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Ciencia aplicada al campo del Valle del Carrizo

Ahome, Sin.- En la plataforma de investigación Ahome II colaboran la organización de productores Servicios Agrofinancieros del Norte (Safinsa) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Ahí se investigan y validan prácticas agrícolas que permiten a los productores del Valle del Carrizo hacer más rentable su actividad de una manera sustentable.

Establecida en la región norte de Sinaloa —que se caracteriza por un microclima apto para el cultivo de trigo, maíz, ajonjolí y soya—, la plataforma está en su segundo año de operación y genera conocimiento mediante diversos ensayos con tecnologías de precisión, como el sensor óptico GreenSeeker®, útil para establecer dosis más adecuadas de fertilizantes.

Daniel Valenzuela Portillo, coordinador del área técnica de Safinsa, señaló que durante el primer año de operación se obtuvieron resultados positivos con los ensayos comparativos entre alta y baja densidad de siembra y que este año se están usando diversas dosis de fertilización y densidades de siembra para mostrarle a los productores que en estos procesos se pueden utilizar tecnologías de precisión para hacer más eficiente la actividad.

El técnico mencionó que los resultados de los diversos estudios con tecnologías de precisión indican que cultivar “con más conciencia al momento de realizar la siembra permite tener un ahorro desde el inicio, disminuyendo la densidad de siembra”.

Con respecto al desarrollo del trigo y el maíz con Agricultura de Conservación y labranza convencional, comentó que son similares, pero que la Agricultura de Conservación ha permitido a los productores que han adoptado el sistema tener ahorros significativos al disminuir sus costos de producción.

Destacó que Safinsa ha conformado un padrón de productores que están aprovechando el conocimiento que genera la plataforma de investigación e invitó a los productores del Valle del Carrizo a acercarse y conocer diversas técnicas de siembra con las que pueden obtener buenos resultados.

Finalmente, Valenzuela Portillo destacó la importancia de la investigación colaborativa en el desarrollo de una #AgriculturaConCiencia para la región. Señaló que con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) se estableció un proyecto de investigación para desarrollar nuevas variedades de trigo duro y trigo harinero, y que con el CIMMYT se tiene interés por iniciar ensayos con cultivos de cobertura para terrenos en descanso.

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La calidad de los alimentos, fundamental para reducir riesgos sanitarios

Sinaloa.- De acuerdo con las cifras emitidas por las autoridades sanitarias en México, siete de cada 10 muertes por COVID-19 en el país corresponden a personas que padecían diabetes, hipertensión u obesidad. Estos datos han puesto a la nutrición y a los hábitos alimenticios de los mexicanos en el centro de atención de medios y especialistas.

A medida que la pandemia y sus efectos secundarios evolucionan, el tema de la alimentación cobra cada vez más importancia, ya no solo en lo que respecta a la capacidad del sistema agroalimentario de garantizar el abasto de alimentos en los próximos meses, sino también en la ponderación de dietas más sanas y nutritivas.

Benjamín López, analista de agronegocios del Hub Pacífico Norte —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, explica que “es muy importante producir los alimentos para las mesas de los hogares, pero ya no solo debemos hablar de cantidad, sino también de calidad”.

Refiriéndose al proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, que impulsan la Compañía Kellogg y el CIMMYT en diversos puntos del país, comenta: “con proyectos como este, que fomentan la Agricultura Sustentable, los consumidores reciben productos más nutritivos, libres de agroquímicos de uso restringido y —además— con el valor agregado de que en su producción se usó solo la cantidad de agua necesaria y los suelos no fueron degradados.

Este proyecto de la Compañía Kellogg y el CIMMYT tiene la finalidad de cubrir los requerimientos de maíz amarillo de la empresa con producción local —hecho relevante en el contexto de la emergencia sanitaria actual, que ha subrayado la necesidad de que los países cuenten con diversas fuentes de abasto para contribuir a la seguridad alimentaria nacional—, haciendo énfasis en la calidad de la producción y el desarrollo de modelos de negocio redituables para todos.

