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Con prácticas sustentables, estos agricultores de Sonora ahora tienen mejores resultados

En el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— muchos productores del sur de Sonora han adoptado la Agricultura de Conservación ya que han visto mejoras importantes en la reducción de costos y en la capacidad de retención de humedad de sus suelos. 

La familia Icedo Guillén —conformada por María Dolores Guillén Félix, Elva Icedo Guillén y su esposo Espiridion Galaviz—, por ejemplo, cultivan trigo en el Valle del Yaqui y llevan ya cuatro años haciéndolo con Agricultura de Conservación, alcanzando rendimientos muy rentables en cada ciclo agrícola.

A decir de ellos, los buenos resultados los sustentan bajo las siguientes prácticas: cada ciclo establecen el trigo entre el 20 y el 30 de noviembre —la fecha de siembra óptima, de acuerdo con el comportamiento histórico de la región es del 23 al 28 de noviembre—, cuando las temperaturas por lo general son cálidas, así disminuyen el riesgo de una baja emergencia de la semilla, logrando establecer densidades de población adecuadas y sin requerir más semilla —cada ciclo utilizan la misma cantidad de semilla: 160 kilogramos por hectárea— o tratamientos de fungicidas que podrían incrementar sus costos. 

Con la práctica de la Agricultura de Conservación han logrado un buen desarrollo del cultivo con solo tres riegos de auxilio sin ocasionar estrés hídrico a las plantas. Esto es importante porque en ciclos anteriores, en el mismo predio, se requería de un cuarto riego de auxilio, ya que el suelo en esa zona presenta grandes bancos de arena que disminuyen los rendimientos entre 700 y 800 kilogramos por hectárea, pero dejando el cien por ciento de los rastrojo o esquilmos como cobertura total, han logrado estabilizar los rendimientos al incrementar la capacidad de retención de humedad del suelo.

Un punto importante para ellos es que programan el último riego de auxilio entre los 98-100 días después de la siembra, disminuyendo el riesgo de acame y observando que el cultivo llega a su madurez fisiológica de manera satisfactoria por la capacidad de retención de humedad del suelo. En ciclos anteriores, con la labranza convencional, comentan que esto simplemente no era posible.

Por inquietud propia, comentan,  durante el ciclo agrícola 2020/2021, decidieron realizar la quema de gavilla en aproximadamente tres hectáreas, con la finalidad de evaluar y comparar los rendimientos contra otras tres hectáreas contiguas con cobertura total de rastrojo. Los resultados, cuentan, fueron por demás evidentes: el rendimiento en el área con quema de gavilla disminuyó en 740 kilogramos en comparación con el área con cobertura total.

Para esta familia y equipo de trabajo existen varias buenas razones para practicar la Agricultura de Conservación y entre ellas, mencionan, está la reducción de costos de producción —en aproximadamente $2,500 por hectárea—, la posibilidad de establecer el cultivo en fechas óptimas, la mejora de los procesos del suelo relacionados con la retención de humedad y el control de la erosión, así como la posibilidad de hacer más eficiente el uso de agua de riego.

Con respecto a los rendimientos, ellos recuerdan que con la práctica de la labranza convencional los rendimientos eran inestables, de alrededor de 7.4 toneladas por hectárea —y siempre con una baja considerable en las zonas arenosas—, mientras que en los recientes ciclos agrícolas con Agricultura de Conservación los rendimientos han sido muy satisfactorios (de hasta 8.6 toneladas por hectárea), rentables y con costos menores, lo que, a su decir, los deja con más recursos en el bolsillo y al mismo tiempo son más cuidadosos y empáticos con el medioambiente.

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Sonora, referente en la lucha contra el cambio climático

El Valle del Yaqui y el Valle del Mayo, en el sur de Sonora, tienen un clima árido y humedad deficiente durante la mayor parte del año; sin embargo, son considerados un referente mundial en la producción de trigo.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los rendimientos de trigo por hectárea en Sonora son superiores al promedio nacional y están por encima del rendimiento mundial. El Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) explica que este logro se debe a una apuesta histórica por la ciencia.

La alta productividad de trigo en Sonora, refiere el CEDRSSA, ha sido posible gracias “al conocimiento que los productores poseen sobre el cultivo debido a la tecnología generada por los centros de investigación, la diversidad de variedades disponibles y la tolerancia que estas tienen a las enfermedades”.

