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Resiliencia y sustentabilidad de la agricultura en el Occidente de Guatemala

Fotografía grupal del Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Fotografía grupal del Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

El Hub Meeting del Innovahub Occidente de Guatemala, reunió a actores clave del sector agroalimentario, incluidas asociaciones de productores, investigadores y representantes del gobierno y de la sociedad civil, para discutir cómo fortalecer la resiliencia de los sistemas productivos locales y crear nuevas oportunidades para las comunidades rurales. Realizado en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente, la reunión anual se centró en potenciar la colaboración entre los diferentes actores para avanzar en la sostenibilidad agrícola y mejorar el bienestar de las familias productoras en la región.

Andrea Castellano, Oficial Científica y de Implementación de AgriLAC Resiliente, comentó sobre el objetivo del evento: “Nos hemos reunido con diferentes socios, entre los agricultores, técnicos e instituciones del gobierno como el MAGA y el ICTA, además de nuestros principales aliados, incluyendo a la Alianza Bioversity-CIAT (ABC), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el Centro Internacional de la Papa (CIP) y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés) hablando sobre cómo podríamos cooperar mucho más en torno al InnovaHub Occidente de Guatemala”.

El Innovahub es un modelo de gestión de la innovación probado e implementado con éxito en México por el CIMMYT y sus colaboradores, como un enfoque integral que busca fortalecer la productividad y la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios a través del trabajo colaborativo en el territorio. Este modelo ha demostrado que el esfuerzo coordinado de instituciones como ABC, CIP, IFPRI y CIMMYT permite escalar innovaciones de manera más efectiva y llegar a más productores, señaló Castellano, destacando el potencial del Innovahub para replicarse en otras regiones de Latinoamérica.

Jorge García, gerente del Hub Chiapas de México, explicó el impacto del modelo en el territorio: El InnovaHub no es solo un espacio geográfico, es una red de redes con una visión compartida. Cada uno de los actores se suma y contribuye a una agricultura más sostenible, donde buscamos la productividad y la generación de ingresos sin impactar negativamente al medioambiente. Este enfoque permite anticipar y resolver los problemas del presente y del futuro”. García también mencionó que el modelo se basa en la cooperación, donde cada socio aporta su experiencia y recursos para enfrentar desafíos comunes como el cambio climático y la seguridad alimentaria. “El InnovaHub es resiliencia, es adaptación y es el futuro”, enfatizó.

Mesa de trabajo durante el Hub Meeting. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Mesa de trabajo durante el Hub Meeting. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Durante el evento, Lisandro Hidalgo, coordinador del InnovaHub Occidente de Guatemala, resaltó el papel fundamental de las alianzas estratégicas en el éxito del Innovahub y la necesidad de involucrar a más actores para crear un impacto transformador en el territorio. “En esta actividad tenemos la presencia de la iniciativa regional AgriLAC. Resiliente, pero también están nuestros socios y actores clave con los que estamos desarrollando muchas actividades: Agropecuaria Popoyan, el Ministerio de Agricultura, Global Communities, el Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícola, el Centro Universitario de Occidente y las Mesas Técnicas Agroclimáticas que funcionan a nivel nacional y que aglutinan a diversos actores”, señaló. “Las alianzas y la colaboración permiten compartir resultados, compromisos y buenas prácticas, todo en beneficio de los agricultores, que al final son las personas clave para garantizar la seguridad alimentaria”, concluyó.

El Hub Meeting en el Occidente de Guatemala se enfocó en definir un plan de acción que integre a diversos socios en el territorio para seguir escalando las innovaciones y fortalecer la sostenibilidad de las cadenas de valor locales. “El trabajo en red es la base de este modelo, y el objetivo es fortalecer las capacidades de los productores, técnicos y líderes locales para que puedan seguir replicando estas buenas prácticas, mencionó Castellano, subrayando el compromiso del proyecto AgriLAC Resiliente con la transformación de los sistemas productivos rurales.

El evento culminó con la reafirmación de que el InnovaHub es más que una iniciativa territorial; es una plataforma que articula el conocimiento, la experiencia y la voluntad de múltiples actores que comparten la visión de un sistema agroalimentario más resiliente y competitivo. “El InnovaHub es resiliencia, es adaptación, es el futuro. Y lo más importante, es un esfuerzo colectivo que va más allá de las fronteras, uniendo a instituciones de investigacion científica y a las comunidades locales para lograr un cambio real en la vida de las personas”, concluyó García.

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Hoy cultivo con nuevos conocimientos

Doña Otilia comparte los resultados obtenidos en su parcela durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Doña Otilia comparte los resultados obtenidos en su parcela durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

En San Juan Intibucá, Honduras, una comunidad llamada Buenos Aires es testigo de cómo la agricultura puede cambiar vidas y transformar comunidades. Doña Otilia Gómez, una agricultora que ha dedicado su vida al cultivo de la tierra, ha experimentado en carne propia cómo el acompañamiento técnico y las innovaciones agrícolas pueden marcar una diferencia profunda en la vida de las personas. Gracias al apoyo de la iniciativa AgriLAC Resiliente y todos los actores vinculados a sus InnovaHubs, doña Otilia ha logrado mejorar significativamente las condiciones de vida para ella y su familia.

