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Menús tecnológicos sustentables, conocimiento con impacto social

Cultivo de calabaza en sistema diversificado en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Cultivo de calabaza en sistema diversificado en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

En la búsqueda de una agricultura más sostenible y adaptada a las necesidades locales, el CIMMYT y sus colaboradores han desarrollado y promovido menús tecnológicos sustentables. Estos menús, basados en investigaciones rigurosas y adaptaciones regionales, ofrecen a los agricultores una gama de opciones tecnológicas validadas para mejorar la producción agrícola de manera sostenible.

Un ejemplo claro del impacto positivo de estos menús tecnológicos se encuentra en la experiencia de San Miguel Tlacamama, en la costa de Oaxaca. Aquí, Fermín Martínez, profesor investigador del Centro Regional Universitario Sur de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), ha sido testigo directo de cómo estas innovaciones pueden transformar la agricultura local.

Martínez, quien es el responsable de la plataforma de investigación de San Miguel Tlacamama que ha sido un espacio clave en la conformación del menú para Oaxaca, destaca la historia de don Aquileo Solano, un agricultor que ha adoptado con éxito varias de las tecnologías promovidas por CIMMYT y sus colaboradores.

Don Aquileo ya manejaba su parcela sin la quema de residuos, “eso nos hizo coincidir en la plataforma y prácticamente adoptar algunas otras tecnologías como lo de los abonos verdes, biofertilizantes y caldos minerales», comenta Martínez. Este enfoque no solo ha mejorado la salud del suelo, sino que también ha permitido a don Aquileo enfrentar mejor las condiciones climáticas adversas.

“Hace poco platicamos con don Aquileo, él estaba muy emocionado porque la canícula de 2019, de 40 días de muy poca lluvia y hasta 10 días sin ni una gota de lluvia, estuvo muy fuerte, pero él vio los beneficios de sembrar sobre toda esa cobertura donde precisamente la planta de maíz y otros cultivos que él sembró nunca presentaron una marchitez tan fuerte como lo hicieron las plantas de algunos vecinos. Pudimos ver ese detalle de que la cobertura lo que hace es, por así decirlo, cosechar la humedad del rocío y dársela a las plantas”, explica el especialista.

Otra práctica innovadora que forma parte del menú tecnológico sustentable para Oaxaca, y que fue adoptada por don Aquileo, es la diversificación de cultivos. Actualmente, el agricultor “ha establecido ajonjolí, calabaza, sobre todo la calabaza chompa, maíz y algo de frijol”, precisa Martínez, señalando que las rotaciones son otra forma de diversificación que ha adoptado el productor.

“Don Aquileo ya sabía de los beneficios que da aprovechar los residuos de cultivo en lugar de quemarlos, porque se pudren y se convierten en alimento para las plantas, entonces fácilmente adoptó los abonos verdes. Esta práctica le permitió, en lugar de dejar descansar la parcela más tiempo, hacer una especie de descanso mejorado a través de un ciclo de rotación de un año. Esa rotación le favoreció mucho porque el hecho de contar con abono verde le permitió tener una capa más gruesa de materia orgánica, lo cual es excelente”, señala el responsable de la plataforma de investigación.

La historia de don Aquileo es un testimonio del impacto positivo que los menús tecnológicos sustentables pueden tener en la vida de los agricultores: “Había un vecino de don Aquileo que lo separaba solo el cerco y extrañado por las diferencias entre sus parcelas fue a visitarlo: «bueno, ¿tú qué les haces a tus plantas?, le decía». Y recuerdo que me invitó a ver sus parcelas para comentarme de lo maravillado que estaba por tener sus plantas en pie, mientras que las parcelas de los vecinos en donde se habían quemado los residuos las plantas estaban muy marchitas”.

A través de estas iniciativas, CIMMYT y sus colaboradores le proporcionan a los productores herramientas y conocimientos para tomar decisiones informadas y adaptadas a sus realidades específicas, por lo que, en definitiva, los menús tecnológicos sustentables representan un paso significativo hacia una agricultura más sostenible y equitativa.