La vinculación entre los productores del norte de México con la investigación científica se remonta a 1945, cuando el doctor Norman E. Borlaug —Premio Nobel de la Paz por su lucha para prevenir el hambre en el mundo— inició en Sonora los primeros ensayos de selección de líneas mejoradas de trigo con resistencia a royas que condujeron a un crecimiento exponencial de la producción de trigo en México y, posteriormente, en otros países donde la hambruna amenazaba la vida de millones de personas. 

Hoy, es precisamente Ciudad Obregón, Sonora, uno de los espacios clave desde donde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores continúan con este esfuerzo histórico para combatir el hambre en el mundo.

Con la presencia adicional del cambio climático complicando el escenario, “Los científicos del CIMMYT en Sonora están enfocados en desarrollar variedades de trigo que puedan enfrentar mejor la sequía, el aumento de las temperaturas y las lluvias excesivas. En otras palabras, el trigo que puede prosperar en las condiciones climáticas extremas e impredecibles que los agricultores están experimentando a nivel mundial debido al rápido calentamiento del planeta”, relata un reportaje del diario británico The Guardian recientemente publicado. 

“La diversidad es crucial para mejorar la resiliencia y la adaptabilidad, razón por la cual los científicos están recurriendo a variedades de trigo silvestres y olvidadas de todo el mundo para buscar aquellas con características tolerantes a la temperatura y la sequía, como raíces profundas, hojas cerosas y hormonas del estrés”, continúa el reportaje. Te invitamos a leerlo completo en el siguiente enlace: La carrera contrarreloj para obtener un trigo que sobreviva a la crisis climática.

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Colaboran para transformar el campo de Sinaloa

La investigación científica y la colaboración son determinantes para impulsar la transición hacia una agricultura más sustentable. En el norte del país, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y SAFINSA (Servicios Agro Financieros del Norte), una empresa clave para la cadena de valor del trigo en la región, colaboran para promover mejores prácticas agrícolas. 

SAFINSA y el CIMMYT han estado trabajando ya desde hace varios años con una plataforma de investigación ubicada en Poblado Cinco, en Ahome, Sinaloa. “Allí se han evaluado cuáles son las prácticas más sustentables para producir trigo y maíz en la región; a partir de esto los técnicos de SAFINSA se han capacitado continuamente para ayudar a que los productores de la zona adopten con mayor facilidad estas prácticas. Actualmente técnicos de esta organización desarrollan sus capacidades en el curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable que ofrece el CIMMYT. Hemos hecho buen equipo para este tipo de proyectos”, comenta Carolina Cortez, coordinadora técnica del Hub Pacífico Norte del CIMMYT.

“Tanto con Safinsa, como con Grupo Bimbo, hemos impulsado la Agricultura de Conservación en la región. Encontramos en SAFINSA una empresa que ha apoyado todo lo que implica este sistema de Agricultura Sustentable. Aquí, por ejemplo —señala las parcelas de productores que trabajan con dicho sistema— vemos sus tres componentes básicos: el primero es dejar el residuo en la parcela. Lo que se busca es que el suelo quede cubierto por el rastrojo del cultivo anterior, evitar erosiones, aumentar la mayor captación de agua en el suelo, no practicando las quemas de rastrojo, evitando que toda esta materia orgánica que se pierda”. 

“Otro componente básico de la Agricultura de Conservación es la rotación de cultivos —que en la zona ha sido con ajonjolí y soya en el ciclo de temporal en verano—. Precisamente, el ajonjolí cosechado en estas parcelas tiene en Bimbo un comprador seguro, con lo cual se fortalece la cadena y los productores capitalizan los beneficios de producir bajo este sistema sustentable”, señala la coordinadora del Hub. 

“Como tercer componente se tiene el mínimo movimiento del suelo. Aquí se utilizaron sembradoras para Agricultura de Conservación, teniendo el apoyo de las centrales de maquinaria instaladas en el Valle del Carrizo para Agricultura de Conservación por parte de Fundación Produce y el Gobierno del estado. Una de las ventajas de usar este tipo de instrumentos es que tanto la fertilización como la siembra son puntuales, es decir, no se tiene tanto desperdicio de fertilizantes”, refiere Carolina Cortez. 