AgriLAC Resiliente, una iniciativa del CGIAR, tiene como objetivo aumentar la resiliencia, sostenibilidad y competitividad de los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. En Honduras, el InnovaHub Occidente se ha convertido en un motor clave para el establecimiento de plataformas de investigación y áreas de extensión —como la establecida en la parcela de doña Otilia—. Es en este contexto que Doña Otilia ha recibido acompañamiento técnico, específicamente de Norma Raquel Ferrera, del equipo técnico de AgriLAC en la región.

«San Juan Intibucá, Buenos Aires, Azacualpa es donde cultivamos todo: tomate, chile, bichuela, cilantro, y también maíz y frijol», dice doña Otilia, con una voz llena de orgullo y satisfacción por el progreso que ha logrado. «Desde antes, desde que tenemos la razón de acordarnos, mis padres sembraban maíz y frijol, y nosotros aprendimos a trabajar en las tierras con ellos», recuerda. Sin embargo, la forma en que ella y su familia cultivan la tierra ha cambiado radicalmente en los últimos años.

El testimonio de doña Otilia refleja el impacto positivo que ha tenido el acompañamiento técnico y las capacitaciones recibidas por especialistas de centros de investigación como el CIMMYT y la Alianza Bioversity-CIAT —ambos del CGIAR— junto con colaboradores locales. “Ya teníamos un poquito de conocimiento, pero no así como ellos lo enseñaron”, comenta, refiriéndose al proceso de capacitación recibido. “Empezamos a sacar mejores cultivos… primero probé las tecnologías en una tarea de tierra esto que me enseñaron, y cuando vi los resultados, me di cuenta de que había estado desperdiciando mucho tiempo y suelo”.

El proceso de transformación en la parcela de doña Otilia comenzó con un diagnóstico exhaustivo de su terreno, evaluando las características físicas, químicas y biológicas del suelo. Con base en este diagnóstico, se implementaron varias innovaciones: fertilización fraccionada, camas permanentes, manejo de rastrojo, densidad de siembra y el uso de productos agroecológicos como el caldo sulfocálcico. «Hicimos diferentes abonos… y cuando vi que una tarea de tierra me dio lo que antes necesitaba en muchas tareas, supe que tenía que seguir adelante», explica.

Doña Otilia durante la siembra de maíz, y fertilización al momento de siembra. (Foto: Raquel Ferrera)
Doña Otilia durante la siembra de maíz, y fertilización al momento de siembra. (Foto: Raquel Ferrera)

Estas prácticas no solo han mejorado la productividad de su parcela, sino que también han involucrado a su familia en el proceso. «Tengo cuatro hijos… ellos están de acuerdo porque les digo: ‘Miren, este abono lo estamos haciendo para cuando ya venga la cosecha de frijol’», comparte doña Otilia, destacando cómo sus hijos, incluso el más joven, de 10 años, se ha involucrado notablemente en labores del campo.

Por su parte, su hijo mayor, de 17 años, está entusiasmado porque mira que “la agricultura sí es rentable, `por eso usted siempre tiene su dinerito, mamá’, me dice”, lo que a la señora Otilia le brinda la esperanza de un mejor futuro en su propio país, “porque mi esposo se ha ido para Estados Unidos, entonces las fincas estaban abandonadas y cuando él vino vio un cambio total en aquellas fincas que yo he trabajado recibiendo estas capacitaciones. ¿Y qué me dice? N´ombre (sic), me dice que qué cambios, que qué finca tan bonita porque miró la finca con una producción que nunca habíamos tenido”.

Doña Otilia ve en la agricultura sustentable una solución para reducir la migración, un fenómeno que afecta a muchas familias en Honduras y Centroamérica. Según datos de la ONU, alrededor de 281 millones de personas en el mundo eran migrantes internacionales en 2020, con América Latina y el Caribe siendo una de las regiones más afectadas. En Honduras, la falta de oportunidades en el campo es una de las principales causas de la migración.

«Mucha juventud se ha perdido, se han ido porque aquí dicen que no hay oportunidades para trabajar», comenta, decidida a demostrar lo contrario con los resultados visibles en su parcela. «Si hubiera más gente como ustedes que dedican ese tiempo de venir y enseñar… cómo cambiaríamos el mundo», dice, refiriéndose al equipo técnico que la ha acompañado en este proceso.

Gracias a las innovaciones y al apoyo recibido, doña Otilia ha logrado no solo mantener su parcela, sino hacerla más productiva y sostenible. «Ahora vendo más, ahora en lugar de comprar los frijoles yo vendo«, afirma con orgullo, mostrando que es posible construir un futuro mejor a través de la agricultura.

