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¿Cómo se beneficia la sociedad con la Agricultura de Conservación?

Texcoco, Edo. Méx.- La Agricultura de Conservación es un sistema sustentable que ofrece amplios beneficios para los agricultores —como considerables ahorros en costos de producción y el mejoramiento de los suelos luego de una continua aplicación del sistema— pero ¿qué beneficios puede aportar este sistema de producción agrícola a la sociedad en general?

En Beneficios de la Agricultura de Conservación a los agricultores y la sociedad —capítulo que forma parte del libro Avances en la agricultura de conservación. Volumen 2: Práctica y beneficios (2020)— un grupo de científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Instituto Internacional de Investigaciones sobre el Arroz (IRRI) aborda precisamente este tema. 

Los autores señalan que la Agricultura de Conservación ofrece muchos beneficios a la sociedad, la mayoría de estos relacionados con importantes servicios ecosistémicos, como la reducción de los problemas de erosión del suelo —cuyos costos para la sociedad pueden ser muy elevados e implican la limpieza y reparación de caminos bloqueados por limo, así como la desobstrucción de ríos, represas y puertos—, la reducción de la contaminación de agua y aire debido al uso de diversos productos agrícolas, el aumento de la infiltración de agua —que da como resultado menos inundaciones, flujos fluviales más estables, recarga de acuíferos y la reaparición de pozos secos—, la mitigación de la deforestación y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Ya que uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación es el mínimo movimiento del suelo, la reducción del número de pasos de maquinaria también implica un significativo ahorro de combustible. Este hecho en sí mismo representa un gran beneficio para la sociedad, no solo por la reducción del uso de combustibles fósiles sino también por la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero implicado en el cambio climático —como ejemplo, los autores refieren el caso de Brasil que, solo en 2012, ahorró 1.34 mil millones de litros de combustible diésel debido a la adopción de Agricultura de Conservación, lo que representó una reducción de las emisiones de CO2 de 3,5 millones de toneladas—. 

Adicionalmente, este sistema agrícola contribuye a la conservación de la biodiversidad, a una mayor seguridad alimentaria, a la disponibilidad de alimentos de mayor calidad y a precios más bajos —como resultado del aumento de la fertilidad natural del suelo y de la productividad—, a una disminución de los niveles de importación de combustibles y fertilizantes y, en general, a mayores ingresos rurales que conducen a su vez a una menor migración del campo a la ciudad. 

A partir de los casos analizados, los autores mencionan que muchos otros beneficios sociales fuera de los entornos de las parcelas —y del ámbito rural en general— aún no han podido ser cuantificados con precisión, como es el caso de la reducción de la contaminación química en las aguas interiores y costeras. No obstante, los beneficios plenamente identificados son amplios de manera que la pregunta clave, enfatizan los autores, es cómo la sociedad debe promover una adopción más amplia de este sistema de producción agrícola y adicionalmente cómo recompensar a los agricultores que lo practican por su contribución en el cambio y la gestión de sistemas de producción más sostenibles que benefician a todos.  

Fuente:

Wall, P., Thierfelder, C., Hobbs, P., Govaerts, B. (2020). Beneficios de la agricultura de conservación a los agricultores y la sociedad. En A. Kassam (Ed.), Avances en la agricultura de conservación. Volumen 2: Práctica y beneficios. Burleigh Dodds Science Publishing.

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La soya es más rentable con Agricultura de Conservación

Etchojoa, Son.- David Rochín Ley es un productor sonorense que ha implementado la Agricultura de Conservación en el cultivo de soya. Anteriormente ya ha obtenido buenos resultados al establecer soya en seco con este sistema de producción (te invitamos a leer: Agricultura Sustentable al pie del cerro Tetakawi https://idp.cimmyt.org/agricultura-sustentable-al-pie-del-cerro-tetakawi/) y más recientemente lo ha hecho, pero con siembra en húmedo, estableciendo 100 hectáreas de soya sobre rastrojos de trigo durante el ciclo primavera-verano 2020. 

