Categorías
Noticias

En el Évora no se quema, #EnSinaloa ElRastrojoVale

Sinaloa.- Además de la pandemia por COVID-19, durante este año la agricultura nacional ha tenido que hacer frente a fenómenos como el cambio climático, que en algunos estados se ha manifestado con sequías más severas y prolongadas, como en Sinaloa, una de las entidades más importantes en producción agrícola. 

Una de las consecuencias de que las sequías sean más severas es que se incrementa el riesgo de incendios, particularmente en las zonas agrícolas y periurbanas donde las quemas siguen siendo una práctica común. Durante la primera mitad del año, por ejemplo, los incendios afectaron más de 10 mil 834 hectáreas en esta entidad.

Además del impacto ambiental de las quemas agrícolas, está el impacto en la productividad del campo, pues los suelos afectados por las quemas sistemáticas pierden importantes funciones, hecho que afecta su fertilidad y su capacidad de infiltración de agua, aspecto relevante en un contexto de cambio climático. 

La región del Évora es una de las principales dedicadas a la agricultura en Sinaloa. Para que los productores de los municipios de Angostura, Mocorito y Salvador Alvarado, que se encuentran en esa región, tengan opciones para que eviten las quemas agrícolas y aprovechen el rastrojo para mejorar las propiedades del suelo, se ha puesto en marcha la campaña En el Évora no se quema, #EnSinaloaElRastrojoVale, con la que se busca impactar positivamente en más 97 mil hectáreas de riego y entre siete y ocho mil productores en el Valle del Évora. 

La campaña es impulsada por la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora (JLSVVE) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en colaboración con el Club de Agricultores de Conservación del Valle del Évora, diversos Módulos de Riego (74-1, 74-2, V-1, V-2), pequeños propietarios de Angostura y la Asociación de Agricultores del Río Mocorito (AARM).

Además de dar a conocer alternativas y recomendaciones sobre el cuidado del rastrojo para la conservación de suelo y el uso eficiente del agua, la campaña —que se enmarca en el programa MasAgro-Cultivos para México, impulsado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— busca contribuir a mejorar la calidad medioambiental y a impulsar una agricultura regional de alta productividad con sustentabilidad. 

Categorías
Noticias

El uso eficiente del agua en la agricultura

El uso del agua para fines agrícolas es un tema central en cualquier debate sobre los recursos hídricos y la seguridad alimentaria. En promedio se destina el 70% del agua que se extrae en el mundo para esta actividad y más de 330 millones de hectáreas cuentan con instalaciones de riego a nivel mundial. La agricultura de regadío representa el 20% del total de la superficie cultivada y aporta el 40% de la producción total de alimentos en todo el mundo.

Pese a la importancia que la agricultura tiene a nivel mundial, existen serios problemas con el tema del abastecimiento general del agua. El cambio climático, usos y prácticas inadecuadas e inconsistencias en la asignación de este recurso complican aún más el panorama. Además, para el año 2050 las proyecciones indican que la población del planeta será superior a los 10 mil millones de habitantes y, para satisfacer las necesidades básicas de alimentos, las predicciones en cuanto a produccion agrícola se estiman en un aumento del 70% para dicho año.

Por un lado, es necesario utilizar menos agua para fines agrícolas, pero por el otro, el uso más intensivo del agua en la agricultura es un elemento fundamental en el aumento sostenible de la producción de alimentos. Para resolver este dilema aparente es necesario reconsiderar seriamente la gestión del agua en el sector agrícola y su reposicionamiento en el contexto más amplio de la ordenación general de los recursos hídricos y la seguridad hídrica.

En México, el Sistema Hidriagrícola de Sinaloa (SHISIN) es el más importante en cuanto a número de distritos de riego, superfice de riego, presas y capacidad de almacenamiento. Las 11 presas de almacenamiento que lo conforman tienen una capacidad de conservación de 15,609.5 millones de metros cúbicos (Mm3), para regar ocho distritos de riego que cuentan con una superficie de riego de 780,905 hectáreas (ha) y 84,344 usuarios.

Debido a diversos factores, los almacenamientos en la mayoría de las presas de los subsistemas han sido muy bajos en lo que va del año, por lo que los volúmenes almacenados en las presas hacia octubre de 2021, cuando inicia el año agrícola en la región, podrían ser insuficientes para autorizar los volúmenes concesionados a gran parte de los distritos de riego. 

