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Mujeres, potenciales promotoras de la agricultura sustentable

Mujeres participantes en el taller de inclusión social y género en la agricultura sustentable en Campeche. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Mujeres participantes en el taller de inclusión social y género en la agricultura sustentable en Campeche. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

En zonas caracterizadas por la degradación del suelo, la falta de acceso a tecnologías agrícolas sustentables y la baja diversificación de cultivos, la capacitación en género e inclusión social cobra una relevancia especial en torno a la seguridad alimentaria, ya que  son las mujeres quienes toman decisiones clave en la producción y selección de alimentos, por lo que tienen el potencial de fomentar prácticas agrícolas sustentables que pueden mejorar significativamente la calidad de vida de las familias rurales.

Así, en el marco del proyecto Seguridad Alimentaria y Nutricional para Comunidades Rurales del estado de Quintana Roo, especialistas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) impartieron una capacitación en el estado de Quintana Roo con el objetivo de reforzar la inclusión social y de género en la agricultura sustentable. Esta formación, dirigida a productoras del municipio de Felipe Carrillo Puerto, subrayó la importancia del rol de las mujeres en la seguridad alimentaria y el bienestar de sus comunidades.

El taller abordó la manera en que las mujeres rurales contribuyen significativamente a la producción y preparación de alimentos en sus hogares derivado de la producción de maíz. “Ustedes deciden qué alimentos se incorporan a la dieta, qué maíz es adecuado para sus tortillas o tamales. Esa es una decisión clave en la seguridad alimentaria de sus familias”, destacó Eugenio Telles, facilitador del taller, al inicio de la jornada. Este enfoque subraya la relevancia de las mujeres en la cadena alimentaria, desde la selección de las semillas hasta la preparación de alimentos.

La capacitación también incluyó una introducción a la agricultura sustentable y sus beneficios para el medio ambiente y la salud de las familias. Se recalcó la necesidad de emplear variedades locales de maíz y otros cultivos adaptados a la región, además de prácticas agroecológicas que contribuyan a la resiliencia comunitaria ante los cambios climáticos. La biofábrica local, donde se producen abonos orgánicos, fue mencionada como un ejemplo exitoso de estas prácticas en la comunidad.

Durante el taller, las productoras participaron activamente en una dinámica que les permitió reflexionar sobre su papel en la toma de decisiones agrícolas. Jesús Núñez, otro de los capacitadores, destacó: “Ustedes, como mujeres rurales, toman decisiones fundamentales en la seguridad alimentaria. A veces, el hombre cosecha, pero ustedes son quienes saben qué maíz se cocina más rápido o cuál es más adecuado para ciertos platos tradicionales”. Estas palabras resonaron entre las asistentes, quienes compartieron sus experiencias y conocimientos sobre las variedades de maíz más utilizadas en la región.

Mujeres participantes en el taller sobre agricultura sustentable e inclusión social. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Mujeres participantes en el taller sobre agricultura sustentable e inclusión social. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

Este esfuerzo del CIMMYT en colaboración con el gobierno estatal no solo fomenta la equidad de género, sino que también refuerza la autosuficiencia alimentaria en las comunidades rurales de la Península de Yucatán. Al reconocer y valorizar el trabajo de las mujeres en la producción y preparación de alimentos, la capacitación busca generar cambios duraderos en las prácticas agrícolas y alimentarias, asegurando una mejor calidad de vida para las familias rurales.

La capacitación contribuyó a que las participantes reafirmaran su papel esencial en la seguridad alimentaria de sus hogares. Como mencionó una de las productoras, doña Justina: “Aunque el trabajo en el campo lo hacen los hombres, nosotras sabemos qué maíz es mejor para cocinar y qué alimentos son los más nutritivos para nuestras familias. Este taller nos hace sentir más seguras de nuestra labor en el campo y su importancia”.

Así, al incorporar a las mujeres en el diseño e implementación de soluciones, proyectos como este fortalecen la resiliencia comunitaria frente a los retos alimentarios y ambientales, promoviendo un impacto positivo y duradero en la región.

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Con valentía, ellas son un ejemplo de innovación en el campo

Mujeres y milpa en Chiapas, México. (Ilustración: FMG/OpenAI, 2024)
Mujeres y milpa en Chiapas, México. (Ilustración: FMG/OpenAI, 2024)

Con su enfoque transversal en género e inclusión social, la iniciativa regional latinoamericana AgriLac Resiliente, del CGIAR, muestra cómo a través de la agricultura sustentable las mujeres del campo latinoamericano son pieza fundamental para construir sistemas resilientes e incluyentes.

Uno de los ejemplos más inspiradores proviene del grupo de mujeres indígenas Tzotziles de Tzabaló, en Larráinzar, Chiapas. Estas mujeres han encontrado en el Hub Chiapas una plataforma que les ha permitido contribuir significativamente al desarrollo de sus hogares y entornos.