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Ante la adversidad, diversidad de cultivos

Agripina con personal técnico del Hub Pacífico Sur-CIMMYT. (Foto: CIMMYT)
Agripina con personal técnico del Hub Pacífico Sur-CIMMYT. (Foto: CIMMYT)

Para AgriLac Resiliente el género y la inclusión social son fundamentales. A través de esta iniciativa regional latinoamericana se han documentado experiencias y resultados derivados de diversos proyectos en donde centros de investigación como CIMMYT, en colaboración con organizaciones de todos los sectores, han impulsado acciones estratégicas para empoderar a mujeres y jóvenes.

Un ejemplo de este proceso de documentación, desarrollado por Alejandrina García en Oaxaca, Alejandro Ramírez en Chiapas, y Ángela Meentzen —colíder del equipo de Género e Inclusión Social de Agrilac—, es el testimonio de Agripina, productora de la comunidad Arroyo Grande, en Jalapa de Díaz, Oaxaca.

Agripina, de 48 años y perteneciente a la etnia Mazateca, recuerda que cuando llegó el primer ingeniero a su comunidad, ella escuchaba las pláticas desde una orilla. Se interesaba en lo que el ingeniero proponía a los participantes, todos hombres. Un día se decidió a preguntarle al ingeniero sobre esas semillas de las que hablaba, semillas que decía, se podían producir en su tierra.

El ingeniero le explicó y consiguió semillas de libre polinización para que las sembrará. Se trataba de semillas de girasol y jamaica. Agripina las sembró en una pequeña parcela que le prestó su suegro, pues su esposo había migrado y su suegro es el que estaba a cargo de las tierras.

Con gran sorpresa vio florecer sus cultivos de girasol y Jamaica, mismos que logró vender en su propia comunidad para adorno de las iglesias o para cumpleaños, incluso para funerales.  Desde ese momento, nada la detuvo y, junto con otras mujeres, asistió con mayor confianza a las capacitaciones que brindaba el ingeniero sobre la siembra de semillas nativas, su almacenamiento, fertilización y control de plagas.

Cuando murió su suegro, ella y su hija estaban desconsoladas y sentían una gran presión sobre el futuro de las tierras. “Nos decían: Pobrecitas, ahora ¿quién las va a ayudar a sembrar?, ¿cómo le van a hacer esas mujeres si ya se murió su suegro? Y yo dije, ¿por qué nos dicen así? Y con mi hija nos pusimos a trabajar. Ahorita ya fui a levantar mi mazorca. Sí es pesado, pero hay que salir adelante”, relata Agripina.

El haberse capacitado desde que vivía su suegro le permitió a Agripina adquirir experiencia y tener los conocimientos para sembrar y cosechar tanto maíz como otros cultivos que le permiten ahora sostener económicamente a su familia, conservando sus semillas nativas e intercalándolas con cultivos comerciales como plátano, piña, girasol y jamaica.

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La utilidad de un menú de tecnologías validadas

Colaboradores de CIMMYT analizando el menú tecnológico en las oficinas del Hub Pacífico Sur. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)
Colaboradores de CIMMYT analizando el menú tecnológico en las oficinas del Hub Pacífico Sur. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)

Oaxaca presenta una gran variedad de zonas agroecológicas con diferentes potenciales de producción agrícola determinados por factores como el clima y el tipo de suelo. La mayoría de las regiones del estado, sin embargo, se caracteriza por el incremento de la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los suelos.

Para transitar, de manera efectiva, de prácticas agrícolas que agravan esos problemas a prácticas agrícolas sustentables, es necesario realizar estudios locales de evaluación y validación de las prácticas a ser promovidas. “Por eso los colaboradores de CIMMYT establecieron plataformas de investigación, módulos y áreas de extensión en varias regiones del estado”, señala la coordinación de plataformas del Hub Pacífico Sur de CIMMYT.

En las plataformas de investigación se han estudiado por años diversas prácticas a fin de identificar las más útiles y viables para atender las necesidades de los productores de la región. Así, los resultados de las plataformas conforman el menú de tecnologías validadas que fue presentado recientemente a los colaboradores del Hub Pacífico Sur.

“En el taller organizado para este propósito se exploraron opciones para mejorar el menú tecnológico y hacer que la información científica esté disponible para los productores de la manera más útil y práctica posible. También, se expusieron los desafíos que se han tenido que superar para integrar el documento, así como el impacto positivo del menú en territorio oaxaqueño”, enfatiza la coordinación de plataformas del Hub Pacífico Sur.