La historia de doña Otilia es un ejemplo claro de cómo la iniciativa AgriLAC Resiliente está logrando su objetivo de aumentar la resiliencia y sostenibilidad en los sistemas agroalimentarios de la región. A través de la colaboración entre todos los integrantes de los InnovaHubs los agricultores están adoptando prácticas que no solo mejoran la productividad, sino que también fortalecen la cohesión familiar y comunitaria, creando un entorno en el que las personas pueden prosperar sin necesidad de emigrar.

En palabras de doña Otilia: «Si uno da esos ejemplos, nuestros hijos ya no van a pensar como antes, ya no van a decidir irse, porque tienen suelos sanos que cultivar, que es lo más valioso».

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Módulos de innovación en el Occidente de Honduras, espacios clave para un campo más sustentable

Visita al módulo instalado en la parcela del señor Elmer, en Lentago, Belén Gualcho Ocotepeque, Honduras. (Foto: Nolvin Vega)
Visita al módulo instalado en la parcela del señor Elmer, en Lentago, Belén Gualcho Ocotepeque, Honduras. (Foto: Erardo Díaz)

En la comunidad de Lentago, Belén Gualcho Ocotepeque, se están tejiendo los cimientos de una transformación agrícola significativa. Las recientes actividades de seguimiento al módulo de innovación agrícola instalado en esa localidad es un ejemplo de los pasos firmes con que se avanza hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles y resilientes en Honduras a través de la iniciativa AgriLAC Resiliente.

«Uno de los principales problemas que se ha identificado a través del diagnóstico de parcela y la participación de varios productores de tres zonas (Lentago, El Aguacatillo y La Mohaga) es el tema de la fertilización«, menciona Jesús Erardo Díaz Gómez, técnico involucrado en el proyecto y quien le ha brindado acompañamiento técnico al señor Elmer Valeriano para instalar en su parcela el módulo donde actualmente se implementan prácticas sustentables y se comparan con las prácticas convencionales locales.

La práctica convencional en la zona es fertilizar a los 15 o 22 días después de la siembra, «a través del módulo de innovación se busca la optimización de esta práctica evaluando la fertilización al momento de la siembra para asegurar la disponibilidad adecuada de nutrientes para la planta de maíz», señala Erardo, quien forma parte del equipo técnico del InnovaHub Occidente de Honduras, el cual articula los esfuerzos de un conjunto de organizaciones y actores locales que impulsan la innovación y la sustentabilidad del campo hondureño en el marco de AgriLAC Resiliente.

La optimización de la fertilización no es el único frente en el que el InnovaHub Occidente está marcando la diferencia. Erardo enfatiza la importancia de repensar el proceso de selección de semillas para las futuras cosechas porque, actualmente, se hace cuando ya se ha sacado el maíz de la parcela, es decir, ya cuando lo “tapizcan” (cosechan) y esto presenta diversas dificultades. «Con el módulo de innovación buscamos iniciar este proceso directamente en campo, seleccionando cuidadosamente las plantas más vigorosas y adaptadas a las necesidades de los productores locales», explica.

Módulos como el instalado en Lentago son fundamentales para dispersar los conocimientos sobre prácticas más sustentables. En este sentido, la participación del equipo técnico de CIMMYT y ODECO ha sido clave al despejar las dudas de los agricultores y proporcionar orientación sobre manejo agronómico del maíz con prácticas sostenibles.

Por supuesto, el compromiso y la participación activa de productores como el señor Elmer Valeriano son cruciales para el éxito de iniciativas como esta. Elmer, un agricultor proactivo y receptivo a nuevas técnicas, es un ejemplo inspirador de cómo la colaboración entre técnicos y agricultores puede impulsar el cambio hacia prácticas más sustentables y eficientes, como la instalación de un pluviómetro que promete proporcionar datos cruciales para la toma de decisiones informadas en el módulo.

La instalación del pluviómetro, aunque aparentemente simple, abre una ventana de oportunidad para comprender mejor las necesidades hídricas de los cultivos y ajustar las prácticas agrícolas en consecuencia. «Los resultados nos permitirán comparar la cantidad de agua recibida con las demandas de los cultivos, proporcionando una base sólida para la toma de decisiones», menciona Erardo, destacando el compromiso del señor Elmer en la toma y registro de los datos que emanan del pluviómetro.

El señor Elmer tomando lectura del pluviómetro. (Foto: Nolvin Vega)
El señor Elmer tomando lectura del pluviómetro. (Foto: Erardo Díaz)

El trabajo del InnovaHub Occidente de Honduras no ocurre en un vacío, sino que forma parte de una iniciativa más amplia: AgriLAC Resiliente. Esta iniciativa, impulsada por el CGIAR, busca transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe, aumentando su resiliencia y competitividad. Los InnovaHubs de Honduras, en colaboración con organizaciones como la Alianza Bioversity-CIAT y CIMMYT, están liderando el camino hacia un futuro agrícola más próspero y sostenible en la región.