Con respecto al valor nutricional, el maíz amarillo —además de contener las vitaminas y los minerales que todas las variedades de maíz aportan en general— contiene diversos carotenoides provitamínicos-A (como el beta-caroteno, antioxidante que reduce el riesgo de cáncer), los cuales aportan beneficios adicionales a la salud.

A medida que las sociedades se encaminan a una fase de recuperación, se hace énfasis en que los productores, la agroindustria y los consumidores fomenten la Agricultura Sustentable como una actividad fundamental para disponer de las dietas adecuadas que se requieren para minimizar los riesgos sanitarios, como los que hoy expone el COVID-19.

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Una década produciendo trigo con Agricultura de Conservación

Valle del Yaqui, Son.- Nacido en la colonia Irrigación (hoy municipio Benito Juárez) en 1951, Carlos Preciado Moreno cuenta con más de 35 años de experiencia en la agricultura y lleva casi una década produciendo trigos harineros y cristalinos con Agricultura de Conservación. Además, en Villa Juárez es uno de los promotores más importantes de las prácticas agrícolas sustentables y uno de los productores con mayor experiencia en este tipo de agricultura.

El señor Carlos ha incursionado en el cultivo de maíz, trigo, sorgo y cártamo, aprovechando con gran éxito los residuos de cosecha del cultivo anterior. Los ahorros que ha tenido aplicando este componente básico de la Agricultura de Conservación —la cobertura del suelo— le han permitido comprar maquinaria especializada para la siembra de trigo y granos grandes, como el de maíz.

Buscando mantener la fertilidad y la estructura de sus suelos en excelentes condiciones, este productor también construyó un lombricario para obtener humus y lixiviados de lombriz que utiliza año tras año en sus terrenos. Su familia se encarga directamente de mantener el lombricario en condiciones de sanidad adecuadas para obtener una lombricomposta de calidad.

La combinación de prácticas de Agricultura de Conservación (como la cobertura total del suelo con rastrojo) y la utilización de lombricomposta por varios años le han brindado al productor buenos resultados en sus suelos, disminuyendo la erosión eólica e hídrica y la compactación del horizonte de siembra y, al mismo tiempo, incrementando la vida microbiana benéfica.

Durante los años que lleva practicando Agricultura de Conservación, su producción de granos se ha mantenido con buenos rendimientos, aun ante los embates de la variación climática que la región ha padecido en años recientes.

Carlos Preciado cuenta con la experiencia de producir trigo en grandes superficies (que van de las 300 a las 400 hectáreas) tanto con labranza convencional como con Agricultura de Conservación, lo cual le ha permitido comparar ambos sistemas. Al respecto, menciona que la Agricultura de Conservación le ha permitido obtener buenos resultados y ahorrar en costos de producción.

Con respecto a los rendimientos, el productor comenta que con Agricultura de Conservación eran ligeramente menores (entre 100 y 150 kilos) que con labranza convencional durante los primeros años, pero fueron iguales o mejores a partir del segundo año, con la ventaja adicional de que desde un inicio le permitió reducir sus costos de producción.

Las recientes alzas en los precios de los insumos para la agricultura (como diésel, agua y fertilizantes), así como el aumento en los costos de la mano de obra y las operaciones de maquinaria —y desde luego las variaciones en los precios de los granos—, han convencido a Carlos Preciado de que la Agricultura de Conservación es una de las prácticas agrícolas más pertinentes para mantener la rentabilidad, cuidar los recursos naturales y permanecer competitivos en el mercado.

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Regenerar los suelos hace más rentable la agricultura

Benito Juárez, Son.- En muchos sentidos, el Valle del Yaqui, en Sonora, es un punto de referencia para la agricultura a nivel nacional e internacional. Sin embargo, su transformación a un sistema comercial de alta tecnificación muestra, desde hace algún tiempo, signos de que es necesario transitar hacia modelos de producción más sustentables. 