“Somos un grupo de mujeres que ya tenemos algunos años trabajado con la cría de puercos y de pollos. Desde el 2022 empezamos a trabajar con CIMMYT y con DAI (Desarrollo Alternativo e Investigación AC). Nos ha gustado mucho porque vemos que se interesan por las mujeres, antes no lo hacían y ahora nos dan la oportunidad de aprender, eso nos despierta el interés de trabajar en el campo porque queremos ayudar a nuestros esposos, pero con conocimientos”, relatan.

De acuerdo con sus testimonios, la oportunidad de capacitarse en agricultura sustentable ha sido transformadora. Antes, su participación en actividades agrícolas era limitada. Ahora, con nuevos conocimientos adquiridos, están produciendo alimentos sanos y nutritivos.

“Si solo nos quedamos en la casa no hacemos mucho, pero cuando salimos al campo nos sentimos en libertad, nos despejamos de tantas tareas que hay en la casa y traemos frijol tierno y verduras frescas para la olla. Ahora podemos producir nuestros alimentos libres de tóxicos y guardar nuestro maíz en recipientes herméticos sin productos químicos”, puntualizan.

La experiencia les ha brindado no solo autonomía en la toma de decisiones sobre sus alimentos, sino también un sentido de libertad y propósito al trabajar en el campo donde el poder del trabajo en grupo también ha sido un factor importante en su éxito.

“Siempre es mejor trabajar en grupo que individual, pero es necesario buscar a un buen dirigente o líder que te guie y te enseñé a trabajar. Como grupo hemos obtenido conocimientos que nos compartimos entre nosotras, aprendimos a podar los frutales, ya no quemamos el rastrojo para reciclar los nutrientes, hay más producción y el producto es más grande, y también esperamos una buena producción de frutas”.

Parcela en Chiapas donde se han implementado prácticas sustentables. (Foto: García, Ramírez y Meentzen / CIMMYT)
Parcela en Chiapas donde se han implementado prácticas sustentables. (Foto: García, Ramírez y Meentzen / CIMMYT)

Sin embargo, el camino no ha estado exento de desafíos. La comunidad enfrenta un contexto sociopolítico que dificulta la colaboración entre grupos, aunque estas mujeres persisten y demuestran con sus logros que la participación femenina en la agricultura es fundamental para el progreso comunitario.

“Lo que hacemos, la gente lo ve mal y nos preguntan que por qué nos vamos al campo a aprender algo que no es para nosotras, que nos vamos porque no tenemos quehacer en la casa, pero no nos desanimamos. Cuando ven los resultados del trabajo nos preguntan cómo le hicimos, y les decimos que es lo que aprendimos al no quedarnos solo en la casa y las invitamos a que se unan al grupo”, mencionan, enfatizando en que en el grupo no importa si se pertenece a uno u otro grupo político porque ahí solo importa el conocimiento y las ganas de superarse.

Así, su valentía y determinación no solo ha transformado sus propias vidas, sino que también está inspirando a otras mujeres a unirse y seguir este camino de empoderamiento a través de la agricultura sustentable.

Estos casos de éxito son testimonio del impacto positivo que puede tener la inclusión de las mujeres en el campo. Su voz y experiencia son fundamentales para construir sistemas alimentarios más resilientes y sostenibles, donde la equidad de género y la participación activa de todos los actores sean pilares para un futuro próspero en las zonas rurales de América Latina.

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Plataforma de investigación en Puebla, referente en agricultura sustentable con perspectiva de género

Grupo de mujeres conversando sobre su participación en las actividades y toma de decisiones agrícolas del sistema de producción de maíz en Cuautempan, Puebla el 20 de marzo de 2024. (Foto: CIMMYT)
Grupo de mujeres conversando sobre su participación en las actividades y toma de decisiones agrícolas del sistema de producción de maíz en Cuautempan, Puebla el 20 de marzo de 2024. (Foto: CIMMYT)

Del 19 al 21 de marzo de 2024 en el CIMMYT se desarrolló el taller regional sobre género y sanidad vegetal: El poder de la investigación interdisciplinaria, en el marco de la iniciativa Plant Health —iniciativa del CGIAR para reducir las pérdidas de cultivos causadas por plagas y enfermedades utilizando enfoques ecológicos— con el objetivo de compartir experiencias y planes de trabajo que consideren intervenciones con enfoque de género que deriven en soluciones científicas y técnicas más equitativas e inclusivas.

El taller, que contó con la participación de científicos de Perú, México, Ecuador, Colombia, Vietnam y China, incluyó una visita a la plataforma de investigación de Cuautempan, Puebla, para implementar una herramienta que visibiliza la participación de las mujeres en el sistema de producción y conservación de maíz, particularmente en el control de las plagas. Además de un recorrido por la plataforma para mostrar los avances del proceso de investigación participativa que el CIMMYT desarrolla en conjunto con actores locales.

“Se visitó esta plataforma porque ahí se ha trabajado integrando la opinión de agricultoras y agricultores en los temas investigados.  Este proceso de inclusión participativa de actores clave fue detonado porque en la región norte de Puebla el objetivo principal de la agricultura es cubrir las necesidades de autoconsumo de las familias, donde las mujeres son actores clave para la producción agrícola y el desarrollo de las comunidades”, mencionaron los responsables de la plataforma.