“Usar la voladora aumenta las dosis de fertilizante o densidad de semilla, lo cual no siempre es lo más eficiente, mientras que con la sembradora de Agricultura de Conservación el aprovechamiento de los recursos semilla-fertilizante es mejor, añadiendo el beneficio de ahorrar pasos de maquinaria. Siendo una de las funciones principales en la adaptación de la maquinaria para Agricultura de Conservación el cortar la paja (rastrojo), evitando que el suelo quede desnudo, erosionándose por el exceso de pasos de maquinaria que también implica un exceso de gastos porque ahora con el tema del incremento en el precio de los combustibles y los fertilizantes, es un tema importante para el productor”. 

A partir de estas colaboraciones, en la región también se promueve el uso de sensores ópticos para optimizar la fertilización nitrogenada: “se ha trabajado en la concientización para utilizar sensores, dosis de fertilizantes adecuadas y densidades de semilla óptimas. A partir de los trabajos de la plataforma de investigación se ha demostrado que las densidades altas no implican un mayor rendimiento. Y esa es una de las prácticas que se han trabajado junto con los técnicos de SAFINSA en predios de productores que han optado por implementar las innovaciones”, concluye la coordinadora técnica del Hub. 

El hecho de que empresas como SAFINSA sean promotores activos de la Agricultura Sustentable es un ejemplo para muchas otras regiones del país en las que se necesita que los agricultores tengan a la mano estrategias que les ayuden a manejar mejor sus riesgos productivos. Esta manera de entender la agricultura es fundamental, ya que contribuye a hacer a los sistemas agrícolas y las cadenas de valor más resilientes.

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Emprenden en Sinaloa campaña para darle valor al rastrojo

Sinaloa NO QUEMA #EnSinaloaElRastrojoVale, es una campaña de concientización orientada a prevenir las quemas agrícolas y dar valor a los restos de cultivo (llamados rastrojos o socas). Promovida por un amplio conjunto de organizaciones, actualmente la campaña se desarrolla en los municipios sinaloenses de Angostura, Guasave, Mocorito, y Salvador Alvarado. 

Rosalinda Cruz Huitrón, coordinadora de Desarrollo Urbano y Ecología del Ayuntamiento de Salvador Alvarado, refiere que la campaña tiene la finalidad de hacer conciencia entre la población sobre las consecuencias de las quemas agrícolas y, sobre todo, la afectación que tienen las tierras de cultivo con estas prácticas. En este sentido, comenta que la intención es que los productores entiendan que lo mejor es aprovechar el rastrojo, ya que eso genera bondades para sus tierras y las hace más fértiles y productivas.

Si bien la quema de restos de cultivo ha sido una práctica común en Sinaloa, esta altera el medioambiente local y provoca problemas de salud en los humanos. Una mejor opción es aprovechar las socas en lugar de quemarlas. 

Al incorporar las socas al suelo se incrementa su contenido de materia orgánica, mejora su estructura física, se reducen costos de aplicación de fertilizantes químicos, se evita la contaminación ambiental y se mejora la actividad biológica del suelo. Es decir, al no quemar se conservan los microorganismos del suelo y su amplios beneficios. 

¿Por qué es importante la vida microscópica del suelo? Porque numerosos tipos de organismos microscópicos que conviven en el suelo, como bacterias y hongos, pueden ofrecer grandes beneficios a los agricultores ya que, al participar en la degradación de la materia orgánica y en los ciclos de elementos (como el carbono, nitrógeno, oxígeno, azufre, fósforo, hierro, y otras sustancias que aportan a la fertilidad del suelo), también contribuyen a la formación del suelo. 

Se estima que en un centímetro cúbico de suelo sano hay cerca de 600 millones de organismos vivos y en una hectárea de suelo puede haber hasta 1.5 millones de lombrices. Además, muchos de los microorganismos del suelo viven alrededor de las raíces de las plantas e influyen en su crecimiento pues les ayudan a absorber nutrientes y las protegen o evitan el ataque de microorganismos patógenos. 

