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#ChiapasNoQuema reinicia actividades en 2022

Los escenarios de cambio climático para México muestran que Chiapas es uno de los estados que está siendo y será más impactado por este fenómeno: los periodos de sequía más severos y extensos serán más recurrentes en toda la entidad, por lo que es conveniente promover prácticas sustentables y reducir así el riesgo de fenómenos catastróficos, como los incendios forestales. 

En promedio, Chiapas tiene 6,600 incendios cada año. Por lo anterior, es considerada una de las entidades con mayor incidencia en ese rubro (en 2015, 2018 y 2019 Chiapas fue la entidad con más incendios en todo el país) y —en consecuencia— una de las que más contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero y que más cobertura arbórea pierde a causa de los incendios.

A través del programa MasAgro-Cultivos para México —iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, este año se ha implementado nuevamente la campaña #ChiapasNoQuema, impulsada de forma conjunta por el Hub Chiapas del CIMMYT, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) de Chiapas; la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn) del mismo estado; los ayuntamientos de Ocozocoautla, Venustiano Carranza y Villa Corzo; entre otras organizaciones. 

Cabe mencionar que #ChiapasNoQuema se desarrolla en sintonía con la iniciativa nacional #MiParcelaNoSeQuema, coordinada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en la que participan el CIMMYT, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) y otras organizaciones para mitigar las quemas y ofrecer alternativas sustentables. 

El objetivo de #ChiapasNoQuema es la reducción de las quemas mediante la prevención y el ofrecimiento a los productores de alternativas como la Agricultura de Conservación, que es un sistema de producción sustentable que aprovecha el rastrojo (residuos agrícolas que son objeto de las quemas) para usarlo como cobertura del suelo. Además de mejorar la estructura y calidad del suelo —y retener humedad—, el aprovechamiento del rastrojo permite a los productores tener ahorros significativos en sus costos de producción.

Cabe mencionar que la campaña contempla acciones de difusión y capacitación orientadas a productores, técnicos y otros actores del sistema agroalimentario en diversos municipios de Chiapas. Mediante estos eventos de capacitación se presentarán las ventajas de las siembras con rastrojo y su manejo, con el objetivo de que los productores eviten las quemas agrícolas y sean conscientes de que #ElRastrojoVale más como cobertura del suelo.

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Cuidar sus suelos les ha abierto la puerta a nuevos mercados

Villaflores es uno de los municipios más representativos de la Frailesca. Esta región llegó a ser conocida como el “granero de Chiapas”, pero por diversas circunstancias actualmente la región tiene suelos degradados, una superficie agrícola más reducida y una creciente vulnerabilidad de los pequeños agricultores cuyas organizaciones, con frecuencia, tienen dificultades de capital, capacitación organizativa y técnica, acceso a crédito, liderazgo, información de mercados y migración. 

Para contribuir a cambiar esta situación, el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), impulsa en Villaflores la adopción de prácticas de Agricultura Sustentable —particularmente la diversificación de cultivos— y promueve la asociatividad. 

“Trabajo el campo con mi familia, con mis hijos. Antes lo que hacíamos era levantar el rastrojo y luego meter ganado. Ahora ya cambiamos, ya no movemos la tierra. Entre menos movimiento es mejor. Hacemos camas permanentes y dejamos el rastrojo como cobertura. A mucha gente le ha gustado la forma cómo vamos trabajando porque cosechamos más y nos queda un poquito más de recurso. Así ya hasta podemos hacernos de otra maquinaria, aunque sea año con año, ya tenemos una seguridad para irla pagando”, comenta don Víctor Manuel Martínez Durán, productor de El Rancho El Vergel, en Villaflores, Chiapas, quien participa en el proyecto. 

“Nos llamó mucho la atención las compras consolidadas —un esquema de compras en conjunto que permite obtener precios más bajos—, que eso nos vino a beneficiar mucho, nos dieron buen precio”, comenta don Víctor, quien también ha encontrado ahorros significativos en la nueva forma de trabajar la tierra: “En lo que es Agricultura de Conservación sí es un buen beneficio para nosotros como campesinos, porque ya no aramos, solo hacemos camas una vez y les damos mantenimiento los siguientes años. Así ya no gastamos en el arado que es caro, que nosotros lo hacemos, pero es un costo”. 

