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La agricultura sustentable en Chiapas y la Península de Yucatán

La agricultura en el sur de México enfrenta desafíos considerables: degradación de suelos, bajos rendimientos, altos costos de producción y la creciente presión ambiental sobre los ecosistemas. Ante este panorama, la ciencia y la investigación aplicada se han convertido en aliados fundamentales para transformar los sistemas productivos, generando soluciones basadas en evidencia y adaptadas a las condiciones locales.

El nuevo libro Avances en agricultura sustentable: Resultados de plataformas de investigación de los hubs Chiapas y Península de Yucatán, editado y publicado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), recopila más de una década de resultados obtenidos en estas plataformas de investigación agronómica de la región, demostrando el poder de la colaboración científica para generar un impacto positivo en la producción agrícola y la seguridad alimentaria.

Desde 2011, el CIMMYT ha trabajado en Chiapas y la Península de Yucatán a través de su red de plataformas de investigación agronómica, un modelo que permite la generación y validación de tecnologías sustentables en condiciones reales de campo. En colaboración con instituciones académicas y productores, estas plataformas han sido espacios clave para experimentar, evaluar e implementar prácticas que permitan aumentar la productividad agrícola sin comprometer el equilibrio ecológico.

El libro recientemente publicado ofrece una síntesis de los hallazgos más relevantes obtenidos en estas plataformas. Entre los temas abordados se incluyen estrategias de manejo del suelo, diversificación de cultivos, reducción del uso de agroquímicos, mejoras en la eficiencia del agua y el impacto de las prácticas sustentables en los ingresos de los productores.

“En la región, el maíz es el cultivo más importante, no solo por su relevancia económica y social, sino por su profunda conexión con la identidad cultural de las comunidades; sin embargo, la producción de este cereal y de otras especies agrícolas enfrenta limitaciones como la degradación del suelo y la dependencia de fertilizantes sintéticos”, señalan los autores de la obra.

En este contexto, señalan los investigadores, “el libro aborda de manera particular la integración de leguminosas en los sistemas de producción de maíz, pues esta práctica ha demostrado ser una estrategia viable para mejorar la fertilidad del suelo y reducir los impactos ambientales negativos”.

Un aspecto central del trabajo del CIMMYT, a través de la red de plataformas que impulsa con colaboradores, es la apropiación social de la ciencia, es decir, la transferencia de conocimientos y tecnologías de manera accesible y aplicable para los productores. A través de estos estudios, el CIMMYT y sus colaboradores han generado datos sólidos que pueden guiar la toma de decisiones de agricultores, técnicos y formuladores de políticas públicas, contribuyendo a una agricultura más resiliente y adaptada a los desafíos climáticos y económicos actuales.

El libro no solo es un testimonio del trabajo colaborativo entre investigadores, técnicos y agricultores, sino también una invitación a seguir explorando y adoptando soluciones basadas en evidencia para mejorar la producción de alimentos de manera sustentable. Te invitamos a leerlo completo. Puedes descargarlo dando clic en imagen de la portada del libro que está a continuación; o bien, en el link de descarga.

Portada del libro Avances en agricultura sustentable: Resultados de plataformas de investigación de los hubs Chiapas y Península de Yucatán.
Portada del libro Avances en agricultura sustentable: Resultados de plataformas de investigación de los hubs Chiapas y Península de Yucatán.

Link de descarga:

Vilchis Ramos, R., & Fonteyne, S. (2024). Avances en agricultura sustentable: Resultados de plataformas de investigación de los hubs Chiapas y Península de Yucatán. México 2016-2023. Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

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Milpa diversa y sostenible

El productor Abelardo y Moisés Rodríguez, colaborador del CIMMYT en Chiapas, muestran con orgullo la diversidad de cultivos que han integrado a la milpa. (Foto: Gaby Bravamente / CIMMYT
El productor Abelardo y Moisés Rodríguez, colaborador del CIMMYT en Chiapas, muestran con orgullo la diversidad de cultivos que han integrado a la milpa. (Foto: Gaby Bravamente / CIMMYT

A través del Hub, el CIMMYT y sus colaboradores están impulsando una transformación sostenible que preserva y fortalece el sistema milpa, un legado cultural que ha sido la base de la seguridad alimentaria en Chiapas durante generaciones.

El Hub, un modelo de gestión de innovación que integra a técnicos, investigadores, productores y otros actores de las cadenas de valor agroalimentarias, ha sido clave para ir tejiendo en la región una red que integra tanto una infraestructura física —con plataformas de investigación, módulos demostrativos y áreas de extensión— como una red de colaboración que acompaña a los productores en su transición hacia prácticas agrícolas sostenibles, adaptadas al cambio climático y orientadas a fortalecer la resiliencia de las familias agricultoras.

El acompañamiento técnico que brindan especialistas como Moisés Rodríguez —de El Can’chix S.C., colaborador del CIMMYT en Ocosingo—  ha sido fundamental para implementar las innovaciones agrícolas que están fortaleciendo la tradición de la milpa, comenzando por dejar de quemar los residuos de cosecha.