En última instancia, el éxito de estas iniciativas depende de la colaboración continua entre todos los actores involucrados: agricultores, técnicos, organizaciones y comunidades locales. Con un enfoque centrado en la innovación y la sustentabilidad, es posible construir sistemas agroalimentarios más resilientes que no solo alimenten a las generaciones presentes, sino que también protejan y restauren la tierra para las futuras.

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El papel de las leguminosas en la agricultura sustentable de Honduras

Capacitación en manejo poscosecha de granos en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: InnovaHub Honduras)
Capacitación en manejo poscosecha de granos en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: InnovaHub Honduras)

Las leguminosas son plantas pertenecientes a la familia Fabaceae o Leguminosae, una de las más grandes y diversificadas del reino vegetal. Esta familia incluye una amplia gama de plantas, desde árboles y arbustos hasta hierbas. Las leguminosas se caracterizan principalmente por su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico y producir frutos en forma de vainas que contienen semillas. Entre las más conocidas están los frijoles, los chícharos, las lentejas y las habas, pero también son leguminosas árboles como las jacarandas o las acacias.

En la agricultura, las leguminosas son fundamentales por varias razones, “ya sea que las utilicemos como cobertura de suelo, fijadoras de nitrógeno, forraje para ganado o algunas para consumo humano, las leguminosas se adaptan bien a suelos pobres y funcionan como elemento esencial de la diversificación de cultivos, o bien, para hacer barbechos mejorados”, comenta José Francisco Guillén Álvarez, quien forma parte del equipo técnico del InnovaHub Oriente de Honduras.

Proyecto para producción de semilla con productores de ARSAGRO. (Foto: Edy Rafael López / InnovaHub Oriente de Honduras)
Proyecto para producción de semilla con productores de ARSAGRO. (Foto: Edy Rafael López / InnovaHub Oriente de Honduras)

El InnovaHub Oriente de Honduras articula los esfuerzos de un conjunto de organizaciones y actores relacionados con los sistemas agroalimentarios a fin de impulsar la innovación y la sustentabilidad del campo hondureño en el marco de AgriLAC Resiliente, iniciativa impulsada por CGIAR a través de centros de investigación científica internacionales como la Alianza Bioversity-CIAT (ABC), con sede en Colombia, y CIMMYT, con sede en México.

Las leguminosas, particularmente ciertas variedades de frijoles, forman parte sustancial de la dieta de los hondureños, ya que son una fuente rica en proteínas, fibra, vitaminas y minerales esenciales. No obstante, uno de los desafíos de los productores es la conservación del grano, ya que las condiciones climáticas favorecen la aparición de plagas de almacén.

Para brindar alternativas que no requieren plaguicidas, recientemente especialistas de CIMMYT impartieron la capacitación Manejo poscosecha de granos básicos en las oficinas de ARSAGRO —una de las organizaciones que colabora en el InnovaHub Oriente—, en Danlí, El Paraíso.

“El objetivo de esta capacitación fue desarrollar capacidades y habilidades en los técnicos para implementar y difundir prácticas y tecnologías poscosecha sustentables en su región. Abordamos el sistema poscosecha, plagas y daños causados, así como métodos de control en campo y almacén. También realizamos prácticas de acondicionamiento de grano, clasificación de daños y humedad y el uso de tecnologías herméticas”, detalla Rodolfo Vilchis, especialista en poscosecha del Hub Chiapas de CIMMYT.

Especialista en poscosecha de CIMMYT durante capacitación en manejo poscosecha de grano. (Foto: InnovaHub Oriente Honduras)
Especialista en poscosecha de CIMMYT durante capacitación en manejo poscosecha de grano. (Foto: InnovaHub Oriente Honduras)

Además del manejo poscosecha, a través de AgriLAC Resiliente se impulsan otras acciones clave donde las leguminosas tienen un rol protagónico: desde la producción de semilla y fertilización adecuada hasta la implementación de camas permanentes —una forma de minimizar la labranza para favorecer la estructura del suelo— y pruebas de calidad en frijol, destaca Edy Rafael López, del equipo técnico del InnovaHub Oriente, quien además destaca el papel de variedades de frijol que se adaptan a condiciones climáticas difíciles, como el frijol Rojo Chortí, desarrollado y validado por instituciones de investigación hondureñas como una respuesta ante la intensificación de fenómenos climatológicos extremos.

El potencial de las leguminosas es amplio. Orson Hernández, también del equipo técnico del InnovaHub Oriente, por ejemplo, las ha incorporado en sus trabajos con agricultores para retener el suelo y retomar su función como cultivos de cobertura porque además las leguminosas mejoran la estructura del suelo y reducen la necesidad de fertilizantes químicos.

 

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Con capacitación, fortalecen la agricultura sustentable en Honduras

Especialista de CIMMYT en una de las sesiones de práctica con técnicos y productores en Honduras. (Foto: CIMMYT)
Especialista de CIMMYT en una de las sesiones de práctica con técnicos y productores en Honduras. (Foto: Óscar Amado Martínez / Alliance Bioversity-CIAT)

Este 9 de mayo se realizó la ceremonia de entrega de constancias del curso intensivo en Agricultura Sustentable en los sistemas de maíz, frijol y cultivos asociados, el cual fue impartido por especialistas de CIMMYT y Alliance Bioversity-CIAT (ABC) a técnicas y técnicos agrícolas de Honduras en el marco de la iniciativa regional AgriLAC Resiliente, desarrollado en conjunto por estos centros de investigación internacionales que forman parte del CGIAR.

