Detalle de una planta de garbanzo cercana a la cosecha. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Detalle de una planta de garbanzo cercana a la cosecha. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
La diversificación de cultivos es una estrategia clave para mejorar la salud del suelo, mejorar las dietas y generar ingresos en comunidades agrícolas de pequeña escala en el sur y sureste de México. En este contexto, el garbanzo (Cicer arietinum) es una opción prometedora, destacando por su valor nutricional, resistencia a condiciones de baja disponibilidad de agua y su capacidad para fijar nitrógeno en el suelo.
Con un contenido de proteínas que oscila entre el 18 y el 21%, el garbanzo se presenta como un componente de consideración en la dieta de la población. Su capacidad para prosperar en condiciones de poca agua lo convierte en un recurso valioso para los agricultores en regiones semiáridas del país.
En distintas localidades del sur-sureste de México, se han llevado a cabo experimentos de siembra de garbanzos con el objetivo de identificar las condiciones óptimas y las prácticas agronómicas más efectivas para su desarrollo. Los resultados obtenidos hasta ahora indican que el cultivo de garbanzos se integra de manera destacada en sistemas de agricultura de conservación, promoviendo la sostenibilidad del suelo.
Uno de los retos actuales es fomentar entre los agricultores la adopción del garbanzo como una alternativa viable para mejorar la fertilidad del suelo y como una fuente adicional de ingresos.
El garbanzo se destaca no solo como un cultivo para consumo humano, sino también como forraje y en la fijación de nitrógeno. Esta versatilidad lo convierte en una excelente opción para la rotación de cultivos. Además de optimizar el uso del agua disponible, el garbanzo forrajero contribuye significativamente a la mejora de la fertilidad del suelo, reduciendo la incidencia de malezas y proporcionando forraje de alta calidad para el ganado durante la época de estiaje.
La siguiente, es una ficha agronómica del garbanzo desarrollada en el marco del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT. La información fue generada a partir de ensayos y vitrinas 2018-2020 a través de la red de colaboradores.
Productor de maguey espadín en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Productor de maguey espadín en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
“Soy productor de maguey espadín y actualmente estamos implementando la siembra de garbanzo entre las líneas de maguey, así estamos aprovechando todo el espacio de la parcela”, comenta Claudio Salas Vázquez, productor de San Pedro Guegorexe, localidad del municipio de Ocotlán de Morelos, en Oaxaca, México.
Aunque pareciera algo simple, esta innovación les permite a familias productoras, como la de Claudio, mejorar su nutrición y sus ingresos: “Aquí tenemos maguey ya de tres años, de dos años y un año, porque el maguey lleva sus años, pero la ventaja es que el terreno sigue produciendo, los espacios que quedan se siguen aprovechando. Este garbanzo ya pronto lo estaremos sacando y eso nos deja un reembolso económico mientras el maguey sigue creciendo”, comenta Claudio.
Antes del maguey Claudio trabajaba la milpa, pero, como él dice, “actualmente la siembra de temporal no es tan segura como otros años. Anteriormente era segura la cosecha, pero ahora nos está perjudicando mucho mucha la falta de agua. Este año, por ejemplo, no llovió. Y muchos vecinos que sembraron maíz de la forma que siempre lo han hecho, pues se fueron a la quiebra”.
Así, buscando alternativas para que su parcela siguiera produciendo aún ante el embate del cambio climático, Claudio decidió dedicarse de lleno al cultivo del maguey en 2019. Lamentablemente, las cosas no empezaron del todo bien.
“Estoy trabajando con este grupo de productores desde hace un año. El señor Claudio tenía magueyes muy enfermos, con problemas para la producción de hojas y penca. Parte del problema es que los productores aquí siembran maguey porque lo aprendieron de sus papás, sus abuelos, pero no le dan un manejo como se le tiene que dar ahora por la evolución de plagas y enfermedades y también por el mercado que ahora exige piñas con características muy específicas”, apunta Yashim Reyes Castañón, quien le brinda acompañamiento técnico al señor Claudio.