La salud del suelo también es fundamental para asegurar que los beneficios se sostengan en el tiempo y por eso “los ingenieros del proyecto vinieron con la mira de que nosotros hiciéramos el análisis de suelo, y aquí nadie lo hace, porque nosotros no sabíamos para qué podría ser útil. Se hacía la agricultura convencional, sin ningún estudio. Ya con el análisis de suelo ya nos dieron el resultado y vimos cómo íbamos a fertilizar y qué es lo que les hacía falta a los suelos. Ahora pues el cultivo es más sano, más uniforme. Esa es una ventaja pues se ve el cambio que ha tenido la tierra”, señala el productor. 

Muy cerca de El Rancho El Vergel, en el Ejido Villa Hidalgo, miembros de la Sociedad de Producción Rural Las Casitas —quienes también participan en el proyecto— coinciden en la utilidad de apostar por la salud de los suelos. Don Rigoberto Alfaro Rosales, por ejemplo, comenta que “la conservación de suelos nos ha dado muchos resultados porque hemos invertido menos y hemos producido más; la materia orgánica que estamos dejando nos ayuda a que la maleza no salga. Hemos visto el beneficio que nos ha dado estos cursos, de todo lo que es asociatividad, subsoleo —una técnica que permite aflojar el suelo, pero sin removerlo— que es primordial, porque los terrenos estaban muy compactados”.

El proyecto impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT busca desarrollar y fortalecer las capacidades de los productores: “los ingenieros nos apoyan no solo en la teoría, también en la práctica. Gracias a ese apoyo lo que hoy este grupo está haciendo es cuidar los suelos. La materia orgánica se queda en el terreno, así brota menos ‘monte’ y hay más productividad” —los rendimientos de la sociedad pasaron de alrededor de cuatro a siete y media toneladas por hectárea gracias a la diversificación de cultivos con leguminosas, comentan—, comenta Adaín Vázquez Sánchez, miembro de la sociedad Las Casitas. 

“Eso impacta más porque no es solo una familia, sino un grupo de compañeros y amigos y nuestras familias los que estamos siendo beneficiados y que llevamos una vida mejor porque otro de los beneficios que hemos obtenido como Sociedad de Producción Rural ha sido el acceso a nuevos mercados. El impacto del proyecto es una mejor economía y más salud por consumir alimentos menos contaminados”, enfatiza Adaín. 

Finalmente, Hermilo González Gómez y Eliobenay López Cruz, también parte de la Sociedad de Producción Rural Las Casitas, expresan que es importante estar dispuestos al cambio: “Estamos en toda la disponibilidad de seguir adelante con el proyecto y que nos sigan asesorando, queremos avanzar, queremos innovar más que nada, tener nuevos conocimientos para que esto mejore y que el día de mañana las nuevas generaciones tengan esto como una plataforma de cambio”.

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Aprendizaje en familia

Larráinzar, Chis.- En la comunidad de Talonhuitz, municipio de Larráinzar, Chiapas, vive don Bernardino Hernández González y su familia: “Yo trabajo como productor en el campo, sembrando maíz, frijol, hortalizas como la calabacita, jitomate y tomate verde. También estamos trabajando las fresas. Como familia estamos nosotros y mis dos hijos. Para el trabajo en el campo nos apoyamos todos, como en la cosecha del mes, todos apoyan, y si hay cosecha de fresa ahí también llegan todos, hasta los niños, aunque están pequeñitos también lo pueden hacer para aprender”.

Don Bernardino y su familia participan en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Antes no había un técnico que nos viniera a acompañar, nosotros veníamos aprendiendo un poco como podíamos, pero hace como tres años llegaron los ingenieros del CIMMYT, y de la plataforma, y así fue como nos empezaron a acompañar. Antes sembrábamos así por surco, por una brazada más lenta y larga, pero ahorita ya hacemos diferente la siembra y sus distancias, así que agradezco a Walmart Foundation y al CIMMYT por estar con nosotros”, comenta don Bernardino. 

Aquí tenemos la diversificación de cultivos con lo que es el tomate y la papa. La papa ya va para dos meses y se va a cosechar. De la parte de lo que hemos aprendido del maíz sobre todo ha sido la fertilización; el manejo de la semilla, principalmente para que no se eche a perder; también la selección de los maíces; la fertilización de los tomates, qué abono se les puede dar, y en este caso casi no le he dado abono ni tampoco químicos”, comenta Germán Hernández Hernández, hijo de don Bernardino.