Algunas recomendaciones para poder sembrar la mayor superficie son captar agua de lluvia en las parcelas —la cobertura del suelo con rastrojo permite conservar la humedad por más tiempo—; sembrar cultivos de baja demanda de agua, como frijol, garbanzo, sorgo y cártamo; rescatar agua superficial con bombeo en corrientes superficiales como ríos, arroyos y drenes; hacer planes de riego congruentes con los volúmenes de agua autorizados a extraer de las presas, los programados a bombear con los pozos profundos y a rescatar de las corrientes superficiales; coordinar los cambios entre las parcelas que terminan e inician los riegos, para evitar las pérdidas de agua en punta de canal; regar de día y de noche.

Por supuesto, son necesarias acciones a nivel socioorganizativo en la gestión del agua y considerar mejoras de los sistemas de abastecimiento de agua para proporcionar servicios a pedido usando tecnologías de la información —como sensores de la humedad del suelo y la estimación de la evaporación y transpiración a partir de datos satelitales—. No obstante, también es importante aumentar la eficiencia en el uso del agua a nivel de parcelas, donde existen alternativas como el uso de semillas mejoradas, la siembra directa o con poca labranza —Agricultura de Conservación—, humectación y secado alternativo, intensificación sostenible del arroz —uno de los cultivos con mayores requerimientos de agua—, sistemas de riego adecuados y otras.

Con la colaboración especial del doctor Luis Rendón Pimentel

Categorías
Noticias

La soya es más rentable con Agricultura de Conservación

Etchojoa, Son.- David Rochín Ley es un productor sonorense que ha implementado la Agricultura de Conservación en el cultivo de soya. Anteriormente ya ha obtenido buenos resultados al establecer soya en seco con este sistema de producción (te invitamos a leer: Agricultura Sustentable al pie del cerro Tetakawi https://idp.cimmyt.org/agricultura-sustentable-al-pie-del-cerro-tetakawi/) y más recientemente lo ha hecho, pero con siembra en húmedo, estableciendo 100 hectáreas de soya sobre rastrojos de trigo durante el ciclo primavera-verano 2020. 

De acuerdo con la experiencia de este productor—socio de la Unión de Crédito Agrícola del Mayo (Ucamayo)—, la Agricultura de Conservación baja costos de producción, mejora sus rendimientos, baja la incidencia de plagas —como la mosca blanca y el gusano trozador—, optimiza el consumo de agua —regularmente ahorra de uno a dos riegos de auxilio y hasta tres cuando los años son lluviosos— y optimiza fechas de siembra, aspecto particularmente relevante para él porque una de sus grandes preocupaciones es evitar al máximo siembras tardías porque estas acarrean problemas de plagas, dan bajos rendimientos y además implica el riesgo de levantar la cosecha en la época de lluvias. 

David Rochín comenta que los ahorros que ha tenido al implementar Agricultura de Conservación oscilan entre los $2,800 y los $3,200 por hectárea. Además, en términos del desarrollo del cultivo la experiencia ha sido muy buena para el productor ya que el estrés hídrico de la soya se ha reducido considerablemente gracias a la cobertura de suelo con el rastrojo del cultivo anterior. 

Otro de los beneficios de haber implementado este sistema es que la incidencia de malezas se ha ido reduciendo ciclo tras ciclo. La combinación de cultivos, los deshierbes manuales y el uso racional de herbicidas adecuados le han permitido hacer un control más eficiente de las plagas. De hecho, la incidencia de mosquita blanca ha sido considerablemente baja con este esquema y, considerando además que la presencia de gusanos defoliadores ha sido normal con respecto a la labranza tradicional, la Agricultura de Conservación no ha ocasionado un gasto extra en el control de plagas, por el contrario, ha significado un ahorro.

El productor comenta que cada año se adaptan y mejoran los equipos de maquinaria agrícola tanto de siembra como de cultivo, lo que ha permitido obtener mejores siembras, con menores problemas de malezas y mejores rendimientos —los cuales han estado entre 2.0 y 2.7 toneladas por hectárea—. En conjunto, estas condiciones han motivado a David Rochín a destinar recursos para la compra de equipos agrícolas especializados para Agricultura de Conservación y también para comprar insumos, como biofertilizantes, para mejorar la microbiología de sus suelos.

Categorías
Noticias

El cultivo de maíz frente a la sequía en México

Sinaloa.- Durante este 2021 y con el verano ya iniciado, México ha vivido bajo una gran incertidumbre a causa de la escasez de agua en lagos, presas, ríos y pozos profundos. Esto ha afectado directa e indirectamente a la agroindustria y a la población en general, particularmente del Noroeste de México. 

