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El ajonjolí vuelve a despertar el interés de los agricultores de los Tuxtlas

La región de los Tuxtlas, Veracruz, es conocida en la región por sus cultivos de maíz, frijol y, en menor medida, chícharo. Sin embargo, poco se sabe o se recuerda que entre 1913 y 1992 en la región se sembraba también arroz y ajonjolí, los cuales perdieron mercado por desaparición de ruta ferroviaria El Ramal, por la cual se trasladaban y comercializaban dichos granos hasta el centro del país.  

En la comunidad El Popotal, en el municipio de San Andrés Tuxtla, tres productores conservaban semilla de ajonjolí desde esos periodos, sembrándola en baja escala, con escasa media hectárea para el comercio local. 

Gente Sustentable AC, colaboradores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Veracruz, establecieron módulos  de cultivos alternativos, probando la adaptación en la región de diferentes semillas, entre ellas chícharo gandul, soya, garbanzo, chícharo de ciclo corto, crotalaria y ajonjolí.

Los módulos despertaron el interés de los productores de El Popotal por rescatar el cultivo de ajonjolí, por lo que solicitaron el acompañamiento técnico para la siembra y manejo del cultivo. Así, se agruparon a 14 productores para la siembra de 12 hectáreas de ajonjolí, a su vez que se aseguró  tener la compra de la cosecha del ajonjolí. 

El acompañamiento técnico tomó en cuenta los saberes locales sobre la siembra del cultivo que, tradicionalmente, se establece a través de surcado y la semilla se dispersa con el método de salero, cuidando de no sobresaturar de semilla, ya que si crecen muy cerca las plantas no desarrollan adecuadamente. 

El seguimiento técnico abarcó desde la preparación del suelo, el método de siembra, la nutrición de la planta, así como la identificación y control de plagas y enfermedades. Durante la floración, se pudo apreciar la inmensidad y diversidad de abejas, mariposas y hormigas polinizando el cultivo. 

Cabe mencionar que durante el periodo de floración se suspendió el uso de plaguicidas biológicos y químicos, manteniendo un monitoreo y control perimetral de plagas hasta el encapsulado, con ello se aseguró el llenado de las cápsulas con semillas. Finalmente, la cosecha del ajonjolí tuvo un rendimiento aproximado de 600 kilogramos por hectárea. 

Con acciones como esta, a través de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT, se impulsa una Agricultura Sustentable en sintonía con las necesidades y el entorno sociocultural de cada región. 

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Esta planta es un paraíso para los enemigos naturales de las plagas

La planta Asclepias curassavica es originaria de América y se distribuye en las zonas tropicales y subtropicales. En México se le conoce como hierba María y burladora en Michoacán; cancecillo, chilillo, chontalpa y flor de culebra en Oaxaca; cochinita, cajón de gato y veintiunilla en Guanajuato y Guerrero; pelo de gato, ponchilhuits y ponchishui en Veracruz y Yucatán; quiebramuelas en Tabasco; señorita en Nayarit y Jalisco; sintescochit en Hidalgo; soldaditos en Puebla; venenillo y veneno rojo en Guerrero y víbora en el estado de Chiapas.

Esta planta alberga al pulgón Aphis nerii, el cual sirve de alimento para un gran número de insectos benéficos y también proporciona alimento y sitio de oviposición a la mariposa monarca (Danaus plexippus). 

Algunos de los enemigos naturales (depredadores y parasitoides) de diversas plagas que esta planta puede albergar son: adultos y larvas de la catarina sin manchas (Cycloneda sanguinea), larvas de moscas syrphidae, huevecillos y larvas de crisopa (Chrysoperla sp.), un gran número de moscas parasitoides taquinidae y las avispas parasitoides Aphidius colemani y Lysiphlebus testaceipes, Syrphophagus aphidivorus, Asaphes californicus y Pachyneuron aphidis.  

La gran cantidad de insectos benéficos que se encuentran en esta planta la convierten en una buena opción para establecerla en franjas dentro y fuera de los terrenos de cultivo para promover la conservación de enemigos naturales de gran importancia, los cuales servirán para la regulación poblacional de insectos plaga.

A través de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —que impulsa la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con la colaboración de diversas organizaciones públicas y privadas— se promueve un enfoque agroecológico para el manejo de plagas. En este sentido, plantas como la descrita son opciones que contribuyen a reducir el uso de insecticidas de síntesis química y a mejorar la biodiversidad de los ecosistemas.  