En estos tres años hemos captado las enseñanzas que nos han dado, compartir los conocimientos que traen ellos. Este año yo creo que sí va a haber buena cosecha de maíz y por eso agradezco a todos los que están colaborando en este proyecto de la vida. Gracias por estarnos compartiendo y educando”, dice Germán. 

Antes la calidad del grano para consumo estaba en un 50%, pero ahora ya está todo bien, sin una picada de gorgojo. Antes no, se echaba a perder muchísimo. Antes el tipo de fertilización se hacía voleadamente, ahorita nos enseñaron que se entierra y agarra mejor. Ha aumentado la producción del maíz, del frijol, así como la durabilidad de la semilla. Nos han enseñado muchísimas cosas y por eso para mí que siga el proyecto para así aprender más”, comenta Rodolfo Hernández Hernández, el otro hijo de don Bernardino. 

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Recuperan suelos al diversificar sus cultivos

Ocosingo, Chis.- La Agricultura de Conservación y el sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) ayudan a reducir los problemas de degradación de suelos y, gracias a la diversificación de cultivos que implican, mejora la nutrición y las oportunidades de los productores de pequeña escala que lo implementan. 

En la ranchería San Miguel, en Ocosingo, Chiapas, un grupo de productores innovadores están recuperando suelos con la diversificación de cultivos. Se trata de productores que participan en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

La diversificación de cultivos es una forma de mejorar el suelo y de tener mejores oportunidades de alimentación para los productores. “Con la diversificación de cultivos empezamos hacer curvas a nivel, donde intercalamos cítricos, naranja, limón, plátano; empezamos con leguminosas como el frijol, la calabaza, todo eso intercalamos en la parcela”, comenta Felipe Sánchez, uno de los productores que participan en el proyecto. 

Nos enseñaron a trabajar con curvas a nivel —que permiten retener el agua de lluvia y facilitan la infiltración— para que el abono se quede en la tierra y no se lo lleve el agua porque ya queda atrancado, antes porque sembraba así, recto, y venía el agua y llevaba la corriente”, comenta don Manuel Vázquez Méndez, otro de los productores participantes.

Además, desde que llegó el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT ya no queman la milpa: “Manejábamos mucho la quema, pero con esto de la Agricultura de Conservación con el ingeniero Moisés trabajamos la no quema”, dice el productor Felipe Sánchez y, al respecto, José Moisés Rodríguez Castellanos, quien colabora en el proyecto, comenta: “los invitamos a que no quemen y que dejen el rastrojo para que se recupere el suelo, al final la materia orgánica mineralizada se regresa al suelo y se convierte en abono”.

Cuando este grupo de productores empezó a practicar la diversificación de cultivos mediante el sistema MIAF —que es una práctica estructurada por investigadores del INIFAP y optimizada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT— nadie más lo había hecho en Ocosingo. Hoy cultivan alrededor de 20 especies diferentes con este sistema y esto los ha ayudado a mejorar su economía, así como sus rendimientos y suelos.

 Además de la diversificación de cultivos y el fomento de la asociatividad el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT promueve otras tecnologías y prácticas: “Tenemos varias tecnologías, una  de ella es la bolsa plástica hermética que es capaz de conservar granos un año entero sin que le dañen gorgojos”, comenta José Moisés Rodríguez Castellanos. 

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Aprendizajes que transforman

El Parral, Chis.-Aprendimos a usar el fertilizante, porque antes lo hacíamos tirándolo nada más”, dice el productor de maíz Víctor Ruíz Gutiérrez, de la colonia Jericó, municipio de El Parral, Chiapas, para comenzar su testimonio sobre cómo él y su familia se han involucrado en la Agricultura Sustentable y han obtenido resultados alentadores. 

A través del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche que impulsan Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), don Víctor ha recibido capacitación y el acompañamiento técnico adecuado que le han permitido mejorar su sistema de producción agrícola.

“Hemos ido a las plataformas de la Concordia, de Coita y a Texcoco, a Querétaro, a Guanajuato y todo lo que nos han enseñado allá sobre agricultura lo hemos venido a compartir con la familia y ya ellos también se están involucrando para aportar a la parcela”, comenta don Víctor, para quien los aprendizajes de esos viajes se han convertido en una nueva  forma de hacer agricultura porque, dice, antes quemaban, sufrían de plagas y no sabían qué hacer porque no conocían de los pronósticos del tiempo para la siembra, ni de otras prácticas que les permitieran hacer frente a la variabilidad del clima. 

