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Cultivan girasoles para evitar la desertificación en Tamaulipas

El estado de Tamaulipas, en el noreste de México, alberga la selva tropical más al norte del conteniente americano. Este oasis verde, sin embargo, contrasta con el panorama seco característico de más de la mitad de su territorio. 

Tamaulipas es uno de los estados del altiplano mexicano que, junto con el desierto sonorense, conforman una de las más amplias zonas semiáridas del país. Debido a cambios en los patrones climáticos y la sobreexplotación del suelo, esta zona es muy proclive a la desertificación.

Cuando la agricultura intensiva, las prácticas agrícolas inadecuadas, el sobrepastoreo, la deforestación y el manejo forestal inapropiado se mezclan con las variaciones climáticas —principalmente las asociadas a la humedad y la precipitación— se generan las condiciones ideales para la desertificación, proceso de degradación del suelo particular de las zonas secas que reduce la productividad agrícola y la riqueza de los ecosistemas.

En Tamaulipas la agricultura se desarrolla en cerca de la mitad del territorio, particularmente en la zona semiárida. Las prácticas convencionales que prevalecen, sin embargo, implican altos costos de producción, una mala administración de nutrientes y compactación de suelos que, en conjunto, reducen la fertilidad del suelo.

“La desertificación avanza en las zonas áridas del país y el monocultivo, de frijol o maíz, es una de las prácticas que favorece este proceso; la diversificación de cultivos es una alternativa para evitar la degradación del suelo”, señaló Alberto Cabello —gerente del Hub Intermedio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— durante un recorrido por una parcela demostrativa donde se estableció girasol, ubicada en el rancho La Caseta, en Camargo, Tamaulipas. 

Junto con el mínimo movimiento del suelo y la cobertura con rastrojos, la diversificación de cultivos —a través de rotaciones, asociaciones, relevos, etcétera— es uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación, un sistema de producción sustentable que, entre otros beneficios, permite mantener una cubierta vegetal que protege la capa fértil del suelo, evitando la pérdida de materia orgánica.

“El girasol es una opción rentable y una buena alternativa para la rotación de cultivos. Juega un papel importante en la zona ya que es un cultivo de ciclo corto, tiene menor requerimiento hídrico que el maíz y el sorgo, su raíz ayuda a descompactar los suelos, tiene efecto regulatorio sobre plagas, malezas y enfermedades y además aumenta la materia orgánica del suelo”, comentó José Alberto Anzaldúa Zúñiga, presidente de Anzú Genética Seeds —organización con la que colabora el CIMMYT para promover el cultivo de girasol—.

Alberto Anzaldúa, además, explicó el manejo agronómico del girasol, mencionando cómo el cultivo contribuye a mejorar las condiciones físicas del suelo, además de ser una excelente opción por los precios de venta alcanzados en la actualidad.

Así, en el marco de la colaboración entre GRUMA y el CIMMYT, más de 30 productores provenientes de Camargo y municipios aledaños, como Díaz Ordaz y Miguel Alemán, observaron de forma directa en la parcela de la familia Bazaldua cómo al cultivar girasoles pueden hacer más rentables sus parcelas y, al mismo tiempo, contribuir a evitar y detener la desertificación en Tamaulipas. 

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Con prácticas sustentables, estos agricultores de Sonora ahora tienen mejores resultados

En el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— muchos productores del sur de Sonora han adoptado la Agricultura de Conservación ya que han visto mejoras importantes en la reducción de costos y en la capacidad de retención de humedad de sus suelos. 

La familia Icedo Guillén —conformada por María Dolores Guillén Félix, Elva Icedo Guillén y su esposo Espiridion Galaviz—, por ejemplo, cultivan trigo en el Valle del Yaqui y llevan ya cuatro años haciéndolo con Agricultura de Conservación, alcanzando rendimientos muy rentables en cada ciclo agrícola.

A decir de ellos, los buenos resultados los sustentan bajo las siguientes prácticas: cada ciclo establecen el trigo entre el 20 y el 30 de noviembre —la fecha de siembra óptima, de acuerdo con el comportamiento histórico de la región es del 23 al 28 de noviembre—, cuando las temperaturas por lo general son cálidas, así disminuyen el riesgo de una baja emergencia de la semilla, logrando establecer densidades de población adecuadas y sin requerir más semilla —cada ciclo utilizan la misma cantidad de semilla: 160 kilogramos por hectárea— o tratamientos de fungicidas que podrían incrementar sus costos. 