Fuentes:

  • Bahena, F. (2008). Enemigos naturales de las plagas agrícolas: del maíz y otros cultivos. Campo Experimental Uruapan. INIPAF. Libro Técnico No. 5. Michoacán, México. 180 p.
  • Marín, A. y Herrera, C. (2018). Importancia de plantas silvestres en la conservación de enemigos naturales. Campo Experimental Bajío. INIFAP. Folleto para Productores No. 2. Celaya, Guanajuato, México. 21 p.
  • Zamora, D. y Hanson, P. E. (2017). Clave dicotómica para especies parasitoides e hiperparasitoides (Hymenoptera) de áfidos (Hemiptera: Aphididae) de Costa Rica. Agronomy Mesoamerican. 28, 563-575.
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Cambio climático obliga a investigar mejores fechas de siembra

Veracruz.- La seguridad regional y nacional alimentaria depende de varios factores, entre los que destacan el mantenimiento y fortalecimiento de un sistema de investigación y desarrollo incluyente, que sea capaz de proporcionar continuas mejoras en todos los aspectos de los sistemas productivos utilizados por los agricultores, que haga frente a la diversidad agroecológica, económica y social de un país, y que sea dinámica para responder a los retos del cambio climático. 

Las zonas productoras de maíz para grano abierto, por ejemplo, son vulnerables a la variabilidad climática, por lo que los cambios en las condiciones climáticas repercuten directamente en la calidad y cantidad de la cosecha. Ante esta situación, muchos productores buscan alternativas más eficientes para sus sistemas de producción o bien cambiar sus cultivos por otros que puedan ofrecerles mayor rentabilidad.

A nivel nacional, sin embargo, cerca de dos millones de productores de pequeña escala siembran maíz sobre todo para autoconsumo. Para la mayor parte de ellos, que además tienen una cultura y economía basada en el maíz, optar por cultivos diferentes no es la mejor opción, por lo que una solución posible es hacer más viable su sistema de producción. 

Para contribuir a este propósito, investigadores de DECOTUX y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se dieron a la tarea de identificar los métodos de sistematización del proceso de producción del maíz y comprender su relación con los indicadores climáticos en las comunidades de la Sierra de Santa Martha en Veracruz, esto, debido a la necesidad de adaptación de los productores de la sierra veracruzana ante los efectos del cambio climático. 

La investigación referida se realizó en cinco comunidades de Veracruz en 2021: Plan Agrario, Encino Amarillo, Ocotal Texizapan, Ocotal Grande y Ocotal Chico; dentro de los municipios Mecayapan, Soteapan y Tatahuicapan de Juárez, los cuales se encuentran dentro de la Reserva de la Biosfera de los Tuxtlas, en la Sierra de Santa Martha, Veracruz.

A través de esta investigación, que incluyó recorridos y entrevistas con productores, se identificó que los meses de junio y agosto presentaron precipitaciones convenientes para el requerimiento hidrológico del maíz —con una precipitación promedio de 6 mm por día—, lo que los convierte en los meses óptimos para su siembra. De hecho, las parcelas sembradas en este periodo mostraron un mejor comportamiento y un rendimiento de una tonelada promedio, mientras que las parcelas que se sembraron a finales de julio tuvieron un rendimiento inferior.

Otro aspecto relevante que se identificó en la zona fue que, aunque las semillas híbridas tienen un mejor desarrollo en planta y mayor rapidez en crecimiento, su maíz es más propenso a las lluvias y más susceptible a hongos y pudrición, a diferencia de los maíces nativos que tienen una mayor resistencia, pero son muy susceptibles al estrés hídrico, además que hacia el mes de septiembre los vientos del norte hacen que ese maíz caiga debido a que alcanzan una altura de hasta 3 m. Esto propicia que se pierda mucha cosecha, porque el grano no se alcanza a polinizar y las mazorcas quedan incompletas.

Ya que el comportamiento climático sigue cambiando, también es necesario trabajar en la adaptación de los métodos de siembra y la identificación de las mejores prácticas que permitan a los agricultores hacer frente a los efectos del cambio climático. En este sentido, este estudio —realizado en el marco de MasAgro-Cultivos para México— contribuye a la comprensión de las dinámicas agrícolas que, a su vez, permitirán identificar las prácticas más adecuadas para los productores locales.  

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Sistemas agroalimentarios productivos contribuyen a consolidar la paz social

Sistema de milpa intercalada con árboles frutales en terrenos de ladera. (Foto: CIMMYT)
Sistema de milpa intercalada con árboles frutales en terrenos de ladera. (Foto: CIMMYT)

Las perturbaciones y tensiones ambientales, demográficas, socioeconómicas, biológicas, e incluso sociopolíticas y jurídicas, afectan los sistemas agroalimentarios. Las perturbaciones —como la pandemia— tienen una repercusión inmediata. Las tensiones —como la migración forzada—, que son procesos más lentos, alteran gradualmente a los sistemas agroalimentarios y disminuyen su capacidad de afrontar los cambios, haciéndolos más vulnerables paulatinamente (Estado Mundial de la Alimentación, 2021). 

