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Más Maíz Mexiquense

Estado de México.- En el Estado de México existen casi 500 mil hectáreas de tierra fértil para la siembra de maíz, de las cuales 300 mil tienen alto potencial productivo. En este sentido, y derivado del convenio de colaboración entre la Secretaría del Campo (SECAMPO) del Estado de México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), más de 100 asesores técnicos de dicha secretaría y 11 delegaciones regionales se capacitaron durante 2021 en temas relacionados con el Manejo Integrado de Malezas y otras prácticas de Agricultura Sustentable.

Mercedes Colín Guadarrama, titular de SECAMPO, señaló durante la clausura del curso que “gracias a este esfuerzo coordinado con el CIMMYT se logró cumplir con el objetivo de desarrollar y fortalecer las competencias de los actores de la cadena agrícola, en particular, de los técnicos de la Secretaría del Campo, quienes con los conocimientos y experiencias adquiridas contribuirán, a su vez, a enriquecer las capacidades de los productores mexiquenses”. 

Tania Casaya, gerente del Hub Valles Altos del CIMMYT, detalló que la capacitación constó de nueve sesiones con temas como: principios de Agricultura de Conservación y manejo de rastrojo, estimación de rendimientos, manejo agroecológico de plagas, manejo integrado de enfermedades, poscosecha, manejo básico del maíz, selección masal, asociatividad y calibración de equipos agrícolas.

Previamente, Edgar Díaz Álvarez, Director General de Agricultura de SECAMPO, expuso que la capacitación se enmarcó en el programa Más Maíz Mexiquense y buscó proporcionar experiencia y más herramientas para que los asesores técnicos se conviertan en agentes de cambio y enfrenten con determinación el reto de la producción de granos básicos en el Estado de México.

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2022: La Niña podría prolongar la temporada de huracanes

Texcoco, Edo. Méx.- La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos actualizó recientemente su pronóstico para la Oscilación del Sur de El Niño (ENSO, por sus siglas en inglés, o simplemente El Niño). De acuerdo con los datos más recientes se anticipa el desarrollo del fenómeno de La Niña (fase fría del ENSO) para el pico de la temporada ciclónica del Atlántico.

¿Qué significa lo anterior? Significa que es altamente probable que 2022 tenga una temporada de huracanes bastante activa en el Atlántico (la cual va de finales de agosto a principios de octubre), ya que La Niña podría reducir los cambios de dirección y fuerza de los vientos (el viento cortante) y ayudar así a prolongar la temporada de huracanes. 

Lo anterior no es indicativo de que 2022 será, necesariamente, un año húmedo para México ya que con frecuencia La Niña provoca que el sur de Estados Unidos y la mayor parte de México experimenten condiciones más secas y menos frías de lo normal, por lo que se puede incrementar la presencia y expansión de los incendios forestales.

El Servicio Meteorológico Nacional de México, de hecho, anticipa que La Niña afectará las temperaturas y precipitaciones en el país en los próximos meses. Con temperaturas por arriba de lo normal y precipitaciones por debajo de lo normal en la mayor parte del territorio nacional (excepto en el sureste del país, donde no predomina ninguna de las categorías) será fundamental tomar medidas precautorias, particularmente en sectores como la agricultura. 

El manejo de rastrojos, por ejemplo, puede ser clave para afrontar años donde La Niña impone condiciones adversas para la mayoría de los agricultores. Diversos estudios del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) confirman que en los años más secos los suelos cubiertos con rastrojo tienen mejores resultados que aquellos que quedan sin cobertura (te recomendamos leer Rastrojo, el héroe en los años secos).

Con respecto a la probabilidad de que el ENSO entre a su fase cálida (El Niño) hacia finales de 2022, los observatorios climáticos señalan que aún no se puede decir con certeza, pero ya que ambos fenómenos impactan las condiciones climáticas de todo el mundo, es importante continuar promoviendo, más que nunca, acciones de adaptación y mitigación del cambio climático. 

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Con estas prácticas el uso de agua para cultivar cebada es hasta 40% menor

Texcoco, Edo. Méx.- Actualmente México es el mayor exportador de cerveza y el segundo mayor importador de malta de cebada en el mundo. La cebada en México se produce principalmente en agricultura de regadío en la región de El Bajío. De hecho, en Guanajuato el 69% del agua utilizada para riego proviene principalmente de acuíferos y, como resultado de la agricultura intensiva, 19 de los 20 acuíferos en el estado están ahora sobreexplotados y el nivel del agua subterránea está cayendo a un ritmo de hasta 3 metros al año.

