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Llevar el conocimiento científico a los agricultores

Representan el 49.6% de la población mundial y, sin embargo, en ámbitos como la ciencia a penas alcanzan el 30% de representación. Los factores que contribuyen a que la participación de las mujeres en la ciencia sea aún escasa son muchos, pero en general están asociados a estructuras culturales e ideológicas que necesitan transformarse. 

Como señala Audrey Azoulay, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la ciencia es fundamental para hacer frente a los desafíos actuales —como el cambio climático o la inseguridad alimentaria— y, por ello, el mundo no puede privarse del potencial, la inteligencia y la creatividad de las mujeres. 

De entre los muchos campos donde la ciencia se aplica para dar respuesta a los grandes retos de la humanidad, está la agricultura. Allí, hay mujeres investigando cómo la humanidad podría librarse de los riesgos, siempre latentes, de crisis alimentarias, climáticas y ambientales que podrían, en menos tiempo del que se piensa, poner al mundo en jaque. 

“Hay estudios —de varios investigadores y organizaciones— que han abordado el ciclo de nitrógeno. Uno de estos realizó mediciones de nitratos y amonio en el agua de los drenes, que son pérdidas por escurrimiento. Los resultados muestran que estas aguas, que desembocan en el Golfo de California, están enriquecidas con nitrógeno. Otro de estos estudios evaluó el efecto de estas aguas y se vio que cada vez que hay un riego en el Valle del Yaqui hay un incremento de las algas en el mar —esto está relacionado con zonas de hipoxia (falta de oxígeno) y pérdida de biodiversidad marítima— y esto tiene que ver con la cantidad de nitrógeno que se aplica en la agricultura. Este fenómeno es visible incluso en imágenes de satélite”, comenta María Elena Cárdenas. 

María Elena es biotecnóloga y cuenta con estudios de posgrado en ciencias agropecuarias. Actualmente es parte del equipo de investigación del Hub Pacífico Norte del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), desde donde trabaja para identificar las mejores prácticas sustentables que permitan optimizar el uso de fertilizantes nitrogenados y así lograr que los agricultores de Sinaloa sigan produciendo y, a la vez, se minimice el impacto ambiental de la agricultura. 

“En algún momento me tocó conversar con un productor que tenía una parcela cerca del final del Valle del Yaqui y que tomaba el agua de estos drenes para fertilizar. Me comentaba que no necesitaba fertilizar más sus tierras porque estaban tan ricas de nitrógeno que no necesitaba más nitrógeno que aplicar. Obviamente el uso de estas aguas tiene otros problemas, no es lo ideal utilizarlas, pero es un ejemplo para ilustrar los ricas en nitrógeno que están estas aguas”, continua María Elena. 

“Hace ocho o diez años la dosis máxima que aplicaba un productor en su cultivo de trigo era de aproximadamente 250kg de nitrógeno por hectárea. La forma en la que lo aplicaba era 75% en presiembra y un 25% restante lo aplicaba en el primer riego de auxilio. Bueno, ahora ya no son 250kg de nitrógeno por hectárea, ahora se aplican de 275 a 280kg de nitrógeno en todo el ciclo, se dividen las aplicaciones 55% en presiembra, 30% en el primer riego de auxilio y 15% en el segundo riego de auxilio”.

“Actualmente hemos comprobado que las aplicaciones de presiembra son muy ineficientes. El 30% del nitrógeno que tú aplicas en presiembra ya lo habrás perdido al momento de la siembra. Como no hay planta, estamos dejando el nitrógeno expuesto al ambiente durante 20 días para perderse por lixiviación, por volatilización, por escorrentía o que alguna maleza lo utilice, pero no el cultivo. La propuesta es aplicar 30% a la siembra y el 55% en el primer riego de auxilio. Las aplicaciones cerca de encañe te ayudan a lo que es rendimiento, las aplicaciones cerca del inicio de floración te ayudan a evitar problemas de panza blanca y tener producción de proteína también”. 

Esto no es una idea que se nos ocurrió de la nada, esto está probado: en el Valle del Yaqui se hizo un trabajo en el que se probaron tanto la práctica convencional de aplicación en presiembra como la práctica que proponemos, es decir, evitando las aplicaciones de presiembra y poniendo la mayor cantidad de nitrógeno en el inicio de encañe. Cuando evitamos las aplicaciones de presiembra la proteína en todos los tratamientos se incrementó porque la planta lo esté aprovechando realmente y no se pierde en la medida en que sí ocurre con aplicaciones en presiembra”, enfatiza María Elena. 