Cuando las personas del medio rural, particularmente los más jóvenes, no encuentran rentable dedicarse a la agricultura, entonces buscan otras opciones y la dinámica social se trastoca. Tensiones sociales como la migración, e incluso el conflicto o la violencia, se convierten en riesgos latentes y síntomas de sistemas agroalimentarios disfuncionales.

Considérese por ejemplo la región de Los Tuxtlas, en Veracruz —uno de los principales estados expulsores de migrantes hacia otras partes del país o del extranjero—, donde se han estimado pérdidas de suelo de hasta 199 toneladas por hectárea al año que han afectado la producción e ingresos de los pequeños agricultores de granos básicos, principalmente de maíz y frijol (SADER, 2020).

Mientras en los terrenos de ladera de la región, manejados de manera convencional —donde la quema de rastrojos es una práctica común—, se pierden alrededor de 35.5 kg de suelo por cada kilogramo de grano de maíz producido, con la tecnología de terrazas de muro vivo —que fue base para el diseño del sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales, o MIAF, en laderas— solamente se pierden 0.40 kg de suelo. 

El sistema MIAF consiste en establecer hileras de árboles frutales en la milpa y consta de tres componentes: el primero son los árboles que se establecen en sentido perpendicular a la pendiente; posteriormente la instalación de los cultivos anuales en franjas y, finalmente, el maíz, sembrado en franjas cada dos surcos arriba y debajo de los árboles frutales.

El sistema MIAF también integra componentes tecnológicos de lo que se denomina terraza de muro vivo, tales como la roturación unidireccional del suelo —con tracción animal o mecánica al contorno de la ladera— para favorecer la formación paulatina de una terraza; y el filtro de escurrimientos que se adapta a este sistema, y que consiste en colocar un cordón o camellón con residuos de cosecha de maíz, frijol, o ramas eliminadas en la poda de frutales, en la parte alta de la hilera de frutales.

A pesar de sus amplios beneficios para controlar la erosión del suelo y apoyar la economía de las familias productoras, el sistema MIAF aún es considerado por muchos productores de la región como una tecnología compleja. Se ha observado, además, que demanda acompañamiento técnico constante —al menos los dos primeros años— para que el productor tenga una comprensión adecuada del funcionamiento del sistema. 

Para identificar los elementos que permitan hacer más fácilmente adoptable el sistema —y evaluar específicamente su capacidad para disminuir el escurrimiento superficial, controlar la erosión hídrica e incrementar la infiltración de agua— el Consejo de Colonias Populares de Veracruz, en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) estableció una plataforma de investigación del sistema MIAF en el Ejido Ahuacapan, en San Andrés Tuxtla, Veracruz. 

La plataforma, instalada en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —impulsada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— fue establecida en la parcela de un productor que estableció el sistema MIAF desde 2017 y desde donde se busca atender los componentes de mayor dificultad para la adopción del sistema, como es la colocación del filtro de escurrimientos. 

Antes del establecimiento del MIAF y de la plataforma de investigación, en la parcela del productor se roturaba el suelo con rastra después de la quema de rastrojos; se sembraba yuca, maíz, frijol y jícama, aunque con bajos rendimientos; y, durante 10 años, antes de establecer el MIAF, se mantuvo el terreno con praderas de pasto, donde el tránsito de maquinaria, el efecto de la lluvia y el pisoteo de los animales compactaron el suelo.

Actualmente en la parcela, que ahora funciona como plataforma de investigación de MasAgro-Cultivos para México, se ha observado la capacidad del sistema MIAF para disminuir el escurrimiento superficial, controlar la erosión hídrica e incrementar la infiltración de agua, lo que ha redundado en un mayor rendimiento del cultivo de maíz.

Con las podas realizadas al limón que se introdujo y su acomodo dentro de la parcela se ha observado también un aumento de la calidad y, con respecto a la adopción del filtro de escurrimiento con rastrojo, este ha favorecido un incremento en la productividad del cultivo. 

Los estudios sobre MIAF en esta plataforma aún siguen su curso, pero a la fecha la experiencia ha sido considerada exitosa tanto para el productor, como para los investigadores y técnicos a quienes los datos generados les están ayudando a la adopción de componentes específicos del MIAF entre otros productores, sobre todo porque los avances de esta plataforma se están compartiendo con diversos productores de la región y técnicos de Sembrando Vida, quienes han expresado sorpresa por la productividad que se presenta en esta parcela.

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Con cultivos alternativos hicieron frente a la devastación ocasionada por el huracán Grace

En agosto de 2021 el huracán Grace tocó tierras mexicanas dos veces: primero atravesó la Península de Yucatán como huracán de categoría 1 y después tocó tierra en la costa del Golfo de México como huracán de categoría 3, convirtiéndose en uno de los ciclones tropicales más fuertes registrados para el estado de Veracruz.