Con la práctica de la Agricultura de Conservación han logrado un buen desarrollo del cultivo con solo tres riegos de auxilio sin ocasionar estrés hídrico a las plantas. Esto es importante porque en ciclos anteriores, en el mismo predio, se requería de un cuarto riego de auxilio, ya que el suelo en esa zona presenta grandes bancos de arena que disminuyen los rendimientos entre 700 y 800 kilogramos por hectárea, pero dejando el cien por ciento de los rastrojo o esquilmos como cobertura total, han logrado estabilizar los rendimientos al incrementar la capacidad de retención de humedad del suelo.

Un punto importante para ellos es que programan el último riego de auxilio entre los 98-100 días después de la siembra, disminuyendo el riesgo de acame y observando que el cultivo llega a su madurez fisiológica de manera satisfactoria por la capacidad de retención de humedad del suelo. En ciclos anteriores, con la labranza convencional, comentan que esto simplemente no era posible.

Por inquietud propia, comentan,  durante el ciclo agrícola 2020/2021, decidieron realizar la quema de gavilla en aproximadamente tres hectáreas, con la finalidad de evaluar y comparar los rendimientos contra otras tres hectáreas contiguas con cobertura total de rastrojo. Los resultados, cuentan, fueron por demás evidentes: el rendimiento en el área con quema de gavilla disminuyó en 740 kilogramos en comparación con el área con cobertura total.

Para esta familia y equipo de trabajo existen varias buenas razones para practicar la Agricultura de Conservación y entre ellas, mencionan, está la reducción de costos de producción —en aproximadamente $2,500 por hectárea—, la posibilidad de establecer el cultivo en fechas óptimas, la mejora de los procesos del suelo relacionados con la retención de humedad y el control de la erosión, así como la posibilidad de hacer más eficiente el uso de agua de riego.

Con respecto a los rendimientos, ellos recuerdan que con la práctica de la labranza convencional los rendimientos eran inestables, de alrededor de 7.4 toneladas por hectárea —y siempre con una baja considerable en las zonas arenosas—, mientras que en los recientes ciclos agrícolas con Agricultura de Conservación los rendimientos han sido muy satisfactorios (de hasta 8.6 toneladas por hectárea), rentables y con costos menores, lo que, a su decir, los deja con más recursos en el bolsillo y al mismo tiempo son más cuidadosos y empáticos con el medioambiente.

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Maíces azules, potencialmente más resistentes al ataque de gorgojos

Uno de los principales problemas que enfrentan los productores al almacenar el grano de maíz es la pérdida ocasionada por plagas, principalmente por el gorgojo de maíz (Sitophilus zeamais Motsch.), que causa pérdidas hasta del 80% y es en las regiones del trópico donde se observa mayor el daño debido a las condiciones ambientales que favorecen el desarrollo del insecto. Al momento de la cosecha se estima que 10% de los granos presentan signos de infestación y si la contaminación no se controla las pérdidas en el almacén ascienden hasta 70% al cabo de seis meses.

Existen maíces nativos que por sus mecanismos bioquímicos y características fisicoquímicas particulares (como la dureza del grano o el tipo y cantidad de almidón), son tolerantes al ataque del gorgojo. No obstante, aún es necesario identificar adecuadamente estas variedades regionalmente, así como el grado de susceptibilidad de los granos a la plaga de almacén. 

Debido a lo anterior, investigadores de la Sociedad Agroecológica de la Costa de Oaxaca evaluaron dos tipos de maíces nativos (blanco y azul) con la finalidad de observar qué maíz es menos susceptible al ataque de plagas de almacén y encontrar alternativas que permitan mantener la calidad del grano, reducir el daño de plagas y reducir el uso de productos químicos en la Costa de Oaxaca. 

La evaluación se realizó en el marco de MasAgro-Cultivos para México, iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Para desarrollar la evaluación se estableció una plataforma de manejo poscosecha en la comunidad de El Zapotal, municipio de San Pedro Pochutla, Oaxaca. Allí, junto con agricultores locales, se evaluaron diversas alternativas para la conservación de grano de maíz nativo: bolsa plástica hermética tipo zipper en comparación con el almacenamiento en costales de polipropileno con polvos inertes (cal estándar y tierra de diatomeas).