Durante años, los altos costos de producción debido a la máxima labranza, las malas prácticas de fertilización y la poca eficiencia en el manejo de agua a nivel parcela han sido una de las principales problemáticas en la zona, misma que se refleja en parcelas con bajas cantidades de materia orgánica, baja capacidad de retención de agua, baja disponibilidad de los nutrientes y pérdida de suelo por el excesivo laboreo.

Ante este contexto —donde para producir trigo harinero sin aplicar prácticas regenerativas los agricultores tienen que asumir costos de producción muy elevados— el Grupo Bimbo, con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), impulsa el proyecto Trigo Regenerativo BIMBO.

A este proyecto de Grupo Bimbo y el CIMMYT se han sumado productores que se han convencido de la importancia de hacer una Agricultura Regenerativa. Martín Ángel María Barceló Morales es uno de ellos y por esa razón aceptó que en una sección de su parcela se implementaran prácticas agrícolas innovadoras y sustentables, para compararlas, lado a lado, con las prácticas que convencionalmente se realizan en la zona. 

Para identificar las prácticas regenerativas más adecuadas y viables que se pudieran implementar en la parcela de Martín, el equipo técnico del proyecto primero visitó su parcela y realizó un diagnóstico. Como Martín ya realizaba algunas prácticas de Agricultura de Conservación, se identificaron los pasos de maquinaria clave para la preparación del suelo y para manejar adecuadamente el rastrojo, que es un elemento clave para conservar humedad y proteger al suelo de la erosión.

En la parcela del productor también se realizó fertilización fraccionada, de donde el 30% del total de la fertilización se aplicó al momento de la siembra junto con la semilla y el 70% en el primer riego de auxilio. Esto ayudó a que Martín aumentara la eficiencia en el uso de los fertilizantes nitrogenados y fertilizara en el suelo en el momento que las plantas demandan mayor cantidad de nitrógeno, fertilizante que no solo es uno de los que más eleva los costos de producción, sino también uno de los que tiene mayor potencial contaminante si su aplicación es inadecuada. 

Con respecto a las prácticas de optimización de agua se ha buscado aumentar la materia orgánica en el suelo para mejorar la capacidad de retención de humedad, así como recortar las tiradas a un máximo de 350 metros para reducir pérdidas y mejorar la eficiencia de los riegos.

Con todas estas acciones Martín ha logrado reducir los pasos de maquinaria —pasando de ocho a solo tres—, ahorrar hasta $5,000 en costos y avanzar en la regeneración de sus suelos: la materia orgánica ha pasado de 0.7% a 1.8% y, al mejorar la cobertura del suelo para retención de humedad, se ha disminuido también la erosión y se ha mejorado la estructura física del suelo.

Con estos resultados, y con una expectativa de rendimiento de 7.8 toneladas por hectárea —cuando el promedio regional es de solo 6.5—, este productor comenta que en esta parcela transitará totalmente al sistema de Agricultura de Conservación. Menciona que de igual forma lo hará en otras parcelas con las que trabaja ya que además en una de ellas cuenta con dos años de experiencia obteniendo rendimientos de ocho toneladas por hectárea con prácticas sustentables. 

Con la convicción de seguir haciendo prácticas regenerativas del suelo, el productor buscará ahora reducir a un solo paso la preparación del suelo mediante la reformación de camas permanentes, aplicar la fertilización con base al diagnóstico con GreenSeeker® e imágenes espectrales de drones, así como fertilización en banda inyectado al suelo, entre otras. 

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La importancia del nitrógeno en los cultivos y cómo optimizar su aplicación

La producción agrícola del Valle de Yaqui se ve afectada cada vez más por los altos costos de producción. Algunos pequeños productores —en su mayoría ejidatarios— optan por rentar sus tierras, ya que para ellos no es viable sembrar solos. En el caso del trigo, en esa región particular los costos de producción en la actualidad pueden llegar hasta los $23,000, lo que es muy elevado si se consideran los factores de rendimiento y precios del grano en el mercado.

