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Agricultura de Conservación y Milpa Intercalada con Árboles Frutales, una buena combinación

En Oaxaca, más del 60% de los suelos están erosionados y los cambios en el uso del suelo han favorecido ciclos de barbecho más cortos, empeorando la degradación. En el caso de los agricultores en laderas, la Agricultura de Conservación y la Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) pueden combinarse exitosamente para reducir la erosión y mejorar la seguridad alimentaria, refiere un nuevo estudio de un grupo de investigadores de la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), publicado recientemente.

El estudio es relevante en muchos sentidos. Primero, porque son pocos los estudios científicos orientados a identificar y/o evaluar prácticas adecuadas y viables para los pequeños productores en laderas. Segundo, porque se llegó a considerar que la Agricultura de Conservación y la agrosilvicultura ―la combinación de árboles y cultivos agrícolas, como en el sistema MIAF― no eran compatibles. 

Gracias a este estudio se confirma que la Agricultura de Conservación ―sistema que tiene por componentes básicos la mínima labranza, la cobertura del suelo y la diversificación de cultivos― y el MIAF no solo son prácticas complementarias como algunos autores ya habían sugerido, sino que constituyen una vía para la intensificación sostenible y adaptada localmente del sistema de producción tradicional a través de cambios de bajo costo que se encuentran dentro de las posibilidades de los agricultores. 

Los investigadores establecieron, desde 2014, el mismo diseño experimental en dos lugares de Oaxaca ―en los municipios de Santa María Teopoxco y Tamazulápam del Espíritu Santo― para evaluar la Agricultura de Conservación con MIAF junto con agricultores locales. La diversificación de cultivos ―a través de la rotación de cultivos, cultivos múltiples, cultivos de relevo o agrosilvicultura― fue lo que más incrementó los rendimientos del sistema, hasta 1.4 toneladas por hectárea (t/ha) en Teopoxco y 1.7 t/ha en Tamazulápam. 

El estudio señala que el mayor uso de insumos a través de una mayor fertilización o encalado no incrementó la rentabilidad lo suficiente como para justificar su uso. En cambio, la labranza cero y la retención de residuos aumentaron los rendimientos y redujeron los costos de producción. En suma, la Agricultura de Conservación con MIAF resultó un sistema rentable y de alto rendimiento que también redujo el riesgo de los agricultores al proporcionar varias cosechas al año. 

En este sentido, el estudio destaca que en los ciclos en que la cosecha principal fracasó, los árboles frutales pudieron producir debido a su diferente estación de crecimiento en comparación con el maíz. Ya que el cambio climático aumentará la frecuencia de tales temporadas de cultivo, la diversificación de cultivos mejoraría la resiliencia de la producción de los pequeños agricultores, reduciendo el riesgo de fracaso general de los cultivos. En el caso de este estudio, la inclusión de un cultivo de relevo de chícharos en Teopoxco y el multicultivo de maíz-hoja de higuera-calabaza-frijol en Tamazulápam permitieron que los sistemas fueran más productivos.

Los investigadores concluyen que la rotación de cultivos y la labranza cero fueron las prácticas que más aumentaron los rendimientos del maíz, y señalan que los rendimientos de las variedades de maíz autóctonas se pueden aumentar de forma sostenible en los sistemas de cultivo de laderas de pequeños agricultores sin necesidad de insumos costosos. Por supuesto, las investigaciones para identificar y/o validar las mejores prácticas agrícolas para los sistemas en laderas aún debe continuar, pero este estudio sin duda representa un gran avance en la materia.

El estudio completo puede ser consultado gratuitamente en la revista Frontiers in Agronomy, la cual publica investigaciones rigurosamente revisadas por pares sobre temas relacionados con la agronomía: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fagro.2021.787507/full

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Cuidar sus suelos les ha abierto la puerta a nuevos mercados

Villaflores es uno de los municipios más representativos de la Frailesca. Esta región llegó a ser conocida como el “granero de Chiapas”, pero por diversas circunstancias actualmente la región tiene suelos degradados, una superficie agrícola más reducida y una creciente vulnerabilidad de los pequeños agricultores cuyas organizaciones, con frecuencia, tienen dificultades de capital, capacitación organizativa y técnica, acceso a crédito, liderazgo, información de mercados y migración. 

Para contribuir a cambiar esta situación, el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), impulsa en Villaflores la adopción de prácticas de Agricultura Sustentable —particularmente la diversificación de cultivos— y promueve la asociatividad. 

