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Maíces nativos de Oaxaca: diversidad, nutrición y salud

Magdalena Apasco, Oax.- Cuando terminó la secundaria, hace 20 años, Hugo Miguel Santiago ya no quiso estudiar y buscó trabajo. Las opciones en la zona eran en el taller de cantera que abunda en Magdalena Etla, donde vive, en el aserradero o como chalán de albañil.

Después de unos años se decidió a estudiar en un bachillerato donde egresó como técnico agropecuario y tras volver de una estancia laboral en Estados Unidos, comprendió que “el campo es el mejor trabajo porque produces tu propia comida”. 

En tres hectáreas de parcela de su papá, Celso Miguel Cruz, retomó la siembra de maíces nativos, criollos como les dicen, sin riego, solo con el agua que trae el temporal.

Hace cinco años Hugo aceptó la guía de Carlos Barragán García —colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Oaxaca— y, con apoyo de la Walmart Foundation a través de su proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, estableció una parcela de evaluación de maíces pigmentados.

Que Hugo sembrará varios tipos de maíz facilitó su participación en el proyecto con Walmart Foundation y el CIMMYT. “Él siempre ha tenido mucha diversidad de maíces, lo cual es poco común en la mayoría de los productores de la zona porque optan casi siempre por sembrar maíces blancos; sin embargo, por la búsqueda de alimentos saludables derivada de diversos problemas de salud que estamos atravesando como sociedad mexicana, ha habido un auge muy importante de los maíces de colores, pigmentados, ya que tienen propiedades antioxidantes y anticancerígenas”, indica Carlos Barragán.

La parcela de evaluación de Hugo contempla maíces que se dedicarán a la industria de la tortilla para mejorar la salud del consumidor, lo que incluye sumar una variedad nativa mejorada para potenciar las características de la planta y su rendimiento.

Así como crecen mazorcas con maíz blanco o negro, las hay pigmentadas con ambos colores que se vuelven más atractivas en un mercado en el que su demanda de consumo aumenta.

En la parcela de Hugo los surcos se intercalaron organizadamente para probar el rendimiento de un maíz nativo blanco con un maíz negro mejorado y otro nativo negro “que ya teníamos”. 

Las tres variedades tienen las mismas condiciones y el de color negro “ya casi lo habíamos perdido porque poca gente lo busca”, lo que hizo dejar de sembrar porque “cuando había nadie lo quería”, pero el aumento de su demanda hizo retomar su cultivo.

“Económicamente están teniendo un realce los maíces de colores, pero nosotros los consumimos desde hace mucho tiempo. A lo mejor normalmente preferimos consumir otro alimento procesado, pero si consumimos estos maíces de forma cotidiana como lo hacemos nosotros, aparte de que nutre, ayuda a la salud”, concluye el productor.

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En Oaxaca apuestan por el maíz de alto rendimiento

San Pablo Huitzo, Oax.- Jubilarse hace 12 años como profesor de matemáticas en el nivel secundaria permitió a Heberto Martínez Avendaño, productor de San Pablo Huitzo —a 40 kilómetros de la ciudad de Oaxaca—, trabajar con más fuerza su tierra e implementar una parcela demostrativa con la asesoría de Wallmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

En el marco del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, el señor Heberto sembró en mayo y empezó a cosechar a mediados de septiembre tres variedades de maíz híbrido: uno blanco y dos amarillos.

Carlos Barragán García, colaborador del CIMMYT quien le brinda acompañamiento técnico al productor, recuerda que conoció a Heberto por el propietario de una tienda de forrajes. Después de comentarle los beneficios de las innovaciones propuestas, Heberto aceptó el trabajo de vinculación y fortalecimiento de su actividad en el campo.

En la zona del Valle de Etla, como colaborador del CIMMYT, Carlos ha instalado varias parcelas demostrativas para evaluar el rendimiento del maíz y la del productor Heberto tiene una extensión de un cuarto de hectárea, en un terreno plano y con riego que puede ser mecanizable, a diferencia de la mayoría de los terrenos en Oaxaca que dependen del agua de temporal. 

La meta es conseguir un rendimiento “similar al que se obtiene en Sinaloa, Guanajuato y Jalisco, donde están los productores de maíz de alto rendimiento”, lo que servirá de motivación para que otros productores vean “que pueden tener altos rendimientos cuando se trabaja en las condiciones óptimas para este tipo de maíces”.

La variedad de maíz amarillo Zapata 6A, una de las tres que eligió sembrar Heberto, “da buen porcentaje de cuateo”, como se nombra cuando hay dos mazorcas por planta, “alcanzan a llenar muy bien, con buena cobertura y granos limpios de buen tamaño, con mayor contenido de proteínas”.

Además, se trata de una variedad que “soporta las altas temperaturas, se enferma muy poco y tiene una hoja ancha que ayuda a la fotosíntesis” y puede alcanzar entre 12 a 14 toneladas por hectárea.

Heberto aceptó probar con tres variedades de maíz híbrido para comprobar si es posible alcanzar altos rendimientos y motivar a otros productores a echar atrás la idea de que México es deficitario de maíz amarillo, pero también producir maíz blanco que tiene gran aceptación en su comunidad para la elaboración de tortillas.