De acuerdo con la experiencia de este productor—socio de la Unión de Crédito Agrícola del Mayo (Ucamayo)—, la Agricultura de Conservación baja costos de producción, mejora sus rendimientos, baja la incidencia de plagas —como la mosca blanca y el gusano trozador—, optimiza el consumo de agua —regularmente ahorra de uno a dos riegos de auxilio y hasta tres cuando los años son lluviosos— y optimiza fechas de siembra, aspecto particularmente relevante para él porque una de sus grandes preocupaciones es evitar al máximo siembras tardías porque estas acarrean problemas de plagas, dan bajos rendimientos y además implica el riesgo de levantar la cosecha en la época de lluvias. 

David Rochín comenta que los ahorros que ha tenido al implementar Agricultura de Conservación oscilan entre los $2,800 y los $3,200 por hectárea. Además, en términos del desarrollo del cultivo la experiencia ha sido muy buena para el productor ya que el estrés hídrico de la soya se ha reducido considerablemente gracias a la cobertura de suelo con el rastrojo del cultivo anterior. 

Otro de los beneficios de haber implementado este sistema es que la incidencia de malezas se ha ido reduciendo ciclo tras ciclo. La combinación de cultivos, los deshierbes manuales y el uso racional de herbicidas adecuados le han permitido hacer un control más eficiente de las plagas. De hecho, la incidencia de mosquita blanca ha sido considerablemente baja con este esquema y, considerando además que la presencia de gusanos defoliadores ha sido normal con respecto a la labranza tradicional, la Agricultura de Conservación no ha ocasionado un gasto extra en el control de plagas, por el contrario, ha significado un ahorro.

El productor comenta que cada año se adaptan y mejoran los equipos de maquinaria agrícola tanto de siembra como de cultivo, lo que ha permitido obtener mejores siembras, con menores problemas de malezas y mejores rendimientos —los cuales han estado entre 2.0 y 2.7 toneladas por hectárea—. En conjunto, estas condiciones han motivado a David Rochín a destinar recursos para la compra de equipos agrícolas especializados para Agricultura de Conservación y también para comprar insumos, como biofertilizantes, para mejorar la microbiología de sus suelos.

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El acompañamiento técnico y el relevo generacional en el campo

Ocampo, Gto.- Los jóvenes representan el 16% de la población mundial ―en México esta cifra es de alrededor del 24%―, pero la relevancia de este sector no solo radica en su número, sino en su capacidad para impulsar la innovación y los cambios sociales. Desafortunadamente, las condiciones para el desarrollo de los jóvenes en muchos países de América Latina no son las más adecuadas y suelen ser el reflejo de profundas desigualdades ―como el acceso a la educación o las oportunidades de empleo―.

En México, la relación entre los jóvenes y el campo es una de las más relevantes a nivel económico debido al amplio potencial de crecimiento del sector primario —el único que registró un crecimiento en 2020 en medio de la pandemia—. Sin embargo, por diversas circunstancias históricas, en el campo mexicano hacen falta jóvenes. 

Si bien entre los trabajadores de apoyo en el campo predominan los jóvenes de 15 a 29 años, de acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria de 2019, solo 2% de los productores (varones) responsables del manejo y la toma de decisiones en las unidades de producción son jóvenes de 18 a 30 años ―rubro en el que los adultos mayores de 40 años son mayoría―. 

Para muchos jóvenes mexicanos el campo no es muy atractivo para dedicarse a él —los bajos rendimientos, la degradación de los suelos y algunos fenómenos socioculturales los desalientan—. Sin embargo, hay algunos jóvenes que le están dando un giro radical a esta historia y desde su esfuerzo cotidiano están incentivando que otros jóvenes se arraiguen y vean al campo como una gran oportunidad de crecimiento personal e incluso profesional.