Uno de los aspectos que contribuye al aumento de los costos de producción es la poca eficiencia en el uso de ciertos fertilizantes, como el nitrógeno, nutriente esencial para las plantas que solo es asimilable por ellas a partir de un complejo ciclo (la mayor parte del nitrógeno disponible en la Tierra está en la atmósfera), por lo que la fertilización nitrogenada es fundamental. Sin embargo, una importante cantidad de este nutriente se pierde por escurrimientos, erosión o volatilización (se estima que en México y otros países en desarrollo las pérdidas promedio de nitrógeno por volatilización son de 18%).

Ya que sin nitrógeno las plantas crecen poco, las hojas palidecen e incluso pueden morir (pues es esencial para que realicen la fotosíntesis), es importante investigar y difundir prácticas que permitan optimizar la fertilización nitrogenada. A partir de diversos estudios desarrollados con la colaboración de productores del Valle de Yaqui, se ha observado que mediante el uso de sensores ópticos —que son una herramienta de diagnóstico de fertilización nitrogenada— es posible bajar la dosis de nitrógeno sin afectar el rendimiento potencial del cultivo de trigo.

El estudio se realizó en un predio de 90 hectáreas en la localidad de Vícam, donde se sembró trigo en el ciclo otoño-invierno 2018-19. Ahí se establecieron cinco franjas ricas en nitrógeno (secciones de tierra suficientemente fertilizadas que sirvieron como punto de referencia) distribuidas estratégicamente.

En la etapa de inicio de encañe se realizó el diagnóstico con los sensores GreenSeeker® y Sequoia (este último montado en un dron). Una vez tomadas las lecturas del Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés) —que es una estimación del “verdor” de las plantas, es decir, de su actividad fotosintética y su estado de nutrición—, se determinó el requerimiento de fertilizante nitrogenado más adecuado (mediante el algoritmo matemático que se utiliza para el Valle del Yaqui).

Al final del ciclo, se tomaron muestras de grano para determinar el rendimiento en las diferentes áreas de la parcela. Después de realizar los análisis correspondientes, fue posible observar que siguiendo las recomendaciones de los sensores ópticos el productor redujo la aplicación de nitrógeno, ahorrando un poco más de $2,000 por hectárea. Esta reducción en la cantidad de fertilizante (con una diferencia de 138 kilogramos de nitrógeno) no afectó el rendimiento.

El hecho de que el rendimiento del área del sensor y de la franja rica hayan sido muy similares indica que no es necesario sobrefertilizar para obtener mayor producción: lo importante es incrementar la eficiencia en el uso de nitrógeno para evitar pérdidas y permitir que este sea mejor aprovechado. Los sensores ópticos son una de las tecnologías que se promueven mediante el movimiento #AgriculturaConCiencia para impulsar una agricultura regional eficiente, responsable y climáticamente inteligente. ¡Súmate tú también!

Por: colaborador del Hub Pacífico Norte.

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Buscan maíz nativo que brinde seguridad alimentaria en la Sierra Tarahumara

La producción de maíz nativo de temporal es la principal actividad agrícola de más del 80% de las familias de Guachochi, Chihuahua. Sin embargo, el rendimiento por hectárea es bajo (alrededor de 639 kilogramos, en promedio) y muchas veces no es suficiente para cubrir las necesidades alimenticias y nutrimentales de las familias de la zona, situación que les obliga a comprar maíz durante la temporada de julio a septiembre —aproximadamente—, incrementado su gasto.

Entre los factores que causan el bajo rendimiento se encuentran diversas prácticas agrícolas convencionales que no favorecen la producción de maíz, como el exceso de laboreo en la preparación del terreno, el uso de fertilizantes inapropiados (y también su uso inadecuado), el nulo control de plagas, el monocultivo, la ausencia de prácticas de poscosecha adecuadas y la remoción del rastrojo.

Cabe mencionar que, muchas veces, el tipo de grano que las familias de Guachochi tienen que comprar para su consumo es de uso pecuario, que —si bien no goza de mucha aceptación— es lo que hay disponible en las tiendas comunitarias (los maíces nativos que las familias prefieren suelen encarecerse).