La propuesta de producción sin quemas agrícolas permite conservar la fertilidad del suelo y reducir las emisiones de CO₂, mientras incrementa significativamente los rendimientos. «Antes, cosechábamos entre 600 y 700 kilos de maíz por hectárea; ahora, sin quemar, logramos hasta 3 toneladas en algunas parcelas», explica Moisés. Este aumento en la producción permite que las familias no solo tengan alimentos suficientes, sino también la oportunidad de generar ingresos adicionales al vender el excedente.

El equipo técnico del CIMMYT junto al productor Abelardo recorren su parcela en Chiapas, donde el sistema milpa se fortalece al integrar cultivos como el plátano de manera intercalada. . (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
El equipo técnico del CIMMYT junto al productor Abelardo recorren su parcela en Chiapas, donde el sistema milpa se fortalece al integrar cultivos como el plátano de manera intercalada. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

La seguridad alimentaria de las familias se refuerza mediante la diversificación de cultivos. Este enfoque incluye no solo maíz y frijol, sino también frutales como aguacate, guanábana, plátano y limón, lo cual garantiza una provisión constante de alimentos nutritivos durante todo el año. Abelardo Jiménez Guzmán, productor de Amotitlán, comenta: “Antes solo pensaba en maíz y quemar para sembrar cada año. Ahora tengo aguacate y otros frutales en la misma parcela. Este año vendí aguacates”.

Además, el uso de prácticas de manejo sostenible, como las curvas a nivel para evitar la erosión, complementa esta estrategia de diversificación, protegiendo el suelo y adaptando el sistema milpa a los cambios ambientales y de mercado. Este enfoque innovador, que combina ciencia aplicada y conocimientos ancestrales, permite conservar el valor cultural de la milpa mientras asegura una alimentación variada y saludable, con alimentos básicos como maíz y frijol, complementados por frutales ricos en vitaminas y minerales esenciales, como los cítricos.

Este modelo transforma el sistema milpa en un sistema resiliente, que responde a las demandas actuales y asegura que las familias rurales cuenten con alimentos de calidad durante todo el año. Con estas iniciativas, el modelo del Hub y la red de colaboración que fomenta fortalece la seguridad alimentaria, impulsa la adaptabilidad de los sistemas productivos y promueve el bienestar en cada comunidad, acompañando a los productores chiapanecos en su camino hacia sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes.

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Cempasúchil: tradiciones y oportunidades

    De izquierda a derecha: Benancio Jiménez Gómez, Mateo Pérez Santiz y productores innovadores en una parcela con diversificación de cultivos en Chiapas. (Foto: Gaby Bracamonte / CIMMYT)De izquierda a derecha: Benancio Jiménez Gómez, Mateo Pérez Santiz y productores innovadores en una parcela con diversificación de cultivos en Chiapas. (Foto: Gaby Bracamonte / CIMMYT)

En las laderas de Chiapas, donde con frecuencia la agricultura se enfrenta a significativos retos, una flor de intenso color naranja se abre paso cada temporada de Día de Muertos: el cempasúchil. Este cultivo, tradicionalmente ligado a la celebración ancestral mexicana, es un auténtico emblema de la agricultura sustentable en la región, gracias al trabajo del Hub Chiapas y sus colaboradores, quienes promueven el arreglo de siembra de microrrotación en plataformas, módulos y áreas de extensión.

«En este momento estamos en el tratamiento de franjas de doble hilera con microrrotación«, explica Mateo Pérez Santiz, del equipo técnico del Hub Chiapas. «Al inicio, en la siembra de primavera-verano, se establecieron dos líneas de maíz y dos de frijol, que es donde está actualmente la línea de cempasúchil, y una vez que el frijol se haya cosechado alrededor del mes de julio, inmediatamente se trasplanta el cempasúchil, porque este se germina un mes antes para que la flor salga para Día de Muertos. Porque si se siembra más temprano o más tarde, pues ya no sale para cosechar en flor».

La planeación y el manejo adecuado de los tiempos y espacios en la parcela, señala Pérez Santiz, es esencial para asegurar una cosecha exitosa y para que la producción de cempasúchil esté lista justo en el periodo de mayor demanda: la temporada de ofrendas. Esto se convierte en un “reto tanto para quienes promovemos agricultura sustentable como para el productor, porque de lo contrario el productor se llevaría una desilusión si no se logran los objetivos”, añade el especialista.

La introducción del cempasúchil en las unidades de producción es parte de una estrategia de diversificación de cultivos que beneficia tanto al suelo como al ecosistema circundante. «Aquí la idea de la diversificación de cultivos es que sirva a diversos propósitos», comenta Benancio Jiménez Gómez, coordinador técnico del Hub Chiapas. «Cuando sembramos cultivos diferentes al cultivo principal, también nos sirve como atrayentes de insectos benéficos. Además, las raíces se comportan diferente a las del maíz, entonces, ese es otro beneficio que estamos teniendo».

