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Nuevos conocimientos para mejorar la producción de maíces nativos

En el continente americano se han contabilizado alrededor de 300 razas de maíz y 64 de ellas están en México. De estas, 59 se consideran nativas y 35 tienen presencia en Oaxaca. 

Cayetano Limón Sánchez, un productor de maíces nativos en Santa Ana Zegache, Oaxaca, siembra cuatro variedades: Negrito —que se cultiva en zonas altas de la Mixteca y en Valles Centrales—, Belatove —que se identifica por su color rojo—, así como una variedad amarilla y otra blanca. 

Además de la relevancia que los maíces nativos tienen para la biodiversidad mexicana y para la seguridad alimentaria, Cayetano se comienza a beneficiar del interés gastronómico que estos maíces están despertando. Actualmente, por ejemplo, cada vez más restaurantes incluyen en sus menús platillos hechos con maíces de colores. 

Hoy, Cayetano selecciona su semilla, utiliza abonos orgánicos e intercala cultivos que elevan la cantidad de nutrientes en el suelo, pero esto no siempre fue así: “No tenía la capacitación para preparar la tierra”, admite al mostrar su parcela y enlistar diversas prácticas que ha adoptado como participante del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Antes Cayetano sembraba el maíz junto con el frijol, pero ahora lo hace por separado, entre un ciclo y otro. “Cuando siembro el frijol se queda abono para cuando siembro maíz y una chulada que se da, estoy agarrando la experiencia de sembrar puro frijol y al otro año maíz”, describe.

La producción mejora si la tierra de su parcela la nutre con abono que obtiene de la composta, la gallinaza —esa mezcla de excremento de gallinas ponedoras junto con desperdicios de alimentos y a veces también plumas— o el biol que obtiene de la fermentación del estiércol.

“Me han enseñado a trabajar los abonos orgánicos o con estiércol de animal que requiere la milpa cuando está chica, sin necesidad de ponerle químico, como antes”, expresa con la claridad de que antes de la asesoría del proyecto sembraba el maíz sin saber cómo combatir las plagas.

Es un trabajo paciente, añade, pues desde que se siembra hay que “tirarle biol a la planta, después a la hoja, dos veces por semana, de preferencia temprano o por la tarde cuando abre sus poros”.

Así, de una hectárea sembrada puede obtener de dos a tres toneladas de maíz nativo, “pero bien dado”, lo que antes no lograba por falta de capacitación que ahora le permite “preparar la tierra bien y fortalecer el suelo” para que el rastrojo conserve la humedad, sobre todo cuando no llueva lo suficiente.

“Este año no llovió mucho y aguantó la milpa, por eso no se dieron muy bien las cosechas”, resalta Cayetano quien, además ha aprendido a guardar sus granos en silos herméticos que impiden que se piquen y puedan permanecer hasta tres años frescos.

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Ellas envasan los sabores de la montaña

La apuesta que 18 mujeres han hecho por el trabajo en equipo para la elaboración de conservas se ha vuelto un ejemplo de cómo en la comunidad mazateca de Santa Catarina, en San Jerónimo Tecóatl, Oaxaca, los productos frescos que antes se desperdiciaban pueden ser una fuente de empleo.

Alejandrina Dávila Cid es una de las integrantes de la sociedad cooperativa Sabores Mazatecos, la cual nació en 2012 porque, como ella, otras mujeres veían cómo “se echaba a perder” el durazno que crecía en el huerto que trabajaba su esposo.

La primera idea fue elaborar duraznos en almíbar y mermelada, pero entre todas han logrado tantos apoyos que ahora procesan dos toneladas y media de este fruto, al igual que de guayaba, pera, manzana, dulce de capulín y chile canario en escabeche con zanahoria y cebolla.

En 2021 aceptaron ser parte del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Alejandrina García Dávila, colaboradora del CIMMYT que se encarga de dar asesoría a las integrantes de Sabores Mazatecos, destaca que el objetivo es fortalecer sus actividades con la comercialización y construir una cartera de negocios.

En temporada de guayaba, entre finales de octubre y todavía parte de enero, en la sede de la cooperativa procesan de 30 a 60 kilos al día que se convierten en 300 frascos de medio kilo o un kilo de mermelada.