Stefanny Flores es una de esas jóvenes. Ella se dedica a la agricultura desde hace cuatro años que egresó de la universidad y desde hace un año, cuatro meses promueve la Agricultura Sustentable en el municipio de Ocampo, cuando se incorporó al equipo técnico de MasAgro Guanajuato ―programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)―.

“Yo me integré a MasAgro Guanajuato porque lanzaron una convocatoria. Entré al programa en marzo del año pasado y junto con algunos compañeros somos el equipo más joven. Desde que entramos nos han estado capacitando para brindar un mejor acompañamiento técnico a los productores”, comenta Stefanny, quien promueve prácticas como la Agricultura de Conservación, la rotura vertical, la cosecha de agua, las curvas a nivel, la fertilidad integral y el Manejo Agroecológico de Plagas.

Esta es una zona con suelos muy degradados, entonces con estas prácticas nosotros hemos podido devolver o regenerar un poco el suelo perdido y ayudar en la captación de agua. En el caso de los enfoques agroecológicos el bajo costo de los insumos ha permitido reducir los costos de producción y también cuidar la salud de los productores ya que el manejo convencional emplea productos muy nocivos”.

Con respecto al relevo generacional, Stefanny comenta que “es algo difícil, pero no imposible siempre y cuando se inculque y concientice a niños y jóvenes sobre la importancia que tiene el campo para su misma región, para sus familias o para las personas que ellos conocen”. Como parte del equipo técnico de MasAgro Guanajuato, ella aporta a este propósito “involucrándolos (a los jóvenes) en los recorridos o capacitaciones que hacemos para que ellos vean cómo se puede innovar en el campo y hacerlo más productivo y rentable, y así no solo se queden con lo que pasaba antes, sino que ellos lo vean que en el campo hay futuro y que vale la pena quedarse en su región haciendo agricultura”, asegura.

La joven técnica comenta que parte de las dificultades de promover la Agricultura Sustentable es el peso que tienen los aprendizajes generacionales, pero explica que la innovación no está peleada con la tradición familiar, sino que, al contrario, la fortalece: “lo más difícil ha sido crear conciencia para que los productores realmente quieran adoptar un cambio. A veces es difícil salir de la zona de confort. Siempre existe miedo a que no funcione, por eso es tan importante que los productores se convenzan viendo el trabajo de otros, yendo al lugar, yendo a ver directamente cómo sí funcionaron las cosas y escuchando el testimonio de otros productores. Si los más grandes se convencen de los beneficios de la Agricultura Sustentable, entonces las generaciones podrán tener un mayor interés en seguir trabajando las tierras de su familia”. 

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Comienza Tech Maíz, fortaleciendo capacidades para un futuro sustentable en las Américas

Texcoco, Edo. Méx.- A nivel global, el aumento de la inseguridad alimentaria moderada a grave de 2019 a 2020 fue más pronunciado en América Latina y el Caribe (9%) que en el resto del mundo. Así lo señala el estado de la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo – 2021, publicado por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Unicef, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Cifras como estas llevan a preguntas como: ¿Qué tan resilientes son nuestros sistemas alimentarios? ¿Cómo podemos crear sistemas alimentarios que además de sostenibles, sean saludables, inclusivos, resilientes y sanen el planeta? Responderlas exige un esfuerzo mancomunado que no podría tener mejor marco que 2021, año en el que se conmemora el 50 aniversario del Premio Nobel de la Paz otorgado al doctor Norman Borlaug, a través de la iniciativa Agricultura para la Paz, promovida por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Se trata del proyecto denominado “Tecnologías de frontera para impulsar la producción sostenible de maíz en las Américas”, también conocido como Tech Maíz, que fue seleccionado de entre 175 propuestas presentadas a la convocatoria del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED), cuyo lanzamiento oficial virtual tendrá lugar el jueves 26 de agosto de 2021 a las 16:30 (GMT-5). Allí se darán cita expertos investigadores maiceros de Iberoamérica, así como el doctor Bram Govaerts, Director General a.i. del CIMMYT y galardonado con el Premio Norman Borlaug a la Investigación de Campo, otorgado por la Fundación Rockefeller, por encontrar formas innovadoras de aplicar la ciencia para mejorar la productividad y la resiliencia de los productores de sistemas de producción de maíz y trigo.

