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Un mar de girasoles: ciencia e innovación para diversificar el campo

Personal del CIMMYT en las parcelas experimentales de girasol en su sede global en Texcoco, Estado de México. (Foto: Divulgación-CIMMYT)
Personal del CIMMYT en las parcelas experimentales de girasol en su sede global en Texcoco, Estado de México. (Foto: Divulgación-CIMMYT)

Inmortalizados en las obras de Van Gogh y otros grandes artistas como Claude Monet y Gustav Klimt, los girasoles son sinónimo de belleza, pero también de resiliencia. Sí, sus icónicas flores amarillas, que han sido inspiración artística por siglos, también simbolizan la fortaleza del campo y las oportunidades de un futuro más sostenible. En las parcelas experimentales del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Texcoco, Estado de México, estas majestuosas flores no solo adornan los campos de investigación; son el reflejo de un esfuerzo científico que busca ofrecer nuevas opciones a los agricultores mexicanos.

El girasol (Helianthus annuus), cuyo centro de origen se localiza en el norte de México y el sur de Estados Unidos, es una planta clave dentro de la estrategia 2030 del CIMMYT y de sus esfuerzos para diversificar los cultivos, mejorando tanto la salud de los suelos como la economía de los agricultores, hecho particularmente importante en un contexto donde el monocultivo de maíz y trigo domina la agricultura del país. Así, el girasol representa una alternativa de cultivo que no solo aporta beneficios agronómicos, sino también una fuente de ingresos diversa, especialmente para las agricultoras.

Un símbolo de resiliencia y sostenibilidad

Las investigaciones del CIMMYT han demostrado que los girasoles, más allá de la estética, tienen un profundo impacto positivo en los suelos. Sus raíces pivotantes penetran profundamente en el suelo, ayudando a descompactarlo, lo cual es muy útil para mejorar la estructura y la fertilidad del terreno. Este proceso facilita que otros cultivos puedan desarrollarse en mejores condiciones, contribuyendo a la sostenibilidad del ecosistema agrícola.

Además, el girasol es una opción excelente para la rotación de cultivos. Al incluirlo en los sistemas agrícolas, se interrumpe el ciclo de plagas y enfermedades, se mejora la biodiversidad y se reduce la dependencia de productos químicos, como insecticidas. Un caso destacado es el de la Meseta Purépecha en Michoacán, donde la inclusión del girasol y otros cultivos alternativos en las rotaciones ha permitido reducir el uso de insecticidas, protegiendo tanto al medio ambiente como la salud de los productores.

Ya que su ciclo de cultivo corto, también una buena alternativa para condiciones de lluvias limitadas, pues además muestran una mayor tolerancia a la sequía (en comparación con los cultivos básicos). Su semilla tiene un alto contenido de aceite (entre 35 y 45%) y posee una calidad nutricional alta, por lo que es muy apreciada por la industria aceitera. Con la pasta sobrante de la extracción pueden elaborarse concentrados para la alimentación animal y las cabezas sin semillas son una fuente rica en proteínas y pueden usarse molidas para aves o ganado. Y en verde se puede ensilar para forraje.

Un cultivo polivante

Existen muchas variedades de girasol, algunas adaptadas para la producción de aceite, otras para forraje, y algunas más para la flor de corte. Esta versatilidad permite a los agricultores elegir la opción que mejor se adapta a sus necesidades y condiciones agroecológicas.

En Oaxaca, por ejemplo, muchas parcelas de girasoles se han convertido en un atractivo turístico. En lugares como Guelatao y otras regiones de Oaxaca, los campos de girasoles no solo embellecen el paisaje, sino que también atraen a turistas. Incluso, no es raro ver en esas parcelas quinceañeras y parejas recién casadas, que buscan retratarse entre los vibrantes colores de estas flores.

El caso de Oaxaca es solo uno de los ejemplos del impacto positivo del girasol en México. En Villa de Tututepec, también en Oaxaca, se ha llevado a cabo la Feria del Girasol, un evento que promueve tanto la diversificación de cultivos como el turismo local. Gracias a la colaboración entre el CIMMYT y la Integradora Agroempresarial del Río Verde, esta iniciativa ha potenciado la producción de girasol con fines turísticos y comerciales. José Esteban Sotelo Mariche, representante de la integradora, destaca que “el girasol no solo mejora el suelo, sino que también ha impulsado el turismo y la producción de aceite comestible en la región”.