El cempasúchil, con su color vibrante y su aroma característico, no solo es ornamental, sino que ofrece beneficios agronómicos importantes. Esta flor tiene la capacidad de atraer insectos polinizadores y actuar como una especie de repelente natural de plagas. Además, al integrarse en la rotación de cultivos, ayuda a incrementar la cantidad de materia orgánica que queda en el suelo, un aspecto crucial para mantener la salud del suelo y reducir la erosión, especialmente en terrenos de ladera característicos de la región.

Además de los beneficios ambientales, la incorporación del cempasúchil en los sistemas de producción diversificada abre nuevas oportunidades económicas para los agricultores chiapanecos. “Como es cultivo de flores, también diversificas el ingreso. Puedes sacar maíz para consumo, pero también cultivar flores para la venta. Entonces, ya no solo tu ingreso depende del cultivo principal”, afirma Pérez Santiz, quien resalta que esta estrategia permite a los productores obtener una ganancia adicional sin comprometer su seguridad alimentaria.

Si además de la diversificación de cultivos, que es uno de los elementos básicos de la agricultura de conservación, se añaden prácticas como la Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF), entonces los agricultores pueden introducir un mayor número de especies en su parcela, beneficiando así la conservación del suelo y, en el largo plazo, contribuyendo a la resiliencia de la tierra. En palabras de Pérez Santiz, “se pueden diversificar en la medida que el productor lo desee”.

El cempasúchil, cuyo nombre proviene del náhuatl y significa “flor de veinte pétalos”, es una planta con una historia que se remonta a épocas prehispánicas y que, hoy en día, cobra nuevo significado en el contexto de la agricultura sustentable. Con una altura que puede alcanzar hasta un metro y una coloración que oscila entre el amarillo y el naranja profundo, esta flor tiene propiedades

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Hub Meeting Chiapas, un encuentro para escuchar a los productores

Mesas de trabajo durante el Hub Meeting Chiapas. (Foto: Gabriela Bracamonte / CIMMYT)
Mesas de trabajo durante el Hub Meeting Chiapas. (Foto: Gabriela Bracamonte / CIMMYT)

El Hub Meeting Chiapas 2024 reunió a una gran diversidad de actores del sector agroalimentario con un objetivo claro: escuchar a los productores, entender sus necesidades y ofrecer soluciones que les permitan adaptarse a un entorno cambiante. Este esfuerzo conjunto, que involucra a productores, empresas, instituciones de investigación y gobierno, busca no solo mejorar la productividad, sino también consolidar la seguridad alimentaria y fortalecer la resiliencia de los sistemas agrícolas en la región.

El compromiso del CIMMYT y sus colaboradores se centra en llevar la ciencia directamente a los campos, poniendo la tecnología y la innovación al servicio de los productores. Sin embargo, este esfuerzo va más allá de la mera implementación de tecnologías sustentables, es un llamado a escuchar activamente, a comprender los desafíos de quienes trabajan la tierra y a cocrear soluciones que respondan a sus realidades.

Así, durante el Hub Meeting se destacó la importancia de seguir promoviendo tecnologías como la agricultura de conservación y otras para mejorar la calidad del suelo y combatir la compactación —un problema que afecta gravemente a la productividad en condiciones de sequía—.

El trabajo del Hub Chiapas se adapta a las particularidades de cada región, garantizando que cada productor reciba el apoyo adecuado:

  • En Larráinzar, Los Altos de Chiapas, se evaluaron prácticas sustentables en la plataforma de investigación Larráinzar, donde sistemas como la Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) ha mostrado mejoras en la productividad del maíz y en la eficiencia del uso de suelos a través de la diversificación de cultivos.
  • En la Meseta Comiteca, un centenar de productores han participado en módulos demostrativos para evaluar la asociación de leguminosas forrajeras con maíz (canavalia, frijol gandul, crotalaria), mejorando la calidad del suelo al aumentar la disponibilidad de nitrógeno, además de ser beneficiosas para la alimentación del ganado.
  • En la región de Los Llanos, los sistemas de producción de granos básicos se están fortaleciendo con 250 productores que están integrando prácticas de conservación de suelos y tecnologías sostenibles como la siembra de frijol en relevo al maíz, mejorando la resiliencia de sus comunidades.
  • En la Selva Lacandona y Tulijá-Tseltal-Chol, el sistema MIAF ha sido adoptado por cinco mil productores, mejorando la seguridad alimentaria y la resiliencia frente al cambio climático mediante la biodiversificación de cultivos como maíz, frijol, chile y frutas.
  • En Villa Corzo, mil productores han sido vinculados con tecnologías para mejorar la rentabilidad y reducir costos, evaluando genotipos de maíz con tolerancia a enfermedades como la mancha de asfalto, mientras se implementan tecnologías de conservación de suelos para aumentar los rendimientos.
  • En Amatenango del Valle, la producción de elote bajo agricultura de conservación ha alcanzado 45 mil elotes por hectárea con el apoyo de cien productores, quienes han sido capacitados en prácticas como la micro-rotación y el manejo de estrés hídrico.