La propuesta de Tech Maíz fue presentada por la Red Latinoamericana del Maíz, mecanismo de integración y cooperación que agrupa a investigadores de nueve institutos públicos de investigación de Iberoamérica (INIA), cinco universidades latinoamericanas y el CIMMYT, para investigar e innovar en favor del cultivo del maíz, y en beneficio de los agricultores que lo producen.

El evento se llevará a cabo a través de la plataforma Zoom. Regístrate aquí.

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Suma de esfuerzos para apoyar el campo mexiquense

Texcoco, Edo. Méx.- Este 29 de julio Mercedes Colín Guadarrama —titular de la Secretaría del Campo del Estado de México (SECAMPO)— y Mario López Rodríguez —director de investigación de Instituto de Investigación y Capacitación Agropecuaria, Acuícola y Forestal (ICAMEX)— visitaron las instalaciones del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), donde se reunieron con el equipo del Programa de Desarrollo Integrado para explorar oportunidades de colaboración y así fortalecer la producción sustentable de cereales de grano pequeño, maíz y cultivos asociados en la entidad.

La visita de la titular de SECAMPO refuerza la colaboración de esa dependencia con el CIMMYT en el Estado de México, entidad que alberga la sede internacional de dicho organismo internacional y donde el Hub Valles Altos tiene un amplio trabajo en la promoción de prácticas sustentables a través de campañas como #AcciónPorElSuelo y donde, a pesar de la pandemia, en 2020 mantuvo una red activa de dos plataformas de investigación, nueve módulos demostrativos, 133 áreas de extensión y 470 áreas de impacto.

La visita se enmarca en los trabajos de un convenio que unirá los esfuerzos y acciones de ambas partes con el propósito de fomentar la transferencia y difusión de tecnologías agrícolas sustentables que permitan mejorar la productividad y contribuir al desarrollo rural de la entidad. 

A través de este convenio, el CIMMYT brindará soporte científico al campo mexiquense, ofreciendo a sus productores un amplio menú de tecnologías y prácticas sustentables que han sido previamente estudiadas y validadas en plataformas de investigación. Para acercar estos conocimientos directamente a quienes trabajan el campo, el convenio contempla un importante impulso a la capacitación de técnicos y productores, así como el establecimiento de módulos demostrativos —parcelas donde los productores reciben acompañamiento técnico y comparan lado a lado las prácticas convencionales y las innovaciones— que ayudarán a consolidar una comunidad de aprendizaje en torno a la Agricultura Sustentable.

En el menú tecnológico propuesto por el CIMMYT destacan prácticas como la Agricultura de Conservación —que permite reducir costos de producción y conservar recursos naturales—, el uso de variedades adecuadas, tecnologías herméticas poscosecha —que permiten minimizar las pérdidas durante el almacenamiento de granos—, la diversificación de cultivos —como una vía para que los productores accedan a nuevos mercados— entre otras prácticas.

Además del plan de capacitación y el menú tecnológico, el convenio marco contempla la elaboración de mapas de fertilidad en diversas zonas del estado —lo cual permitirá que los productores hagan un uso más eficiente de los fertilizantes, beneficiando su economía y contribuyendo a restaurar la fertilidad de los suelos—, así como la instalación de mesas técnicas agroclimáticas que permitirán a los productores disponer de recomendaciones claras y oportunas para que tomen las mejores decisiones en sus tierras de cultivo con respecto a los efectos del cambio climático.

De acuerdo con la maestra Tania Casaya, gerente del Hub Valles Altos del CIMMYT: “las líneas estratégicas que engloban a este convenio marco derivarán en actividades específicas a favor del desarrollo territorial rural del estado y fortalecen la relación del CIMMYT con diversas instituciones de la entidad, por eso se presentaron además los avances que tenemos a la fecha producto de la vinculación que ya hay con diversas direcciones de la Secretaría del Campo del Estado de México y con ICAMEX”. 