El devastador paso de Grace afectó seriamente a los agricultores del Totonacapan —zona al norte de Veracruz— quienes perdieron sus cultivos de temporal pues el fenómeno meteorológico llegó en plena temporada de floración del cultivo de maíz, el cual se acamó —cuando las plantas se “recuestan” o se “tienden” hacia el suelo— en un 90%, sin esperanza de lograr una cosecha decente del grano. 

El huracán Grace no solo impactó la economía de los agricultores, también su estado de ánimo ya que, al ver perdida su inversión, sintieron desesperanza y decepción. Muchos de ellos manifestaban que no esperaban algo tan fuerte y, sin embargo, el impacto fue de tal magnitud que afectó la mayoría de los cultivos de temporal y anuales, como los cítricos que son una importante fuente de ingreso en la zona. 

La investigación agronómica en esa región también se vio afectada, ya que los módulos agronómicos y la plataforma de investigación que Citricultores Tihuatecos Asociados y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han establecido en colaboración también fueron siniestrados por el huracán.

Dadas estas circunstancias se realizó un ajuste al protocolo de investigación, buscando alternativas de cultivos para cubrir los meses restantes y llegar a la siembra del ciclo otoño-invierno 2021 —que comúnmente se realiza entre los últimos días de octubre y todo noviembre—.

Así, buscando una estrategia sustentable que permitiera adaptarse a las nuevas circunstancias, se optó por sembrar cultivos alternativos como soya forrajera, frijol negro Michigan y un girasol criollo mejorado (Icamex 14-B) proporcionado por el CIMMYT con el objetivo de despertar el interés de los productores —ya que en esa zona no es un cultivo común— y fortalecer la biodiversidad al generar espacios para las abejas que, debido al uso desmedido de agroquímicos, han visto reducidos los lugares donde obtener polen.

Así, después del paso del huracán Grace se retomaron las actividades en la plataforma para preparar el terreno donde se estableció tanto el frijol Michigan como una asociación de girasol con soya forrajera como cobertura —previamente en la plataforma ya se evaluaba la soya como cobertura, pero asociada con maíz—. 

El girasol ha mostrado una buena adaptación a la zona y, por su parte, la soya forrajera se ha confirmado como una leguminosa que, aparte de mantener las condiciones de humedad en el suelo, es una excelente fijadora de nitrógeno, tiene una alta capacidad de captura de CO2, y un alto aporte de materia orgánica que contribuye a generar una capa que cubre al suelo y lo protege de la erosión. 

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Mujeres, agricultura y pandemia

Para una gran parte de la humanidad —y a través de la historia—, la hora de los alimentos está íntimamente ligada a la presencia y acción de las mujeres. Ellas alimentan al mundo en más de un sentido. No solo preparan los alimentos, los cultivan: de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuatro de cada 10 personas que trabajan en el campo en todo el mundo, e incluso siete de cada 10 en algunos países, son mujeres. 

El papel de la mujer, sin embargo, frecuentemente ha estado mermado por las brechas de género. Se pensaba que el hombre, por su complexión física, era quien debía ejercer y asumir los papeles más demandantes o pesados, pero la mujer ha tenido y tiene un papel fundamental en la agricultura y su trabajo debe ser reconocido. 

Por diversas circunstancias, socialmente se sabe poco de los trabajos de las mujeres dentro de la Agricultura. Además, persisten condiciones que las ponen en clara desventaja, tales  como el poco acceso a créditos y a cadenas productivas de alto valor, así como la falta de titularidad de las tierras —lo que ha contribuido a un subregistro en las estadísticas disponibles: de acuerdo con cifras al tercer trimestre del 2021 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), por ejemplo, el promedio de mujeres ocupadas en agricultura es del 10%, ya que su trabajo en el campo con frecuencia no es remunerado—.

La pandemia por COVID-19 y sus efectos durante y después de ella son un buen ejemplo para reflexionar en torno al papel y a la situación de las mujeres, tanto en el campo o en relación con aspectos vinculados con la alimentación, tales como la seguridad alimentaria o la carga de trabajo asociada a la preparación de la comida y a la alimentación de las familias —se estima que la brecha entre mujeres y hombres con respecto al tiempo que dedican a la manipulación y preparación de alimentos y comidas es de 12 puntos porcentuales—.

De acuerdo con la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la pandemia representa un retroceso en materia de derechos de las mujeres, pero también una oportunidad de reacomodo donde los pactos de género permitan trastocar a la sociedad y hacer que la nueva normalidad sea la igualdad

A raíz de la pandemia, en México 70.1% de hombres y 76.2% de mujeres vieron disminuidos sus ingresos (ingresos de un trabajo remunerado); 43.1% de hombres y 40.5% de mujeres experimentaron dificultad para acceder a productos alimenticios o víveres; y 44.1% de hombres y 48.3% de mujeres vieron un aumento en el tiempo dedicado al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado —como enseñar a los niños o ayudar con las tareas escolares; ayudar a personas adultas mayores, enfermos o con discapacidad—.

