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Innovaciones de postal

En las verdes laderas de Danlí, Honduras, se despliegan paisajes que no solo resaltan por su belleza, sino también por el impacto positivo que la innovación agrícola está generando en las comunidades locales. Estas áreas productivas, con sus parcelas de maíz y frijol, son testigos del avance de las tecnologías agrícolas sustentables promovidas por centros de investigación, como CIMMYT y CIAT, y diversas organizaciones que trabajan en conjunto en el InnovaHub Oriente de Honduras, a partir de la iniciativa regional AgriLAC Resiliente.

Los InnovaHubs son una metodología que, al articular los esfuerzos de diversos actores del sector agroalimentario, permite fortalecer la resiliencia de los sistemas agrícolas locales y mejorar la vida de cientos de productores. También son espacios de colaboración y experimentación donde agricultores, técnicos y organizaciones trabajan en equipo para probar y difundir innovaciones agrícolas.

Así, a través de módulos de innovación —parcelas donde se implementan innovaciones sustentables y se comparan con las prácticas convencionales locales—, los productores pueden observar los beneficios de nuevas prácticas en comparación con las convencionales, adoptando aquellas que les permiten mejorar la productividad y enfrentar los retos del cambio climático. Estas experiencias no solo transforman parcelas, sino también comunidades enteras al convertirlas en áreas de impacto donde las innovaciones se replican.

 

Cultivo de frijol en laderas de Danlí, Honduras. (Foto: CECRUCSO)
Cultivo de frijol en laderas de Danlí, Honduras. (Foto: CECRUCSO)

En el Oriente de Honduras, específicamente en Danlí y Teupacenti, CECRUCSO, una central de cajas rurales que forma parte del InnovaHub Oriente, ha sido un claro ejemplo del poder de estas metodologías. «Actualmente hemos llegado a 21 comunidades, fomentando actividades para una agricultura resiliente», señala el equipo técnico de CECRUCSO. «Hemos logrado capacitar a 162 productores, identificando limitantes y oportunidades para alcanzar mejores rendimientos y dar respuesta a los riesgos actuales de producción«.

La participación de CECRUCSO ha sido crucial para que más productores de granos básicos como el frijol adopten tecnologías sustentables en la región. Entre los logros más destacados se encuentran la implementación de cinco módulos de innovación que, a través de buenas prácticas agrícolas, han permitido aumentar la productividad. «Hemos aprendido que los desafíos de la producción agrícola se pueden enfrentar planificando, observando, y usando eficientemente nuestros recursos. Aceptamos e innovamos en nuestras parcelas y compartimos el conocimiento en nuestras comunidades», enfatiza el equipo técnico.

Parcelas de frijol de productores asociados a CECRUCSO. (Foto: CECRUCSO)
Parcelas de frijol de productores asociados a CECRUCSO. (Foto: CECRUCSO)

Uno de los casos más inspiradores es el de Cindy Marbeli Torres, una productora en la comunidad de San Francisco de Cuapa. Ella implementó un módulo de innovación y un área de extensión, adoptando prácticas como la preparación del terreno en camas y la fertilización óptima. Diana Carolina Salinas, representante de CECRUCSO, comenta: «Podemos ver entre el módulo y el área testigo la diferencia a la vista. Vamos a entrar a cosecha y podremos ver los resultados en términos de rendimiento».

Las innovaciones implementadas en las comunidades de Ocotillo Villa Santa, donde se estableció un módulo con el productor César Isidro Peña, son otro ejemplo. En esta comunidad varios miembros de CECRUCSO han adoptado prácticas sustentables que han resultado en un aumento de la productividad. «Se ha visto la respuesta positiva por parte de los productores en adoptar las innovaciones y el acompañamiento técnico también ha sido muy importante«, destaca Salinas.

Productoras de CECRUCSO en parcelas de frijol, Danlí, Honduras. (Foto: CECRUCSO)
Productoras de CECRUCSO en parcelas de frijol, Danlí, Honduras. (Foto: CECRUCSO)

Las fotografías que CECRUCSO ha compartido en el reciente Hub Meeting del InnovaHub Oriente no solo documentan el éxito de las innovaciones, sino que también resaltan la belleza de las parcelas, que parecen postales de lo bien cuidadas y productivas que lucen. Estas imágenes son un recordatorio del impacto positivo que las tecnologías agrícolas sustentables están teniendo en la vida de los productores.

A medida que los agricultores continúan recibiendo capacitaciones y apoyo técnico, se espera que los resultados sean aún más significativos. CECRUCSO, con su compromiso con la agricultura resiliente, sigue siendo un referente en la región, demostrando que la innovación, el trabajo en equipo y el conocimiento compartido son claves para enfrentar los desafíos de la producción agrícola en Honduras.

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Hoy cultivo con nuevos conocimientos

Doña Otilia comparte los resultados obtenidos en su parcela durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Doña Otilia comparte los resultados obtenidos en su parcela durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

En San Juan Intibucá, Honduras, una comunidad llamada Buenos Aires es testigo de cómo la agricultura puede cambiar vidas y transformar comunidades. Doña Otilia Gómez, una agricultora que ha dedicado su vida al cultivo de la tierra, ha experimentado en carne propia cómo el acompañamiento técnico y las innovaciones agrícolas pueden marcar una diferencia profunda en la vida de las personas. Gracias al apoyo de la iniciativa AgriLAC Resiliente y todos los actores vinculados a sus InnovaHubs, doña Otilia ha logrado mejorar significativamente las condiciones de vida para ella y su familia.