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El cultivo de maíz frente a la sequía en México

Sinaloa.- Durante este 2021 y con el verano ya iniciado, México ha vivido bajo una gran incertidumbre a causa de la escasez de agua en lagos, presas, ríos y pozos profundos. Esto ha afectado directa e indirectamente a la agroindustria y a la población en general, particularmente del Noroeste de México. 

En la región Noroeste de México (Sinaloa), la mayor parte de la superficie dedicada a la agricultura es destinada al cultivo de maíz híbrido de alto rendimiento, que requiere de un gran volumen de agua proveniente de alguna de las 12 presas localizadas en el norte y centro-sur del estado —cabe mencionar que el ciclo otoño-invierno 2020-2021 en la entidad se desarrolló de una forma relativamente normal, salvo algunas excepciones donde hubo registro de limitaciones de agua para el campo—.

En Sinaloa, por lo general, se hacen de cuatro a cinco riegos para obtener una buena cosecha de maíz —el promedio estatal de rendimiento es de 11.5 toneladas por hectárea (t/ha)— y esto está determinado por el tipo de clima, suelo, época del año y forma de irrigación —predomina el riego por gravedad—. Hay algunas excepciones donde se hacen de 6 a 8 aplicaciones de agua en terrenos de textura más arenosa, permitiendo que haya productores que obtienen de 16 a 17 toneladas por hectárea, o más, en promedio.

El problema de la escasez de agua en el Noroeste de México es cíclico. Si las lluvias anuales no son abundantes como para recuperar los niveles de las presas al mínimo requerido, se limitaría la superficie de maíz, aunque se podrían establecer otros cultivos de menor demanda hídrica como el garbanzo, frijol, sorgo, entre otros.

Otro efecto podría ser que solo se autoricen dos o tres riegos de auxilio en las superficies establecidas. Esto afecta el rendimiento de la cosecha y más en algunas zonas con suelos arenosos, poco profundos o con poca capacidad de retener la humedad de forma adecuada para el cultivo, especialmente si se considera que las etapas más críticas en el cultivo de maíz —y cuando se requiere una buena humedad en el suelo— son: al momento de la germinación y emergencia de las plantas, durante la floración y en la etapa de llenado de las mazorcas. No tener los niveles óptimos de humedad en estas etapas va en detrimento del rendimiento, que puede ser muy considerable.

En un panorama así, los productores tienen como opción seleccionar variedades que cumplan su ciclo más rápidamente o que tengan características de tolerancia a estas condiciones —aquellos agricultores que deseen asesoría en este sentido pueden contactar a Semillas Ceres, donde los orientarán—. Además, la Agricultura de Conservación les permitirá obtener mejores resultados, en buena medida porque al mantener el rastrojo como cobertura, se retiene mayor humedad en el suelo.  

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Hacia la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios

Oaxaca.- Los sistemas agroalimentarios en la actualidad deben dar respuesta a un mundo cambiante caracterizado por una población creciente, con fluctuaciones en la economía, variaciones climáticas y diversas problemáticas sociales. La Agricultura Sustentable puede contribuir a mejorar el panorama, pero la pregunta es cómo lograr la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios. 

El proceso para lograr la sustentabilidad no es lineal y sugiere que es necesario adoptar soluciones profundas y rediseñar los sistemas agroalimentarios.  Rediseñar significa buscar cambios en la composición y estructura de los sistemas para brindad sustentabilidad en todas las dimensiones (económicas, sociales y ambientales) y así facilitar alimento, fibras y combustibles a la velocidad que el mundo lo exige. 

Rediseñar significa aprovechar el control biológico, la depredación, el parasitismo, la alelopatía, la fijación de nitrógeno, la polinización y otros procesos ecológicos para desarrollar componentes que brinden beneficios para la producción de cultivos y ganado. 