Yashim forma parte del equipo técnico que impulsa el proyecto ´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche´, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
“Este proyecto busca hacer que los productores y sus comunidades sean más resilientes ante los cambios sociales, económicos y ambientales que se van presentado. Los apoyamos para que diversifiquen sus cultivos, para que se asocien, para que tengan más opciones de nutrición para ellos y sus familias, y cuidando los recursos naturales para que tengan algo que heredarle a las futuras generaciones y no les entreguen tierras erosionadas, sino suelos productivos”, menciona Yashim.
Así, para Claudio y su familia el cultivo de maguey intercalado con garbanzo ha sido una innovación favorable porque el garbanzo “controla la maleza y apoya al maguey en su crecimiento, le deja nutrientes al terreno. Ya son dos años que yo le estoy metiendo garbanzo y un poco de frijol delgado y sí me ha dejado un poco más de ganancia. Ahora que el garbanzo ya tenga la semilla, que esté verde, en la familia tomamos la determinación de tostarlo en el comal y venderlo, y es así como le sacamos un poquito más de ganancia”.
“En la zona normalmente ven al garbanzo como un cultivo que no necesita nada porque crece con la humedad residual y se va manteniendo con rocío, pero si aumentamos el rendimiento aumentamos sus ingresos y por eso, a partir de los diagnósticos que hicimos, vimos que era viable aprovechar más el terreno y darle un manejo diferente al cultivo para incrementar el rendimiento”, puntualiza Yashim.
Para Claudio lo más importante es que su tierra sigue siendo productiva porque “sí hay muchos compañeros que optan por irse a Estados Unidos o buscar otros trabajos porque piensan que el campo ya no es opción”, comenta el productor, resaltando uno de los aspectos más relevantes del proyecto que, en voz de Yashim, es que “todas estas opciones para hacer más productivas las parcelas ayudan a una mayor resiliencia y, como en el caso de esta localidad, pueden ayudar a disminuir los índices de migración”.
Además de la diversificación de cultivos, el proyecto promueve soluciones poscosecha, capacitación en materia de asociatividad y fomento al liderazgo comunitario. La idea central es que las comunidades se apropien del conocimiento y lo usen a su favor: “Yo me he dado cuenta de que, con el apoyo de la ciencia a través de este proyecto, hemos encontrado soluciones. Hemos tenido éxito. Sí hay dificultades, pero con el apoyo de los especialistas yo en lo personal he encontrado un poco de alivio a mis preocupaciones”, finaliza Claudio.
Desarrollo de garbanzo en el sistema de labranza mínima con cobertura en la plataforma de investigación de San Francisco Lachigoló, Oaxaca, México. (Foto: Samuel Randy Aracen)
Desarrollo de garbanzo en el sistema de labranza mínima con cobertura en la plataforma de investigación de San Francisco Lachigoló, Oaxaca, México. (Foto: Samuel Randy Aracen)
El garbanzo (Cicer arietinum) es un cultivo que resulta una excelente opción de alimentación en la dieta de la población —tiene entre 18 y 21 % de contenido de proteína—. Además, esta especie tolera muy bien condiciones de poca disponibilidad de agua y genera una relación simbiótica con bacterias y microorganismos que fijan nitrógeno y lo incorporan al suelo.
Por sus beneficios como cultivo para consumo humano (grano), forraje y fijación de nitrógeno, en distintos puntos del sur-sureste de México se ha sembrado garbanzo a fin de identificar las mejores condiciones y prácticas agronómicas para su desarrollo.
En el estado mexicano de Oaxaca, por ejemplo, se sembraron 342 hectáreas de garbanzo en —117 de ellas en la región Valles Centrales—, con un rendimiento promedio de 0,6 toneladas por hectárea (t/ha) durante el ciclo otoño-invierno a partir del mes de septiembre y mayormente con humedad residual.
No obstante, durante los cuatro años en que se ha hecho investigación ha sido posible evaluar el comportamiento del garbanzo en condiciones de temporal bajo con un adecuado manejo agronómico, obteniéndose hasta 2,2 t/ha lo que permite generaruna utilidad de hasta66 mil pesos (66 000 MXN), con un costo de producción reducido en un sistema de labranza mínima, por lo cual resulta una buena alternativa para los productores, además de que se trata de un cultivo con bajo requerimiento de agua, tolerante a sequía y con baja susceptibilidad a enfermedades y plagas.
