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Maíz, lo que sustenta la vida

Ceremonia del maíz ancestral en el marco de la Reunión Latinoamericana de Maíz. (Foto: José Luis Zambrano)
Ceremonia del maíz ancestral en el marco de la Reunión Latinoamericana de Maíz. (Foto: José Luis Zambrano)

Con la participación de investigadores, técnicos, especialistas, estudiantes y agricultores tuvo lugar del 14 al 16 de agosto de 2024 en la Ciudad de Antigua, Guatemala, la XXV Reunión Latinoamericana del Maíz, bajo el lema “IXIM Maíz, lo que sustenta la vida”.

La reunión congregó a representantes de los socios que forman parte de la Red, entre ellos el Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA) de Guatemala, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) de México, el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (IDIAP) de Panamá, el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal «Enrique Álvarez Córdova (CENTA) de El Salvador, la Corporación colombiana de investigación agropecuaria AGROSAVIA de Colombia, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) de Ecuador, el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) de Perú, Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA) de Brasil, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina, y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), entre otros.

El encuentro bienal de esta comunidad de práctica facilita compartir las experiencias frente a los retos que encara cada país en lo relacionado con el maíz, un grano que es también pilar de la identidad de la región; así como difundir los avances tecnológicos y las perspectivas de la proyección del cultivo en los próximos años.

Es así como la agenda académica de la reunión regional contó con un conjunto de ponencias especializadas, que pueden consultarse en la revista Archivos Académicos de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), que fueron entregadas al ministro de agricultura Mynor Estrada, incluyendo también los 57 pósteres que fueron presentados por técnicos e investigadores durante los días del encuentro.

La agenda de la reunión contó con un foro dedicado específicamente a compartir y debatir sobre el impacto del cambio climático, las medidas de mitigación emprendidas y los aprendizajes en el proceso de adaptación de la producción de maíz en la región. El uso de semillas resistentes a sequía y calor, así como la práctica de una agricultura climáticamente inteligente, y el manejo poscosecha adecuado se destacaron como las principales recomendaciones respaldadas con experiencias exitosas, cuya réplica hace necesario que en los países se fortalezcan modelos y metodologías de transferencia de tecnologías y conocimientos que efectivamente los pongan a disposición de los agricultores.

En el marco de este encuentro regional también hubo espacio para celebrar con la debida importancia la conmemoración del día nacional del maíz en Guatemala. Es así como se llevó a cabo un día de campo y feria internacional del maíz en la sede del ICTA, La Alameda, Chimaltenango; allí se dieron cita 525 participantes que pudieron apreciar la muestra gastronómica y la biodiversidad de los maíces nativos de Guatemala.

La Reunión Latinoamericana de Maíz se proyecta cada vez más como un actor comprometido con seguir contribuyendo a la difusión y adopción de técnicas agrícolas, que lleven a la seguridad alimentaria y al desarrollo económico de la región.

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Resiliencia y sustentabilidad de la agricultura en el Occidente de Guatemala

Fotografía grupal del Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Fotografía grupal del Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

El Hub Meeting del Innovahub Occidente de Guatemala, reunió a actores clave del sector agroalimentario, incluidas asociaciones de productores, investigadores y representantes del gobierno y de la sociedad civil, para discutir cómo fortalecer la resiliencia de los sistemas productivos locales y crear nuevas oportunidades para las comunidades rurales. Realizado en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente, la reunión anual se centró en potenciar la colaboración entre los diferentes actores para avanzar en la sostenibilidad agrícola y mejorar el bienestar de las familias productoras en la región.

Andrea Castellano, Oficial Científica y de Implementación de AgriLAC Resiliente, comentó sobre el objetivo del evento: “Nos hemos reunido con diferentes socios, entre los agricultores, técnicos e instituciones del gobierno como el MAGA y el ICTA, además de nuestros principales aliados, incluyendo a la Alianza Bioversity-CIAT (ABC), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el Centro Internacional de la Papa (CIP) y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés) hablando sobre cómo podríamos cooperar mucho más en torno al InnovaHub Occidente de Guatemala”.

El Innovahub es un modelo de gestión de la innovación probado e implementado con éxito en México por el CIMMYT y sus colaboradores, como un enfoque integral que busca fortalecer la productividad y la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios a través del trabajo colaborativo en el territorio. Este modelo ha demostrado que el esfuerzo coordinado de instituciones como ABC, CIP, IFPRI y CIMMYT permite escalar innovaciones de manera más efectiva y llegar a más productores, señaló Castellano, destacando el potencial del Innovahub para replicarse en otras regiones de Latinoamérica.

Jorge García, gerente del Hub Chiapas de México, explicó el impacto del modelo en el territorio: El InnovaHub no es solo un espacio geográfico, es una red de redes con una visión compartida. Cada uno de los actores se suma y contribuye a una agricultura más sostenible, donde buscamos la productividad y la generación de ingresos sin impactar negativamente al medioambiente. Este enfoque permite anticipar y resolver los problemas del presente y del futuro”. García también mencionó que el modelo se basa en la cooperación, donde cada socio aporta su experiencia y recursos para enfrentar desafíos comunes como el cambio climático y la seguridad alimentaria. “El InnovaHub es resiliencia, es adaptación y es el futuro”, enfatizó.