En un contexto donde ya no es suficiente la adquisición de paquetes de información y conocimiento fragmentado, sino que se requiere que las personas sepan hacer uso de los saberes construidos para afrontar y resolver situaciones complejas, este curso destaca por su enfoque conceptual, reflexivo y, sobre todo, vivencial, ya que las prácticas de campo con agricultores y la implementación de sitios en los territorios de los Innova Hub Oriente y Occidente de Honduras fueron parte esencial del curso.

El objetivo principal de este curso ha sido proporcionar a las y los técnicos agrícolas de Honduras las herramientas y conocimientos necesarios para promover prácticas agrícolas sustentables y resilientes en los sistemas de maíz, frijol y cultivos asociados. Durante los cerca de ocho meses que duró el curso, los participantes han adquirido una amplia gama de aprendizajes significativos que los capacitó para abordar los desafíos agroecológicos de manera efectiva.

Fertilidad de suelos y la relación suelo-agua, variedades adecuadas, manejo de malezas y herbáceas en sistemas sustentables, manejo agroecológico de plagas y enfermedades, así como poscosecha de los cultivos de maíz y frijol, fueron algunos de los temas abordados en este curso, con una metodología que le permitió a las y los participantes tener una experiencia de aprendizaje integral y aplicable a sus contextos laborales.

Especialista en poscosecha de CIMMYT en sesión de capacitación. (Foto: CIMMYT)
Especialista en poscosecha de CIMMYT en sesión de capacitación. (Foto: Óscar Amado Martínez / Alliance Bioversity-CIAT)

Durante la ceremonia estuvieron presentes representantes de ABC y CIMMYT, quienes escucharon los testimonios de Raquel Ferrera y Mirian Torres, quienes destacaron por su buen desempeño en dicho curso. Ellas enfatizaron la apertura para que mujeres y jóvenes fueran parte de este curso y la relevancia de AgriLAC para impulsar el desarrollo del campo latinoamericano, con prácticas agronómicas que ayudan a los productores a salir de necesidades, o bien, a hacer mejor las cosas en terreno, mencionaron. . También destacaron el cambio positivo que están notando en la integración y participación de la mujer como técnicas agrícolas.

De acuerdo con los organizadores del curso, a través de este se buscó fortalecer las capacidades de análisis y reflexión para que las y los técnicos aborden los retos de la producción de maíz y frijol en su intervención con agricultores de la región; desarrollen habilidades para impulsar la adopción y adaptación de innovaciones agronómicas en sistemas de producción; y apliquen conocimientos para promover el modelo del InnovaHub en Honduras y fomentar la red de innovación en sus comunidades.

Los InnovaHubs de Honduras retoman una metodología para la gestión de la innovación agrícola desarrollada en México a partir de experiencias exitosas en la difusión e implementación de agricultura sustentable con la participación de todos los sectores. En este sentido, este curso representa un paso significativo hacia el fortalecimiento de la agricultura sustentable en Honduras y la promoción de prácticas con agricultores que aseguren la resiliencia y competitividad de sus sistemas agroalimentarios.

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El impacto del conocimiento científico más allá de las parcelas

Mujeres participando activamente en los procesos de capacitación de las organizaciones que integran los InnovaHubs en Honduras. (Foto: CASM)
Mujeres participando activamente en los procesos de capacitación de las organizaciones que integran los InnovaHubs en Honduras. (Foto: CASM)

En América Latina las mujeres han avanzado en el campo científico, pero la representación sigue siendo desigual en comparación con sus colegas masculinos. Fomentar vocaciones científicas en niñas y mujeres jóvenes, en este sentido, es importante tanto para lograr la equidad en todos los campos, como para hacer extensivos los beneficios del conocimiento científico entre la sociedad.

“Yo estudié ingeniería agroindustrial en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Yo decidí estudiar esto porque mi familia es una familia de productores”, comenta Lourdes Jimena Sosa, quien actualmente forma parte del equipo técnico de los recientemente instalados InnovaHubs de Honduras, a través de los cuales decenas de organizaciones están trabajando en equipo para consolidar sistemas agroalimentarios sustentables y resilientes.

“Yo vivo en Arauli, aquí está la Asociación de Productores Agropecuarios de Oriente (APAO) que surgió después del huracán Mitch. Después de esos desastres los productores de la comunidad se reunieron y decidieron hacer esa sociedad, sabiendo que todo en conjunto es mucho mejor. Hoy APAO tiene 22 años y yo ya tengo tres años de estar trabajando y colaborando con ellos”, relata Lourdes, quien además de ser socia, es responsable de la tienda de insumos de la APAO.