Sinaloa NO QUEMA es una campaña impulsada por SADER, SENASICA, CESAVESIN, SAyG, CIMMYT, AARC, AARFS, AARSP, SAFINSA, Club de Agricultores de Conservación del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle de Culiacán, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Fuerte, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo y otras organizaciones que se unen a este esfuerzo para hacer que la agricultura de Sinaloa sea más rentable, productiva y sustentable. ¡Súmate!

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De 10 a 15 mil pesos es el valor del rastrojo por hectárea

Representantes del CIMMYT, de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora y Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora (de izquierda a derecha) durante la presentación de la campaña Sinaloa No Quema. (Foto: colaborador del Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
Representantes del CIMMYT, de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora y Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora (de izquierda a derecha) durante la presentación de la campaña Sinaloa No Quema. (Foto: colaborador del Hub Pacífico Norte/CIMMYT)

La zona centro norte de Sinaloa unificará esfuerzos para disminuir la quema de rastrojo o soca que se da luego de las cosechas de garbanzo, maíz y trigo, tal como se realizó con éxito durante 2021.

En conferencia de prensa, Carlos Beltrán, presidente de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora informó que, con esta coordinación, se logró disminuir estas prácticas nocivas en hasta un 96% a través de una campaña de concientización en cuatro municipios: Angostura, Mocorito, Salvador Alvarado y Guasave.

Dijo que la quema de rastrojos afecta la fauna microbiana del suelo, así como a la capa de ozono, favoreciendo al cambio climático. Además, el suelo pierde fertilidad, productividad y nutrientes naturales como nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, entre otros.

Con presencia de representantes del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Sinaloa (Cesavesin), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), así como del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora y la Fundación Produce Sinaloa, Beltrán Astorga señaló que de la misma forma se pretende promover prácticas agrícolas sustentables.

El líder agrícola pidió a la policía ambiental tener criterio en las acciones de los productores, esto con relación a las labores de control de malezas con fuego en regaderas que realizan alrededor de sus predios y, además, señaló que mayormente son pepenadores quienes queman los rastrojos después de las cosechas.

“La tierra es vida, tiene muchos insectos benéficos y al quemar los rastrojos empobrecemos nuestros suelos, el rastrojo representa nutrientes para nuestro suelo y, a medida que lo vayamos integrando, vamos a ir mejorando la calidad del terreno”, concluyó.

En ese sentido, destaca la labor del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora que, desde hace mas de 30 años en Sinaloa, y principalmente en la región del Évora, promueve prácticas sustentables como el manejo de los rastrojos, la mínima labranza, el uso de abonos orgánicos, entre otras. 

En sintonía con la Agricultura Sustentable planteada en esta actividad, destaca la estrategia del CIMMYT para disminuir el uso de fertilizantes sintéticos. Esta se enfoca en dejar los residuos de la cosecha como cobertura, hacer análisis de suelos, diagnosticar las cantidades de nitrógeno que necesita por medio de sensores ópticos y prácticas de manejo de fertilizantes, entre otros.

Leonardo Lugo Gaxiola, representante del CIMMYT en Sinaloa, detalló que dicho organismo contribuye a la campaña de difusión #EnSinaloaElRastrojoVale enfocándose a darle valor al rastrojo, cuyos beneficios lo convierten en un insumo más que un residuo.

Recordó que, al atravesar una crisis por los altos precios de los fertilizantes, el sector agrícola debe integrar el rastrojo a sus tierras debido a la productividad que representa; “si le damos un valor al rastrojo, de un maíz que da 10 o 12 toneladas por hectárea, hablamos de 10 a 15 mil pesos por hectárea, mismos que se estaría ahorrando el productor”, consideró.

Agregó que, ante el alza en el costo de los combustibles, una opción es reducir sus trabajos de campo cuidando y conservando el rastrojo, también evitando afectar el medioambiente y, por último, señaló que con Agricultura de Conservación también es posible conservar y almacenar la humedad de las lluvias y aprovechar de mejor manera la humedad de los riegos.