“Trabajo el campo con mi familia, con mis hijos. Antes lo que hacíamos era levantar el rastrojo y luego meter ganado. Ahora ya cambiamos, ya no movemos la tierra. Entre menos movimiento es mejor. Hacemos camas permanentes y dejamos el rastrojo como cobertura. A mucha gente le ha gustado la forma cómo vamos trabajando porque cosechamos más y nos queda un poquito más de recurso. Así ya hasta podemos hacernos de otra maquinaria, aunque sea año con año, ya tenemos una seguridad para irla pagando”, comenta don Víctor Manuel Martínez Durán, productor de El Rancho El Vergel, en Villaflores, Chiapas, quien participa en el proyecto. 

“Nos llamó mucho la atención las compras consolidadas —un esquema de compras en conjunto que permite obtener precios más bajos—, que eso nos vino a beneficiar mucho, nos dieron buen precio”, comenta don Víctor, quien también ha encontrado ahorros significativos en la nueva forma de trabajar la tierra: “En lo que es Agricultura de Conservación sí es un buen beneficio para nosotros como campesinos, porque ya no aramos, solo hacemos camas una vez y les damos mantenimiento los siguientes años. Así ya no gastamos en el arado que es caro, que nosotros lo hacemos, pero es un costo”. 

La salud del suelo también es fundamental para asegurar que los beneficios se sostengan en el tiempo y por eso “los ingenieros del proyecto vinieron con la mira de que nosotros hiciéramos el análisis de suelo, y aquí nadie lo hace, porque nosotros no sabíamos para qué podría ser útil. Se hacía la agricultura convencional, sin ningún estudio. Ya con el análisis de suelo ya nos dieron el resultado y vimos cómo íbamos a fertilizar y qué es lo que les hacía falta a los suelos. Ahora pues el cultivo es más sano, más uniforme. Esa es una ventaja pues se ve el cambio que ha tenido la tierra”, señala el productor. 

Muy cerca de El Rancho El Vergel, en el Ejido Villa Hidalgo, miembros de la Sociedad de Producción Rural Las Casitas —quienes también participan en el proyecto— coinciden en la utilidad de apostar por la salud de los suelos. Don Rigoberto Alfaro Rosales, por ejemplo, comenta que “la conservación de suelos nos ha dado muchos resultados porque hemos invertido menos y hemos producido más; la materia orgánica que estamos dejando nos ayuda a que la maleza no salga. Hemos visto el beneficio que nos ha dado estos cursos, de todo lo que es asociatividad, subsoleo —una técnica que permite aflojar el suelo, pero sin removerlo— que es primordial, porque los terrenos estaban muy compactados”.

El proyecto impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT busca desarrollar y fortalecer las capacidades de los productores: “los ingenieros nos apoyan no solo en la teoría, también en la práctica. Gracias a ese apoyo lo que hoy este grupo está haciendo es cuidar los suelos. La materia orgánica se queda en el terreno, así brota menos ‘monte’ y hay más productividad” —los rendimientos de la sociedad pasaron de alrededor de cuatro a siete y media toneladas por hectárea gracias a la diversificación de cultivos con leguminosas, comentan—, comenta Adaín Vázquez Sánchez, miembro de la sociedad Las Casitas. 

“Eso impacta más porque no es solo una familia, sino un grupo de compañeros y amigos y nuestras familias los que estamos siendo beneficiados y que llevamos una vida mejor porque otro de los beneficios que hemos obtenido como Sociedad de Producción Rural ha sido el acceso a nuevos mercados. El impacto del proyecto es una mejor economía y más salud por consumir alimentos menos contaminados”, enfatiza Adaín. 

Finalmente, Hermilo González Gómez y Eliobenay López Cruz, también parte de la Sociedad de Producción Rural Las Casitas, expresan que es importante estar dispuestos al cambio: “Estamos en toda la disponibilidad de seguir adelante con el proyecto y que nos sigan asesorando, queremos avanzar, queremos innovar más que nada, tener nuevos conocimientos para que esto mejore y que el día de mañana las nuevas generaciones tengan esto como una plataforma de cambio”.

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Opciones agroecológicas para la Meseta Purépecha

El cambio de uso de suelo, el alza del costo de los fertilizantes, la presencia de condiciones climatológicas adversas y extremas, así como la introducción de cultivos no nativos y con alta demanda de agroquímicos, son factores a los que se enfrentan los agricultores de la Meseta Purépecha. En este sentido, difundir alternativas agroecológicas es de suma importancia.