Cuautempan, donde se encuentra la plataforma, está la Sierra Norte de Puebla, en una región con un relieve abrupto y una población conformada, mayoritariamente, por indígenas nahuas, siendo la agricultura su principal actividad económica (misma que se realiza de forma manual, con la participación familiar y contrato de jornales para actividades específicas) y el maíz nativo su cultivo más importante. No obstante, y aunque se le suele asociar con una gran diversidad de cultivos, los rendimientos del maíz son bajos (de alrededor de una tonelada por hectárea).

Entre las principales problemáticas que limitan la producción en Cuatempan están el efecto de sequía, las plagas (gallina ciega, gusano cogollero) y la falta de una mecanización adecuada que ayude a bajar los costos por jornales. Estas problemáticas son el principal objeto de la investigación de la plataforma de Cuautempan, donde el CIMMYT ha planeado y diseñado la investigación en la plataforma con perspectiva de género, pues esto influye en el potencial de impacto en el sistema agroalimentario local.

“Tengo la impresión de que las mujeres que forman parte de esta plataforma participan en las labores del maíz, quizá más que en el caso de la papa. Por ello tener tecnologías que incrementen el rendimiento puede ayudar para su consumo, pero también ingresos por la comercialización y por ello se debe incluir otros actores de la cadena de valor”, señaló uno de los participantes provenientes de Perú luego de conocer el trabajo de la plataforma.

“Aprendí que es necesario cambiar el foco hacia los agricultores porque es para ellos que nosotros trabajamos. La forma en que nosotros nos acercamos a los agricultores también es determinante”, comentó otro investigador peruano, seguido de otro compatriota suyo quien enfatizó: “Coincido en el sentido que la plataforma se haya instalado con base a la priorización de problemas que los propios agricultores definieron, tanto hombres como mujeres. Eso es importante para nosotros los investigadores porque obliga a tener una visión de lo que quieren los agricultores y no decidir con base en lo que quiere el investigador”.

“Estoy sorprendido de cómo la plataforma está abordando el tema de género para atender las necesidades tanto de hombres como de mujeres. Estoy sorprendido porque varias prácticas que se han implementado en la plataforma han surgido de esta forma de atender las necesidades, de ser inclusivos y tomar en cuenta las opiniones de todos”, comentó un investigador mexicano.

A pesar de los avances, en América Latina hay una amplia diversidad cultural y los contextos conllevan retos específicos, de manera que aún falta revisar cómo se puede implementar el enfoque de género en algunas regiones donde aún se considera que las mujeres no tienen roles en el sistema de producción de cultivos. En este sentido, señaló un investigador colombiano, es que “necesitamos el soporte de los científicos sociales para integrar en los proyectos el componente de género, porque demanda más tiempo y recursos económicos y de personas”.

El enfoque sobre género, coincidieron todos los participantes, debe ser considerado en todos los proyectos porque forma parte de una visión integral de mejorar los sistemas agroalimentarios más allá de solo incrementar la producción y la rentabilidad. En este sentido, la plataforma de Cuautempan, Puebla, lidereada por Fidelia González, responsable científica local, se ha convertido en un referente de los procesos para implementar acciones de investigación con enfoque sobre perspectiva de género.

Por supuesto, aún se requiere más investigación para evidenciar los impactos en el empoderamiento de las mujeres y asegurar que se contribuye en la mejora del sistema agroalimentario local. Es por ello por lo que el CIMMYT sigue colaborando en esta plataforma a través de los recursos de la iniciativa Excelencia en Agronomía donde el impacto y beneficios tienen énfasis en la participación de mujeres y jóvenes agricultores.

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Flores, aprendizajes y enfoque de género

Doña Juanita, indígena Tzeltal, La Providencia, Ocosingo, Chiapas. (Foto: García, Ramírez y Meentzen)
Doña Juanita, indígena Tzeltal, La Providencia, Ocosingo, Chiapas. (Foto: García, Ramírez y Meentzen)

Para la Iniciativa regional latinoamericana AgriLac Resiliente, el género y la inclusión social es un tema fundamental, de manera que ha seleccionado varias regiones rurales fronterizas de Guatemala y Honduras para desarrollar acciones prioritarias con perspectiva de género.

Para integrar una guía que permita explicar por qué el género y la inclusión social es un tema relevante en sí mismo, así como para incorporar esta perspectiva en todas las demás actividades de los InnovaHubs en Guatemala y Honduras, especialistas en género e inclusión social de Agrilac han implementado un proceso participativo en los hubs hub Pacífico Sur y Chiapas, a fin de recopilar información sobre sus experiencias en el tema y documentar los resultados, facilitando así la replicación del modelo del hub (desarrollado en México por CIMMYT y sus colaboradores) en otros países.

Así, Alejandrina García en Oaxaca, Alejandro Ramírez en Chiapas, y Ángela Meentzen —colíder del equipo de Género e Inclusión Social de Agrilac—, desarrollaron entrevistas individuales y con grupos focales para aprender más sobre cómo los diferentes actores involucrados en los hubs perciben su propia participación: agricultores, hombres y mujeres, colaboradores, gerentes y personal de los hubs, así como aliados en estas regiones, fueron parte de este proceso participativo.