El anterior, es el contexto por el que un grupo de investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Universidad de Guanajuato desarrollaron un experimento de campo a fin de identificar las prácticas y tecnologías con mayor potencial para optimizar el consumo de agua en el cultivo de cebada. 

“Comparamos el uso de agua y el rendimiento de grano en la agricultura convencional ―basada en el continuo movimiento del suelo― y la Agricultura de Conservación, tanto con riego por surcos como por goteo, en un experimento de campo de cebada-maíz de 2016 a 2020 (seis temporadas de crecimiento). Además, hicimos comparaciones en paralelo en parcelas de agricultores que participan en el proyecto Cultivando un México Mejor, de Heineken México y el CIMMYT, donde los productores cuentan con acompañamiento técnico para la implementación de la Agricultura de Conservación y otras prácticas sustentables”, señalan los investigadores. 

Los resultados muestran que, si bien los rendimientos no difirieron significativamente entre los sistemas de producción, el uso del agua de riego fue en promedio 17% menor con Agricultura de Conservación que con labranza convencional, aproximadamente 36% menor con el riego por goteo que con el riego por surcos en la labranza convencional, y 40% menor con riego por goteo y Agricultura de Conservación combinados en comparación con la agricultura convencional con riego por surcos. 

El estudio también señala que el ahorro de agua mediante la Agricultura de Conservación en los campos de los agricultores fue similar al ahorro de agua en el experimento controlado ―desarrollado en el sitio Ex-Hacienda El Copal de la Universidad de Guanajuato en Irapuato, Guanajuato―. Además, se menciona, en los campos de los agricultores la Agricultura de Conservación redujo las emisiones de gases de efecto invernadero en 192 kg de CO2.

Aunque las reducciones en el uso de agua difirieron entre años, dependiendo del clima, los resultados del estudio son muy alentadores. Además, el estudio es aún más relevante porque reúne el trabajo realizado tanto en plataformas de investigación como en parcelas de productores, lo cual permite evaluar las distintas prácticas en las condiciones reales de los agricultores.

El artículo de investigación original ―Reduced Water Use in Barley and Maize Production Through Conservation Agriculture and Drip Irrigation― ha sido incluido en la revista Frontiers in Sustainable Food Systems que publica investigaciones rigurosamente revisadas por pares. Puede ser consultado en: https://doi.org/10.3389/fsufs.2021.734681 

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Alfalfa, más que un forraje

San Pedro del Gallo, Dgo.- Se estima que la Comarca Lagunera ―zona que abarca diversos municipios de Coahuila y Durango— produce 10 millones de litros de leche diarios, lo cual representa alrededor del 20% de la producción total nacional. En esta zona, considerada la cuenca lechera más importante de México, la lechería empresarial contribuye con 95% de la producción regional y, la actividad lechera en general, genera alrededor de 16 mil empleos en forma directa y 180 mil empleos indirectos. 

Para los productores locales es fundamental disponer de opciones viables y rentables para la alimentación del ganado. La alfalfa es una planta muy nutritiva para el ganado destinado a la producción de leche, particularmente cuando es deshidratada ―aporta proteínas, vitaminas, minerales y oligoelementos, que son componentes que intervienen en la regulación y equilibrio de muchas funciones de los organismos―.

Además, la alfalfa tiene otros beneficios: evita la acidosis y mejora la fermentación microbiana de los rumiantes, permite mantener el paisaje verde durante su ciclo, evita la erosión de los suelos, permite al agricultor ahorrar dinero porque no conlleva gastos en nitratos ―en cambio, sí enriquece el suelo con nitrógeno― y, dado que no necesita de grandes labores, también permite ahorrar combustible, ayudando así a la salud del medioambiente. 

En la Comarca Lagunera la alfalfa ocupa aproximadamente el 57% (36 mil hectáreas) de la superficie sembrada y se ha convertido en una buena alternativa para alimentar bovinos, caprinos, ovinos y equinos. La popularidad de este cultivo se debe principalmente a su calidad, su gran rendimiento en materia seca y su gran adaptabilidad a regiones semiáridas ―y hasta húmedas―. Además, su capacidad para fijar nitrógeno ―elemento vital para la nutrición de cultivos futuros― la convierte en un importante componente de la sustentabilidad de los sistemas productivos. 