En la región Noroeste de México (Sinaloa), la mayor parte de la superficie dedicada a la agricultura es destinada al cultivo de maíz híbrido de alto rendimiento, que requiere de un gran volumen de agua proveniente de alguna de las 12 presas localizadas en el norte y centro-sur del estado —cabe mencionar que el ciclo otoño-invierno 2020-2021 en la entidad se desarrolló de una forma relativamente normal, salvo algunas excepciones donde hubo registro de limitaciones de agua para el campo—.

En Sinaloa, por lo general, se hacen de cuatro a cinco riegos para obtener una buena cosecha de maíz —el promedio estatal de rendimiento es de 11.5 toneladas por hectárea (t/ha)— y esto está determinado por el tipo de clima, suelo, época del año y forma de irrigación —predomina el riego por gravedad—. Hay algunas excepciones donde se hacen de 6 a 8 aplicaciones de agua en terrenos de textura más arenosa, permitiendo que haya productores que obtienen de 16 a 17 toneladas por hectárea, o más, en promedio.

El problema de la escasez de agua en el Noroeste de México es cíclico. Si las lluvias anuales no son abundantes como para recuperar los niveles de las presas al mínimo requerido, se limitaría la superficie de maíz, aunque se podrían establecer otros cultivos de menor demanda hídrica como el garbanzo, frijol, sorgo, entre otros.

Otro efecto podría ser que solo se autoricen dos o tres riegos de auxilio en las superficies establecidas. Esto afecta el rendimiento de la cosecha y más en algunas zonas con suelos arenosos, poco profundos o con poca capacidad de retener la humedad de forma adecuada para el cultivo, especialmente si se considera que las etapas más críticas en el cultivo de maíz —y cuando se requiere una buena humedad en el suelo— son: al momento de la germinación y emergencia de las plantas, durante la floración y en la etapa de llenado de las mazorcas. No tener los niveles óptimos de humedad en estas etapas va en detrimento del rendimiento, que puede ser muy considerable.

En un panorama así, los productores tienen como opción seleccionar variedades que cumplan su ciclo más rápidamente o que tengan características de tolerancia a estas condiciones —aquellos agricultores que deseen asesoría en este sentido pueden contactar a Semillas Ceres, donde los orientarán—. Además, la Agricultura de Conservación les permitirá obtener mejores resultados, en buena medida porque al mantener el rastrojo como cobertura, se retiene mayor humedad en el suelo.  

Categorías
Noticias

Agricultura de Conservación, una opción ante la escasez de agua

Etchojoa, Son.- El trigo es el cultivo de mayor importancia económica en el sur de Sonora, donde se produce bajo un sistema convencional, con el 85% de la superficie en monocultivo (trigo-trigo) y uso intensivo de insumos y maquinaria. A través del tiempo, estas prácticas agronómicas inadecuadas han afectado la productividad de los suelos y el medioambiente. 

Existen otras dificultades. En el Valle del Mayo, por ejemplo, la recurrente falta de agua para riego en la presa de almacenamiento hace que la superficie de siembra para trigo y otros cultivos se reduzca constantemente. Sin embargo, la escasez de agua, el monocultivo de trigo y los altos costos de producción (principalmente en fertilizantes y laboreos de suelo), son problemas que se pueden contrarrestar mediante la implementación de prácticas sostenibles.

La Agricultura de Conservación es un conjunto de prácticas sustentables que brinda amplios beneficios. Con el propósito de mostrar cuáles han sido los resultados que el productor Germán Campoy Ibarra ha obtenido con más de ocho años de implementar este sistema, en abril de este año se desarrolló el evento demostrativo “Manejo Agronómico de trigo bajo componente de Agricultura de Conservación en el Sur de Sonora”, en el Predio Las Boras, en Etchojoa, Sonora. 

Al inicio de la actividad, José Luis Velasco —gerente del Hub Pacífico Norte del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— comentó que la promoción de la Agricultura de Conservación en el sur de Sonora ha sido posible gracias a la colaboración de instituciones como la Asociación de Organismos de Agricultores del Sur de Sonora (AOASS) y Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA). Asimismo, mencionó que este sistema sustentable se ha implementado ya en más de 9,700 hectáreas en el estado. 

Por su parte, Miguel Ángel Méndez Beltrán —representante estatal de FIRA— mencionó que actualmente FIRA tiene esquemas de financiamiento para la adquisición de maquinaria especializada en Agricultura de Conservación para que esto no sea una limitante en su implementación en el estado. 

Paullette Galaviz —en representación de AOASS— comentó que en el ciclo otoño-invierno 2020-2021 se gestionó para los asociados de la AOASS la adquisición de dos sembradoras para Agricultura de Conservación, invitando a los productores asistentes a tomar las diferentes capacitaciones que se promueven junto con FIRA y el CIMMYT. Asimismo, los animó a asesorarse con técnicos certificados en Agricultura Sustentable y a visitar a los productores que ya practican el sistema, como Germán Campoy. 