AgriLAC Resiliente, una iniciativa del CGIAR, tiene como objetivo aumentar la resiliencia, sostenibilidad y competitividad de los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. En Honduras, el InnovaHub Occidente se ha convertido en un motor clave para el establecimiento de plataformas de investigación y áreas de extensión —como la establecida en la parcela de doña Otilia—. Es en este contexto que Doña Otilia ha recibido acompañamiento técnico, específicamente de Norma Raquel Ferrera, del equipo técnico de AgriLAC en la región.

«San Juan Intibucá, Buenos Aires, Azacualpa es donde cultivamos todo: tomate, chile, bichuela, cilantro, y también maíz y frijol», dice doña Otilia, con una voz llena de orgullo y satisfacción por el progreso que ha logrado. «Desde antes, desde que tenemos la razón de acordarnos, mis padres sembraban maíz y frijol, y nosotros aprendimos a trabajar en las tierras con ellos», recuerda. Sin embargo, la forma en que ella y su familia cultivan la tierra ha cambiado radicalmente en los últimos años.

El testimonio de doña Otilia refleja el impacto positivo que ha tenido el acompañamiento técnico y las capacitaciones recibidas por especialistas de centros de investigación como el CIMMYT y la Alianza Bioversity-CIAT —ambos del CGIAR— junto con colaboradores locales. “Ya teníamos un poquito de conocimiento, pero no así como ellos lo enseñaron”, comenta, refiriéndose al proceso de capacitación recibido. “Empezamos a sacar mejores cultivos… primero probé las tecnologías en una tarea de tierra esto que me enseñaron, y cuando vi los resultados, me di cuenta de que había estado desperdiciando mucho tiempo y suelo”.

El proceso de transformación en la parcela de doña Otilia comenzó con un diagnóstico exhaustivo de su terreno, evaluando las características físicas, químicas y biológicas del suelo. Con base en este diagnóstico, se implementaron varias innovaciones: fertilización fraccionada, camas permanentes, manejo de rastrojo, densidad de siembra y el uso de productos agroecológicos como el caldo sulfocálcico. «Hicimos diferentes abonos… y cuando vi que una tarea de tierra me dio lo que antes necesitaba en muchas tareas, supe que tenía que seguir adelante», explica.

Doña Otilia durante la siembra de maíz, y fertilización al momento de siembra. (Foto: Raquel Ferrera)
Doña Otilia durante la siembra de maíz, y fertilización al momento de siembra. (Foto: Raquel Ferrera)

Estas prácticas no solo han mejorado la productividad de su parcela, sino que también han involucrado a su familia en el proceso. «Tengo cuatro hijos… ellos están de acuerdo porque les digo: ‘Miren, este abono lo estamos haciendo para cuando ya venga la cosecha de frijol’», comparte doña Otilia, destacando cómo sus hijos, incluso el más joven, de 10 años, se ha involucrado notablemente en labores del campo.

Por su parte, su hijo mayor, de 17 años, está entusiasmado porque mira que “la agricultura sí es rentable, `por eso usted siempre tiene su dinerito, mamá’, me dice”, lo que a la señora Otilia le brinda la esperanza de un mejor futuro en su propio país, “porque mi esposo se ha ido para Estados Unidos, entonces las fincas estaban abandonadas y cuando él vino vio un cambio total en aquellas fincas que yo he trabajado recibiendo estas capacitaciones. ¿Y qué me dice? N´ombre (sic), me dice que qué cambios, que qué finca tan bonita porque miró la finca con una producción que nunca habíamos tenido”.

Doña Otilia ve en la agricultura sustentable una solución para reducir la migración, un fenómeno que afecta a muchas familias en Honduras y Centroamérica. Según datos de la ONU, alrededor de 281 millones de personas en el mundo eran migrantes internacionales en 2020, con América Latina y el Caribe siendo una de las regiones más afectadas. En Honduras, la falta de oportunidades en el campo es una de las principales causas de la migración.

«Mucha juventud se ha perdido, se han ido porque aquí dicen que no hay oportunidades para trabajar», comenta, decidida a demostrar lo contrario con los resultados visibles en su parcela. «Si hubiera más gente como ustedes que dedican ese tiempo de venir y enseñar… cómo cambiaríamos el mundo», dice, refiriéndose al equipo técnico que la ha acompañado en este proceso.

Gracias a las innovaciones y al apoyo recibido, doña Otilia ha logrado no solo mantener su parcela, sino hacerla más productiva y sostenible. «Ahora vendo más, ahora en lugar de comprar los frijoles yo vendo«, afirma con orgullo, mostrando que es posible construir un futuro mejor a través de la agricultura.

La historia de doña Otilia es un ejemplo claro de cómo la iniciativa AgriLAC Resiliente está logrando su objetivo de aumentar la resiliencia y sostenibilidad en los sistemas agroalimentarios de la región. A través de la colaboración entre todos los integrantes de los InnovaHubs los agricultores están adoptando prácticas que no solo mejoran la productividad, sino que también fortalecen la cohesión familiar y comunitaria, creando un entorno en el que las personas pueden prosperar sin necesidad de emigrar.