Después de seis meses de almacenado con los diferentes tratamientos, el maíz blanco presentó mayor daño por insectos (encontrándose mayor cantidad de insectos dentro del contenedor con cal estándar). En contraste, los tratamientos con maíces azules presentaron menor daño y la presencia de insectos vivos fue baja, por lo que es posible concluir que la composición del grano tiene influencia en la preferencia y alimentación de los insectos.

Estos resultados son fundamentales porque permiten definir proyectos de investigación más integrales para determinar, por ejemplo, la influencia de los compuestos del grano sobre la susceptibilidad al ataque de plagas, así como el papel específico de los polvos inertes. 

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El ajonjolí vuelve a despertar el interés de los agricultores de los Tuxtlas

La región de los Tuxtlas, Veracruz, es conocida en la región por sus cultivos de maíz, frijol y, en menor medida, chícharo. Sin embargo, poco se sabe o se recuerda que entre 1913 y 1992 en la región se sembraba también arroz y ajonjolí, los cuales perdieron mercado por desaparición de ruta ferroviaria El Ramal, por la cual se trasladaban y comercializaban dichos granos hasta el centro del país.  

En la comunidad El Popotal, en el municipio de San Andrés Tuxtla, tres productores conservaban semilla de ajonjolí desde esos periodos, sembrándola en baja escala, con escasa media hectárea para el comercio local. 

Gente Sustentable AC, colaboradores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Veracruz, establecieron módulos  de cultivos alternativos, probando la adaptación en la región de diferentes semillas, entre ellas chícharo gandul, soya, garbanzo, chícharo de ciclo corto, crotalaria y ajonjolí.

Los módulos despertaron el interés de los productores de El Popotal por rescatar el cultivo de ajonjolí, por lo que solicitaron el acompañamiento técnico para la siembra y manejo del cultivo. Así, se agruparon a 14 productores para la siembra de 12 hectáreas de ajonjolí, a su vez que se aseguró  tener la compra de la cosecha del ajonjolí. 

El acompañamiento técnico tomó en cuenta los saberes locales sobre la siembra del cultivo que, tradicionalmente, se establece a través de surcado y la semilla se dispersa con el método de salero, cuidando de no sobresaturar de semilla, ya que si crecen muy cerca las plantas no desarrollan adecuadamente. 

El seguimiento técnico abarcó desde la preparación del suelo, el método de siembra, la nutrición de la planta, así como la identificación y control de plagas y enfermedades. Durante la floración, se pudo apreciar la inmensidad y diversidad de abejas, mariposas y hormigas polinizando el cultivo. 

Cabe mencionar que durante el periodo de floración se suspendió el uso de plaguicidas biológicos y químicos, manteniendo un monitoreo y control perimetral de plagas hasta el encapsulado, con ello se aseguró el llenado de las cápsulas con semillas. Finalmente, la cosecha del ajonjolí tuvo un rendimiento aproximado de 600 kilogramos por hectárea. 

Con acciones como esta, a través de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT, se impulsa una Agricultura Sustentable en sintonía con las necesidades y el entorno sociocultural de cada región. 

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Agricultura y apicultura van de la mano en el segundo boletín agroclimático de Yucatán

El segundo boletín de la Mesa Técnica Agroclimática de Yucatán agrupa, por primera vez, la agricultura con la apicultura, con el fin de difundir los pronósticos climatológicos de junio a agosto, así como recomendaciones técnicas para productores. 

Este boletín es producto de la alianza entre la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la Secretaría de Desarrollo Rural de Yucatán (SEDER), la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) de Yucatán, y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Ya que Yucatán tiene condiciones muy particulares, donde gran parte de los productores tienen sistemas complejos donde producen granos básicos, pero también solares con hortalizas y árboles frutales, e incluso abejas para la producción de miel (como se mencionó en el primer boletín que puedes leer aquí), se decidió desarrollar esta versión del boletín.

El documento describe las condiciones climatológicas para el periodo mencionado, entre las que destacan: precipitación menor a lo habitual durante junio para las cuatro regiones del estado (Ticul, Valladolid, Tizimín y Mérida). Precipitación mayor a lo habitual durante julio para las cuatro regiones, y durante agosto se pronostican lluvias en general similares a los años anteriores.

