales, sino que se sientan las bases para un cambio cultural y comunitario más amplio, que a su vez fortalece el sector agrícola y aprovecha todo el potencial de cada miembro, independientemente de su género”.

“Así que, puedo concluir, que al compartir el conocimiento científico con las mujeres de estas comunidades no solo es un acto de justicia social, sino también una inversión en el desarrollo sostenible y la prosperidad de la comunidad en su conjunto”, menciona Judith quien, dirigiéndose a las niñas y a las jóvenes de Honduras, enfatiza en que estas deben “confiar en su potencial y no temer a desafiar las expectativas de género. Creo fielmente que las mujeres contamos con habilidades y capacidades que nos permiten lograr cosas increíbles si nos lo proponemos, por eso, las invitaría a cultivar una red de apoyo, para enfrentar desafíos y avanzar en sus metas profesionales”.

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Un mensaje a las niñas y mujeres del campo hondureño

Raquel Herrera en actividades en campo. (Foto: Raquel Herrera)
Raquel Ferrera en actividades en campo. (Foto: Raquel Ferrera)

Hay distintos sistemas que influyen en el estado del mundo, pero la ciencia es actualmente uno de los agentes de cambio más universal y dominante. La ciencia ha transformado el paisaje social, político, económico, estético e intelectual de las sociedades; está cambiando nuestra forma de entender quiénes somos y de dónde venimos, nuestro sistema de valores, la forma en que producimos nuestros alimentos, el modo en que consideramos al planeta y la forma en que nos consideramos unos a otros.

A pesar de los avances, aún hay mucho trabajo por hacer para que el conocimiento científico y sus beneficios lleguen a toda la sociedad. La desigualdad de género, por ejemplo, representa un freno a la ciencia y esto tiene implicaciones para toda la sociedad porque los beneficios del quehacer científico también quedan limitados.

De acuerdo con la ONU, en promedio las mujeres representan un 33,3 % de las plantillas de investigadores existentes en el mundo y la brecha se amplía cuanto mayor es el nivel alcanzado en el escalafón. Como ejemplo, solo el 3 % de los Premios Nobel en ciencias ha sido otorgado a mujeres y en el campo de las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas solo el 35 % de los estudiantes de carreras y programas de este campo son mujeres.

La igualdad de género en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, no solo por la necesidad de robustecer la búsqueda de soluciones científicas a los desafíos más apremiantes de la humanidad, sino para difundir el conocimiento científico ya existente entre la sociedad.

“Con el proyecto de AgriLAC, con el grupo de mujeres con el que trabajo, instalamos un módulo de extensión. Con este proyecto hay muchas prácticas que realmente ayudan al productor, ya sea mujer u hombre. Entonces este proyecto tiene un buen enfoque y le ayuda bastante al productor”, comenta Raquel Ferrera, quien actualmente forma parte del equipo técnico del InnovaHub Occidente de Honduras, integrado a partir de la iniciativa AgriLAC Resiliente.

Los InnovaHubs son un modelo de gestión de la innovación basado en una metodología desarrollada en México a partir de iniciativas impulsadas por CIMMYT y sus colaboradores. Para este enfoque, el acompañamiento técnico es fundamental para que el conocimiento científico generado y validado en plataformas de investigación llegue efectivamente, y de una manera socialmente pertinente, a los agricultores.

“Estudié ingeniería agronómica en la Universidad Nacional de Agricultura. Solo éramos 10 mujeres de 50 que nos graduamos en 2011”, comenta Raquel, quien a partir de su participación con el CIAT se vinculó a AgriLAC Resiliente y recibió capacitación para impulsar la innovación a través del modelo del Hub: “parte del curso era montar módulos o áreas de extensión, entonces yo, que soy parte de una caja rural —financiada con fondos de un proyecto que ejecutaba el CIAT— en donde trabajamos 21 mujeres y un hombre, fundamos el módulo de extensión donde sembramos maíz y luego frijol”.

“Realmente es muy importante ayudar a los grupos de las áreas rurales con conocimiento porque ellos, ya sea en caja rural o grupo, ellos van formándose, entonces ahí resalta el tema de la mujer, la importancia que tiene la mujer porque en muchos lugares rurales el machismo sigue presente, no las dejan salir, no les dan el derecho cuando las mujeres tenemos un alto potencial que a veces no es descubierto, pero mediante estos proyectos la mujer desempeña ese papel importante”.

En Honduras, donde el porcentaje de mujeres en el número total de investigadores se estimaba en 36,4 % hacia 2018, de acuerdo con el más reciente Informe sobre Ciencia de la UNESCO, iniciativas como AgriLAC Resiliente están contribuyendo a cambiar el panorama para decenas de niñas y mujeres que hoy por hoy ven en profesionistas como Raquel una figura que las anima a ir más allá de los roles tradicionalmente asignados.

A las mujeres, a las niñas, yo siempre que tengo oportunidad de conversar con ellas mi consejo es estudien, para que mañana usted no dependa de nadie, usted pueda trabajar, usted pueda generar ingresos que le van a ayudar cuando forme un hogar, una familia. Le va a permitir salir adelante, tener visión, que es lo que se necesita para ayudar a su comunidad, para ayudar a su familia”, concluye Raquel.