Mesa de trabajo durante el Hub Meeting. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Mesa de trabajo durante el Hub Meeting. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Durante el evento, Lisandro Hidalgo, coordinador del InnovaHub Occidente de Guatemala, resaltó el papel fundamental de las alianzas estratégicas en el éxito del Innovahub y la necesidad de involucrar a más actores para crear un impacto transformador en el territorio. “En esta actividad tenemos la presencia de la iniciativa regional AgriLAC. Resiliente, pero también están nuestros socios y actores clave con los que estamos desarrollando muchas actividades: Agropecuaria Popoyan, el Ministerio de Agricultura, Global Communities, el Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícola, el Centro Universitario de Occidente y las Mesas Técnicas Agroclimáticas que funcionan a nivel nacional y que aglutinan a diversos actores”, señaló. “Las alianzas y la colaboración permiten compartir resultados, compromisos y buenas prácticas, todo en beneficio de los agricultores, que al final son las personas clave para garantizar la seguridad alimentaria”, concluyó.

El Hub Meeting en el Occidente de Guatemala se enfocó en definir un plan de acción que integre a diversos socios en el territorio para seguir escalando las innovaciones y fortalecer la sostenibilidad de las cadenas de valor locales. “El trabajo en red es la base de este modelo, y el objetivo es fortalecer las capacidades de los productores, técnicos y líderes locales para que puedan seguir replicando estas buenas prácticas, mencionó Castellano, subrayando el compromiso del proyecto AgriLAC Resiliente con la transformación de los sistemas productivos rurales.

El evento culminó con la reafirmación de que el InnovaHub es más que una iniciativa territorial; es una plataforma que articula el conocimiento, la experiencia y la voluntad de múltiples actores que comparten la visión de un sistema agroalimentario más resiliente y competitivo. “El InnovaHub es resiliencia, es adaptación, es el futuro. Y lo más importante, es un esfuerzo colectivo que va más allá de las fronteras, uniendo a instituciones de investigacion científica y a las comunidades locales para lograr un cambio real en la vida de las personas”, concluyó García.

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Plataforma de investigación Aguacatán, espacio clave para el estudio de maíces criollos

Aguacatán, Huehuetenango. Cosecha de maíz en la plataforma de investigación. 11 de enero de 2024. (Foto: AgriLAC Resiliente)
Aguacatán, Huehuetenango. Cosecha de maíz en la plataforma de investigación. 11 de enero de 2024. (Foto: AgriLAC Resiliente)

En la región occidental de Guatemala, donde el maíz es mucho más que un cultivo —es la base de la alimentación y la cultura—, se está escribiendo una nueva historia de resiliencia agrícola. A través de la plataforma de investigación Aguacatán, en Huehuetenango, la iniciativa AgriLAC Resiliente está propiciando que centros de investigación internacionales como el CIMMYT, y organizaciones locales como la Asociación de Organizaciones de los Cuchumatanes (ASOCUCH) trabajen codo a codo para enfrentar los desafíos de la producción agrícola en laderas y en condiciones climáticas adversas.

En Guatemala, el maíz es esencial para la vida diaria de millones de personas. Sin embargo, la producción nacional aún no logra cubrir la demanda y el rendimiento promedio sigue siendo bajo, en torno a las dos toneladas por hectárea. En un país donde la agricultura de subsistencia es común, los pequeños agricultores enfrentan grandes desafíos, especialmente bajo el cambiante clima actual. La degradación del suelo, causada por prácticas agrícolas tradicionales, como la quema y la labranza intensiva, aumenta la vulnerabilidad de estos sistemas productivos.

Aquí es donde entra en juego la plataforma de investigación Aguacatán. Establecida en 2023, en esta plataforma se evaluaron y validaron tecnologías y prácticas agrícolas sostenibles que puedan adaptarse a las necesidades locales. Como parte de AgriLAC Resiliente, iniciativa del CGIAR, la plataforma busca crear modelos de producción que no solo ayuden a los agricultores a adaptarse al cambio climático, sino que también mitiguen sus efectos a través de soluciones integrales.

En palabras de los responsables de la plataforma: “A través de las acciones de la iniciativa AgriLAC Resiliente y ASOCUCH en 2023 se instaló la plataforma Aguacatán, Huehuetenango para llevar a cabo procesos de investigación estratégica en la región Occidente de Guatemala, a partir de las áreas de oportunidad en los sistemas de producción locales y así poder evaluar y validar tecnologías y/o prácticas agronómicas sustentables”.

Una de las principales áreas de enfoque ha sido la evaluación de diferentes variedades de maíz criollo, las cuales han sido seleccionadas por los propios productores. En esta región, el rendimiento de estos maíces ha sido históricamente bajo, pero con el apoyo de ASOCUCH, se ha trabajado en el mejoramiento participativo para incrementar su productividad.

