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Ciénega de Zimatlán, de la producción de forrajes a la asociatividad

Ciénega de Zimatlán, Oax.- En la localidad Ciénega de Zimatlán, ubicada en el municipio del mismo nombre ―perteneciente a la región Valles Centrales―, en Oaxaca, el tema de la asociatividad está cobrando importancia entre los pequeños productores, quienes ―paulatinamente― están conociendo los beneficios de asociarse en algunas actividades del proceso de producción o en la cadena de valor de sus cultivos.

Como parte del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ ―impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)―, el pasado 28 de febrero se realizó el curso ‘Promoción de la Asociatividad y Acceso al Financiamiento’ con la Banca de Desarrollo, a través de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario Rural, Forestal y Pesquero (FND).

Durante el curso, se revisaron experiencias pasadas en el tema de asociatividad para detectar las áreas de oportunidad que tienen los productores de la localidad. Se puso particular énfasis en el tema de los mecanismos de crédito, tratando aspectos como requisitos básicos para solicitar financiamiento, plazos, comisiones, tasa de interés, montos de financiamiento, etc.

Cabe mencionar que en esa misma localidad la Unión de Productores Agrícolas y Pecuarios de Cotzocón ―que colabora con el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT― ha promovido la diversificación de cultivos para producción de forraje. Entre los cultivos alternativos destacan la canola, el grass pea, la avena y la alfalfa, que ―en el primer corte― brindaron un rendimiento promedio de 40 toneladas por hectárea de forraje verde.

Esta asociación de diferentes cultivos se estableció en el ciclo otoño-invierno 2019-20, pero por motivos de la pandemia (muchas localidades estuvieron bloqueadas) ya no se pudo recopilar la información correspondiente a los demás cortes. No obstante, los resultados del primero fueron muy alentadores para los productores de la localidad.

La diversificación de cultivos permite construir sistemas más sustentables que se adaptan a las variadas necesidades de los productores. En el caso de esta localidad, la ampliación de la gama de forrajes permite visualizar opciones de asociatividad y acceso a financiamiento; esta ampliación de la agrobiodiversidad ha provocado la presencia de gran número de insectos benéficos, muchos de ellos polinizadores.

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De las leguminosas, todas las que se pueda

Durante la última década, muchos agricultores han experimentado una disminución en la productividad de sus tierras. Años de prácticas agrícolas inadecuadas han degradado la fertilidad del suelo y aumentado sus costos de producción. El desequilibrio en el uso de nutrientes (para tratar de compensar las deficiencias generalizadas de micronutrientes) y la utilización incontrolada de pesticidas están contribuyendo a un mayor costo de producción y a la degradación de la agrobiodiversidad.

Por lo anterior, es necesario mejorar la productividad mientras se hace más eficiente el uso de los recursos y se fortalece la diversificación de los cultivos (agregando valor a la actividad productiva). El uso de leguminosas para este propósito, en rotación con cultivos básicos como el maíz, ofrece un amplio margen para mejorar los ingresos de los productores.

En la región Valles Centrales, en Oaxaca, por ejemplo, la mayoría de los cultivos establecidos son maíz, frijol, calabaza y —en algunos casos— garbanzo. Desde el punto de vista nutricional, es conveniente que los productores de esta región trabajen en evaluaciones de diversos cultivos con alto contenido nutricional, para diversificar y complementar la alimentación en las zonas rurales.

Como parte del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ ―impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)―, se han realizado trabajos de diversificación de cultivos en la localidad de Valdeflores, perteneciente al municipio de Zimatlán de Álvarez, Oaxaca.

Además del maíz y el frijol, dentro de la producción agrícola del municipio se encuentran chile de agua y un poco de garbanzo. A pesar de contar con parcelas de riego, no se ha realizado más diversificación de cultivos; la mayoría de ellas se tiene en monocultivo. Por ejemplo, si un productor cuenta con tres parcelas, dos las destina para maíz y una para frijol; además, esas parcelas regularmente tienen el mismo cultivo durante varios ciclos.