En otros lugares como Tamaulipas, el girasol está contribuyendo a frenar el avance de la desertificación, un problema que afecta gravemente a las zonas áridas del país. Su capacidad para crecer en suelos secos y compactados lo convierte en un aliado en la lucha contra la degradación del suelo.

Empoderamiento de mujeres a través del girasol

Una de las contribuciones más significativas del cultivo de girasol ha sido el empoderamiento económico de las mujeres rurales. En comunidades de Oaxaca y Campeche, muchas mujeres han encontrado en el girasol una oportunidad para generar ingresos complementarios al vender las flores como ornato o como materia prima para productos como aceites y cosméticos naturales. Para muchas de ellas, el cultivo del girasol representa una fuente de ingresos adicional que les ha permitido desarrollar microemprendimientos, contribuyendo así a su autonomía económica y al bienestar de sus familias.

“El cultivo del girasol nos ha permitido mejorar nuestra economía. Además de venderlo como flor, hemos comenzado a hacer jabones, cremas y otros productos naturales que se venden bien en la comunidad”, cuenta una agricultora de Oaxaca.

Investigación y colaboración para un futuro más resiliente

El girasol también juega un papel crucial en la visión del CIMMYT de desarrollar sistemas agrícolas resilientes y climáticamente inteligentes. Los proyectos de investigación que impulsa el CIMMYT con girasoles en estados de las regiones del Bajío, el Pacífico Sur, y el centro-norte de México, han demostrado su potencial para mejorar la productividad agrícola y mitigar los efectos del cambio climático. En estas y otras regiones, se continúa además con investigaciones particulares para identificar su mejor utilidad en los sistemas agrícolas locales, aunque en general, los resultados son esperanzadores. En la plataforma de Mixquiahuala, Hidalgo, por ejemplo, los estudios han mostrado que este cultivo brinda buenos rendimientos con agricultura de conservación, lo que lo convierte en un cultivo de interés para futuras investigaciones.

Cada girasol que florece en las parcelas experimentales del CIMMYT y sus colaboradores es un recordatorio del poder de la ciencia aplicada para generar cambios reales en el campo. Así, estas flores, que alcanzan hasta 30 centímetros de diámetro y siguen la trayectoria del sol —un fenómeno conocido como heliotropismo—, representan algo más que un paisaje pintoresco. Son un símbolo de la innovación, la sostenibilidad y el compromiso del CIMMYT por un futuro agrícola más resiliente.

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Ante la adversidad, diversidad de cultivos

Agripina con personal técnico del Hub Pacífico Sur-CIMMYT. (Foto: CIMMYT)
Agripina con personal técnico del Hub Pacífico Sur-CIMMYT. (Foto: CIMMYT)

Para AgriLac Resiliente el género y la inclusión social son fundamentales. A través de esta iniciativa regional latinoamericana se han documentado experiencias y resultados derivados de diversos proyectos en donde centros de investigación como CIMMYT, en colaboración con organizaciones de todos los sectores, han impulsado acciones estratégicas para empoderar a mujeres y jóvenes.

Un ejemplo de este proceso de documentación, desarrollado por Alejandrina García en Oaxaca, Alejandro Ramírez en Chiapas, y Ángela Meentzen —colíder del equipo de Género e Inclusión Social de Agrilac—, es el testimonio de Agripina, productora de la comunidad Arroyo Grande, en Jalapa de Díaz, Oaxaca.

Agripina, de 48 años y perteneciente a la etnia Mazateca, recuerda que cuando llegó el primer ingeniero a su comunidad, ella escuchaba las pláticas desde una orilla. Se interesaba en lo que el ingeniero proponía a los participantes, todos hombres. Un día se decidió a preguntarle al ingeniero sobre esas semillas de las que hablaba, semillas que decía, se podían producir en su tierra.

El ingeniero le explicó y consiguió semillas de libre polinización para que las sembrará. Se trataba de semillas de girasol y jamaica. Agripina las sembró en una pequeña parcela que le prestó su suegro, pues su esposo había migrado y su suegro es el que estaba a cargo de las tierras.