Debido al potencial de este cultivo, actualmente se evalúa en tres sistemas de labranza—labranza convencional, con barbecho y rastra; labranza mínima, con subsoleo y rastrojo como cobertura;y cero labranza, en el cual no se ha realizado alguna actividad mecanizada—, con la finalidad de impulsarlo como alternativa en la reconversión de cultivos en la región.
Con los avances obtenidos hasta el momento es posible determinar que el cultivo de garbanzo se desarrolla muy bien en los sistemas donde se trabaja con agricultura de conservación, por lo que ahora el reto es promover entre los agricultores este cultivo como una alternativa viable para mejorar la fertilidad de suelo y una opción para generar ingresos.
Por sus ventajas agronómicas y sus aportes nutricionales, el garbanzo es una de las diversas especies promovidas para diversificar cultivos en el marco del proyecto ´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche´, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Cadereyta, Qro.- Querétaro tiene municipios con una importante producción ganadera; Cadereyta es uno de ellos. Ahí, la necesidad de forraje para la alimentación del ganado hace que el rastrojo producido en las parcelas sea muy demandado. Con frecuencia, esto limita la adopción de la Agricultura de Conservación (sistema de producción sustentable que aprovecha el rastrojo como cobertura para retener humedad y mejorar la calidad del suelo y que disminuye la incidencia de plagas y malezas a través de la rotación de cultivos).
Además de la necesidad de forrajes, en Cadereyta ―que se encuentra en la región Semidesierto queretano― hay otros desafíos para la agricultura, como el monocultivo, que sigue siendo una práctica común ―lo que aumenta la incidencia de plagas y malezas y deteriora el suelo― y se suma al escaso temporal y el cambio de los patrones de lluvia en años recientes.
Ante esto, en la plataforma de investigación de Cadereyta de Montes ―donde colaboran el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la asociación Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro (SAQ)― se han desarrollado diversos estudios sobre algunos cultivos que crecen con humedad residual, los cuales se perfilan como una opción para diversificar cultivos y brindar forrajes de calidad.
En uno de estos estudios ―realizado en colaboración con el doctor Jorge Acosta Gallegos, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP)―, se cultivó garbanzo después de la cosecha de frijol y avena (para aprovechar la humedad residual del suelo), evaluándose tanto el rendimiento en grano como la biomasa de los cultivos.
De las seis variedades de garbanzo evaluadas, las forrajeras (el patrón y san Antonio) fueron las más tolerantes a las bajas temperaturas y tuvieron un desarrollo más adecuado (siendo además las únicas que lograron producir grano). La variedad el patrón, por ejemplo, tuvo una excelente germinación y dio 1.9 toneladas por hectárea de grano. También fue la variedad con la que se obtuvo mayor cantidad de biomasa (3.3 toneladas por hectárea de materia seca).
En suma, el garbanzo es una excelente alternativa para hacer rotación de cultivos en condiciones como la descrita y como cultivo de humedad residual después de la cosecha de cultivos de ciclo corto, como el frijol y la avena. Además de aprovechar el agua disponible, el garbanzo forrajero contribuye a mejorar la fertilidad del suelo (por la biomasa que aporta) y ayuda a bajar la incidencia de malezas. También es una buena opción para generar forraje de alta calidad para la alimentación del ganado cuando inicia la época de estiaje.
Carmelo Sánchez Caraveo vive en la localidad Paraíso Nuevo, en el municipio de Candelaria, Campeche. Como la mayoría de sus vecinos productores, siembra maíz para mantener a su familia.
En esta zona de Campeche predomina el monocultivo de maíz (aunque eventualmente se incorpora calabaza, la diversificación de cultivos no es común). Debido a esta práctica, la biodiversidad se ha reducido y la incidencia de plagas ha aumentado, afectando ―en consecuencia‒ la rentabilidad de las parcelas de los productores de la zona.