Las recomendaciones que se hacen están basadas en investigaciones realizadas por el INIFAP, el CIMMYT y otros aliados. En el caso del Hub Península de Yucatán, del CIMMYT, se han podido validar algunas recomendaciones técnicas que están incluidas en este boletín gracias a proyectos como Milpa Sustentable, Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas, y MasAgro-Cultivos para México, financiados por Citibanamex, Fundación Haciendas del Mundo Maya, Walmart Foundation y el Gobierno Federal, respectivamente. 

Entre las recomendaciones técnicas validadas se encuentran la selección de variedades adecuadas de maíces según la duración de su ciclo (destacando variedades de ciclo corto y largo), el uso de biofertilizantes para reducir el uso de productos químicos, la aplicación de microorganismos mejoradores de suelo, y la colocación de trampas con feromonas (para monitorear la presencia del gusano cogollero) como componente de un manejo agroecológico de plagas. 

En paralelo a la construcción de este boletín, el pasado 7 de junio se realizó una sesión en línea donde participaron productores agrícolas, apícolas, investigadores y otros actores clave. Durante la sesión se presentaron los pronósticos climatológicos por parte de la CONAGUA y posteriormente se desarrolló un diálogo entre productores para reflexionar sobre el pronóstico, lo que implica para sus sistemas de producción y cómo el boletín puede ser utilizado como una herramienta que les ayude a anticipar y facilitar su proceso de toma de decisiones en este ciclo. En este sentido, coincidieron, es importante difundirlo y hacerlo llegar al mayor número de productores posible. 

Finalmente, es importante mencionar que el Hub Península de Yucatán del CIMMYT sigue validando y difundiendo innovaciones tecnológicas acordes a las características regionales, entre ellas la diversificación de cultivos (donde se promueve la incorporación de leguminosas y oleaginosas en sistemas de maíz), el manejo de malezas y alternativas de maquinaria pequeña (como la desbrozadora o el rototiller) para contribuir a resolver problemáticas complejas de sistemas de producción de la Península de Yucatán, ayudando a la agricultura y protegiendo a la apicultura.

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Sonora, referente en la lucha contra el cambio climático

El Valle del Yaqui y el Valle del Mayo, en el sur de Sonora, tienen un clima árido y humedad deficiente durante la mayor parte del año; sin embargo, son considerados un referente mundial en la producción de trigo.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los rendimientos de trigo por hectárea en Sonora son superiores al promedio nacional y están por encima del rendimiento mundial. El Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) explica que este logro se debe a una apuesta histórica por la ciencia.

La alta productividad de trigo en Sonora, refiere el CEDRSSA, ha sido posible gracias “al conocimiento que los productores poseen sobre el cultivo debido a la tecnología generada por los centros de investigación, la diversidad de variedades disponibles y la tolerancia que estas tienen a las enfermedades”.

La vinculación entre los productores del norte de México con la investigación científica se remonta a 1945, cuando el doctor Norman E. Borlaug —Premio Nobel de la Paz por su lucha para prevenir el hambre en el mundo— inició en Sonora los primeros ensayos de selección de líneas mejoradas de trigo con resistencia a royas que condujeron a un crecimiento exponencial de la producción de trigo en México y, posteriormente, en otros países donde la hambruna amenazaba la vida de millones de personas. 

Hoy, es precisamente Ciudad Obregón, Sonora, uno de los espacios clave desde donde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores continúan con este esfuerzo histórico para combatir el hambre en el mundo.

Con la presencia adicional del cambio climático complicando el escenario, “Los científicos del CIMMYT en Sonora están enfocados en desarrollar variedades de trigo que puedan enfrentar mejor la sequía, el aumento de las temperaturas y las lluvias excesivas. En otras palabras, el trigo que puede prosperar en las condiciones climáticas extremas e impredecibles que los agricultores están experimentando a nivel mundial debido al rápido calentamiento del planeta”, relata un reportaje del diario británico The Guardian recientemente publicado. 

“La diversidad es crucial para mejorar la resiliencia y la adaptabilidad, razón por la cual los científicos están recurriendo a variedades de trigo silvestres y olvidadas de todo el mundo para buscar aquellas con características tolerantes a la temperatura y la sequía, como raíces profundas, hojas cerosas y hormonas del estrés”, continúa el reportaje. Te invitamos a leerlo completo en el siguiente enlace: La carrera contrarreloj para obtener un trigo que sobreviva a la crisis climática.