Con gran sorpresa vio florecer sus cultivos de girasol y Jamaica, mismos que logró vender en su propia comunidad para adorno de las iglesias o para cumpleaños, incluso para funerales.  Desde ese momento, nada la detuvo y, junto con otras mujeres, asistió con mayor confianza a las capacitaciones que brindaba el ingeniero sobre la siembra de semillas nativas, su almacenamiento, fertilización y control de plagas.

Cuando murió su suegro, ella y su hija estaban desconsoladas y sentían una gran presión sobre el futuro de las tierras. “Nos decían: Pobrecitas, ahora ¿quién las va a ayudar a sembrar?, ¿cómo le van a hacer esas mujeres si ya se murió su suegro? Y yo dije, ¿por qué nos dicen así? Y con mi hija nos pusimos a trabajar. Ahorita ya fui a levantar mi mazorca. Sí es pesado, pero hay que salir adelante”, relata Agripina.

El haberse capacitado desde que vivía su suegro le permitió a Agripina adquirir experiencia y tener los conocimientos para sembrar y cosechar tanto maíz como otros cultivos que le permiten ahora sostener económicamente a su familia, conservando sus semillas nativas e intercalándolas con cultivos comerciales como plátano, piña, girasol y jamaica.

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La importancia de identificar las mejores rotaciones

Girasol como cultivo alternativo. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Girasol como cultivo alternativo. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Para quienes se dedican al campo la agricultura de conservación es un término que probablemente hayan escuchado alguna vez. Este hace referencia a un sistema de producción sustentable que permite cuidar suelos y agua, reducir costos de producción y, con una implementación adecuada, mejorar la producción en varios sentidos.

La agricultura de conservación tiene tres componentes básicos: la mínima labranza, la cobertura del suelo y la diversificación de cultivos. Este tercer componente, la diversificación de cultivos, tiene amplios beneficios.

Cuando un agricultor siembra lo mismo cada año, es común que se presenten problemas de enfermedades, malezas y plagas que son muy específicas para cada cultivo. Por eso es que, mediante rotaciones, asociaciones, relevos y otras formas de diversificar cultivos, es posible romper ciclos de enfermedades y malezas y así generar plantas más sanas con menos uso de herbicidas.

Cuando las malezas están bajo control, incluso es posible incrementar los rendimientos. Además, la diversificación de cultivos posibilita una diversificación productiva y comercial. No obstante, aún es necesario entender mejor cómo funciona y cuales son las mejores rotaciones para cada región y sistema de producción.

Así, en la plataforma de investigación Mixquiahuala —carretera Mixquiahuala- Tezontepec, Km 3.5, en Hidalgo, México— investigadores del Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico Valle del Mezquital (CIDT) y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) colaboran para identificar las rotaciones más adecuadas y convenientes para los productores de la región.

La plataforma está ubicada a una altitud 2012 metros sobre el nivel del mar (msnm), el régimen hídrico es de riego con aguas residuales provenientes de la Ciudad de México y actualmente se encuentra en su décimo primer año de operación. Allí, recientemente se realizó un estudio “en el área de validación de componentes, evaluando rotación de trigo, maíz y girasol en dos sistemas de producción: agricultura de conservación y labranza convencional”, señalan los responsables de la plataforma.

“En los parámetros evaluados en cada uno de los cultivos en rotación, así como los dos sistemas de producción, se puede mostrar la eficiencia del sistema de agricultura de conservación en el cultivo de maíz”, manifiestan los investigadores, puntualizando que el tratamiento con labranza convencional registró 12 toneladas de maíz por hectárea (t/ha), mientras que el tratamiento con agricultura de conservación registró 12.5 (t/ha), además que permitió reducir los costos de producción por el menor movimiento del suelo.

Adicionalmente, el tratamiento de girasol con agricultura de conservación reportó un rendimiento cercano a las cuatro toneladas por hectárea (3.9 t/ha), lo que lo convierte en un cultivo de interés para nuevos estudios y para su probable adopción como un cultivo alternativo en la zona debido a su versatilidad, ya que, dependiendo de la variedad, este cultivo puede usarse para consumo humano (la semilla como botana), forraje, flor de corte, especie melífera (polen) o como cultivo de cobertura.