En palabras de doña Otilia: «Si uno da esos ejemplos, nuestros hijos ya no van a pensar como antes, ya no van a decidir irse, porque tienen suelos sanos que cultivar, que es lo más valioso».

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Trazando el futuro de la agricultura resiliente en el Oriente de Honduras

Productora de Honduras comparte cómo implementó innovaciones sustentables en su parcela. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Productora de Honduras comparte cómo implementó innovaciones sustentables en su parcela. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Con el objetivo de fortalecer la agricultura sustentable y resiliente en la región, el InnovaHub Oriente de Honduras, establecido en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR, organizó un encuentro estratégico que reunió a técnicos, agricultores, representantes de organizaciones de productores, y otros actores clave de los sistemas agroalimentarios de la región. Este evento fue un espacio fundamental para reflexionar sobre los avances alcanzados, compartir experiencias y planificar los próximos pasos en la implementación de prácticas agrícolas sostenibles.

El Hub Meeting, celebrado en Danlí, contó con la participación de organizaciones como ARSAGRO, CECRUCSO, DICTA-SAG, CENAOS, el programa de Acción Contra el Hambre, entre otras, así como los centros de investigación del CGIAR, CIMMYT y la Alliance Bioversity-CIAT (ABC). Durante la jornada, los participantes analizaron las intervenciones realizadas en el marco del proyecto AgriLAC Resiliente, identificando tanto los logros como los desafíos enfrentados en el camino hacia una agricultura más adaptada al clima y a las necesidades locales.

Uno de los momentos más destacados del encuentro fue el testimonio de un técnico que compartió su experiencia en la implementación de prácticas agrícolas resilientes en la región. “Tenemos grandes historias que contar. En esta fotografía, por ejemplo, me estaba acordando que esa fue una visita de seguimiento a la parcela, y fue toda una odisea. Recuerdo el día que íbamos a montar la parcela, y ahí vemos cómo en ese momento el cultivo estaba muy pequeño, pero ya ahorita si vemos la parcela cómo ha evolucionado y ahora escuchamos que el compañero Jacob (el dueño de la parcela) dice, ‘tengo tantos compañeros, gente de fuera (de nuestra organización) que quiere replicar lo que nosotros estamos haciendo en esta parcela’. Eso es lo que nos motiva a seguir adelante”, relató.

El técnico también enfatizó el impacto que estas experiencias tienen no solo a nivel local, sino también en el potencial de expandir estas prácticas más allá de las organizaciones participantes. “O esta otra parcela que también fue una odisea montar, pero ahí están los resultados y eso es lo que queremos mostrar, queremos llegar no solo a los productores de nuestras organizaciones sino ir más allá y compartir el conocimiento y expresarlo no solo en palabras, sino en resultados tangibles como lo muestran estas imágenes”.

El evento subrayó la importancia de la innovación y la resiliencia en un contexto agrícola desafiante, donde adversidades como plagas han puesto a prueba las capacidades de los agricultores para adaptarse y superar obstáculos. “Miren, esta parcelita también fue un sufrimiento. Nos cayó la mosca blanca que ha sido una pesadilla. Por eso es importante identificar las tecnologías adecuadas donde nosotros podamos decirle al productor, miren vamos a hacer esto porque está probado”, comentó subrayando la importancia de las plataformas de investigación, las cuales permiten validar e identificar las prácticas más adecuadas para cada productor.

Para este integrante del Innova HuB Oriente, la reunión anual constituye un espacio de reflexión y planeación para impulsar aquellas tecnologías, prácticas y estrategias que le permitan a los agricultores prepararse para las adversidades: “Desde acá podemos decir, no pues es una simple fotografía, pero esto es una historia que contar, lo tenemos documentado y es lo que queremos compartir”, enfatizó.

El Hub Meeting del InnovaHub Oriente de Honduras reafirmó el compromiso de todos los actores involucrados en seguir adelante con la implementación de prácticas agrícolas que aseguren la sostenibilidad y resiliencia de los sistemas agroalimentarios en la región. El camino es desafiante, pero con la colaboración y el intercambio de conocimientos, se están sentando las bases para un futuro agrícola más resiliente y prometedor para Honduras.

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InnovaHub Oriente de Honduras, un ejemplo de colaboración en favor de los sistemas agroalimentarios

Taller de poscosecha impartido por el equipo técnico del InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador / InnovaHub Oriente)
Taller de poscosecha impartido por el equipo técnico del InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador / InnovaHub Oriente)

En Honduras, el InnovaHub Oriente se está consolidando como un motor de innovación y desarrollo sostenible en el sector agroalimentario. Este esfuerzo colaborativo, que une a organizaciones como ARSAGRO, CECRUCSO, y centros de investigación del CGIAR como CIMMYT y la Alliance Bioversity-CIAT (ABC), está transformando las prácticas agrícolas locales y fortaleciendo la resiliencia de los sistemas agroalimentarios.

Recientemente, por ejemplo, se llevaron a cabo días de campo en la Universidad Agraria, donde agricultores y técnicos compartieron conocimientos y prácticas innovadoras. Estos eventos son esenciales para demostrar en el terreno los beneficios de las tecnologías agrícolas y las prácticas sostenibles.