Finalmente, Germán Campoy mostró el avance de trilla (con un rendimiento de 6.2 toneladas por hectárea) y comentó que, desde su experiencia, la Agricultura de Conservación permite mantener e incrementar los rendimientos y, lo más importante, disminuir los costos de producción y mejorar el suelo: “la Agricultura de Conservación puede ayudar en mejorar la fertilidad natural del suelo al aumentar la materia orgánica y aprovechar mejor el agua, lo que es favorable porque en la actualidad el panorama se ve difícil para los productores de la región”. 

Categorías
Noticias

10 años de innovación

Etchojoa, Son.- El trigo es el principal cultivo del estado de Sonora —en el ciclo otoño-invierno 2019-2020 se sembraron 230,087 hectáreas con un rendimiento promedio de 6.6 toneladas por hectárea (SIAP, 2020)— y una de las regiones agrícolas más productivas del estado es el Valle del Yaqui y Valle del Mayo, considerados un referente internacional en la producción de trigo por la aplicación de tecnología para su producción. 

Sin embargo, en años recientes la superficie de siembra de trigo ha disminuido a causa de los bajos precios internacionales. Esto ha despertado en los agricultores un mayor interés por la siembra de maíz. Así, en el ciclo otoño-invierno 2019-2020 se sembraron 51,008 hectáreas de maíz con un rendimiento promedio de 11.9 toneladas por hectárea. 

En ambos cultivos, trigo y maíz, predomina un sistema de producción intensivo mediante el uso de equipos de labranza, variedades mejoradas, fertilizantes sintéticos, riego y pesticidas que representan altos costos de producción —alrededor de $24,000 y $31,000 por hectárea, respectivamente—. El uso de los fertilizantes sintéticos, de hecho, representa entre el 20 y el 25 % de los costos de producción total en ambos cultivos. 

El uso de grandes cantidades de fertilizantes sintéticos y las prácticas convencionales que prevalecen han contribuido además a la degradación del suelo, modificando sus características físicas, químicas y biológicas. Por esta razón, a través de MasAgro-Cultivos para México —que impulsan la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se promueven diversas prácticas sustentables orientadas a fomentar una alta productividad, pero cuidando los recursos naturales, particularmente suelo y agua. 

Agricultura de Conservación, Fertilidad Integral, Manejo Agroecológico de Plagas, Manejo Integral de Malezas, biofertilizantes, tecnologías de riego y manejo de poscosecha son algunas de las prácticas sustentables que pueden ser alternativas para incrementar el rendimiento de los cultivos y la rentabilidad de los agricultores en la región. 

Germán Campoy Ibarra, por ejemplo, es un productor originario de Etchojoa, Sonora, quien practica la Agricultura de Conservación desde hace más de 10 años. En su constante búsqueda para optimizar su sistema de producción, Germán también ha incursionado en la aplicación de lixiviados de lombriz como una uso de biofertilizantes como una alternativa a los fertilizantes sintéticos y como complemento a la diversidad de prácticas que implementa, las cuales incluyen riego por aspersión (mediante pivote central) —ya que de esta manera logra mayor eficiencia en el consumo de agua y tiene la ventaja de aplicar los lixiviados de lombriz con el agua de riego—, la adaptación de una cosechadora para distribuir uniformemente los rastrojos y el uso de sensores ópticos para optimizar la fertilización nitrogenada —con el apoyo del ingeniero Juan Antonio Beltrán, quien le brinda acompañamiento técnico—.

Con el uso de estas tecnologías, Germán Campoy ha observado mejoras en su terreno y también ha aumentado su rentabilidad. Actualmente, por hectárea, sus rendimientos van de las 5.7 a las 6.5 toneladas con un costo de producción de $27,350 y una utilidad de $7,500 a $8,000.00. En comparación con las prácticas convencionales —donde los rendimientos por hectárea han sido como máximo de 5.8 toneladas con un costo de producción de $34,900 y una utilidad de $4,300—, las prácticas sustentables que ha implementado el productor tienen beneficios evidentes. 

Otro de los beneficios por el tiempo que lleva aplicando prácticas sustentables en su terreno es que, con el paso de los años, Germán ha visto pasar de 0.8 de materia orgánica a 1.84 en el suelo de su parcela. Por esta razón, Germán recomienda a otros productores “evitar la introducción de ganado en la parcela para evitar compactación y contaminación con especies de malezas, realizar la siembra en fechas óptimas, basarse en el análisis de suelo y usar adecuadamente las herramientas para fertilizar y evitar así desperdicios de fertilizantes, principalmente nitrógeno”, concluye. 