«Hay muchos casos de éxito sobre la participación de mujeres rurales en los hubs de Oaxaca y Chiapas que fueron recogidos en este proceso. Está previsto que estos estudios de caso formen parte de un anexo a la guía para ilustrar por qué la participación de las mujeres rurales es tan importante desde su propia perspectiva”, comenta Ángela Meentzen, quien destaca el caso de doña Juanita, una indígena Tzeltal de la comunidad La Providencia, en Ocosingo, Chiapas.

“Inicié hace cinco años a trabajar con CIMMYT. Antes de conocerlos solo sembrábamos maíz y frijol, pero ya no se daba, las plantas ya no crecían, teníamos muchos problemas de plagas y quemábamos todo el rastrojo. Cuando vinieron los ingenieros nos invitaron a participar con ellos. Al principio como que no nos interesó mucho, pero nos dejamos enseñar. Nos enseñaron a sembrar otros cultivos como el girasol, el cacahuate, otras verduras y los frutales como el limón y las guanábanas”, comenta doña Juanita.

Ahora ya no quemamos el rastrojo, tenemos cultivos durante todo el año, sembramos otras especies, utilizamos muchos productos orgánicos que nos enseñaron a preparar, aumentó nuestra producción y vendemos más cosas en el mercado. Yo y mi hija nos ocupamos de la venta de los productos (frijol, maíz, verduras, calabacitas, elotes y flores); sobre todo la venta de flores nos ha dado muy buen resultado y hemos sacado un buen dinerito”, narra la productora.

“Los beneficios del campo nos permitieron darles estudios a nuestros hijos, algunos ya terminaron su carrera y ahora están trabajando, otros están por terminar, pero a todos les enseñamos el trabajo del campo. Se siente un poco pesado el trabajo, pero yo sostuve las dos cosas, la casa y el campo, no sé cómo le hice, pero lo logré”, dice orgullosa de sí misma doña Juanita, para quien el conocimiento científico generado en plataformas de investigación y módulos del hub se ha traducido en impacto real y positivo para ella y su familia.

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Enfoque de género, fundamental para el campo

Grupo focal con mujeres en Cuatempan, Puebla. (Foto: Galilea Vicuña / CIMMYT)
Grupo focal con mujeres en Cuatempan, Puebla. (Foto: Galilea Vicuña / CIMMYT)

De acuerdo con el censo agropecuario de 2022, en México hay un poco más de cinco millones de unidades de producción agropecuaria, donde las unidades activas reportan 20.5 millones de superficie sembrada y 5.6 millones de hectáreas no sembradas. De acuerdo con el INEGI, cerca de 3 millones de hectáreas no se siembran “por mal temporal, por falta de crédito, por enfermedad, por falta de dinero o apoyos o porque no hubo quien sembrara” (INEGI, 2022).

“Ya casi no hay trabajadores hombres, se van a trabajar a la ciudad, a veces, si no hay hombres nos organizamos entre nosotras y vamos deshierbando las parcelas entre nosotras. Si le metemos frijol es cuando se requiere más trabajo manual, en cambio sí metemos sólo maíz para matar las hierbas ya hay químicos que venden”, comenta una de las agricultoras que participaron en los grupos focales organizados por la plataforma de investigación Cuautempan.

Aunque las causas son variadas y están relacionadas con situaciones socioeconómicas complejas, el papel de las mujeres y los jóvenes es crucial en lo referente a la situación del campo, donde es fundamental “comprender que la complejidad del manejo de los sistemas agroalimentarios locales se asocia a las dinámicas del contexto social, lo cual incluye los roles de género, la migración y la participación de las mujeres en la conservación, manejo y uso de la agrobiodiversidad local”, comentan los responsables de la plataforma de investigación Cuautempan, Puebla.

En esta plataforma de investigación, que forma parte de la red de plataformas de CIMMYT y sus colaboradores, se están incluyendo metodologías con perspectiva de género en el diseño de la investigación. Esto, porque a pesar de que las estadísticas suelen subrepresentar la participación de las mujeres en el campo —la mano de obra de mujeres en actividades agropecuarias en 2022 fue de 16.2 % (4.4 millones), pero se estima que podría ser de hasta 43% (ONU Mujeres)—, son ellas quienes están trazando nuevos caminos para el campo mexicano.

“Aquí vemos que las matas de chícharo ya están floreando. A mí me gustaría que otras personas también vean estos cultivos y los siembren para que tengamos una mejor producción. Yo en este pueblo de Paraíso Nuevo le he dicho a muchas mujeres; hemos hecho reuniones con las mujeres porque nosotros hemos ido a capacitación a otros lados para impulsar a que las mujeres también participen, a que no nada más se queden en la casa, a que los maridos tomen conciencia y las mujeres salgan al campo a sembrar y a cosechar lo que se siembra”, comenta Miriam del Carmen Piña, productora de Candelaria, Campeche, quien ha participado en iniciativas de CIMMYT y sus colaboradores en el estado.