Además, se han organizado talleres de poscosecha que brindaron a los agricultores técnicas y herramientas para mejorar la calidad y conservación de sus productos. Estas capacitaciones son fundamentales para reducir las pérdidas poscosecha y aumentar la rentabilidad de los cultivos.

Uno de los logros más destacados en esta primera mitad del año fue la entrega de constancias del curso intensivo en Agricultura Sustentable en sistemas de maíz, frijol y cultivos asociados, impartido por especialistas de CIMMYT y ABC. Este curso se centra en prácticas agrícolas que aumentan la productividad mientras conservan los recursos naturales y se adaptan al cambio climático.

Además, se lanzó la convocatoria para el Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable Adaptada al Clima 2024-2025. Este programa busca formar agentes de cambio con conocimientos en tecnologías de agricultura de conservación adaptada al clima, capacitados para enfrentar los retos alimentarios, económicos y climáticos.

El equipo de InnovaHub Oriente ha continuado con los diagnósticos de parcela, una herramienta crucial para entender las condiciones del suelo y la producción. Estos diagnósticos permiten conocer el porcentaje de cobertura, recopilar información del productor, y establecer módulos de innovación basados en datos precisos.

Se ha continuado con la instalación de pluviómetros y se han realizado pruebas de compactación del suelo, así como comparaciones de materiales, para mejorar las prácticas agrícolas y adaptar las técnicas a las condiciones locales.

La construcción participativa del Boletín Agroclimático para la región El Paraíso, a través de la Mesa Técnica Agroclimática, ha sido clave para brindar recomendaciones específicas ante la variabilidad climática. Esta es una acción clave porque permite conocer, por ejemplo, la actualización del pronóstico de ciclones tropicales, así como el impacto de otros fenómenos, lo cual es fundamental para remendar variedades de siembra adecuadas en un contexto de abundantes precipitaciones, como las recientes en la zona.

En este sentido, el técnico Olvine Amador expresa la importancia de la acción conjunta: “Siempre en acción con los productores compañeros, porque este hub oriente es de nosotros y tenemos que levantar este programa a través de las prácticas a nivel de campo para que despertemos a nuestra gente con el conocimiento adquirido”.

Por su parte, el técnico Ronix Madariaga destacó los beneficios de prácticas específicas: “Acá podemos ver dos parcelas, una está con incorporación de rastrojo y otra que ha sido quemada año con año. Se hizo la prueba de reacción a materia orgánica. En la que está quemada reaccionó solo la primera capa de unos 10 cm, en la que está incorporado el rastrojo reaccionaron las dos capas primeras hasta 60 cm. También se han hecho diagnósticos de parcela en Guayacán, Villa Santa, Villa Elena Águila, y Ocotillo Villa Santa”.

La colaboración entre organizaciones de todos los sectores es vital para fortalecer los sistemas agroalimentarios locales. La sinergia creada entre las entidades participantes en InnovaHub Oriente permite un intercambio de conocimientos y recursos que potencia el impacto de cada iniciativa. Este enfoque colaborativo es crucial para enfrentar los retos agrícolas y climáticos, asegurando un futuro sostenible y próspero para las comunidades locales.

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Módulos de innovación en el Occidente de Honduras, espacios clave para un campo más sustentable

Visita al módulo instalado en la parcela del señor Elmer, en Lentago, Belén Gualcho Ocotepeque, Honduras. (Foto: Nolvin Vega)
Visita al módulo instalado en la parcela del señor Elmer, en Lentago, Belén Gualcho Ocotepeque, Honduras. (Foto: Erardo Díaz)

En la comunidad de Lentago, Belén Gualcho Ocotepeque, se están tejiendo los cimientos de una transformación agrícola significativa. Las recientes actividades de seguimiento al módulo de innovación agrícola instalado en esa localidad es un ejemplo de los pasos firmes con que se avanza hacia sistemas agroalimentarios más sostenibles y resilientes en Honduras a través de la iniciativa AgriLAC Resiliente.

«Uno de los principales problemas que se ha identificado a través del diagnóstico de parcela y la participación de varios productores de tres zonas (Lentago, El Aguacatillo y La Mohaga) es el tema de la fertilización«, menciona Jesús Erardo Díaz Gómez, técnico involucrado en el proyecto y quien le ha brindado acompañamiento técnico al señor Elmer Valeriano para instalar en su parcela el módulo donde actualmente se implementan prácticas sustentables y se comparan con las prácticas convencionales locales.

La práctica convencional en la zona es fertilizar a los 15 o 22 días después de la siembra, «a través del módulo de innovación se busca la optimización de esta práctica evaluando la fertilización al momento de la siembra para asegurar la disponibilidad adecuada de nutrientes para la planta de maíz», señala Erardo, quien forma parte del equipo técnico del InnovaHub Occidente de Honduras, el cual articula los esfuerzos de un conjunto de organizaciones y actores locales que impulsan la innovación y la sustentabilidad del campo hondureño en el marco de AgriLAC Resiliente.

La optimización de la fertilización no es el único frente en el que el InnovaHub Occidente está marcando la diferencia. Erardo enfatiza la importancia de repensar el proceso de selección de semillas para las futuras cosechas porque, actualmente, se hace cuando ya se ha sacado el maíz de la parcela, es decir, ya cuando lo “tapizcan” (cosechan) y esto presenta diversas dificultades. «Con el módulo de innovación buscamos iniciar este proceso directamente en campo, seleccionando cuidadosamente las plantas más vigorosas y adaptadas a las necesidades de los productores locales», explica.