Entre abril y mayo envasan hasta 500 frascos de un litro de duraznos en dulce. No necesitan agregar conservadores ni ningún tipo de químico para que cada frasco de conserva que elaboran en Sabores Mazatecos tiene una vida en anaquel de tres a cinco meses.

La asesoría de Walmart Foundation cobran más relevancia en un año en que imperaron las restricciones sanitarias por la COVID-19. Graciela García Reyes, vicepresidenta de Sabores Mazatecos, sabe que el propósito en común es generar más empleos que no sean solo para las integrantes de la cooperativa, sobre todo porque en esta comunidad rural las oportunidades laborales son muy escasas.

Magnolia Araceli García Reyes, quien también es parte de Sabores Mazatecos, puede vender la producción familiar de su parcela conformada por dos hectáreas con árboles de durazno. Recuerda que en 2020 logró que la producción fuera mucha, 70 kilos por cada una de las 3 cosechas, pero el siguiente año dejó “descansar las ramas”.

Vienen ya productores de Teopoxco, Huejuetan, Cerro Verde y en total ocho municipios cercanos que ofrecen su producto”, dice con la satisfacción de que el proyecto se ha fortalecido con el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT. 

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Mensajería digital, herramienta para la formación de líderes comunitarios

Vivimos un proceso de adaptación a nuevas condiciones globales en nuestros medios de vida. La educación, en particular, está evolucionando a entornos virtuales que permiten el acceso a una amplia gama de medios formativos, pero, para que esto sea posible, es necesario generar ambientes accesibles. 

La crisis sanitaria por COVID-19 aceleró además el proceso de incorporación de los esquemas educativos a distancia en diversos ámbitos, incluyendo la capacitación de productores, técnicos y actores clave relacionados con la actividad agrícola. Por esta razón, ha sido necesario generar entornos de aprendizaje basados en sus necesidades.  

Derivado de lo anterior, se han diseñado estrategias formativas mediante el uso de tecnologías multimedia para dar continuidad a los procesos de enseñanza/aprendizaje que brinda el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Las herramientas y/o recursos educativos que se han elaborado para dar soporte al desarrollo de habilidades y conocimientos de diversos actores son: cursos en línea, videoconferencias, tutoriales en plataformas electrónicas, videos informativos, audios, documentos e infografías electrónicas.

Como parte de una de las estrategias de capacitación a distancia, el CIMMYT y Walmart Foundation impulsaron a través del proyecto Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche la capacitación de 117 líderes comunitarios a través de mensajes instantáneos vía WhatsApp.

El diseño del contenido temático se basó en la agrupación de cinco bloques: Introducción al fortalecimiento de capacidades a líderes comunitarios, Asociatividad, Agricultura Sustentable, Liderazgo y Gestión Comunitaria. Para cada uno de estos se identificaron los recursos didácticos más apropiados a desarrollarse considerando el perfil del participante y el medio en el que se compartiría (imagen 1). 

El proceso de formación se desarrolló en dos fases: la primera consistió en el envío de materiales digitales a los diferentes grupos de WhatsApp (un grupo por estado: Chiapas, Oaxaca y Campeche), así como un reto a desarrollar de acuerdo con el resultado de aprendizaje de cada bloque formativo. La segunda fase radicó en la tutoría y/o acompañamiento de técnicos del CIMMYT para reforzar y evaluar los aprendizajes de los productores participantes. 

Como parte de los resultados alcanzados en el proceso de capacitación destacan los siguientes:

  • 71 productoras y productores culminaron el proceso de formación de manera exitosa.
  • 120 materiales didácticos elaborados y/o adaptados (gran parte de los cuales fueron compartidos en los grupos de WhatsApp). 

El modelo formativo es replicable con más grupos de productores de diferentes regiones del país, pues además permite un mayor alcance de personas a capacitar y propicia la autogestión del tiempo de los participantes. Por esta razón, seguirá siendo fundamental la continuidad de los esquemas de capacitación a distancia utilizando las diferentes tecnologías/plataformas de la comunicación y la información con fines educativos. 

Imagen 1. Proceso de formación de la estrategia de capacitación a líderes comunitarios.