El primer trabajo realizado en la localidad fue el establecimiento de una vitrina de leguminosas (en condiciones de temporal) en el ciclo primavera-verano 2019. Se sembró soya, vigna, chícharo y diversas variedades de frijol. Una segunda evaluación se realizó en el ciclo otoño-invierno 2019-20, sembrándose lenteja, soya y vigna —o caupí— (cultivo que hasta el momento es el que mejor se ha adaptado).

Para verificar si se adapta a todas las condiciones de suelo de la zona, durante el ciclo primavera-verano 2020 se volverá a sembrar vigna en diversas parcelas ubicadas en distintas partes de la localidad. Por ser una leguminosa, este cultivo brinda diversos beneficios al suelo, pero también presenta atributos nutricionales beneficiosos para la salud (como un alto contenido de proteínas, carbohidratos, minerales y otros compuestos).

Cabe destacar que los productores de la localidad se han interesado en el cultivo. De hecho, varios obtuvieron semilla de la cosecha que se realizó en la primera evaluación, con lo cual se busca cumplir el objetivo de introducir diversas leguminosas en la producción local y fomentar la diversificación de cultivos y el consumo de legumbres.

Con respecto a sus beneficios para el suelo, pueden fijar una gran cantidad de nitrógeno por su relación simbiótica con algunas bacterias fijadoras; de manera similar, varias plantas de cultivo vascular pueden tener una asociación con micorrizas, las cuales a su vez pueden suministrarles grandes cantidades de agua y nutrientes. Adicionalmente, con un manejo adecuado los suelos pueden regenerarse y mejorar en gran medida la disponibilidad de nutrientes para las plantas de cultivo. Para restaurar la función del suelo al nivel óptimo, la diversidad de cultivos es importante.

 

Vitrina de evaluación de leguminosas y sus resultados

La selección del lugar para instalar la parcela (vitrina de evaluación) se decidió con base en el tipo de clima que predomina en la localidad (seco templado, con una precipitación promedio de 500 milímetros anuales), donde es de interés conocer cultivos que se adapten a prolongados periodos de sequía, así como a suelos pobres y delgados.

Otro aspecto importante al buscar la ubicación de la parcela fue que en esa zona se ha observado un incremento en el consumo de sopas instantáneas en la dieta diaria de la población, dejando de lado la ingesta de legumbres como fuente principal de nutrientes.

Derivado de las condiciones de temporal y pastoreo libre de ganado en la localidad, el único cultivo que pudo presentar algún rendimiento fue la vigna (Vigna unguiculata), con 67 kg de rendimiento en ejote y 30 kg de rendimiento en grano. Si bien estos rendimientos fueron relativamente bajos, los productores manifestaron su interés en este cultivo, ya que el temporal estuvo más errático que en años anteriores (el cultivo estuvo estresado por un periodo de 40 días por la sequía).

Del análisis de la precipitación, se pudo observar que las lluvias presentadas en el ciclo primavera-verano 2019 fueron muy bajas, de manera que los resultados obtenidos fueron importantes en una localidad donde no se tuvo rendimiento alguno con el cultivo que tradicionalmente se siembra.

Cabe mencionar que, además de su mayor tolerancia a la sequía, la vigna es una fuente de nutrientes para la población y, también, tiene un sabor que —a juicio de los productores— es una buena opción para el paladar.

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Para todo mal, milpa y maguey-mezcal

Mediante el proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ —que impulsan Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, el pasado 7 de febrero se realizó un taller de asociatividad para pequeños productores de milpa asociada con maguey “espadín” en Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca.

Con la colaboración de la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) y el CIMMYT, el taller abordó temas enfocados al fortalecimiento de la organización entre productores y al análisis de la cadena de valor del maguey-mezcal que ―por las condiciones climáticas de esa zona― se desarrolla favorablemente y es la fuente de ingreso de la mayoría de los habitantes, tanto de los productores de maguey asociado con milpa como de los que transforman el producto en mezcal y lo destinan para venta en el mercado local (comúnmente llamados palenqueros).

En la fase diagnóstica del taller se identificó que es común que los productores de milpa asociada con maguey trabajen de manera independiente. Parte del desinterés por la organización se debe a malas experiencias previas que han generado falta de confianza en el trabajo en conjunto. No obstante, también se identificaron casos de productores que gracias al trabajo en equipo han establecido viveros de maguey y se han organizado para elaborar abonos orgánicos, cultivar hongos, gestionar apoyos con instituciones y asistir a ferias de mezcal o giras de intercambio.