Categorías
Noticias

Agricultura: la noble tarea de labrar la tierra y cosechar el futuro

Sinaloa.- En México hay al menos dos fechas dedicadas a conmemorar a los agricultores: el 15 de mayo, Día del Trabajador Agrícola, y el 24 de junio, Día del Agricultor —en la tradición católica el 24 de junio se celebra a San Juan Bautista y por ello se conoce como “cordonazo de San Juan” a la esperada lluvia que ese día, de acuerdo con la creencia de muchas comunidades, vaticinará si habrá buenas cosechas—. 

Considerando la relevancia social de la agricultura, es justo contar con varias fechas para conmemorar y reconocer la noble tarea de los hombres y mujeres que cultivan, cosechan y transforman la tierra. Por este oficio viven miles de familias en México, siendo una de las principales fuentes de ingresos para el país. Gracias a su esfuerzo, México es el octavo exportador mundial, con un superávit comercial durante 2020 de 8 mil 824 millones de dólares, el más alto en 25 años.

De los 127.8 millones de habitantes de México un total de 9.3 millones generan y transforman bienes agropecuarios (5.4 millones se desempeñan directamente en actividades agrícolas). Esto ha permitido que el país se ubique (en 2020) en el doceavo lugar en producción mundial de alimentos y onceavo en producción mundial de cultivos. 

Actualmente la agroindustria ha llegado a generar el 10% del Producto Interno Bruto (PIB) en México, lo que equivale a un total de 24.6 millones de hectáreas destinadas a la producción agrícola, donde los agricultores mexicanos generan el 55% de lo que diariamente consumimos en cada comida. 

Hace un año el mundo se paralizó debido a la pandemia por COVID-19, las cifras oficiales mostraban que en octubre 2020 las actividades terciarias cayeron un 6.2% en tasa anual y las secundarias retrocedieron 3.1%; sin embargo, el campo no se detuvo y las actividades primarias crecieron 7%.

Con esta “nueva normalidad”, la agricultura y todo el sector agroindustrial mexicano han registrado un crecimiento que ha permitido afrontar el compromiso del abasto de alimentos. Además, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural dio a conocer que en 2020 se registró un incremento en el comercio agroalimentario anual del 3% respecto a 2019 y del 9.2% respecto a 2018.

Ese mismo año, México logró la mayor producción de alimentos con 290.4 millones de toneladas. Gracias a lo anterior, México se coloca entre las naciones que más productos de su campo exportan, consolidándose un comercio internacional con saldo a favor. Entre los productos nacionales con mayor demanda en el mercado estadounidense se encuentran las frutas, con una participación en las ventas de 24%; hortalizas, 23%; y bebidas con grado etílico y vinagres, 23%.

La dedicación, el trabajo y la entrega de los agricultores ha sido, es y seguirá́ siendo trascendental para alcanzar la autosuficiencia alimentaria. Como reconocimiento a su labor, esta publicación está dedicada a los héroes de la alimentación. Para ellos, nuestra admiración y más grande reconocimiento.

Categorías
Noticias

¿Por qué debemos fomentar la investigación agrícola?

Sinaloa.- Un investigador agrícola es un experto que se encarga de buscar alternativas para diversas problemáticas en la agricultura, pero su trabajo no se limita a investigar formas de mejorar el crecimiento de los cultivos, también busca soluciones a los problemas ambientales y sociales del campo, cada vez más complejos. 

La importancia de invertir en investigación agrícola se vuelve clara cuando se observa que, en menos de 10 años, el planeta habrá llegado a un momento crítico en lo que respecta a su capacidad de sostener la vida como la conocemos. Con una población creciente y tierras de cultivo cada vez más agotadas y reducidas, el momento de invertir en ciencia aplicada al campo es precisamente ahora.

La agricultura a nivel global acumula décadas de infra inversión, al tiempo que tiene que hacer frente al reto mayúsculo de alimentar más y mejor a la creciente población mundial con limitaciones notables. Pese a estas limitaciones y a no ocupar un espacio mediático destacado, la agricultura constituye una de las tendencias de inversión más claras y sólidas a largo plazo. Se trata de un sector estratégico, pero altamente fragmentado y con un gran margen para su capitalización y profesionalización en muchas áreas. 