 

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Innovaciones en forrajes mejoran la agricultura familiar

En México la parcela y el huerto familiar, donde se desarrollan actividades tanto agrícolas como pecuarias, forman parte esencial de la agricultura familiar. Estos dos sistemas generalmente se complementan, no compiten entre sí, ya que los diferentes procesos de producción (parcela y solar) establecen flujos de productos de uno hacia otro. La producción de ambos espacios se complementa y la familia decide sobre su destino final, ya sea para autoconsumo o para venta. 

En regiones como la Mixe, en Oaxaca, es común complementar la alimentación de los animales de traspatio con rastrojo de maíz o pastos cultivados (Pennisetum purpureum). Ya que el rastrojo aporta mayores beneficios como cobertura del suelo que como forraje, es importante buscar alternativas de manejo y producción de especies forrajeras cultivadas en clima templado frío, para evaluar su adaptabilidad y aceptación por los pequeños productores para la alimentación de sus animales. 

Por lo anterior, en la plataforma de investigación Tamazulápam del Espíritu Santo, en la región Mixe, se continúa con las evaluaciones de una mezcla de forrajes cultivados en temporal —compuesta por el 60% de avena (Avena sativa) y 40% de ebo (Veza sativa)— como alternativa para la alimentación de animales de traspatio. La finalidad de estas evaluaciones es que los productores aprovechen el rastrojo de maíz como cobertura del suelo, amplíen el menú de forrajes para sus animales y mantengan protegido el suelo al mismo tiempo. 

El ebo es una leguminosa anual de ciclo intermedio, es tolerante a enfermedades, propicia la fijación de nitrógeno en el suelo, es una excelente opción para climas templado frío y, por sus propiedades, puede ser usado en mezclas para obtener forraje con alto contenido de proteína y de almidones similar a la de la alfalfa. Además, es una especie que brinda gran cobertura al suelo, por lo que se puede utilizar para su conservación y mejoramiento —la floración del ebo comienza a los 60 días después de la siembra; sin embargo, se sugiere cortar a los 80-100 días después de la siembra para obtener buen rendimiento y forraje con calidad nutritiva para el ganado—. 

Por su parte, el grano de avena es un excelente pienso ―alimento seco para ganado― para bovinos, ovinos, caballos y mulas, aunque la planta también es utilizada en pastoreo. Es un excelente alimento para animales dedicados a la reproducción y animales de trabajo ya que tiene altos niveles de proteína y vitamina E ―para maximizar la cantidad de forraje se recomienda el corte en los estados lechoso y masoso del grano; sin embargo, si el propósito es la calidad, la mejor etapa de corte es el embuche (80 días después de la siembra), ya que se llega a obtener hasta 24% de proteína de la mezcla―. 

Al mezclar ebo con avena ―es decir, una leguminosa con una gramínea― se obtiene una fuente rica en proteína y energía con niveles apropiados de fibra, rica en calcio y de alta palatabilidad —la aceptación o placer que provoca el alimento en el animal—. En esta innovación, la avena funciona como un tutor del ebo y proporciona el complemento de fibra; al mismo tiempo, el ebo ofrece alta proteína y digestibilidad al forraje. Además, en comparación con el rastrojo de maíz, esta mezcla tiene mayor potencial de producción en materia seca. 

De acuerdo con lo observado en la plataforma de investigación, el cultivo de la mezcla forrajera ha requerido de mínimos cuidados ya que no presenta enfermedades ni plagas de relevancia ―más que conejos silvestres que se comen las plantas cuando están en desarrollo―. La planta de avena ha logrado desarrollarse hasta un metro de altura y el ebo, al ser rastrero, se extiende e inhibe el desarrollo de las malezas. 

Con la evaluación de dos periodos de cultivo bajo temporal ―primavera-verano 2020 y primavera-verano 2021― la producción de materia seca en la mezcla de forraje se ha estimado en 8.10 y 8.23 toneladas por hectárea, respectivamente. Si una familia tiene en promedio 12 cabezas de ganado menor y estas consumen 14.4 kg de materia seca por día, entonces en una hectárea de milpa se puede destinar el 10% de la superficie para el forraje, así se podrá producir alrededor de 823 kg de materia seca que alcanzará para alimentar aproximadamente 57 días a la docena de animales de traspatio ―considerando ovinos y caprinos, por ejemplo―. 