Durante el taller se explicó cómo una adecuada asociatividad ofrece ventajas a los pequeños productores con poca superficie de siembra, quienes ―debido a esto y a la lejanía de sus ubicaciones― muchas veces tienen dificultades para adquirir insumos, obtener asesoría técnica, acceder a créditos y programas y —sobre todo— comercializar el mezcal (se hace de manera aislada y en mercados locales debido a que son producciones de baja escala y no se ha aprovechado el potencial del cultivo).

Con respecto al análisis de la cadena de valor del maguey-mezcal, se identificó que la mayoría de los participantes se encuentra en el primer eslabón de la cadena (la producción), y pocos, en los dos restantes (transformación y comercialización). De hecho, se identificó que en la zona existen alrededor de nueve destiladoras artesanales de mezcal, pero dentro del grupo de productores solo tres se dedican a la transformación.

Finalmente, el taller se enfocó en las áreas de mejora para los productores de maguey, como incrementar la densidad de población de plantas; mejorar la nutrición del cultivo; controlar plagas y enfermedades; reducir el ciclo de producción; y —especialmente— diversificar cultivos, incluso con otras especies de maguey (en varias zonas mezcaleras es común que se cultiven pocas variedades y, en ocasiones, hay una tendencia al monocultivo; considerando los diversos tipos de suelos presentes en la región y la escasez de lluvia, el maguey puede ser intercalado con algunas leguminosas, como las lentejas).

Para las condiciones de Santa María Tlahuitoltepec (municipio ubicado en la Sierra Mixe), donde predominan los terrenos con pendientes pronunciadas, el maguey-mezcal puede cultivarse en curvas a nivel para formar una barrera viva y evitar que el suelo se erosione. La asociación con maíz o frijol permite que las parcelas sean productivas mientras madura el maguey (su ciclo es de 10 años y, normalmente, la asociación con otras especies se debe establecer hasta el sexto año). Por lo anterior, expresamos —como dice el refrán— “para todo mal, mezcal”, y para que el maguey sea mejor, con milpa la asociación.

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Sin oxígeno, no hay plagas

El manejo poscosecha de granos incluye prácticas de control de plagas, acondicionamiento y almacenamiento. Convencionalmente, el almacenamiento se hace con bolsas de plástico, costales de polietileno y botellas de PET, a los cuales ―una vez llenos de grano― se les suelen aplicar insecticidas como el fosfuro de aluminio o Graneril, un producto económico y efectivo que ―sin embargo― contamina los granos y causa efectos a largo plazo en la salud de los consumidores.

Si hay un almacenamiento inapropiado (mal secado, enfermedades o sobrepoblación de insectos), las pérdidas de la semilla o el grano se aceleran. Las pérdidas poscosecha anuales de maíz, trigo y frijol en México se estiman entre 5 y 25%, pudiendo llegar a ser de hasta de 40% ―e incluso más― para algunas regiones. En la Mixteca Alta de Oaxaca, por ejemplo, las pérdidas poscosecha oscilan entre 40 y 60%, aunque hay casos en los que diferentes plagas de almacén han hecho que se pierda hasta la totalidad de las cosechas.

Para ofrecer alternativas a esta problemática, Fondo para la Paz (FPP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desarrollan capacidades en comunidades rurales vulnerables de la Mixteca Alta de Oaxaca para que, a través de las tecnologías herméticas, minimicen la pérdida de granos durante el almacenamiento (el silo metálico hermético, la bolsa plástica hermética o las lonas flexibles son ejemplos de estas tecnologías que son altamente eficientes, siempre y cuando se utilicen adecuadamente).

En el marco del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ ―impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT―, en esa región de Oaxaca se han desarrollado diversos ensayos para evaluar distintas tecnologías de almacenamiento poscosecha. Asimismo, en los municipios de San Antonino Monte Verde y Villa de Chilapa de Díaz se ha capacitado a 350 productoras y productores en diversos temas de manejo poscosecha.