Y es que integrar un menú de tecnologías validadas científicamente no es una tarea sencilla. “Uno de los principales desafíos es la continuidad en la investigación. El tema de que podamos validar en un mediano y largo plazo la tecnología para dar resultados más confiables hacia los productores es un gran desafío”, señala Jonatan Villa Alcántara, colaborador responsable de la plataforma de investigación San Juan Cotzocón.

“Otro de los desafíos ha sido cómo coordinarnos los diferentes investigadores en Oaxaca para tener un documento en común. Coordinar la investigación e integrar un solo documento solamente nosotros sería algo complicado por las diferentes actividades que tenemos, pero ahí entra la labor del hub, ayudándonos para que superemos ese desafío y tener un documento que integre las diferentes tecnologías validadas para los ambientes de Oaxaca”, enfatiza Jonatan.

Un ejemplo de cómo este menú de tecnologías ha contribuido a generar cambios positivos está en el Itsmo, una zona donde se ocupa mucha maquinaria para la preparación del suelo: el arado, las rastras, el surcado.

“Una de las cosas que se detectó en el Itsmo fue la compactación del suelo. Ahí, en colaboración con el gobierno del estado, se ha capacitado a los técnicos sobre diferentes innovaciones tecnológicas, una de ellas la labranza vertical para eliminar zonas compactadas en predios que han sido manejados con maquinaria durante muchos años”.

Ante el problema de la compactación, “se sugirió a los técnicos que aplicaran la labranza vertical; y con resultados muy positivos en la productividad: hay predios de Zapalote Chico que en promedio tenían una tonelada, tonelada y media, y a través de esta práctica de labranza vertical tienen ahora rendimientos de dos y media hasta tres y media toneladas por hectárea”, concluye Jonatan.

La labranza vertical forma parte del Menú de tecnologías validadas – Maíz en Oaxaca. Te invitamos a consultar el documento completo y a seguir el hashtag #MenúTecnológicoSustentable en nuestras redes sociales para más información sobre tecnologías validadas.

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Manejo de residuos agrícolas. Opciones para Oaxaca

Manejo de residuos en laderas. (Foto: AMDSL)
Manejo de residuos en laderas. (Foto: AMDSL)

Uno de los aspectos esenciales de la agricultura de conservación es el aprovechamiento de los residuos agrícolas (rastrojos). Al momento de implementar este sistema de producción sustentable, sin embargo, una de las preguntas más frecuentes entre los agricultores es cómo manejar dichos residuos que, de forma convencional, suelen ser quemados o removidos y empacados.

Las opciones de manejo de residuos son variadas y elegir la más conveniente depende de las particularidades del sistema de producción. En Oaxaca, por ejemplo, existen diversas zonas agroecológicas con tipos de suelo, climas y tradiciones de cultivo igualmente diversas. Para cada una, el Hub Pacífico Sur de CIMMYT y sus colaboradores han integrado un menú de tecnologías validadas con opciones de manejo de residuos. Todas estas muestran la conveniencia de retener los rastrojos sobre la superficie de la parcela.

«Resultados de investigaciones iniciadas en 2017 muestran que la retención del rastrojo generó un incremento en el rendimiento promedio del maíz de 140 kilos por hectárea (kg/ha)», señalan los responsables de la plataforma de investigación San Miguel Tlacamama, en la región Costa de Oaxaca.

Los investigadores puntualizan que la asociación de cultivos fue fundamental para lograr estos resultados: «en maíz asociado con frijol, la retención de residuos incrementó el rendimiento promedio de maíz en 686 kg/ha, con 319 kg/ha de frijol. Esto significa que dejar rastrojo en la asociación maíz-frijol permitió obtener mejores utilidades que los monocultivos, independientemente del manejo de rastrojo en esos últimos».

En la región del Papaloapan, los investigadores de la plataforma San Juan Cotzocón señalan que «la cero labranza con rastrojo presentó mayores rendimientos que la cero labranza sin rastrojo en cuatro de los seis años de evaluación».