Al llevar los resultados de las investigaciones hasta la parcela para compartirlos con los productores, María Elena Cárdenas contribuye a que la ciencia cumpla con su propósito social: mejorar la calidad de vida de la sociedad. Por esta razón, invita a que más niñas y mujeres se interesen en la ciencia para que la humanidad pueda afrontar los grandes retos que tiene delante de sí. 

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La importancia del valor nutricional del maíz para ensilaje

La actual y creciente demanda de alimentos ha causado que los sistemas tanto agrícolas como pecuarios se intensifiquen, esto ha exigido que los cultivos se vuelvan más eficientes, intensivos y sustentables. En el caso del maíz forrajero, se requieren los más altos estándares para mejorar su calidad nutricional, favorecer al ganado y la producción de carne y lácteos.

La generación de forrajes óptimos depende en gran medida tanto de la selección de la semilla adecuada para cultivar, como el proceso de ensilaje, el cual consiste en conservar los forrajes mediante fermentación para mantenerlos en un estado semejante al que poseen cuando están frescos. Estos factores son fundamentales y determinan su valor nutricional. Hay cuatro factores esenciales que deben contemplarse:

  • Energía: un buen maíz para ensilaje va definido por su alto contenido energético y proporciona energía a partir de dos fuentes: el rastrojo, compuesto principalmente por fibra y una energía digestible de entre 40-80%; y la mazorca, compuesta por almidón y con una energía digestible casi al 100%.
  • Almidón: es la fuente principal de energía del maíz y procede exclusivamente del grano. Durante el ensilado sus niveles deben ser de 27-35% y, a partir de eso, se definen la raciones para el ganado.
  • Composición de fibra: la pared de las células de las plantas están formadas por componentes como hemicelulosa, celulosa y lignina, juntas conforman la fibra mediante la cual los rumiantes, como las vacas, obtienen energía adicional. 
  • Digestibilidad de las paredes celulares: solo una parte de la fibra logra ser digerida por el ganado, por eso es importante medir la proporción que puede ser asimilada. Generalmente esto se mide en laboratorio y el valor ideal debe rondar entre 50-60%.

Todas estas características, cuando son vigiladas rigurosamente, se traducen en un mayor éxito y rentabilidad de la producción tanto agrícola como ganadera y, por ende, impacta al crecimiento económico.

Organizaciones como Semillas Ceres cuentan con rigurosos procesos de investigación y mejoramiento para ofrecer insumos que permiten cumplir con las exigencias nutricionales de los establos. Junto con prácticas sustentables como la Agricultura de Conservación —que permite reducir costos de producción sin afectar los rendimientos—, los insumos de calidad contribuyen a mejorar significativamente los sistemas de producción. 

Fuente:

Jiménez, M. C., Bourrillón, A. R., & WingChing-Jones, R. (2009). Valor nutricional del ensilaje de maíz cultivado en asocio con vigna (Vigna radiata). Agronomía costarricense: Revista de ciencias agrícolas33(1), 133-146.

 

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La Agricultura Sustentable, una prioridad para Sinaloa

El pasado 5 de noviembre la sede global del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, Estado de México, recibió la visita del diputado Serapio Vargas Ramírez, Presidente de la Comisión de Asuntos Agropecuarios del Congreso de Sinaloa, y del ingeniero Jesús Vega Acuña, asesor y político sinaloense con una amplia experiencia en asuntos agropecuarios. 

El objetivo de la visita fue conocer las diversas prácticas y acciones que desarrolla el CIMMYT, susceptibles de impulsarse o replicarse en Sinaloa a fin de acelerar la transición de ese estado hacia una Agricultura Sustentable, partiendo además de una visión de suma de esfuerzos para potenciar el trabajo que ambas partes desarrollan ya en la entidad. 

De acuerdo con el diputado Serapio Vargas, en Sinaloa hay interés para desarrollar políticas públicas que impulsen el desarrollo de los productores, en particular de los pequeños productores de las zonas de temporal. Por otro lado, también hay interés, manifestó el diputado, de impulsar la producción sustentable de maíz amarillo y de hacer simbiosis con instituciones como el CIMMYT para crear y consolidar una productora estatal de semillas. 

El CIMMYT, a través de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México, ha impulsado el desarrollo de una red de semilleros y de nuevas variedades de semillas de alto rendimiento y con capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático, las cuales comercializan más de 70 pequeñas y medianas empresas semilleras que participan en la iniciativa que se desarrolla junto con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) y otras organizaciones.