Viendo las mazorcas “y el maíz tan hermoso” decidió que sea para consumo, con un rendimiento que se va a elevar porque en años anteriores ha logrado entre 800 a mil 500 kilos por hectárea.

“Yo invito a mis amigos campesinos, productores de maíz y hortalizas a que no nos olvidemos de nosotros mismos. Quiero enseñarles que la producción es muy buena, en un contexto en el que las comunidades se están quedando sin alimentos, por lo que es necesario producir nuestras propias semillas y alimentar a nuestra familia”. 

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Maíz nativo, hacia una vida digna para sus productores

Oaxaca.- A más de un año de la publicación de la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo y en el marco de dos importantes conmemoraciones que ponen bajo los reflectores la producción nacional de maíz —el pasado Día Nacional del Maíz (29 de septiembre) y el próximo Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre)—, resulta oportuno reflexionar sobre las opciones que tienen los pequeños productores de maíz en Oaxaca para que su actividad agrícola no solo sea sustentable, sino también rentable. 

Oaxaca, junto con Puebla y Guerrero, está considerado como uno de los microcentros de origen y diversificación de maíz. El estado alberga en su territorio —y gracias a sus agricultores— la mayor riqueza genética de maíz nativo del país, sin embargo, es deficitario en este grano, es decir, consume más maíz que el que produce.

Además, en Oaxaca nueve de cada 10 unidades de producción agropecuarias son pequeñas, y ocho de cada 10 pequeñas unidades de producción tienen problemas de seguridad alimentaria (FAO, 2012). De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval, 2020), seis de cada 10 oaxaqueños se encuentra en situación de pobreza y se estima que el consumo de maíz representa el 50% de su ingesta calórica y el 40% de su ingesta de proteínas. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) considera a la agroecología como una contribución positiva para la erradicación del hambre y la pobreza extrema, así como un medio para facilitar la transición hacia sistemas alimentarios más productivos, sostenibles e inclusivos (Graziano da Silva, 2014). 

En esa misma línea, el doctor Efraín Hernández Xolocotzi (1913-1991) —gran parte de la exploración de este destacado etnobotánico fue apoyada por la Fundación Rockefeller, principal impulsor para la conformación de las colecciones del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), donde se resguarda la mayor parte del material recolectado por el doctor Efraín— refería que una visión diversificada e integral del sistema milpa permitía aprovechar el espacio, la naturaleza y el territorio, así como la combinación de producción agrícola y ganadera de traspatio, producción acuícola, producción artesanal, extracción de recursos de los bosques, etc. 

¿Cómo trasladar este enfoque agroecológico a la realidad de Oaxaca? Parte de la respuesta está en la experiencia de pequeños productores oaxaqueños como Hugo Miguel Santiago, de 36 años. Él siembra seis diferentes tipos de maíces: cinco maíces nativos, o criollos —asociados con frijol y calabaza—, y un criollo mejorado que se siembra a mayor densidad en comparación de otros criollos —este material lo obtuvo en 2018 durante un evento demostrativo del CIMMYT donde se difundió este y otros cultivos. Este criollo mejorado, en particular, fue desarrollado por el señor Antonio Chávez Jiménez a partir de la cruza de un Tuxpeño amarillo y un Bolita blanco—.

Si bien el total de la superficie cultivada por Hugo no sobrepasa una hectárea, gracias a su experiencia como productor y a la implementación de diversas tecnologías sustentables promovidas por el CIMMYT logró incrementar sus rendimientos y hace dos años comenzó a comercializar parte de sus excedentes de producción de maíz blanco y negro a Xub Maíz, una tortillería de maíces nativos ubicada en la ciudad de Oaxaca de Juárez. 

Por supuesto, el proceso para optimizar el sistema de producción no fue sencillo ni automático, ya que inicialmente Hugo y su familia priorizaron incrementar su número de animales de graja. La cría de gallinas, gallos de pelea, conejos, cerdos, toros, chivos, borregos y conejo constituye una importante fuente de ingresos para muchas familias en Oaxaca, lo cual hace que algunas veces no consideren alternativas para su producción agrícola, realizándola básicamente para el autoconsumo. 

Actualmente Hugo y su familia continúan con la crianza de ganado menor, pero también tienen un pequeño huerto de hortalizas y ya consideran nuevas posibilidades para su producción de maíces nativos. Por ejemplo, debido a los problemas de sequía recientes —el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) prevé que, en los próximos 24 años, Oaxaca será más árido por una disminución significativa de las lluvias(6%) y un aumento de la temperatura (2°C)—, este año establecieron una parcela de evaluación de maíces nativos negros. La intención es identificar cuál puede tener una mejor respuesta en el territorio para abastecer este nicho de mercado. 

Si bien la conservación del maíz nativo es importante y acapara los reflectores de la opinión pública, esta no será viable si no se adoptan prácticas sustentables que le permitan a los pequeños productores adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático y la degradación de los suelos. Más aún, la producción sustentable de maíces nativos no será viable si los productores no pueden aspirar a una vida digna desde su labor en el campo. 