En esa plataforma «el rendimiento promedio de maíz en camas permanentes fue de 5.4 t/ha, el cual fue mayor que los rendimientos promedios de la labranza convencional (5.1 t/ha) y la cero labranza (4.7 t/ha). La mayor diferencia en rendimiento se observó en 2017, cuando posterior a la siembra se presentaron fuertes precipitaciones afectando la germinación en labranza convencional».

En la plataforma San Francisco Lachigolo, en la región de Valles Centrales, «se evaluaron dos tipos de labranzas (camas permanentes y labranza vertical, ambos con retención de rastrojo) como alternativas a la labranza convencional con remoción de rastrojo. En promedio, la labranza vertical tuvo un rendimiento de maíz de 3.4 t/ha, superior a los de las camas permanentes y la labranza convencional que fueron 2.8 t/ha y 2.0 t/ha, respectivamente», indican los responsables de dicho espacio de investigación.

Por su parte, en la plataforma de Tamazulapam del Espíritu Santo, ubicada en la región Sierra Norte, «se compararon la cero labranza (con 50% de residuos retenidos) y la labranza convencional (preparación del suelo con azadón + remoción de todos los residuos). En todos los años de evaluación, desde el 2015, el rendimiento de maíz fue mayor en cero labranza, en promedio con 0.5 t/ha. Además, los costos de producción fueron menores con cero labranza por la menor carga de trabajo para preparar el terreno».

Estos resultados forman parte del Menú de tecnologías validadas – Maíz en Oaxaca. Te invitamos a consultarlo completo y a seguir el hashtag #MenúTecnológicoSustentable en nuestras redes sociales para más información sobre tecnologías validadas.

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México, un laboratorio donde se generan soluciones para los retos de la alimentación global

Directivos de la iniciativa Excelencia en Agronomía visitando plataformas y módulos del Hub Pacífico Sur de CIMMYT en Oaxaca, México. (Foto: CIMMYT)
Directivos de la iniciativa Excelencia en Agronomía visitando plataformas y módulos del Hub Pacífico Sur de CIMMYT en Oaxaca, México. (Foto: CIMMYT)

“Fue muy impactante para mí conocer la operación de un hub y ver a agricultores interactuado directamente con los técnicos en campo, aplicando los principios de la agricultura de conservación. Recuerdo a una señora en Oaxaca contándonos cuánto tiempo ha podido ahorrar y cuánto mayor rendimiento está empezando a obtener usando la matraca, esta sembradora-fertilizadora manual que es una tecnología muy simple”, comenta Mandla Nkomo sobre su reciente visita a la Mixteca oaxaqueña, en México.

Mandla es director de Crecimiento de la iniciativa Excelencia en Agronomía (EiA), la cual “reúne a más de 10 centros CGIAR cuya tarea es crear soluciones a los problemas que enfrentan los agricultores en todo el mundo. Nuestro enfoque es comenzar desde una base impulsada por la demanda, para saber cuáles son los desafíos que enfrentan los agricultores y crear un sistema de desarrollo de la innovación que sea capaz de atender esos desafíos, desarrollar soluciones, probarlas, validarlas y escalarlas”, sostiene.

La búsqueda de ese sistema para detonar y difundir la innovación es parte de lo que motivó a Mandla a visitar México. “Estoy aquí porque quería aprender un poco más sobre esto —los hubs y los proyectos basados en esta metodología que el CIMMYT y sus colaboradores han desarrollado en territorio nacional—, porque una de las cosas que consideramos en EiA es cómo hacemos la transición de los casos de uso individuales a soluciones dentro de una red de socios”.

“Lo que hemos visto aquí es el trabajo de nuestros colegas de CIMMYT —uno de los centros de investigación que integran el CGIAR— que, durante la última década, han creado estos hubs o centros de innovación que se establecen en todo México en diferentes zonas agroecológicas. Y lo realmente único de esto es que estos hubs están creando un ecosistema que hace lo que creo que es la excelencia en agronomía”, enfatiza Mandla.

Los hubs son una metodología de gestión de la innovación que se desarrolló en México gracias a iniciativas como MasAgro-Cultivos para México y que, por su gran impacto, hoy está siendo replicada en África, Asia y otros países de América Latina; además de formar parte fundamental del enfoque de iniciativas como EiA.