Ante esto, el señor Carmelo consideró que era momento de buscar soluciones. Aunque tenía dudas, decidió implementar las innovaciones agrícolas promovidas por el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, que es impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
En julio se reunió con los técnicos del proyecto para hacer la planeación correspondiente; acordaron dividir en dos su parcela de una hectárea. En una mitad se sembraron maíz y diversas variedades de leguminosas con prácticas agronómicas sustentables (a este espacio se le llamó área de innovación); en la otra mitad, se sembró únicamente maíz, de la misma forma en que convencionalmente se hace en la región (por lo que se le llamó área testigo).
Sobre los resultados, don Carmelo comenta: “nos apoyaron con semillas de girasol, frijol mungo, frijol gandul, cacahuate y garbanzo. Ahorita estamos evaluando cómo se van desarrollando el frijol y el maíz juntos. Yo tenía mis dudas porque pensé que el maíz le iba a hacer sombra al frijol, pero con el diseño de la siembra le da el sol todo el día y ahí están los resultados. Es la misma variedad de maíz, solo que se han hecho cosas diferentes. Las plantas tienen más mazorcas y son más grandes”.
Aunque en este momento en la parcela de don Carmelo no se han implementado todas las innovaciones planeadas (debido a que en ella solían hacerse quemas agrícolas, podría decirse que se está recuperando el terreno), el productor ya nota las diferencias y se alegra porque su parcela será más rentable, pues tendrá dos cultivos en un mismo terreno: dos por uno, como se dice.
Don Carmelo no es el único beneficiado con estos aprendizajes sobre rotación de cultivos. Hay otros 61 productores, vecinos suyos, que han estado pendientes de la parcela de este productor innovador. Participaron en la siembra de las leguminosas y constantemente visitan el terreno. Muchos de ellos también han establecido nuevos cultivos y, recientemente, están aprendiendo a realizar Manejo Agroecológico de Plagas para controlar de una manera más eficiente, sustentable y económica el gusano cogollero, que causa severos daños en la zona.
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Productoras y productores de la región Valles Centrales de Oaxaca visitaron y recorrieron la parcela de don Francisco Chávez, productor que ha adoptado prácticas agrícolas sustentables, para verificar la tolerancia a la sequía de diversos cultivos. La actividad fue desarrollada por el Hub Pacífico Sur —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y colaboradores de la Asociación Agricultura Familiar y Agronegocios (AAFA) en el marco del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT.
El recorrido por la parcela del señor Francisco formó parte de la actividad de difusión y capacitación ‘Cultivos alternativos tolerantes a la sequía’, la cual permitió a los productores de la región conocer las particularidades, el comportamiento y los beneficios de los cultivos de lenteja, canola, girasol, quinoa, veza, haba, cártamo, grass pea (Lathyrus sativus), amaranto, garbanzo rojo, linaza, garbanzo blanco y chícharo.
Además del uso alimenticio, los cultivos presentados tienen entre sus beneficios el mejoramiento de la textura del suelo, gracias a la incorporación de materia orgánica; el mantenimiento de la humedad, debido a la cobertura que se puede dar al suelo; la reducción de la compactación, por el tipo de raíz que presentan algunos cultivos; y —en general— el favorecimiento de la nutrición del suelo a través de la rotación de cultivos.
Cabe mencionar que durante el desarrollo de la actividad se contó con el apoyo de un grupo de ingenieros que actualmente se capacitan para ser técnicos certificados en Agricultura Sustentable (TC-AS) por parte del CIMMYT. Para el proyecto que desarrollan de forma conjunta Walmart Foundation y el CIMMYT, el acompañamiento técnico de calidad y con calidez es vital para que los agricultores aumenten su productividad, mejoren sus medios de vida y se integren de forma eficaz al mercado.
Como mencionó el señor Francisco Chávez, propietario de la parcela demostrativa, este tipo de actividades permite que los productores vean por sí mismos los beneficios de las diversas prácticas sustentables, en general, y de la diversificación de cultivos, en particular. En este caso, precisaron los organizadores, saber cuáles granos son tolerantes a la sequía es importante, pues debido al cambio climático se están observando cambios en el temporal (que antes se consideraba muy seguro).