Cabe mencionar que esta mezcla forrajera se puede aprovechar verde o conservar en forma de heno y ensilaje para ser suministrada en época seca ―periodo en el cual la producción de alimentos escasea―. Además, es posible cultivar el forraje dos veces al año. Así, para las unidades familiares que tienen animales de traspatio se puede recomendar ampliamente esta mezcla de forraje que, entre otros beneficios, permite aprovechar el rastrojo de maíz como cobertura del suelo.

Fuente:

Flores Nájera, M. D. J., Sánchez Gutiérrez, R. A., Echavarría Cháirez, F. G., Gutiérrez Luna, R., Rosales Nieto, C. A., & Salinas González, H. (2016). Producción y calidad de forraje en mezclas de veza común con cebada, avena y triticale en cuatro etapas fenológicas. Revista mexicana de ciencias pecuarias7(3), 275-291.

 

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Diversificar cultivos les permitió pasar del autoconsumo a la comercialización de sus productos

Aceptar sembrar cultivos que antes no había probado ha hecho que Jacobo Tanislado Benítez González sea un productor innovador en su comunidad de San Miguel Tlanichico, municipio de Trinidad Zaachila, Oaxaca, donde combina la siembra de cinco variedades de frijol, girasol de ornato y cuatro variedades de maíz nativo o criollo.

Cuando habla del trabajo con Jacobo, la colaboradora del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Clara Santos Rodríguez —quien le ha brindado acompañamiento técnico al productor—, inevitablemente recuerda la resistencia que anteponía creyendo que los abonos que utilizaba eran suficientes.

Él se resistía mucho, decía que con sus abonos era suficiente. Pusimos un módulo o parcela demostrativa y vio la diferencia, cuánto rendía en forraje cada uno de los cultivos y él empezó a sembrar por su cuenta. Ahora siembra tres variedades de frijol, además de que otro cultivo que le gustó mucho es el girasol”, comenta Clara Santos. 

Diversificar los cultivos en una parcela permite a un productor como Jacobo tener alimento para autoconsumo, forraje para alimentar sus animales de traspatio y un ingreso extra al comercializar flores de ornato y granos que su esposa Francisca Cantón vende los jueves en el mercado de la Villa de Zaachila, a 15.5 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.

El cambio es que ya salen más centavitos. Con su operación —de la próstata y luego del apéndice— Jacobo ya no puede trabajar más, nos ayudamos con lo de la flor y el frijol”, dice Francisca, cuya labor no se limita a vender y preparar los alimentos en la casa, pues lo mismo se encarga de la fertilización, de preparar el abono o limpiar el frijol, el cual pasa de un recipiente a otro tantas veces como sea posible —hasta que el viento se lleva toda la basura que se queda de su baya seca— antes de salir de casa a venderlo.

Francisca y Jacobo son adultos mayores, las innovaciones que han incorporado han fortalecido sus aprendizajes sobre la producción en el campo, los cuales se asientan en la labor tradicional —incluyendo el arado “sobre puro caballo”—. Así, después de varios años de dejarse guiar por los conocimientos de la colaboradora del CIMMYT, se sienten orgullosos de cultivar maíz y, también, de hacerlo cuidando suelo y agua.

Como campesinos no nos dábamos cuenta de lo que pasaba con nuestro suelo. Teníamos la costumbre de sacar la hierba y echarle lumbre, ahora la dejamos y sirve como abono”, expresa el productor que ya puede mantenerse de los ingresos por la venta de frijol y, desde hace cuatro años, girasol dólico que en este 2021 logró vender como flor de ornato.

“La flor la estamos vendiendo a $80 o $90 la docena” —cuando el año anterior solo lograba que le pagaran $25 o $30 por docena—. Además de servir para ornato, el girasol le sirve a Jacobo como forraje y, con el maíz, “es mejor, todavía más nutritivo, porque les sirve a los animales”, comenta el productor. 

Los trabajos con Jacobo han servido para que otras personas comiencen también a sembrar el girasol en la Villa de Zaachila y otras comunidades aledañas donde la colaboradora del Hub Pacífico Sur del CIMMYT, Clara Santos Rodríguez, brinda también acompañamiento técnico.