En Sinaloa se cuenta ya un laboratorio de genética que podría contribuir al propósito de formar una semillera estatal que ofrezca y garantice semillas con el mismo nivel de competencia y productividad que las ofertadas por las grandes semilleras, comentó el diputado Vargas, quien se reunió con científicos del Banco de Germoplasma que alberga el CIMMYT, donde más del 80% de la colección que se tiene resguardada corresponde a maíz nativo. De Sinaloa, en particular, la colección es de alrededor de 300 accesiones —lotes de semillas que se recogieron en un lugar determinado y en un momento específico—, siendo muchas de estas de razas puras.

Por su parte, la maestra Tania Casaya, gerente del Hub Valles Altos del CIMMYT, comentó que a través de la red de semilleros de MasAgro-Cultivos para México se impulsan también mejores prácticas agrícolas pues los buenos resultados no se obtienen solamente de semillas mejoradas, sino también de prácticas adecuadas y sustentables, comentó, añadiendo que el CIMMYT está en la mejor disposición de colaborar en el desarrollo de acciones que favorezcan a los productores mexicanos y de contar con alianzas y colaboraciones de todos los sectores para mantener la investigación, impulsar el recambio varietal de semillas y otros temas pendientes para consolidar una industria semillera nacional. 

Finalmente, el diputado Serapio Vargas y el ingeniero Jesús Vega coincidieron en la importancia de promover mejores prácticas agrícolas que permitan a la vez conservar los recursos naturales y mitigar los efectos del cambio climático. En ese sentido, manifestaron su interés por continuar y mantener la vinculación con el CIMMYT a fin de impulsar la Agricultura Sustentable en Sinaloa. 

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Los beneficios de eliminar las aplicaciones de nitrógeno durante la presiembra

“El nitrógeno es un nutriente muy dinámico en el suelo. En muchos sistemas de producción en México se aplica en forma de urea, una fuente de nitrógeno amoniacal que al entrar en contacto con el suelo, agua y materia orgánica inicia procesos de nitrificación (las plantas absorben mejor el nitrógeno cuando está en forma de nitrato), pero los nitratos también suelen perderse con el agua debido a la lixiviación y escorrentía. El nitrógeno no se queda solo como nitrato, después pasa a un proceso de desnitrificación, donde toma forma gaseosa como óxido nitroso, uno de los gases relacionados con la destrucción de la capa de ozono y uno de los que más contribuyen al cambio climático”, refiere María Elena Cárdenas, del Hub Pacífico Norte del CIMMYT. 

En México el 71% del fertilizante nitrogenado se aplica en los cultivos de maíz, trigo y caña de azúcar. La eficiencia de uso de nitrógeno en cereales a nivel mundial se estima en 33% y, en el país, varios trabajos de investigación en cereales en las zonas intensivas bajo riego reportan valores de eficiencia similarmente bajos (31% para el Valle del Yaqui). 

El nitrógeno que no es absorbido por los cultivos se volatiliza (se estima que en México las pérdidas promedio de nitrógeno por volatilización son de 18%), lixivia (proceso por el cual los nutrientes y minerales son arrastrados por el agua) o percola (pérdida de agua hacia las capas de la tierra). En conjunto, se estima que cerca de la mitad del nitrógeno aplicado termina perdiéndose hacia el ambiente causando importantes problemas de contaminación del agua y aire. 

Se ha documentado incluso que las aguas enriquecidas con nitrógeno que escurren de las parcelas de las zonas productivas de Baja California Sinaloa y Sonora desembocan en el Golfo de California, causando grandes floraciones de algas, relacionadas a su vez con zonas de hipoxia (falta de oxígeno) y pérdida de biodiversidad marítima. 

Además, la fertilización tiende a ser el principal costo de producción en los cereales y la fertilización nitrogenada en México representa alrededor del 40% de los costos de producción. En años recientes el costo del nitrógeno se ha elevado significativamente (para 2021 casi se ha duplicado con respecto a 2017), afectando la rentabilidad del cultivo de trigo. Esto significa que los fertilizantes nitrogenados son de los insumos más caro y que se manejan de manera poco eficiente. 

Si se incrementa la eficiencia de uso de nitrógeno se pueden reducir los costos de producción y de esta manera incrementar la rentabilidad del cultivo para reducir el impacto ambiental. Para lograr este propósito, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores en la región promueven diversas prácticas y tecnologías derivadas de la investigación científica, entre estas la identificación del momento y la dosis correcta de fertilización nitrogenada, así como la selección de las fuentes de nitrógeno correctas y el lugar de aplicación correcto.