Rediseñar, sin embargo, es un desafío tanto social e institucional como agrícola, ya que existe la necesidad de crear y hacer un uso productivo del capital humano en forma de conocimiento y capacidad para adaptarse e innovar, y capital social para promover paisajes comunes a diversas escalas. 

Entre los principales rediseños en los sistemas agrícolas en el mundo destacan la Agricultura de Conservación —sistema que permite prevenir la erosión del suelo—, el manejo integral de plagas, los cultivos integrados y manejo de la biodiversidad —un ejemplo podría ser el sistema arroz-pescado—, los sistemas mixtos de cultivos y forrajes —como los sistemas de pastoreo rotacional—, la incorporación de árboles en sistemas agrícolas —como los sistemas agroforestales—, el manejo del agua de riego —como las tecnologías de micro irrigación— y los pequeños sistemas intensivos —como la producción comunitaria y las asociaciones de compras grupales—.  

Si bien es cierto que estas prácticas pueden encaminar a la sustentabilidad de los agrosistemas, es necesario evaluarlos constantemente y considerar las dimensiones económica, social y ambiental con base en indicadores. De esta manera se puede determinar el avance del agrosistema hacia la sustentabilidad. 

Rediseñar es una etapa en la transición de los agrosistemas hacia la sustentabilidad, implica un trabajo continuo y colectivo que permitirá responder a un mundo cambiante y, quizá, sea un punto de inflexión importante para la sustentabilidad de los agrosistemas.   

Fuentes

  • Barba, L., Reyna-Ramírez, C., López-Ridaura, S. (2020). Farm level modelling and protocols for the assessment of indicators – CLCA Systems (Mexico and Bolivia).
  • Pretty, J., Benton, T. G., Bharucha, Z. P., Dicks, L. V., Flora, C. B., Godfray, H. C. J., … & Wratten, S. (2018). Global assessment of agricultural system redesign for sustainable intensification. Nature Sustainability1(8), 441-446.
  • Reyna-Ramírez, C. A., Rodríguez-Sánchez, L. M., et al. (2018). Redesign of the traditional Mesoamerican agroecosystem based on participative ecological intensification: Evaluation of the soil and efficiency of the system. Agricultural Systems165, 177-186.
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El legado de dos premios Nobel en favor de pequeños agricultores

Texcoco, Edo. Méx.- La adopción de prácticas sostenibles y efectivas en la producción de maíz permite disminuir costos, pero, sobre todo, proteger la calidad de vida de los productores del campo y la calidad de los recursos vitales para la agricultura, como el agua y el suelo que, frecuentemente, se degradan o contaminan por la aplicación excesiva de pesticidas. 

En el marco de la iniciativa Agricultura para la Paz, parte de la conmemoración del 50 aniversario del Premio Nobel de la Paz que recibió el fundador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el doctor Norman Borlaug, junto con Provivi®, la startup de innovación agroecológica liderada también por la laureada Nobel de Química 2018, profesora Frances Arnold,  se anunciaron las primeras actividades de proyectos acordados y en planeación para evaluar y promover  prácticas y tecnologías amigables con el medioambiente que permiten controlar la plaga del gusano cogollero del maíz capaz de ocasionar pérdidas de más de 60% de rendimiento. 

Los dispensadores de liberación prolongada de feromonas de confusión sexual Provivi FAW®, son una herramienta dentro del Manejo Agroecológico de Plagas que permite disminuir el número de aplicaciones para cogollero durante el ciclo del cultivo, reduciendo así la exposición de los seres vivos, del suelo y del agua, a químicos nocivos”, señaló el ingeniero Carlos Uribe Gómez, Director comercial Provivi® México y Estados Unidos. 

Para asegurar el uso adecuado de los dispensadores de feromonas de confusión sexual, Provivi® participará en las actividades de investigación y capacitación para la adopción de las prácticas agrícolas sostenibles que promueven el CIMMYT y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) a través de proyectos de desarrollo integrado de sistemas alimenticios como Cultivos para México. La nueva alianza contribuye a los esfuerzos en sanidad de plantas de Un Solo CGIAR y fortalece la capacidad de respuesta de excelencia del CIMMYT.