Sobre esta metodología, Mandla comenta que quienes participan en ella “intentan comprender realmente los desafíos que enfrentan los agricultores; luego crean una plataforma donde se hace investigación adecuada que responde a sus problemáticas; posteriormente, prueban esa investigación en módulos que permiten demostrar el impacto que están teniendo esas soluciones en comparación con lo que los agricultores hacen de forma convencional. Finalmente, trasladan esas soluciones a las llamadas áreas de extensión, desde donde se implementan las innovaciones a mayor escala”.

Durante su visita a la plataforma de investigación de Santo Domingo Yanhuitlán y a módulos de innovación, áreas de extensión, casa de semillas, módulos poscosecha y puntos de maquinaria en distintos municipios de esa zona de Oaxaca, Mandla Nkomo y otros visitantes de EiA tuvieron la oportunidad no solo de conocer la operación del Hub Pacífico Sur de CIMMYT, sino de atestiguar como esta metodología de la gestión de la innovación es social y culturalmente pertinente para una de las regiones más diversas del país.

“Creo que estos días han sido realmente fantásticos para darnos una perspectiva y una imagen de lo que es posible hacer y de lo que es posible escalar porque, afortunadamente, México es un país muy diverso con diferentes agroecologías. Entonces, este enfoque se puede trasladar a cualquier otro lugar del mundo, por eso estoy muy emocionado con lo que hemos visto y porque el país que nos dio al maíz ahora también está dando al mundo soluciones que tendrán un gran impacto en la seguridad alimentaria global, así que ahora es mi tarea, y la del resto del equipo de EiA, ver cómo podemos transmitir esto a otras latitudes”.

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Opciones para diversificación de cultivos en Oaxaca

Cultivo de girasoles en la región de La Costa de Oaxaca. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Cultivo de girasoles en la región de La Costa de Oaxaca. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Diversificar cultivos (a través de rotaciones, asociaciones o relevos) permite romper con los ciclos de diversas plagas y enfermedades. Ya que cada plaga tiene hábitos o un comportamiento específico asociado a un cultivo particular, al variar los cultivos estos ciclos pueden romperse.

Además de este beneficio, la diversificación de cultivos permite que los suelos estén en un mejor estado general porque ayuda a reponer las capacidades del suelo en medida que cada cultivo tiene necesidades y aportaciones de nutrientes diferentes; o bien, algunos cultivos tienen propiedades agronómicas particulares que resultan útiles en ciertos contextos.

En el plano de la comercialización y la seguridad alimentaria la diversificación de cultivos también tiene beneficios, ya que incrementa la variedad de las dietas de las familias productoras, o bien, contribuye a tener una producción adicional en distintos momentos.

De acuerdo con el #MenúTecnológicoSustentable de Oaxaca, integrado por CIMMYT y sus colaboradores, para el estado de Oaxaca se han identificado cultivos que no solo se han adaptado bien a las condiciones de la entidad, sino que reportan distintos beneficios de acuerdo con usos específicos.

En las plataformas de investigación del estado “se evaluaron, en diferentes ensayos y vitrinas, 16 cultivos y los resultados permiten clasificarlos, de acuerdo con su adaptabilidad, en los mega ambientes de Valles Altos, Subtrópico y Trópico del estado de Oaxaca”, comentan especialistas del Hub Pacífico Sur de CIMMYT.

Trópico (0-1500 msnm) Subtrópico (1500-2000 msnm) Valles Altos

(2000-2500 msnm)

•Chícharo gandul

•Caupí

•Frijol mungo

•Soya

•Girasol

•Mucuna

•Canavalia

•Cacahuate

•Frijol

•Girasol

•Frijol ayocote

•Caupí

•Crotalaria

•Chícharo

•Garbanzo

 

•Canola

•Girasol

•Ebo

•Frijol Ayocote

•Grasspea

•Chícharo

 

Ya sea para la alimentación de humanos y ganado, o para mejorar el suelo o protegerlo, estos cultivos tienen amplios usos y beneficios. Gracias a la red de ensayos de cultivos alternativos y vitrinas establecidas por CIMMYT y sus colaboradores, se ha logrado identificar, con mayor precisión, la acción específica de cada uno de estos cultivos.