Las contribuciones de la mujer al campo son enormes —cultivan la tierra, crían animales de traspatio, procesan y distribuyen diversos productos en el mercado— y, sin embargo, suelen pasar desapercibidas porque gran parte de este trabajo es considerado como ayuda familiar que no siempre es remunerada. Además, realizan trabajo doméstico del hogar, cuidan a niños y personas mayores o enfermas, entre otras labores.

Por lo anterior, es fundamental identificar, desde la investigación científica y hasta la operación en campo, aquellas prácticas y tecnologías que respondan a las necesidades de quienes trabajan la tierra; así mismo, impulsar estrategias que contribuyan al empoderamiento económico de las mujeres porque, como lo señalan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, la cantidad de personas con hambre en el mundo se reduciría hasta en 150 millones.

Así, además de la inclusión de la perspectiva de género en el diseño de los objetivos de investigación de sus plataformas, CIMMYT y sus colaboradores impulsan diversas iniciativas para fomentar el acceso de las mujeres a la financiación, donde prácticas sustentables como la diversificación de cultivos está contribuyendo significativamente a avanzar hacia esa meta, aumentando la inclusión de la mujer en los sistemas agrícolas, brindando beneficios ecológicos, y proporcionando cultivos que representan alimentos altamente nutritivos para las personas y/o la ganadería.

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Un mensaje a las niñas y mujeres del campo hondureño

Raquel Herrera en actividades en campo. (Foto: Raquel Herrera)
Raquel Ferrera en actividades en campo. (Foto: Raquel Ferrera)

Hay distintos sistemas que influyen en el estado del mundo, pero la ciencia es actualmente uno de los agentes de cambio más universal y dominante. La ciencia ha transformado el paisaje social, político, económico, estético e intelectual de las sociedades; está cambiando nuestra forma de entender quiénes somos y de dónde venimos, nuestro sistema de valores, la forma en que producimos nuestros alimentos, el modo en que consideramos al planeta y la forma en que nos consideramos unos a otros.

A pesar de los avances, aún hay mucho trabajo por hacer para que el conocimiento científico y sus beneficios lleguen a toda la sociedad. La desigualdad de género, por ejemplo, representa un freno a la ciencia y esto tiene implicaciones para toda la sociedad porque los beneficios del quehacer científico también quedan limitados.

De acuerdo con la ONU, en promedio las mujeres representan un 33,3 % de las plantillas de investigadores existentes en el mundo y la brecha se amplía cuanto mayor es el nivel alcanzado en el escalafón. Como ejemplo, solo el 3 % de los Premios Nobel en ciencias ha sido otorgado a mujeres y en el campo de las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas solo el 35 % de los estudiantes de carreras y programas de este campo son mujeres.

La igualdad de género en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, no solo por la necesidad de robustecer la búsqueda de soluciones científicas a los desafíos más apremiantes de la humanidad, sino para difundir el conocimiento científico ya existente entre la sociedad.

“Con el proyecto de AgriLAC, con el grupo de mujeres con el que trabajo, instalamos un módulo de extensión. Con este proyecto hay muchas prácticas que realmente ayudan al productor, ya sea mujer u hombre. Entonces este proyecto tiene un buen enfoque y le ayuda bastante al productor”, comenta Raquel Ferrera, quien actualmente forma parte del equipo técnico del InnovaHub Occidente de Honduras, integrado a partir de la iniciativa AgriLAC Resiliente.

Los InnovaHubs son un modelo de gestión de la innovación basado en una metodología desarrollada en México a partir de iniciativas impulsadas por CIMMYT y sus colaboradores. Para este enfoque, el acompañamiento técnico es fundamental para que el conocimiento científico generado y validado en plataformas de investigación llegue efectivamente, y de una manera socialmente pertinente, a los agricultores.

“Estudié ingeniería agronómica en la Universidad Nacional de Agricultura. Solo éramos 10 mujeres de 50 que nos graduamos en 2011”, comenta Raquel, quien a partir de su participación con el CIAT se vinculó a AgriLAC Resiliente y recibió capacitación para impulsar la innovación a través del modelo del Hub: “parte del curso era montar módulos o áreas de extensión, entonces yo, que soy parte de una caja rural —financiada con fondos de un proyecto que ejecutaba el CIAT— en donde trabajamos 21 mujeres y un hombre, fundamos el módulo de extensión donde sembramos maíz y luego frijol”.

“Realmente es muy importante ayudar a los grupos de las áreas rurales con conocimiento porque ellos, ya sea en caja rural o grupo, ellos van formándose, entonces ahí resalta el tema de la mujer, la importancia que tiene la mujer porque en muchos lugares rurales el machismo sigue presente, no las dejan salir, no les dan el derecho cuando las mujeres tenemos un alto potencial que a veces no es descubierto, pero mediante estos proyectos la mujer desempeña ese papel importante”.