Los efectos diferenciados por género a causa de la pandemia en el desarrollo sostenible apoyan la observación general de que la pandemia ha evidenciado los numerosos sistemas quebrantados en el mundo, donde las personas más vulnerables —por edad, pobreza, raza o género— se vuelven exponencialmente más vulnerables.

Así, en este periodo de pandemia las mujeres en general han enfrentado la agudización de la sobrecarga de trabajo —en especial el trabajo no remunerado que está vinculado con la pobreza de tiempo de las mujeres—, la precariedad económica, el incremento de la pobreza y el incremento de la violencia de género. 

En el ámbito rural, las mujeres se han enfrentado a una serie de obstáculos adicionales asociados a las interrupciones de las cadenas de valor agroalimentarias. Las productoras que vendían sus excedentes en mercados locales para captar ingresos que les permitieran complementar la dieta fueron particularmente afectadas.

Uno de los grandes retos entonces es consolidar e intensificar acciones para el empoderamiento económico de las mujeres, impulsar su autonomía económica y dar visibilidad a sus aportes a la economía familiar (y en general): en la agricultura de traspatio, por ejemplo, tienen un papel protagónico en el cultivo de verduras, legumbres y frutas, así como en la producción animal de pequeñas especies. Y esto no es una tarea menor, porque muchas veces constituye el principal soporte económico de las familias rurales. 

Ante este contexto, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores, desarrollan proyectos que impulsan el empoderamiento económico de las mujeres mediante, por ejemplo, la incorporación de cultivos alternativos:

“El cultivo del girasol es un gran apoyo a la economía para la mujer. Varias lo están vendiendo como flor de corte y a otras nos ha permitido desarrollar un oficio, porque con esto podemos tener un mercado para la comercialización de jabones, champús, cremas, tinturas de propoleo, polen, jarabes para la tos y otros productos”.

Te invitamos a conocer a Juana Gómez Ramírez, una de las protagonistas de esta historia dando clic aquí.

Fuentes:

  • ONU Mujeres (2020). Efectos diferenciados por género de COVID-19 en el desarrollo sostenible. Análisis comparativo de las encuestas de evaluación rápida de género en Chile, Colombia y México. ONU Mujeres- Oficina Regional para América Latina y el Caribe.
  • Mora, A. y Anderson H. (2020). Las mujeres rurales, la agricultura y el desarrollo sostenible en las Américas en tiempos de COVID-19. Organización de los Estados Americanos- Comisión Interamericana de Mujeres. 
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Análisis de parcela, preguntas y respuestas

Durante la primera sesión de la capacitación sobre Análisis de Parcela, impartida por especialistas del Hub Golfo Centro y del Hub Pacífico Sur del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), hubo preguntas que por falta de tiempo quedaron sin responder. Aquí compartimos las respuestas en espera de que sean de utilidad para quienes las formularon y para todos aquellos interesados en el análisis de parcela como elemento clave de una Agricultura Sustentable. 

¿Cuántas muestras se requieren y cómo se toman para que sean representativas?, ¿cuántas se deben tomar por cada hectárea?, ¿se divide el terreno en parcelas? (Matilde Barreto, desde Perú, Vía Facebook; Nataly Gualavisi, desde Ecuador, vía Facebook; y Ugarte Briones Isidora Eva, vía YouTube)

El número de muestras individuales que deben componer una muestra compuesta varía entre 15 y 40, dependiendo de la heterogeneidad y tamaño de la unidad de muestreo, aunque el número de submuestras es independiente del tamaño de la población.

Cuando la unidad de muestreo alcance una extensión entre dos y ocho hectáreas se podrán colectar entre 10 y 25 submuestras, conservando precisión.  De manera práctica se ha calculado que la máxima precisión en el muestreo se puede alcanzar al colectar hasta 40 submuestras por muestra compuesta.

Si por dividir en parcelas se refiere al muestreo de suelos para llevar a análisis de laboratorio, lo que nos define como dividirlas son varios factores, como la pendiente del terreno, la homogeneidad en el color del suelo, los cultivos establecidos, las fuentes y la cantidad de fertilizante aplicado. Si el terreno es muy homogéneo y se establecerá un mismo cultivo, no es necesario dividirlo, basta con tomar suficientes muestras de suelo, por ejemplo 40, después mezclarlas bien todas ellas y obtener una muestra compuesta para llevarla al laboratorio, esta puede ser de 1 kg.