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Diversificar para heredar un campo innovador

San Juan Guichicovi, Oax.- “Me estoy dando cuenta de la diferencia que hay en cuanto a cómo sembrábamos antes y los resultados que tenemos ahora. Vemos la diferencia y quiero pensar que a futuro será mejor. Mi familia ve la diferencia y les está gustando esta nueva forma de sembrar. Tengo ahí un nietecito y pues también estoy ahí inculcándole el campo a ver si más adelante le quiere entrar. Hacemos la lucha porque esto es un patrimonio que queda para que ellos sigan a futuro”, comenta don José Luis Velázquez Ahuet, productor de el Ejido Revolución, en el municipio de San Juan Guichicovi, Oaxaca.

Como muchos otros productores en el país, don José Luis aprendió, desde muy joven, a trabajar el campo removiendo constantemente el suelo y eliminando los residuos de la cosecha anterior mediante el fuego. A pesar de que esta práctica estaba tan arraigada en él, don José Luis ha hecho un cambio radical en su sistema de producción y ahora su innovación es un ejemplo para las presentes y futuras generaciones en su comunidad: “antes quemábamos el terreno, ahora dejamos todo el residuo picado abajo y eso nos guarda humedad y abona la milpa”, comenta el productor. 

Como en la mayor parte de la zona del Bajo Mixe, en la comunidad del señor José Luis la ganadería es la actividad principal. La producción de maíz ocupa un segundo lugar y básicamente es para el autoconsumo. En los terrenos de ladera que ahí predominan, susceptibles a la erosión, los rendimientos son bajos —de alrededor de 700 u 800 kilos de maíz por hectárea—. Además, la diversidad de cultivos se ha ido perdiendo poco a poco y, en medio de ese contexto, la milpa del señor José Luis destaca por su buen desarrollo y porque ha incorporado nuevos cultivos, como el girasol, el ajonjolí y el chícharo gandul. 

“Cuando pasan por la milpa o mandamos alguna fotografía al grupo de productores en el que estamos quedan admirados, les gusta. Incluso ya hay otros productores que quieren hacer lo mismo y eso es bueno. Yo el girasol lo sembré en el mes diciembre y ya vine a cosechar las flores en febrero, 13 y 14 de febrero y las fuimos a vender aquí a un poblado como a unos 17 kilómetros, Palomares, ahí pudimos vender. Vi que sí me dio resultado y ya estamos viendo sembrar nuevamente a finales de este mes de agosto para que el día 1 y 2 de noviembre volvamos a cosechar”, comenta don José Luis, quien ha encontrado en la diversificación de cultivos una forma de obtener ingresos complementarios. 

La diversificación de cultivos, la mínima labranza y la cobertura del suelo con rastrojos son componentes de la Agricultura de Conservación que el señor José Luis ha implementado en su parcela y con lo que la calidad de su suelo ha mejorado. De hecho, ya ha sembrado tres veces de manera consecutiva y el maíz se sigue dando bastante bien ahí donde ha dejado el rastrojo. Para mejorar aún más su sistema de producción el técnico que lo está asesorando en la implementación de este sistema le ha recomendado que para el siguiente ciclo introduzca otro cultivo para que haga rotación y le ayude a enriquecer más su suelo. 

Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) impulsan el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, a través del cual se fomenta la diversificación de cultivos. En el marco de esta iniciativa, “el Hub Pacífico Sur del CIMMYT nos facilitó algunas semillas que distribuimos con los productores. En el caso del señor José Luis fue semilla de girasol, ajonjolí y chícharo gandul”, comenta Jonatan Villa Alcántara, el técnico que ha estado asesorando a don José Luis para diversificar cultivos.

“Como don José Luis siembra Milpa Intercalada con Árboles Frutales con curvas a nivel, entonces le recomendamos que lo sembrara en el contorno para cerrar un poco más el espacio entre los frutales. Él lo ha hecho así y ha visto buenos resultados, y como el chícharo gandul es una leguminosa, también ha observado que el maíz se desarrolla mejor”, señala Jonatan. 

“Tengo cuatro tipos de maíz: blanco, amarillo, rojo y morado. Estos los siembro para consumo del hogar y la verdad desde que he estado trabajando así (con Agricultura de Conservación) ya no compro maíz, me ha servido bastante porque he visto que el girasol y el chícharo me están dando resultado sobre la planta de maíz y los frutales”, comenta el productor, refiriéndose a cómo la diversificación de cultivos y los otros componentes de la Agricultura de Conservación le han permitido mejorar la calidad y fertilidad de su suelo.

La vinculación con otros programas que operan en la región ha sido muy útil para difundir los beneficios de la diversificación de cultivos que se promueven en el proyecto con Walmart Foundation: “el año pasado iniciamos acciones de colaboración con algunos técnicos del programa Sembrando Vida, con ellos empezamos a hacer algunas capacitaciones en sus comunidades. De hecho, en la parcela de don José Luis estuvimos haciendo algunas visitas, capacitaciones y prácticas. A su parcela la visitó un coordinador regional de ese programa y le pareció muy bien lo que se está implementando ahí. Incluso recomendaba que se masificara y se extendiera a otras localidades”, comenta Jonatan Villa. 