La plataforma de investigación Mixquiahuala forma parte de la red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores, la cual es una de las redes de investigación agrícola más grandes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Cómo cuidar a las abejas desde las parcelas

Abeja transportando polen en una parcela diversificada con girasol en Guanajuato, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Abeja transportando polen en una parcela diversificada con girasol en Guanajuato, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

La  principal función de las abejas en los ecosistemas es la polinización, por lo que se considera que la reducción de las colonias de abejas es un problema de particular importancia para la agricultura porque se afecta la polinización de plantas cultivadas y la producción de miel, lo que no representa necesariamente un problema de conservación, ya que las principales especies productoras de miel no están en riesgo de extinción, e incluso su presencia en altas densidades puede tener efectos negativos en las abejas nativas. 

Las abejas adultas se alimentan principalmente de néctar y algo de polen. En este proceso, las flores de ciertas especies de plantas ofrecen como recompensas aceites o fragancias que recolectan algunos grupos de abejas. La diversidad de flores y fragancias se refleja también en la diversidad de aromas y sabores de la miel.

Por lo anterior, son dos las principales acciones que los agricultores pueden realizar para no afectar a este insecto benéfico y, por el contrario, aumentar su población y beneficiarse de su presencia y su acción polinizadora: la primera está referida a un manejo de plagas con enfoque agroecológico; y la segunda a la diversificación de cultivos, particularmente con especies atrayentes de las abejas. 

Una de las alternativas al control convencional de plagas que tienen alto efecto tóxico en humanos, animales e insectos benéficos, como las abejas, es el manejo agroecológico de plagas, una alternativa sustentable que permite regular la población de insectos plaga sin necesidad de exterminarla. 

La diversificación de cultivos, por su parte, representa una gran oportunidad para que los agricultores mejoren su producción; disminuyan el uso de plaguicidas; reduzcan la degradación de sus suelos; obtengan alimentos más variados; y —adicionalmente— comercialicen los excedentes, apoyando así a la economía de sus familias.

La rotación de cultivos, una de las formas de diversificación de cultivos que existen, mejora el balance de nutrientes y permite aumentar la materia orgánica en los suelos; ayuda a aprovechar mejor el agua; y tiene un efecto regulatorio sobre las poblaciones de plagas, malezas y enfermedades.

Hay especies, como el girasol (Helianthus annuus), que representan una buena opción para diversificar cultivos. Además de ser un cultivo con beneficios agronómicos —sobre todo por su buena respuesta a condiciones de lluvia limitada—, las flores del girasol proveen de néctar a cientos de insectos. Esto es particularmente útil en un contexto de cambio climático porque, en tiempos de sequía —cuando no hay flores disponibles en el entorno natural—, los girasoles cultivados se convierten en auténticos oasis para las abejas.

Por supuesto, existen otras alternativas: muchas especies de leguminosas también presentan floración atrayente para las abejas y, con su diversidad de flores y fragancias, aportan diversidad de olores, sabores y colores en la miel. 

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Opciones de cultivos intercalados para los Valles Centrales de Oaxaca

Girasol próximo a floración intercalado con maíz, en una parcela de San Nicolás Quialana, en el municipio de Zimatlán, Oaxaca, México. (Foto: Yashim Reyes/Hub Pacífico Sur-CIMMYT)
Girasol próximo a floración intercalado con maíz, en una parcela de San Nicolás Quialana, en el municipio de Zimatlán, Oaxaca, México. (Foto: Yashim Reyes/Hub Pacífico Sur-CIMMYT)

Los estados del sur de México se caracterizan por tener predios agrícolas divididos en pequeñas áreas donde normalmente el productor siembra un solo cultivo —en el mejor de los casos implementa el sistema milpa para tener mayor diversidad—, de manera que los cultivos intercalados son una opción viable para hacer más productivos estos terrenos. 

Se habla de cultivos intercalados cuando, simultáneamente, se establecen dos o más cultivos en la misma parcela. Esta particular diversificación de cultivos permite, además, lograr una mayor estabilidad de los rendimientos ya que, en dado caso, no todos los cultivos se verían igualmente afectados por las variaciones del clima.

En la región de los Valles Centrales, en Oaxaca, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha estado evaluando, junto con colaboradores en ese estado, distintas especies de plantas a fin de identificar las mejores opciones para intercalar porque, en algunos casos, pueden aprovechar la luz, los nutrientes y el agua de manera más completa que cuando se trata de monocultivos.