Durante el ciclo 2023, la plataforma evaluó tres variedades mejoradas, comparándolas con un genotipo local de grano amarillo. Los resultados fueron prometedores, especialmente para la variedad Santos López  —las variedades mejoradas se identificaron con el nombre del productor con quien se colectó la semilla previo al proceso de mejoramiento—, la cual alcanzó un rendimiento de 2.4 toneladas por hectárea, comparable al de la variedad local. No obstante, “es necesario seguir con el trabajo de investigación para conocer cómo se comportan los materiales evaluados conforme se avanza con la implementación de prácticas agronómicas con base en agricultura de conservación”, explican los técnicos responsables.

Otra de las innovaciones que se evalúan en la plataforma es la asociación de cultivos de maíz con frijol y haba. Estos cultivos asociados no solo diversifican la producción, sino que también mejoran la productividad por unidad de superficie. De acuerdo con los resultados, la siembra de frijol y haba contribuyó significativamente al incremento de la productividad, con aportes de 0.7 y 1 toneladas por hectárea adicionales al rendimiento del maíz, respectivamente.

Las prácticas agrícolas convencionales en muchas regiones de Guatemala, como la labranza intensiva y la quema de residuos, son difíciles de abandonar. Sin embargo, la investigación en Aguacatán ha demostrado que la cero labranza, el manejo de residuos como cobertura y la diversificación de cultivos —componentes básicos de la agricultura de conservación— pueden ser más rentables a largo plazo. Aunque el rendimiento de la labranza convencional fue ligeramenmte superior a la cero labranza por 0.2 t/ha, la rentabilidad de la cero labranza fue mayor debido a los menores costos y al menor porcentaje de acame (caída de las plantas), que fue un 21% más bajo.

Los resultados obtenidos en la plataforma de investigación Aguacatán son solo el comienzo. Con el apoyo de iniciativas como AgriLAC Resiliente y la colaboración de organizaciones locales, se está construyendo un camino hacia una agricultura más sustentable y resiliente en Guatemala. La ciencia colaborativa y la investigación aplicada están demostrando que es posible mejorar la productividad sin sacrificar la sostenibilidad, y que las soluciones adecuadas para cada contexto pueden ser la clave para un futuro más prometedor para los agricultores guatemaltecos.

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En Guatemala se forman técnicos especializados en agricultura sustentable para enfrentar el cambio climático

Inicio de la segunda sesión del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en las instalaciones del CUNOROC, en Huehuetenango, Guatemala. (Foto: CIMMYT)
Inicio de la segunda sesión del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en las instalaciones del CUNOROC, en Huehuetenango, Guatemala. (Foto: CIMMYT)

En un contexto donde el cambio climático representa una amenaza creciente para la seguridad alimentaria y los medios de vida rurales, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Alianza Bioversity – CIAT (ABC) (en el marco de la Iniciativa regional del CGIAR AgriLAC Resiliente) han iniciado en Guatemala un ambicioso programa de formación de técnicos especializados en agricultura sustentable adaptada al clima. Este curso, que busca preparar a los futuros agentes de cambio en el campo de la agricultura sustentable, se desarrolla en el Centro Universitario de Nor-Occidente (CUNOROC) de la Universidad de San Carlos de Guatemala, en Huehuetenango, y cuenta con la participación activa de instituciones clave como el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA).

El curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable es una estrategia formativa que inició en México en 2009 impulsada por el CIMMYT y que ahora se implementará en Guatemala en coordinación con ABC para formar técnicos especializados en sustentabilidad agrícola al más alto nivel, cuya función es contribuir a la resolución de importantes desafíos de la sociedad y sus sistemas productivos, entre ellos la seguridad alimentaria, la pobreza y el cambio climático.

El curso busca contribuir con el desarrollo de técnicos como agentes de cambio para implementar y difundir sistemas de producción agrícola con base en una intensificación sustentable. Así, para asegurar la calidad en el acompañamiento técnico y fortalecer la producción sustentable en los lugares donde se implementa la estrategia, los aspirantes a técnico certificado se forman en temas esenciales y de actualidad en agricultura sustentable y soluciones climáticas, así como en áreas que son sustantivas para los sistemas agroalimentarios en el Occidente de Guatemala.

El curso incluye sesiones teóricas y prácticas a cargo de reconocidos especialistas para proporcionar a los participantes diversas herramientas en gestión para la innovación, técnicas agronómicas sustentables y herramientas para la formación y la comunicación que, en conjunto, permiten acelerar la adaptación, adopción y difusión de las tecnologías que responden a los retos actuales que enfrentan los productores.

En México, país donde se desarrolló esta estrategia formativa a través de la colaboración del CIMMYT y el Gobierno Federal, actualmente hay alrededor de medio millar de estos profesionales a nivel nacional y han sido esenciales en la transición hacia sistemas agrícolas más sustentables y resilientes, al robustecer los servicios de extensionismo y brindar un acompañamiento especializado a productores.

En Guatemala, donde se ha implementado la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR, los InnovaHubs articulan la colaboración de diversas organizaciones y actores estratégicos de los sectores público, privado, académico y social. Es a través de los InnovaHubs que se desarrolla también el curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable.