Además de estos proyectos productivos, el Hub Chiapas impulsa actividades enfocadas en la comercialización y el acceso a mercados. En Los Altos, Meseta Comiteca y Frailesca, se han organizado grupos de productores rurales para agregar valor a productos como tostadas de maíz nativo y frijol certificado, fomentando la estabilidad económica de las familias y su integración en los mercados locales y nacionales.

Otro pilar fundamental es la mecanización a escala adecuada, donde el Hub ha facilitado el acceso a tecnologías accesibles como equipos multiusos-multicultivos. Esto ha permitido a los agricultores de regiones como Tonalá y La Concordia mejorar la eficiencia en la siembra y fertilización, incrementando la productividad y reduciendo costos.

El trabajo del Hub ha sido posible gracias a la participación de diversas organizaciones de todos los sectores, como la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de Chiapas; la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural; el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias; Educampo; FIRCO; TNC; CONANP, así como de iniciativas como AgriLAC Resiliente.

Durante la clausura del Hub Meeting Chiapas 2024, Cinthia Xiomara Lorenzana Borrego, Secretaria de Igualdad de Género de Chiapas, instó a los presentes a impulsar la agenda de las mujeres en el campo, para que cada vez se desarrollen y capaciten más agricultoras líderes en beneficio de sus comunidades.

Así, el Hub Chiapas sigue siendo un ejemplo de cómo la ciencia puede transformar la vida de los agricultores cuando se trabaja desde la colaboración, la escucha activa y el entendimiento profundo de las necesidades del campo. El CIMMYT hace un llamado a todos los actores a seguir invirtiendo en ciencia y tecnología, pero también a escuchar y acompañar a los productores en su camino hacia la adaptación, la seguridad alimentaria y la resiliencia.

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En Guatemala se forman técnicos especializados en agricultura sustentable para enfrentar el cambio climático

Inicio de la segunda sesión del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en las instalaciones del CUNOROC, en Huehuetenango, Guatemala. (Foto: CIMMYT)
Inicio de la segunda sesión del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en las instalaciones del CUNOROC, en Huehuetenango, Guatemala. (Foto: CIMMYT)

En un contexto donde el cambio climático representa una amenaza creciente para la seguridad alimentaria y los medios de vida rurales, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Alianza Bioversity – CIAT (ABC) (en el marco de la Iniciativa regional del CGIAR AgriLAC Resiliente) han iniciado en Guatemala un ambicioso programa de formación de técnicos especializados en agricultura sustentable adaptada al clima. Este curso, que busca preparar a los futuros agentes de cambio en el campo de la agricultura sustentable, se desarrolla en el Centro Universitario de Nor-Occidente (CUNOROC) de la Universidad de San Carlos de Guatemala, en Huehuetenango, y cuenta con la participación activa de instituciones clave como el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA).

El curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable es una estrategia formativa que inició en México en 2009 impulsada por el CIMMYT y que ahora se implementará en Guatemala en coordinación con ABC para formar técnicos especializados en sustentabilidad agrícola al más alto nivel, cuya función es contribuir a la resolución de importantes desafíos de la sociedad y sus sistemas productivos, entre ellos la seguridad alimentaria, la pobreza y el cambio climático.

El curso busca contribuir con el desarrollo de técnicos como agentes de cambio para implementar y difundir sistemas de producción agrícola con base en una intensificación sustentable. Así, para asegurar la calidad en el acompañamiento técnico y fortalecer la producción sustentable en los lugares donde se implementa la estrategia, los aspirantes a técnico certificado se forman en temas esenciales y de actualidad en agricultura sustentable y soluciones climáticas, así como en áreas que son sustantivas para los sistemas agroalimentarios en el Occidente de Guatemala.

El curso incluye sesiones teóricas y prácticas a cargo de reconocidos especialistas para proporcionar a los participantes diversas herramientas en gestión para la innovación, técnicas agronómicas sustentables y herramientas para la formación y la comunicación que, en conjunto, permiten acelerar la adaptación, adopción y difusión de las tecnologías que responden a los retos actuales que enfrentan los productores.

En México, país donde se desarrolló esta estrategia formativa a través de la colaboración del CIMMYT y el Gobierno Federal, actualmente hay alrededor de medio millar de estos profesionales a nivel nacional y han sido esenciales en la transición hacia sistemas agrícolas más sustentables y resilientes, al robustecer los servicios de extensionismo y brindar un acompañamiento especializado a productores.

En Guatemala, donde se ha implementado la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR, los InnovaHubs articulan la colaboración de diversas organizaciones y actores estratégicos de los sectores público, privado, académico y social. Es a través de los InnovaHubs que se desarrolla también el curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable.

