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El cacahuate: una joya agronómica y alimentaria

Productor de cacahuate en Chiapas, México. (Foto: CIMMYT)
Productor de cacahuate en Chiapas, México. (Foto: CIMMYT)

El cacahuate, una de las botanas más icónica del mundo, tiene profundas raíces tanto en la historia como en los campos de cultivo de México. Originario de América del Sur, ha sido cultivado en México desde la época prehispánica, donde se ha convertido en un cultivo importante en regiones de temporal de estados como Morelos, Guerrero, Puebla, Oaxaca y Chiapas, estados responsables de más del 50% de la producción nacional.

Su nombre científico es Arachis hypogaea y pertenece a la familia Fabaceae. Crece en suelos de escasa fertilidad y es capaz de ser resistente ante lluvias erráticas, esto lo convierte en un aliado invaluable para los agricultores que enfrentan condiciones adversas debido al cambio climático. Además, lo que hace al cacahuate aún más asombroso es su capacidad de fijación de nitrógeno en el suelo, una característica excepcional que beneficia tanto a la planta como al entorno agrícola.

El secreto detrás de esta capacidad radica en la simbiosis entre el cacahuate y bacterias del género Rhizobium que habitan en sus raíces. Estas bacterias son capaces de transformar el nitrógeno atmosférico en una forma que las plantas pueden utilizar. A cambio, el cacahuate suministra a estas bacterias un ambiente rico en carbohidratos y otros nutrientes. Este proceso beneficioso aumenta la disponibilidad de nitrógeno en el suelo, reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos y disminuyendo tanto el impacto ambiental como los costos de producción agrícola.

A pesar de que a menudo se le considera un fruto seco, en realidad es una legumbre que crece bajo tierra. Su valor nutricional como fuente de proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales lo hace un alimento importante en las dietas de muchas personas en todo el mundo ya que además su versatilidad culinaria es asombrosa: se consume crudo, tostado, salado, horneado; de él se extrae aceite para su uso en la cocina y la fabricación de productos cosméticos y jabones. También se convierte en la popular mantequilla de cacahuate y es un ingrediente característico en muchos platillos asiáticos y africanos y, por supuesto, un elemento esencial de muchos moles mexicanos.

En el terreno agronómico, la introducción de leguminosas como el cacahuate mejora la calidad del suelo y, en combinación con la agricultura de conservación, promueve un entorno favorable para el desarrollo de este cultivo. Diversificar cultivos, además, no solo disminuye la incidencia de plagas y malezas, sino que también atrae insectos benéficos que contribuyen al control de plagas, reduciendo así la necesidad de plaguicidas y mejorando la salud del suelo.

En resumen, el cacahuate, con sus cualidades agronómicas, alimentarias y culturales, es un cultivo multifacético con un impacto global. Desde su origen prehispánico en América hasta su presencia en la agricultura contemporánea, el cacahuate continúa demostrando su importancia en el mundo agrícola y culinario. Su capacidad de fijar nitrógeno y su papel en la diversificación de cultivos lo convierten en un aliado invaluable para los agricultores, mejorando la sostenibilidad de la agricultura y promoviendo una alimentación saludable y deliciosa.

La siguiente, es una ficha agronómica del cacahuate. La información fue generada a partir de ensayos y vitrinas 2018-2020 a través de la red de colaboradores.

Cacahuate. Ficha agronómica.
Cacahuate. Ficha agronómica.
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Octavo boletín agroclimático para Chiapas

En Chiapas, durante el mes de octubre, y en comparación con el promedio del periodo 1991-2020, se esperan lluvias por arriba de lo normal en porciones de Selva Lacandona, Maya y en la Meseta Comiteca; en cambio, en el resto del estado se esperan menos lluvias, así lo señala el pronóstico del tiempo del octavo boletín agroclimático del estado, correspondiente al trimestre septiembre-noviembre de 2023.

El boletín agroclimático es emitido por la Mesa Técnica Agroclimática (MTA) de Chiapas, un espacio de diálogo y análisis entre actores locales, nacionales e internacionales que busca comprender el posible comportamiento del clima a partir de información científica y el conocimiento empírico. Su finalidad es generar recomendaciones para que los diversos actores del sector agropecuario, particularmente los productores, dispongan de información oportuna y confiable para disminuir los riesgos asociados a la variabilidad climática.