Actualmente el manejo convencional del nitrógeno, para muchos productores del Valle del Yaqui, implica aplicar 55% de la dosis regularmente usada (alrededor de 275 kgN/ha en promedio) durante la presiembra (20 días antes de la siembra), pero gracias a diversos estudios hoy se sabe que las aplicaciones durante la presiembra son muy ineficientes y, de hecho, 30% de lo aplicado en presiembra ya se habrá perdido para el momento de la siembra. 

“Con base en el estudio de la curva de absorción de nitrógeno a través del desarrollo del cultivo de trigo se está proponiendo a los productores cambiar los momentos de aplicación del fertilizante. Esto es, 30% en la siembra, 55% durante el primer riego de auxilio que es cuando se requiere que la planta tenga más el fertilizante para expresar su máximo potencial de rendimiento y 15% cerca de la floración”, comenta la especialista. 

“Eliminar aplicaciones de nitrógeno durante la presiembra contribuye a hacer un uso más eficiente del fertilizante y se ha documentado su efectividad en ensayos con diferentes dosis de nitrógeno (de los 75 a los 300 kgN/ha) en campos de agricultores del Valle del Yaqui. Al eliminar las aplicaciones durante la presiembra no se afectan los rendimientos y la eficiencia del nitrógeno llega a ser de hasta 50% con dosis bajas, a diferencia de las dosis más altas donde la eficiencia del fertilizante es a penas del 30% (ya que el cultivo absorbe lo que necesita y lo demás se pierde). El cambio de los momentos de aplicación del nitrógeno no afectó el rendimiento del trigo y, en cambio, evitar las aplicaciones de presiembra sí favoreció el porcentaje de proteína del grano y por lo tanto constituye una práctica simple y eficiente que los productores pueden implementar”, enfatiza María Elena Cárdenas. 

Con información de María Elena Cárdenas.

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Consideraciones sobre la siembra en seco de trigo duro

Cajeme, Son.- México es el tercer exportador mundial de trigo duro (Triticum durum L.) y su principal zona de producción es el Valle del Yaqui, en Sonora, donde, desde el año 2002, la disponibilidad reducida de agua de riego debido a las escasas lluvias y la recarga de los embalses ―combinada con el aumento de la demanda de otros usuarios― ha resultado en una disminución de la producción. 

La siembra en húmedo ―donde se aplica un riego previo a la siembra― es la práctica más adoptada en el Valle del Yaqui. Aunque permite el control de malezas antes de la siembra, su desventaja es la pérdida improductiva de agua de riego y la reducción de la flexibilidad del tiempo de siembra, ya que las lluvias pueden retrasar el secado del suelo, obligando a posponer la siembra y haciendo que se pierda la ventana óptima para esta actividad.

Lo anterior ha conducido a agricultores e investigadores a explorar prácticas de cultivo que reduzcan el uso de agua de riego y, al mismo tiempo, permitan una mayor flexibilidad de la fecha de siembra. La siembra en seco ―donde el cultivo se siembra directamente en el suelo seco y se riega poco después― es una alternativa que, aunque reduce las opciones para el control de malezas, mejora la eficiencia del uso del agua y la flexibilidad del tiempo de siembra. 

Aunque en otros países con condiciones de cultivo similares a las del Valle del Yaqui se ha estudiado la siembra en seco bajo Agricultura de Conservación ―mostrando en varios cultivos beneficios de rendimiento y ahorro de agua sobre la labranza convencional―, pocos estudios ―sin que haya registro de alguno para el trigo duro― han comparado los regímenes de labranza y las prácticas de siembra o sus interacciones en condiciones de riego.

En este sentido, destaca la reciente publicación de un artículo de investigación de un grupo de científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y otras instituciones de Alemania y Estados Unidos, el cual resume 10 años de datos de un experimento en Ciudad Obregón, cuyo objetivo fue determinar los efectos de la siembra seca y húmeda sobre el rendimiento del trigo duro, los componentes del rendimiento y las características de la calidad del grano tanto con Agricultura de Conservación como con labranza convencional. 

El estudio, que también evaluó el efecto de diferentes enfoques de manejo de fertilizantes nitrogenados, señala que la siembra en seco redujo la presencia de plantas en comparación con la siembra húmeda en camas permanentes, más que en camas con labranza convencional. Es decir, que la Agricultura de Conservación combinada con la siembra en seco pareció producir condiciones que inhibieron la germinación, lo que resultó en una emergencia irregular en camas permanentes con siembra en seco. 