Estos técnicos estarán capacitados para difundir prácticas sustentables pertinentes a cada contexto biológico y cultural en que se desenvuelven los productores de Guatemala”, señaló Jorge García, gerente del Hub Chiapas de CIMMYT, quien enfatizó en que “disponer de más técnicos certificados contribuirá al crecimiento y escalamiento de las innovaciones agronómicas que se requieren en la región”.

Durante el inicio de la segunda sesión del curso estuvieron presentes Juan Carlos Gálvez, responsable de la carrera de Agronomía del CUNOROC; Giovani Martínez, responsable del MAGA en Huehuetenango, así como representantes de CIMMYT y ABC, ambos centros de investigación internacional del CGIAR.

Con la implementación de este curso, los InnovaHubs de Guatemala, no solo están invirtiendo en la formación de técnicos especializados, sino que también están sentando las bases para un futuro más resiliente y sostenible en las zonas rurales del país. Estos esfuerzos son cruciales para mitigar los efectos del cambio climático en la agricultura y para garantizar que los agricultores guatemaltecos cuenten con el conocimiento y las herramientas necesarias para adaptarse a los nuevos desafíos y asegurar la sostenibilidad de sus sistemas productivos.

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Temperaturas más altas y más lluvias, así se espera junio y julio en Chiapas

El Boletín Agroclimático de Chiapas para los meses de junio y julio ha sido emitido por la Mesa Técnica Agroclimática del estado, ofreciendo proyecciones que subrayan la importancia de prepararse ante condiciones climáticas adversas, exacerbadas por el cambio climático global. Se anticipa que las temperaturas estarán por encima del promedio histórico en la mayoría de las regiones del estado, acompañadas de niveles de lluvia superiores a los normales registradas en el periodo 1991-2020.

Para mitigar los riesgos asociados con el exceso de lluvias, se recomienda a los agricultores realizar la limpieza de drenajes y ajustar las camas de siembra para evitar encharcamientos y pérdidas por inundación. Además, se aconseja sembrar maíz de ciclo intermedio hacia finales de junio, y para variedades de ciclo largo, adelantar la siembra como medida preventiva.

En términos de manejo del suelo, técnicas como la labranza vertical y el uso de camas de siembra equidistantes se destacan por mejorar la infiltración del agua, retener la humedad y favorecer el drenaje, especialmente cuando se complementan con prácticas como la cobertura con rastrojo.

El boletín también proporciona directrices sobre el manejo integrado de plagas y enfermedades, incluyendo estrategias para controlar el gusano cogollero, la identificación temprana de deficiencias nutricionales, y recomendaciones para la fertilización y el tratamiento de semillas. Además, se enfatiza la importancia de la calibración adecuada de equipos agrícolas para optimizar su desempeño durante la temporada.

Este esfuerzo colaborativo involucra a diversas instituciones clave como la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, CIMMYT, el Servicio Meteorológico Nacional de Conagua, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, así como la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural del Gobierno de Chiapas. También participan la Alianza Bioversity-CIAT, FIRA, la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), y el Centro Académico Regional Chiapas de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.

El Boletín Agroclimático de Chiapas no solo ofrece orientación precisa para enfrentar los desafíos climáticos actuales, sino que también promueve prácticas agrícolas sostenibles y resilientes que son fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria y el bienestar de las comunidades rurales en Chiapas. Da clic en la imagen para descargarlo.

Boletín Agroclimático de Chiapas, mayo-julio 2024
Boletín Agroclimático de Chiapas, mayo-julio 2024

 

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Haciendo de la agricultura sustentable un negocio exitoso

Recorrido por parcela de Chiapas donde se han implementado innovaciones sustentables. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Recorrido por parcela de Chiapas donde se han implementado innovaciones sustentables. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

En Ocozocoautla, Chiapas, una familia campesina ha logrado un cambio notable en su forma de vida, convirtiendo la agricultura sustentable en un negocio próspero y sostenible. Los Abadías, quienes residen en Espinal de Morelos, compartieron su historia de éxito, marcada por la colaboración con CIMMYT y la iniciativa Agrilac Resiliente del CGIAR.

«Con las capacitaciones hemos hecho de la agricultura un negocio«, afirma la familia Abadías cuyo relato inicia en 2012, cuando un ingeniero de CIMMYT les propuso implementar un módulo de agricultura de conservación en su parcela. Este enfoque innovador les permitió mejorar sus cosechas y demostrar los beneficios a otros agricultores en eventos demostrativos.

La historia de los Abadías es un ejemplo de cómo iniciativas como Agrilac Resiliente, del CGIAR, pueden impactar positivamente en el campo. Este proyecto, por ejemplo, tiene como objetivo principal aumentar la resiliencia, sostenibilidad y competitividad de los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. Busca responder a necesidades urgentes como la seguridad alimentaria, la reducción de riesgos climáticos y la estabilización de comunidades vulnerables.