En su más reciente reunión, celebrada el pasado 6 de septiembre, participaron representantes del gobierno federal y estatal, académicos, centros de investigación y productores, quienes, a partir de información del Servicio Meteorológico Nacional, contribuyeron a la elaboración del boletín agroclimático que contempla las 15 regiones socioeconómicas de Chiapas.

Además de fechas de siembra y consideraciones generales para el cultivo del maíz (sobre manejo de malezas y plagas, enfermedades y fertilización, etc.), el boletín recopila recomendaciones para leguminosas como el frijol y el chícharo gandul, del cual, se precisa, el rendimiento puede llegar hasta las dos toneladas por hectárea y es altamente recomendable para consumo humano y aves de traspatio, además de que su follaje es apto para alimento de ganado con un 67 % de proteína digestible.

En la MTA participan la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER); la Comisión Nacional del Agua (Conagua); la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de Chiapas; la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural de Chiapas; el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach); la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach); el Centro Académico Regional Chiapas de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro; y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el cual —a través del programa de investigación Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS, por sus siglas en inglés), del CGIAR— también vincula al Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en alianza con Bioversity International.

Octavo boletín agroclimático de Chiapas. CLIC EN LA IMAGEN PARA DESCARGAR
Octavo boletín agroclimático de Chiapas. CLIC EN LA IMAGEN PARA DESCARGAR
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Cultivos alternativos para mejorar la fertilidad de los suelos

Cultivo de dólicos, 28 de octubre del 2021, en la plataforma de investigación Comitán. (Foto: Rivas, Solís, Espinosa, Márquez)
Cultivo de dólicos, 28 de octubre del 2021, en la plataforma de investigación Comitán. (Foto: Rivas, Solís, Espinosa, Márquez)

La Meseta Comiteca es una región en el estado mexicano de Chiapas que destaca por su diversidad cultural y riqueza natural —allí se encuentra, por ejemplo, la Reserva de la Biosfera Lagunas de Montebello—. En esta región, la agricultura se desarrolla en condiciones de temporal, siendo el maíz y el frijol los cultivos principales cuyos esquilmos o rastrojos suelen quemarse o removerse total o parcialmente, o bien, sirven de alimento para ganado. 

Además de la poca diversidad de cultivos —el maíz y el frijol se establecen regularmente como unicultivos o intercalados—, el hecho de quemar o remover los residuos de cosecha contribuye a la disminución de contenido de la materia orgánica del suelo y, a largo plazo, repercute en la disminución de la fertilidad y la productividad. De hecho, este agotamiento de los suelos constituye actualmente una de las limitantes para la agricultura de la región. 

Para ofrecer soluciones a los productores locales, en la plataforma de investigación Comitán —donde colabora el Instituto Tecnológico de Comitán y el CIMMYT— se evalúan diversos sistemas de producción y tecnologías agrícolas. Recientemente, por ejemplo, se evaluó el aporte de biomasa seca (residuos de cosecha) de distintos cultivos alternativos a fin de identificar aquellos que representen opciones viables para incrementar el contenido de materia orgánica de las parcelas de forma natural.  

Los cultivos establecidos fueron dólicos, chícharo gandul rojo, chícharo gandul negro, girasol, grasss pea, garbanzo y veza. Durante el ciclo agrícola, las condiciones de precipitación que se presentaron en la región afectaron negativamente el crecimiento y desarrollo de las plantas, lo que se manifestó en bajos rendimientos de grano y de biomasa. No obstante, uno de los cultivos que sobresalió en producción de biomasa seca bajo las condiciones prevalecientes fueron los dólicos”, señalan los responsables de la plataforma.  

Los dólicos (Dolichos lablab) son una leguminosa que sirve a diversos propósitos: puede usarse como cultivo de cobertura para controlar la erosión del suelo, como abono verde para incrementar su fertilidad, contribuye al control de malezas, sirve como forraje —permitiendo más de un corte— y crece en suelos de todas las texturas. Además, al ser una leguminosa contribuye a la fijación de nitrógeno en el suelo.  

De acuerdo con los resultados del ensayo, para la región el girasol también es una opción viable, seguido del chícharo gandul. No obstante, mencionan los investigadores, aún es necesario continuar con las evaluaciones de cultivos alternativos para la región.  