Tlanichico es una comunidad rural en la que estamos implementando la diversificación de cultivos —uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación—, en este caso mediante la asociación de maíz con girasol, incorporación de leguminosas, semillas mejoradas y fertilización orgánica”,  comenta Clara Santos.

Estas acciones para promover la diversificación de cultivos forman parte del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT. 

Normalmente en el ciclo primavera-verano en Tlanichico solo se cultivaba maíz con calabaza, pero con el proyecto se comenzó a impulsar el cultivo asociado con leguminosas, “para aprovechar al máximo las lluvias y que el productor tenga un poco más de forraje para su ganado”, comenta Clara, quien menciona que también se están utilizando bioinsecticidas elaborados con plantas de la región como el toloache, el chile y la higuerilla.

Así, entre ciclo y ciclo, en Tlanichico ahora se rotan cultivos, se siembran leguminosas que funcionan como abonos verdes o cultivos de cobertura para que el suelo no se quede desprotegido, sino para que se aproveche, fijando además nitrógeno atmosférico a un suelo pobre por encontrarse principalmente en lomeríos, muy susceptibles a la erosión.

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Un muy buen primer año de innovación en familia

Comenzar a estudiar la ingeniería en Sistemas de Producción Agroecológica hizo que Marco Antonio Rodríguez Pedro facilitara a su familia —en San Miguel Figueroa, Pochutla, en la costa de Oaxaca— abrir la puerta a la innovación agrícola que le ofreció Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Él fue la pieza clave para que su padre Vicente Rodríguez Rodríguez, su madre Juana Pedro De la Rosa, su hermana Maribel de 17 años, e incluso su hermano Brian de nueve años, cambiaran la forma convencional de sembrar —la cual propiciaba la degradación de sus suelos— por fertilización fraccionada con dos aplicaciones, el manejo de cobertura del suelo y el control oportuno de malezas.

Es el primer año Marco Antonio y su familia implementan estas prácticas sustentables, las cuales incluyen la diversificación de cultivos. Anteriormente ellos sembraban solo cuatro cultivos. Hoy, siembran ocho distintos: frijol ejotero —conocido como blanco—, frijol caupí negro, canavalia, calabaza, ajonjolí, jícama, jamaica de cáliz rojo y maíz.

Vicente Rodríguez reconoce que, a pesar de trabajar las tierras desde “chiquillo”, ha sido su hijo Marco Antonio quien lo ha motivado a echarle ganas e implementar nuevas prácticas con la asesoría técnica que le brinda el proyecto. Juana Pedro, la mamá de Marco Antonio y responsable de la comercialización de la producción familiar, comenta en este sentido que: “a mí me gusta venir al campo y ahora que mi hijo está estudiando nos motiva”. 

Para el técnico y colaborador del CIMMYT, Omar Francisco Sánchez Ríos, “con la Agricultura de Conservación podemos tener sistemas que se adapten o tengan cierta tolerancia a la sequía”. Además, la inclusión de leguminosas permite mejorar la calidad nutricional de los alimentos, mejorar la estructura del suelo e interferir en los ciclos de vida de plagas y malezas, disminuyendo su incidencia en la parcela. 

Junto con la diversificación de cultivos, en la parcela de la familia Rodríguez Pedro se incluyó la asociatividad y la medición de las precipitaciones pluviales —ya que las condiciones climáticas han vuelto a las lluvias muy erráticas—, lo cual le permite a Marco Antonio afirmar que en la temporada de lluvias de este 2021 el agua fue muy escasa, a pesar de momentos nublados en los que aparentaban fuertes lluvias.

Tenemos intervalos muy secos y aún con esa escasez de lluvia hemos tenido buena producción de maíz y productos en general porque trabajamos con la Agricultura de Conservación. Este sistema nos ha permitido optimizar el uso de fertilizante y reducir los gastos excesivos porque implica el mínimo movimiento del suelo, la incorporación de residuos de cosecha y la rotación de cultivos”, afirma Marco Antonio. 