El Manejo Agroecológico de Plagas es un área de investigación aplicada al desarrollo sostenible de los sistemas de maíz en la que la Secretaría de Agricultura y el CIMMYT han tenido mucho éxito gracias al extenso conocimiento que tienen los productores mexicanos de insectos como el gusano cogollero y a su capacidad de innovación para la mejora continua de sus prácticas productivas”, señaló el doctor Bram Govaerts, Director General a. i. del CIMMYT. 

El acuerdo de colaboración celebrado entre el CIMMYT y Provivi® considera, además, la evaluación de tecnologías para el control de las aflatoxinas del maíz en las plataformas de investigación y módulos demostrativos de las redes de innovación que el organismo internacional de investigación pública sin fines de lucro ha consolidado en México con el apoyo del Gobierno Federal y de decenas de colaboradores de los sectores público, privado y social. 

 

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Ahorran dinero y protegen el medioambiente mientras controlan plagas

León, Gto.- Una infestación no controlada de gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) en un cultivo de maíz puede afectar significativamente la economía de los productores, ya que este insecto plaga afecta a la plántula, daña las hojas —lo que repercute en el desarrollo general de la planta—, o inhibe las inflorescencias durante la floración de la planta adulta.

El gusano cogollero puede disminuir desde 30 hasta 60% el rendimiento del maíz ya a cosecha. Su control convencional implica cuatro aplicaciones de insecticidas químicos que obviamente repercuten en altos costos de producción. Por esta razón en las comunidades Benito Juárez y La Cinta, en el municipio de León, Guanajuato, se promueven enfoques agroecológicos para reducir el uso de productos químicos.

La implementación de la estrategia de Manejo Agroecológico de Plagas que se promueve a través de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— contempla tres acciones principales: la primera son los monitoreos para identificar los insectos presentes en la parcela, determinar cuáles son benéficos y cuáles son plaga; determinar también los porcentajes de daño en el cultivo a través de los umbrales económicos de cada plaga y ver si es necesario o no emprender alguna acción de control. 

El segundo punto es fortalecer el control biológico de las plagas mediante la liberación de algunos insectos benéficos, en el caso de las comunidades Benito Juárez y La Cinta se han liberado avispas del género Trichogramma, las cuales parasitan los huevos de lepidópteros —orden de insectos al que pertenecen las mariposas y las polillas, como la del gusano cogollero en su fase adulta— y también se han liberado chinches del género Geocoris, que se alimentan principalmente de insectos de cuerpo blando —como el gusano cogollero antes de ser polilla—. 

Cabe mencionar que los insectos que se han empleado en esta estrategia proceden del Laboratorio de Reproducción de Organismos Benéficos del Comité Estatal de Sanidad Vegetal de Guanajuato (Cesaveg) —su liberación, así como la adquisición de feromonas a bajo costo, ha sido posible con el apoyo del gobierno municipal de León, a través de la Dirección de Desarrollo Rural municipal—. La intención, una vez liberadas, es que se reproduzcan en las parcelas y empiecen a hacer un control biológico de las plagas para reducir su incidencia en las parcelas. 

El tercer punto de la estrategia es el uso de herramientas complementarias, tales como las feromonas de confusión sexual y las trampas con feromonas de atracción que se ponen en los tambos de 10 o 20 litros. Las feromonas de confusión sexual se colocan en un dispensador de fácil instalación y de descarga controlada. La feromona no provoca la muerte del insecto, solo evita que se aparee, lo cual es de suma importancia para evitar la postura de huevecillos que, de otra manera, más tarde se convertirían en un “verdadero dolor de cabeza” para los productores. 