Durante los tres años recientes hemos promovido la producción sustentable de alimentos en la Meseta Purépecha, y lo hemos hecho de la mano de productores indígenas porque la lengua materna es fundamental para dar a conocer localmente alternativas sustentables como el manejo agroecológico de plagas, el cual permite controlarlas sin el uso de agroquímicos”, comentó José Isidro Nepamuceno Reyes, colaborador del Hub Bajío del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), durante su participación, junto con productores e integrantes de consejos comunales, en una entrevista radiofónica realizada por la XEPUR, La voz de los purépechas.

“En lugar de plaguicidas usamos trampas con feromonas específicas para el gusano cogollero y el gusano cortador. Así interrumpimos el apareamiento de estas plagas y reducimos de forma importante sus poblaciones en los cultivos. El uso de la diversidad funcional es otra actividad concreta que ha sido empleada para controlar plagas. Plantas endémicas como la chicalote, la higuerilla, la ortiga, el toloache o el paraíso (Melia azedarach), contienen sustancias que se pueden emplear como alternativas al uso de elementos químicos comerciales”, señala el especialista. 

“Otra innovación que compartimos en la radio fue la siembra de cultivos alternativos como girasol, grass pea, ebo, haba, canola y lenteja, los cuales —junto a dejar la cobertura de rastrojo del cultivo anterior— reducen el nivel de evaporación y favorecen una mayor infiltración del agua de lluvia en regiones con poca precipitación. El resultado que se alcanza entonces es una mayor captación de agua y una reducción en el nivel de deterioro de los suelos por erosión, tanto por acción del agua como del viento”. 

La siembra y conservación de maíces nativos es una actividad estratégica y de amplia importancia cultural para los productores de la Meseta Purépecha, por esta razón, señala José Isidro, “se han impulsado acciones para la selección de plantas con características deseables como altura, vigorosidad, resistencia a plagas, enfermedades y factores climáticos. El objetivo es preservar y mejorar el maíz criollo, y que sean los propios productores locales los que cuenten con las capacidades necesarias para obtener mejores resultados en sus parcelas”. 

Finalmente, el especialista concluyó su participación hablando del manejo poscosecha. Y es que, de acuerdo con los estudios hechos entre los productores locales, si las condiciones de almacenamiento son inadecuadas, la pérdida de grano puede ser hasta del 60%. Esta es la razón, señaló José Isidro, de dar a conocer opciones como las plantas con acción insectistático —es decir, que inhiben el desarrollo normal de los insectos—, los polvos inertes —como la cal micronizada, las cenizas de fogón y la tierra de diatomeas—, y los silos y bolsas herméticas que además evitan el uso de pastillas de fosfuro de aluminio, potencialmente riesgosas para la salud. 

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La utilidad de las curvas a nivel para la preservación de los suelos

Con el aumento en cantidad de la población mundial, la demanda de producción de alimentos también aumenta. Sumado a esto, el cambio climático agrega nuevos retos para los sistemas agroalimentarios, de manera que explotar los recursos naturales de forma intensiva exige poner en marcha acciones de recuperación de dichos recursos. 

En el caso particular de las actividades agrícolas, hay alternativas viables para continuar con la producción intensiva de alimentos mientras se hace un uso racional de los recursos y se implementan prácticas de recuperación de suelo. MasAgro Guanajuato, por ejemplo, cuenta con diversas estrategias que facilitan la recuperación de los suelos y la optimización del agua de lluvia.

MasAgro Guanajuato es un programa conjunto de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). El programa pone a disposición de técnicos y productores prácticas sustentables que, al ser implementadas en campo conforme a las características del suelo, ambiente y disposición de agua, contribuyen a la preservación de los recursos naturales. 

Una de estas prácticas es la definición de curvas a nivel —que ya están implementando productores de los municipios de Tarimoro y Salamanca para el cultivo de sorgo—. Estas son curvas a través de la pendiente que permiten reducir la erosión del suelo y hacer un mejor uso del agua de lluvia, pero ¿por qué curvas a nivel? 

Cuando hablamos de recursos naturales en la agricultura a cielo abierto, el suelo destaca como un organismo vivo de gran complejidad —para que se forme un centímetro de suelo se estima que debe transcurrir más de un siglo sin perturbaciones—. Las actividades agrícolas no sustentables han acabado con esa dinámica natural de regeneración, dando como resultado la erosión y, en casos extremos, suelos inertes. 