Para identificar variedades de maíz nativo que permitan a las familias de esta región tener mayor seguridad alimentaria, recientemente se evaluaron seis en el marco del programa MasAgro, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La evaluación se desarrolló en la localidad Laguna de Aboreachi, en el municipio de Guachochi, enfocándose principalmente en evaluar el rendimiento de cada variedad bajo las mismas condiciones de manejo; fecha y densidad de siembra —con la intención de hacer una mejor distribución de la semilla, se utilizó una sembradora de tiro animal para Agricultura de Conservación—; fertilización; manejo cultural de malezas; y cosecha, que —igual que el desgrane— se hizo de forma manual.

Las variedades evaluadas fueron ‘Maíz Cristalino Palomero’, ‘Maíz Amarillo Bola’, ‘Maíz Amarillo Pepitillo’, ‘Maíz Cristalino Bola’, ‘Maíz Blanco Blando’ y ‘Maíz Azul Blando’ (materiales que fueron donados por varios productores que cooperan con el programa en diversas localidades de la región).

Las variedades con mayor rendimiento fueron ‘Maíz Azul Blando’, ‘Maíz Blanco Blando’ y ‘Maíz Cristalino Palomero’ (2.7, 2.4 y 2.1 toneladas por hectárea [t/ha], respectivamente). En contraste, las que tuvieron menor rendimiento fueron ‘Maíz Cristalino Bola’, ‘Maíz Amarillo Bola’ y ‘Maíz Amarillo Pepitillo’ (2.0, 1.9 y 1.7 t/ha, respectivamente). El rendimiento promedio que se obtuvo de todos los materiales fue de 2.1 t/ha.

Gracias a esta evaluación, es posible identificar varios de los principales factores que influyen en el rendimiento de las variedades de maíz nativo en la región, como el potencial genético de las semillas, los factores ambientales y nutricionales y las prácticas a las que son sometidos los cultivos. Se espera que con la ayuda de los productores y los colaboradores de la zona se puedan desarrollar nuevas investigaciones para ofrecer a las familias de Guachochi información confiable que les permita tomar las mejores decisiones en torno a su sistema de producción.

Por: Hub Pacífico Norte-CIMMYT.

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#AgriculturaConCiencia, conocimiento que se expande

En el marco de los festejos por el Día del Agrónomo que se realizaron en la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo, el Hub Pacífico Norte —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— invitó a los productores de esa región a conocer y adoptar la Agricultura Sustentable. Carolina Cortez Pérez, del CIMMYT, señaló que en la entidad hay seis plataformas de investigación, 36 módulos experimentales, 489 áreas de extensión y 1,300 áreas de impacto donde ya se implementan prácticas sustentables.

El festejo —que consistió en una jornada de capacitación— congregó a productores, técnicos y representantes de diversas organizaciones, como la Federación Agronómica de Sinaloa (sección Valle del Carrizo); el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo; la empresa de productores Safinsa; y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La jornada incluyó las capacitaciones ‘Uso de Sensores TDR para el Pronóstico de Riego en Maíz’ y ‘Uso de Microorganismos Benéficos en la Agricultura Sustentable’, impartidas por el maestro Jaime Macías y el doctor Gabriel Antonio Lugo, respectivamente. Asimismo, Luis Rodríguez Ruiz compartió experiencias de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo sobre la adopción y práctica de la Agricultura de Conservación (sistema de producción basado en la mínima labranza, la cobertura del suelo y la rotación de cultivos).

Durante su intervención, Germán Gastélum Cota, de la empresa Safinsa, informó que en la plataforma de investigación que se estableció gracias al convenio entre el CIMMYT y dicha empresa se aprovechan los aprendizajes en Agricultura Sustentable para fortalecer la relación comercial con la agroindustria.