Lejos de ser un detractor para que los productores adopten la Agricultura de Conservación ―sistema sustentable cuyos componentes básicos son el mínimo movimiento del suelo, la cobertura del suelo con rastrojos y la diversificación de cultivos―, el estudio aporta información relevante para una mejor implementación de prácticas sustentables. 

Al respecto, la doctora Nele Verhulst, científica del CIMMYT que participó en el estudio, comenta: “Hemos observado una emergencia irregular en campos de trigo irrigados con siembra en seco en el Valle del Yaqui y otras regiones de México. Los agricultores y los técnicos tienden a atribuir este surgimiento irregular a fallas en la maquinaria o baja calidad de la semilla, o al sistema de Agricultura de Conservación en sí mismo, lo que puede llevar a su desaprobación. Por ello es importante estar al tanto de este probable efecto con estas prácticas, para que puedan ser remediadas rápidamente cuando se produzcan. Las opciones para mejorar el estado de las plantas incluyen alternar la siembra húmeda y seca o tratar la semilla con fungicida”. 

Es importante señalar que aún se necesita más investigación para identificar plenamente las causas de este efecto con siembra en seco ―donde además la reducción de plantas no dio lugar a bajos rendimientos en todos los años― y, sobre todo, para identificar los tratamientos de semillas adecuados para abordar la situación. En este sentido, la Agricultura de Conservación para cultivos de regadío se afianza como una de las mejores alternativas para mejorar y estabilizar los rendimientos de trigo, en comparación con el riego por surcos convencional. 

El uso alterno de la siembra húmeda y seca podría ser una solución práctica para que los agricultores mejoren la eficiencia del uso del agua en comparación con la siembra húmeda continua, así como para evitar el desarrollo de resistencia a herbicidas en las malezas al diversificar las opciones de control de malezas en comparación con la siembra continua en seco, señala el estudio. 

Cabe mencionar que este trabajo de investigación es relevante no solo para México, sino para otros lugares clave para la seguridad alimentaria mundial ya que las condiciones del Valle del Yaqui son representativas de varias de las principales regiones productoras de trigo del mundo en desarrollo, incluido el valle del Indo en Pakistán, el valle del Ganges en la India y el valle del Nilo en Egipto. El estudio fue implementado por el CIMMYT como parte de MasAgro-Cultivos para México y del Programa de Investigación de Trigo del CGIAR y se puede consultar en: https://doi.org/10.1016/j.fcr.2021.108310

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Una agricultura basada en valores

Culiacán, Sin.-Cambiamos de mentalidad, sentimos la satisfacción de ser menos contaminantes, no desaparecimos como agricultores; al contrario, nos fortalecimos, estamos más adaptados a las nuevas necesidades y los problemas se van superando con el acompañamiento técnico. Entonces el proyecto se trata de valores: yo ya no me atrevería a usar un pesticida o un producto contaminante que afecte a los seres humanos o al ambiente, buscaría otra alternativa, entonces ya es un cambio de valores”, comenta Leopoldo Alejandro Gutiérrez Arroyo al referirse al proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México.

Leopoldo Gutiérrez es un productor de Culiacán, Sinaloa. Cuenta con más de 35 años de experiencia en la agricultura y comenta que fueron las condiciones climáticas que dificultaban cada vez más el cultivo del trigo lo que lo hicieron optar por el maíz: “la mayor parte del valle se convirtió de trigo a maíz por ese fenómeno. La agricultura genera incertidumbre porque no depende solo de nosotros, también dependemos del clima, dependemos de la naturaleza. Así que el hecho de verse acompañado en cuestión de la asistencia técnica hace que uno tome mejores decisiones y no estar tan angustiados”, menciona en referencia al acompañamiento técnico que le brinda el proyecto.

Apoyo al Abastecimiento Responsable en México es un proyecto de la compañía Kellogg que cuenta con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la participación de diversos actores clave de la cadena de valor: “A través de Grupo SACSA nos incorporamos al proyecto de Kellogg. En su momento nos interesó que se trata de una agricultura por contrato con una empresa seria; además nos ofrecieron asistencia técnica para mejorar la producción, pero posteriormente nos dimos cuenta de que pudimos migrar a una agricultura más sustentable, más armoniosa con el medioambiente. Ahora que ya estoy dentro de esto me doy cuenta”, comenta Leopoldo.

“La forma convencional en que hacíamos la preparación del terreno implicaba mover mucho la tierra y ahora vemos que eso no es necesario. Usábamos pesticidas que no son… digamos bondadosos con el ambiente; el manejo lo hacíamos de acuerdo con la experiencia de cada quien, y ahora pues ya migramos hacia una agricultura con más metodología, más ambientalista. Definitivamente esto es cuestión de valores. Cada vez tendemos a ser más cuidadosos con el ambiente y resulta que es más rentable porque utilizamos menos químicos”, manifiesta el productor.