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Pulgones en el trigo, así se pueden controlar sin agroquímicos

El cambio climático incrementa la incidencia de plagas y malezas en los cultivos, afectando a los productores y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria. Por esta razón, es de suma importancia adoptar nuevas medidas de control fitosanitario que permitan hacer un manejo integral de las plagas a la vez que reducir el uso de agroquímicos. 

El Manejo Agroecológico de Plagas es una alternativa viable para este propósito. Además, como se trata de una estrategia holística que se sustenta en principios agroecológicos, busca restablecer el equilibrio entre las poblaciones de insectos dañinos y benéficos, promoviendo la restauración de la biodiversidad funcional y aplicando alternativas de manejo que no generan impactos indeseables para los productores, los consumidores y el ambiente.

En este sistema existe una serie de acciones que se combinan:

  • Control cultural: se refiere a la rotación de cultivos, manejo de densidades de siembra óptimas y la fecha de siembra, además de dejar plantas hospederas de insectos benéficos.
  • Control físico y mecánico: es el uso de barrera físicas y naturales, uso de trampas vivas y trampas con feromonas.
  • Control biológico aplicado: son las estrategias de introducción y/o preservación de insectos benéficos.
  • Control genético: es la utilización de material vegetal con resistencia al ataque de los insectos plaga.
  • Productos alternativos: aplicación de extractos naturales con propiedades repelentes, disuasivas de alimentación o tóxicas y utilización de insecticidas biológicos.
  • Control químico selectivo: son productos químicos específicos, de bajo impacto ambiental y no nocivos para la fauna benéfica. Deben ser aplicados de forma adecuada, en las dosis indicadas y con las medidas de seguridad correspondientes. 

En El Bajío, las plagas que más afectan al trigo y reducen su rendimiento son las diferentes especies de pulgones: pulgón verde del follaje (Schizaphis graminum), pulgón de la espiga (Sitobion avenae), pulgón ruso (Diuraphis noxia), pulgón amarillo del follaje (Metopolophium dirhodum), pulgón negro del follaje (Rhopalosiphum padi) y el pulgón del cogollo (Rhopalosiphum maidis). Estos insectos causan afectaciones desde etapas tempranas del cultivo hasta el llenado de grano, provocando daño por succión de la planta y el grano o la transmisión de enfermedades.

Para su control, existen depredadores que se encuentran de forma natural como la catarinita (Hippodamia convergens), chinches (Orius spp.) y escarabajos de cuatro manchas (Collops spp.), los cuales se alimentan y parasitan a los pulgones, reduciendo su población y evitando que generen pérdidas económicas.

Dentro de los productos alternativos que se pueden utilizar se encuentra el hongo Verticillium lecanii o extractos naturales de nim, ajo y chile. Estos extractos pueden ser elaborados de forma artesanal o también existen productos comerciales. El uso del jabón agrícola es otra alternativa para el control del pulgón.

El Manejo Agroecológico de Plagas es una de las prácticas sustentables difundidas a través del proyecto AGRIBA Sustentable, el cual es impulsado por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en beneficio de los productores de El Bajío. 

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Con tecnologías herméticas poscosecha, las tortillas sí conservan su sabor, aseguran estos productores

Después de escuchar las propuestas de manejo poscosecha que el colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Jacinto Rafael Valor, relató a productores de Arroyo Grande, comunidad de Jalapa de Díaz, Narciso Alejo Contreras no paró hasta verlo llegar a El Progreso, en el municipio de San Pedro Ixcatlán que forma parte de la mazateca baja de Oaxaca.

La insistencia de Narciso permitió que un grupo de 50 productores recibieran la asesoría que el CIMMYT brinda gracias al proyecto conjunto con Walmart Foundation: Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche.

La capacitación que comenzó a impartir Jacinto Rafael posibilitó también “que entre ellos puedan asociarse para la compra de algunos insumos agrícolas” y dejen de intentar resolver de manera independiente otras problemáticas, como la comercialización de sus productos.

En esta parte del estado donde la región de la Cañada y la Cuenca llegan a su límite, el clima permite a las familias cosechar diversidad de productos, como maíz, cacao, jengibre, café, cúrcuma y vainilla.