Estos técnicos estarán capacitados para difundir prácticas sustentables pertinentes a cada contexto biológico y cultural en que se desenvuelven los productores de Guatemala”, señaló Jorge García, gerente del Hub Chiapas de CIMMYT, quien enfatizó en que “disponer de más técnicos certificados contribuirá al crecimiento y escalamiento de las innovaciones agronómicas que se requieren en la región”.

Durante el inicio de la segunda sesión del curso estuvieron presentes Juan Carlos Gálvez, responsable de la carrera de Agronomía del CUNOROC; Giovani Martínez, responsable del MAGA en Huehuetenango, así como representantes de CIMMYT y ABC, ambos centros de investigación internacional del CGIAR.

Con la implementación de este curso, los InnovaHubs de Guatemala, no solo están invirtiendo en la formación de técnicos especializados, sino que también están sentando las bases para un futuro más resiliente y sostenible en las zonas rurales del país. Estos esfuerzos son cruciales para mitigar los efectos del cambio climático en la agricultura y para garantizar que los agricultores guatemaltecos cuenten con el conocimiento y las herramientas necesarias para adaptarse a los nuevos desafíos y asegurar la sostenibilidad de sus sistemas productivos.

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Representantes del Gobierno de Noruega visitan parcela innovadora en Guatemala

Visita de Ministra y Embajadora de Noruega a módulo de innovación en Guatemala. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Visita de Ministra y Embajadora de Noruega a módulo de innovación en Guatemala. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

La visita de Anne Beathe, Ministra de Desarrollo Internacional de Noruega, y Ragnhild Imerslund, Embajadora de Noruega en México y Centroamérica, al módulo demostrativo de Lomas Abajo, en San Jacinto, Chiquimula, Guatemala —el cual forma parte de los InnovaHubs promovidos por CIMMYT y sus colaboradores en ese país a través de la iniciativa AgriLAC Resiliente— este 5 de junio.

La presencia de la ministra y la embajadora en mención resalta el apoyo del gobierno noruego a iniciativas que, como AgriLAC Resiliente del CGIAR, comparten una visión común del desarrollo regional latinoamericano dentro de un marco de cooperación triangular entre la Embajada de Noruega, la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y CIMMYT.

Este marco de cooperación busca fortalecer  el modelo de gestión de la innovación conocido como InnovaHub porque promueve una interacción constante entre los agricultores y sus aliados locales, con quienes técnicos e investigadores trabajan hombro a hombro en las parcelas que forman parte de la infraestructura física, como los módulos visitados por las representantes del gobierno noruego y que constituyen espacios de co-aprendizje y validación de prácticas y tecnologías sustentables para la región.

El trabajo y acciones en Guatemala son parte de una metodología  de aceleración de la innovación agrícola construido a partir de experiencias exitosas de CIMMYT en México.  En este sentido, CIMMYT, con otros centros CGIAR en la región —la Alianza Bioversity-CIAT (ABC), el Centro Internacional de la Papa (CIP por sus siglas en inglés) y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI por sus siglas en inglés)—, lideran AgriLAC Resiliente y, mediante la articulación con diversos socios regionales, han logrado afianzar la instalación y operación de dos InnovaHubs en Guatemala —uno en la región Oriente y otro en la región Occidente—, donde organizaciones como ADIPAZ y ASORECH colaboran estrechamente en la difusión de prácticas sustentables adecuadas a cada contexto agrícola y sociocultural.

Para el gobierno noruego, que buscar estrechar lazos con los gobiernos y sociedades de México y Centroamérica, el modelo de los InnovaHubs resulta ideal para conectar no solo con los gobiernos nacionales, sin los gobiernos locales y también con los productores y una amplia gama de actores estratégicos.

El gobierno de Noruega, que con CIMMYT ya impulsa el movimiento Agricultura para la Paz —que retoma el legado del doctor Norman Borlaug para promover sociedades pacíficas y resilientes mediante una agricultura sustentable e incluyente—, considera que la agricultura es un medio vital para impulsar la estabilidad social en las zonas rurales —ya que apoya la generación de ingresos y contribuye a generar estabilidad política—, de ahí su interés y apoyo a los esfuerzos de los InnovaHubs en la promoción de una agricultura innovadora y sustentable.

Anne Beathe, Ministra de Desarrollo Internacional de Noruega, en módulo de innovación de Guatemala. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Anne Beathe, Ministra de Desarrollo Internacional de Noruega, en módulo de innovación de Guatemala. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Durante su visita a Guatemala, la Ministra Beathe, y la embajadora Imerslund, estuvieron acompañadas por el doctor Jelle Van Loon, director asociado del programa de Sistemas Agroalimentarios Sustentables de CIMMYT, el equipo operativo de AgrilLAC en Guatemala; Elder Cardona, Alcalde de San Jacinto; así como por representantes de ABC, ADIPAZ y ASORECH con quienes recorrieron instalaciones de los InnovaHubs y entablaron un nutrido diálogo con diversos productores que participan en AgriLAC Resiliente, particularmente con un grupo de agricultoras quienes compartieron sus experiencias sobre cómo los aprendizajes que han obtenido a través de la iniciativa se han reflejado en empoderamiento y mejores condiciones de vida.