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes. 

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Fortaleciendo el sistema milpa

Estimación de rendimiento de maíz en la plataforma Ocosingo, tras cuatro años de intervención. (Foto: Hub Chiapas-CIMMYT)
Estimación de rendimiento de maíz en la plataforma Ocosingo, tras cuatro años de intervención. (Foto: Hub Chiapas-CIMMYT)

La región de Ocosingo juega un papel importante para el estado mexicano de Chiapas y, en general, para el sur de México. Ahí se encuentra la Reserva de la Biosfera Montes Azules, la reserva ecológica de selva alta perennifolia —que se caracteriza por tener el tipo de vegetación más exuberante de todos los ecosistemas existentes— que constituye el principal pulmón para la producción de oxígeno de la región.

En el plano cultural la región es rica y diversa: habitan diferentes grupos étnicos, como lacandones, tzeltales, tzotziles, choles y tojolabales, principalmente. Para estos grupos el maíz y la milpa son fundamentales para su alimentación, sin embargo, prevalece la práctica de la roza, tumba y quema con notables efectos, como la degradación de los suelos y la contaminación ambiental.

Un reto adicional para la agricultura en Ocosingo es que el 90 % de los terrenos se ubican en laderas con pendientes mayores a 20 % —es decir que por cada 100 metros que se avanza horizontalmente, se suben 20 metros—, ocasionando erosión por las fuertes lluvias y dejando suelos con baja fertilidad que resultan en bajos rendimientos que, en muchas ocasiones, no cubren las necesidades de alimento para las familias productoras.

Para incrementar la sustentabilidad y contribuir a la seguridad alimentaria de estas familias, en la plataforma de investigación Ocosingo —ubicada en el rancho San José, comunidad de San Miguel El Grande del municipio en mención— se buscan alternativas para fortalecer el sistema milpa. Así, en 2022, y luego de cuatro años de intervención, se evaluó la respuesta de diversos sistemas de producción a través de agricultura de conservación y otras prácticas sustentables.

“La plataforma se diseñó con el enfoque de la milpa biodiversificada —con asociaciones de maíz y leguminosas como dolichos y chícharo gandul de ciclo corto y ciclo largo— bajo el esquema de agricultura de conservación y milpa intercalada con árboles frutales. El diseño experimental incluyó la siembra de monocultivo de maíz, que es la práctica convencional en la región y que funcionó como testigo para ser contrastado con las innovaciones sustentables en donde no se quema, sino que se deja la totalidad del rastrojo”, señalan los investigadores responsables de la plataforma.

Al comparar los rendimientos de cuatro años de ser implementadas, la agricultura de conservación y la milpa intercalada con árboles frutales confirmaron ser “una buena alternativa para fortalecer el sistema milpa, sobre todo para las familias de escasos recursos económicos”, señalan los investigadores quienes puntualizan que el tratamiento con monocultivo de maíz con quema de rastrojos reportó un rendimiento de 1,18 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que el tratamiento de maíz en rotación con chícharo gandul de ciclo corto en franjas de doble hilera reportó 3,38 t/ha.

“Los ensayos que se están evaluando nos indican que sí es posible mejorar la producción de alimentos con el sistema milpa, beneficiar la biodiversidad tanto superficial como la del subsuelo, generar ingresos, capturar de carbono y, sobre todo, practicar una agricultura amigable con el medioambiente”, concluyen los investigadores.

La red de plataformas de investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Cultivo de leguminosas ayuda a optimizar la fertilización nitrogenada

Respuesta del cultivo de maíz a tres dosis de nitrógeno en el sistema de producción maíz-dolichos en la plataforma Villa Corzo, Chiapas. Ciclo PV 2021. (Foto: Hub Chiapas-CIMMYT)
Respuesta del cultivo de maíz a tres dosis de nitrógeno en el sistema de producción maíz-dolichos en la plataforma Villa Corzo, Chiapas. Ciclo PV 2021. (Foto: Hub Chiapas-CIMMYT)

El nitrógeno es un elemento necesario para que las plantas se desarrollen adecuadamente. Las plantas lo usan para producir proteínas y clorofila, sin la cual la fotosíntesis no sería posible. Aunque el nitrógeno es el mayor componente de la atmósfera —se estima que constituye hasta 78 % del aire atmosférico—, la mayoría de las plantas no puede absorberlo —por lo que este elemento debe estar en el suelo— y, de hecho, de entre las pocas especies capaces de hacerlo se encuentran las leguminosas.