En Honduras, donde el porcentaje de mujeres en el número total de investigadores se estimaba en 36,4 % hacia 2018, de acuerdo con el más reciente Informe sobre Ciencia de la UNESCO, iniciativas como AgriLAC Resiliente están contribuyendo a cambiar el panorama para decenas de niñas y mujeres que hoy por hoy ven en profesionistas como Raquel una figura que las anima a ir más allá de los roles tradicionalmente asignados.

A las mujeres, a las niñas, yo siempre que tengo oportunidad de conversar con ellas mi consejo es estudien, para que mañana usted no dependa de nadie, usted pueda trabajar, usted pueda generar ingresos que le van a ayudar cuando forme un hogar, una familia. Le va a permitir salir adelante, tener visión, que es lo que se necesita para ayudar a su comunidad, para ayudar a su familia”, concluye Raquel.

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Catalizadoras del cambio

Catalizadoras del cambio: mujeres líderes en la ciencia
Catalizadoras del cambio: mujeres líderes en la ciencia

“Alguna vez me dijeron que si usaba falda quizá sería más exitosa. También me han dicho «por qué no mejor te vas a tu casa y cuidas a los niños». Persisten estas ideas, estos estereotipos de lo que las mujeres deben hacer”, comentó Yvonne Ochoa Rosellini durante su participación en la apertura del ciclo “Catalizadoras del cambio: mujeres líderes en la ciencia”, una serie de seminarios organizada por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para visibilizar a mujeres líderes.

De acuerdo con las Naciones Unidas, las mujeres representan un 33,3 % de las plantillas de investigadores existentes en el mundo; sin embargo, persisten los estereotipos de género y muchas niñas siguen sin sentirse alentadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Por esta razón, para el CIMMYT es importante brindar más oportunidades para visibilizar modelos a seguir porque, socialmente, estos representan y amplían lo que es posible, y demuestran las mentalidades y los comportamientos sobre cómo crecer.

En la organizaciones científicas actualmente hay modelos limitados de mujeres líderes. Esto es parte del círculo vicioso que instituciones como el CIMMYT busca romper desde el laboratorio y hasta la parcela. Así, esta serie de conversatorios busca “resaltar a mujeres líderes en todo tipo de actividades, pueden ser líderes de familia, de un negocio, de su comunidad, de un club… hay líderes en todo tipo de capacidades, campos y disciplinas y es importante escuchar sus trayectorias, lecciones e ideas”, sostuvo Bram Govaerts, director general del CIMMYT durante la inauguración del ciclo.

Yvonne Ochoa, la primera líder invitada a participar en el ciclo, es experta en estrategia empresarial y finanzas, cuenta con más de una década de experiencia en gestión empresarial en Convixión, una firma de consultoría que fundó en 2007 y que ha asesorado a directores generales de empresas públicas y privadas en México, Estados Unidos, Argentina y España en una amplia gama de sectores que van desde las finanzas hasta la biotecnología y la agricultura.

“Cuando dicen «necesitamos capacitar a las mujeres para que trabajen», yo digo no, lo que necesitamos es ir a casa e incluir a los hombres en las actividades del hogar, de las familias. La sociedad no se construye en los trabajos, la sociedad se construye en la casa”, mencionó Yvonne, para quien la inclusión es ese valor de respeto a todos que, en cualquier lugar u organización, puede transformarse en un auténtico catalizador del cambio.

Yvonne ha sido Directora Financiera (CFO) de Grupo Coppel, de Finanzia —la división de crédito al consumo de BBVA México—, es miembro del Consejo de Uniken —dedicada a la ciberseguridad—, del Consejo de Administración de Keat —empresa de salud de la cual es cofundadora— y de diversas organizaciones y proyectos; no obstante, para ella el proceso para lograr cambios “nunca provino desde lo que yo hacía, sino desde quién soy, donde las personas han podido confiar no en los negocios, en las finanzas, sino en mí, porque solo se puede ser catalizadores del cambio siendo personas completas, íntegras, felices, que llegamos a trabajar y traemos ideas de innovación y de cambio que provienen desde lo que somos”, concluyó Yvonne.

“Catalizadoras del cambio: mujeres líderes en la ciencia”, es una serie de seminarios que inició el 4 de julio y periódicamente  presentará nuevas invitadas para dialogar con la comunidad del CIMMYT y de todos quienes se sumen a las transmisiones —la programación se estará compartiendo en las redes sociales institucionales—. Este primer diálogo se puede ver completo a través de nuestro canal de YouTube.

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Comunicados de prensa

Alison Bentley es la ganadora del Premio de Comunicación Borlaug CAST 2023

AMES, IOWA — El Consejo de Ciencia y Tecnología Agrícola (CAST, por sus siglas en inglés) anunció que el Premio de Comunicación Borlaug CAST 2023 se otorga a la Dra. Alison Bentley, Directora del Programa Global de Trigo en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Si bien Bentley es conocida por su investigación global sobre la genética del trigo, también es reconocida por su competencia en la comunicación científica. A Bentley le apasionan las aplicaciones prácticas de la innovación a los agricultores, el amplio alcance a través de la comunicación y la influencia, y la tutoría y el apoyo a los esfuerzos individuales y comunitarios. El trabajo excepcional de Bentley para crear conciencia sobre la importancia del trigo como cultivo alimentario también se evidencia en su amplia lista de actividades de comunicación.