Con la Integradora de Básicos del Istmo, por ejemplo, se estableció recientemente una parcela de evaluación en el municipio de Zimatlán de Álvarez, en donde se intercaló maíz con frijol ayocote, girasol y crotalaria —y donde se ha contado también con la asesoría de Ravi Gopal Singh, científico del CIMMYT especialista en cultivos alternativos y manejo de malezas—.

Entre los resultados obtenidos de esta parcela de evaluación de cultivos intercalados destaca que, para los Valles Centrales, una excelente opción es intercalar maíz con girasol, ya que este cultivo presenta un buen crecimiento y se puede aprovechar para la venta en flor o como forraje. Además, en caso de que el maíz se utilice en silo, la mezcla con girasol aporta una mejor nutrición para los animales.

Con un crecimiento mediano, otra opción para los Valles Centrales sería la crotalaria, pero no así el frijol ayocote, el cual no se adapta a las condiciones del clima de esta región. 

Los cultivos intercalados son más productivos que un monocultivo de maíz y, además, las diferentes combinaciones de cultivos contribuyen a dietas más variadas para satisfacer las necesidades de las familias productoras, de ahí la importancia de incrementar la diversidad de los sistemas de cultivos intercalados de maíz.

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Un girasol para el recuerdo

Cultivo de girasol. (Foto: Fernando Morales/Divulgación-CIMMYT)
Cultivo de girasol en rotación con maíces nativos. (Foto: Fernando Morales/Divulgación-CIMMYT)

Con flores que llegan a rebasar los 30 centímetros de diámetro y tienen la peculiaridad de “seguir al Sol” —propiedad conocida como heliotropismo—, el girasol (Helianthus annuus) es una especie muy llamativa como planta ornamental; sin embargo, sus beneficios agronómicos y ecológicos son igualmente atractivos. 

El girasol es una excelente opción forrajera, es resistente a la sequía, sus flores proveen de néctar a cientos de insectos, sus raíces ayudan a descompactar el suelo y sus semillas sirven para extraer aceite o elaborar harina. 

Como flor de corte, el girasol también brinda oportunidades para los productores. En el municipio de Acultzingo —en la región de las Altas Montañas, en Veracruz, México—, por ejemplo, esta flor está transformando el panorama de la agricultura y el comercio local. 

Aunque cuenta con un clima cálido subhúmedo con lluvias en verano que permite tener cultivos en campo todo el año, en Acultzingo el cultivo principal es el maíz, el cual se establece cíclicamente pues no se tiene (o no se tenía) la cultura de utilizar cultivos alternativos para hacer una rotación.

En la zona hay mercado donde convergen al menos 3 500 personas entre sábado y domingo. Este lugar es regionalmente conocido por su venta de barbacoa y truchas, pero en años recientes se han sumado productores que venden elotes y girasoles, los cuales han tenido buena aceptación por parte de los consumidores quienes llevan la flor como un “recuerdo” del lugar. 

En este municipio veracruzano, Tecnología Agropecuaria Aplicada al Campo —que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en la promoción de prácticas sustentables en la región— se ha dedicado a promover el uso de cultivos alternativos, entre ellos el girasol. 

Así, por ejemplo, en la parcela del señor Camerino Cid Palacios, en la localidad de Sierra de Agua del mismo municipio, desde el 2019 se siembra girasol debido a la rentabilidad del producto en la zona. Además, lo cultiva con agricultura de conservación, sistema de producción sustentable que le ha permitido reducir costos manteniendo la calidad de la flor.

Por la alta demanda del producto, por contar con un mercado bien definido, por su corto periodo de producción y su rusticidad —habilidad de sobrevivir a condiciones adversas de crecimiento—, se contempla que la producción del girasol en esta zona de Veracruz aumente, de manera que será importante seguir promoviendo prácticas sustentables para su cultivo. 

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Cultivan girasoles para evitar la desertificación en Tamaulipas

El estado de Tamaulipas, en el noreste de México, alberga la selva tropical más al norte del conteniente americano. Este oasis verde, sin embargo, contrasta con el panorama seco característico de más de la mitad de su territorio. 