Para el señor Leopoldo las prácticas sustentables también se reflejan en su economía: “nos ahorramos en maquinaria, combustibles, nos ahorramos en agroquímicos, nos ahorramos en fertilizantes. Si le pongo un porcentaje pues debe estar entre el 20 y el 25% de ahorros. Entonces ahora producimos con mayor calidad y lo hacemos con un menor costo porque hacemos labranza mínima, nuestra maquinaria se desgasta menos; además nos enseñan a hacer un manejo más integrado de las plagas e incluso optimizamos el uso de los fertilizantes. Hemos participado en talleres para aprender a usar nuevos equipos especiales para esta labranza, también hemos recibido, sin ningún costo, cursos de fertilización, cursos de comercialización y también de manejo de plagas”.

Finalmente, el señor Leopoldo comenta que el proyecto ha impulsado una relación de confianza con la empresa, “una relación con valores, más humana y con un contrato confiable en que hemos aprendido a obtener producto de calidad de acuerdo con lo que necesita la empresa; recibimos asistencia técnica y la hemos aprendido a utilizar para satisfacer las nuevas necesidades de alimentos de la humanidad.  Estos son valores, es un cambio: la importancia que tiene el medioambiente, la importancia que tiene una buena alimentación con buenos productos”. 

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Se realiza Primer Simposio Internacional en Agricultura Sustentable

Baja California.- El Primer Simposio Internacional en Agricultura Sustentable organizado por el Instituto de Ciencias Agrícolas (ICA) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, marca el inicio de una serie de eventos de capacitación y actividades de investigación en la región Noroeste de México para impulsar la adopción de prácticas agrícolas sustentables que permitan transitar hacia una agricultura rentable y respetuosa con los recursos naturales. 

El encuentro se realizó este 9 y 10 de septiembre de forma virtual, contó con la participación de técnicos, productores, profesores y estudiantes de Baja California y otros estados.  El objetivo del simposio y de las futuras actividades enmarcadas en esta colaboración buscan que los sectores público, privado, social y académico sumen esfuerzos para “atender las necesidades y problemáticas propias de la región y generar soluciones de impacto que ayuden al mejoramiento de la sociedad”, comentó la doctora Gisela Montero Alpírez, vicerrectora de la UABC, campus Mexicali, enfatizando en que el simposio suma al objetivo de la universidad de difundir el conocimiento e incentivar la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación en el estado. 

Baja California es uno de los cuatro principales estados productores de trigo del país —en el Valle de Mexicali se cultiva más de la mitad de la producción estatal—, pero la rentabilidad del cultivo, y de la actividad agrícola en general, ha disminuido por una reducción de los rendimientos atribuible al desgaste de las tierras de cultivo y a los altos costos de producción bajo el sistema de labranza convencional que predomina en la zona.

Ante este contexto, el simposio y la colaboración entre las instituciones que lo hicieron posible extiende el alcance de la Agricultura Sustentable promovida por MasAgro-Cultivos para México —iniciativa impulsada por la Secretaría de Agricultura y el CIMMYT—. Esta colaboración, además, permitirá que los productores del estado y la región puedan disponer de mejores herramientas para mantener rentable su actividad agrícola ante los efectos del cambio climático y en un contexto de suelos degradados donde es fundamental conservar los recursos naturales.

“Es importante comprender que solo mientras se protejan los recursos naturales se podrá seguir produciendo. Cada vez menos productores van a estar alimentando a cada vez más personas y el uso sustentable de los recursos es lo único que va a garantizar que podamos lograrlo. Solo los agricultores con su esfuerzo, y con el apoyo de la investigación científica y de la academia, podrán hacer esto realidad”, comentó al respecto Juan Manuel Martínez Núñez, representante estatal de la Secretaría de Agricultura en Baja California. 

Por su parte, Daniel González Mendoza, director del ICA de la UABC, comentó que el simposio surge a partir de “la búsqueda de alternativas tecnológicas que fomenten el equilibrio en el uso de fertilizantes y un manejo integrado de plagas y enfermedades”. Mencionó que a través del encuentro propiciado por investigadores de la UABC en vinculación con el CIMMYT se fomenta la interacción entre los investigadores “para llevar a los agricultores las ventajas de sembrar bajo las directrices de una Agricultura Sustentable que impacte en la generación de un campo saludable y rentable en beneficio de la población”. 