La forma de consumo de consumo de esta pastura es muy variada, pudiendo ser a través del pastoreo directo (fresca, en pie); el pastoreo de forraje cortado mecánicamente; como pasto cortado y distribuido en comederos; como heno, en rollos o fardos; o bien, como pellets (alimento comprimido para animales).

La principal forma de conservación de la alfalfa es mediante la henificación ―el material, una vez cortado, debe ser secado rápido hasta una humedad del 20%-25%―, seguida en menor medida por el silaje ―conservación de forraje húmedo donde la conservación se realiza gracias a la presencia de ácido láctico, producido por bacterias específicas mediante un proceso de fermentación sin aire― y el henolaje ―intermedio entre la henificación y el silaje―. 

Otra forma de conservación de la alfalfa es por medio del deshidratado y posterior compactado para producir pacas de diversos tamaños. Esto se realiza con maquinaria y facilita su distribución y comercialización pues, al hacer esto, se logra que la pastura cultivada ―cuya mayor producción es en primavera-verano― pueda administrarse en otras épocas del año, facilitando su transporte y comercialización.

El problema que limita la siembra y producción de la alfalfa en la Comarca Lagunera es el gasto de agua de riego ya que, por corte, requiere alrededor de 150 milímetros. Considerando que se realizan máximo 10 cortes anuales, entonces anualmente se gastan 1,500 milímetros con sistemas de riego por goteo y aspersión.

Comparado con la producción de maíz y cereales, el gasto de agua es el siguiente: 

Tabla 1. Comparativo del gasto de agua de riego en diversas modalidades en el cultivo de la alfalfa y cultivos cíclicos. Los datos son resultado de la vinculación CIMMYT-Asesores Comerciales en los módulos demostrativos: Garcés, Luchana y Jaboncillo de las Empresas de Lala y Beta Santa Mónica.

Siendo la alfalfa el alimento que se requiere para la cuenca lechera más grande del país y la que se requiere para abastecer a diversas empresas del ramo, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y Asesores Comerciales se han vinculado con las empresas Lala y Beta Santa Mónica para promover prácticas y tecnologías sustentables que permitan optimizar el consumo de agua en el cultivo de alfalfa. 

Entre las prácticas y tecnologías promovidas se encuentran la modernización de los sistemas de riego por goteo y aspersión, el uso de estiércoles —mediante un proceso regulatorio que permita incrementar la materia orgánica y regenerar la biota del suelo—, así como la implementación de sistemas de camas de siembra para alfalfa, lo cual contribuirá a lograr ahorros de hasta 30% de agua de riego.

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Un año promoviendo la paz a través de la Agricultura Sustentable

Texcoco, Edo. Méx.- Hace un año el Gobierno de México y diversos organismos nacionales e internacionales conmemoraron el 50 aniversario de la entrega del Premio Nobel de la Paz al doctor Norman Borlaug —uno de los fundadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—. En ese marco y, bajo la iniciativa #AgriculturaParaLaPaz, hicieron un llamado para impulsar la resiliencia del campo mexicano como vía para consolidar la paz social.

Durante este tiempo, Agricultura para la Paz mostró su potencial para sumar esfuerzos y así convirtió la metáfora en acción: además del Centro Nobel de la Paz, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Embajada de México en Noruega, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el CIMMYT y sus diversos colaboradores en México, a la iniciativa se sumaron diversas universidades, la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) de Guanajuato, otros centros del CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales al cual pertenece el CIMMYT—, así como Provivi®, la startup de innovación agroecológica liderada por la ganadora del Premio Nobel de Química en 2018, Frances Arnold.

En el fortalecimiento de Agricultura para la Paz también destacó la formulación de la Iniciativa Regional Integradora, AgriLAC Resiliente, la cual busca incrementar la resiliencia, servicios ecosistémicos y competitividad de los sistemas agroalimentarios en América Latina, aprovechando y potenciando diversas iniciativas del CGIAR presentes en la región. 

Agricultura para la Paz no pudo surgir en mejor momento porque, ante un escenario de incertidumbre debido a los efectos de la pandemia por COVID-19, formó parte de la respuesta y la estrategia de reconstrucción en un año tan decisivo para la humanidad como 2021.