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Legumbres, semillas que ayudan a la salud humana y del suelo

Las legumbres son los frutos —semillas contenidas en una vaina— que producen las leguminosas —frijoles, habas, lentejas, etcétera—.  Son una gran fuente de proteínas vegetales y, en el plano agronómico, mejoran con sus propiedades la tierra en la que se cultivan pues poseen la singular capacidad de aportar nitrógeno a la tierra de cultivo. 

“Las legumbres son una fuente rica de aminoácidos esenciales y proteínas de manera que complementan el consumo de cereales. Aportan una cantidad importante de carbohidratos y micronutrientes, así como fibra de calidad. Además, ayudan a mantener niveles bajos de colesterol “malo” y reducir la presión arterial”, comenta Carlos Barragán García quien promueve el cultivo de legumbres a través del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche que impulsan Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

“Se trata de productos que han acompañado al ser humano en su desarrollo agropecuario desde la prehistoria y se cuentan entre las primeras plantas domesticadas del planeta. La inclusión de leguminosas en sistemas de cultivos múltiples —como el cultivo intercalado o la simple rotación de cultivos— es importante para el manejo sostenible de los nutrientes del suelo, para mejorar la estructura de este y, en conjunto, es un paso importante hacia la implementación de prácticas agrícolas más sustentables”, señala el técnico. 

“Las prácticas agrícolas inadecuadas han degradado la fertilidad del suelo y han aumentado los costos de producción. El desequilibrio en el uso de nutrientes y la utilización incontrolada de pesticidas están contribuyendo a un mayor costo de producción y a la degradación de la agrobiodiversidad. El uso de leguminosas, en rotación con cultivos básicos como el maíz, ofrece un amplio margen para mejorar los ingresos de los productores y para restaurar el equilibrio biológico de los suelos”, añade Yashim Victoria Reyes Castañón, quien también brinda acompañamiento técnico a los productores que participan en el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT. 

“Para restaurar la función del suelo al nivel óptimo, la diversidad de cultivos es importante y las leguminosas son una buena opción. Con respecto a sus beneficios para el suelo, por ejemplo, las leguminosas pueden fijar una gran cantidad de nitrógeno por su relación simbiótica con algunas bacterias fijadoras. Esto es de vital importancia considerando la necesidad de intensificar la producción de alimentos mientras se hace un mejor uso de los recursos naturales”, concluye Yashim. 

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Agricultura de Conservación y Milpa Intercalada con Árboles Frutales, una buena combinación

En Oaxaca, más del 60% de los suelos están erosionados y los cambios en el uso del suelo han favorecido ciclos de barbecho más cortos, empeorando la degradación. En el caso de los agricultores en laderas, la Agricultura de Conservación y la Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) pueden combinarse exitosamente para reducir la erosión y mejorar la seguridad alimentaria, refiere un nuevo estudio de un grupo de investigadores de la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), publicado recientemente.

El estudio es relevante en muchos sentidos. Primero, porque son pocos los estudios científicos orientados a identificar y/o evaluar prácticas adecuadas y viables para los pequeños productores en laderas. Segundo, porque se llegó a considerar que la Agricultura de Conservación y la agrosilvicultura ―la combinación de árboles y cultivos agrícolas, como en el sistema MIAF― no eran compatibles. 

Gracias a este estudio se confirma que la Agricultura de Conservación ―sistema que tiene por componentes básicos la mínima labranza, la cobertura del suelo y la diversificación de cultivos― y el MIAF no solo son prácticas complementarias como algunos autores ya habían sugerido, sino que constituyen una vía para la intensificación sostenible y adaptada localmente del sistema de producción tradicional a través de cambios de bajo costo que se encuentran dentro de las posibilidades de los agricultores. 

Los investigadores establecieron, desde 2014, el mismo diseño experimental en dos lugares de Oaxaca ―en los municipios de Santa María Teopoxco y Tamazulápam del Espíritu Santo― para evaluar la Agricultura de Conservación con MIAF junto con agricultores locales. La diversificación de cultivos ―a través de la rotación de cultivos, cultivos múltiples, cultivos de relevo o agrosilvicultura― fue lo que más incrementó los rendimientos del sistema, hasta 1.4 toneladas por hectárea (t/ha) en Teopoxco y 1.7 t/ha en Tamazulápam. 