Durante la visita también se explicó el contexto sobre Chiquimula, la región Chortí y el Corredor Seco, destacando los desafíos y limitaciones; las actividades realizadas con AgriLAC, incluidas las plataformas de investigación, los procesos de poscosecha y de capacitación; la investigación agronómica en curso, propuestas para las familias, programas de manejo agronómico y la diversificación de cultivos, Mesas Técnicas Agroclimáticas (MTAs), entre otros temas.

Finalmente, se destacó que, con la cooperación triangular entre la Embajada de Noruega, AMEXCID y CIMMYT, se contemplan acciones para que CIMMYT capacité a asesores de campo de El Salvador, Guatemala y Honduras, con la finalidad de continuar con los esfuerzos de una Agricultura para la Paz en beneficio de los países de la región.

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México, Noruega y CIMMYT impulsarán la innovación agrícola en el sur de México y Centroamérica

De izquierda a derecha: Ragnhild Imerslund, Embajadora de Noruega en México; Gloria Sandoval, Directora Ejecutiva de la AMEXCID; y Bram Govaerts, Director General del CIMMYT, durante la firma de la Carta de Intención en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
De izquierda a derecha: Ragnhild Imerslund, Embajadora de Noruega en México; Gloria Sandoval, Directora Ejecutiva de la AMEXCID; y Bram Govaerts, Director General de CIMMYT, durante la firma de la Carta de Intención en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

Para impulsar el desarrollo sustentable del campo en el sur de México, Guatemala y Honduras, el Gobierno de México, a través de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID); el Gobierno de Noruega, a través de su embajada en México; y CIMMYT, suscribieron una alianza de cooperación triangular que busca establecer un marco de colaboración cuyas acciones y estrategias permitan mejorar el estado nutricional, económico y social en la región mediante una transición hacia una agricultura sostenible.

La firma del instrumento se realizó en las instalaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y contó con la presencia de Gloria Sandoval, Directora Ejecutiva de la AMEXCID; Ragnhild Imerslund, Embajadora de Noruega en México; Ulises Canchola, Embajador de México en Noruega; y Bram Govaerts, Director General de CIMMYT.

«Los esfuerzos de cooperación entre Noruega, CIMMYT y México, con esta carta de intención, marcan el inicio de una relación innovadora entre estos tres socios de cooperación que beneficiará a la población del Sur-Sureste de nuestro país y a Centroamérica. La cooperación triangular ofrece una oportunidad única para combinar conocimientos, recursos y experiencias en beneficio de todos», comentó la Directora Ejecutiva de la AMEXCID.

Por su parte, la Embajadora de Noruega en México mencionó que “todos compartimos los mismos retos y compromisos, a mediano y largo plazo, así que necesitamos aumentar la producción local de alimentos, para crear cadenas de valor locales y regionales. Sabemos que colaboración internacional y la participación activa de los centros de investigación internacionales y nacionales es clave para cumplir con nuestros objetivos. Por esto, me emociona mucho la perspectiva de establecer una cooperación trilateral entre México, Noruega y CIMMYT, y quiero felicitar a AMEXCID y a CIMMYT por firmar esta carta de intención para priorizar el trabajo colaborativo en temas agrícolas”.

La propuesta, mencionó el Director General de CIMMYT durante su intervención, “busca construir paz, desarrollo y prosperidad a través del desarrollo agrícola y tiene como base el proyecto de cooperación triangular Avanzando hacia Sistemas Integrados de Innovación Agroalimentaria en Guatemala, Honduras y los estados del sur de México: Chiapas, Oaxaca y Yucatán, de manera que busca desarrollar una iniciativa de sistemas agroalimentarios integrados para aumentar su resiliencia y crear estabilidad social y económica entre la población rural y urbana en situación de pobreza en Guatemala, Honduras y el sur de México”.

Esta alianza estratégica tiene antecedentes en la iniciativa Agricultura para la Paz, de la SRE, la Embajada de México en Noruega, el Centro Nobel de la Paz, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, CIMMYT y diversos colaboradores. Ésta considera que los contextos adversos pueden ser transformados a través de la ciencia colaborativa y por ello promueve alrededor del mundo un modelo de innovación agrícola, denominado Hub, que en México permitió, por ejemplo, impactar positivamente a más de 300 mil agricultores en más de un millón de hectáreas como parte del programa MasAgro-Cultivos para México.

La experiencia de México con la metodología del Hub se ha replicado y se replica con éxito en distintas regiones de África, así como en Guatemala y Honduras, donde CIMMYT y otros centros de investigación internacional del CGIAR desarrollan trabajos como parte de la iniciativa AgriLAC Resiliente.