La iniciativa promovió un mejor uso de la ciencia y la tecnología ante eventuales crisis alimentarias, así como una relación mucho más colaborativa entre científicos y agricultores para difundir con más facilidad los frutos de la investigación científica, aspecto clave para disminuir varias de las brechas sociales que amenazan la paz, sobre todo en el ámbito rural.

Mediante la alianza estratégica con Provivi®, por ejemplo, se pusieron a disposición de técnicos y productores innovaciones científicas amigables con el medioambiente —como los dispensadores de liberación prolongada de feromonas de confusión sexual—, fomentando así que los esfuerzos de todas las organizaciones participantes se centraran en uno de los espacios con mayor potencial para consolidar la paz social: el campo.   

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Agricultura Sustentable, parte esencial de la respuesta a la migración

Si este año no le pego en el campo, me retiro de esto y me voy a Estados Unidos”, se decía a sí mismo y sin muchas expectativas Juan Manuel Castañeda Barrientos, productor de la comunidad El Cerrito, en San Felipe, Guanajuato, donde la ganadería es una actividad de importancia económica y, por lo tanto, se requieren grandes cantidades de forraje para alimentar al ganado. 

En San Felipe, como en muchas otras comunidades de México, la situación del campo se complica cada vez más debido a los altos costos de los insumos, la degradación de las tierras y el cambio climático. El ciclo pasado, por ejemplo, ante la necesidad de garantizar el alimento de sus reses y cabras para la época de estiaje, Juan Manuel tuvo que comprar forraje en Dolores Hidalgo. Si bien solucionó el problema de manera temporal, se incrementaron sus ya de por sí altos costos de producción, haciendo poco rentable la engorda y el mantenimiento de su ganado.

Actualmente Juan Manuel ha mejorado notablemente su producción, alcanzando 17 toneladas de forraje para ensilar por hectárea. Con cuatro hectáreas sembradas con cultivos y prácticas sustentables que aprendió a partir de un proyecto que impulsa el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Gobierno de Guanajuato, Juan Manuel ahora cuenta con reservas de alimento suficientes para mantener a su ganado por casi cinco meses durante el ciclo otoño-invierno, que es el periodo más crítico del año por la ausencia de vegetación en los agostaderos.

Gracias a que Juan Manuel tuvo la oportunidad de acercarse a la Agricultura Sustentable y decidió darle una oportunidad a las prácticas innovadoras que le propusieron no tuvo que migrar a los Estados Unidos. Sin embargo, muchos mexicanos aún no han podido acceder a alternativas para hacer más rentables y sustentables sus sistemas de producción y, ante la erosión de los medios de vida rurales, buscan oportunidades fuera del país.

Por supuesto, el fenómeno de la migración es altamente complejo y son muchos los factores que influyen para que alguien migre. No obstante, de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica más reciente disponible (2018), cerca del 68% de los mexicanos que salen del país lo hacen para buscar trabajo o trabajar. Además, gran parte de estos migrantes son originarios de entornos rurales ―de 2013 a 2018 los cuatro principales estados expulsores de migrantes internacionales fueron Guanajuato, Oaxaca, Zacatecas y Michoacán―, hecho que se confirma al revisar el destino de las remesas. 

Como manifiesta Bram Govaerts, director general del CIMMYT, “fenómenos como la migración surgen desde sistemas agroalimentarios disfuncionales. Cuando las personas no tienen que comer, cuando su base de bienestar se ha erosionado, entonces buscan otras alternativas. Por eso es importante generar sistemas agroalimentarios sólidos y resilientes para la conservación del medio ambiente y para la consolidación de la paz”.

Los retos y las dificultades que implica la migración requieren una acción colectiva porque, como apuntan las Naciones Unidas a propósito del Día Internacional del Migrante (18 de diciembre), la migración debería ser una elección, no una necesidad. Para contribuir a este propósito el CIMMYT y sus colaboradores promueven prácticas de Agricultura Sustentable para que, al igual que lo hizo el productor Juan Manuel Castañeda, los agricultores transformen sus sistemas productivos para que estos les provean medios de vida dignos. 

Con información de Enrique Rosas Gaytán y Araceli Donghú Ángeles.

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Suelos sanos, fundamentales para el cuidado del agua

Calera, Zac.- Se estima que la agricultura es responsable de alrededor del 70% de las extracciones de agua a nivel global. Con el cambio climático ejerciendo presión adicional al recurso, muchos agricultores están buscando prácticas que les permitan optimizar el uso del agua.