Sobre las plataformas de investigación, Cortez Pérez destacó que en la plataforma de investigación Ahome II, como en el resto de las plataformas, se mantienen áreas testigo (porciones de parcelas trabajadas de forma convencional) para que los productores puedan observar claramente los beneficios de la Agricultura Sustentable. Y dijo que el objetivo es generar módulos y áreas de impacto nuevos, pues son “donde el conocimiento se expande de productor a productor sin nuestro apoyo como científicos ni el apoyo del técnico: ellos replican lo que hace su vecino, generando una red más amplia”.

En el evento también estuvo presente Javier Valenzuela —gerente de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo—, quien a nombre del dirigente del organismo, Daniel Cervantes Díaz, dio la bienvenida a todos los agrónomos que ahí se reunieron.

Cabe mencionar que la Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable que se puede adaptar a muy diversos contextos de producción, brindando buenos resultados tanto en los sistemas de riego como en los de temporal. En conjunto con otras prácticas sustentables asociadas o derivadas, forma parte de la Agricultura Sustentable y climáticamente inteligente que se promueve a través del movimiento #AgriculturaConCiencia. ¡Súmate!

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Sin los productores no hay ciencia agrícola

Guamúchil, Sin.- Las plataformas de investigación agrícola son fundamentales para desarrollar y validar prácticas que permitan a los productores solucionar los problemas más urgentes que se les presentan en su quehacer cotidiano en el campo. Normalmente, son establecidas por instituciones académicas o centros de investigación en sus propias instalaciones. La plataforma de investigación Salvador Alvarado, en Sinaloa, es la excepción al ser impulsada por los productores del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora, lo cual la hace única a nivel nacional.

En días pasados, este grupo de productores organizó un recorrido por la plataforma de investigación para dar a conocer los avances que han tenido. Uno de los objetivos de esta colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con el cual se estableció la plataforma, es hacer extensivos los conocimientos y aprendizajes que deriven de la investigación científica aplicada al campo.

Simon Fonteyne, coordinador de plataformas del CIMMYT, destacó que con la participación de los productores ha sido posible evaluar diversas semillas (de sorgo, maíz, cártamo, garbanzo y frijol) proporcionadas por el CIMMYT, así como diversas innovaciones agronómicas encaminadas a hacer sustentable la actividad agrícola, no solo de maíz, sino de cultivos asociados como el cacahuate, que es un cultivo presente en la zona y cuyos productores se acercaron al investigador interesados en diversas innovaciones agronómicas.

Fonteyne dijo que para mejorar la agricultura en la zona (donde predomina la de temporal) se debe empezar por aprovechar la humedad cubriendo el suelo con paja o rastrojo y disminuir al máximo la labranza. Comentó que estas prácticas se han evaluado a lo largo y ancho del país, obteniendo buenos resultados: “si se trabaja bien, si se apoya a la investigación, estoy seguro de que también aquí se tendrán buenos resultados”.

Por su parte, el ingeniero José Acedo Sánchez —dirigente del Comité Municipal Campesino no. 13, de Mocorito— manifestó que para ser rentables es necesario aprovechar los conocimientos ya existentes y los que se generen en la plataforma. Dijo que en la región de temporal en el municipio de Mocorito ya se ha implementado Agricultura de Conservación, aprovechando el punto de maquinaria especializada para Agricultura de Conservación que se estableció con la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora.

Para concluir, el productor Víctor Alonso Sánchez Angulo —dueño del predio donde se estableció la plataforma de investigación— destacó que su motivación principal fue adquirir conocimientos diferentes a la agricultura convencional, no solo para tener ahorros en sus costos de producción, sino para hacer un uso racional de los recursos naturales, especialmente del agua.

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Maíz azul de alto potencial productivo

Navolato, Sin.- Para fortalecer la cadena de valor de estos maíces (y también protegerlos) es importante ofrecer alternativas de siembra para que su cosecha garantice productividad y rentabilidad. Por esta razón, en la plataforma de investigación Navolato —donde colaboran la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se establecieron ensayos con variedades de maíz azul.