Con cerca de seis décadas de labor en México y una innovadora Estrategia 2030 orientada hacia un futuro con seguridad alimentaria y nutricional, CIMMYT se suma a esta alianza estratégica con los gobiernos de México y Noruega para impulsar, en un contexto de cambio climático y de sucesivas crisis, ideas, proyectos e innovaciones que permitan multiplicar los beneficios de una paz construida sobre la base de sistemas alimentarios resilientes.

La transición hacia una agricultura sustentable, concordaron las instituciones firmantes, significa aumentar la productividad, rentabilidad y competitividad de los productores para evitar la migración forzada en las zonas afectadas por el cambio climático, el conflicto y el encarecimiento de los alimentos e insumos productivos como el combustible y los fertilizantes, por lo que la relevancia de este instrumento y de esta colaboración es un ejemplo de cómo las alianzas resultan indispensables para lograr la adopción de sistemas de producción sustentables que a su vez refuercen la paz y la estabilidad social.

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Arrancan plataformas de investigación agronómica en Guatemala

Productores interactuando con el equipo de investigación durante una vista de seguimiento técnico a la plataforma San Juan Ermita, Chiquimula, 14 de julio de 2023. (Foto: ASORECH)
Productores interactuando con el equipo de investigación durante una vista de seguimiento técnico a la plataforma San Juan Ermita, Chiquimula, 14 de julio de 2023. (Foto: ASORECH)

En Guatemala hay por lo menos tres modalidades de producción agrícola: agricultura de subsistencia, semicomercial y de exportación. La agricultura de subsistencia, en particular, es un desafío bajo los patrones de variabilidad climática actual, debido a que es altamente sensible a los cambios de temperatura y lluvia.

En las regiones occidente y oriente de Guatemala, la agricultura de subsistencia normalmente se realiza en laderas y prevalecen prácticas que contribuyen a la degradación de los suelos —como las quemas, el excesivo movimiento del suelo con azadón y las siembras a favor de la pendiente—, incrementando la vulnerabilidad en este sistema productivo.

Para brindar alternativas que permitan a los productores de subsistencia de Guatemala mejorar sus sistemas es fundamental conocer las principales limitantes que enfrentan en sus parcelas y en el manejo de los cultivos que establecen principalmente bajo condiciones de temporal. También es necesario identificar las vías para fortalecer los procesos productivos, de comercialización y desarrollo de capacidades y eso es precisamente lo que, desde 2022, se ha estado haciendo en las regiones Oriente y Occidente de Guatemala gracias a la iniciativa AgriLAC Resiliente.

Las visitas a las parcelas y el diálogo con grupos de productores y actores locales han sido clave para implementar la metodología del Innovahub en estas dos regiones, la cual se basa en generar espacios de encuentro e intercambio de experiencias para facilitar el acceso a la innovación (prácticas y/o tecnologías) que surge de la investigación estratégica en espacios como las plataformas de investigación, donde se evalúan diferentes prácticas agrícolas a fin de identificar las más adecuadas para cada región.

La investigación en las plataformas no solo tiene una perspectiva técnica, también se consideran factores socioeconómicos y ambientales que podrían impactar en la implementación exitosa de las nuevas prácticas en la escala del productor. En este sentido, destacan las reuniones (hub meetings) que se realizaron en noviembre 2022 en Huehuetenango (Occidente) y Chiquimula (Oriente), las cuales permitieron definir las principales líneas de investigación para estas dos regiones y aportaron información relevante para la instalación de dos plataformas, una por cada región.

Así, en la región Oriente, a través de la colaboración de la Asociación Regional Campesina Ch’orti’ (ASORECH), se instaló la plataforma San Juan Ermita, Chiquimula, en una parcela de un productor de la comunidad Minas Abajo, de San Juan Ermita. Allí, actualmente se evalúan prácticas relacionadas con el manejo de rastrojo —dejar el rastrojo y quemarlo—, arreglo topológico —hileras sencillas y franjas de doble hilera— y diversificación de cultivos, estudiándose particularmente la asociación de maíz y frijol y el sistema milpa intercalada con árboles frutales(MIAF).

En la región Occidente, por su parte, se instaló la plataforma Aguacatán, Huehuetenango, con la colaboración de la Asociación de Organizaciones de Los Cuchumatanes (ASOCUCH). En esta plataforma se comparan prácticas de manejo de rastrojo, diversificación de cultivos —con leguminosas como frijol y haba— y también se evalúan algunos maíces, como una variedad local con granos amarillos y otras que se han identificado con el nombre del productor con quien se colectó la semilla —Santos López, Andrés Pablo, Arnulfo Argueta/Victoriano López— para iniciar un proceso de mejoramiento.

La información que se generé en las plataformas de investigación durante los primeros tres años será base para hacer recomendaciones y robustecer el menú de tecnologías y prácticas para desarrollar planes de cultivos que contribuyan al incremento de la productividad de manera sustentable, la resiliencia, el manejo de los servicios ecosistémicos y la competitividad de los sistemas de producción agrícola en las regiones Oriente y Occidente de Guatemala.

AgriLAC Resiliente es una iniciativa del CGIAR orientada a transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. Su objetivo es aumentar la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región. En Guatemala, la iniciativa es operada conjuntamente por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).