Tomando en cuenta los altos costos de los fertilizantes nitrogenados y las considerables pérdidas de este elemento que ocurren durante la fertilización, es importante identificar y promover prácticas que reduzcan u optimicen la fertilización con nitrógeno. Las rotaciones con leguminosas son una de esas vías y, para este propósito, en la plataforma de investigación Villa Corzo, en Chiapas, México, se han evaluado distintos sistemas de producción con distintas dosis de nitrógeno, a fin de identificar las mejores prácticas.

“El ensayo se inició en el ciclo agrícola primavera-verano del año 2016 para evaluar el comportamiento del maíz en monocultivo y tres relevos al maíz —con frijol, canavalia y dolichos, todas leguminosas—, empleando tres dosis de nitrógeno —18, 90 y 180 kilogramos por hectárea—”, puntualiza Rubén de la Piedra, colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) quien es responsable de la plataforma de investigación Villa Corzo.

Con respecto al manejo agronómico, menciona Rodolfo Vilchis —coordinador de investigación del Hub Chiapas del CIMMYT—, se estableció el sistema de cero labranza con rastrojo como cobertura del suelo (parcial) para contrastarlo con los tratamientos de monocultivo de maíz, donde se siguió implementando el sistema de labranza convencional que prevalece en la zona, el cual consiste en dos pasos de rastra sin dejar rastrojo como cobertura.

«Al ciclo 2021 los mejores rendimientos de maíz fueron obtenidos con los sistemas donde se sembró canavalia y dolichos, los cuales obtuvieron en promedio rendimientos de 6,3 y 6,2 toneladas por hectárea, superando ampliamente al sistema convencional con la siembra en monocultivo de maíz, el cual obtuvo solo 2,8 toneladas por hectárea”, precisa el responsable de la plataforma de investigación.

“Con estos resultados se infiere que ambas leguminosas han tenido una mayor fijación de nitrógeno atmosférico y han aportado mayor cantidad de biomasa al suelo, lo cual ha permitido conservar y mejorar la fertilidad del mismo”, comenta Rubén de la Piedra.

Con respecto a las dosis de nitrógeno, los investigadores señalan que los mayores rendimientos fueron obtenidos con 180 kilogramos de nitrógeno por hectárea (kg N/ha); sin embargo, puntualizan que la dosis de 90 kg N/ha, aplicada en los sistemas sembrados con leguminosas, superaron en rendimiento al sistema convencional fertilizado con 180 kg N/ha.

“Es muy importante destacar que la dosis de 18 kg N/ha aplicada en los relevos con canavalia y dolichos tuvo muy buena respuesta, con rendimientos de 4,8 y 4,9 toneladas de grano por hectárea, respectivamente, superando el rendimiento alcanzado por el monocultivo de maíz con 180 kg N/ha, el cual obtuvo 4,1 toneladas por hectárea. Estos resultados representan una alternativa rentable y sustentable que permite bajar la dosis de 180 kg N/ha que normalmente aplica el productor, a 90 o inclusive a 18 kg N/ha sembrando canavalia y dolichos”.

“Considerando los resultados de cinco años de evaluación ha sido posible observar que, a partir del segundo año, los mayores rendimientos de maíz han sido obtenidos en donde se ha sembrado en relevos con canavalia y dolichos. Con respecto a las dosis de nitrógeno, la de 90 kg N/ha aplicada en los sistemas maíz-canavalia y maíz-dolichos, a partir del segundo año, ha superado el rendimiento del maíz en monocultivo fertilizado con 180 kg N/ha; y destaca también que la dosis de 18 kg N/ha aplicada en maíz-canavalia, a partir del tercer año, ha superado el rendimiento alcanzado por el maíz en monocultivo con dosis de 180 kg N/ha”, enfatiza el responsable de la plataforma.