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Cuidar la Tierra para asegurar el futuro

Primeras hojas del cultivo emergiendo entre el rastrojo. (Foto: CIMMYT)
Primeras hojas del cultivo emergiendo entre el rastrojo. (Foto: CIMMYT)

“La forma convencional en que hacíamos la preparación del terreno implicaba mover mucho la tierra y ahora vemos que eso no es necesario. Usábamos pesticidas que no son, digamos, bondadosos con el suelo. Ahora cada vez tendemos a ser más cuidadosos con el medioambiente y resulta que es más rentable. Hoy, yo ya no me atrevería a usar un pesticida o un producto contaminante que afecte a los seres humanos o al ambiente”, comenta Leopoldo Gutiérrez Arroyo al tiempo que señala los rastrojos que cubren el suelo en su parcela. 

Leopoldo es un agricultor de Sinaloa que participa en el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, de la compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Para él, dejar de quemar el rastrojo y aprovecharlo para cubrir el suelo y protegerlo de la erosión representa un cambio de valores y una nueva y mejor forma de hacer agricultura, una agricultura que está contribuyendo a regenerar la Tierra. 

Las innovaciones agronómicas que han adoptado los productores que participan en el proyecto con Kellogg, como Leopoldo, promueven una relación más armónica con la naturaleza y buscan consolidar un modelo de abastecimiento responsable que brinde equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras. Esto es, un modelo más sostenible para la producción y el consumo que permita satisfacer las necesidades de alimentación de una población en crecimiento dentro de los límites planetarios. 

De seguir con los hábitos de producción y consumo actuales se estima que en menos de 30 años se requeriría lo equivalente a tres planetas Tierra para satisfacer todas nuestras necesidades. La escasez de agua global y la disminución de las tierras cultivables debido al crecimiento urbano y la degradación de los suelos son un recordatorio de que los recursos naturales de este planeta tienen un límite y, también, la razón por la que es importante acelerar la adopción de prácticas sustentables en los sistemas agroalimentarios. 

En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra (22 de abril), proyectos como Apoyo al Abastecimiento Responsable en México recuerdan la importancia de establecer una nueva relación con la Tierra y, sobre todo, la importancia de reconocer que el planeta y sus ecosistemas son el hogar común de la humanidad. No hacer nada para cuidar este hogar podría conducir muy pronto a nuevas crisis (sanitarias, socioeconómicas y alimentarias) y desde la agricultura se puede hacer mucho en favor este, que es hogar de todos. 

Si se considera a nivel global que el sector agropecuario es responsable del 24% de los gases de efecto invernadero (que contribuyen al cambio climático) y del 70% de las as extracciones de agua de ríos, lagos y acuíferos; y que además con cada grado que aumente la temperatura de la Tierra la producción de cereales se reduce 5% aproximadamente, entonces el nuevo modelo de producción y consumo sostenible debe procurar un menor impacto ambiental y una mayor productividad y beneficios al productor al mismo tiempo. 

La Agricultura de Conservación que promueve el proyecto de Kellogg y el CIMMYT permite avanzar en ese sentido: en tres años de trabajo en Sinaloa y Guanajuato se ha fomentado la adopción de prácticas agrícolas sostenibles en casi 7 mil hectáreas, aumentando 36% la productividad promedio de maíz. Tan solo en 2021 en esos estados se trabajó con más de 350 agricultores, impactando en más de 2,400 hectáreas y produciendo cerca de 26 mil toneladas de maíz amarillo con prácticas y tecnologías de intensificación sustentable.

En los próximos años, esta iniciativa buscará impactar en cerca de 20 mil hectáreas para producir cerca de 180 mil toneladas de maíz cultivado con una huella de carbono reducida. A la fecha, de hecho, se ha logrado usar menos combustible para la producción de granos, así como un uso más eficiente del riego. 

Nos ahorramos en maquinaria, combustibles, nos ahorramos en agroquímicos, nos ahorramos en fertilizantes. Ahora producimos con mayor calidad y lo hacemos con un menor costo porque hacemos labranza mínima, además nos enseñan a hacer un manejo integrado de las plagas e incluso optimizamos el uso de los fertilizantes”, señala Leopoldo en referencia a este sistema que, además, evita que se hagan quemas agrícolas, una de las principales causas de incendios forestales. 

Así, al acercar a los productores la información que necesitan para conocer y contar con las herramientas que les permitan integrar métodos de producción sostenible, se beneficia a la Tierra y a la humanidad en consecuencia. 