“Somos una familia campesina que se dedicaba a la maquila (servicio de maquinaria). Luego de que establecimos el módulo hubo buenos resultados y organizamos algunos eventos demostrativos. A raíz de dichos eventos, a las personas a las que les maquilábamos les gustaron los resultados con agricultura sustentable y nos pidieron que hiciéramos el mismo trabajo en sus parcelas”, relatan los Abadías.

La implementación del módulo de agricultura de conservación marcó el comienzo de una serie de transformaciones. El éxito obtenido atrajo la atención de otros agricultores, generando una creciente demanda por los servicios de los Abadías. Para satisfacer esta demanda, invitaron a sus primos a unirse al proyecto, optimizando así las labores agrícolas y ampliando su capacidad de servicio.

«Vimos que la tecnología daba resultados», mencionan. Este impulso los llevó a rentar parcelas adicionales para aumentar su producción y adquirir una trilladora, diversificando sus servicios. Sin embargo, la comercialización era un desafío pendiente.

Con determinación, los Abadías buscaron alianzas con empresas locales, estableciendo convenios de compra-venta que garantizaron la salida de sus productos al mercado. La adquisición de un camión de transporte les permitió superar la última barrera logística, facilitando el traslado eficiente de sus cosechas.

La colaboración con CIMMYT y la participación en capacitaciones técnicas y organizativas de EDUCAMPO fueron fundamentales en este proceso. Estas instituciones no solo brindaron conocimientos prácticos, sino que también fortalecieron el espíritu empresarial de la familia Abadía.

“Gracias a ellos porque nos hicieron cambiar la forma de pensar, nos capacitaron, nos vincularon con otras instituciones y nos unieron como familia. Ahora participan nuestros hijos (incluso dos están estudiando agronomía), nuestras esposas en la administración y en el acopio de grano. Ahora vemos a la agricultura como negocio, y nuestra visión es ser empresarios. Hoy en día, somos una Sociedad de Producción Rural consolidada».

El legado de los Abadías va más allá de los logros económicos. Hoy son un ejemplo inspirador de cómo la colaboración, la capacitación y la visión empresarial pueden hacer de la agricultura sustentable un negocio exitoso.

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Con valentía, ellas son un ejemplo de innovación en el campo

Mujeres y milpa en Chiapas, México. (Ilustración: FMG/OpenAI, 2024)
Mujeres y milpa en Chiapas, México. (Ilustración: FMG/OpenAI, 2024)

Con su enfoque transversal en género e inclusión social, la iniciativa regional latinoamericana AgriLac Resiliente, del CGIAR, muestra cómo a través de la agricultura sustentable las mujeres del campo latinoamericano son pieza fundamental para construir sistemas resilientes e incluyentes.

Uno de los ejemplos más inspiradores proviene del grupo de mujeres indígenas Tzotziles de Tzabaló, en Larráinzar, Chiapas. Estas mujeres han encontrado en el Hub Chiapas una plataforma que les ha permitido contribuir significativamente al desarrollo de sus hogares y entornos.

“Somos un grupo de mujeres que ya tenemos algunos años trabajado con la cría de puercos y de pollos. Desde el 2022 empezamos a trabajar con CIMMYT y con DAI (Desarrollo Alternativo e Investigación AC). Nos ha gustado mucho porque vemos que se interesan por las mujeres, antes no lo hacían y ahora nos dan la oportunidad de aprender, eso nos despierta el interés de trabajar en el campo porque queremos ayudar a nuestros esposos, pero con conocimientos”, relatan.

De acuerdo con sus testimonios, la oportunidad de capacitarse en agricultura sustentable ha sido transformadora. Antes, su participación en actividades agrícolas era limitada. Ahora, con nuevos conocimientos adquiridos, están produciendo alimentos sanos y nutritivos.

“Si solo nos quedamos en la casa no hacemos mucho, pero cuando salimos al campo nos sentimos en libertad, nos despejamos de tantas tareas que hay en la casa y traemos frijol tierno y verduras frescas para la olla. Ahora podemos producir nuestros alimentos libres de tóxicos y guardar nuestro maíz en recipientes herméticos sin productos químicos”, puntualizan.

La experiencia les ha brindado no solo autonomía en la toma de decisiones sobre sus alimentos, sino también un sentido de libertad y propósito al trabajar en el campo donde el poder del trabajo en grupo también ha sido un factor importante en su éxito.

“Siempre es mejor trabajar en grupo que individual, pero es necesario buscar a un buen dirigente o líder que te guie y te enseñé a trabajar. Como grupo hemos obtenido conocimientos que nos compartimos entre nosotras, aprendimos a podar los frutales, ya no quemamos el rastrojo para reciclar los nutrientes, hay más producción y el producto es más grande, y también esperamos una buena producción de frutas”.

Parcela en Chiapas donde se han implementado prácticas sustentables. (Foto: García, Ramírez y Meentzen / CIMMYT)
Parcela en Chiapas donde se han implementado prácticas sustentables. (Foto: García, Ramírez y Meentzen / CIMMYT)

Sin embargo, el camino no ha estado exento de desafíos. La comunidad enfrenta un contexto sociopolítico que dificulta la colaboración entre grupos, aunque estas mujeres persisten y demuestran con sus logros que la participación femenina en la agricultura es fundamental para el progreso comunitario.