Resultados como estos suman evidencia sobre los beneficios de la agricultura de conservación —sistema sustentable donde la diversificación de cultivos, a través de relevos, rotaciones, asociaciones, entre otros, es un componente básico—, así como de la utilidad de la red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores, una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial que es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Plataformas de investigación favorecen el desarrollo comunitario

Cosecha de frutos de durazno establecidos en sistema de milpa intercalada con árboles frutales, 24 de Junio de 2022. (Foto: Plataforma Larráinzar)
Cosecha de frutos de durazno establecidos en sistema de milpa intercalada con árboles frutales, 24 de Junio de 2022. (Foto: Plataforma Larráinzar)

Larráinzar es un municipio del estado mexicano de Chiapas cuyo paisaje y riqueza cultural lo hacen destacar. Geográficamente se ubica en la región de Los Altos. Allí, el clima es templado húmedo con abundantes lluvias en verano: la precipitación promedio, de hecho, es de 1 200 milímetros (mm) anuales —el promedio nacional en 2020 fue de 722 mm—.

En Larráinzar los principales cultivos son el maíz, el frijol y la calabaza bajo el régimen de temporal. Mayoritariamente, los sistemas productivos son para el autoconsumo y ya que una gran parte de las parcelas está en laderas, la erosión del suelo a causa de las  lluvias es un fenómeno frecuente, lo que se agrava por la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas. 

Para generar alternativas sustentables al manejo convencional el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y productores locales instalaron en 2018 la plataforma de investigación Larráinzar, donde se evalúan los sistemas de agricultura de conservación y milpa intercalada con árboles frutales —sistema MIAF, donde los árboles actúan como barreras vivas para evitar el arrastre de suelo— a fin de identificar las mejores prácticas para incrementar la productividad e ingresos económicos de los agricultores de pequeñas unidades de producción de autoconsumo.

En el ciclo primavera-verano 2022, por ejemplo, se instalaron diversos ensayos para evaluar densidades de siembra, arreglo topológico, ajustes a la nutrición  de acuerdo a un análisis de suelo, la microrotación en franjas de doble hilera, entre otros aspectos. 

“En la plataforma estamos practicando con los componentes básicos de la agricultura de conservación: manejo de rastrojo como cobertura, el mínimo movimiento de suelo y la diversificación de cultivos incluyendo el sistema MIAF que en 2022 demostró un muy buen potencial y en lo que va de 2023 ya vamos empezando a cosechar, en este caso frutales, específicamente duraznos que casi nadie lo practica en la región”, comenta Mateo Pérez Santiz, encargado de la plataforma.

Esta plataforma es como una escuela para los productores de la zona. Nos permite extender las innovaciones y, a través de ellas, la plataforma ha generado impactos en cuanto a rendimientos y productividad de espacios pequeños. Aquí se ha demostrado que con las prácticas convencionales que hace el productor es mucho mas costoso cultivar que con agricultura de conservación, sistema que deja más rendimientos”, enfatiza Mateo.

La plataforma de Larráinzar cumple una función muy importante para los productores locales que poseen pequeñas superficies, pues para ellos resulta indispensable “saber cómo aprovechar esos espacios con la diversificación de cultivos, ya que los sistemas diversificados contribuyen a incrementar la productividad y la rentabilidad, además garantizan la seguridad alimentaria y el ingreso económico para los productores de autoconsumo”. 

Como ejemplo de los beneficios de las prácticas mencionadas y del papel social de la plataforma, Mateo refiere que en ese espacio también se hacen giras de intercambio de experiencias donde “invitamos a personas y diversas organizaciones. Recientemente un representante de una organización no gubernamental impulsó un proyecto, haciendo énfasis en el sistema MIAF en durazno y otros árboles frutales para crear un proyecto orientado a mujeres y maíz”.

Así, “se estableció un convenio que involucró también a una institución enfocada a la igualdad de género y a la Secretaría de Agricultura de Chiapas. Se logró la unión de cinco organizaciones y se les entrego a 500 mujeres jefas de familia árboles frutales para 1 200 metros cuadrados para cada familia como una etapa inicial.  Este ha sido uno de los logros recientes de la plataforma como espacio para divulgar y extender sistemas de producción sustentables y rentables”, finaliza Mateo.  