Para el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT la diversificación de cultivos es el inicio de un proceso de transformación social que trasciende a las parcelas. Don José Luis, quien ya se apropió de la diversificación de cultivos y la ha hecho una parte de su sistema de producción y medios de vida, es el ejemplo de cómo se pueden nutrir liderazgos comunitarios y propiciar cambios sociales positivos y duraderos: 

“A partir de la semilla que le dimos, él generó más semilla y se comprometió a facilitarla a otros productores. La influencia que él ha tenido en su comunidad ha sido alta porque su parcela es punto de reunión de otros productores y muchos ya lo han tomado como un modelo a seguir, porque además don José Luis les insiste mucho en que hacer las cosas diferente sí da buenos resultados. Con él, por ejemplo, estamos haciendo unas prácticas de selección de semillas nativas que es algo de su interés”, menciona Jonatan Villa. 

“Mi idea es mejorar la semilla de siembra porque antes sembrábamos rústicamente y ahorita ya viendo esto queremos tener, aunque sea en poco terreno, más maíz, más abundante. Ahorita estamos empezando a marcar las plantas para que cuando ya se sequen veamos cuál es la que resistió, la que salió mejor y podamos sacar de ahí la semilla mejorada. También pensamos seguir con el girasol y los otros cultivos. Yo veo esto bastante útil todo para mi casa, mi hogar. Y pues, ojalá se enamoren más las personas en querer participar. Poco a poquito vamos a tratar de irlos involucrando”, finaliza don José Luis. 

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Aprendizajes que se vuelven referencia

El productor Anastasio Martínez Guijón, De San Pedro Pochutla, Oaxaca. (Foto: CIMMYT)
El productor Anastasio Martínez Guijón, De San Pedro Pochutla, Oaxaca. (Foto: CIMMYT)

“Aquí en El Encierro —comunidad de San Pedro Pochutla, en la costa de Oaxaca— todos nos dedicamos a la agricultura, a la siembra del maíz la mayor parte. No todos siembran como yo, algunos siguen sembrando como siempre y sacan una tonelada y media, dos toneladas de maíz, pero yo no me quise conformar con eso y con Omar trabajamos diferente, con técnica y bien sembradito y así sacamos cinco y media, seis o hasta siete toneladas y ahora metimos girasol. Con el girasol nos ha ido bien”, comenta el señor Anastasio Martínez Guijón, quien de la mano del Hub Pacífico Sur del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) lleva cuatro años cultivando con prácticas sustentables y recientemente ha diversificado cultivos. 

En la parcela del señor Anastasio ya no se quema —práctica común en la región—, se han metido diversos cultivos como rotaciones y actualmente produce maíz, frijol y girasol. Esta flor, particularmente, se ha convertido en una fuente de ingresos extra porque la comercializa —el precio de una flor en el mercado local oscila entre los 20 y 25 pesos—, tarea en la que su esposa lo ayuda. 

“En esta comunidad él es el productor que está más avanzado, el que lleva más años practicando la agricultura de conservación. Cuando nosotros llegamos a esta comunidad fue el único que accedió a cambiar el sistema de siembra. Hicimos una reunión como con 30-35 personas y solo él aceptó, los demás dijeron prácticamente que eso no servía, así que iniciamos solo con él, con un solo productor en esta comunidad y ahora que sus vecinos ven los resultados, las cosas han cambiado”, señala Omar Sánchez Ríos —técnico certificado en Agricultura Sustentable por el CIMMYT— quien brinda acompañamiento técnico al señor Anastasio. 

Ahora que ven su parcela, “muchos se admiran y ya están empezando a sembrar como yo lo hago, me vienen a preguntar. No solo de aquí de El Encierro, sino de la comunidad vecina ya también están interesados. Cuando vienen aquí ven cómo siembro y eso ha servido para difundir esto, incluso queremos hacer un video de cómo estamos trabajando”, comenta el señor Anastasio, entusiasmado porque su parcela se ha convertido en un punto de referencia para los agricultores locales, incluso la han ido a visitar estudiantes de la carrera de Sistemas de Producción Agroecológicos de la Universidad del Pueblo, de Pochutla.

Los resultados que tanto hacen admirar la parcela del señor Anastasio son producto de la constancia y el esfuerzo: “otras personas nos han tomado como ejemplo aquí, porque lo que dicen ellos «cómo sacas tanto maíz», no lo creen que de una hectárea van a salir cinco o seis toneladas de maíz, esas cantidades no se ven por acá y yo les digo que sí sale, nada más que hay que echarle ganas, hay que darle lo que necesita la tierra y que no queme uno, porque si se quema, se va a llevar mucho fertilizante y va a quedar como las tierras del valle (Valles Centrales), erosionadas, y ya ni con fertilizante se va a dar”, dice el productor quien mete dos ciclos de maíz en el mismo temporal y lo intercala con el girasol. 

“Yo llevo casi 30 años que no quemo. Una vez que lo hice hubo una parte que no se quemó y de ahí fue donde recogí cosecha nada más. Donde se quemó no dio nada porque no guardó humedad la tierra, por eso tomé la iniciativa y ya llevó años que no quemo porque además se deslava el terreno, se erosiona y se va la tierra al mar”, cuenta el señor Anastasio, quien a esta práctica que inició hace años de forma circunstancial ha ido sumando nuevos aprendizajes, producto de su colaboración con el CIMMYT y su reciente participación en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el CIMMYT. 