El estudio señala que el mayor uso de insumos a través de una mayor fertilización o encalado no incrementó la rentabilidad lo suficiente como para justificar su uso. En cambio, la labranza cero y la retención de residuos aumentaron los rendimientos y redujeron los costos de producción. En suma, la Agricultura de Conservación con MIAF resultó un sistema rentable y de alto rendimiento que también redujo el riesgo de los agricultores al proporcionar varias cosechas al año. 

En este sentido, el estudio destaca que en los ciclos en que la cosecha principal fracasó, los árboles frutales pudieron producir debido a su diferente estación de crecimiento en comparación con el maíz. Ya que el cambio climático aumentará la frecuencia de tales temporadas de cultivo, la diversificación de cultivos mejoraría la resiliencia de la producción de los pequeños agricultores, reduciendo el riesgo de fracaso general de los cultivos. En el caso de este estudio, la inclusión de un cultivo de relevo de chícharos en Teopoxco y el multicultivo de maíz-hoja de higuera-calabaza-frijol en Tamazulápam permitieron que los sistemas fueran más productivos.

Los investigadores concluyen que la rotación de cultivos y la labranza cero fueron las prácticas que más aumentaron los rendimientos del maíz, y señalan que los rendimientos de las variedades de maíz autóctonas se pueden aumentar de forma sostenible en los sistemas de cultivo de laderas de pequeños agricultores sin necesidad de insumos costosos. Por supuesto, las investigaciones para identificar y/o validar las mejores prácticas agrícolas para los sistemas en laderas aún debe continuar, pero este estudio sin duda representa un gran avance en la materia.

El estudio completo puede ser consultado gratuitamente en la revista Frontiers in Agronomy, la cual publica investigaciones rigurosamente revisadas por pares sobre temas relacionados con la agronomía: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fagro.2021.787507/full

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Plantas que controlan otras plantas

De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2003 en Magdalena Apasco, Oaxaca, se sembraban 1,664 hectáreas de maíz para grano; sin embargo, para el 2020 solo se sembraban 780 hectáreas. Esta reducción del 53% se explica por diversos factores, como los cambios en la dinámica poblacional y la tasa de urbanización, pero también debido a una sistemática disminución de los rendimientos. 

Los bajos rendimientos actuales se deben a diversos factores, entre ellos afectaciones por sequías, degradación de la fertilidad del suelo, el incremento de los costos de producción y la presencia de plagas y malezas. Por esta razón es importante buscar alternativas que permitan enfrentar varios problemas a la vez, con impactos en el corto plazo, pero que también sean sostenibles en el tiempo. 

Lo anterior significa que la producción debe percibirse ahora como un sistema mucho más vasto, con muchas partes en constante interacción. En México, por ejemplo, el 59% de las unidades de producción agrícola a cielo abierto usan herbicidas químicos, pero solo el 18.48% practica la rotación de cultivos (INEGI, 2020) cuando diversificar y rotar cultivos ayuda a controlar malezas debido, entre otros aspectos, a un efecto conocido como alelopatía. 

La alelopatía es definida como la influencia directa de un compuesto químico liberado por una planta sobre el desarrollo y crecimiento de otra planta. Las sustancias alelopáticas son inducidas por estreses ambientales y las plantas pueden liberarlas al ambiente por medio de la exudación de las raíces, lixiviación —proceso por el cual los nutrientes y minerales, o en este caso las sustancias alelopáticas, son arrastradas por el agua—, volatilización y descomposición de los residuos de las plantas en el suelo. 

Las sustancias alelopáticas presentes en diversas plantas cultivadas pueden reducir la necesidad del manejo de malezas, especialmente el uso de herbicidas y, aunque la alelopatía por si sola no resuelve el problema de malezas, sí es una herramienta útil para para su manejo. 

En trabajos de diversificación de cultivos recientemente hechos con el señor Antonio Chávez Jiménez —productor de Magdalena Apasco y quien participa en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, por ejemplo, se ha identificado el potencial del girasol en el control de malezas de hoja ancha.

También en Magdalena Apasco, Soledad y María Chávez Pineda —quienes también participan en el proyecto con Walmart Foundation y el CIMMYT— trabajan junto con su papá un conjunto de pequeñas parcelas donde producen alfalfa y maíz nativo que usan para alimentar su ganado bovino y ovino. La necesidad de forraje dio la oportunidad de experimentar en el pasado ciclo otoño-invierno con diversos cultivos de grano pequeño: alpiste, canola, tritricale y avena, sembrados en camas anchas o melgas para subir la densidad de siembra y conocer su efecto en el control de malezas de hoja angosta.