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, AgribaSustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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“Sangre maya” renueva la producción de frijol en Chiapas

Cultivo de frijol en inicio de la floración, se observa la planta sana y el cultivo libre de malezas, como resultado del manejo agronómico implementado por el productor cooperante. (Foto: María Isabel González, Rodolfo Vilchis)
Cultivo de frijol en inicio de la floración, se observa la planta sana y el cultivo libre de malezas, como resultado del manejo agronómico implementado por el productor cooperante. (Foto: María Isabel González, Rodolfo Vilchis)

Mi nombre es Guillermo Morales Mandujano de la localidad La Esperanza, en La Trinitaria, Chiapas (México) y quiero compartir mi experiencia en el uso de la variedad de frijol Sangre Maya a la cual tuve acceso a través de un proyecto con Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche—.

En el año 2021 la ingeniera María Isabel González Grajales, colaboradora del CIMMYT, nos invitó al proyecto. Nos reunimos 35 personas interesadas y nos explicó los beneficios de la producción sustentable con la puesta en práctica de diversas técnicas, entre ellas la diversificación de cultivos y también temas de asociatividad. Gracias a esto hemos aprendido a trabajar unidos, conscientes de lo importante que es conservar el suelo y el medioambiente, actividades que nos benefician como grupo y como comunidad.

El año pasado la ingeniera María Isabel nos habló de la producción de semillas mejoradas de maíz y frijol, siendo el frijol el que causó mayor interés porque en la región conocemos el cultivo, es parte de nuestra vida diaria. En específico nos hablaron de la variedad Sangre Maya —que generó el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) con el propósito de reproducirlo y conservarlo— con el que podríamos mejorar la productividad. 

Para acceder a este material hicimos acuerdo de producción: nos facilitaron la semilla con el compromiso de reintegrar dos kilogramos por cada kilogramo de semilla que nos proporcionaran. Esto, con el fin de seguir apoyando a otros productores de la localidad que también solicitan semilla a los colaboradores del CIMMYT. Así, nos proporcionaron 10 kg de semilla mejorada de frijol Sangre Maya—mediante un convenio de colaboración con ECOPOL S.C.— y nos apoyaron con un paquete de nutrición orgánica para un cuarto de hectárea.

El frijol se desarrolló muy bien: la siembra la realizamos el 11 de junio de 2022. Observamos que creció en forma de mata hasta alcanzar los 50 cm de alto. Durante todo el desarrollo el cultivo estuvo muy sano y vigoroso, con una buena y abundante floración y buena carga de vainas. Cosechamos en septiembre con un excelente rendimiento, teniendo una producción total en grano de 280 kg en un cuarto de hectárea.

Es de mencionar que esta variedad da un grano grande, de buen peso, y gustó mucho a los comercializadores locales y de Guatemala, pagando el saco de frijol de 80 kilos a $2 400, que es muy buen precio para nosotros, y nuestro trabajo se paga. También guardamos semilla en botellas PET y botellones de agua, para nuestra siguiente siembra de temporal en el ciclo de primavera-verano 2023.

Espero seguir participando en el proyecto y seguir aprendiendo sobre otros cultivos para diversificar nuestra producción en beneficio de nuestras familias y comunidades, además de las tecnologías que podemos implementar para hacer más eficientes las actividades en el campo, cuidando el suelo y el agua. Por último, quiero agradecer a las instituciones que hacen posible el proyecto y a la ingeniera Isabel por la invitación, ya que gracias a que este proyecto nos ah facilitado la vinculación con instituciones de financiamiento, el acceso a mercados y, sobre todo, a poder trabajar con un enfoque de asociatividad.

Este testimonio forma parte de la Campaña de sensibilización sobre inocuidad alimentaria y micotoxinas, que se desarrolla en el marco del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, desarrollado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

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Preservar las lenguas indígenas, un camino a la innovación agrícola

El productor Sebastián Díaz Hernández, de Larráinzar, Chiapas (México) junto a Mateo Pérez Santis, colaborador del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
El productor Sebastián Díaz Hernández, de Larráinzar, Chiapas (México) junto a Mateo Pérez Santis, colaborador del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

“Acá estamos en medio de los cultivos, hay girasol, cempasúchil, bótil —un frijol que en otras regiones es conocido como ayocote—, chayote, esta especie de repollo —el cual todo el año da hojas comestibles que se cotizan muy bien en el mercado porque pocos productores siembran la planta—; allá hay ajo, hay nabo, cebolla, rábano; de ese lado zarzamora, plátano, café, aguacate, maíz y flores”, comenta el señor Sebastián Díaz Hernández en su lengua materna, el tsotsil.