Gracias a la continuidad del proyecto se han fortalecido las capacidades de productores como Anastasio —particularmente en aspectos como la diversificación de cultivos—, propiciando que estos productores innovadores asuman y fortalezcan roles de liderazgo comunitario y contribuyan así a la diseminación de los aprendizajes en el resto de la comunidad: “conforme han visto los resultados, el incremento en rendimientos y que se fueron metiendo otros cultivos, entonces los otros productores han ido cambiando su visión y le han ido a preguntar al señor Anastasio y a su hijo cómo le hacen. Sí se ha despertado el interés. Este año ya tengo varios productores que quieren que se les de asesoría y les estamos dando seguimiento también”, menciona el técnico Omar Sánchez. 

Mi hijo dice «vamos a echarle ganas, porque de aquí mismo sale para no irse a otro lado, aquí mismo se la puede uno pasar bien», por eso hay que echarle muchas ganas a trabajar”, comenta el señor Anastasio, refiriéndose al joven Álvaro Martínez quien también ya lleva tiempo trabajando con el ingeniero Omar, quien comenta sobre Álvaro: “ya tiene un conocimiento amplio y él se ha encargado de difundir con los demás vecinos, decirles cómo fertilizar, cómo sembrar. El año pasado hubo alrededor de seis productores a los que él estuvo dando recomendaciones y les fue bien en sus parcelas. Debido a eso más personas se han ido sumando”. 

Álvaro Martínez, hijo del señor Anastacio, junto a contenedores donde almacena granos de forma hermética. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Álvaro Martínez, hijo del señor Anastacio, junto a contenedores donde almacena granos de forma hermética. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Álvaro se ha encargado de difundir algunas recomendaciones que funcionan, como sembrar solo dos semillas por golpe a cierta distancia para mejorar el arreglo topológico, los fertilizantes adecuados, etc. Eso ha ayudado a que ahorita haya varios interesados en trabajar con nosotros y este es el primer año que ya tenemos varios productores en esta comunidad. Yo no puedo estar continuamente aquí, pero su hijo nos ayuda a dar las recomendaciones o a canalizar las dudas”, comenta Omar Sánchez, haciendo claro el impacto comunitario de la agricultura sustentable que fomenta el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT. 

Anastacio y su hijo Álvaro ahora son un ejemplo de cómo las familias productoras pueden transitar del autoconsumo a la generación de excedentes para la comercialización, volviéndose al mismo tiempo una referencia en sus comunidades. «Nosotros les decimos que se acerquen con Omar y aprendan y sigan todas sus recomendaciones porque si seguimos sembrando de la misma forma de siempre y dejamos que la milpa dé así nada más, pues no vamos a sacar nada», concluyen los productores.

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Hacia la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios

Oaxaca.- Los sistemas agroalimentarios en la actualidad deben dar respuesta a un mundo cambiante caracterizado por una población creciente, con fluctuaciones en la economía, variaciones climáticas y diversas problemáticas sociales. La Agricultura Sustentable puede contribuir a mejorar el panorama, pero la pregunta es cómo lograr la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios. 

El proceso para lograr la sustentabilidad no es lineal y sugiere que es necesario adoptar soluciones profundas y rediseñar los sistemas agroalimentarios.  Rediseñar significa buscar cambios en la composición y estructura de los sistemas para brindad sustentabilidad en todas las dimensiones (económicas, sociales y ambientales) y así facilitar alimento, fibras y combustibles a la velocidad que el mundo lo exige. 

Rediseñar significa aprovechar el control biológico, la depredación, el parasitismo, la alelopatía, la fijación de nitrógeno, la polinización y otros procesos ecológicos para desarrollar componentes que brinden beneficios para la producción de cultivos y ganado. 

Rediseñar, sin embargo, es un desafío tanto social e institucional como agrícola, ya que existe la necesidad de crear y hacer un uso productivo del capital humano en forma de conocimiento y capacidad para adaptarse e innovar, y capital social para promover paisajes comunes a diversas escalas. 

Entre los principales rediseños en los sistemas agrícolas en el mundo destacan la Agricultura de Conservación —sistema que permite prevenir la erosión del suelo—, el manejo integral de plagas, los cultivos integrados y manejo de la biodiversidad —un ejemplo podría ser el sistema arroz-pescado—, los sistemas mixtos de cultivos y forrajes —como los sistemas de pastoreo rotacional—, la incorporación de árboles en sistemas agrícolas —como los sistemas agroforestales—, el manejo del agua de riego —como las tecnologías de micro irrigación— y los pequeños sistemas intensivos —como la producción comunitaria y las asociaciones de compras grupales—.  

Si bien es cierto que estas prácticas pueden encaminar a la sustentabilidad de los agrosistemas, es necesario evaluarlos constantemente y considerar las dimensiones económica, social y ambiental con base en indicadores. De esta manera se puede determinar el avance del agrosistema hacia la sustentabilidad. 

Rediseñar es una etapa en la transición de los agrosistemas hacia la sustentabilidad, implica un trabajo continuo y colectivo que permitirá responder a un mundo cambiante y, quizá, sea un punto de inflexión importante para la sustentabilidad de los agrosistemas.   