Módulos como el instalado en Lentago son fundamentales para dispersar los conocimientos sobre prácticas más sustentables. En este sentido, la participación del equipo técnico de CIMMYT y ODECO ha sido clave al despejar las dudas de los agricultores y proporcionar orientación sobre manejo agronómico del maíz con prácticas sostenibles.

Por supuesto, el compromiso y la participación activa de productores como el señor Elmer Valeriano son cruciales para el éxito de iniciativas como esta. Elmer, un agricultor proactivo y receptivo a nuevas técnicas, es un ejemplo inspirador de cómo la colaboración entre técnicos y agricultores puede impulsar el cambio hacia prácticas más sustentables y eficientes, como la instalación de un pluviómetro que promete proporcionar datos cruciales para la toma de decisiones informadas en el módulo.

La instalación del pluviómetro, aunque aparentemente simple, abre una ventana de oportunidad para comprender mejor las necesidades hídricas de los cultivos y ajustar las prácticas agrícolas en consecuencia. «Los resultados nos permitirán comparar la cantidad de agua recibida con las demandas de los cultivos, proporcionando una base sólida para la toma de decisiones», menciona Erardo, destacando el compromiso del señor Elmer en la toma y registro de los datos que emanan del pluviómetro.

El señor Elmer tomando lectura del pluviómetro. (Foto: Nolvin Vega)
El señor Elmer tomando lectura del pluviómetro. (Foto: Erardo Díaz)

El trabajo del InnovaHub Occidente de Honduras no ocurre en un vacío, sino que forma parte de una iniciativa más amplia: AgriLAC Resiliente. Esta iniciativa, impulsada por el CGIAR, busca transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe, aumentando su resiliencia y competitividad. Los InnovaHubs de Honduras, en colaboración con organizaciones como la Alianza Bioversity-CIAT y CIMMYT, están liderando el camino hacia un futuro agrícola más próspero y sostenible en la región.

En última instancia, el éxito de estas iniciativas depende de la colaboración continua entre todos los actores involucrados: agricultores, técnicos, organizaciones y comunidades locales. Con un enfoque centrado en la innovación y la sustentabilidad, es posible construir sistemas agroalimentarios más resilientes que no solo alimenten a las generaciones presentes, sino que también protejan y restauren la tierra para las futuras.

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El papel de las leguminosas en la agricultura sustentable de Honduras

Capacitación en manejo poscosecha de granos en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: InnovaHub Honduras)
Capacitación en manejo poscosecha de granos en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: InnovaHub Honduras)

Las leguminosas son plantas pertenecientes a la familia Fabaceae o Leguminosae, una de las más grandes y diversificadas del reino vegetal. Esta familia incluye una amplia gama de plantas, desde árboles y arbustos hasta hierbas. Las leguminosas se caracterizan principalmente por su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico y producir frutos en forma de vainas que contienen semillas. Entre las más conocidas están los frijoles, los chícharos, las lentejas y las habas, pero también son leguminosas árboles como las jacarandas o las acacias.

En la agricultura, las leguminosas son fundamentales por varias razones, “ya sea que las utilicemos como cobertura de suelo, fijadoras de nitrógeno, forraje para ganado o algunas para consumo humano, las leguminosas se adaptan bien a suelos pobres y funcionan como elemento esencial de la diversificación de cultivos, o bien, para hacer barbechos mejorados”, comenta José Francisco Guillén Álvarez, quien forma parte del equipo técnico del InnovaHub Oriente de Honduras.

Proyecto para producción de semilla con productores de ARSAGRO. (Foto: Edy Rafael López / InnovaHub Oriente de Honduras)
Proyecto para producción de semilla con productores de ARSAGRO. (Foto: Edy Rafael López / InnovaHub Oriente de Honduras)

El InnovaHub Oriente de Honduras articula los esfuerzos de un conjunto de organizaciones y actores relacionados con los sistemas agroalimentarios a fin de impulsar la innovación y la sustentabilidad del campo hondureño en el marco de AgriLAC Resiliente, iniciativa impulsada por CGIAR a través de centros de investigación científica internacionales como la Alianza Bioversity-CIAT (ABC), con sede en Colombia, y CIMMYT, con sede en México.

Las leguminosas, particularmente ciertas variedades de frijoles, forman parte sustancial de la dieta de los hondureños, ya que son una fuente rica en proteínas, fibra, vitaminas y minerales esenciales. No obstante, uno de los desafíos de los productores es la conservación del grano, ya que las condiciones climáticas favorecen la aparición de plagas de almacén.

Para brindar alternativas que no requieren plaguicidas, recientemente especialistas de CIMMYT impartieron la capacitación Manejo poscosecha de granos básicos en las oficinas de ARSAGRO —una de las organizaciones que colabora en el InnovaHub Oriente—, en Danlí, El Paraíso.