Cuando la parcela de cultivo tiene una pendiente muy marcada, el riesgo de pérdida de suelo debido a la lluvia y el viento es aún mayor. Para reducir este riesgo es indispensable implementar técnicas de conservación e intervenir técnicamente de manera integral en todos los componentes o áreas del proceso de producción. 

Una alternativa para preservar los suelos es fomentar la cobertura vegetal a través de los cultivos de servicio. Entre las funciones más importantes de estos está trasladar el carbono atmosférico (con la planta en verde) hacia el suelo a través del manejo del rastrojo sobre la superficie (después de cosechar) y así, además, incorporar poco a poco materia orgánica para darle estructura e incentivar la actividad biológica del suelo.

Otras alternativas para la conservación o recuperación del suelo son la rotación de cultivos, el uso de abonos orgánicos provenientes de compostas y, desde luego, el trazado de curvas a nivel. 

Para trazarlas no se requiere necesariamente de equipo especializado, basta un nivel —denominado aparato A o nivel tipo A— que se puede construir con materiales muy sencillos y de fácil acceso. Estos son: dos palos de madera del mismo tamaño (2 m) y uno más corto (1.5 m), un hilo grueso o cuerda flexible, un nivel de burbuja, un lápiz, tres clavos, un martillo, un flexómetro, una piedra o botella —que servirá de plomada— y un encalador. 

Para construir el nivel tipo A primero se marca el punto medio de los palos de 2 m mientras que al de 1.5 m se le marcan 25 cm de cada uno de sus extremos. Después se unen las piezas de 2 m por uno de sus extremos —dejando un sobrante de al menos 2.5 cm—. La pieza de 1.5 m se une a las dos piezas de 2 m ya unidas —cuya abertura debe ser de 2 m—, justo a la mitad que se marcó con anterioridad.

Una vez ensamblados los palos se coloca la plomada en el extremo superior de la “A” haciendo que su caída coincida con el punto medio de la pieza de madera de 1.5 m que funciona como travesaño horizontal —para marcar la mitad es útil apoyarse del nivel de burbuja—. 

Con este sencillo aparato se pueden trazar entonces las curvas a nivel, que son líneas trazadas a una misma altura, transversalmente a la pendiente. Son particularmente necesarias en los terrenos en condición de temporal porque permiten reducir la velocidad del agua de lluvia y favorecen su distribución uniforme en la parcela y su posterior infiltración —particularmente en caso de que antes se haya hecho una rotura vertical si fuera necesario—.

Fuentes:

  • Guzmán Díaz, G. (2012) Conservación de suelos: como trazar curvas a nivel (No. AV/1226). Ministerio de Agricultura y Ganadería, San José (Costa Rica).
  • García, J. (2016). Manual para trazo de curvas de nivel. Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, CIMMYT. Chiapas (México). 
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Agriba Sustentable en El Bajío

El incremento de los costos de los insumos agrícolas en los recientes periodos ha conducido a muchos agricultores a buscar alternativas que hagan más eficiente sus prácticas agrícolas y les permitan lograr una alta productividad, pero también cada vez son más los productores que buscan lograr una producción sustentable.

La Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable —donde al menos el 30% del rastrojo de la cosecha anterior queda disperso en forma de cobertura sobre la superficie del suelo para que en el siguiente ciclo la siembra se realice sobre el rastrojo— que favorece las propiedades biológicas del suelo y contribuye a que aumente la tolerancia de los cultivos a la incidencia de plagas y enfermedades.

El proyecto Agriba Sustentable es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que nace con el propósito de impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano, particularmente en los estados de Guanajuato y Michoacán.

La adopción de prácticas y tecnologías sustentables propuestas por el CIMMYT —con la Agricultura de Conservación como pilar— permite que los productores disminuyan de manera considerable la erosión sus suelos, al tiempo que favorecen la biodiversidad y la fertilidad de este. Esto es importante porque la regeneración del suelo es el componente principal y el punto de partida que detona un efecto en cadena cuyo resultado final se traduce en mayor rendimiento de grano, pero con menor costo de producción en comparación con las prácticas agrícolas convencionales. 