En estados como Zacatecas, donde el agua es un recurso escaso, es necesario aprovechar cada gota, pero esto difícilmente puede suceder si antes no se trabaja en la restauración y el mejoramiento de los suelos agrícolas ―en Zacatecas, el 93% de la superficie cultivable tiene problemas de erosión en alto y muy alto grado―.

¿Por qué es importante la salud del suelo para cuidar el agua? Cuando un suelo está sano tiene una estructura que le permite desempeñar diversos procesos, como la infiltración del agua, la retención de humedad, el desarrollo de raíces, la aireación, entre otros. Por el contrario, un suelo degradado pierde esa estructura y su capacidad de sostener una adecuada actividad biológica, afectando la productividad y la rentabilidad de los cultivos. 

Partiendo de esta estrecha relación entre la calidad de los suelos agrícolas y el aprovechamiento y cuidado del agua, el proyecto Aguas Firmes ―impulsado por el Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)― está capacitando a productores zacatecanos para que, a partir de la implementación de prácticas agrícolas sustentables, se recuperen los suelos y así se avance en el manejo sostenible del agua. 

Aguas Firmes, comenta el biólogo Carmen Martínez García ―consultor para el proyecto― busca reducir el gasto del agua en las unidades de producción en el acuífero de Calera, Zacatecas. Esto es posible, señala, “mediante la recuperación de los suelos, con la implementación de la Agricultura de Conservación para ayudar al desarrollo de una Agricultura Sustentable en la zona donde se desarrolla el proyecto en el que, actualmente, participan 53 productores zacatecanos que están impactando en 603 hectáreas”. 

El proyecto Aguas Firmes apuesta por el desarrollo de capacidades: “recientemente hicimos una práctica de diagnóstico de parcela y también la «práctica del terrón», donde los productores observaron que los terrones provenientes de parcelas con Agricultura de Conservación duran más al sumergirse en agua, a diferencia de los terrones de las parcelas con labranza convencional que se desintegran con facilidad porque han perdido su estructura”, comenta el ingeniero Julio César González, consultor para el proyecto. 

También se realizó la práctica de infiltración, donde se demostró cómo el suelo donde se dejó rastrojo o paja del ciclo anterior permitió una infiltración más rápida y de más agua al suelo; con la práctica del penetrómetro se observó el grado de compactación; el resultado fue de 10 cm de profundidad, lo cual indica que el suelo está muy degradado y erosionado, además de que le hace falta materia orgánica”, señala Julio César. 

Prácticas como estas ayudan a explicar lo que sucede en las parcelas cuando se riega o llueve: si se ha destruido la estructura del suelo y su contenido de materia orgánica es pobre a causa de un movimiento continuo y de no dejar rastrojo, entonces los agregados del suelo tienden a destruirse, provocando que los pocos poros presentes se obstruyan y haciendo que la velocidad de infiltración sea muy lenta. Con Agricultura de Conservación, en cambio, la estructura y porosidad del suelo mejoran, ya que no son destruidos por el barbecho o las rastras ―la mínima labranza es uno de los componentes básicos de este sistema, junto con la cobertura del suelo con rastrojo y la diversificación de cultivos―.

Los beneficios de hacer un mínimo movimiento del suelo son notables: “en la siembra de siempre ya se le han aplicado dos riegos de auxilio y en la parcela con Agricultura de Conservación apenas le aplicamos el primer riego, además hemos ahorrado por no realizar la preparación del terreno”, comenta Omar García Jordán, uno de los productores que participan en Aguas Firmes y en cuya parcela ―donde se realizó siembra directa de frijol Pinto Saltillo con rastrojo de cebada y mínimo movimiento de suelo― se ha establecido un módulo de innovación. 

Así, la reciente capacitación, desarrollada en el módulo establecido con el señor Omar,  permitió que 18 agricultores de Calera y sus alrededores observaran directamente los beneficios de incorporar residuos de cosecha a los suelos y de hacer siembra directa: se mejora la infiltración, se reduce la presencia de malezas, se guarda más humedad y por más tiempo, se disminuyen los costos de producción y se optimiza el uso del agua, aspecto fundamental para un estado como Zacatecas donde cada gota es de gran valor para la agricultura. 