El señor Sebastián es un agricultor del municipio de Larráinzar, en Chiapas, México. El ha implementado algunas innovaciones agronómicas que ha conocido a través de los colaboradores del Hub Chiapas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) quienes, manifiestan, también han aprendido del señor Sebastián porque el agricultor posee muchos conocimientos ancestrales y también es un referente para varios agricultores de la zona debido a la gran diversidad de cultivos con los que cuenta en su parcela. 

En Larráinzar, cerca del 88,5 % de la población habla tsotsil y una buena proporción de ellos no habla español. Es el caso del señor Sebastián, con quien fue posible comunicarse gracias al apoyo de Mateo Pérez Santis, colaborador del CIMMYT en la región y con quien el señor Sebastián trabaja muy de cerca: “él es un productor innovador que ha estado aplicando en su parcela los principios de la agricultura de conservación, hablamos del mínimo movimiento del suelo, dejar el rastrojo como cobertura y diversificación de cultivos”, señala Mateo. 

“En total aquí el productor tiene más de 25 especies comestibles. Es un espacio muy pequeño, pero aquí no se va a ver el suelo sin cultivo y por lo tanto el productor cosecha todo el año, todo el tiempo tiene cosecha, no hay día ni momento que no tenga algo. No son superficies grandes, pero esta diversificación garantiza la alimentación del productor y su familia que es lo que se está buscando con el sistema diversificado”, comenta el técnico. 

La parcela del señor Sebastián, establecida en una superficie con gran pendiente —como la mayoría de los terrenos en Larráinzar—, parece un auténtico jardín, con flores, frutos y granos a cada paso: “Muchos productores me preguntan por los cultivos que siembro, algunos productores lo siembran y me preguntan que qué le aplico”, cuenta el productor quien, gustoso, comparte sus conocimientos con los otros agricultores, incluyendo lo que recientemente ha aprendido sobre control de enfermedades y otras innovaciones sustentables. 

De acuerdo con las Naciones Unidas, cada dos semanas —en promedio— una lengua desaparece. La pérdida de la diversidad lingüística es grave, porque implica la desaparición de todo el patrimonio cultural e intelectual vinculado a las lenguas que se extinguen, incluyendo, por supuesto, valiosos conocimientos derivados de la particular forma de vincularse con la tierra y cultivarla, como en este caso lo hace el señor Sebastián. 

México cuenta con 69 lenguas nacionales: 68 lenguas indígenas y el español. No obstante, muchas lenguas indígenas están en gran riesgo de desaparecer por diversos motivos. Si desaparecen, se perderían modalidades únicas de pensamiento y expresión; todos estos, recursos importantes y necesarios para construir mejores sociedades, incluyendo la transmisión de la herencia de cultivo y las posibilidades de fortalecer la tradición con innovación. 

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Liderazgos comunitarios facilitan el acceso a financiamiento

Productores de Larráinzar, Chiapas (México) y técnicos del Hub Chiapas del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales)
Productores de Larráinzar, Chiapas (México) y técnicos del Hub Chiapas del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales)

Para muchos agricultores acceder a un financiamiento puede ser muy complejo y, en muchas ocasiones, poco conveniente si no se toman las consideraciones necesarias. Para facilitar a los productores del sur y sureste de México el acceso a financiamiento sin que represente una complicación para ellos, un proyecto impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) está promoviendo el desarrollo de capacidades en temas de asociatividad y educación financiera. 

“El financiamiento que promovemos en el marco de este proyecto es a través de FIRA o de Financiera Nacional, con porcentajes de alrededor del 17 % de interés anual, cuando con un intermediario financiero o un particular están cobrando el 15 % mensual”, comenta Jorge García, gerente del Hub Chiapas del CIMMYT.

Recientemente en el estado mexicano de Chiapas se realizaron jornadas con líderes comunitarios donde se compartieron experiencias exitosas de productores que han integrado prácticas de agricultura sustentable —particularmente la diversificación de cultivos— y han apostado por la asociatividad para realizar acciones en conjunto, como las compras consolidadas.

Tenemos el caso de un grupo de productores que el año pasado ahorraron cien mil pesos en la compra de fertilizante porque lo hicieron de manera conjunta, eso ya es un recurso considerable. También hemos hecho algunos ejercicios de comercialización de manera conjunta con algunas instituciones locales y compradores locales, y esas experiencias exitosas las estamos difundiendo a través de los líderes comunitarios”, puntualiza el gerente del Hub Chiapas del CIMMYT.