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El cultivo intercalado de maíz en la milpa puede ayudar a alimentar a las comunidades olvidadas por el desarrollo

A farmer holds a maize ear. (Photo: Cristian Reyna)
Una mazorca de maíz cosechada de una «milpa», el cultivo intercalado a base de maíz que constituye una fuente fundamental de seguridad alimentaria y nutricional para las comunidades de pequeños agricultores de zonas remotas como el Altiplano Occidental de Guatemala. (Foto: Cristian Reyna)

El cultivo intercalado tradicional de la «milpa» —en el que se cultiva maíz junto con frijoles, calabazas u otros cultivos vegetales— puede proporcionar un suministro vital de alimentos y nutrientes para las comunidades marginadas y de escasos recursos en las Américas, según un estudio publicado hoy en Nature Scientific Reports.

Según el estudio, una hectárea de milpa compuesta por maíz, frijoles y papas puede satisfacer las necesidades anuales de carbohidratos de más de 13 adultos, proporcionar proteínas suficientes para casi 10 adultos y suministrar adecuadamente muchas vitaminas y minerales. La investigación se basó en datos de casi 1,000 hogares de 59 comunidades del Altiplano Occidental de Guatemala y es la primera que relaciona la diversidad de los cultivos de milpa con la capacidad nutricional, utilizando múltiples parcelas y combinaciones de cultivos.

“La milpa fue la columna vertebral de la agricultura precolombina en América del Norte, México y Centroamérica”, dijo Santiago López Ridaura, especialista en sistemas agrícolas y adaptación al cambio climático del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y autor principal del artículo.

“La producción de milpa anclada en torno al maíz adaptado localmente sigue siendo un sustento alimenticio y nutricional esencial para las comunidades aisladas, a menudo indígenas de México y América Central, y puede adaptarse para mejorar su seguridad alimentaria y nutricional, junto con la de los pequeños agricultores en entornos similares”, agregó.

¿Maíz para forraje o alimentos y nutrición?

En los tiempos modernos, se cosechan anualmente alrededor de mil millones de toneladas de maíz de unos 200 millones de hectáreas en todo el mundo. Gran parte de esta producción se debe al monocultivo intensivo de híbridos que rinden un promedio de 10 toneladas por hectárea, en lugares como EE. UU.

Esta masiva cosecha mundial se destina principalmente a alimentos para animales, almidón de maíz, jarabe de maíz, etanol y una miríada de productos industriales, pero en África subsahariana, América Latina y partes de Asia, el maíz sigue siendo un alimento básico fundamental, a menudo cultivado por pequeños agricultores con rendimientos promedio de alrededor de 1.5 toneladas por hectárea.

El Altiplano Occidental de Guatemala se encuentra entre las regiones más pobres del mundo — una zona montañosa mal atendida por los mercados y donde las comunidades golpeadas por la inseguridad alimentaria y la desnutrición siembran cultivos a altitudes de hasta 3,200 metros, según Cristian A. Reyna Ramírez, coautor del estudio de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, México.

“Dos tercios de los agricultores de esta región cultivan milpas a base de maíz pero variando los cultivos intercalados con papas, habas e incluso árboles frutales”, dijo Reyna Ramírez. “Nuestro estudio mostró que combinaciones como maíz-frijol-habas, maíz-papas y maíz-frijol-papas proporcionaron la mayor cantidad de carbohidratos, proteínas, zinc, hierro, calcio, potasio, ácido fólico, tiamina, riboflavina, vitamina B6, niacina y vitamina C.»

The classic “milpa” intercrop comprises maize, beans, and squash. The bean plant climbs the maize stalk to reach sunlight and its roots add nitrogen to the soil; the squash leaves shade the soil, conserving moisture and inhibiting weed growth. Milpa systems are often grown on steep hillsides at a wide range of altitudes. (Photo: Cristian Reyna)
El clásico cultivo intercalado de la «milpa» se compone de maíz, frijoles y calabaza. La planta del frijol trepa por el tallo del maíz para alcanzar la luz solar y sus raíces añaden nitrógeno al suelo; las hojas de la calabaza dan sombra al suelo, conservando la humedad e inhibiendo el crecimiento de las malas hierbas. Los sistemas milpa se cultivan a menudo en laderas empinadas y en una amplia gama de altitudes. (Foto: Cristian Reyna)

¿Mejores dietas y rutas para salir de la pobreza?

Con predios típicos de menos de un cuarto de hectárea y hogares con un promedio de seis miembros, los habitantes del Altiplano Occidental de Guatemala no pueden depender solo de la milpa para satisfacer sus necesidades, advirtió López Ridaura.

“Como ocurre con muchas comunidades de pequeños agricultores, la falta de tierra y la marginación general los atrapa en un círculo vicioso de pobreza y desnutrición, lo que los obliga a experimentar con cultivos comerciales riesgosos o que los miembros en edad de trabajar emprendan migraciones peligrosas y difíciles para encontrar trabajo y enviar remesas”, explica.