Tamaulipas es uno de los estados del altiplano mexicano que, junto con el desierto sonorense, conforman una de las más amplias zonas semiáridas del país. Debido a cambios en los patrones climáticos y la sobreexplotación del suelo, esta zona es muy proclive a la desertificación.

Cuando la agricultura intensiva, las prácticas agrícolas inadecuadas, el sobrepastoreo, la deforestación y el manejo forestal inapropiado se mezclan con las variaciones climáticas —principalmente las asociadas a la humedad y la precipitación— se generan las condiciones ideales para la desertificación, proceso de degradación del suelo particular de las zonas secas que reduce la productividad agrícola y la riqueza de los ecosistemas.

En Tamaulipas la agricultura se desarrolla en cerca de la mitad del territorio, particularmente en la zona semiárida. Las prácticas convencionales que prevalecen, sin embargo, implican altos costos de producción, una mala administración de nutrientes y compactación de suelos que, en conjunto, reducen la fertilidad del suelo.

“La desertificación avanza en las zonas áridas del país y el monocultivo, de frijol o maíz, es una de las prácticas que favorece este proceso; la diversificación de cultivos es una alternativa para evitar la degradación del suelo”, señaló Alberto Cabello —gerente del Hub Intermedio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— durante un recorrido por una parcela demostrativa donde se estableció girasol, ubicada en el rancho La Caseta, en Camargo, Tamaulipas. 

Junto con el mínimo movimiento del suelo y la cobertura con rastrojos, la diversificación de cultivos —a través de rotaciones, asociaciones, relevos, etcétera— es uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación, un sistema de producción sustentable que, entre otros beneficios, permite mantener una cubierta vegetal que protege la capa fértil del suelo, evitando la pérdida de materia orgánica.

“El girasol es una opción rentable y una buena alternativa para la rotación de cultivos. Juega un papel importante en la zona ya que es un cultivo de ciclo corto, tiene menor requerimiento hídrico que el maíz y el sorgo, su raíz ayuda a descompactar los suelos, tiene efecto regulatorio sobre plagas, malezas y enfermedades y además aumenta la materia orgánica del suelo”, comentó José Alberto Anzaldúa Zúñiga, presidente de Anzú Genética Seeds —organización con la que colabora el CIMMYT para promover el cultivo de girasol—.

Alberto Anzaldúa, además, explicó el manejo agronómico del girasol, mencionando cómo el cultivo contribuye a mejorar las condiciones físicas del suelo, además de ser una excelente opción por los precios de venta alcanzados en la actualidad.

Así, en el marco de la colaboración entre GRUMA y el CIMMYT, más de 30 productores provenientes de Camargo y municipios aledaños, como Díaz Ordaz y Miguel Alemán, observaron de forma directa en la parcela de la familia Bazaldua cómo al cultivar girasoles pueden hacer más rentables sus parcelas y, al mismo tiempo, contribuir a evitar y detener la desertificación en Tamaulipas. 

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Cultivos alternativos en la sierra de Chihuahua

La diversificación de cultivos es uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación y una práctica con amplios beneficios para las tierras de cultivo, la nutrición de las familias productoras y también para la economía familiar. 

En la localidad de Hueleyvo, municipio de Guachochi, Chihuahua, y con la participación de productores de diversas comunidades serranas, se dieron a conocer los resultados obtenidos del establecimiento de cultivos alternativos en el ciclo primavera-verano 2021, mismos que forman parte de un esfuerzo para promover la diversificación de cultivos. 

Reginaldo Loya Moreno, del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico (CIDET) —organización que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para promover prácticas sustentables en Chihuahua— expuso el beneficio para el suelo que representa el establecimiento de cultivos como el ayocote y el girasol de grano.

Este tipo de plantas permiten hacer una rotación de cultivos y romper el ciclo biológico de las plagas, aminorando la incidencia de estas sobre todo en el cultivo de maíz. En el caso de este ensayo, refirió el técnico de CIDET, se intercaló maíz nativo de la región con girasol y ayocote en temporal, colocando el ayocote en la orilla como barrera para retención de plagas.