Solo en 2022, Bentley realizó 20 presentaciones científicas, incluidas cinco charlas magistrales internacionales y 15 charlas invitadas adicionales. Bentley centró sus esfuerzos de comunicación en dos áreas principales. La primera área fue su rápida respuesta científica al impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania en la producción mundial de trigo a través de un artículo de comunicación en Nature, seguida de una campaña en las redes sociales y numerosas presentaciones y sesiones informativas. Su segunda área de enfoque fue una importante campaña de comunicación al iniciar y liderar la red Mujeres en la Ciencia de los Cultivos. Esta red se desarrolló para abordar cuestiones clave como la promoción y defensa de las mujeres a lo largo de sus carreras de investigación, creando igualdad de oportunidades y aumentando la visibilidad de las miembros.

La amplia gama de alcance de Bentley abarca desde presentaciones científicas clásicas y artículos de acceso abierto hasta blogs, podcasts, videos de YouTube y campañas de Twitter. Todos estos formatos demuestran su compromiso con la comunicación científica y con llegar a una audiencia lo más amplia posible de una manera accesible para abordar temas importantes y actuales relacionados con el suministro de trigo y el fitomejoramiento.

La presentación oficial del premio tendrá lugar en un evento paralelo especial durante el evento del Diálogo Borlaug del Premio Mundial de la Alimentación en Des Moines, Iowa, en octubre. El Premio de Comunicación Borlaug CAST honra el legado del Dr. Norman Borlaug, ganador del Premio Nobel y autor de la primera publicación CAST, y el Dr. Charles A. Black, primer vicepresidente ejecutivo de CAST. Se presenta anualmente por logros destacados de un científico, ingeniero, tecnólogo u otro profesional que trabaje en los sectores agrícola, ambiental o alimentario por contribuir al avance de la ciencia a través de la comunicación en el ámbito de las políticas públicas.


ACERCA DE CAST

CAST es un consorcio internacional de sociedades científicas y profesionales, universidades, empresas, organizaciones sin fines de lucro, bibliotecas e individuos. CAST convoca y coordina redes de expertos para reunir, interpretar y comunicar información creíble, imparcial y con base científica a los encargados de formular políticas, los medios de comunicación, el sector privado y el público.

www.cast-science.org

ACERCA DEL CIMMYT

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) es una organización internacional enfocada en la investigación y capacitación agrícola sin fines de lucro que empodera a los agricultores a través de la ciencia y la innovación para nutrir al mundo en medio de una crisis climática.  Aplicando ciencia de alta calidad y alianzas sólidas, el CIMMYT trabaja para lograr un mundo con personas más sanas y prósperas, libres de crisis alimentarias mundiales y con sistemas agroalimentarios más resilientes. La investigación del CIMMYT aporta una mayor productividad y mejores ganancias a los agricultores, mitiga los efectos de la crisis climática y reduce el impacto ambiental de la agricultura.

El CIMMYT es miembro del CGIAR, una alianza mundial de investigación para un futuro con seguridad alimentaria dedicada a reducir la pobreza, mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y mejorar los recursos naturales.

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Reportajes

La situación de la mujer en los sistemas agroalimentarios

Para proporcionar una visión general completa de las mujeres y las cuestiones de género en la agricultura, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó recientemente «La condición de la mujer en los sistemas agroalimentarios«, que proporciona ejemplos convincentes de políticas y programas con una revisión de lo que ha funcionado. y recomendaciones específicas. El informe concluye que aumentar el empoderamiento de las mujeres es esencial para su bienestar y tiene un impacto positivo en la producción agrícola, la seguridad alimentaria, las dietas y la nutrición infantil.

A pesar de la importancia de los sistemas agroalimentarios para los medios de subsistencia de las mujeres y el bienestar de sus familias, los roles de las mujeres están marginados y es probable que sus condiciones de trabajo sean peores que las de los hombres: irregulares, informales, a tiempo parcial, poco calificadas, intensivas en mano de obra y, por lo tanto, vulnerables. .

El Centro Internacional para el Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) reconoce la urgente necesidad de medidas de igualdad de género en los sistemas agroalimentarios y ha iniciado muchos proyectos específicos para abordarla. Además, el CIMMYT se compromete a introducir un componente de género en todas sus investigaciones, programas e intervenciones.

“Es un reconocimiento de que la equidad de género y social siempre ha sido un componente crítico de la sostenibilidad de cualquier iniciativa, independientemente del cultivo y el área geográfica afectada”, dijo Bram Govaerts, Director General del CIMMYT. “El CIMMYT ahora tiene más intención de abordar los problemas de igualdad de género y reconocemos que los mismos métodos antiguos podrían no ser los más efectivos”.