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El CIMMYT en Expoceres 2022

En la edición 2022 de Expoceres, realizada del 24 al 26 de marzo en Los Mochis, Sinaloa, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) compartió el mensaje de la relevancia de adoptar prácticas agrícolas sustentables ante un contexto donde la variabilidad climática y los eventos geopolíticos y económicos hacen que los productores enfrenten serios obstáculos para que su actividad siga siendo rentable. 

Expoceres, que cuenta con una trayectoria de 28 años, es una de las exposiciones agrícolas más grandes del país y una oportunidad de “compartir conocimiento e innovación y buscar en conjunto la eficiencia y eficacia de las cadenas productivas, además de optimizar el recurso agua y mejorar los suelos”, señaló el doctor Víctor Villalobos Arámbula, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, durante la inauguración. 

En este sentido, el CIMMYT, reconocido como socio de conocimiento del Grupo Ceres, participó con una parcela demostrativa y una serie de talleres y conferencias orientadas a la promoción de las prácticas sustentables más adecuadas e innovadoras para el campo de Sinaloa y las agroecologías del norte del país. 

Para Grupo Ceres —dirigido por Guillermo Elizondo Collard—, igual que para el CIMMYT, la transferencia de tecnología y conocimiento es clave para la profesionalización del productor agrícola y para tener un campo más rentable y sustentable ante un escenario global donde se enfrentan retos como la inseguridad alimentaria y el conflicto. 

En este sentido, destacó la participación de Julie Borlaug, presidenta de la Fundación Borlaug, quien enfatizó en la necesidad de promover una #AgriculturaParaLaPaz y seguir fortaleciendo al sector con ciencia aplicada como la que desarrolla el CIMMYT, procurando que los resultados de la investigación lleguen a los productores de forma simple y efectiva.

Para acercar a los productores el conocimiento científico generado por el CIMMYT y sus colaboradores, “se impartieron talleres de mecanización adecuada, Agricultura de Conservación, microbiología aplicada a cultivos de importancia, entre otros temas. También se instaló un lote demostrativo de trigo y maíz, con densidades de siembra y sembrados bajo Agricultura de Conservación con rotaciones de cultivo, en este caso con sesbania”, puntualizó Carolina Cortez, coordinadora técnica del Hub Pacífico Norte del CIMMYT. 

Entre los temas abordados por los especialistas del CIMMYT en Expoceres 2022, destaca el de las semillas certificadas, que son esenciales para garantizar cosechas de calidad. De hecho, este también es el tema de la más reciente colaboración editorial de este centro internacional en Noticeres (Ed.66 / marzo 2022). Te invitamos a leer el artículo completo dando clic aquí. 

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Nuevos técnicos certificados en Agricultura Sustentable en el norte del país

El pasado 31 de marzo se graduaron 12 nuevos técnicos certificados en Agricultura Sustentable en el norte del país. Procedentes de Chihuahua, Baja California y Sonora, estos profesionistas fueron formados en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —que impulsa la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— para implementar y difundir sistemas de producción sustentables mediante estrategias innovadoras con productores. 

“Estamos viviendo tiempos complicados con muchos retos para la agricultura, incluyendo el cambio climático y los precios extremamente altos de los insumos. Es un momento crítico donde es primordial transitar a una Agricultura Sustentable. Por esto, los productores necesitan técnicos capacitados que los asesoren acertadamente en esta transición. Los técnicos que se están graduando hoy escucharon este llamado y decidieron capacitarse para atender esta necesidad”, comentó Víctor Manuel Apocada Sotelo, uno de los egresados, durante la ceremonia. 

Los egresados de la generación 2020-2021 del curso Técnico Certificado en Agricultura Sustentable se suman a otros 449 profesionistas que en el país se han formado a través esta estrategia de capacitación —desarrollada desde 2009— la cual brinda conocimiento y experiencia para dar asesoría de alto nivel en tecnologías sustentables. Para el caso de Sonora, este egreso hace que el estado cuente ahora con un total de 45 técnicos certificados.

El curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en el norte del país es un esfuerzo de muchas organizaciones que han apoyado la iniciativa. Investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), por ejemplo, dieron una parte muy importante de las capacitaciones y también se contó con el apoyo del Patronato para la Investigación y Experimentación Agrícola del Estado de Sonora (PIEAES).