Consumo humano Forraje Fijadores de nitrógeno Coberturas y abonos verdes
•Frijol ayocote

•Chícharo

•Frijol

•Caupí

•Garbanzo

•Chícharo gandul

•Frijol mungo

•Soya

•Cacahuate

•Canola

•Girasol

•Ebo

•Frijol ayocote

•Grasspea

•Caupí

•Crotalaria

•Chícharo gandul

•Frijol mungo

 

•Frijol ayocote

•Chícharo

•Frijol

•Caupí

•Garbanzo

•Chícharo gandul

•Frijol mungo

•Soya

•Cacahuate

•Ebo

•Grasspea

•Mununa

•Canavalia

•Chícharo gandul

•Caupí

•Frijol mungo

•Soya

•Girasol

•Mununa

•Canavalia

•Cacahuate

 

Esta tecnología forma parte del Menú de tecnologías validadas – Maíz en Oaxaca. Te invitamos a consultarlo completo y a seguir el hashtag #MenúTecnológicoSustentable en nuestras redes sociales para más información sobre tecnologías validadas.

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Cultivo de caupí: diversificación para la resiliencia agrícola

Cultivo de caupí en parcela de productores de Oaxaca. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)
Cultivo de caupí en parcela de productores de Oaxaca. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)

La diversificación de cultivos es un pilar fundamental para fortalecer la agricultura sustentable en México, promoviendo la resiliencia ante el cambio climático, disminuyendo la dependencia de plaguicidas y mejorando la calidad de los suelos. En este contexto, el caupí emerge como una opción estratégica para los agricultores del sur-sureste de México.

Conocido también como frijol ejotero o vigna, el caupí (Vigna unguiculata) se presenta como una alternativa alimenticia y económica que va más allá de su función como cultivo. Originario de África central, esta leguminosa es una valiosa fuente de proteína vegetal. Su adaptabilidad a diferentes tipos de suelos y altitudes, que varían desde el nivel del mar hasta los 1,500 metros, lo convierte en una opción ideal para diversificar los cultivos en México.

Los resultados obtenidos por la red de investigación del CIMMYT y sus colaboradores en el sur y sureste de México revelan que el caupí (del inglés cowpea) exhibe un destacado desarrollo y rendimiento, demostrando su resistencia a la sequía, suelos poco fértiles y temperaturas elevadas. Estas características lo posicionan como una alternativa a considerar en zonas donde las lluvias han sido impredecibles, limitando la producción de maíz en años recientes.

Vaina y semillas de caupí obtenidas en parcelas de productores innovadores que participan en el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT en Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)
Vaina y semillas de caupí obtenidas en parcelas de productores innovadores que participan en el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT en Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)

El ciclo corto del caupí, que permite iniciar la producción de ejotes en tan solo dos meses, lo convierte en un cultivo eficiente y versátil. Puede ser utilizado en diversas formas: como grano seco, grano tierno y vainas para el consumo humano. Esto lo destaca como una fuente rica en proteínas, fibras, carbohidratos, minerales y vitaminas, siendo una opción nutricionalmente relevante para comunidades con poblaciones vulnerables.

Desde el punto de vista agronómico, el caupí es un abono verde notable, destacando por su capacidad para fijar nitrógeno y contribuir al mejoramiento y conservación de los suelos. Su inclusión en sistemas de rotación no solo fortalece la salud del suelo, sino que también representa una alternativa de ingreso económico para las familias productoras.

En conclusión, el caupí emerge como un aliado en la promoción de la agricultura sustentable, aportando beneficios agronómicos, nutricionales y económicos. Su cultivo representa un paso significativo hacia la diversificación de la producción agrícola en el sur-sureste de México, fortaleciendo la resiliencia de los agricultores y contribuyendo a la seguridad alimentaria en un contexto de cambio climático constante.

La siguiente, es una ficha agronómica del caupí desarrollada en el marco del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT. La información fue generada a partir de ensayos y vitrinas 2018-2020 a través de la red de colaboradores.