“El objetivo de esta capacitación fue desarrollar capacidades y habilidades en los técnicos para implementar y difundir prácticas y tecnologías poscosecha sustentables en su región. Abordamos el sistema poscosecha, plagas y daños causados, así como métodos de control en campo y almacén. También realizamos prácticas de acondicionamiento de grano, clasificación de daños y humedad y el uso de tecnologías herméticas”, detalla Rodolfo Vilchis, especialista en poscosecha del Hub Chiapas de CIMMYT.

Especialista en poscosecha de CIMMYT durante capacitación en manejo poscosecha de grano. (Foto: InnovaHub Oriente Honduras)
Especialista en poscosecha de CIMMYT durante capacitación en manejo poscosecha de grano. (Foto: InnovaHub Oriente Honduras)

Además del manejo poscosecha, a través de AgriLAC Resiliente se impulsan otras acciones clave donde las leguminosas tienen un rol protagónico: desde la producción de semilla y fertilización adecuada hasta la implementación de camas permanentes —una forma de minimizar la labranza para favorecer la estructura del suelo— y pruebas de calidad en frijol, destaca Edy Rafael López, del equipo técnico del InnovaHub Oriente, quien además destaca el papel de variedades de frijol que se adaptan a condiciones climáticas difíciles, como el frijol Rojo Chortí, desarrollado y validado por instituciones de investigación hondureñas como una respuesta ante la intensificación de fenómenos climatológicos extremos.

El potencial de las leguminosas es amplio. Orson Hernández, también del equipo técnico del InnovaHub Oriente, por ejemplo, las ha incorporado en sus trabajos con agricultores para retener el suelo y retomar su función como cultivos de cobertura porque además las leguminosas mejoran la estructura del suelo y reducen la necesidad de fertilizantes químicos.

 

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Con capacitación, fortalecen la agricultura sustentable en Honduras

Especialista de CIMMYT en una de las sesiones de práctica con técnicos y productores en Honduras. (Foto: CIMMYT)
Especialista de CIMMYT en una de las sesiones de práctica con técnicos y productores en Honduras. (Foto: Óscar Amado Martínez / Alliance Bioversity-CIAT)

Este 9 de mayo se realizó la ceremonia de entrega de constancias del curso intensivo en Agricultura Sustentable en los sistemas de maíz, frijol y cultivos asociados, el cual fue impartido por especialistas de CIMMYT y Alliance Bioversity-CIAT (ABC) a técnicas y técnicos agrícolas de Honduras en el marco de la iniciativa regional AgriLAC Resiliente, desarrollado en conjunto por estos centros de investigación internacionales que forman parte del CGIAR.

En un contexto donde ya no es suficiente la adquisición de paquetes de información y conocimiento fragmentado, sino que se requiere que las personas sepan hacer uso de los saberes construidos para afrontar y resolver situaciones complejas, este curso destaca por su enfoque conceptual, reflexivo y, sobre todo, vivencial, ya que las prácticas de campo con agricultores y la implementación de sitios en los territorios de los Innova Hub Oriente y Occidente de Honduras fueron parte esencial del curso.

El objetivo principal de este curso ha sido proporcionar a las y los técnicos agrícolas de Honduras las herramientas y conocimientos necesarios para promover prácticas agrícolas sustentables y resilientes en los sistemas de maíz, frijol y cultivos asociados. Durante los cerca de ocho meses que duró el curso, los participantes han adquirido una amplia gama de aprendizajes significativos que los capacitó para abordar los desafíos agroecológicos de manera efectiva.

Fertilidad de suelos y la relación suelo-agua, variedades adecuadas, manejo de malezas y herbáceas en sistemas sustentables, manejo agroecológico de plagas y enfermedades, así como poscosecha de los cultivos de maíz y frijol, fueron algunos de los temas abordados en este curso, con una metodología que le permitió a las y los participantes tener una experiencia de aprendizaje integral y aplicable a sus contextos laborales.

Especialista en poscosecha de CIMMYT en sesión de capacitación. (Foto: CIMMYT)
Especialista en poscosecha de CIMMYT en sesión de capacitación. (Foto: Óscar Amado Martínez / Alliance Bioversity-CIAT)

Durante la ceremonia estuvieron presentes representantes de ABC y CIMMYT, quienes escucharon los testimonios de Raquel Ferrera y Mirian Torres, quienes destacaron por su buen desempeño en dicho curso. Ellas enfatizaron la apertura para que mujeres y jóvenes fueran parte de este curso y la relevancia de AgriLAC para impulsar el desarrollo del campo latinoamericano, con prácticas agronómicas que ayudan a los productores a salir de necesidades, o bien, a hacer mejor las cosas en terreno, mencionaron. . También destacaron el cambio positivo que están notando en la integración y participación de la mujer como técnicas agrícolas.

De acuerdo con los organizadores del curso, a través de este se buscó fortalecer las capacidades de análisis y reflexión para que las y los técnicos aborden los retos de la producción de maíz y frijol en su intervención con agricultores de la región; desarrollen habilidades para impulsar la adopción y adaptación de innovaciones agronómicas en sistemas de producción; y apliquen conocimientos para promover el modelo del InnovaHub en Honduras y fomentar la red de innovación en sus comunidades.

Los InnovaHubs de Honduras retoman una metodología para la gestión de la innovación agrícola desarrollada en México a partir de experiencias exitosas en la difusión e implementación de agricultura sustentable con la participación de todos los sectores. En este sentido, este curso representa un paso significativo hacia el fortalecimiento de la agricultura sustentable en Honduras y la promoción de prácticas con agricultores que aseguren la resiliencia y competitividad de sus sistemas agroalimentarios.