Los productores que ya trabajan bajo este sistema de producción enfatizan que, si bien para ellos uno de los aspectos más importante es el ahorro en costos de producción, las prácticas realizadas a través de la capacitación y el acompañamiento técnico que reciben a través del proyecto les están permitiendo lograr un mayor rendimiento y una mayor rentabilidad, pero también les está mostrando que a través de estas innovaciones ellos están contribuyendo con cuidado del medioambiente, por ejemplo, al reducir el uso de maquinaria y combustible agrícola.

El proyecto Agriba Sustentable va más allá de realizar solo un laboreo mínimo del suelo. Contempla un gran número de prácticas y tecnologías que se pueden adecuar al sistema particular de cada parcela y cada productor. El uso de microorganismos benéficos como modo de acción y prevención efectiva contra organismos fitopatógenos es un ejemplo. 

En beneficio a los productores de El Bajío, Agriba Sustentable busca escalar de manera progresiva a más territorio y productores para que adopten las tecnologías propuestas para sus parcelas y así encaminar a los productores hacia una más alta rentabilidad sin perder de vista la sustentabilidad y el cuidado del suelo agrícola.

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Hacia la reactivación de la agricultura en los Valles Altos

Los Valles Altos son una región en la Mesa Central que abarca parte del Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala. Se encuentra entre los 2,200 y los 2,600 metros sobre el nivel del mar (msnm), lo que la hace una de las regiones de mayor altitud del país y de Norteamérica. Además, la región ha jugado un papel fundamental en la evolución y domesticación del maíz. 

“En esta región se originaron dos de las cuatro razas indígenas antiguas: el Palomero Toluqueño y el Arrocillo Amarillo; a partir de ellas se originó el resto de las razas presentes en el centro de México, como el Chalqueño, el Cónico, los Elotes Cónicos y el Cacahuacintle, muy apreciadas en la actualidad como maíces de especialidad y como fuentes de genes de alto rendimiento”, señala la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural que, a través del Colegio de Postgraduados (COLPOS), desarrolla trabajos para reactivar la agricultura en tierras ejidales de dicha región. 

Debido al acelerado proceso de urbanización, así como por la prevalencia de prácticas agrícolas poco sustentables, los rendimientos y la diversidad genética del maíz en los Valles Altos ha disminuido notablemente. Además, el dinamismo demográfico entre esta región y la Zona Metropolitana del Valle de México, también ha impactado al campo en los Valles Altos. 

Los trabajos para reactivar la vocación agrícola de las tierras ejidales de Atenco, Acuexcomac, Francisco I. Madero, Ixtapan y Nexquipayac, en el Estado de México —en donde se desarrollan inicialmente los trabajos— integra además los esfuerzos de instituciones como la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el Comité Estatal de Sanidad Vegetal, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el Distrito de Desarrollo Rural Texcoco, Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Con 20 bolsas de insecticida ecológico Granim proporcionado por el COLPOS —producto por el cual el doctor Ángel Lagunes recientemente recibió el Premio Cargill-CIMMYT a la Seguridad Alimentaria y la Sustentabilidad en la categoría Investigador— el equipo técnico del CIMMYT ha establecido módulos demostrativos en los municipios de Teotihuacán, Apaxco, Jilotepec, San Jerónimo Amanalco, Acolman, Atenco y Lerma, en el Estado de México. 

Con prácticas de Agricultura de Conservación —sistema sustentable cuyos componentes básicos son la mínima labranza, la cobertura del suelo con rastrojo y la diversificación de cultivos— y opciones agroecológicas, el CIMMYT contribuye a estos esfuerzos por reactivar la actividad agrícola en los Valles Altos. Entre los objetivos de estos trabajos está incrementar gradualmente los rendimientos del maíz, los cuales, de acuerdo con datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), se encuentran estancados desde hace tiempo —4.3 toneladas por hectárea en riego y 3.8 en temporal— y están por debajo del promedio estatal. 

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Plantas que controlan otras plantas

De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2003 en Magdalena Apasco, Oaxaca, se sembraban 1,664 hectáreas de maíz para grano; sin embargo, para el 2020 solo se sembraban 780 hectáreas. Esta reducción del 53% se explica por diversos factores, como los cambios en la dinámica poblacional y la tasa de urbanización, pero también debido a una sistemática disminución de los rendimientos. 

Los bajos rendimientos actuales se deben a diversos factores, entre ellos afectaciones por sequías, degradación de la fertilidad del suelo, el incremento de los costos de producción y la presencia de plagas y malezas. Por esta razón es importante buscar alternativas que permitan enfrentar varios problemas a la vez, con impactos en el corto plazo, pero que también sean sostenibles en el tiempo. 