Caupí. Ficha agronómica.
Caupí. Ficha agronómica.
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Milpa, frutales y cultivos diversificados en las zonas de ladera de Oaxaca

Sistema milpa intercalada con árboles frutales con cultivos de rotación en el ciclo otoño-invierno 2022 en la plataforma de investigación San Jerónimo Tecóatl, Oaxaca, México. (Foto: AMDSL)
Sistema milpa intercalada con árboles frutales con cultivos de rotación en el ciclo otoño-invierno 2022 en la plataforma de investigación San Jerónimo Tecóatl, Oaxaca, México. (Foto: AMDSL)

La Sierra de Flores Magón, en el estado mexicano de Oaxaca, se caracteriza por su accidentado relieve. Allí se encuentra la plataforma de investigación San Jerónimo Tecóatl, en la cual colaboran la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para identificar y validar las mejores prácticas para los agricultores de la región.

En la plataforma se están generando técnicas adaptativas bajo el sistema de milpa intercalada con arboles frutales (MIAF) y con prácticas agronómicas sustentables mediante la rotación de cultivos de invierno y diversificación de cultivos”, comentan los investigadores responsables de la plataforma.

El sistema MIAF es una práctica estructurada por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y optimizada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT. En la base de este sistema están los saberes tradicionales de agricultores indígenas de Huejotzingo, Puebla, donde ha sido muy útil para la agricultura en laderas de ese estado y de varios más del sur-sureste mexicano, como en el caso de las zonas de ladera de Oaxaca.

“La parcela MIAF consiste en dos subparcelas: una, aguas arriba —para reducir la velocidad de los escurrimientos del agua de lluvia— y, otra, debajo de la línea de árboles. La preparación de suelo se realizó con el sistema roza, tumba y pica, que es una opción a la roza, tumba y quema y la cual consiste en incorporar materia orgánica al suelo en lugar de quemarla”, puntualizan los investigadores.

“Al ser una parcela en rehabilitación después de 10 años de producción, se tiene alto contenido de materia orgánica (5,54%) y muy baja fertilidad del suelo. En estas condiciones se produjeron 680 kilogramos por hectárea (kg/ha) de haba y 590 kg/ha de trigo con un costo de producción de $16 726 (MXN) y $15 150 (MXN), respectivamente”.

Con respecto a la validación de la canola como un cultivo melífero favorable para la producción de miel, los investigadores señalan que “El néctar abundante de la canola tiene un buen perfil de azúcar para la producción de miel, con una producción de 670 kg/ha a un costo de $12 560 (MXN)”.

Así, en la plataforma de investigación San Jerónimo Tecóatl se está generando conocimiento útil que es compartido con las comunidades a través de los distintos proyectos y acciones que impulsa el Hub Pacífico Sur del CIMMYT y sus distintos colaboradores en el estado.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Investigación colaborativa brinda opciones a agricultores de Iguala

Cultivo de crotalaria en sistema diversificado. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Cultivo de crotalaria en sistema diversificado. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Para los agricultores de Iguala, en Guerrero, México, la rentabilidad es un tema importante a la hora de adoptar prácticas sustentables. Por esta razón, en la plataforma de investigación de Iguala se ha estado evaluando, desde hace cinco años, el efecto de los tipos de labranza y el manejo de rastrojo en el rendimiento y rentabilidad del maíz de temporal en rotación con crotalaria y soya.

En la plataforma de investigación de Iguala, ubicada en un campo experimental del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y pecuarias (INIFAP), colaboran tanto investigadores de este instituto como del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Juntos, en el ciclo primavera-verano 2022 establecieron siete tratamientos (cinco con maíz y dos con soya) a partir de los cuales evaluaron prácticas de agricultura de conservación y prácticas convencionales de la zona. 

Si bien no se observaron diferencias estadísticamente significativas para grano de maíz y soya, sí se observó que dos tratamientos mostraron los rendimientos más altos (7.87 y 7.74 toneladas por hectárea, respectivamente). Estos fueron la rotación de maíz con soya, y el tratamiento donde se integraron todos los componentes de la agricultura de conservación, así como siembra de crotalaria en el ciclo otoño-invierno. Por su parte, la práctica convencional de los productores locales fue la que obtuvo el menor rendimiento de grano de maíz. 

Con respecto a la rentabilidad se obtuvieron mejores resultados con las propuestas de agricultura de conservación, sistema de producción que confirma ser “una alternativa viable y sustentable en el cultivo de maíz y soya”, señala Roció Toledo Aguilar, investigadora del INIFAP.