La parcela de Narciso está a cuatro mil metros sobre el nivel del mar. Desde su casa debe caminar durante 40 minutos y si requiere transportar su cosecha, sólo puede hacerlo en el lomo de un animal, recorriendo las accidentadas veredas.

“Antes yo trabajaba solo”, reconoce Narciso, para quien lo más valioso de la asesoría comenzó al aprender a combatir la aparición del gusano cogollero en la planta.

Para evitar que los roedores o insectos dañen su cosecha, Narciso ahora usa bolsas plásticas herméticas. Por el momento así conserva su grano, pues todavía no ha podido comprar un silo metálico donde el volumen de almacenamiento puede ser mayor.

Rosalinda Macario Marín, esposa de Narciso, es la responsable de elaborar los alimentos de la familia y sabe diferenciar las ventajas de almacenar el maíz en bolsas herméticas de usar únicamente un costal al que se le suelen añadir algunos productos químicos, como las pastillas de fosfuro de aluminio, potencialmente tóxicas para la salud humana. 

Si Narciso opta por guardar el maíz de manera convencional, es decir, en costales de polipropileno, cuando Rosalinda lo convierte en tortilla “ya no tiene sabor”; en cambio sí usa una tecnología hermética que ahora tiene a su alcance, “aguanta tres años” y el grano sigue fresco, está mejor cuidado para garantizar la alimentación familiar.

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Productores menonitas de Chihuahua apuestan por la Agricultura Sustentable

En los 15 años recientes la superficie agrícola de Chihuahua ha tenido un crecimiento muy importante, impulsado en buena medida por la comunidad menonita que ha generado, principalmente en el norte del estado, nuevas “colonias y campos agrícolas”, como ellos llaman a sus centros de población.

Los menonitas son un grupo étnico-religioso que tiene raíces en Alemania y Holanda y que, por diversos factores sociopolíticos —entre ellos la Primera Guerra Mundial—, llegaron a México entre 1922 y 1940 provenientes sobre todo de Canadá y Estados Unidos, y estableciéndose principalmente en el estado de Chihuahua. 

El fuerte vínculo con la tierra es característico de la comunidad menonita. Muchas de sus áreas de cultivo actualmente se distinguen por tener una tecnología vanguardista debido, en gran parte,  a que los integrantes de estas unidades de producción son jóvenes agricultores, más abiertos al uso de la computadora, internet y a dispositivos electrónicos encaminados a practicar la agricultura de precisión.

Así, en sus tierras de cultivo es fácil encontrar sistemas GPS instalados en tractores para hacer las labores culturales más precisas, también se pueden encontrar equipos que, instalados en las cosechadoras, les permiten medir la producción con gran exactitud. 

En la “Colonia Pestañas”, ubicada en el municipio de Buenaventura, al noreste del estado, conocí a un joven productor menonita: Ronny Enns quien, junto con su esposa, inició una empresa familiar hace nueve años y, ahora, con dos hijos, Ronny cuenta cómo se dio cuenta de que quemar los rastrojos no era una buena idea. 

“Hace 25 años mi papá compró estos terrenos, que eran parte de un rancho ganadero. Tuvo que trabajar mucho para convertirlos en terrenos agrícolas porque originalmente estaban muy pedregosos y poco a poco fue quitando las piedras de encima pues no podía cultivar el terreno. Se usaba el subsoleo, arado y rastra y las piedras volvían a salir una y otra vez hasta que dejo de usar esas herramientas. Fue el inicio para encaminar sus esfuerzos para hacer menos daño al suelo y poder sacar cultivos buenos y rentables”, relata Ronny. 

“Mi papá fue dejando poco a poco los trabajos agrícolas para dedicarse de lleno al comercio y yo tuve que tomar las riendas del rancho casi al mismo tiempo que me casaba, y con mi familia recién formada nos dedicamos cien por ciento al campo, que es mi pasión”.

El joven productor comenta que las tareas no fueron sencillas al comienzo, primero transitaron de un riego rodado a un riego por aspersión y, después de muchos intentos, lograron una producción que les permitió cubrir los gastos de operación: “Con trabajo y esfuerzo fuimos haciendo ahorros para tener mejores resultados y creo que esto puede lograrse con sistemas de producción que nos permita hacer mejor uso de los recursos y que no desperdiciemos nuestros esfuerzos; así que se compró un equipo GPS y compramos una estación meteorológica para tomar decisiones y alcanzar mayores producciones”, comenta Ronny. 