¿La hierba que se corta, también aporta materia orgánica? (Noé M Valerio, vía Facebook)

Sí, podrían considerarse dos etapas importantes para cortarlas y dejarlas como cobertura: la primera es durante el ciclo de cultivo, no se debe permitir que las hierbas compitan mucho con el cultivo; en el caso del maíz, es importante no dejar que estas crezcan mucho durante los primeros 40 o 45 días. La hierba que aún crezca se puede cortar antes de que emitan flor para disminuir la diseminación de la semilla.

¿Cómo calcular la aplicación entre estiércoles y abonos tipo bocashi o compostas? (Tere Cano, desde Puebla, vía Facebook)

Ya hay fórmulas que consideran el nivel inicial de materia orgánica del suelo y hasta cuanto queremos aumentar, así como un porcentaje de carbono que aporta el abono que vamos a aplicar. Una fórmula que se puede ocupar es la siguiente: 

MF = (S x p x Da x %Mo) / (%ms x k1)

Los tres primeros valores nos dan a conocer la masa de suelo sobre la que vamos a realizar la labor. La parcela tiene una superficie (S) de una hectárea (10,000 m2), nuestra profundidad (p) será de 20 cm, que expresamos en metros (0.2 m). También sabemos que la densidad (Da) de la mayoría de los suelos tiene un valor de alrededor de 1.35.

Seguidamente conocemos que el porcentaje de materia orgánica (% Mo) que vamos a agregar es del 0.5% (queremos llegar al 1.2% y partimos del 0.7%), que a efecto de la fórmula sería: 0.5%=0.5/100=0.005. Esta cantidad la vamos a aportar a la masa de suelo arriba considerada.

Finalmente, para conocer los dos últimos valores que son el porcentaje de materia seca (% ms) y el coeficiente isohúmico (K1), empleamos la siguiente tabla, donde las cifras para estiércol bien hecho son 25% (0.25) y 0.45 respectivamente. La tabla ha sido muy simplificada para obtener unos datos de referencia orientativos de forma sencilla.

Tabla 1: Coeficiente isohúmico (K1) de diversos productos empleados como abono.

Si se aplica estiércol de borrego, ¿cuanto se debe aplicar por hectárea? (Bulmaro Alcocer, vía Facebook)

Se puede calcular de la misma manera que en la pregunta anterior, pero si la cantidad que se debe aplicar es mucha, lo ideal es ir aplicando ciclo tras ciclo cierta cantidad, dependiendo de las condiciones del terreno, de la disponibilidad de maquinaria o implementos para aplicar este abono, de la mano de obra disponible, etc. Una tonelada por ciclo puede funcionar bien.

Considerando el beneficio y el costo, ¿qué sería más recomendable?, ¿lixiviados o abonos de origen animal? (Antelmo Zarate, desde Oaxaca, vía Facebook)

Los lixiviados son buenos, pero es importante realizar un análisis de nutrientes, así como salinidad y pH. Si estos datos son muy altos, dependiendo de la cantidad que se aplique pueden llegar a provocar algunos efectos negativos a mediano plazo, claro está que por su forma de aplicación pueden ser menos costosos que aplicar abonos de animal, sobre todo porque estos normalmente se requieren aplicar por toneladas. También hay que considerar que para los lixiviados se requiere tener cierta infraestructura que permita obtenerlos, después de una primera extracción podemos humedecer la composta con este mismo lixiviado para dar más tiempo a que se estabilicen mejor algunos nutrientes.

¿Es correcto aplicar ácidos húmicos y microorganismos mineralizados para favorecer la descomposición de materia orgánica en el cultivo de trigo? (Julissa Muñoz, vía Facebook)

No hemos encontrado efectos consistentes de la aplicación de estas sustancias. Si dejamos materia orgánica como rastrojo de manera regular, va aumentando la biomasa microbiana del suelo sin necesidad de que agreguemos microorganismos externos. Por lo regular no es necesario aumentar la descomposición de manera artificial. Si hay cantidades muy grandes de rastrojo y tienen problemas para manejarlo, se puede considerar empacar una parte, pero por lo regular con adaptaciones a la maquinaria se pueden llevar a cabo las operaciones necesarias. 

¿En que condición de humedad del suelo se debe utilizar el penétrometro? ¿Qué tan importante es la determinación de la infiltración en el diagnóstico de parcela? (Juan Martinez Medina, vía YouTube)

Se puede tomar en un rango de humedad del suelo entre capacidad de campo y punto de marchitez permanente. Actualmente existen algunos instrumentos electrónicos que nos permiten medir la humedad actual del suelo directamente en campo. En el rango de humedad indicado anteriormente es cuando las raíces absorben mejor el agua y los nutrientes, de igual forma, favorece el crecimiento de las raíces. Cuando el suelo está muy seco se puede utilizar el penetrómetro para identificar zonas más duras o compactadas, que también nos puede dar una idea de cómo algunos cultivos, a pesar de estar en dichas condiciones, se mantienen verdes y siguen produciendo follaje, flores o frutos.