“Desde que ya empecé a trabajar con la asesoría de los técnicos del proyecto nos enseñaron en qué fechas sembrar y cómo va a ser el pronóstico de las lluvias. Aquí sufríamos de una enfermedad con la que se morían las plantas, pero ya vamos saliendo poco a poco y nos están apoyando con una sembradora, pero sin la asesoría difícilmente hubiéramos salido adelante”, comenta el productor. 

Para don Víctor la Agricultura Sustentable le ha representado mejores rendimientos: estima que con las nuevas prácticas —que incluyen la conservación del rastrojo como cobertura del suelo y la diversificación de cultivos— estará cosechando hasta siete toneladas y media de maíz en el presente ciclo y hasta tres toneladas y media de cacahuate en el siguiente. 

Además de la mejora en rendimientos y la disminución de costos de producción, don Víctor se siente entusiasmado por estar realizando una agricultura más amigable con el medioambiente y sobre todo por los aprendizajes que ha obtenido a través del proyecto: “el técnico Juan Diego López Durante nos ha invitado a eventos de capacitación, eso es lo que nos va a hacer que seamos productores innovadores y que obtengamos mejores rendimientos. Por eso agradezco al proyecto de Walmart y el CIMMYT porque estamos saliendo adelante”. 

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¿Podría Chiapas convertirse en un desierto?

Chiapas.- El título de esta nota podría sonar controversial, pero brinda la oportunidad para aclarar algunos aspectos importantes sobre el tema de la desertificación. Esto, a propósito del Día de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía que cada año se conmemora el 17 de junio para hacer énfasis en la urgencia de restaurar las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas que se encuentran degradadas por la convergencia de diversos factores climáticos y las actividades humanas. 

Aunque la palabra desertificación propicia imaginar la formación de un desierto o su avance, en realidad hace referencia a un proceso de degradación del suelo muy particular donde intervienen los cambios en los patrones climáticos (principalmente asociados a la humedad y la precipitación) y la sobreexplotación del suelo por la actividad agrícola, el sobrepastoreo, la deforestación, el uso de sistemas de irrigación inadecuados y el manejo forestal inapropiado.

Esta convergencia entre los efectos del cambio climático y el desequilibrio entre la demanda de servicios de los ecosistemas y lo que estos pueden proporcionar se presenta y afecta de un modo particular a las tierras secas que, en México, ocupan un poco más de la mitad del territorio nacional (128 millones de hectáreas) y abarcan las zonas muy áridas y áridas (que se encuentran principalmente en Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua y Sonora), las zonas semiáridas (distribuidas en su mayoría en el desierto Sonorense y en el altiplano), y las zonas subhúmedas secas de Campeche y Yucatán, el Golfo de México y las costas del Océano Pacífico desde Sinaloa hasta Chiapas (Semarnat, 2008).

La desertificación entonces puede presentarse incluso allí en los estados donde aparentemente no habría problemas mayores con los recursos hídricos.  Y es que, si bien Chiapas se caracteriza, en general, por la presencia de amplias zonas de bosque, una alta precipitación y numerosos cuerpos de agua (de hecho, se estima que abastece de agua a 30% del país), en décadas recientes ha perdido un poco más de la mitad de sus bosques (principalmente por deforestación para actividades agropecuarias) y registra alrededor de 6,600 incendios al año, muchos de ellos causados por quemas agropecuarias. 

Además, Chiapas es uno de los estados donde se han documentado algunos de los primeros casos de modificación climática basada en registros (en Tapachula y Malpaso, por ejemplo, las precipitaciones anuales han disminuido en más de 300 milímetros y las temperaturas se han elevado de forma consistente) (Consejo Consultivo de Cambio Climático en Chiapas, 2018). 

En este contexto, no es que Chiapas vaya a convertirse en un desierto (no al menos en el futuro inmediato, ya que los procesos geológicos de la Tierra sí abren esa posibilidad, aunque en algunos millones de años), pero sí es susceptible de padecer los efectos de la desertificación en sus zonas subhúmedas secas. De hecho, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el nivel de desetificación en esas zonas de Chiapas (figura 1) es severo (esta estimación se obtiene al considerar el estado de los hídricos, cobertura vegetal, erosión del suelo y aridez).