Actualmente este productor cultiva maíz, trigo, sorgo, algodón, frijol, centeno y triticale. Además, trabaja la tierra de forma sustentable: “Por pláticas que tuvimos con otros agricultores llegamos a la conclusión que no es bueno hacer las quemas del rastrojo. Así comenzamos a hacer un manejo más cuidadoso del suelo. En principio no volvimos a quemar y ahora hemos estado platicando con gente de MasAgro-Cultivos para México, ellos nos explican que es mejor dejarlo encima”. 

“Visitamos a otros agricultores con la gente de MasAgro-Cultivos para México y vimos que tienen un magnífico resultado dejando encima el rastrojo, teniendo ahorros de dinero, agua y esfuerzo. También hemos estado haciendo unos ensayos para manejar el sensor GreenSeeker®, que es un aparato desconocido para nosotros pero que nos permitirá tener ahorros en el fertilizante y con producciones semejantes a las que hemos tenido”. 

De esta manera, la Agricultura Sustentable que se impulsa a través de MasAgro-Cultivos para México —iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— ha ido permeando entre la comunidad menonita del norte de Chihuahua. Como concluye Ronny, es importante “conservar los recursos que nos fueron prestados con mucha responsabilidad para que por mucho tiempo podamos seguir siendo agricultores”. 

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Esta planta es un paraíso para los enemigos naturales de las plagas

La planta Asclepias curassavica es originaria de América y se distribuye en las zonas tropicales y subtropicales. En México se le conoce como hierba María y burladora en Michoacán; cancecillo, chilillo, chontalpa y flor de culebra en Oaxaca; cochinita, cajón de gato y veintiunilla en Guanajuato y Guerrero; pelo de gato, ponchilhuits y ponchishui en Veracruz y Yucatán; quiebramuelas en Tabasco; señorita en Nayarit y Jalisco; sintescochit en Hidalgo; soldaditos en Puebla; venenillo y veneno rojo en Guerrero y víbora en el estado de Chiapas.

Esta planta alberga al pulgón Aphis nerii, el cual sirve de alimento para un gran número de insectos benéficos y también proporciona alimento y sitio de oviposición a la mariposa monarca (Danaus plexippus). 

Algunos de los enemigos naturales (depredadores y parasitoides) de diversas plagas que esta planta puede albergar son: adultos y larvas de la catarina sin manchas (Cycloneda sanguinea), larvas de moscas syrphidae, huevecillos y larvas de crisopa (Chrysoperla sp.), un gran número de moscas parasitoides taquinidae y las avispas parasitoides Aphidius colemani y Lysiphlebus testaceipes, Syrphophagus aphidivorus, Asaphes californicus y Pachyneuron aphidis.  

La gran cantidad de insectos benéficos que se encuentran en esta planta la convierten en una buena opción para establecerla en franjas dentro y fuera de los terrenos de cultivo para promover la conservación de enemigos naturales de gran importancia, los cuales servirán para la regulación poblacional de insectos plaga.

A través de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —que impulsa la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con la colaboración de diversas organizaciones públicas y privadas— se promueve un enfoque agroecológico para el manejo de plagas. En este sentido, plantas como la descrita son opciones que contribuyen a reducir el uso de insecticidas de síntesis química y a mejorar la biodiversidad de los ecosistemas.  

Fuentes:

  • Bahena, F. (2008). Enemigos naturales de las plagas agrícolas: del maíz y otros cultivos. Campo Experimental Uruapan. INIPAF. Libro Técnico No. 5. Michoacán, México. 180 p.
  • Marín, A. y Herrera, C. (2018). Importancia de plantas silvestres en la conservación de enemigos naturales. Campo Experimental Bajío. INIFAP. Folleto para Productores No. 2. Celaya, Guanajuato, México. 21 p.
  • Zamora, D. y Hanson, P. E. (2017). Clave dicotómica para especies parasitoides e hiperparasitoides (Hymenoptera) de áfidos (Hemiptera: Aphididae) de Costa Rica. Agronomy Mesoamerican. 28, 563-575.