Fuentes

  • Barba, L., Reyna-Ramírez, C., López-Ridaura, S. (2020). Farm level modelling and protocols for the assessment of indicators – CLCA Systems (Mexico and Bolivia).
  • Pretty, J., Benton, T. G., Bharucha, Z. P., Dicks, L. V., Flora, C. B., Godfray, H. C. J., … & Wratten, S. (2018). Global assessment of agricultural system redesign for sustainable intensification. Nature Sustainability1(8), 441-446.
  • Reyna-Ramírez, C. A., Rodríguez-Sánchez, L. M., et al. (2018). Redesign of the traditional Mesoamerican agroecosystem based on participative ecological intensification: Evaluation of the soil and efficiency of the system. Agricultural Systems165, 177-186.
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La Milpa Intercalada con Árboles Frutales y el legado de los pueblos indígenas

Oaxaca.- En el mundo hay más de 476 millones de indígenas —lo que representa el 6.2% de la población mundial— que son poseedores de la mayor diversidad cultural de la humanidad. Por sus vínculos ancestrales con la tierra y con los recursos naturales de donde viven, son fundamentales en la comprensión y el cuidado del medioambiente. 

Lamentablemente, la desigualdad, la pobreza, la enfermedad, la discriminación y la inseguridad alimentaria y financiera siguen siendo parte de la cotidianidad de muchos pueblos indígenas, lo cual pone en riesgo la herencia cultural de la especie humana porque, además, los pueblos indígenas cuentan con un sistema de conocimientos único que se transmite, muchas veces, solo en el marco de la comunidad y mediante la tradición oral. 

El Día Internacional de los Pueblos Indígenas (9 de agosto) es una oportunidad para revalorizar la herencia cultural indígena y para preservar su legado que, en el caso de México, incluye importantes aportaciones a los sistemas agrícolas. El sistema de Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF), por ejemplo, es una práctica sustentable sustentada en los conocimientos de los pueblos originarios mexicanos. 

El sistema MIAF es una práctica estructurada por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y optimizada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT. En la base de este sistema están los saberes tradicionales de agricultores indígenas de Huejotzingo, Puebla, donde ha sido muy útil para la agricultura en laderas de ese estado y de varios más del sur-sureste mexicano. 

En Oaxaca, por ejemplo, el MIAF ha sido adoptado por muchas comunidades indígenas en las regiones Mixe y Mazateca donde ha sido promovido por la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) —colaborador del Hub Pacífico Sur del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en ese estado—. 

El territorio donde la AMDSL y el CIMMYT promueven el MIAF se caracteriza por tener pendientes pronunciadas —son terrenos de laderas de más del 30 % de pendiente—, de manera que las tierras de cultivo son susceptibles a distintos tipos de erosión y además la mecanización se torna compleja. Gracias al MIAF, sin embargo, se han registrado notables mejorías en los sistemas de producción locales.

En pequeñas parcelas de los municipios de Tamazulapam del Espíritu Santo y Santa María Teopoxco, por ejemplo, se ha manejado el sistema MIAF —con durazno y aguacate— por más de 10 años y a partir de 2014 se incorporó la Agricultura de Conservación. En conjunto, la sinergia de estos dos sistemas ha sido positiva para los agricultores debido a que han disminuido los costos de producción de la milpa, se ha garantizado la seguridad alimentaria, además de incrementar paulatinamente la fertilidad del suelo y generar ingresos extras por la venta de fruta.

Aunque parecería un proceso lineal y simple, detrás de estos logros hay un trabajo intensivo en las plataformas de investigación Teopoxco y Tamazulapam del Espíritu Santo, cuyos datos permiten confirmar la pertinencia de implementar MIAF y Agricultura de Conservación: en la plataforma de Teopoxco el rendimiento del maíz (calculado con datos de cuatro años y considerando 60% de la superficie, debido a que es el área efectiva que ocupan los granos básicos en el sistema MIAF) ha sido superior al consumo anual por familia (que es de 1.2 toneladas al año), siendo los tratamientos con cero labranza los que arrojan mejores resultados, a diferencia de los tratamientos de labranza convencional donde el rastrojo es removido, los cuales no alcanzan a cubrir las necesidades del consumo familiar. 

En cuanto a la plataforma en Tamazulapam del Espíritu Santo, el rendimiento de maíz blanco en los cuatro años considerados para el análisis fue superiores en los tratamientos con cero labranza, destacando además que en los dos últimos años de estudio, el efecto de la rotación con leguminosas impactó positivamente en el rendimiento de maíz en ambos tipos de labranza (convencional y cero labranza) (figura 1). 

Figura 1. Rendimiento de grano en Tamazulapam del Espíritu Santo, Oax. MD= Milpa Descanso, ML= Milpa Leguminosa, LC= Labranza Convencional, CL= Cero Labranza, R= remover rastrojo, P= parcial rastrojo, F1= 80-00-00, F2= 120-90-00, Ca= Cal dolomita 4 t ha-1. El año 2017 no hubo registro de información debido a problemas comunales.

 

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Agricultura y ganadería en la Mixteca de Oaxaca

Oaxaca.- De acuerdo con el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la actividad agrícola, ganadera y la gestión del sistema alimenticio actual generan el 23% de los gases de efecto invernadero que propician el calentamiento global y contribuyen al cambio climático. Esta cifra ha hecho que a nivel global la transformación de este sector hacia sistemas más sostenibles se tenga como una acción prioritaria para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en materia ambiental. 