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Agricultura sustentable para empoderar a las comunidades

Miriam Torres en actividades en campo en el Oriente de Honduras. (Foto: Miriam Torres)
Mirian Torres en actividades en campo en el Oriente de Honduras. (Foto: Mirian Torres)

En la región de Oriente de Honduras, Mirian Lizeth Torres, ingeniera agroindustrial graduada de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, está marcando la diferencia. Su compromiso con la sostenibilidad agrícola y el empoderamiento de las comunidades locales a través de la agricultura sustentable es evidente en su trabajo con la Asociación Regional de Servicios Agropecuarios de Oriente (ARSAGRO) y con su participación en el InnovaHub Oriente, instalado en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente.

«En 2023, hice un voluntariado en ARSAGRO, abordando temas cruciales con los productores, desde eventos y extensión hasta proyectos con CIAT que se centraron en el diagnóstico de parcelas, agua, suelo, bosque, plagas y enfermedades, nutrición del frijol, calidad del grano, entre otros», comparte Mirian, resaltando la amplitud de su experiencia.

Su participación en el InnovaHub Oriente ha sido clave para integrar teoría y práctica en el campo. «Soy estudiante del curso de agricultura de conservación, donde he explorado prácticas agronómicas que mejoran la sostenibilidad de los cultivos, creando sistemas más resilientes», destaca. «Estas prácticas se comparten con los productores a través de módulos de innovación, que son parcelas donde se implementan las innovaciones de la agricultura de conservación y se comparan, lado a lado, con métodos convencionales».

Mirian sabe de la importancia de comunicar estos conocimientos a las comunidades. «En eventos realizados en estas parcelas, compartimos prácticas y conocimientos, llegando a productores que no estaban familiarizados con estas tecnologías», explica. «Gracias a AgriLAC en 2023, hemos contribuido significativamente al empoderamiento de los productores y grupos organizados en la región de Oriente de Honduras«.

Además, Mirian se enorgullece de su papel como inspiradora para la inclusión de jóvenes y mujeres en la agricultura. «En cada evento que organizamos, observamos una creciente participación de jóvenes y mujeres», señala. «El empoderamiento de las mujeres en las actividades agrícolas ha sido notable, con muchas retomando actividades en el campo a través de la transferencia de conocimientos».

Mirando hacia el futuro, Mirian espera fomentar aún más la participación de la juventud. «Mi invitación a los jóvenes es que no abandonen el campo; que se involucren en temas agrícolas para contribuir al sustento de sus familias y, al mismo tiempo, reducir la migración», afirma con determinación.

En un mundo donde la agricultura sustentable es esencial, Mirian Lizeth Torres ha asumido un liderazgo sólido desde el campo, contribuyendo a que su comunidad se encamine hacia un futuro agrícola más sostenible y equitativo.

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Un cambio cultural desde el campo hondureño

Judith Pineda en actividades de asesoría agrícola en campo. (Foto: Judith Pineda)
Judith Pineda en actividades de asesoría agrícola en campo. (Foto: Judith Pineda)

“La importancia de compartir el conocimiento científico con las mujeres en comunidades como Copán Ruinas radica en la necesidad de superar las barreras que enfrentan en el acceso a la formación universitaria y al conocimiento diversificado, especialmente en sectores históricamente liderados por hombres. Estas mujeres, debido a limitaciones en oportunidades educativas, a menudo se ven excluidas de ámbitos donde la presencia masculina ha sido dominante”, comenta Judith Pineda.

Judith es ingeniera agrónoma, se ha desempeñado en diferentes proyectos del área agrícola enfocados en temas de cambio climático, agricultura de conservación, agricultura orgánica, así como el enfoque de género y la promoción de los derechos humanos. Actualmente colabora con la Comisión de Acción Social Menonita (CASM) que, en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente, promueve la agricultura sustentable como parte del InnovaHub Occidente de Honduras.

Como parte del equipo técnico de esta iniciativa del CGIAR —que es puesta en marcha por centros de investigación internacional como CIMMYT y la Alianza Bioversity y CIAT— Judith considera que el conocimiento científico, “transmitido mediante el modelo de los InnovaHubs, permite generar nuevas o mejores alternativas de producción para un desarrollo sostenible de la comunidades y familias del Occidente de Honduras”.

Para AgriLAC Resiliente el papel del equipo técnico, del cual forma parte Judith, es esencial para transmitir el conocimiento científico en comunidades donde, en general, prevalecen circunstancias que limitan el acceso a la educación superior. En este sentido, los InnovaHubs —cuya metodología fue desarrollada por CIMMYT y sus colaboradores mediante diversas iniciativas en México— facilitan esta transmisión y diálogo de conocimientos.

Yo decidí estudiar esta carrera (ingeniería agronómica) para aportar al trabajo que realizaba mi papá en campo. Mi familia estaba compuesta por cinco hermanas, mi mamá y mi papá. En ese momento consideré que estudiando esta carrera podría compensarle a mi papá la ayuda que necesitaba. Yo era la única que me involucraba en temas de la agricultura y la ganadería. Esto fue lo que me impulsó porque sí hubo detractores, entre ellos se podría mencionar los chistes o comentarios despectivos e incómodos por el hecho de ser mujer”, relata Judith sobre su formación universitaria.