Según López Ridaura, este estudio señala la ruta para adaptar los sistemas milpa para ayudar a las comunidades que aún dependen de ese cultivo intercalado u otros que podrían beneficiarse de su uso.

Viendo hacia adelante

Natalia Palacios Rojas, experta en calidad y nutrición del maíz del CIMMYT y coautora de este artículo, señala que los cálculos de este y otros estudios de la milpa consideran los nutrientes crudos y que es necesario investigar las contribuciones nutricionales de los alimentos cocinados y los alimentos que no se cultivan en la milpa, como aves de corral, ganado, productos de huerta y alimentos comprados.

“El trabajo adicional también debería abordar los efectos del almacenamiento de productos de la milpa en su estabilidad de nutrientes y cómo la disponibilidad estacional de cultivos de la milpa afecta la dieta y la nutrición”, comentó Palacios.

Los autores agradecen el financiamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) como parte de Feed the Future, la iniciativa del Gobierno de los Estados Unidos sobre el hambre y la seguridad alimentaria global, en el marco del proyecto “Buena Milpa” y el apoyo del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE).

Haga clic aquí para leer el artículo completo: Cultivo intercalado de maíz en el sistema milpa. Diversidad, extensión e importancia para la seguridad nutricional en el Altiplano Occidental de Guatemala (en inglés)»

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Cerrando la brecha de rendimiento con datos para cada región

General view of the experimental field in Lempira, Honduras. (Photo: Nele Verhulst/CIMMYT)
Vista general del campo experimental en Lempira, Honduras. (Foto: Nele Verhulst/CIMMYT)

Las poblaciones en América Central están aumentando rápidamente, pero la producción de cultivos básicos parece incapaz de mantenerse al día con la creciente demanda de alimentos.

Los rendimientos de maíz son particularmente bajos en comparación con otras regiones. De manera acumulativa, los agricultores de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua producen maíz en casi 2.5 millones de hectáreas, y una gran proporción de estos sistemas de maíz también incluye frijol, ya sea mediante cultivos de relevo o cultivos intercalados. Aunque los rendimientos potenciales se estiman en hasta 10 toneladas métricas por hectárea, la producción promedio sigue siendo baja, alrededor de 2.28.

Claramente, hay una oportunidad inmensa para mejorar, pero no siempre es obvio qué problemas deben abordarse.

El análisis de la brecha de rendimiento, que mide la diferencia entre el rendimiento potencial y real, es un punto de partida útil para abordar el problema e identificar las perspectivas de intensificación. No es un concepto nuevo en agronomía aplicada, pero no se ha aplicado adecuadamente en muchas regiones. Por ejemplo, los análisis de América Central tienden a agruparse con el resto de América Latina, lo que dificulta proporcionar recomendaciones adaptadas a los contextos locales.

Veo una mayor comprensión de las limitaciones específicas de producción de cultivos de la región como el primer paso para mejorar la seguridad alimentaria.

En conjunto con investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y otras instituciones, trabajamos en identificar los principales factores que limitan la producción en estas áreas. Establecimos ensayos de campo en seis regiones productoras de maíz y frijol en El Salvador, Guatemala y Honduras, que representan aproximadamente las tres cuartas partes del área productora de maíz. Evaluamos factores como el estrés hídrico, la deficiencia de nutrientes, las plagas y las enfermedades, y los cultivos de cobertura, con la hipótesis de que la fertilización optimizada y el riego suplementario tendrían mayores efectos en los rendimientos.

A maize cob in La Libertad, El Salvador, shows kernels affected by tar spot complex which have not filled completely (Photo: Nele Verhulst/CIMMYT)
Una mazorca de maíz en La Libertad, El Salvador, muestra granos afectados por el complejo mancha de asfalto. (Foto: Nele Verhulst/CIMMYT)

Descubrimos que, si bien la fertilización mejorada mejoró los rendimientos de maíz en un 11% en promedio, no tuvo un efecto significativo en la producción de frijol. El riego no tuvo ningún efecto, aunque esto se debió principalmente a la buena distribución de la lluvia durante la temporada de crecimiento en el año de estudio. En promedio, los arreglos de plantación optimizados aumentaron los rendimientos de maíz en un 18%, lo que lo convierte en el factor más prometedor que evaluamos.

Fue interesante, aunque quizás no sorprendente, observar que la contribución de cada factor limitante a las brechas de rendimiento en todos los sitios y ningún tratamiento individual aumentó de manera efectiva los rendimientos en todos los sitios. Los resultados del ensayo confirmaron que las limitaciones de producción dependen en gran medida de las prácticas de gestión local y la ubicación agroecológica.

Con esto en mente, recomendamos que los actores de desarrollo que buscan aumentar la producción de cultivos comiencen realizando experimentos participativos de varios años para comprender las causas principales de las brechas de rendimiento e identificar las limitaciones específicas de las áreas en cuestión, ya que esto permitirá una mayor efectividad de esfuerzos de investigación y política.

Lea el artículo completo «Los factores que contribuyen a las brechas de rendimiento de maíz y frijol en América Central varían según el sitio y las condiciones agroecológicas» en The Journal of Agricultural Science.