 

La importancia de los ensayos en distintos contextos

De los diferentes ensayos, destaca un análisis de almacenamiento de granos de alverja (Pisum sativum) ―una leguminosa resistente a la incidencia de plagas― que puso de relieve la importancia de las tecnologías herméticas con relación al tiempo y los propósitos del almacenamiento. Los resultados del ensayo mostraron que el peso del grano al inicio y final del periodo de almacenamiento (tres meses) usando costales de polietileno (forma convencional) y silos metálicos herméticos (innovación) fue similar.

Lejos de significar que las tecnologías herméticas no son útiles o necesarias, el ensayo acentuó su importancia en función del tiempo y el tipo de grano que se desee poner a resguardo: a diferencia del maíz, los productores locales cultivan la alverja en bajos volúmenes ―principalmente porque es para autoconsumo―, por lo que el periodo de almacenamiento es mucho menor (de tres a seis meses) en comparación con el que se estima para la comercialización de los granos de maíz (de ocho a nueve meses), cultivo para el que las tecnologías herméticas poscosecha ofrecen amplias ventajas al reducir las pérdidas hasta en 40%.

Cabe mencionar que en el ensayo realizado en costales se pudo encontrar una larva de polilla que ―aunque supone un daño minúsculo para este caso particular― podría llegar a desencadenar afectaciones mayores si se tratara de otro grano o de un periodo de almacenamiento más prolongado, de manera que asegurar la hermeticidad del almacenamiento es primordial.

Este tipo de ensayos permite ofrecer a los productores el contexto para que tomen las mejores decisiones con base en sus necesidades, expectativas y posibilidades, ya que para muchas familias de la Mixteca Alta de Oaxaca un silo metálico hermético ―cuyo precio es de aproximadamente $2,000― representa un gasto considerable, pero también amplias posibilidades para el almacenamiento y la comercialización de sus excedentes.

Por: Fondo Para la Paz (FPP).

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Las leguminosas del pueblo mixe: alimentación, identidad e innovación

El pueblo mixe (ayuukjä’äy) —de Oaxaca— posee una cultura rica y distintiva. Su organización social, sincretismo cultural, música y gastronomía son característicos, así como su lengua (ayuuk) y su milpa, cuyos productos —particularmente el frijol— forman parte de su identidad y sus manifestaciones culturales.

Preparado en tamales, el frijol es el acompañante indispensable del caldo mixe, un aromático y tradicional platillo que se consume en fiestas patronales y ocasiones especiales. También en la alimentación cotidiana es fundamental: con el grano seco se elaboran el “frijol en amarillo”, la pasta de frijol para la infaltable tortilla embarrada y el frijol caldoso (que es uno de los platillos comunes en la zona).

La ingesta de frijol es una forma de completar la calidad proteica de una dieta basada en maíz, ya que su proteína es deficiente en lisina y triptófano y el frijol contiene una cantidad de lisina suficiente para compensar esto.

En la región mixe se cultivan diversos frijoles en el sistema milpa, como el ‘Frijol Gordo’ (Phaseolus dumosus), que posee flores blancas, vainas de color claro (algunas moradas) y granos gruesos de color negro con un “hilo” blanco que resalta en donde sale la raíz; esta variedad se siembra entre febrero y abril, de acuerdo con la altitud del lugar. Este frijol también se aprovecha en ejotes, que son incorporados en diversos guisos.

Otra variedad importante en la región es el ‘Ayocote’ (Phaseolus coccineus), cultivado principalmente para obtener granos secos (morados, cafés, rojos y pintos, según la región), ya que sus ejotes son correosos. A pesar de que contribuye a la fertilización natural del suelo, ya son pocos los productores que lo conservan debido a que se desarrolla como enredadera y tiende a tumbar las plantas de maíz por su abundante follaje.

Además de estos frijoles, hay otra leguminosa que comúnmente se establece en la región mixe: el chícharo. Este se siembra en septiembre como cultivo de invierno porque es resistente a las heladas y se desarrolla bien con la humedad residual; se consume hervido o en guisos, tamales y las típicas empanadas de chícharo de la región.