El cultivo que presentó mejor desempeño en rendimiento y el control de malezas fue la avena —que además puede dar una segunda cosecha de forraje—, seguido de la canola, y el alpiste. En el caso de los maíces que se establecieron como testigo, y a pesar de haber incrementado su densidad de población y haber realizado un paso de yunta para controlar malezas a los 40 días de la siembra, se observó presencia de malezas de hoja ancha y hoja angosta. 

Cabe señalar que posteriormente, en el ciclo primavera-verano, Soledad y María sembraron su habitual maíz nativo blanco raza Bolita y la disminución de malezas en la parte de la parcela donde se validaron los cultivos de grano pequeño fue notable en comparación donde se sembró maíz. Este hecho confirma que, efectivamente, la diversificación de cultivos —a través de rotaciones, asociaciones, relevos, etcétera— ayuda al manejo de malezas y contribuye a que el sistema de producción sea más rentable, con efectos positivos sostenibles en el tiempo. 

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Opciones accesibles para asegurar la alimentación de las familias productoras

Pochutla, Oax.- Incidir directamente en el almacenamiento de maíz para reducir las pérdidas, ya sea por plagas u otros factores, es el principal propósito de la plataforma de investigación de granos de maíz en San Pedro Pochutla, Oaxaca. 

En esta plataforma, ubicada en la costa oaxaqueña, se desarrollan actividades para impulsar el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

“En la zona actualmente se produce poco grano, por eso es importante tener un buen almacenamiento para asegurar primeramente la alimentación del productor y su familia”, afirma Omar Francisco Sánchez Ríos, técnico colaborador del Hub Pacífico Sur del CIMMYT.

Desde hace tres años en esta plataforma de investigación de manejo de granos, Omar evalúa seis tratamientos: maíz azul y blanco, dos diferentes tipos de cal y con una bolsa plástica hermética.

San Pedro Pochutla es un municipio costero que se ubica a 220 kilómetros de la ciudad de Oaxaca. Las personas se dedican al comercio, la pesca, el turismo y al trabajo en el campo, pero a nivel local los suelos son “muy pobres”, un punto en contra para la productividad del maíz que se conjuga con la escasa precipitación pluvial.

Esos dos factores hacen que por cada hectárea sembrada el rendimiento esperado vaya de una tonelada a tonelada y media como máximo, lo que varía “dependiendo de la zona y la comunidad”.

En este contexto, el colaborador del CIMMYT en Pochutla se ha avocado a evaluar tecnológicas herméticas que pueden ser con una bolsa plástica hermética de tres capas, una botella de plástico, un garrafón o hasta un tinaco tricapa, cualquier contenedor que garantice el principio de hermeticidad.

Lo que se busca es “evitar que haya un intercambio de gases del exterior con el interior y conservar el grano por más tiempo”, lo que, conjugado con el uso de polvos inertes como la cal o la tierra de diatomea, brinda mejores resultados de conservación.

Ese conocimiento probado es el que Omar trata de socializar con los productores a través de cursos de capacitación en comunidades como San Miguel Figueroa, Santa María El Limón, San Isidro Apango, El Encierro, San Isidro Limón, la propia cabecera municipal de San Pedro Pochutla y otros municipios aledaños.

En cada capacitación explica cómo usar un silo hermético o una bolsa plástica hermética como nuevas alternativas de conservación de granos y disminución del uso de productos químicos.  

En la evaluación se incluyó una variedad de maíz blanco y otra de azul “con la posibilidad de atender también a los pequeños productores que siembran maíz nativo y necesitan también estas alternativas”.

Por ser un proyecto de evaluación a seis meses los resultados están por tenerse, ya que se están levantando los datos de pérdidas, porcentajes de humedad y granos sanos, para que con datos estadísticos se puedan ofrecer nuevas alternativas que permitan al productor contar con opciones a corto plazo, económicas y que estén a su alcance para garantizar alimentos de buena calidad.