¿Es posible detener la desertificación? Considerando que en este proceso están involucrados numerosos factores relacionados con las actividades humanas (particularmente prácticas agrícolas inadecuadas), la respuesta no solo es que sí es posible, sino que es necesario hacer frente a este proceso. La adopción amplia de prácticas agrícolas sustentables para adaptarse y mitigar el cambio climático están en el centro de estas acciones. 

Chiapas, por ejemplo, es un estado pionero en tomar medidas para mitigar y adaptarse al cambio climático gracias a los esfuerzos coordinados entre diversas organizaciones —como la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), entre otras— que conforman la Mesa Técnica Agroclimática de Chiapas.

A través de esta colaboración se emiten periódicamente boletines agroclimáticos con recomendaciones claras y puntuales para que los productores del estado puedan tomar mejores decisiones en sus tierras de cultivo. En el boletín más reciente (correspondiente a mayo-junio-julio), por ejemplo, se detallan los pronósticos de lluvias para cada región de Chiapas, así como recomendaciones para los distintos cultivos (en general, se esperan buenas lluvias por lo que es viable sembrar maíces rendidores). El boletín puede ser consultado y descargado en el siguiente enlace: https://idp.cimmyt.org/download/boletin-agroclimatico-chiapas-no-3/

Figura 1. Nivel de desertificación en las tierras secas de México. Semarnat, 2003.
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Inclusión financiera para productores de pequeña escala

Texcoco, Edo. Méx.- En el sector rural existen muchas limitaciones crediticias. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera de 2017, menos del 10% de las unidades de producción en el país recibió financiamiento. Sobre el seguro agrícola, la encuesta establece que solo el 5.8% de las unidades de producción rural recibieron algún tipo de seguro agropecuario.

Debido a estas circunstancias, Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han desarrollado una estrategia de inclusión financiera que busca atender las necesidades de financiamiento de productores en Oaxaca, Campeche y Chiapas, estados donde prevalecen diversas circunstancias que limitan a los productores en esta materia, tal es el caso de las superficies de cultivo fraccionadas —un productor, por ejemplo, puede tener una hectárea para su trabajo agrícola, pero dividida en cinco o hasta más parcelas—. 

A través del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, Walmart Foundation y el CIMMYT facilitan a los productores el acceso a financiamiento inclusivo a través de un modelo de asistencia técnico crediticio —en conjunto con intermediarios financieros como FIRA, Financiera Nacional de Desarrollo, e intermediarios financieros rurales privados, etcétera—. El objetivo es que los productores cuenten con recursos para financiar sus actividades agrícolas, eleven su productividad y reduzcan costos de producción.

De acuerdo con Christian Bustos Rojas, consultor en Inclusión Financiera en el CIMMYT, dentro de la estrategia se fomentan los seguros agrícolas, se mitigan riesgos climatológicos y financieros en beneficio de los productores y se busca fomentar la cultura del ahorro en estos productores, además de la obtención de un financiamiento (crédito para el desarrollo de sus actividades): “desarrollamos capacidades administrativas, gerenciales y de educación financiera para ir madurando estos grupos de productores para que puedan llegar a un tema de financiamiento o crédito. La inclusión financiera, la asociatividad y el acceso a mercados son tres componentes fundamentales para el proyecto”. 

Además del tema financiero, el proyecto contempla un continuo acompañamiento técnico para la adopción de prácticas sustentables —particularmente la diversificación de cultivos— que están impactando positivamente en el mantenimiento a largo plazo de los recursos productivos y en la mitigación y adaptación frente a los efectos climáticos. Este esquema permite minimizar riesgos productivos y apoyar a los productores en la generación de un retorno positivo de inversión.

La estrategia está dando resultados: para varios productores la asociatividad ha sido una forma de reducir costos (Se asocian para comprar más barato: https://idp.cimmyt.org/se-asocian-para-comprar-mas-barato/), para otros una oportunidad de fortalecer el tejido social de sus comunidades (Asociatividad en el medio rural, más que solo compras consolidadas: https://idp.cimmyt.org/asociatividad-en-el-medio-rural-mas-que-solo-compras-consolidadas/), e incluso una manera de rescatar prácticas organizativas tradicionales como el tequio (Rescatan prácticas organizativas para aumentar la rentabilidad agrícola: https://idp.cimmyt.org/rescatan-practicas-organizativas-para-aumentar-la-rentabilidad-agricola/). 