“A finales de 2020 llegó un proyecto de insumos agrícolas por parte del gobierno. Entonces APAO decidió, con esos insumos, tener una tienda aquí en Arauli para los asociados y productores de la zona, pero quería que la atendiera una persona que fuera de la propia asociación. Yo ya tenía mi título. Entonces decidieron que yo administrara esa tienda de insumos”, comenta Lourdes, destacando que para este propósito también tuvo que estudiar mucho.

Cuando se unió a los esfuerzos de CIMMYT y otros centros de CGIAR —junto con una gran diversidad de organizaciones locales— para el establecimiento de los InnovaHubs en Honduras, Lourdes fue convocada a tomar un curso de agricultura sustentable: “Ingresamos tres por parte de la asociación, de los cuales eran dos varones. Solo yo continué. Yo decidí no salirme y aprendí muchísimo durante ese año”.

Con respecto a cómo la metodología de los hubs permite que el conocimiento científico llegue a los productores, Lourdes señala que “todo lo que aprendimos lo estamos implementando en nuestras comunidades. Yo, por ejemplo, trabajé con girasoles, maíz y frijol, y a los productores se les hacía raro ver esa innovación, entonces iba yo y les explicaba en qué consistía y les llamaba la atención. Esto para mí ha servido como experiencia personal y les hemos ayudado a los productores de la asociación. Entonces el impacto de esto muy importante”.

Aunque en la organización de la que forma parte Lourdes hay una gran apertura a la innovación y a la incorporación de mujeres y jóvenes a sus proyectos, en la región aún prevalecen condiciones adversas para estos sectores de la población. De ahí la importancia de iniciativas como AgriLAC Resiliente —a través de la cual CIMMYT y otros centros de CGIAR están colaborando en Honduras, Guatemala y otras latitudes de América Latina—, la cual apuesta por sistemas agroalimentarios sólidos y sensibles a temas como el género.

“Aquí, en esta zona del altiplano, hemos integrado bastante a las mujeres en todos los trabajos. Hay muchas mujeres que debido a la necesidad económica han decidido trabajar en lo que sea, por eso las hemos ido integrando, o nos hemos ido integrando poco a poco, porque también podemos y tenemos que ir dejando el machismo atrás, pero para eso estamos, y en la asociación ya hay de hecho varias mujeres que están impulsando sus propios proyectos”.

Finalmente, Lourdes se dirige a todas las niñas, particularmente a las niñas de su región: “si quieren estudiar algo que les gusta, no se detengan; porque uno tiene que trabajar en lo que a uno le apasiona o si no se va a sentir frustrada toda la vida. Así que hay que seguir estudiando, adquirir conocimiento y experiencia”.

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Avanza el impacto de AgriLAC Resiliente en el oriente de Honduras

Día de campo en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador)
Día de campo en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador)

En muchas parcelas del oriente de Honduras se comienza a observar una gran movilización: agricultores, técnicos, investigadores y representantes de diversas organizaciones participan en reuniones, capacitaciones y días de campo. Análisis de suelos, muestreos y otras prácticas para identificar los problemas y el potencial de esas tierras son parte de estos esfuerzos por impulsar el desarrollo del campo latinoamericano en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente, del CGIAR.

En estas semanas, mientras algunos técnicos y técnicas, como Miriam Torres del grupo Gualiqueme (en el Valle de Jamastrán, municipio de Danlí, departamento de El Paraíso), continúan analizando los resultados de los análisis de suelos junto con los agricultores —a fin de tomar mejores decisiones en conjunto y gestionar la intervención técnica—; otros acuden a entrenamientos sobre temas diversos o preparan material didáctico para replicar los aprendizajes y llevarlos hasta el agricultor.

“En el día de campo identificamos plagas y enfermedades en parcelas de frijol”, señala Ronix Madariaga de ARSAGRO —una de las organizaciones que integran el InnovaHub Oriente de Honduras—. “En el entrenamiento sobre plagas y enfermedades participaron técnicos de 25 comunidades de cuatro municipios del departamento de El Paraíso”, puntualiza Edy Rafael López, también del equipo técnico del InnovaHub Oriente de Honduras.

Trabajo con productores en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador)
Trabajo con productores en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador)

Con sus nuevos aprendizajes, los técnicos se despliegan en las comunidades para trabajar hombro a hombro con los agricultores de la región: “En Las Minas, El Obraje, tenemos problemas de trips —insectos pequeños de forma alargada y plana de la familia Thripidae—. Visitamos a productores de frijol y vemos problemas con el trip. Nos dicen los productores que es hasta ahora que se está presentando el problema y ellos lo atribuyen a cierto material de semilla que han comprado”, comenta Olvine Amador, señalando que es importante identificar adecuadamente los factores relacionados con la plaga para poder emitir las recomendaciones más pertinentes.

Así, gracias al impulso de la iniciativa AgriLAC Resiliente, la cotidianidad en el InnovaHub Oriente de Honduras comienza a delinear un nuevo panorama para el campo y, aunque este solo es el principio, las actividades no se detienen pues el equipo técnico tiene delante de sí variados retos, correspondientes a los principales problemas que enfrentan los agricultores en la región.