Para México, por ejemplo, el campo es una pieza fundamental en el engranaje de su economía y la alimentación de sus habitantes: actualmente el país se coloca entre las naciones que más productos de su campo exportan (entre los productos nacionales con mayor demanda en el mercado estadounidense, por ejemplo, se encuentran las frutas, con una participación en las ventas de 24%; hortalizas, 23 %; y bebidas con grado etílico y vinagres, 23%), consolidándose un comercio internacional con saldo a favor. De hecho, el sector ha posicionado al país como el octavo exportador mundial, con un superávit comercial durante 2020 (justo en medio de la crisis sanitaria y económica global) de 8 mil 824 millones de dólares, el más alto en 25 años. 

De los 127.8 millones de personas que habitan la república, un total de 9.3 millones generan y transforman bienes agropecuarios (de estos, 5.4 millones de personas de diversos niveles educativos y socioeconómicos se desempeñan directamente en actividades agrícolas). El esfuerzo de estas personas le permitió a México ubicarse el año pasado en el doceavo lugar en producción mundial de alimentos y onceavo en producción mundial de cultivos.

A la par de estas cifras, es importante considerar que el 75% de la población en situación de pobreza es rural. Se estima que las personas en situación de pobreza de las áreas rurales destinan más de la mitad de sus ingresos a conseguir alimentos básicos, que generalmente son producidos por ellos mismos, aunque muchas veces no consiguen la cantidad suficiente de nutrientes y calorías. 

En este contexto, la inversión en agricultura y desarrollo rural se devela como un factor clave para la reducción de la pobreza y el hambre. Es fundamental acercar el conocimiento científico a los agricultores de cualquier escala, a los técnicos que los asesoran y a las instancias desde donde se formulan las políticas públicas. Producir más con menos recursos, y hacerlo de forma sustentable, es actualmente un reto de toda la sociedad. 

El equipo de Semillas Ceres, por ejemplo, produce semillas de variedades con características mejoradas para combatir enfermedades y condiciones de cultivo adversas. Sin embargo, la calidad de estas semillas depende fundamentalmente de los métodos de producción que se utilicen en campo, así como el cumplimiento de normas que garanticen la calidad. Por eso es fundamental difundir el conocimiento derivado de la investigación agrícola. 

Expoceres, en este sentido, es uno de los principales espacios en el país, y a nivel internacional, donde además de los agronegocios se promueve la transferencia de conocimiento y la tecnología agrícola. Se trata de hacer de la innovación, la investigación y la digitalización el eje de las soluciones a las complejas problemáticas del campo. 

En la llamada era digital, las nuevas tecnologías se convierten en una gran oportunidad, especialmente para los agricultores jóvenes, pero también plantean serias dificultades de acceso a estas tecnologías digitales para muchos otros productores agrícolas. Por eso es importante no dejar a nadie atrás en la edad digital.  

En conjunto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas instituciones, Expoceres y otras iniciativas que impulsamos buscan asegurar que el agricultor tenga acceso a las tecnologías más adecuadas, la información para tomar las mejores decisiones en el momento adecuado y conozca las soluciones que dan fortaleza a su inversión. Solo mediante la ciencia y la colaboración será posible superar los retos actuales y futuros. 

Categorías
Noticias

Mexicali, con potencial para ser modelo de producción de trigo cristalino

Mexicali, B.C.- En el Valle de Mexicali se cultiva más de la mitad del trigo de Baja California, uno de los cuatro estados más importantes en la producción de este grano a nivel nacional. Sin embargo, la rentabilidad de la producción de trigo en el Valle de Mexicali ha disminuido en los últimos años por diferentes razones, entre ellas, por una reducción de los rendimientos (que puede ser atribuida al desgaste de las tierras de cultivo) y los altos costos de producción bajo el sistema de labranza convencional que predomina en la zona. 

De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2019 el rendimiento promedio de trigo en Mexicali fue de 6.3 toneladas por hectárea (t/ha) y en 2020 fue de 6.1 t/ha. Aun con las variaciones entre cada año, se trata de uno de los rendimientos más altos a nivel nacional (el rendimiento promedio nacional en 2019 fue de 5.4 t/ha, y el mayor rendimiento lo obtuvo Hermosillo, Sonora, con 7.8 t/ha).

Aunque la producción de trigo del Valle de Mexicali se mantiene por arriba del promedio nacional, esta podría incrementarse notablemente si se adoptaran con mayor amplitud sistemas de producción sustentable como la Agricultura de Conservación. Así lo mostraron los resultados presentados por la representación en Baja California de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), instituciones que colaboran en la región para fomentar la producción sustentable de diversos cultivos. 