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Aprendizaje en familia

Larráinzar, Chis.- En la comunidad de Talonhuitz, municipio de Larráinzar, Chiapas, vive don Bernardino Hernández González y su familia: “Yo trabajo como productor en el campo, sembrando maíz, frijol, hortalizas como la calabacita, jitomate y tomate verde. También estamos trabajando las fresas. Como familia estamos nosotros y mis dos hijos. Para el trabajo en el campo nos apoyamos todos, como en la cosecha del mes, todos apoyan, y si hay cosecha de fresa ahí también llegan todos, hasta los niños, aunque están pequeñitos también lo pueden hacer para aprender”.

Don Bernardino y su familia participan en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Antes no había un técnico que nos viniera a acompañar, nosotros veníamos aprendiendo un poco como podíamos, pero hace como tres años llegaron los ingenieros del CIMMYT, y de la plataforma, y así fue como nos empezaron a acompañar. Antes sembrábamos así por surco, por una brazada más lenta y larga, pero ahorita ya hacemos diferente la siembra y sus distancias, así que agradezco a Walmart Foundation y al CIMMYT por estar con nosotros”, comenta don Bernardino. 

Aquí tenemos la diversificación de cultivos con lo que es el tomate y la papa. La papa ya va para dos meses y se va a cosechar. De la parte de lo que hemos aprendido del maíz sobre todo ha sido la fertilización; el manejo de la semilla, principalmente para que no se eche a perder; también la selección de los maíces; la fertilización de los tomates, qué abono se les puede dar, y en este caso casi no le he dado abono ni tampoco químicos”, comenta Germán Hernández Hernández, hijo de don Bernardino.

En estos tres años hemos captado las enseñanzas que nos han dado, compartir los conocimientos que traen ellos. Este año yo creo que sí va a haber buena cosecha de maíz y por eso agradezco a todos los que están colaborando en este proyecto de la vida. Gracias por estarnos compartiendo y educando”, dice Germán. 

Antes la calidad del grano para consumo estaba en un 50%, pero ahora ya está todo bien, sin una picada de gorgojo. Antes no, se echaba a perder muchísimo. Antes el tipo de fertilización se hacía voleadamente, ahorita nos enseñaron que se entierra y agarra mejor. Ha aumentado la producción del maíz, del frijol, así como la durabilidad de la semilla. Nos han enseñado muchísimas cosas y por eso para mí que siga el proyecto para así aprender más”, comenta Rodolfo Hernández Hernández, el otro hijo de don Bernardino. 

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El importante papel de la agroindustria en la seguridad alimentaria

De acuerdo con el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, divulgado por las Naciones Unidas, la crisis económica derivada en gran parte de la pandemia por COVID-19 detonó uno de los mayores aumentos del hambre en el mundo en décadas, haciendo que el número de personas subalimentadas en 2020 ascendiera a 811 millones, esto es, cerca de la décima parte de la población mundial.

“En nuestra región y el resto del mundo vemos cada vez más personas en estado de vulnerabilidad con algún tipo de carencia alimentaria, y, con la llegada de la pandemia, esta situación se magnificó. (…) Desde nuestra trinchera, nuestras armas más poderosas para aportar a reducir la inseguridad alimentaria en los distintos países donde operamos son la estrategia de responsabilidad social global llamada Mejores Días y nuestras alianzas clave”, refiere Nicolás Amaya, presidente de Kellogg Latinoamérica en un artículo recientemente publicado por Forbes. 

En el artículo, Nicolás Anaya enfatiza en el papel decisivo de la agroindustria en la lucha contra el hambre y destaca el proyecto de Apoyo al Abastecimiento Responsable que impulsa Kellogg en conjunto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con el cual se impulsa a que los agricultores produzcan de forma sostenible maíces amarillos. 

Apoyo al Abastecimiento Responsable se desarrolla en diversos puntos del norte del país y de El Bajío. Actualmente está beneficiando a unos 400 agricultores quienes están implementando prácticas de Agricultura Sustentable en más de 6,000 hectáreas de tierra. Esos productores han logrado, a partir de las prácticas sustentables, tener una rentabilidad del 36% y se espera, en una segunda etapa del proyecto, impactar en mil familias de productores y cubrir más de 20 mil hectáreas donde se producirán más de 190 toneladas de maíz amarillo de forma sustentable. 