Con respecto a la determinación de la infiltración, está es muy importante pues esta propiedad nos indica que tan rápido o lento penetra el agua en el suelo, y con esto podemos estimar cuánto realmente se puede quedar en el suelo y cuánto se escurre. O si se trata de riego, podemos ver cada cuanto debemos regar.

¿Es recomendable dejar descansar la tierra? (Ugarte Briones Isidora Eva, vía YouTube)

Nosotros recomendamos realizar un descanso mejorado, sembrando un cultivo que pueda tener diferentes beneficios, por ejemplo: rábano largo, que ayuda a descompactar el suelo, genera biomasa para incorporar materia orgánica del suelo, etc. O sembrar una leguminosa que ayude a controlar algunas hierbas, fijar nitrógeno, etc. 

Para el caso de frutales que ya están en etapa de fructificación, ¿el análisis de suelo se tiene que realizar antes de entrar las lluvias o al final de el ciclo de producción? (Paco FA, desde Michoacán, vía Facebook)

Es importante realizarlo en la época más seca pues algunos nutrientes se mueven mucho con la humedad del suelo y eso puede llevar a sobre o subestimar alguno de ellos, en el caso de frutales se recomienda hacer los análisis a dos profundidades, de 0-30 cm y de 30-60 cm.

Fuentes:

  • Labrador, J. (2003), La materia orgánica en los sistemas agrícolas. Manejo y utilización. Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario: Madrid.
  • Guzmán, K.E., Azero, A.M., Sánchez, J.  (2011).  Estimación del coeficiente isohúmico de residuos de maíz en Inceptisoles de Pairumani, Vinto, Cochabamba.  Revista Boliviana de la Ciencia del Suelo, Vol. 1, N° 1, pp. 24-36.
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Fallece importante investigador y promotor del sistema MIAF

Veracruz.- La presente misiva es un sencillo, pero sincero reconocimiento a la gran labor del maestro Andrés Zambada Martínez quien, como investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), contribuyó al extensionismo en México y a la gestión de las innovaciones en la región de Los Tuxtlas, Veracruz. 

En Los Tuxtlas, difundió y fomentó la adopción de la tecnología agroecológica denominada Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) entre pequeños productores de ladera. Estos productores le siguieron para aprender de él y adoptaron la tecnología que les permitió conservar sus suelos e incidir positivamente en sus familias y comunidades. Hoy, parte del legado del maestro Zambada vive en estos productores. 

Ingeniero en Ciencias Agrícolas y maestro en Desarrollo Económico y Social, el maestro Zambada tuvo un interés constante por  la investigación y el apoyo a los pequeños productores. En 2019, a través de la Organización para el Desarrollo Comunitario (ODECO), se vinculó con el CIMMYT para fungir como responsable científico de la plataforma de investigación en San Andrés Tuxtla, desde donde siguió promoviendo el sistema MIAF y también la Agricultura de Conservación.

El equipo del Hub Pacífico Sur y Golfo Centro despedimos al maestro Andrés Zambada Martínez, valioso integrante de la red de plataformas de investigación y expresamos a su familia y amigos nuestro más sentido pésame, esperando que reciban pronta paz: «La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos», Cicerón.


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Con milpa y frutales disminuyen hasta 80% la erosión del suelo

La región de Los Tuxtlas, Veracruz, se caracteriza por la producción agrícola de temporal y por una ganadería extensiva, destinada mayormente a la alimentación familiar y de la comunidad. Esto ha contribuido significativamente a la deforestación y al deterioro de los suelos. Además, la topografía accidentada, el manejo inadecuado del suelo y el efecto de la lluvia propician la  degradación de los recursos naturales en los ecosistemas ubicados en laderas de esa región. 

El manejo convencional de los productores de la región de Los Tuxtlas (que consiste principalmente en el uso intensivo del suelo, la quema de residuos, el control químico de plagas y malezas, y el monocultivo) ha favorecido que haya rendimientos menores de dos toneladas por hectárea de maíz por ciclo de cultivo; disminución de la fertilidad del suelo; pérdidas de suelo por erosión de hasta 200 toneladas por hectárea al año; y producción de altas cantidades de sedimentos en los escurrimientos (los cuales azolvan cuerpos de agua y afectan la pesca). 

El sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) es una alternativa para los productores de Los Tuxtlas. El sistema fue desarrollado en terrenos planos de la zona templada del país para hacer un uso óptimo del suelo en tiempo y espacio —la práctica fue estructurada desde hace alrededor de treinta años por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y mejorada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional—; en terrenos de ladera del trópico húmedo de México funciona como un sistema agroforestal que integra cultivos básicos, árboles frutales tropicales y forestales, los cuales proporcionan beneficios en el corto, mediano y largo plazos. 