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Innovar en el campo latinoamericano a través de la diversificación de cultivos

El técnico Ronix Madariaga muestra su parcela con asociación de cultivos en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Ronix Madariaga)
El técnico Ronix Madariaga muestra su parcela con asociación de cultivos en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Ronix Madariaga)

En la zona Villanueva El Águila (en el oriente de Honduras), a 1 350 metros sobre el nivel del mar, no es común ver calabaza y yuca como cultivos asociados con el maíz; sin embargo, esta asociación de cultivos brinda notables beneficios para la salud del suelo, la alimentación de las familias productoras e incluso representa un potencial ingreso adicional para los agricultores.

La calabaza sembrada en asociación cubre ampliamente el suelo y limita el desarrollo de malezas, de manera que es una gran opción como cultivo de cobertura. A su vez, la yuca funciona como una barrera de retención y contribuye a reducir los problemas de compactación del suelo.

Ronix Maradiaga implementó en su parcela, en Villanueva El Águila, esta innovación agronómica y los resultados son alentadores.

“Se instaló un módulo de 0.12 hectáreas (1 200 m2) cada parcela. En una se estableció maíz Tuxpeño y cobertura con calabaza y yuca; en la otra, la parcela testigo, solo maíz sin cobertura”, detalla Ronix, quien forma parte del equipo técnico de la Asociación Regional de Servicios Agropecuarios de Oriente (ARSAGRO), una de las organizaciones que integra el InnovaHub Oriente de Honduras, en el marco de AgriLAC Resiliente.

“El maíz se sembró con distanciamiento de 80 cm entre surco y 20 cm entre planta a dos granos por postura. Los resultados de la producción de maíz fueron de nueve quintales (900 kilos) en la parcela de innovación y ocho (800 kilos) en la parcela testigo. En la parcela de innovación se cosecharon además 150 unidades de calabaza y 300 libras de yuca”, precisa Ronix

Si se considera que en mercado cada calabaza tiene un costo aproximado de 30 lempiras ($20.8 MXN), la cosecha en la parcela de innovación de Ronix permitiría un ingreso de alrededor de 4,500 lempiras. La yuca, por su parte, tiene un precio en el mercado de entre siete y 10 lempiras por libra.

“Con la diversificación de cultivos podemos generar un ingreso extra, además de aportar materia orgánica al suelo y cobertura para evitar la erosión, igual con las barreras de yuca que sirven para retener el suelo”, concluye Ronix, quien muestra los evidentes beneficios de la diversificación de cultivos en su propia parcela a fin de que los productores de las comunidades en donde brinda acompañamiento técnico las implementen con confianza.

AgriLAC Resiliente es una iniciativa del CGIAR orientada a transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. Su objetivo es aumentar la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región. Es operada por centros del CGIAR como el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Alianza d de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con la colaboración de diversas organizaciones locales a través de los InnovaHubs.

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En Guatemala se fortalecen capacidades en agricultura sustentable

Integrantes de organizaciones guatemaltecas durante una práctica de agricultura sustentable. (Foto: CIMMYT)
Integrantes de organizaciones guatemaltecas durante una práctica de agricultura sustentable. (Foto: CIMMYT)

De acuerdo con el Banco Mundial, Guatemala es un país donde la estabilidad económica no se ha traducido en una reducción significativa de la pobreza y la desigualdad. De hecho, tiene la cuarta tasa más alta de desnutrición crónica en el mundo y la más alta en América Latina, con poblaciones indígenas y rurales afectadas de manera desproporcionada, señala la organización. 

Para impulsar un crecimiento sólido e inclusivo en Guatemala y otros países de América Latina, la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales del cual forma parte el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— impulsa acciones para transformar los sistemas agroalimentarios de la región mediante el aumento de la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de los sistemas agroalimentarios. 

Como parte de las primeras acciones del Innova Hub Occidente en Guatemala, recientemente instalado en el marco de la citada iniciativa, se brindaron capacitaciones sobre agricultura sustentable dirigidas a coordinadores de proyectos, extensionistas, técnicos, promotores agroecológicos, e investigadores de organizaciones como la Asociación de Cooperación para el Desarrollo Rural de Occidente (CDRO), la Asociación Integral de Papicultores Ostuncalco (AIPO), el Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (MAGA), entre otras.

Así, del 28 de febrero al 3 de marzo, en las instalaciones de capacitación de la CDRO en el departamento de Totonicapán, especialistas del CIMMYT abordaron la situación global y local del cambio climático y las soluciones que, desde la agricultura sustentable, es posible implementar para optimizar la producción de alimentos, fortalecer la seguridad alimentaria y propiciar mejores condiciones para los agricultores guatemaltecos de pequeña escala.