A pesar de la diversidad de cultivos que hay, los rendimientos no siempre son adecuados: en ocasiones, apenas alcanzan a cubrir el autoconsumo familiar. Existen muchos factores que contribuyen a esta situación, entre ellos que en la zona predominan los terrenos con pendientes pronunciadas, lo cual —junto con la remoción continua del suelo— favorece la erosión por viento o lluvia.

También existen otros factores, como las lluvias irregulares que se han presentado en ciclos recientes —manifestación del cambio climático— y fechas de siembra que no aprovechan todo el potencial de los cultivos (en algunos casos, los terrenos quedan en desuso por meses, y en otros, las milpas se dejan de cultivar por años, pues existe una tendencia al monocultivo de frijol, probablemente porque no demanda tanta mano de obra).

Para que los productores aprovechen todos los beneficios de la diversificación de cultivos, la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas SC (AMDSL) —a través del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, que impulsan Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueve innovaciones sustentables que además permiten preservar la agrobiodiversidad del sistema milpa.

Se han establecido barreras vivas (plantas que se colocan perpendiculares a la pendiente) para evitar la pérdida de suelo y se han recorrido las fechas de siembra para aprovechar terrenos en desuso, evitar malezas, utilizar mejor la humedad y brindar cobertura al suelo. También se ha mantenido el rastrojo, evitado la remoción continua del suelo y fortalecido la diversificación de cultivos (Agricultura de Conservación).

Con estas innovaciones, también se fortalece la seguridad alimentaria; se incrementa el rendimiento de los cultivos; se reducen los costos de producción; y se potencian los beneficios de las leguminosas para mejorar los suelos (son un abono verde con grandes aportes de biomasa y la capacidad de fijar nitrógeno atmosférico) y para que sigan siendo parte de la identidad, alimentación y cultura del pueblo mixe.

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Alternativas para superar las sequías

En estados como Oaxaca, el cambio climático ha hecho que en años recientes se reporten serios problemas de sequía en el campo. Por esta razón, el Instituto Tecnológico de Pinotepa y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) colaboran en la plataforma de investigación San José Estancia Grande —ubicada en la llanura costera oaxaqueña, en el municipio del mismo nombre— para identificar cultivos tolerantes a la sequía, así como para desarrollar y evaluar prácticas a fin de mejorar la producción ante las lluvias cada vez más erráticas.

En la plataforma hay investigación de cultivos del trópico seco (ajonjolí y vigna) asociados al maíz nativo, el cual constituye la principal fuente de alimento en la zona, destinándose casi la totalidad de la producción al autoconsumo y —en ocasiones— vendiendo localmente el excedente (complementariamente, se siembra chile, jamaica y ajonjolí).

Desde su establecimiento en 2014, se estudian —entre otras cosas— los efectos de la diversificación de cultivos y el mantenimiento del rastrojo como cobertura del suelo (dos de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación). Comparada con el manejo convencional o testigo (monocultivo de maíz, movimiento continuo del suelo y retiro del rastrojo), la Agricultura de Conservación ha permitido tener mejores rendimientos (destaca el tratamiento de camas anchas permanentes y cobertura de 100% de rastrojo).

Sobresale el hecho de que, a pesar de la fuerte sequía de 2018, los tratamientos de maíz con Agricultura de Conservación obtuvieron cosecha de grano, mientras que en el testigo —o esquema de producción convencional— la cosecha fue nula (destaca nuevamente el tratamiento de camas anchas permanentes y cobertura de 100% de rastrojo, que en medio de las condiciones adversas obtuvo 650 kilogramos de grano por hectárea). Esto se debe, entre otros factores, a que el mantenimiento del rastrojo permite conservar mayor humedad.

La rotación de cultivos alternos al maíz —como el ajonjolí— también es relevante, pues en estos casos se requiere menos agua para cubrir el ciclo productivo. De esta manera, la plataforma de investigación San José Estancia Grande contribuye a que, mediante una estrategia productiva que desarrolla sistemas agroalimentarios sustentables basados en la ciencia, los productores de la zona obtengan rendimientos mayores aun en un contexto de cambio climático.

Por: Gabriel García y Victoriano Evodio Cruz, Departamento de Ciencias Agropecuarias del Instituto Tecnológico de Pinotepa.