La recomendación técnica es que las trampas con feromonas se instalen inmediatamente después de la siembra —la dosis recomendada es instalar 30 dispensadores por cada hectárea de cultivo—; la razón de esto es para que la feromona se active y forme la nube de aroma que provoca la confusión sexual a la polilla macho del gusano cogollero. Cuando esto se hace antes de que emerja la planta de maíz se protege al cultivo desde la germinación hasta la etapa reproductiva del maíz.

Esta estrategia de Manejo Agroecológico de Plagas recién se ha implementado en el presente ciclo productivo en las citadas comunidades, no obstante, ya se ha notado una disminución en las aplicaciones: de cuatro que se hacían ahora los productores que están participando en MasAgro Guanajuato han hecho una sola aplicación y solo en algunos casos dos aplicaciones. Esto es que se ha reducido en más de 50% la aplicación de insecticidas y, consecuentemente, los beneficios de esta estrategia son directamente para el medioambiente y para la salud de los productores.

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La importancia de conocer las malezas

Texcoco, Edo. Méx.- Las malezas son aquellas plantas que, en un momento, lugar y en un número determinado, resultan perjudiciales o indeseables en los cultivos. Las afectaciones por malezas son muy variables según el tipo de cultivo y la zona agroclimática —además, varias de ellas han desarrollado resistencia a los herbicidas—. Así, mientras se estima que las malezas ocasionan una pérdida directa aproximada de 10% de la producción agrícola global (FAO, 1996), en México el surgimiento de malezas o especies invasoras afecta, en promedio, el 30% del rendimiento de algunos cultivos (Asociación Mexicana de la Ciencia de la Maleza, 2010). 

Para hacer un manejo adecuado de las malezas es importante conocerlas, identificarlas adecuadamente —te recomendamos revisar esta infografía sobre clasificación de malezas: https://repository.cimmyt.org/bitstream/handle/10883/20925/62340.pdf— y comprender que, como todas las plantas, compiten por luz, agua, nutrientes y espacio, por lo que es importante realizar el deshierbe en el momento preciso, es decir, en el periodo crítico de competencia que se centra sobre todo en la etapa inicial de desarrollo del cultivo —pasado este periodo la aparición de malezas no representa un riesgo de atención prioritaria—.

Desde luego, también es importante identificarlas adecuadamente porque, algunas, tienen propiedades que pueden ser aprovechadas —como el diente de león (Taraxacum officinale) que tiene propiedades nutricionales, o el chicalote (Argemone munita), que puede ayudar a descompactar el suelo—.

La cobertura del suelo con rastrojo, la diversificación de cultivos y el Manejo Agroecológico de Plagas son algunas de las prácticas que ayudan a reducir la incidencia de las llamadas “malas hierbas”, aunque, cuando aparecen, existen algunos consejos que pueden ayudar a que el trabajo para eliminarlas de las parcelas sea menor. 

El doctor Ravi Gopal, científico del CIMMYT, aconseja por ejemplo que en los casos en que el deshierbe se haga de forma manual —como ocurre en muchos estados del país— se usen deshierbadores, que son más ligeros y eficaces en comparación con los azadones —por supuesto, los productores pueden hacer sus propias evaluaciones de la herramienta y optar por la que consideren mejor—. 

Este ligero cambio en la herramienta podría hacer una gran diferencia pues, dependiendo de la extensión de la parcela, los 2 kg que suele pesar un azadón pueden influir significativamente en la eficiencia y el tiempo de realización del deshierbe y, por supuesto, en el desgaste físico que implica.

Los deshierbadores tienen un peso considerablemente menor (a penas 900 gramos) que los azadones. Por su diseño permiten reducir notablemente el tiempo del deshierbe y también hacerlo más eficiente. Además, esta herramienta va dejando prácticamente en el mismo lugar las malezas que va arrancando —a diferencia del azadón, que va acumulando y arrastrando las hierbas extraídas—, lo cual no solo hace que el trabajo se aligere, sino que permite aprovechar determinadas malezas —dejándolas ahí mismo— para que nutran al suelo.