Este programa formativo de vanguardia —que actualmente se está replicando en Sinaloa—contempla una rigurosa selección —en esta generación, por ejemplo, se registraron más de 60 aspirantes— y normalmente dura un año, aunque la pandemia extendió este periodo para la generación saliente. 

Con sesiones prácticas en campo en las que los participantes involucran a los productores, los nuevos técnicos certificados en Agricultura Sustentable en el norte del país forman parte de una estrategia más amplia que se enfoca en contribuir a la resolución de tres importantes retos en el país: seguridad alimentaria, pobreza y cambio climático.

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Pionero de la Agricultura de Conservación

El señor José Antonio Hernández vive en la colonia Agrícola México, en Angostura, Sinaloa. Actualmente cultiva maíz, frijol y garbanzo con prácticas de Agricultura de Conservación, sistema de producción sustentable que conoció en su búsqueda por mantener rentable su actividad: “En el 94-95 mi hermano y yo empezamos a buscar una sembradora o formas para bajar los costos, disminuir la labranza, el trabajo, todo lo que se pudiera bajar, pero para que aumentara la producción al mismo tiempo”, relata el productor. 

“Entonces una compañía de ahí de Guamúchil nos invitó a un viaje para los Estados Unidos, al estado de Nebraska, y pues nos trajimos algunas ideas y las empezamos a adaptar. Los implementos que nosotros ya teníamos aquí empezamos a adaptarlos y también compramos algunos que ya son para Agricultura de Conservación”, comenta el señor José, don Pepe como lo conocen en su localidad, donde es pionero en la implementación de la Agricultura de Conservación. 

“Entre don Silvano —un vecino de don Pepe— y yo empezamos en las mismas fechas, de hecho, fuimos juntos al viaje. Don Silvano ha ido a Argentina, yo fui a Brasil. Y así hemos ido aprendiendo porque todos los años son diferentes. Este año la sequía es la que nos está dañando, estamos batallando con el agua. De hecho, aquí ya tenemos dos ciclos, el pasado y este, que hemos tenido muy restringida el agua y las presas están muy bajas”, comenta el productor. 

Debido a las variaciones climáticas, don Pepe ha optado por cultivos de menor demanda hídrica como el garbanzo, el cártamo y el ajonjolí. Además, con Agricultura de Conservación señala que “sí se nota la diferencia porque la soca (rastrojos) sobre el suelo incrementa la materia orgánica y retiene más la humedad. Mucha gente en la agricultura convencional hace todo el laboreo precisamente para eso, para que supuestamente capte más agua el suelo, pero no es así, yo lo noto porque yo no muevo el suelo y tengo la misma producción que ellos. Sí, la soca siempre retiene el agua y no se erosiona tanto el suelo”.

En los lotes de don Pepe se puede ver la diferencia entre la labranza convencional y la Agricultura de Conservación. De hecho, recibe a otros agricultores que sienten curiosidad por las prácticas que ha implementado: “Sí, han venido de otras partes a ver la siembra. Y los mismos vecinos de aquí. Porque yo tengo una tierra que le doy más seguimiento que a todas, es un lote de 11 hectáreas que tiene 15 años que no se ha movido el suelo, entonces la gente que pasa por ahí ve que se pone muy bonito el maíz, el garbanzo y todo, sin mover nada del suelo, nada más fertilizar, sembrar y la desmenuzada de la paja (rastrojos)”.

Sobre la reacción de los otros productores don Pepe comenta que “se sorprenden, nada más que mucha gente tiene el temor de que como es grande la inversión que se hace a veces y no tienen los equipos adaptados para eso, pues no le quieren entrar muy bien por el temor de perder la inversión. Algunos sí han hecho como yo, pero poco a poquito porque los agricultores así somos, somos muy desconfiados, hasta no ver bien bien al vecino es que nos animamos; hasta para cambiar de cultivo o de variedad necesitamos verlo. No porque llegue alguien y nos diga, cambiamos. Necesitamos ver físicamente”. 