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El camote, más que un dulce

El camote (Ipomoea batatas) es una especie de la familia Convolvulaceae (un extenso grupo de plantas trepadoras) valorada desde la antigüedad por sus raíces comestibles de alto contenido nutricional. En México se siembran variedades de camote con pulpa blanca, amarilla, anaranjada, rojiza o púrpura, y se producen tanto en condiciones de riego como de temporal; la producción es destinada principalmente al mercado nacional o para autoconsumo. Se estima que en el país se siembran cerca de 3,000 hectáreas con esta planta y se cosechan alrededor de 50,000 toneladas al año (Basurto et al., 2015).

Se aprovecha básicamente como un alimento complementario y puede ser de gran importancia local en las regiones en que se cultiva, donde representa tanto un ingreso económico como una fuente de alimento para los productores. El camote posee un contenido nutrimental similar al de la papa y es fuente considerable de calcio y potasio; además, contiene vitaminas y minerales. A pesar esto, comparativamente con otros alimentos, su consumo es escaso y —aunque en algunas zonas del país es parte de los alimentos salados— generalmente se prepara más en dulce.

Por lo anterior —y derivado de las acciones de colaboración con el Hub Pacífico Sur, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se estableció un área de extensión (parcelas donde los productores adoptan innovaciones sustentables ya validadas para su región) con el productor Anastasio Martínez Jijón en la comunidad El Encierro, Pochutla, en la región Costa de Oaxaca. La finalidad es evaluar cultivos alternativos con valor económico de la región que permitan una diversificación de cultivos, así como una fuente de ingresos.

Ya que el camote se propaga fácilmente y tiene pocos requerimientos de insumos y la cualidad de crecer bajo altas temperaturas, es una excelente alternativa de cultivo para las condiciones de clima y suelo que prevalecen en la zona. Al diversificar con esta u otras especies adecuadas, se contribuye a interrumpir los ciclos de vida de las plagas y enfermedades y se permite balancear la producción de residuos y distribuir de manera adecuada los nutrientes en el suelo, haciendo posible la aireación y la descompactación de este de una manera natural.

Estas acciones forman parte del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT. Si deseas conocer más sobre los beneficios de la diversificación de cultivos y el proyecto, suscríbete a este boletín o síguenos a través de nuestras redes sociales usando el hashtag #DiversificaNutreVincula.

 

Fuentes:

Basurto, F., Martínez, D., Rodríguez, T., Evangelista, V., Mendoza, M., Castro, D., González, J. C. y Vaylón, V. (2015). Conocimiento actual del cultivo de camote (Ipomoea batatas (L.) Lam.) en México. Agroproductividad 8(1), 30-34.

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La Mixteca Alta busca frenar la degradación del suelo

El característico relieve de la Mixteca Alta, en Oaxaca —donde abundan montañas desnudas, dunas y paisajes yermos— es testigo de una larga historia de severa erosión y degradación del suelo. La deforestación, las prácticas agrícolas no sustentables y el sobrepastoreo son algunos de los factores que históricamente han contribuido a esa situación.

Si bien han surgido diversas iniciativas para mitigar los efectos de la erosión en la Mixteca Alta, la agricultura sigue siendo uno de los sectores clave para hacer frente a esta problemática. En el campo es necesario que existan acciones adecuadas al contexto y sostenibles en el tiempo (en la región se tienen experiencias de proyectos que no han sido sustentables), involucrando a todos los actores relacionados con el sector agroalimentario.

Para construir soluciones sustentables y duraderas junto con las comunidades de la región, recientemente el equipo del proyecto CLCA (Uso de la Agricultura de Conservación en sistemas agropecuarios en zonas áridas para mejorar la eficiencia en el uso de agua, la fertilidad del suelo y la productividad en países del norte de África y Latinoamérica) organizó un taller para comprender, a partir de la perspectiva de los productores y los actores clave de estos sistemas, cuáles son los desafíos (así como sus causas y posibles soluciones) y las oportunidades para ese sector.

El taller —realizado en las instalaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP)— forma parte de las actividades iniciales del proyecto CLCA en Oaxaca, que se enfoca en mejorar los medios de vida de los pequeños productores agropecuarios en la Mixteca Alta, región donde predomina la agricultura de temporal, aunque existen productores con sistemas de riego, como en el valle de Nochixtlán.