Lo anterior significa que la producción debe percibirse ahora como un sistema mucho más vasto, con muchas partes en constante interacción. En México, por ejemplo, el 59% de las unidades de producción agrícola a cielo abierto usan herbicidas químicos, pero solo el 18.48% practica la rotación de cultivos (INEGI, 2020) cuando diversificar y rotar cultivos ayuda a controlar malezas debido, entre otros aspectos, a un efecto conocido como alelopatía. 

La alelopatía es definida como la influencia directa de un compuesto químico liberado por una planta sobre el desarrollo y crecimiento de otra planta. Las sustancias alelopáticas son inducidas por estreses ambientales y las plantas pueden liberarlas al ambiente por medio de la exudación de las raíces, lixiviación —proceso por el cual los nutrientes y minerales, o en este caso las sustancias alelopáticas, son arrastradas por el agua—, volatilización y descomposición de los residuos de las plantas en el suelo. 

Las sustancias alelopáticas presentes en diversas plantas cultivadas pueden reducir la necesidad del manejo de malezas, especialmente el uso de herbicidas y, aunque la alelopatía por si sola no resuelve el problema de malezas, sí es una herramienta útil para para su manejo. 

En trabajos de diversificación de cultivos recientemente hechos con el señor Antonio Chávez Jiménez —productor de Magdalena Apasco y quien participa en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, por ejemplo, se ha identificado el potencial del girasol en el control de malezas de hoja ancha.

También en Magdalena Apasco, Soledad y María Chávez Pineda —quienes también participan en el proyecto con Walmart Foundation y el CIMMYT— trabajan junto con su papá un conjunto de pequeñas parcelas donde producen alfalfa y maíz nativo que usan para alimentar su ganado bovino y ovino. La necesidad de forraje dio la oportunidad de experimentar en el pasado ciclo otoño-invierno con diversos cultivos de grano pequeño: alpiste, canola, tritricale y avena, sembrados en camas anchas o melgas para subir la densidad de siembra y conocer su efecto en el control de malezas de hoja angosta.

El cultivo que presentó mejor desempeño en rendimiento y el control de malezas fue la avena —que además puede dar una segunda cosecha de forraje—, seguido de la canola, y el alpiste. En el caso de los maíces que se establecieron como testigo, y a pesar de haber incrementado su densidad de población y haber realizado un paso de yunta para controlar malezas a los 40 días de la siembra, se observó presencia de malezas de hoja ancha y hoja angosta. 

Cabe señalar que posteriormente, en el ciclo primavera-verano, Soledad y María sembraron su habitual maíz nativo blanco raza Bolita y la disminución de malezas en la parte de la parcela donde se validaron los cultivos de grano pequeño fue notable en comparación donde se sembró maíz. Este hecho confirma que, efectivamente, la diversificación de cultivos —a través de rotaciones, asociaciones, relevos, etcétera— ayuda al manejo de malezas y contribuye a que el sistema de producción sea más rentable, con efectos positivos sostenibles en el tiempo. 

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La Agricultura Sustentable, una prioridad para Sinaloa

El pasado 5 de noviembre la sede global del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, Estado de México, recibió la visita del diputado Serapio Vargas Ramírez, Presidente de la Comisión de Asuntos Agropecuarios del Congreso de Sinaloa, y del ingeniero Jesús Vega Acuña, asesor y político sinaloense con una amplia experiencia en asuntos agropecuarios. 

El objetivo de la visita fue conocer las diversas prácticas y acciones que desarrolla el CIMMYT, susceptibles de impulsarse o replicarse en Sinaloa a fin de acelerar la transición de ese estado hacia una Agricultura Sustentable, partiendo además de una visión de suma de esfuerzos para potenciar el trabajo que ambas partes desarrollan ya en la entidad. 

De acuerdo con el diputado Serapio Vargas, en Sinaloa hay interés para desarrollar políticas públicas que impulsen el desarrollo de los productores, en particular de los pequeños productores de las zonas de temporal. Por otro lado, también hay interés, manifestó el diputado, de impulsar la producción sustentable de maíz amarillo y de hacer simbiosis con instituciones como el CIMMYT para crear y consolidar una productora estatal de semillas. 