Mediante un evento demostrativo de la producción de trigos cristalinos bajo el sistema de Agricultura de Conservación (sistema de producción sustentable cuyos componentes básicos son la cobertura del suelo, la mínima labranza y la diversificación de cultivos), representantes de estas organizaciones presentaron este 13 de mayo los resultados de las investigaciones que en materia de producción sustentable y control de malezas se han obtenido en el Valle de Mexicali.

Con las debidas medidas sanitarias, productores, técnicos y representantes de instituciones se dieron cita en el Lote número 3, en el Ejido Piedras Negras del Valle de Mexicali para escuchar de la de voz de los especialistas, y de productores como Edgardo Alonso García Tapia quien ya implementó Agricultura de Conservación, los beneficios de este sistema de producción sustentable.

Entre los beneficios de implementar las tecnologías sustentables que la SADER, el INIFAP y el CIMMYT promueven en la región (entre ellas la Agricultura de Conservación, el Manejo Agroecológico de Plagas y la Fertilidad Integral) destacan la conservación de los recursos naturales, el incremento de la biodiversidad, la reducción de la mano de obra, la optimización del uso de agua, la reducción del estrés por el calor y la sequía, y el incremento de la salud del suelo. En conjunto, todo esto permite reducir costos de producción y mejorar la rentabilidad de las unidades de producción.  

José Luis Velasco, gerente del Hub Pacífico Norte del CIMMYT, comento que “actualmente los consumidores están exigiendo alimentos más saludables y nutritivos, por lo que muchas empresas están pidiendo y promoviendo el cultivo sustentable de granos. Y esto se logra con tecnologías como las que promovemos, por eso es importante fomentar alianzas entre los sectores público y privado para proveer de maquinaria adecuada a los productores y para fomentar el desarrollo de capacidades porque la Agricultura Sustentable requiere de la guía de técnicos capacitados, productores experimentados e instituciones que apoyen con políticas públicas el desarrollo de la agricultura”. 

“Uno de los problemas fuertes que se tiene en Mexicali es la infestación de malezas, principalmente la resistencia a herbicidas. Una infestación de malezas puede reducir los rendimientos entre una y 1.5 toneladas, y lo que se ha observado es que con Agricultura de Conservación se ha bajado esa incidencia de malezas en las parcelas. Por lo tanto, este sistema ha permitido un mejor desarrollo del cultivo y un mejor rendimiento”, comentó el gerente haciendo énfasis en la necesidad de difundir más ampliamente estas prácticas con ayuda de un acompañamiento técnico adecuado. 

Al respecto, José Luis Velasco mencionó que actualmente cuatro de técnicos originarios del Valle de Mexicali están tomando el curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable, con lo que se busca potenciar la implementación de prácticas sustentables en la región. Señaló también que en los estados donde trabaja el equipo del Hub Pacífico Norte se sigue trabajando para promover la adopción de tecnologías sostenibles: “en Sinaloa tenemos identificadas 15 mil hectáreas de maíz que se siembran con Agricultura de Conservación, en Sonora 9,700, en Chihuahua cinco mil y en Mexicali mil hectáreas con este sistema, más otras mil con otras tecnologías, haciendo que, en total, en el Valle de Mexicali sean dos mil las hectáreas que se cultivan con prácticas sustentables”, dijo. 

Finalmente, el representante del CIMMYT comentó que los registros históricos muestran que la Agricultura de Conservación permite mantener y, en varios casos, incrementar los rendimientos, pero disminuyendo los costos de producción y conservando los recursos naturales. Con un promedio de 6.2 t/ha de rendimiento en el Valle de Mexicali, y casos donde se alcanzan hasta las 8 t/ha (este ciclo productivo, por ejemplo, se proyecta tener rendimientos de hasta 9.2 t/ha), la Agricultura de Conservación permite ampliar las expectativas de producción de trigo cristalino en el Valle de Mexicali, brindando amplios beneficios a la economía de los productores, pero también con notables aspectos positivos para los suelos y el medioambiente. 

Categorías
Noticias

La Agricultura Sustentable, una alternativa para disminuir el calentamiento global

Las recientes investigaciones científicas detallan cómo el cambio climático se agrava, incluso mucho más rápido y de forma global con respecto a lo que se pronosticaba. En ese sentido, es fundamental disminuir las  emisiones de gases de efecto invernadero —como el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso y el ozono— generadas por los procesos productivos de nuestra sociedad.

La actividad que más gases de efecto invernadero genera a nivel mundial es la sobreutilización de combustibles fósiles para la generación de energía. No obstante, otras actividades productivas también aportan este tipo de gases —incluidas la agricultura, la ganadería, la deforestación, el manejo de los residuos y otros procesos industriales—.