La apertura del taller estuvo a cargo de Sofía Castro —titular de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Pesca y Acuacultura (SEDAPA) de ese estado—, y se contó con la participación de alrededor de 60 asistentes, entre personas de diversas asociaciones agropecuarias y organismos no gubernamentales, técnicos, funcionarios locales, productores y académicos y estudiantes del Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) de Santo Domingo Yanhuitlán. La asistencia de estos últimos es un hecho particularmente relevante, porque entre los efectos del deterioro de los sistemas agroalimentarios en la región está la migración de los jóvenes, además del empobrecimiento de la población y la inseguridad alimentaria.

El taller se realizó a partir de un análisis rápido del Panorama de Escalamiento (Scaling Scan), una herramienta metodológica de evaluación de escalabilidad que —además de una solución tecnológica— considera aspectos no tecnológicos, como las finanzas y la gobernanza, necesarios para hacer escalable una solución. A través de este, los participantes identificaron como principales retos de los sistemas agropecuarios a la degradación del suelo y la escasez de agua; expresaron que es necesario fortalecer los procesos de adopción de prácticas y tecnologías sustentables; e identificaron oportunidades como el aprovechamiento del estiércol del ganado como fertilizante, así como la socialización y vinculación de iniciativas teórico-prácticas.

Estos hallazgos apuntan a que los principios de Agricultura de Conservación podrían ser una pieza clave para transformar positivamente el panorama agroalimentario en la Mixteca Alta. La identificación de factores que pueden limitar o potenciar el impacto a escala de cualquier solución es útil para aprender de las experiencias locales pasadas y actuales y para fortalecer los lazos de colaboración entre los diferentes actores.

Para el proyecto CLCA —el cual es financiado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) e impulsado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversos colaboradores nacionales e internacionales—, este tipo de espacios son una oportunidad para crear y fortalecer alianzas, así como para aprender y actuar de forma colaborativa a fin de construir sistemas agroalimentarios más sustentables y productivos.

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Instalan plataforma de poscosecha en Pochutla, Oaxaca

¿Cómo garantizar la disponibilidad de alimentos en las comunidades más vulnerables cuando en México las pérdidas poscosecha de grano de maíz pueden alcanzar 30% del volumen total de la producción? Para miles de familias, cuya producción agrícola está destinada básicamente al autoconsumo, esa es una pregunta esencial en estos tiempos, particularmente si se considera que cada año libran una batalla contra una serie de plagas que amenazan con reducir sus cosechas.

Cuando los pequeños productores usan métodos de almacenamiento que no son efectivos contra plagas como el gorgojo del maíz (Sitophilus zeamais M.), el barrenador grande del grano (Prostephanus truncatus H.) o la palomilla dorada del maíz (Sitotroga cerealella O.), se corre el riesgo de que la alimentación y nutrición de los productores y sus familias —e incluso sus comunidades— se vean afectadas por prolongados periodos de tiempo, ya que el maíz almacenado es parte de los alimentos básicos consumidos durante el año (Larraín, 1994; Silva et al., 2004).

Para evitar dichas pérdidas y tener alternativas sustentables de fácil acceso, el pasado 24 de marzo se instaló una plataforma de poscosecha en la comunidad El Encierro, en San Pedro Pochutla, perteneciente a la región Costa de Oaxaca. En esta plataforma se evalúa la efectividad de la bolsa plástica hermética y de diferentes tratamientos con polvos inertes, como cal estándar, cal micronizada, tierra de diatomeas y hierba santa (Piper auritum).

El uso de polvos inertes es una alternativa eficaz para controlar infestaciones de gorgojo, debido a que —mezclados con los granos almacenados— producen grietas en la cutícula de los insectos (su revestimiento exterior), haciendo que se evapore su humedad corporal, deshidratándolos y provocándoles la muerte (Páez et al., 1990). Los que no mueren quedan con el polvo adherido al cuerpo, lo cual disminuye su habilidad de apareamiento y reduce la puesta de huevecillos (Ebeling, 1971).