El CIMMYT, a través de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México, ha impulsado el desarrollo de una red de semilleros y de nuevas variedades de semillas de alto rendimiento y con capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático, las cuales comercializan más de 70 pequeñas y medianas empresas semilleras que participan en la iniciativa que se desarrolla junto con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) y otras organizaciones.

En Sinaloa se cuenta ya un laboratorio de genética que podría contribuir al propósito de formar una semillera estatal que ofrezca y garantice semillas con el mismo nivel de competencia y productividad que las ofertadas por las grandes semilleras, comentó el diputado Vargas, quien se reunió con científicos del Banco de Germoplasma que alberga el CIMMYT, donde más del 80% de la colección que se tiene resguardada corresponde a maíz nativo. De Sinaloa, en particular, la colección es de alrededor de 300 accesiones —lotes de semillas que se recogieron en un lugar determinado y en un momento específico—, siendo muchas de estas de razas puras.

Por su parte, la maestra Tania Casaya, gerente del Hub Valles Altos del CIMMYT, comentó que a través de la red de semilleros de MasAgro-Cultivos para México se impulsan también mejores prácticas agrícolas pues los buenos resultados no se obtienen solamente de semillas mejoradas, sino también de prácticas adecuadas y sustentables, comentó, añadiendo que el CIMMYT está en la mejor disposición de colaborar en el desarrollo de acciones que favorezcan a los productores mexicanos y de contar con alianzas y colaboraciones de todos los sectores para mantener la investigación, impulsar el recambio varietal de semillas y otros temas pendientes para consolidar una industria semillera nacional. 

Finalmente, el diputado Serapio Vargas y el ingeniero Jesús Vega coincidieron en la importancia de promover mejores prácticas agrícolas que permitan a la vez conservar los recursos naturales y mitigar los efectos del cambio climático. En ese sentido, manifestaron su interés por continuar y mantener la vinculación con el CIMMYT a fin de impulsar la Agricultura Sustentable en Sinaloa. 

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Michoacán traza el camino hacia la transición agroecológica

Cuitzeo, Mich.- Para conocer los avances en prácticas y tecnologías soportadas científicamente para mejorar la producción agrícola de riego y temporal en Michoacán, el pasado 14 de diciembre de 2021 Cuauhtémoc Ramírez Romero, titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario de Michoacán y Nora Vázquez Villanueva, directora de Agricultura de la misma Secretaría, visitaron la plataforma de investigación de Cuitzeo y un módulo de innovación bajo riego en el mismo municipio, los cuales forman parte de la red de innovación del Hub Bajío del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Al recorrido de campo también asistieron Salvador Castillo, de la Junta Local de Sanidad Vegetal, y productores de los municipios de Cuitzeo, Epitacio Huerta y Huiramba, quienes pudieron intercambiar experiencias con productores que ya han implementado o están implementando las prácticas de manejo propuestas por el Hub Bajío y sus colaboradores en el estado.

El señor Eugenio Mascote —con quien se estableció la plataforma—, por ejemplo, está implementando diversas prácticas de la estrategia Cosechando Agua de la mano del equipo técnico del despacho Red_InnovAC. Entre esas prácticas destacan el trazado de curvas a nivel, la labranza vertical y la Agricultura de Conservación que, en conjunto, permiten aprovechar al máximo el agua de lluvia y mejorar los rendimientos de los cultivos. 

El manejo agroecológico de plagas es otra de las prácticas sustentables que se promueven en la plataforma. Mediante este enfoque se busca reducir la aplicación de agroquímicos, favoreciendo el control natural de las plagas y la biodiversidad en las parcelas mediante el monitoreo, el uso de semioquímicos ―sustancias químicas naturales― y productos de bajo impacto ambiental. Gracias a este manejo el señor Eugenio comenta que, durante 2021, no se requirió realizar ninguna aplicación para el control de plagas en las parcelas de la plataforma. 

Durante el recorrido en la plataforma los asistentes también pudieron observar el desarrollo de híbridos de diversas empresas nacionales ―cuyas proyecciones de rendimiento oscilan entre las 15 y las 16 toneladas por hectárea para uno de los módulos de riego y entre 9 y 10 toneladas para la plataforma― y el rendimiento y efectos en la conservación de agua tanto de la labranza convencional, basada en el paso de arado o subsoleo y rastreos que favorecen la evaporación del agua, como de la Agricultura de Conservación, sistema que ha permitido hacer un mejor aprovechamiento del agua y obtener 30% más de rendimiento ―equivalente casi a tres toneladas― en comparación con prácticas convencionales.