Con respecto a las consecuencias del cambio climático, se espera que se agudicen las temperaturas extremas, la escasez de agua y las inundaciones. Con relación a la agricultura y la ganadería se pronostica que algunas especies de plantas y animales reducirán drásticamente su número debido a las altas temperaturas y a las menores precipitaciones, lo que limitará la disponibilidad de fuentes alimentarias esenciales para el ser humano. 

El cambio climático está afectando seriamente a la agricultura a nivel mundial: al incrementarse la probabilidad de que disminuyan los rendimientos de los cultivos debido a las crecientes temperaturas y menores precipitaciones, se agudiza la inseguridad alimentaria. Otras de las consecuencias esperables son la disminución de la calidad de los cultivos, una mayor lixiviación —proceso por el cual los nutrientes y minerales son arrastrados por el agua— de nitrógeno y erosión del suelo, así como una menor disponibilidad de suelos y agua para la actividad agropecuaria.

La relación entre cambio climático y agricultura es compleja, pero se ha demostrado que las actividades agropecuarias sustentables pueden desempeñar un papel importante en la mitigación del efecto invernadero causante del cambio climático.

Actualmente, la agricultura comercial que se practica en el noroeste de México atraviesa por una gran problemática. Esto es producto de la interacción negativa de varios factores: el esquema intensivo de producción que se realiza de forma convencional implica prácticas inadecuadas como la quema de rastrojo, la nula incorporación de residuos de cosecha y abonos verdes, el excesivo número de pasos de maquinaria, además de la baja eficiencia en el uso del agua. Todo esto ha provocado el deterioro del ambiente y del suelo.   

Diversos estudios que se han realizado en diferentes tipos de suelo que se dedican a la actividad agrícola en la región Pacífico Norte indican que los factores antes mencionados favorecen la pérdida de calidad de los suelos de primera clase en 0.56% por año.

Ante esta situación, la Agricultura Sustentable se convierte en unas de las alternativas más viables para mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse a él. Algunas recomendaciones para transitar hacia este esquema sostenible son:

Cambio gradual del sistema de labranza convencional por mínima labranza

Con prácticas de Agricultura de Conservación se pueden reducir de dos a tres pasos de maquinaria, esto reduce significativamente el consumo de diesel (entre 10 y 12 litros por hectárea). Mediante un ejercicio teórico, pero posible y viable, si se trasladan estos números a la superficie destinada al cultivo de maíz en Sinaloa, se podrían dejar de utilizar arriba de cinco millones de litros de combustible solo en ese estado. 

Fertilización eficiente mediante análisis del suelo y uso de sensores ópticos 

Actualmente es común que productores apliquen hasta 400 kg de nitrógeno por hectárea, lo cual incrementa el riesgo de contaminación de mantos acuíferos, así como los costos de producción, ya que el fertilizante es de los insumos más caros en el proceso productivo (representa el 40% de los costos de producción). Los análisis de suelo y el uso de sensores ópticos como el SPAD o Greenseeker® permiten realizar fertilizaciones más eficientes.

Uso y manejo eficiente del agua de riego

El cultivo de maíz es de sensibilidad media al estrés por déficit de agua, por lo que no debe faltarle principalmente en el periodo que va desde la floración femenina hasta el grano masoso. Para optimizar el uso del agua es conveniente nivelar los terrenos porque así se mejora la uniformidad del riego y los ahorros de agua se incrementan sustancialmente. Estas son algunas técnicas parcelarias potencialmente aplicables al cultivo de maíz:

Riego en camas: Antes de realizar el primer riego de auxilio se recomienda hacer camas anchas, estas permiten un rápido mojado horizontal y tener un ahorro aproximado de entre 20 y 30% de agua.

Surcos alternos: Cuando la planta es pequeña sus requerimientos de agua son bajos, por lo que en el primer riego de auxilio se pueden hacer surcos alternos. En estudios realizados se ha observado que estos permiten reducir entre 20 y 30% la lámina de agua aplicada.

Riego con gasto reducido: Cuando el agua haya avanzado 75% del surco con la ayuda de dos sifones, se quita  uno para completar el riego con un solo sifón. Por ejemplo, si el surco tiene 1,000 m, se inicia el riego con dos sifones y cuando el agua avance 750 m se quita un sifón, dejando un solo sifón para terminar el riego.

Incorporación eficiente de los residuos de cosecha

Al terminar las labores de cosecha se recomienda incorporar al suelo los residuos triturados. La materia orgánica se degrada más rápidamente y aumenta la fertilidad del suelo, así como también disminuye la posibilidad de la erosión hídrica o eólica del suelo.