Aunque la pandemia ha hecho que los espacios para el intercambio de conocimiento sean mayoritariamente virtuales, también se sigue apoyando directamente en campo a través de una infraestructura física que es producto de la colaboración interinstitucional, señaló el doctor Jelle Van Loon, representante del CIMMYT, quien mencionó que en la región “se cuenta con una plataforma de investigación —la plataforma Mexicali Baja California, instalada con la UABC— y se trabaja con puntos de maquinaria especializada en Agricultura Sustentable”. 

Agricultura de Conservación, Manejo Agroecológico de Plagas, Manejo Integral de Malezas y Manejo de la Fertilización en los Cultivos de Maíz y Trigo fueron las temáticas que se trataron en este simposio, el cual contó con la participación de especialistas como la doctora Nele Verhulst, coordinadora de investigación estratégica del CIMMYT; el doctor Edgardo Cortez Mondaca, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); el ingeniero Bartolo González, quien impulsa proyectos de Agricultura Sustentable en Guanajuato en colaboración con el CIMMYT y el gobierno estatal; y doctor Iván Ortiz-Monasterio, investigador del CIMMYT. 

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Innovaciones que convencen

Guaymas, Son.- Los altos costos de producción que se presentan en cada ciclo agrícola han hecho que muchos productores busquen alternativas para que su actividad siga siendo rentable. Varios de ellos han encontrado en la Agricultura de Conservación —sistema sustentable que entre sus componentes básicos están la mínima labranza y la cobertura del suelo con rastrojos— una forma de reducir costos de producción, hecho que se traduce en una mayor rentabilidad. 

Martín Berdichevsky K., de la Agrícola San Gonzalo, es uno de los productores que ha optado por la Agricultura de Conservación. Él observó directamente los beneficios del sistema después de visitar al productor Germán Campoy Ibarra, quien lleva 10 años practicando la Agricultura de Conservación —con riego por aspersión y complementando con lombricultura—, período durante el cual el porcentaje de materia orgánica en su suelo ha aumentado significativamente, lo que se ha traducido en buenos rendimientos del trigo y mayor rentabilidad que el sistema de producción convencional.

Martín cuenta además con el acompañamiento técnico de especialistas del despacho AGRINOVA y del Hub Pacífico Norte del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Junto con ellos, Martín planificó establecer trigo con Agricultura de Conservación en el ciclo otoño-invierno 2020-2021. Esto, como consecuencia de las primeras reuniones de los técnicos con los productores de la zona agrícola El Sahuaral —ubicada en el municipio de Guaymas, Sonora, a 150 kilómetros al noroeste del Valle del Yaqui y donde se cultiva trigo, cártamo y maíz bajo riego por aspersión y gravedad en área menor— para mostrar los fundamentos de la Agricultura de Conservación y sus beneficios.

Así, los productores de El Sahuaral decidieron sembrar trigo sobre rastrojos de trigo, bajo el esquema de Agricultura de Conservación en una superficie de 17 hectáreas —empleando maquinaria especializada de Sembradora Dobladenses—, obteniendo en la cosecha un rendimiento promedio de 7.7 toneladas de trigo por hectárea. Si bien los rendimientos en trigo son semejantes a los de agricultura convencional, la Agricultura de Conservación les permitió reducir costos de producción —por el menor número de pasos de maquinaria y, en consecuencia, menor consumo de combustible—, lo que se traduce en una mayor rentabilidad para los productores de la región quienes, además, están contribuyendo a bajar la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Para el siguiente ciclo agrícola venidero, Martín decidió cultivar trigo con Agricultura de Conservación en una mayor superficie. Esto, después de ver los ahorros en costos de producción. Además, planea introducir cultivos de cobertura como mezcla de cultivos para forraje, ajonjolí y sesbania en verano. Junto con los técnicos que lo asesoran, también considera implementar Manejo Agroecológico de Plagas e introducir organismos para combatir hongos fitopatógenos. Así espera mejorar las condiciones del suelo y reducir su deterioro por el uso desmedido de productos químicos.

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Tres razones para optar por la Agricultura de Conservación

Sonora.- Don Carlos Preciado es uno de los principales promotores de la Agricultura de Conservación en Villa Juárez, Sonora. Con más de 37 años de experiencia como productor y con más de Una década produciendo trigo con Agricultura de Conservación, don Carlos comenta que “los resultados han sido excelentes y los buenos rendimientos se han sostenido por varios años, incluso cuando se han presentado variaciones climáticas que afectan el desarrollo de los cultivos”. 