Don Pepe, en ese sentido, juega un rol muy importante para difundir con otros productores prácticas sustentables, pero también para validar nuevas prácticas: “Con el ingeniero Leonardo Lugo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) hemos hecho unas pruebas para mejorar la fertilización con nitrógeno. Trajeron un sensor y ahí anduvimos viendo eso. Yo de vez en cuando le hablo para preguntarle cosas y opiniones porque ya hay confianza. De hecho, el año pasado me entregaron un reconocimiento como productor innovador”, comenta don Pepe.

Finalmente, don Pepe se dirige a otros agricultores, a quienes invita a implementar prácticas sustentables para cuidar recursos como el suelo y el agua: “Es importante para seguir sembrando. En primer lugar, no tenemos nada seguro en la cuestión del clima. Necesitamos cuidar el agua porque no sabemos cómo venga el clima en el futuro. Poco a poco tienen que ir cambiando. Yo les digo que ahora casi va a ser de a fuerzas que le entren, así como están de caro todo, como los fertilizantes. Así que va a ser casi de a fuerzas entrarle a la Agricultura de Conservación”. 

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Cómo evitar los daños al suelo causados por quemas agrícolas

La agricultura, vista como el conjunto de técnicas agronómicas para cultivar la tierra y obtener cosechas, se ha convertido en la base de la alimentación y el desarrollo de la sociedad; sin embargo, con el paso del tiempo, de esta actividad se han derivado prácticas que generan un impacto no tan favorable al medioambiente, como la generación de gases de efecto invernadero derivados de la quema de residuos agrícolas —pastos, tallos, hojas, cáscaras, etcétera—.

Históricamente el fuego ha sido considerado una “herramienta” y aún en la actualidad es ampliamente usado en la preparación de las tierras para la siguiente siembra, aunque con consecuencias: de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las miles de hectáreas quemadas anualmente no solo emiten contaminantes, sino que son en gran medida la causa de numerosos incendios forestales. 

De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en México se registran en promedio 8 mil incendios forestales cada año, ocasionando pérdidas de flora, fauna, económicas, así como la erosión y daño del suelo. Además, esta práctica emite una gran cantidad de dioxinas a la atmósfera. Estas partículas derivadas de la presencia de cloro y agroquímicos, así como fertilizantes sintéticos, señala la organización Mundial de la Salud, tienen elevada toxicidad y se acumulan en la cadena alimentaria.

Para contrarrestar esto, actualmente organizaciones como Grupo Ceres y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) impulsan la migración de los agricultores hacia sistemas de producción sustentables como la Agricultura de Conservación. Esto, a fin de evitar daños a corto y mediano plazo en los suelos agrícolas como, por ejemplo: pérdida de nutrientes, muerte de organismos y microorganismos que descomponen materia orgánica, pérdida de producción de gases nitrogenados y carbonados, así como la falta de humedad.

A la par, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, en coordinación con el Centro CIMMYT, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) y otras organizaciones, fomentan la reducción de la quema de pajas o rastrojos en predios de cultivo posterior a las cosechas. 

Entre las recomendaciones que plantean seguir, están las siguientes:

  • Reincorporar el rastrojo en las parcelas como medio para reducir el uso de insumos como fertilizantes o herbicidas.
  • Emplear estos residuos como forraje para el ganado de modo que se disminuye el gasto en alimentos para animales.
  • Distribuir los remanentes de cosechas anteriores para así aumentar la fertilidad, el porcentaje de materia orgánica, proteger el suelo de rayos solares y mejorar el pH del suelo.
  • Complementar el aprovechamiento del rastrojo usándolo para hacer composta o como abono.

Es importante mencionar que, aunque hay especificaciones técnicas establecidas para realizar las quemas agrícolas, el aprovechamiento de los residuos agrícolas tiene mayores beneficios que su quema. Esto, por supuesto, requiere de capacitar a los agricultores en técnicas de manejo de los restos agrícolas, de tal manera que conozcan otras alternativas que no involucren usar fuego y, de esa manera generen valor agregado durante el levantamiento de sus cosechas y sobre todo cuando preparan el suelo para el siguiente ciclo agrícola.

Si tienes interés en el manejo de rastrojos y su aprovechamiento, los equipos técnicos de Grupo Ceres y del CIMMYT pueden asesorarte, contáctalos. 

Fuente:

Programa Mi parcela no se quema: https://www.gob.mx/agricultura/acciones-y-programas/miparcelanosequema