Además del impacto ambiental, la relación entre agricultura y ganadería en términos de productividad y rentabilidad no siempre es la más adecuada: el sobrepastoreo propicia la compactación del suelo —y esto afecta sus funciones y el desarrollo de las plantas—, la alimentación del ganado no permite conservar el rastrojo como cobertura del suelo —dificultando la implementación de prácticas sustentables para incrementar la cantidad de materia orgánica y mejorar las propiedades del suelo—, etcétera. 

Aunque da la impresión de que combinar agricultura y ganadería no es lo más conveniente, esto no es necesariamente así. De hecho, es posible crear sinergias muy positivas entre ganadería y agricultura, específicamente si se trata de Agricultura de Conservación. 

El Hub Pacífico Sur, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) documentó recientemente el sistema de producción agrícola-ganadero en la región Mixteca de Oaxaca y nos comparte una fotogalería que da cuenta de cómo se pueden aprovechar las sinergias entre los recursos naturales y la agrobiodiversidad. 

En Villa de Chilapa de Díaz, por ejemplo, la preparación de los terrenos sería muy complicada si no fuera por el uso adecuado de los animales de tiro. Allí mismo, el pastoreo controlado permite aprovechar las excretas del ganado para abonar la tierra.

En San Mateo Etlatongo, perteneciente al municipio de Nochixtlán, la producción de ovinos como actividad complementaria a las actividades agrícolas ha sido fundamental para la generación de ingresos para las familias productoras, particularmente aquellas encabezadas por mujeres. 

En otras comunidades de la Mixteca el Hub Pacífico Sur del CIMMYT y sus colaboradores han trabajado para ampliar el menú de forrajes con intención de brindarle a los animales alimentos más adecuados y nutritivos, permitiendo a la vez aprovechar los rastrojos como cobertura del suelo y, en otros casos, siendo los cultivos forrajeros la misma cobertura del suelo después de la cosecha del maíz o bien, estableciendo mezclas de forrajes intercaladas con maíz y sin disminuir la superficie de este que es el cultivo principal en la región. 

Canola, ebo, avena, triticale, cebada, sorgo, leguminosas y otros cultivos figuran en este menú extendido de forrajes que, además de alimentar al ganado, brindan otros beneficios a los suelos.  Esperamos que esta fotogalería les resulte ilustrativa:

Sistema agrícola-ganadero en la Mixteca

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Estrategia para el manejo agroecológico del gusano cogollero

San Juan Cotzocón, Oax.- El gusano cogollero (Spodopthera frugiperda) es la principal plaga del cultivo de maíz en la región del Papaloapan del estado de Oaxaca. Si no se controla oportunamente, este insecto es capaz de generar importantes pérdidas. En el cultivo de maíz, por ejemplo, se estima que las pérdidas en rendimiento a causa de los insectos son de alrededor de 30%. 

Desde hace más de 40 años los productores de maíz de esta región han hecho un manejo químico de la plaga —usando insecticidas de amplio espectro como malathion, cipermetrina, clorpirifós, clorpirifos etil, permetrina, thiodicarb, e incluso carbofurán, uno de los pesticidas más tóxicos—, ocasionando que cada ciclo agrícola sea más difícil su control y sus poblaciones se incrementen pues los productos empleados han ocasionado una serie de desequilibrio en las poblaciones de insectos, eliminando o diezmando de manera considerable las poblaciones de insectos de control biológico y sometiendo a la plaga a presiones de selección que originan individuos resistentes a los plaguicidas. 

En el marco del proyecto MasAgro-Cultivos para México, desde el año 2015 se promueve en la región el Manejo Agroecológico de Plagas (MAP). Después de varios años de difundir esta opción con capacitaciones, días de campo y giras de intercambio, actualmente la tecnología se encuentra en una etapa de escalamiento y su estrategia se puede resumir en seis pasos: 

  1. Dejar de usar insecticidas de amplio espectro y de contacto.
  2. Prevenir el ataque de la plaga.
  3. Realizar el muestreo de la plaga para determinar el momento óptimo de control.
  4. Cuando la incidencia de la plaga esté entre el 15 y 20%, y en los primeros estadios de crecimiento, usar productos alternativos tales como caldos minerales y extractos vegetales.
  5. Cuando la incidencia de la plaga sea mayor al 20%, usar insecticidas biorracionales —derivados de fuentes naturales, como extractos de plantas—.
  6. Reconstruir la diversidad funcional (asociación, rotación, plantas con flores, etc.).

Para validar y promover esta práctica, durante el ciclo primavera-verano 2020 la estrategia se implementó en parcelas de maíz del municipio de San Juan Cotzocón, Oaxaca, obteniéndose resultados favorables: en las comunidades El Paraíso y Emiliano Zapata no se aplicó ningún insecticida para controlar la plaga y, aunque en Emiliano Zapata hubo un momento en que la plaga estuvo arriba del umbral de daño económico (UDE), después de algunos días la incidencia bajó. En ambos casos solo se implementaron los primeros tres pasos del MAP y la disminución de la plaga se debió principalmente a tres factores: uso de trampas con feromonas, eliminación de larvas por efecto de la lluvia y control biológico (gráficas 1 y 2). 