En este trabajo conjunto también participa la Fundación Produce Sinaloa (FPS), cuyo presidente del Consejo Consultivo Zona Centro, Jorge Lugo Gaxiola, señaló que se busca desarrollar el cultivo de maíces de colores (morado, azul, rojo e incluso variedades de amarillo) para lograr que alcancen rendimientos superiores a las 9 toneladas por hectárea (actualmente su rendimiento oscila entre las 3 y 4 toneladas).

“El CIMMYT está trayendo el germoplasma y nos da las variedades que pueden ser rentables en la zona. Tenemos que pensar en el valor agregado, en otros derivados del maíz; buscar otros mercados para los maíces nativos”, declaró Lugo Gaxiola, quien comentó además que a través de la plataforma de investigación Navolato se buscará difundir esta variedad de maíz entre los productores de la región como ejemplo de que existen alternativas de cultivos que pueden ser rentables.

La siembra de esta variedad de maíz azul fue coordinada por el equipo técnico del CIMMYT (el doctor Terence Molnar, mejorador de maíz, lidera la participación del centro en este proyecto). Al respecto, Daniel Chepetla —del Programa de Recursos Genéticos de esa institución— señaló que las semillas fueron proporcionadas por el CIMMYT y que para su cultivo se utilizó una sembradora especial que se trajo desde Texcoco, Estado de México.

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La Secretaría de Agricultura y Ganadería de Sinaloa llama a hacer mínima labranza

El Comité Estatal de Agricultura Sustentable de Sinaloa, que fue creado oficialmente en julio del año pasado, organizó un recorrido en campo con la finalidad de conocer las experiencias de productores que ya han adoptado prácticas de manejo sustentable. Los representantes de las organizaciones que conforman el comité y de diversas organizaciones invitadas recorrieron las parcelas de Enrique Rodarte, Jorge Lugo, Diego Monjardín, Iván Serrano y Sergio Salazar, quienes compartieron sus experiencias.

Enrique Rodarte —quien preside la Asociación de Agricultores del Río Culiacán— destacó que ha disminuido costos tras establecer frijol sobre rastrojo de maíz (el mantenimiento del rastrojo como cobertura del suelo es una de las prácticas sustentables de la Agricultura de Conservación). Por su parte, Sergio Salazar comentó que este ciclo agrícola es el primero en que implementa prácticas sustentables, pero ya nota los beneficios, como el ahorro de combustible y el menor desgaste de la maquinaria.

Luego de visitar a los productores, Manuel Tarriba Urtuzúastegui —titular de la Secretaría de Agricultura y Ganadería de Sinaloa (SAyG)— destacó que disminuir los pasos de maquinaria contribuye a aumentar el margen de utilidad en la agricultura. Dijo que en la entidad hay siete centrales de maquinaria especializada para Agricultura de Conservación —instaladas en diversas regiones del estado con el apoyo de la Fundación Produce Sinaloa— que forman parte de la política pública estatal, por lo cual invitó a los productores del estado a acercarse a ellas y capacitarse para aprovechar los beneficios de la Agricultura Sustentable, con la cual la productividad se mantiene e incluso puede aumentar.

Tarriba Urtuzúastegui agregó que aunque México es autosuficiente en maíz blanco, depende cada vez más de las importaciones de maíz amarillo, por lo cual es importante realizar una reconversión de cultivos, como lo hizo Diego Monjardín, uno de los productores que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y que ya pasó de cultivar maíz blanco a cultivar maíz amarillo para facilitar la comercialización de su cosecha.

Para concluir, el titular de la SAyG señaló que en 2019 se capacitó a más de 1,000 productores en prácticas de Agricultura Sustentable y que, gracias a las centrales de maquinaria, desde 2017 se han sembrado más de 7,000 hectáreas con este sistema de producción. Y añadió que debido a la colaboración del CIMMYT y diversas asociaciones de productores se estima que en Sinaloa se siembran 30,000 hectáreas con prácticas sustentables que permiten reducir costos y tienen bajo impacto ambiental.