Además de trigo, don Carlos cultiva maíz, cártamo, sorgo y soya, todos con el sistema de Agricultura de Conservación —cuyos componentes básicos son la cobertura del suelo con rastrojo, la mínima labranza y la diversificación de cultivos—. También construyó un lombricario como complemento a las prácticas de Agricultura de Conservación, sistema que recomienda implementar por diversas razones, particularmente tres.

1   Mejora la calidad del suelo

Con la Agricultura de Conservación, don Carlos ha mejorado considerablemente la fertilidad y la estructura de sus suelos, disminuyendo la erosión eólica, hídrica y la compactación del horizonte de siembra, comenta. Además, se ha incrementado la vida microbiana benéfica de sus suelos. 

2   Favorece los rendimientos

Para don Carlos la Agricultura de Conservación es muy rentable. Sus promedios en rendimiento año con año varían entre las 7.5 y 8.2 toneladas por hectárea. Comenta que es partir del segundo o tercer año cuando los rendimientos con Agricultura de Conservación son iguales o mejores a la labranza convencional, por lo que recomienda paciencia a los productores que van incursionando con este sistema cuyos efectos positivos son acumulativos, señala el productor. 

3   Hay ahorros importantes

Debido al alto costo de los insumos —diésel, fertilizantes, herbicidas, insecticidas, agua, etcétera—, así como el alza en los costos de la mano de obra y operaciones de maquinaria, don Carlos recomienda optar por la Agricultura de Conservación. Comenta que este sistema reduce notablemente los pasos maquinaria y la necesidad de recurrir a tantos productos sintéticos. Se trata de un sistema que permite conservar los recursos naturales, finaliza el productor. 

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Comparó y optó por la Agricultura de Conservación

Valle del Yaqui, Son.- En el sur de Sonora la producción de trigo se sigue realizando, predominantemente, mediante un sistema convencional, con excesivos pasos de maquinaria que incrementan los costos de producción hasta el grado de reducir la rentabilidad de los cultivos. 

En ciclos agrícolas recientes algunos productores del Valle del Yaqui han implementado Agricultura de Conservación —un sistema de producción sustentable que permite reducir costos de producción y cuidar los recursos suelo y agua, primordialmente—, obteniendo notables beneficios, entre ellos el ahorro económico por la reducción de pasos de maquinaria y del tiempo de siembra. 

Después de tres ciclos agrícolas, el productor José Karam Amado —quien cultiva en el Block 1107 del Valle del Yaqui— amplió su superficie sembrada con este sistema sustentable porque, refiere, ha obtenido buenos resultados en rendimientos. Este hecho, además, lo ha motivado a que la siembra y la fertilización se realice con equipo especializado para Agricultura de Conservación. 

Para ilustrar los beneficios que le ha aportado la Agricultura de Conservación, el productor comenta que en una superficie de 150 hectáreas sembró trigo —el 23 de noviembre de 2020— sobre rastrojo de trigo y suelo seco para comparar los resultados de la cosecha con los de la agricultura convencional que se estableció en un predio al lado como testigo. 

Entre los detalles técnicos de la superficie establecida con Agricultura de Conservación, el productor comenta que sembró con una densidad de 180 kg de semilla por hectárea, la fertilización se realizó con 500 kg de urea por hectárea —empleando la misma sembradora especializada para Agricultura de Conservación de la que dispone—, hizo una sola aplicación para control de malezas a los 46 días de haber emergido el cultivo y sumó un total de cuatro riegos de auxilio —días antes del primero fertilizó con 200 kg de urea por hectárea y antes del segundo aplicó 50 kg de amoniaco (NH3) en el agua de riego—.

Cabe mencionar que en ambos tratamientos —Agricultura de Conservación y labranza convencional— el productor realizó una aspersión aérea para controlar el pulgón del follaje, agregando en la misma mezcla un fungicida para prevenir una infección de roya de la hoja en trigo. 

Finalmente con la cosecha, que se realizó el 8 de mayo del 2021, el productor confirmó que con Agricultura de Conservación tuvo un ahorro de $3,400 por hectárea, obteniendo un rendimiento de 9.4 toneladas por hectárea (t/ha) contra 8.6 t/ha con labranza convencional. Esto significa un 26% más de utilidad con Agricultura de Conservación. 

Con estos resultados, el productor planea extender la superficie bajo Agricultura de Conservación, sistema particularmente útil ahora que los costos de producción son más altos cada año y afectan de manera negativa los recursos naturales, comenta el productor.