A través de la capacitación y el acompañamiento directo por parte de consultores se busca que los productores tengan una escala productiva, económica y organizativa que les permita acceder al crédito. Para el proyecto, este elemento es clave ya que permite la integración de un grupo de productores que, eventualmente, podrán apoyarse, tener mayor capacidad productiva y organizativa para que puedan en conjunto solicitar un crédito para desarrollar o expandir sus actividades. 

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Mesa Técnica Agroclimática de Chiapas, un hito en el combate al cambio climático

Alrededor de 6 millones de personas en México están expuestas a sequías agrícolas y 14 millones a sequías pecuarias, 1 millón a disminución de sus rendimientos por precipitación y 5 millones por aumentos en la temperatura (Semarnat, 2013). Estas cifras muestran la importancia de diseñar medidas que ayuden a reducir la vulnerabilidad del sector agropecuario ante fenómenos como el cambio climático. 

Tomar decisiones en medio de un contexto con alta incertidumbre como es el clima no es sencillo; sin embargo, los pronósticos climáticos aplicados a la agricultura permiten diseñar medidas que ayudan a reducir el riesgo. Las Mesas Técnicas Agroclimáticas son un enfoque innovador que ha brindado resultados positivos en diversos países, pero que en México no se habían instalado sino hasta en fechas recientes. 

La Mesa Técnica Agroclimática de Chiapas es pionera en este sentido. Fue instalada formalmente en enero de 2020 mediante la gestión del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —con sede en México— y el Centro Internacional de Agricultura Tropical en alianza con Bioversity International (CIAT-BIOVERSITY) —con sede en Colombia—. Se trata de un espacio de diálogo entre científicos, técnicos, representantes del sector público, privado y agricultores que analizan el clima local y generan recomendaciones (difundidas a través de un boletín) para disminuir los riesgos asociados a la variabilidad climática.

Las Mesas Técnicas Agroclimáticas forman parte de las estrategias del programa CCAFS (Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria, por sus siglas en inglés) —implementado por 15 centros de investigación internacional que conforman al CGIAR, incluyendo al CIMMYT y al CIAT- BIOVERSITY— para hacer frente a los retos derivados de la variabilidad climática, particularmente seguridad alimentaria, adaptación al cambio climático y mitigación del cambio climático. 

En Chiapas, es la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) la que coordina las acciones de la Mesa Técnica Agroclimática, la cual cuenta con el soporte científico del CIMMYT y el CIAT- BIOVERSITY y la participación de un amplio grupo de organizaciones de los sectores público, privado, académico y social. Todas estas organizaciones se reúnen periodicamente para integrar y analizar información agroclimática que permite generar y difundir boletines informativos (trimestrales) con recomendaciones a productores: Boletín Agroclimático Chiapas.

La Frailesca, De los Llanos, los Valles Zoque y la Meseta Comiteca, así como el maíz, el frijol, el cacahuate y el sorgo, son los territorios y los cultivos que se están trabajando actualmente en los ejercicios de la Mesa Técnica Agroclimática de Chiapas, aunque también se trabaja para conformar equipos técnicos en otras regiones (Selva, Norte, etcétera).

Cabe mencionar que la metodología de la Mesa Técnica Agroclimática de Chiapas ha llamado la atención de otros estados e iniciativas, ya que permite sumar esfuerzos de distintos actores en un fin común. En Chiapas, por ejemplo, también participan activamente la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER); la Comisión Nacional del Agua (Conagua); el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA); Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (FND); la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach); la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach); la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn) de Chiapas; la Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural, A.C. (Educampo); el Centro Académico Regional Chiapas de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro y FORINDESI.

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Es tiempo de adaptarse a nuevas condiciones climáticas

Los escenarios de cambio climático para Chiapas indican que los periodos de sequía más severos y extensos serán más recurrentes en toda la entidad, lo cual hace necesario promover prácticas sustentables y reducir así el riesgo de fenómenos catastróficos. 

La vinculación entre la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), a través de la asociación civil Cuenca Baja Santo Domingo, busca precisamente que los productores chiapanecos se adapten a las nuevas condiciones climáticas mediante la adopción de prácticas agrícolas sustentables. 

La vinculación entre las organizaciones inició en enero del 2020 con el fin de contribuir al desarrollo de proyectos sostenibles y mejorar el nivel de vida de los productores de maíz, frijol y cultivos asociados del estado. Además, busca mejorar la asesoría técnica para la administración, operación y conservación de la infraestructura hidrológica (y el agua de uso agrícola en general), así como la relacionada con la maquinaria y equipo a cargo del grupo de productores de la asociación civil.