Así, para Judith, iniciativas como AgriLAC Resiliente “no solo se abren oportunidades individuales, sino que se sientan las bases para un cambio cultural y comunitario más amplio, que a su vez fortalece el sector agrícola y aprovecha todo el potencial de cada miembro, independientemente de su género”.

“Así que, puedo concluir, que al compartir el conocimiento científico con las mujeres de estas comunidades no solo es un acto de justicia social, sino también una inversión en el desarrollo sostenible y la prosperidad de la comunidad en su conjunto”, menciona Judith quien, dirigiéndose a las niñas y a las jóvenes de Honduras, enfatiza en que estas deben “confiar en su potencial y no temer a desafiar las expectativas de género. Creo fielmente que las mujeres contamos con habilidades y capacidades que nos permiten lograr cosas increíbles si nos lo proponemos, por eso, las invitaría a cultivar una red de apoyo, para enfrentar desafíos y avanzar en sus metas profesionales”.

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El impacto del conocimiento científico más allá de las parcelas

Mujeres participando activamente en los procesos de capacitación de las organizaciones que integran los InnovaHubs en Honduras. (Foto: CASM)
Mujeres participando activamente en los procesos de capacitación de las organizaciones que integran los InnovaHubs en Honduras. (Foto: CASM)

En América Latina las mujeres han avanzado en el campo científico, pero la representación sigue siendo desigual en comparación con sus colegas masculinos. Fomentar vocaciones científicas en niñas y mujeres jóvenes, en este sentido, es importante tanto para lograr la equidad en todos los campos, como para hacer extensivos los beneficios del conocimiento científico entre la sociedad.

“Yo estudié ingeniería agroindustrial en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Yo decidí estudiar esto porque mi familia es una familia de productores”, comenta Lourdes Jimena Sosa, quien actualmente forma parte del equipo técnico de los recientemente instalados InnovaHubs de Honduras, a través de los cuales decenas de organizaciones están trabajando en equipo para consolidar sistemas agroalimentarios sustentables y resilientes.

“Yo vivo en Arauli, aquí está la Asociación de Productores Agropecuarios de Oriente (APAO) que surgió después del huracán Mitch. Después de esos desastres los productores de la comunidad se reunieron y decidieron hacer esa sociedad, sabiendo que todo en conjunto es mucho mejor. Hoy APAO tiene 22 años y yo ya tengo tres años de estar trabajando y colaborando con ellos”, relata Lourdes, quien además de ser socia, es responsable de la tienda de insumos de la APAO.

“A finales de 2020 llegó un proyecto de insumos agrícolas por parte del gobierno. Entonces APAO decidió, con esos insumos, tener una tienda aquí en Arauli para los asociados y productores de la zona, pero quería que la atendiera una persona que fuera de la propia asociación. Yo ya tenía mi título. Entonces decidieron que yo administrara esa tienda de insumos”, comenta Lourdes, destacando que para este propósito también tuvo que estudiar mucho.

Cuando se unió a los esfuerzos de CIMMYT y otros centros de CGIAR —junto con una gran diversidad de organizaciones locales— para el establecimiento de los InnovaHubs en Honduras, Lourdes fue convocada a tomar un curso de agricultura sustentable: “Ingresamos tres por parte de la asociación, de los cuales eran dos varones. Solo yo continué. Yo decidí no salirme y aprendí muchísimo durante ese año”.

Con respecto a cómo la metodología de los hubs permite que el conocimiento científico llegue a los productores, Lourdes señala que “todo lo que aprendimos lo estamos implementando en nuestras comunidades. Yo, por ejemplo, trabajé con girasoles, maíz y frijol, y a los productores se les hacía raro ver esa innovación, entonces iba yo y les explicaba en qué consistía y les llamaba la atención. Esto para mí ha servido como experiencia personal y les hemos ayudado a los productores de la asociación. Entonces el impacto de esto muy importante”.

Aunque en la organización de la que forma parte Lourdes hay una gran apertura a la innovación y a la incorporación de mujeres y jóvenes a sus proyectos, en la región aún prevalecen condiciones adversas para estos sectores de la población. De ahí la importancia de iniciativas como AgriLAC Resiliente —a través de la cual CIMMYT y otros centros de CGIAR están colaborando en Honduras, Guatemala y otras latitudes de América Latina—, la cual apuesta por sistemas agroalimentarios sólidos y sensibles a temas como el género.

“Aquí, en esta zona del altiplano, hemos integrado bastante a las mujeres en todos los trabajos. Hay muchas mujeres que debido a la necesidad económica han decidido trabajar en lo que sea, por eso las hemos ido integrando, o nos hemos ido integrando poco a poco, porque también podemos y tenemos que ir dejando el machismo atrás, pero para eso estamos, y en la asociación ya hay de hecho varias mujeres que están impulsando sus propios proyectos”.

Finalmente, Lourdes se dirige a todas las niñas, particularmente a las niñas de su región: “si quieren estudiar algo que les gusta, no se detengan; porque uno tiene que trabajar en lo que a uno le apasiona o si no se va a sentir frustrada toda la vida. Así que hay que seguir estudiando, adquirir conocimiento y experiencia”.