Sobre el impacto de la plataforma de investigación , la investigadora comenta que además de la rentabilidad hay otros como “la capacitación de técnicos y productores, la restauración los suelos degradados, la ampliación del menú de cultivos, destacando los forrajeros porque se trata de una zona ganadera. A partir de estos, los productores pueden equilibrar la alimentación del ganado”.

La relevancia de la plataforma, como yo lo percibo, es que es un espacio donde se pueden obtener resultados y estos pueden ser difundidos a productores y productoras para que los sistemas agroalimentarios sean más resilientes, puedan conservar el suelo y puedan seguir contribuyendo a la alimentación de la sociedad”, concluye Rocío Toledo. 

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Analizar el clima, esencial para tomar mejores decisiones en el campo

Capacitación en análisis de datos climáticos dirigida al equipo técnico que implementa el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Capacitación en análisis de datos climáticos dirigida al equipo técnico que implementa el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

“La idea de que los técnicos que participan en este taller construyan un climograma a partir de los datos climáticos existentes es que, con esa información, ellos vean cómo ha sido el comportamiento del clima histórico y así,  junto con los agricultores, se tomen decisiones para que ante los escenarios de cambio climático adopten una estrategia que les permita ser resilientes”, comenta Cristian Alejandro Reyna Ramírez, uno de los especialistas que participó en la más reciente jornada de capacitación dirigida a técnicos y colaboradores del proyecto ´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche´.

El proyecto, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) tiene el objetivo de promover entre los agricultores de pequeña escala del sur y sureste de México una agricultura más sustentable, rentable y que también les permita adaptarse a las nuevas circunstancias climáticas para asegurar la alimentación propia, de sus familias y comunidades. Por esta razón, brinda capacitaciones constantes dirigidas tanto a técnicos como a productores. Recientemente, se desarrolló una jornada de capacitación que incluyó el análisis de datos climáticos, entre ellos los resultantes de los climogramas. 

Un climograma es un gráfico que muestra el comportamiento del clima en una localidad a través del tiempo. Este tipo de gráficos son útiles a la hora de tomar decisiones en agricultura: “Entender las variaciones que ha tenido el clima, como técnico, como agricultor, te hace cuestionar eso que ya estaba dado y pensar en nuevas estrategias. Hay agricultores que lo notan y dicen «es que ya me di cuenta que en los últimos tres años si siembro en tal fecha no me va a dar». Si eso lo podemos complementar con un análisis numérico abre la posibilidad de incorporar más herramientas porque no solo son las fechas de lluvia lo que ha cambiado, sino también la cantidad de agua que cae”, señala Cristian.

Las estrategias para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas son amplias: “Tal vez dos fechas de siembra, tal vez no pensar en cultivos de ciclos tan largos, sino más cortos, porque las variaciones climáticas siempre van a existir. Algo que es importante dentro del análisis del clima es que permite tener herramientas para replantear aspectos que ya estaban dados, como que el 3 de mayo iban a empezar las lluvias y por eso se levanta la Cruz, pero que ahora con el cambio climático no pasa necesariamente así en muchas regiones”, continúa Cristian. 

“Los agricultores no saben si llueve más o menos, pero los análisis del clima permiten saberlo; o si la temperatura aumento. El agricultor percibe que la temperatura aumentó, pero no sabe qué tanto. Entonces ahí es donde el trabajo tanto de los científicos, como de los técnicos en campo y los agricultores puede construir una realidad diferente, porque el agricultor ya está viviéndolo, el científico tiene la intención de entender qué es lo que está pasando, y el técnico es ese vínculo entre ambos que puede hacer posible un frente común ante el cambio climático”. 

Con el conocimiento construido de esa manera se pueden generar estrategias de resiliencia climática que ayudarían a mejorar la producción en los sistemas agrícolas. Además, este tipo de información apoya lo que ya muchos agricultores perciben en la práctica: “en algunos casos a los agricultores les sorprende que lo que ellos han percibido efectivamente sí esté pasando, como en el caso de los desplazamientos de las fechas de lluvia. Entender esto permite dialogar con los productores y juntos tomar decisiones sobre qué cultivos establecer”, enfatiza Cristian, en referencia a los diversos cultivos alternativos que también se promueven en el marco del proyecto.