“Lo que hacemos, la gente lo ve mal y nos preguntan que por qué nos vamos al campo a aprender algo que no es para nosotras, que nos vamos porque no tenemos quehacer en la casa, pero no nos desanimamos. Cuando ven los resultados del trabajo nos preguntan cómo le hicimos, y les decimos que es lo que aprendimos al no quedarnos solo en la casa y las invitamos a que se unan al grupo”, mencionan, enfatizando en que en el grupo no importa si se pertenece a uno u otro grupo político porque ahí solo importa el conocimiento y las ganas de superarse.

Así, su valentía y determinación no solo ha transformado sus propias vidas, sino que también está inspirando a otras mujeres a unirse y seguir este camino de empoderamiento a través de la agricultura sustentable.

Estos casos de éxito son testimonio del impacto positivo que puede tener la inclusión de las mujeres en el campo. Su voz y experiencia son fundamentales para construir sistemas alimentarios más resilientes y sostenibles, donde la equidad de género y la participación activa de todos los actores sean pilares para un futuro próspero en las zonas rurales de América Latina.

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Flores, aprendizajes y enfoque de género

Doña Juanita, indígena Tzeltal, La Providencia, Ocosingo, Chiapas. (Foto: García, Ramírez y Meentzen)
Doña Juanita, indígena Tzeltal, La Providencia, Ocosingo, Chiapas. (Foto: García, Ramírez y Meentzen)

Para la Iniciativa regional latinoamericana AgriLac Resiliente, el género y la inclusión social es un tema fundamental, de manera que ha seleccionado varias regiones rurales fronterizas de Guatemala y Honduras para desarrollar acciones prioritarias con perspectiva de género.

Para integrar una guía que permita explicar por qué el género y la inclusión social es un tema relevante en sí mismo, así como para incorporar esta perspectiva en todas las demás actividades de los InnovaHubs en Guatemala y Honduras, especialistas en género e inclusión social de Agrilac han implementado un proceso participativo en los hubs hub Pacífico Sur y Chiapas, a fin de recopilar información sobre sus experiencias en el tema y documentar los resultados, facilitando así la replicación del modelo del hub (desarrollado en México por CIMMYT y sus colaboradores) en otros países.

Así, Alejandrina García en Oaxaca, Alejandro Ramírez en Chiapas, y Ángela Meentzen —colíder del equipo de Género e Inclusión Social de Agrilac—, desarrollaron entrevistas individuales y con grupos focales para aprender más sobre cómo los diferentes actores involucrados en los hubs perciben su propia participación: agricultores, hombres y mujeres, colaboradores, gerentes y personal de los hubs, así como aliados en estas regiones, fueron parte de este proceso participativo.

«Hay muchos casos de éxito sobre la participación de mujeres rurales en los hubs de Oaxaca y Chiapas que fueron recogidos en este proceso. Está previsto que estos estudios de caso formen parte de un anexo a la guía para ilustrar por qué la participación de las mujeres rurales es tan importante desde su propia perspectiva”, comenta Ángela Meentzen, quien destaca el caso de doña Juanita, una indígena Tzeltal de la comunidad La Providencia, en Ocosingo, Chiapas.

“Inicié hace cinco años a trabajar con CIMMYT. Antes de conocerlos solo sembrábamos maíz y frijol, pero ya no se daba, las plantas ya no crecían, teníamos muchos problemas de plagas y quemábamos todo el rastrojo. Cuando vinieron los ingenieros nos invitaron a participar con ellos. Al principio como que no nos interesó mucho, pero nos dejamos enseñar. Nos enseñaron a sembrar otros cultivos como el girasol, el cacahuate, otras verduras y los frutales como el limón y las guanábanas”, comenta doña Juanita.

Ahora ya no quemamos el rastrojo, tenemos cultivos durante todo el año, sembramos otras especies, utilizamos muchos productos orgánicos que nos enseñaron a preparar, aumentó nuestra producción y vendemos más cosas en el mercado. Yo y mi hija nos ocupamos de la venta de los productos (frijol, maíz, verduras, calabacitas, elotes y flores); sobre todo la venta de flores nos ha dado muy buen resultado y hemos sacado un buen dinerito”, narra la productora.

“Los beneficios del campo nos permitieron darles estudios a nuestros hijos, algunos ya terminaron su carrera y ahora están trabajando, otros están por terminar, pero a todos les enseñamos el trabajo del campo. Se siente un poco pesado el trabajo, pero yo sostuve las dos cosas, la casa y el campo, no sé cómo le hice, pero lo logré”, dice orgullosa de sí misma doña Juanita, para quien el conocimiento científico generado en plataformas de investigación y módulos del hub se ha traducido en impacto real y positivo para ella y su familia.