El objetivo de las plataformas de poscosecha que se instalan en diversos estados en el marco del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— es evaluar prácticas sustentables y tecnologías herméticas para el almacenamiento y la conservación de granos, con la finalidad de brindar alternativas al productor para que reduzca las pérdidas y evite el uso de productos químicos que pongan en riesgo su salud.

Del mismo modo, se busca que los productores se involucren en el proceso de evaluación de prácticas y tecnologías y conozcan los resultados para que tomen las mejores decisiones y aseguren su alimentación durante el año. Con estas acciones, desde la agricultura se brindan soluciones para que los productores de subsistencia y sus familias y comunidades puedan ser resilientes ante situaciones que pongan en riesgo su seguridad alimentaria.

 

Fuentes

Ebeling, W. (1971). Sorptive dust for pest control. Annual Review of Entomology, 16, 123-158.

Larraín, P. (1994). Manejo integrado de plagas en granos almacenados. IPA La Platina, (81), 10-16.

Páez, A., Lagunes, A., Carrillo, J. L. y Rodríguez, J. C. (1990). Polvos vegetales y materiales inertes para el combate del gorgojo Sitophilus zeamais (Coleoptera: Curculionidae) en maíz almacenado. Agrociencia, (1), 35-46.

Silva, G., González, P., Hepp, R. y Casals, P. (2004). Control de Sitophilus zeamais Motschulsky con polvos inertes. Agrociencia, (38), 529-536.

Subramanyam, B. y Roesli, R. (2000). Inert dust. En B. Subramanyam y D. W. Hagstrum (Eds.), Alternatives to pesticides in stored-product IMP (pp. 321-379). Boston, USA: Kluwer Academic Publishers.

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Los beneficios del frijol mucuna

Con el paso del tiempo, el manejo convencional de los cultivos (quemas agrícolas, monocultivo, constante movimiento del suelo, etc.) genera impactos negativos en la fertilidad de los suelos, erosionándolos y volviéndolos cada vez menos productivos (este efecto es particularmente notorio en zonas de lomeríos y laderas). Sin embargo, hay diversas prácticas que ayudan a revertir esta situación; entre ellas está el establecimiento de cultivos de cobertura.

El frijol mucuna (Mucuna pruriens) —también llamado frijol terciopelo (por sus vainas con vellosidad) o frijol nescafé (porque sus semillas tostadas se usan como sustituto de café)— es un cultivo de cobertura que, en rotación o de relevo con el maíz, funciona como un abono verde, debido a la cantidad de follaje que produce. Estas grandes cantidades de biomasa contribuyen a mejorar el suelo, evitar la erosión hídrica, conservar la humedad e impedir la emergencia de malezas.

Gracias a que es una leguminosa, tiene la capacidad de capturar el nitrógeno (elemento esencial para el crecimiento de las plantas) del aire y fijarlo al suelo gracias a las bacterias Rhizobium que se desarrollan en sus raíces. Sus vainas, follaje y semillas se usan en algunos casos para la alimentación animal, mientras que el consumo humano es mucho menos frecuente (no solo porque su cocción toma mucho tiempo, sino porque contiene sustancias que pueden ser tóxicas, como la L-dopa, precursora de la dopamina).

Se trata de una planta que se adapta bien a las regiones tropicales; por eso, productores del municipio de San Felipe Jalapa de Díaz, en Oaxaca, han comenzado a realizar siembras de relevo con esta leguminosa —estableciendo el cultivo cuando el maíz ya se encuentra doblado y listo para cortarse—, obteniendo buenos resultados.

Para los productores de este municipio el cultivo del frijol mucuna es una forma natural de mejorar la fertilidad de sus suelos, y representa además una alternativa para disminuir la inversión realizada en fertilizantes (sobre todo porque la producción en esta zona es de dos ciclos agrícolas). Su apuesta por esta leguminosa, de hecho, se ha comenzado a replicar en parcelas de municipios vecinos.

Es importante mencionar que la sola implementación del cultivo de mucuna no basta para mejorar la calidad y fertilidad del suelo. Para que esta leguminosa haga su trabajo, se deben realizar además otras prácticas sustentables a nivel de parcela, tales como la mínima labranza, la rotación de cultivos, la cobertura del suelo o el Manejo Agroecológico de Plagas.