FAO: la recopilación de datos de alta calidad es fundamental para monitorear, evaluar y acelerar el progreso en la igualdad de género en los sistemas agroalimentarios

En el pasado, muchas iniciativas se han basado en encuestas para recopilar datos de agricultores, productores, consumidores y otras partes interesadas. Sin embargo, en las sociedades rurales tradicionales, la recopilación de datos basada en encuestas podría no ser la mejor manera de evaluar la agencia de las mujeres, ya que las restricciones culturales profundamente arraigadas podrían no permitirles hablar abiertamente sobre temas delicados, como su relación con el cónyuge.

Como parte del proyecto AGG, en Bihar, India, los investigadores del CIMMYT desarrollaron un enfoque innovador de narración de historias para la recopilación de datos: usando viñetas, los agricultores reciben historias cortas para relacionarlas con sus circunstancias del hogar. Las historias también son más fáciles de recordar y ayudan a construir una conexión con los personajes rápidamente.

Este método de narración desacreditó algunas ideas arraigadas sobre el papel de la mujer en la agricultura en esta zona de la India, creando una visión más matizada de cómo y por qué las mujeres se dedican a la agricultura. Este método conducirá a datos cualitativos más ricos, que pueden mejorar el desarrollo y la sostenibilidad de las intervenciones de género.

FAO: Los programas de protección social han aumentado el empleo de las mujeres y mejorado la resiliencia de las mujeres.

La asociación del CIMMYT con la Iniciativa CSISA apoya específicamente a las agricultoras al mejorar su acceso y exposición a innovaciones tecnológicas modernas y mejoradas, conocimientos y habilidades empresariales. CSISA trabaja en sinergia con los esfuerzos regionales y nacionales, colaborando con socios del sector público y privado.

FAO: las intervenciones deben estar diseñadas para cerrar las desigualdades de género y empoderar a las mujeres.

Si bien el CIMMYT ha producido muchas variedades mejoradas de maíz, los investigadores del CIMMYT descubrieron que estas nuevas variedades pueden no satisfacer las necesidades de las mujeres y los agricultores más pobres. Necesitamos explorar enfoques novedosos para evaluar la demanda de semillas por parte de los agricultores, considerando nuevas preguntas en lugar de continuar buscando diferencias en las preferencias basadas en el género.

Un primer paso en esa dirección es determinar cómo difiere la demanda de semilla de maíz entre los agricultores según sus necesidades, prioridades y limitaciones de recursos. El género es una parte importante de esa ecuación, pero los investigadores del CIMMYT también abogan por otras consideraciones, como la forma en que el maíz encaja en la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de los hogares, la dinámica de toma de decisiones en torno a la producción de maíz y la accesibilidad de las semillas.

Esfuerzos internos en el CIMMYT

Si bien el informe de la FAO se centra en las mujeres en el sistema agroalimentario, el CIMMYT también ha emprendido varias iniciativas internas para garantizar una cartera más diversa de investigadores y cultivar un sentido más sólido de inclusión en el CIMMYT y en la comunidad científica en general.

En el CIMMYT, entre el 20 y el 25 por ciento del personal en la carrera de ciencias (carreras que involucran trabajo de campo, laboratorio, datos y socioeconómico) son mujeres. En 2022, Alison Bentley, directora del Programa Global de Trigo del CIMMYT, y Nele Verhulst, agrónoma de sistemas de cultivo, iniciaron Mujeres en la Ciencia de los Cultivos en el CIMMYT. El grupo tiene como objetivo conectar y construir una red de mujeres en la carrera científica y se compromete a lograr un entorno más inclusivo en el CIMMYT y dentro del CGIAR.

El CIMMYT también está ayudando a desarrollar la próxima generación de mujeres científicas a través de los premios anuales Jeanie Borlaug Laube Women in Triticum, que reconocen la excelencia científica y el potencial de liderazgo. Hasta la fecha, más de 60 mujeres científicas han recibido capacitación en liderazgo y oportunidades de desarrollo profesional destinadas a apoyarlas a medida que se unen a la comunidad de académicas que luchan contra el hambre en todo el mundo.

Foto de cubierta: Mujeres clasificando semillas de maíz en el almacén de Mgom’mera Seed Company en Lilongwe, Malawi. (Foto: CIMMYT/Kipenz Films)

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Creciendo más fuertes en cada estación

El 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia de las Naciones Unidas, pretende conectar a la comunidad internacional con las mujeres y las niñas en la ciencia, reforzando los lazos entre la ciencia, la política y la sociedad para buscar estrategias orientadas a mejorar el futuro de estas.

Los datos muestran que las mujeres reciben menos ayuda en la investigación que sus colegas masculinos, están infrarrepresentadas en campos específicos y representan un porcentaje menor en grados relacionados con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM).

En el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), las mujeres son líderes, mentoras y modelos a seguir en la ciencia y la investigación agrícolas, ayudando a apoyar a la próxima generación. En todos nuestros programas globales, las mujeres marcan la diferencia en la vida de los agricultores y sus comunidades cada día.

Foto de portada: Científicas agrícolas en campos del CIMMYT en México. (Foto: Nayeli Quiche/CIMMYT)