Posteriormente, durante la visita al módulo del señor Fernando Ramírez Díaz los visitantes pudieron observar y escuchar de la voz del productor cómo la Agricultura de Conservación ―sistema que ya lleva trabajando cinco años continuos en el cultivo de maíz en primavera-verano y trigo o cebada en otoño-invierno― le ha permitido reducir costos, optimizar el uso del agua ―ha observado una disminución en las horas de riego―, y reducir la incidencia de malezas, plagas y enfermedades.

Después del recorrido en campo el titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario de Michoacán y la directora de Agricultura destacaron la importancia de la prácticas sustentables para producir más alimentos de calidad e inocuos, que sirvan como base para la salud pública de todos los consumidores. El gobierno del estado, comentaron, tiene la visión de que Michoacán avance significativamente en esa vía y se coloque al frente de la producción de alimentos sanos. 

Finalmente, el recorrido permitió compartir los avances en el territorio de la iniciativa MasAgro-Cultivos Para México y el trabajo de la estrategia para la transición agroecológica en Michoacán. En este sentido, el doctor Fernando Bahena ―investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y pecuarias (INIFAP) quien lidera la estrategia de manejo agroecológico de plagas a nivel nacional― resaltó los avances en esta materia y destacó la importancia de la integración con otros esfuerzos y trabajo conjunto para avanzar con los productores en la adopción de las mejores prácticas sustentables.

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Opciones accesibles para asegurar la alimentación de las familias productoras

Pochutla, Oax.- Incidir directamente en el almacenamiento de maíz para reducir las pérdidas, ya sea por plagas u otros factores, es el principal propósito de la plataforma de investigación de granos de maíz en San Pedro Pochutla, Oaxaca. 

En esta plataforma, ubicada en la costa oaxaqueña, se desarrollan actividades para impulsar el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

“En la zona actualmente se produce poco grano, por eso es importante tener un buen almacenamiento para asegurar primeramente la alimentación del productor y su familia”, afirma Omar Francisco Sánchez Ríos, técnico colaborador del Hub Pacífico Sur del CIMMYT.

Desde hace tres años en esta plataforma de investigación de manejo de granos, Omar evalúa seis tratamientos: maíz azul y blanco, dos diferentes tipos de cal y con una bolsa plástica hermética.

San Pedro Pochutla es un municipio costero que se ubica a 220 kilómetros de la ciudad de Oaxaca. Las personas se dedican al comercio, la pesca, el turismo y al trabajo en el campo, pero a nivel local los suelos son “muy pobres”, un punto en contra para la productividad del maíz que se conjuga con la escasa precipitación pluvial.

Esos dos factores hacen que por cada hectárea sembrada el rendimiento esperado vaya de una tonelada a tonelada y media como máximo, lo que varía “dependiendo de la zona y la comunidad”.

En este contexto, el colaborador del CIMMYT en Pochutla se ha avocado a evaluar tecnológicas herméticas que pueden ser con una bolsa plástica hermética de tres capas, una botella de plástico, un garrafón o hasta un tinaco tricapa, cualquier contenedor que garantice el principio de hermeticidad.

Lo que se busca es “evitar que haya un intercambio de gases del exterior con el interior y conservar el grano por más tiempo”, lo que, conjugado con el uso de polvos inertes como la cal o la tierra de diatomea, brinda mejores resultados de conservación.

Ese conocimiento probado es el que Omar trata de socializar con los productores a través de cursos de capacitación en comunidades como San Miguel Figueroa, Santa María El Limón, San Isidro Apango, El Encierro, San Isidro Limón, la propia cabecera municipal de San Pedro Pochutla y otros municipios aledaños.

En cada capacitación explica cómo usar un silo hermético o una bolsa plástica hermética como nuevas alternativas de conservación de granos y disminución del uso de productos químicos.  

En la evaluación se incluyó una variedad de maíz blanco y otra de azul “con la posibilidad de atender también a los pequeños productores que siembran maíz nativo y necesitan también estas alternativas”.

Por ser un proyecto de evaluación a seis meses los resultados están por tenerse, ya que se están levantando los datos de pérdidas, porcentajes de humedad y granos sanos, para que con datos estadísticos se puedan ofrecer nuevas alternativas que permitan al productor contar con opciones a corto plazo, económicas y que estén a su alcance para garantizar alimentos de buena calidad.