“En esta tercera fase del proyecto estamos trabajando en este componente financiero, en el tema de desarrollo de modelos de mercado y manejo de riesgos. Lo que se busca es dinamizar la economía de las comunidades, dinamizar los mercados, crear condiciones propicias para generar empleo rural y, sobre todo, ampliar la capacidad productiva a través de la inversión y el desarrollo de capacidades”, menciona Ramiro Ortega, especialista en finanzas rurales del CIMMYT.

Para promover mejores prácticas agrícolas que amplíen la capacidad productiva y desarrollar capacidades en las comunidades es fundamental impulsar los liderazgos comunitarios porque “a través de ellos llega información a las comunidades, y esto es muy importante en términos tecnológicos y de capacitación porque no solo se involucra a los grupos de productores a quienes el proyecto brinda acompañamiento técnico directo, sino que es toda la comunidad la que puede acceder a la información, al conocimiento y la tecnología”, puntualiza Jorge García.  

Además del acompañamiento técnico en temas agronómicos, el acceso al financiamiento y las compras consolidadas, se propicia también que los productores líderes establezcan vínculos con puntos de maquinaria especializada para desarrollar agricultura de conservación, que es otra de las estrategias que se están promoviendo en el marco del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, de Walmart Foundation y el CIMMYT. 

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Construir confianza, desde las parcelas y hasta las comunidades

Productor de Chiapas trabajando milpa intercalada con árboles frutales. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Productor de Chiapas trabajando milpa intercalada con árboles frutales. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Para las comunidades rurales la agricultura y el desarrollo van de la mano. Si las personas no encuentran en la agricultura un medio de vida adecuado el mismo tejido social corre el riesgo de fracturarse. 

“Una de las actividades del proyecto con Walmart Foundation es fortalecer comunidades rurales y es a través de los líderes comunitarios que estamos trazando las actividades de capacitación, procesos de seguimiento técnico y establecimiento de parcelas demostrativas; y con ellos también se hace todo el proceso de gestión de asociatividad”, comenta Jorge García, gerente del Hub Chiapas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ es el proyecto al que se refiere Jorge, opera desde 2017 promoviendo la diversificación de cultivos y la asociatividad como punto de partida del desarrollo rural y, a cinco años de haber iniciado, el proyecto ahora centra sus esfuerzos para consolidar liderazgos comunitarios que permitan potenciar los beneficios de la iniciativa.

“En muchas comunidades ya hay avances notables en el tema agronómico, por lo que ahora estamos poniendo el foco de atención en temas como asociatividad, acceso a financiamiento, compras consolidadas de insumos y procesos de comercialización”, puntualiza el gerente del Hub Chiapas del CIMMYT. 

“Quienes ya han hecho ejercicios de compras consolidadas pueden tener ahorros muy importantes. Tenemos el caso de un grupo de productores que el año pasado ahorró cien mil pesos en la compra de fertilizante de manera conjunta, eso ya es un recurso considerable. Lo que hacemos entonces es vincular a los productores que van iniciando con estos que ya van más avanzados, llevarlos a que los visiten y platiquen y poco a poco llevarlos en el proceso. Así es como construimos confianza”. 

Buscando fortalecer a estas personas en sus habilidades tanto técnicas, como asociativas y para la toma de decisiones, el Hub Chiapas del CIMMYT realizó, durante dos semanas, encuentros con estos productores líderes —las jornadas se desarrollaron Villaflores, Chiapa de Corzo, Comitán, Larráinzar, Zintalapa y otros lugares estratégicos de Chiapas— a fin de promover el intercambio de experiencias y “construir de manera conjunta un codiseño de los planes de trabajo que se van a hacer en cada comunidad”, enfatiza el gerente del Hub. 

“Con ellos tuvimos una reunión, hicimos un taller, platicamos con ellos sobre el objetivo del proyecto en esta etapa, lo que se quiere lograr y la importancia de su participación porque a través de ellos se hacen todas las actividades y lo que se buscó en las jornadas es que de manera conjunta decidieran qué es lo más prioritario para sus comunidades en términos de las actividades a desarrollar”, señala Jorge.