Después del diagnóstico participativo con el grupo de productores (para identificar las necesidades de sus sistemas de producción) se realizaron análisis de suelo a tres parcelas en las que posteriormente se establecieron módulos agronómicos. Allí, se han implementado diversas prácticas de Agricultura Sustentable, fertilización integral y tecnologías poscosecha. 

Con todas las medidas de seguridad necesarias debido a la pandemia, durante 2020 se lograron realizar recorridos en campo, talleres de capacitación y giras de intercambio de experiencias con la plataforma de investigación establecida en las instalaciones de la Secretaría Agricultura Ganadería y Pesca (SAGyP) de Chiapas. 

 Durante la presentación de resultados que se realizó recientemente a un poco más de un año de establecida la vinculación, el grupo de productores manifestó su interés por continuar participando con el CIMMMYT. De acuerdo con el ingeniero Óscar Arguijo Guerrero, jefe del distrito de temporal tecnificado 020-Margaritas-Pijijiapan (Conagua), para este ciclo agrícola primavera-verano 2021 se buscará establecer más parcelas con prácticas sustentables que hagan mas eficiente el uso de los recursos naturales, en especial del agua.

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¿Cuál es la mejor opción de almacenamiento de grano para pequeños productores?

En la región Centro de Chiapas las pérdidas poscosecha pueden alcanzar 30% del volumen total de la producción. Las tecnologías empleadas actualmente, particularnete a nivel de los pequeños agricultores, facilitan el deterioro de los granos: se dejaron de utilizar las trojes para el almacenamiento de mazorcas y lo que se hace es desgranarlas y guardar los granos en costales de yute o polipropileno, a los cuales se les adiciona pastillas de fosfuro de aluminio o malathion deodorizado, un plaguicida que puede afectar el sistema nervioso. 

Para conocer la efectividad y la rentabilidad de distintas tecnologías de almacenamiento, en la plataforma de poscosecha Venustiano Carranza, en Chiapas, se almacenaron granos de maíz de siete formas distintas (siete tratamientos y tres repeticiones para cada uno): en costal de polipropileno con malathion deodorizado, en costal de polipropileno solo (la forma más habitual en la zona), en silo metálico hermético, en bolsa plástica hermética con ziper, en bolsa plástica hermética de amarre, en costal de polipropileno con cal micronizada y en tambo de plástico.

Luego de seis meses de almacenamiento se encontró que el mayor daño causado por insectos plaga (sobre todo gorgojos y barrenadores) correspondió al del costal de polipropileno (32% de daños por insectos), mientras que para el resto de tratamientos el daño fue menor al 1%, excepto para el caso del silo metálico hermético, donde no se presentó ningún daño por insectos (figura 1). 

Al comparar costos (figura 2), es decir las ganancias y las pérdidas después de seis meses de almacenamiento, el costal de polipropileno con plaguicida (que además  constituye un riesgo para la salud humana) resultó ser el menos rentable, mientras que el costal de polipropileno con cal micronizada y el silo metálico hermético fueron los tratamientos más rentables —si se considera que el costo de un silo metálico para una tonelada de grano es de $3,500, pero tiene una vida útil de 15 años, entonces el costo anual es de $233 pesos—.

Con base en los resultados obtenidos en esta plataforma se concluye que:

  • La cal micronizada para almacenar granos es una tecnología que conserva muy bien al grano de maíz, siendo la opción más barata y rentable en el caso particular de la plataforma. Además, no tiene efectos nocivos para la salud de las personas.
  • El silo metálico hermético puede resultar costoso en un principio por la inversión inicial, pero tiene una vida útil de 15 años que se amortiza el costo y además es una tecnología que que conserva las propiedades del grano.
  • La bolsa plástica hermética es otra tecnología que conserva muy bien las propiedades de los granos, pero a diferencia de las anteriores, esta es más difícil de conseguir en el mercado local.

Por supuesto, es necesario continuar con nuevas evaluaciones con otros materiales para seguir brindando opciones de fácil acceso para los agricultores. No obstante, los resultados aquí mostrados y otros de las varias plataformas poscosecha de Cultivos para México, muestran que sí es posible evitar el uso indiscriminado de producto químicos en la conservación del grano para consumo humano.