Además, al cultivar grano de alta calidad se está logrando producir más con menos agua. También se está haciendo un uso idóneo de los productos para tratamiento de semillas y control de plagas y malezas, y se ha logrado disminuir en un 23% la emisión de CO2 a la atmósfera. 

Con esta y otras iniciativas, Kellogg busca contribuir significativamente a los esfuerzos para lograr la seguridad y la autosuficiencia alimentaria de México y otros países donde tiene presencia. Te invitamos a leer el artículo completo en: https://www.forbes.com.mx/ad-kellogg-el-gigante-que-contribuye-a-la-seguridad-alimentaria/

Con información de Forbes Content.

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Las buenas semillas se desarrollan mejor con buenas prácticas agrícolas

India.- La riqueza ecológica de Bundelkhand representa un enorme potencial para mejorar la producción de alimentos en esa región de India. Allí, una iniciativa de diversos colaboradores, incluyendo al Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), promueve el aprendizaje de buenas prácticas agronómicas en sinergia con buenas variedades de frijol rojo y trigo. 

Además del CIMMYT, en este proyecto de sistemas agroalimentarios sostenibles y diversificados para mejorar la eficiencia en el uso de recursos y los ingresos agrícolas en Bundelkhand, India, participan también la Universidad Agrícola Central Rani Lakshmi Bai, diversos centros de ciencias agrícolas (Krishi Vigyan Kendra), Bayer Crop Science, las empresas DCM-Shriram Farm Solutions y Corteva Agriscience. 

El objetivo del proyecto es desarrollar y contribuir en torno al sistema de cultivo de frijol-trigo —que es el principal sistema de producción en la región que cubre casi un millón de hectáreas de tierra—, apoyando a los pequeños agricultores de los distritos de Jhansi, Lalitpur, Tikamgarh, Datia y Newari. En este sentido, la capacitación de los productores es central para asegurar la intensificación sustentable de los sistemas productivos. 

Ravi Gopal Singh, científico del CIMMYT quien colabora en el proyecto, explica que la producción agrícola, la cría de ganado y la emigración estacional proporcionan más del 90% de los ingresos rurales en la región de Bundelkhand, donde la producción agrícola se compone de más del 56% de cereales, 32% de legumbres, 8% de semillas oleaginosas y 4% de otros cultivos. No obstante, comenta el investigador, a pesar de ser una región rica en recursos naturales, Bundelkhand se está quedando atrás en cuanto a ingresos agrícolas suficientes para los medios de vida rurales. 

La conservación del agua del suelo también es un obstáculo importante para aprovechar el potencial de los productos agrícolas. En este sentido, continúa el doctor Gopal, se ha recomendado la gestión participativa integrada de cuencas hidrográficas para la conservación in situ del agua de lluvia y se trabaja en la intensificación de la diversificación de cultivos, las prácticas de cultivo innovadoras, la mejora de la tasa de reemplazo de semillas con variedades de alto rendimiento y la promoción de una mayor superficie sembrada en la temporada de Kharif —temporada de monzones que, en India, suelen presentarse de junio a noviembre—.

Esta intensificación sustentable, enfatiza el investigador, brinda otros beneficios a los productores de la región pues la diversificación sostenible de los sistemas potencia la vinculación a mercados. Para llegar a este punto, primero es necesario superar diversos desafíos como los relacionados con la selección adecuada de germoplasma de variedades de frijol rojo y trigo, la multiplicación de semillas, la erosión del suelo, la escasa eficiencia de los recursos naturales, la falta de mecanización adecuada, entre otros. 

Así, este proyecto piloto considera varios paquetes de trabajo, entre ellos hacer que el sistema de frijol rojo y trigo sea sostenible y resiliente, por lo que se están identificando buenas variedades de frijol rojo y trigo y buenas prácticas agronómicas. Para asegurar la disponibilidad de semillas adecuadas, el CIMMYT y otros colaboradores están identificando buenas variedades y trabajan para ayudar al desarrollo de un sistema de semillas sólido y a nivel comunitario. 

Actualmente se realizan ensayos participativos con agricultores que están aprendiendo a trabajar de forma sustentable cultivos intercalados de frijol rojo y maíz después del trigo. Estos ensayos de adaptación están generando conjuntos de datos de rendimiento y, además, permitirán identificar variedades de frijol rojo y trigo adecuadas para la región y representan una oportunidad para la multiplicación de semillas de variedades potenciales.