El año anterior, refirió el técnico, también se habían hecho este tipo de arreglo en algunas parcelas; sin embargo, el temporal no favoreció. Por el contario, en el ciclo primavera-verano 2021 se logró una producción de 400 kilos por hectárea (kg/ha) de ayocote y 1,428 kg/ha de girasol, precisando que el ayocote tuvo algunas afectaciones por el hielo, lo que disminuyó un poco su rendimiento total.

Aunque este tipo de ensayos continúan para identificar las mejores variedades, prácticas y condiciones para la diversificación de cultivos en las zonas serranas de Chihuahua, los productores conocieron la importancia de esta práctica para mejorar sus suelos. Finalmente, se les compartieron algunas semillas para que puedan ir estableciendo pequeñas parcelas e ir generando su propia semilla, comprometiéndose a seguir capacitándose en temas de Agricultura Sustentable. 

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Con cultivos alternativos hicieron frente a la devastación ocasionada por el huracán Grace

En agosto de 2021 el huracán Grace tocó tierras mexicanas dos veces: primero atravesó la Península de Yucatán como huracán de categoría 1 y después tocó tierra en la costa del Golfo de México como huracán de categoría 3, convirtiéndose en uno de los ciclones tropicales más fuertes registrados para el estado de Veracruz.

El devastador paso de Grace afectó seriamente a los agricultores del Totonacapan —zona al norte de Veracruz— quienes perdieron sus cultivos de temporal pues el fenómeno meteorológico llegó en plena temporada de floración del cultivo de maíz, el cual se acamó —cuando las plantas se “recuestan” o se “tienden” hacia el suelo— en un 90%, sin esperanza de lograr una cosecha decente del grano. 

El huracán Grace no solo impactó la economía de los agricultores, también su estado de ánimo ya que, al ver perdida su inversión, sintieron desesperanza y decepción. Muchos de ellos manifestaban que no esperaban algo tan fuerte y, sin embargo, el impacto fue de tal magnitud que afectó la mayoría de los cultivos de temporal y anuales, como los cítricos que son una importante fuente de ingreso en la zona. 

La investigación agronómica en esa región también se vio afectada, ya que los módulos agronómicos y la plataforma de investigación que Citricultores Tihuatecos Asociados y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han establecido en colaboración también fueron siniestrados por el huracán.

Dadas estas circunstancias se realizó un ajuste al protocolo de investigación, buscando alternativas de cultivos para cubrir los meses restantes y llegar a la siembra del ciclo otoño-invierno 2021 —que comúnmente se realiza entre los últimos días de octubre y todo noviembre—.

Así, buscando una estrategia sustentable que permitiera adaptarse a las nuevas circunstancias, se optó por sembrar cultivos alternativos como soya forrajera, frijol negro Michigan y un girasol criollo mejorado (Icamex 14-B) proporcionado por el CIMMYT con el objetivo de despertar el interés de los productores —ya que en esa zona no es un cultivo común— y fortalecer la biodiversidad al generar espacios para las abejas que, debido al uso desmedido de agroquímicos, han visto reducidos los lugares donde obtener polen.

Así, después del paso del huracán Grace se retomaron las actividades en la plataforma para preparar el terreno donde se estableció tanto el frijol Michigan como una asociación de girasol con soya forrajera como cobertura —previamente en la plataforma ya se evaluaba la soya como cobertura, pero asociada con maíz—. 

El girasol ha mostrado una buena adaptación a la zona y, por su parte, la soya forrajera se ha confirmado como una leguminosa que, aparte de mantener las condiciones de humedad en el suelo, es una excelente fijadora de nitrógeno, tiene una alta capacidad de captura de CO2, y un alto aporte de materia orgánica que contribuye a generar una capa que cubre al suelo y lo protege de la erosión. 

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Siembran girasoles para cuidar el acuífero de Calera

Calera, Zac.- Zacatecas es un estado donde el agua tiene una gran importancia. La precipitación media anual es de a penas 514 milímetros, cuando la media nacional es de 779 milímetros. Aquí, cada gota cuenta y por eso el proyecto Aguas Firmes, que impulsan el Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), es de particular importancia para la gestión de los recursos hídricos del estado en favor de una producción agrícola más sustentable. 

El proyecto Aguas Firmes busca un mejor aprovechamiento del agua del acuífero de Calera a través del uso de sistemas de riego por goteo y la conservación del suelo mediante la implementación de sistemas sustentables como la Agricultura de Conservación y prácticas asociadas. 