El sistema MIAF también integra componentes tecnológicos de la terraza de muro vivo, como la roturación unidireccional del suelo (con tracción animal o mecánica al contorno de la ladera para favorecer la formación paulatina de una terraza) y el filtro de escurrimientos que consiste en colocar en la parte alta de la hilera de frutales un cordón o camellón con residuos de cosecha de maíz, frijol, o ramas eliminadas en la poda de los árboles.

Gracias a los trabajos realizados en la plataforma de investigación de Los Tuxtlas —en el marco del programa MasAgro de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —, se encontró que en terrenos de ladera manejados de manera convencional se pierden 35.5 kg de suelo por cada kilogramo de grano de maíz producido. En cambio, con la tecnología de terrazas de muro vivo  (base para el diseño del sistema MIAF en laderas) solamente se pierden 0.40 kg de suelo. 

Resultados de investigaciones recientes en la plataforma también aportan nuevas evidencias de los beneficios del sistema MIAF como tecnología agroecológica particularmente útil para la agricultura de temporal en laderas. Entre estos beneficios están la reducción de hasta 46% de los escurrimientos; la disminución de la erosión hasta en 80%; la reducción de la fuga de nitrógeno en 73.4%, la de fósforo en 49.2%, la de potasio en 49.33%, la de calcio en 82.35% y la magnesio en 76.2% (en comparación con el manejo convencional).

Las experiencias de difusión y promoción del sistema MIAF en Los Tuxtlas indican que se trata de una tecnología con amplios beneficios, pero que puede resultar compleja para algunos productores, por lo que  se requiere de un constante acompañamiento técnico al menos los primeros dos años. Actualmente, en la plataforma de investigación se estudian mecanismos más especializados del sistema, tales como  la colocación de filtros de escurrimiento y la roturación del suelo. 

Por: Andrés Zambada Martínez, Víctor Manuel Mejía Rodríguez y Sofonías Domínguez Azamar, Odeco

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Engañando al gusano cogollero

El gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) puede disminuir la producción de maíz hasta 50%, por lo que es una de las principales plagas de este cultivo (aunque también se ha detectado que afecta al frijol, cebolla, alfalfa, tomate, pepino, entre otros cultivos). El daño característico de esta plaga consiste en cortaduras en la base de la plántula (justamente arriba del suelo); no obstante, sus hábitos han ido cambiado y actualmente puede barrenar el tallo y alimentarse de las espigas y del elote.

El uso intensivo de ciertos plaguicidas para el control del gusano cogollero puede ocasionar que este se vuelva resistente a esos productos, además de que esta forma de control tiene un impacto ambiental negativo. Por esta razón es fundamental brindar a los productores alternativas que sean adecuadas para el manejo de la plaga y que además sean accesibles económicamente.

Ya que los machos adultos de la plaga (palomillas) se caracterizan porque usan la comunicación química para localizar a la hembra en el proceso de apareamiento (pueden rastrear a la hembra incluso a una distancia de 11 kilómetros), el uso de feromonas sexuales (sustancias que la hembra secreta para atraer al macho) permite manejar de mejor forma las poblaciones de gusano cogollero y minimizar el impacto ambiental.

Las trampas con feromonas son parte del llamado Manejo Agroecológico de Plagas (MAP), el cual no busca exterminar, sino mantener las poblaciones de insectos plaga por debajo del umbral económico de daños. Por esta razón se requiere determinar cuándo hay una mayor población de adultos.

Ya que los picos poblacionales pueden ser distintos para cada región, en la plataforma de investigación Moyoapan Grande, en Coscomatepec, Veracruz, la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad Veracruzana y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han realizado estudios para conocer cómo es el crecimiento poblacional de machos de gusano cogollero empleando trampas con feromonas para su control.

Entre los resultados que se han obtenido destaca que el uso de trampas con feromonas en el cultivo de maíz permitió disminuir la incidencia del gusano cogollero desde la primera fecha de muestreo (figura 1). Asimismo, los estudios han permitido conocer fauna insectil asociada al cultivo de maíz en el área de estudio (zona central del estado de Veracruz), ayudando a determinar el tipo de plagas potenciales para la agricultura local.

 

Figura 1. Machos de S. frugiperda capturados del 29 de abril al 20 de junio de 2019

Por: Arcimiro Vargas, Pablo Meza, Juan Del Rosario, Otto Raúl Leyva, Miguel Merino, Joaquín Murguía, Miguel Cebada, José Luis Del Rosario, María Elena Galindo, Axel Hernandéz, Ricardo Serna, Carlos Llarena, (Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, Universidad Veracruzana), con la colaboración del productor José Antonio Cárdenas.