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Opciones para el almacenamiento y conservación de granos en Chiapas

Envases de PET reutilizados para la conservación de granos de maíz y frijol, Ejido San Martín Chamizal, Palenque, Chiapas. 5 de febrero 2024. (Foto: Hub Chiapas-CIMMYT)
Envases de PET reutilizados para la conservación de granos de maíz y frijol, Ejido San Martín Chamizal, Palenque, Chiapas. 5 de febrero 2024. (Foto: Benancio Jiménez Gómez)

Para lograr la seguridad alimentaria es prioritario buscar opciones sustentables para la producción de alimentos —que cubra las necesidades de una población creciente— y también mejorar los procesos poscosecha mediante la conservación de la cantidad y calidad de granos básicos.

Como parte de la iniciativa AgriLAC Resiliente, CIMMYT —a través de su Hub Chiapas—promueve el uso de tecnologías sustentables para el manejo poscosecha de granos básicos (maíz y frijol) durante el almacenamiento, entre ellas los contenedores herméticos y polvos inertes —hidróxido de calcio micronizado— para hacer frente a la pérdida de granos por el ataque de plagas de almacén.

Entre las principales plagas de almacén que se presentan en Chiapas sobresalen el gorgojo, el barrenador, la palomilla y los roedores. Estas plagas ocasionan pérdidas de hasta un 40 %, por lo que se hace necesario ofrecer alternativas sustentables que las familias productoras reduzcan o eliminen el uso de productos químicos para el control de plagas de almacén, reduciendo así los riesgos a la salud.

De entre las tecnologías promovidas, una de las de mayor adopción ha sido el uso de recipientes herméticos, cuya principal característica es impedir el intercambio gaseoso entre el exterior y el contenido al interior del recipiente una vez que se realiza el cierre.

Lo anterior hace que el grano almacenado junto con los insectos plaga que quedan dentro al momento del almacenamiento vayan consumiendo el oxígeno disponible en el interior, reemplazando por dióxido de carbono (CO2). Esto ocasiona la muerte de huevecillos, larvas y adultos de cualquier insecto plaga. Además, se inhibe el desarrollo de hongos aeróbicos —que requieren oxigeno—, conservando así la calidad del grano por un periodo largo hasta la apertura del recipiente. Otros beneficios de la tecnología hermética es que se conserva características del grano como color, olor, sabor, peso específico y, sobre todo, libre de productos químicos.

Antes de almacenar los granos se deben cumplir algunos requisitos:

  • En el caso del maíz, la humedad del grano no debe ser mayor al 13.5 % y, en frijol, esta no debe ser mayor al 12 % —para conocer la humedad del grano existen varias opciones como el método del Sol, el método de la sal o el uso de equipos electrónicos determinadores de humedad—.
  • El grano debe estar fresco (no caliente), con buena sanidad y libre de impurezas.
  • Los contenedores deben ser herméticos, de fácil uso, libres de agentes contaminantes y deben estar secos.
  • Contar con un espacio fresco y limpio con condiciones que garanticen la integridad de los recipientes empleados para la conservación de granos básicos.

Uno de los contenedores con principio hermético disponible en la mayoría de las regiones son los envases de PET, los cuales pueden encontrarse con diferentes capacidades y ser reutilizados —previo a una limpieza y secado adecuado— para almacenar y conservar granos.

La señora Crecencia Parcero mostrando el uso de los envases PET para el almacenamiento de grano, en el ejido San Martín Chamizal, Palenque, Chiapas. 5 febrero 2024. (Foto: Benancio Jiménez Gómez)
La señora Crecencia Parcero mostrando el uso de los envases PET para el almacenamiento de grano, en el ejido San Martín Chamizal, Palenque, Chiapas. 5 febrero 2024. (Foto: Benancio Jiménez Gómez)

Para garantizar que los envases de PET se sequen completamente, es recomendable que después del lavado se dejen por cuatro días boca abajo para que se elimine el agua por escurrimiento y, posteriormente, se dejen secar por siete días adicionales boca arriba en la sombra. Esto es muy importante para evitar que el vapor de agua que haya quedado se condense.

Por sus buenos resultados, estas prácticas han sido adoptadas por numerosas familias productoras de la región. En el ejido de San Martín Chamizal (Palenque, Chiapas), por ejemplo, al menos 15 familias han adoptado el uso de envases de PET para almacenar frijol y maíz con fines de autoconsumo ya por más de cinco años.

Otro ejemplo lo constituyen 10 familias del grupo de agricultores de Triunfo Agrarista, del municipio Osumacinta, las cuales lograron almacenar en 2023 un total de 1 885 kg de maíz y 187 kg de frijol destinados al autoconsumo. Esto, después de conocer la tecnología en los talleres implementados por parte de CIMMYT en colaboración con la CONANP y TNC.

En suma, el principio de hermeticidad se puede conseguir con diferentes recipientes, siempre y cuando estén libres de agentes contaminantes, sean de fácil manejo, accesibles y de bajo costo.