La diversificación de cultivos —mediante asociaciones, relevos, rotaciones, etcétera—, por ejemplo, es uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación. Sus benéficios en lugares con sequías recurrentes, como Zacatecas, son amplios. Contribuyen en la ampliación de la porosidad del suelo y esto aumenta la infiltración de agua de lluvia y el crecimiento adecuado de las raíces de cada cultivo. También se rompe el ciclo de las plagas, malezas y enfermedades y, ya que los requerimientos nutricionales de cada cultivo cambian, se favorece un mejor balance en el suelo.

Elegir el cultivo adecuado para una rotación es fundamental. En el municipio de Calera y comunidades aledañas, comenta el biólogo Carmen Martínez García —quien colabora con el CIMMYT y participa en el proyecto—, el girasol es una excelente opción porque tolera la sequía —su raíz pivotante puede llegar hasta los 2 metros de profundidad, lo que ayuda a la planta a obtener humedad del suelo con más facilidad a diferencia de otras especies— y además rompe el ciclo de vida de diversas plagas y enfermedades. 

Hemos observado la disminución de la presencia de plagas durante el siguiente ciclo en cualquier cultivo que se establezca en el predio rotado con girasol, ya que al ser un cultivo nuevo en la zona no se ve afectado por ninguna de estas. Al mismo tiempo se ve disminuida la presencia de malezas, ya que la planta de girasol presenta alelopatía —influencia directa de un compuesto químico liberado por una planta sobre el desarrollo y crecimiento de otra planta—. Esto se puede comprobar al siguiente ciclo de cultivo ya que disminuye considerablemente la presencia de malezas en el siguiente cultivo establecido”, refiere el biólogo.  

Ya que uno de los principales objetivos de Aguas Firmes es el aprovechamiento del agua, es muy importante extender más la superficie sembrada con esta oleaginosa. Para avanzar en este propósito el pasado 21 de octubre se desarrolló un recorrido demostrativo en el predio del productor José Luis Muro Rodarte, quien participa en el proyecto y aceptó que su parcela se convirtiera en un módulo de rotación de cultivos, con mínimo movimiento de suelo y cobertura con rastrojo de cebada (práctica que ayuda a conservar la humedad del suelo y disminuir la erosión). 

Hasta el predio del señor José Luis, en la comunidad de Llano Blanco, en Calera, Zacatecas, llegaron otros 40 productores de ese y otros municipios vecinos. También estuvieron presentes los ingenieros Jesús Pérez Gómez y Raúl Alam Martínez García, apoyando el recorrido, así como el licenciado Alejandro López Anaya, gerente de compras de la empresa Aceites Especiales, TH, quien habló sobre el esquema de agricultura por contrato de girasol alto oleico.

De acuerdo con la norma de calidad que regula la recepción del grano de girasol, para no tener deducciones este no deberá contener más de 2% de impurezas y 10% de humedad; señaló el representante de  Aceites Especiales, TH, recalcando que para este tipo de grano no es necesario tener un tamaño específico, ni si está pelado o quebrado. Agregó que la empresa puede comprar hasta 15 mil toneladas por ciclo y que el tiempo máximo de pago son 15 días después de la entrega.

Además de tener buenas perspectivas de comercialización y ser un cultivo tolerante a la sequía, el girasol tiene otros beneficios relacionados con el mejoramiento de la estructura del suelo debido a que su raíz principal, que es robusta y crece en línea recta hacia abajo, rompe la capa de arado —suelo compactado—que se encuentra generalmente a 30 cm de profundidad. Además, sus raíces secundarias se encargan de aflojar el suelo y le aportan materia orgánica. 

Finalmente, el señor José Luis Muro habló de su experiencia en el proyecto: “Estoy dispuesto a sembrar más superficie el año entrante. Para mí el girasol es un cultivo muy noble ya que la planta presenta muy buen desarrollo y sin ningún problema de plagas y enfermedades, a diferencia de otros cultivos que generalmente se ven atacados severamente. Ahí está, el cultivo está completamente sano y además ayuda a la disminución de malezas. Yo solo escardé una vez y no hay presencia alguna de mala hierba. Es una muy buena alternativa de rotación en la zona, ya que las parcelas estan cansadas de los mismos cultivos”, comentó.