Con el objetivo de desarrollar capacidades teórico-prácticas en las personas de las diferentes organizaciones participantes, los especialistas del CIMMYT y del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA) de Guatemala a cargo de las sesiones de capacitación, trataron temas como el diagnóstico de parcela y año cero, fertilidad integral, manejo integral de malezas, manejo agroecológico de plagas, manejo integrado de enfermedades, y manejo poscosecha de granos básicos.

Con estas primeras actividades de capacitación, AgriLAC Resiliente impulsa también el desarrollo de los Innova Hubs, un modelo o sistema de innovación agrícola que el CIMMYT y sus colaboradores desarrollaron en México y ha permitido la adopción de tecnologías agrícolas sustentables entre amplios sectores de agricultores mexicanos. Estas experiencias forman la base de los aprendizajes compartidos en Guatemala y otros países de la región.  

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2022, un recuento de logros y desafíos

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: homenaje a Sanjaya Rajaram / Participación del CIMMYT en Congreso organizado por el Gobierno de México / Evento en torno a Agricultura para la Paz / Talleres de AgriLAC en Guatemala y Honduras. (Fotos: CIMMYT)
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: homenaje a Sanjaya Rajaram / Participación del CIMMYT en Congreso organizado por el Gobierno de México / Evento en torno a Agricultura para la Paz / Talleres de AgriLAC en Guatemala y Honduras. (Fotos: CIMMYT)

Para la comunidad del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), y para todos aquellos involucrados en el ámbito de la seguridad alimentaria en general, 2022 ha sido un año muy dinámico en muchos sentidos.

El 17 de febrero el CIMMYT compartía con la comunidad internacional la triste noticia de la muerte del doctor Sanjaya Rajaram, científico mexicano que ganó el Premio Mundial de la Alimentación en 2014 por el impacto global de sus investigaciones que le brindaron a la humanidad más de 480 variedades mejoradas de trigo.

Solo unos días después, el 24 de febrero, la desconcertante noticia de un nuevo episodio bélico en la historia de la humanidad —esta vez entre Rusia y Ucrania— estremecía al mundo. Los investigadores del CIMMYT entonces advertían sobre el impacto de la guerra en la seguridad alimentaria de millones de personas. 

Rusia y Ucrania son grandes países productores y exportadores de trigo que, de acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación de Política Alimentaria (IFPRI), abastecen cerca de 34 % del trigo que se comercia a nivel internacional. Las disrupciones a la cadena de abasto global de trigo que esta guerra posiblemente provocará en los próximos meses tendrá graves consecuencias para las 2 mil 500 millones de personas en todo el mundo que dependen del trigo para su seguridad alimentaria”, anunciaba Bram Govaerts, director general del CIMMYT.

Aunque los escenarios de conflicto no son en ninguna medida deseables, este en particular hizo evidente la pertinencia de iniciativas como Agricultura para la Paz —impulsada por el Centro Nobel de la Paz, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Embajada de México en Noruega, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el CIMMYT y diversos colaboradores—, surgida a raíz de la conmemoración del 50 Aniversario del Premio Nobel de la Paz otorgado en 1970 al doctor Norman Borlaug, uno de los fundadores del CIMMYT,  por su trabajos de mejoramiento de trigo que permitieron salvar a millones de personas de la hambruna alrededor del mundo.

En el marco de esta iniciativa, el 28 de abril los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos, e investigadores del CIMMYT rindieron tributo a Sanjaya Rajaram en la estación experimental del CIMMYT en Toluca, Estado de México, que ahora lleva el nombre de este importante científico mexicano.

Allí, en Toluca, el titular de Agricultura aseguró que, así como en su momento Norman Borlaug y Sanjaya Rajaram trabajaron para combatir el hambre a nivel mundial, el papel del CIMMYT para construir una paz duradera basada en la seguridad alimentaria mundial se reflejaba en iniciativas como Cultivos para México, proyecto con más de una década en operación que cuenta con la colaboración de más de 100 aliados nacionales e internacionales y con impacto positivo en más de un millón de hectáreas y 300 mil productores.

En este sentido, de particular relevancia fue el anuncio que a inicios de diciembre hizo Bram Govaerts durante una de las reuniones del Consejo Directivo del CIMMYT: “Gracias al apoyo del Gobierno de los Estados Unidos, la metodología de Cultivos para México estará siendo difundida e implementada en Malawi, Tanzania y Zambia, en el sur de África; y también en Sudán. El objetivo de los proyectos que liderará el CIMMYT en ese continente es acelerar, de forma inclusiva, la innovación y fortalecer los sistemas de semillas para generar maíz tolerante a la sequía y leguminosas mejoradas”.

Finalmente, en un año donde la paz promovida desde las parcelas ha adquirido relevancia internacional, destacan las primeras acciones para la instalación formal de los primeros cuatro Innova Hubs —modelo de innovación agrícola que se ha desarrollado con iniciativas como Cultivos para México— en Guatemala y Honduras, a fin de transformar, mediante la iniciativa AgriLAC Resiliente, los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe, aumentando la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región y, al mismo tiempo, contribuir en la mitigación de fenómenos como el cambio climático y la migración.