En otras dos comunidades (San Juan Jaltepec y La Libertad) sí fue necesario realizar dos aplicaciones para controlar al gusano cogollero, una con “agua de vidrio” —sustancia compuesta de agua, cal y ceniza, la cual permitió eliminar el 50% de las larvas de gusano cogollero en sus primeras fases de desarrollo— y la otra con insecticidas biorracionales. Con esas dos aplicaciones fue suficiente para mantener la incidencia de la plaga por debajo del umbral de daño económico (UDE). En estos dos casos fue necesario controlar la plaga debido a que son zonas de mayor infestación de gusano cogollero por el monocultivo que ha desarrollado por muchos años (gráficas 3 y 4).

Ante la variabilidad climática actual —el clima puede ser el factor más importante para desencadenar el crecimiento de las poblaciones de insectos— el Manejo Agroecológico de Plagas es una opción viable y accesible para los productores, permitiéndoles mantener al gusano cogollero por debajo del umbral de daño económico. 

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Gráfica 1. Incidencia de Gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) en el cultivo de maíz en El Paraíso, San Juan Cotzocón, Oax., Méx.

 

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Gráfica 2. Incidencia de Gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) en el cultivo de maíz en Emiliano Zapata, San Juan Cotzocón, Oax., Méx.

 

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Gráfica 3. Incidencia de Gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) en el cultivo de maíz en San Juan Jaltepec de Candayoc, San Juan Cotzocón, Oax., Méx.

 

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Gráfica 4. Incidencia de Gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) en el cultivo de maíz en La Libertad, San Juan Cotzocón, Oax., Méx.

 

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Maíces nativos para una gastronomía sostenible

Villa de Tututepec de Melchor Ocampo, Oax.- El 18 de junio es el Día de la Gastronomía Sostenible. Las Naciones Unidas promueven esta conmemoración para fomentar que la cocina tenga en cuenta el origen de los ingredientes —cómo se cultivan y cómo llegan a las mesas donde se sirven—, y esto implica celebrar la gastronomía como expresión cultural de la diversidad natural y social del mundo (preservando las tradiciones culinarias y aprovechando los productos locales y de temporada), así como enfatizar la necesidad de transformar las dietas para transformar los sistemas agroalimentarios, contribuyendo así a la conservación de la biodiversidad y el medioambiente en general. 

Para muchas comunidades en México, los maíces nativos encarnan esa riqueza biocultural que es a la vez sustento, tradición y sabor. Por esta razón, para el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores ha sido importante promover la investigación, el rescate y el aprovechamiento de los maíces nativos. 

En Oaxaca, por ejemplo, la Integradora Agroempresarial del Río Verde —con la que se promueven prácticas sustentables en aquella entidad y que está conformada por alrededor de 80 productores— trabaja en cuatro ejes fundamentales: conservación de los maíces nativos, evaluación de cultivos resistentes a la sequía, utilización de sistemas de riego adecuados para la región y la comercialización de las cosechas de pequeños productores y su capacitación en prácticas sustentables. 

José Esteban Sotelo Mariche, representante de la organización, comenta que “dentro de las acciones que impulsamos está la gastronomía con maíces nativos para hacer promoción de nuestros sabores originarios. Esto se trabaja con cocineras tradicionales y con chefs gourmet para fusionar sabores y conocimientos, desde la parte ancestral hasta las nuevas tendencias gastronómicas”. 

“Los maíces nativos de colores, particularmente los rojos y azules, son materiales difíciles de conseguir porque muchos se perdieron o dejaron de usarse y de consumirse en esta zona por la idea de que eran maíces no adecuados para la alimentación humana, prevaleciendo la preferencia por el maíz blanco. Por eso ahora estamos trabajando con las comunidades indígenas que resguardaron estos materiales para impulsar la producción y el consumo de los maíces nativos de colores, reintroduciéndolos tanto en las cocinas tradicionales como en la alta cocina”, señala José Esteban. 

“El centro de acopio de maíces nativos está en el municipio de Villa de Tututepec de Melchor Ocampo, Oaxaca. Fomentamos el desarrollo local, pero también procesamos para el mercado de exportación. Se está comercializando a Nueva York, Los Ángeles y Pensilvania, en los Estados Unidos y actualmente estamos trabajando otra propuesta para generar valor agregado en la región de la costa y sierra sur de Oaxaca”, comenta José Esteban Sotelo, quien además explica que estos consumidores pueden tener la certeza de que estos maíces han sido cultivados con prácticas amigables con la naturaleza, como la Agricultura de Conservación que se promueve junto con el CIMMYT. 

“Estamos trabajando con maíces de las variedades Tuxpeño, Olotillo, Conejo y Bandeño. El grano que hasta ahorita hemos mandado más es el blanco, un 95% aproximadamente, un 3% grano amarillo y un 2% morado o de otros colores. Desde el año 2018 hemos implementado una estrategia de rescate y conservación de los maíces pigmentados, principalmente rojos y morados con los que hemos estado tratando también de fortalecer la economía de los pequeños productores”. 

“Queremos fortalecer el mercado local, también queremos que nuestros paisanos disfruten de estos alimentos y por eso estamos aprovechando los mercados turísticos que tenemos en nuestra región. En el caso de Puerto Escondido vamos a procurar la vinculación con un restaurante donde se va a ofertar gastronomía elaborada por cocineras tradicionales, afromexicanas, mixtecas, chatinas, zapotecas y, a través de molino del Puerto, vamos a estar procesando el maíz y teniendo venta directa de grano, tortilla, tostadas y otros productos derivados del sistema milpa”, finaliza José Esteban Sotelo Mariche.