Los cultivos alternativos tolerantes a la sequía, como los mostrados en esta actividad, tienen el beneficio adicional de que pueden ser utilizados como opciones viables para que las familias obtengan ingresos adicionales. De esta manera, además de adaptarse y mitigar los efectos de la variación climática, los productores pueden aprovechar para mejorar su economía y —a la vez— ayudar a desarrollar una Agricultura Sustentable que diversifica, nutre y vincula.
En Querétaro y otras entidades de la región del Bajío las lluvias han sido escasas (de menos de 70 mm de precipitación en lo que va del ciclo). La sequía ha provocado pérdidas cuantiosas en las zonas agrícolas de temporal, y los pronósticos son desfavorables. Por esta razón, el Hub Bajío —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— presentó a productoras y productores de la región alternativas sustentables que les permitan hacer frente a esta situación. La rotación de cultivos —uno de los principios de la Agricultura de Conservación— fue la práctica que se abordó con mayor amplitud, pues es de particular utilidad en contextos de poca disponibilidad de agua.
Para mostrar de manera tangible los beneficios de la rotación de cultivos, se visitó el área de extensión (parcelas de productores que han implementado innovaciones sustentables de la Agricultura de Conservación) denominada El Puente, en la localidad de Santa Rosa Xajay (donde la sequía ha afectado 95% de la superficie cultivable). El área de extensión pertenece al señor Erick Sanjuanero Nieves, uno de los 30 productores de la zona que —a través del despacho Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro y el Hub Bajío— han adoptado la Agricultura de Conservación como sistema de producción con resultados favorables, por lo cual cooperan con el CIMMYT y sus colaboradores para promover prácticas sustentables.
Entre los beneficios de la rotación de cultivos están la reducción de labores, el mejoramiento y la ampliación de la porosidad del suelo, el aumento en la infiltración de agua de lluvia y el crecimiento adecuado de las raíces de cada cultivo. También se rompe el ciclo de las plagas, malezas y enfermedades y, ya que los requerimientos nutricionales de cada cultivo cambian, se favorece un mejor balance en el suelo. Además, cuando se rota con leguminosas, se agrega el beneficio de la captura del nitrógeno del aire en el suelo, mejorando la fertilidad del sistema.
Entre los cultivos que son una buena opción para la zona y el temporal escaso están el girasol (el cual puede ser utilizado para la alimentación del ganado), el garbanzo (que puede ser consumido por personas y animales; además, se tiene el historial de que tres productores lo sembraron el año pasado), la avena forrajera, el sorgo forrajero y el frijol ayocote.
Para los productores que están interesados en conocer qué cultivos se pueden establecer como opción para la alimentación del ganado, los ingenieros Miguel Ángel Uribe y Humberto Hernández comentaron que la cebada capuchona es una opción para forraje en temporal. Para ayudar a mitigar la falta de forraje para el ganado cuando hay pérdida total del cultivo de maíz, se recomendó que si se presentan lluvias, se siembre garbanzo, avena, grass pea, ajonjolí, sorgo forrajero o frijol ayocote. Adicionalmente, estos cultivos permiten mantener una cubierta vegetal en el suelo, y así tener sistemas más sustentables.
La rotación de cultivos, en combinación con otras prácticas sustentables, permite además mejorar los rendimientos. En la zona, por ejemplo, el rendimiento convencional es de 300 kg/ha en el caso del maíz y 600 kg/ha en el del frijol; con innovaciones sustentables —como el Manejo Agroecológico de Plagas, la fertilización adecuada, las curvas a nivel y la introducción de variedades adecuadas—, el rendimiento se ha incrementado a 1.8 t/ha en maíz y 1.2 t/ha en frijol.
Después de ver de forma directa los beneficios de estas innovaciones, los productores participantes se interesaron en implementar —para el próximo ciclo— algunos cultivos forrajeros (como avena y sorgo forrajero) y sembrar en las terrazas algo de frijol ayocote y cebada capuchona. Además, se acordó con el grupo de productores que se conseguirán algunas semillas de pastos que puedan ser opción para esta zona con lluvias muy escasas.
Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!
Te invitamos a ver un mini documental sobre esta situación. Da click al video.
En el municipio de la Barca, Jalisco, el predominio del monocultivo en la superficie agrícola de temporal es notorio. De acuerdo con estadísticas recientes, de un total de 154,758 hectáreas sembradas durante 2018, 90% de la superficie correspondió a maíz; 8.8%, a sorgo; y sólo 1.2%, a cultivos alternativos como garbanzo, frijol, tomate verde y cebolla (SIAP, 2019). El problema del monocultivo es que a largo plazo propicia la pérdida de biodiversidad y de fertilidad del suelo; una mayor susceptibilidad de los cultivos a plagas, enfermedades y malezas; y —como consecuencia— un consumo mayor de agroquímicos, con efectos negativos en la salud y el ambiente.
Por lo anterior, en la plataforma de investigación Ocotlán —en la que colaboran Xochicentli y el Hub Bajío, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se realizan estudios sobre rotación de cultivos. La importancia de estos estudios radica en que la diversificación de las especies cultivadas aporta múltiples beneficios a los productores: mejora el balance de nutrientes, la materia orgánica en los suelos y el aprovechamiento del agua; tiene un efecto regulador sobre las poblaciones de plagas, malezas y enfermedades; y, además, diversifica los ingresos y brinda mayores oportunidades para acceder a mercados.
Durante el ciclo otoño-invierno 2018-19 se realizó rotación de avena con maíz (el maíz fue el cultivo precedente). Con el uso de biofertilizantes se obtuvieron rendimientos de entre 25.3 y 31.6 t/ha de avena en verde. Estos resultados estuvieron por encima de los reportados para el municipio de la Barca por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) en 2018.
La inclusión de la avena en la rotación fue por su aptitud forrajera y porque permite tener una cosecha adelantada con respecto al trigo. Además de su aprovechamiento para la alimentación animal, la avena aporta a la calidad del suelo, pues sus raíces penetran las capas más profundas, dejando una estructura porosa que permite que el agua se infiltre en el suelo y quede disponible para cultivos futuros. Este es un ejemplo de los diversos beneficios de rotar cultivos.
Debido a que las leguminosas y las oleaginosas —de las cuales se obtiene aceite— son buenas opciones para la rotación de cultivos, actualmente en la plataforma de Ocotlán se evalúa el cultivo de girasol para rotaciones en condiciones de temporal, pues ofrece ventajas como un ciclo de cultivo corto, una buena respuesta a condiciones de lluvias limitadas y una mayor tolerancia a la sequía (en comparación con los cultivos básicos).
Otros de los beneficios del girasol es que su semilla tiene un alto contenido de aceite (entre 35 y 45%) y posee una calidad nutricional alta, por lo que es muy apreciada por la industria aceitera. Con la pasta sobrante de la extracción pueden elaborarse concentrados para la alimentación animal y las cabezas sin semillas son una fuente rica en proteínas y pueden usarse molidas para aves o ganado. Y en verde se puede ensilar para forraje. A pesar de esto, la producción nacional sigue siendo pequeña.
Rotar cultivos ofrece varios beneficios. Además de los expuestos, ayuda a regular plagas y malezas; beneficia la fertilidad del suelo; y —en la parte económica— minimiza los riesgos de mercado, ya que al tener diferentes cultivos los productores no están limitados por el precio de un solo producto.
Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!
El productor Arturo López Sandoval, de Sonora, comparte su experiencia con la Agricultura de Conservación, la cual realiza de la mano del Hub Pacífico Norte —del CIMMYT— desde 2010.
Villa Juárez, Son.- “Nunca ha pasado por mi mente dejar de trabajar con Agricultura de Conservación. Soy consciente de que se necesita una mejor manera de trabajar el campo y sólo predicando con el ejemplo se puede lograr”, afirma Arturo López Sandoval, productor de Sonora que ha dedicado toda su vida a la agricultura y —desde hace 10 años— practica la Agricultura de Conservación de la mano del Hub Pacífico Norte, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Arturo viene de una familia de productores: su padre y abuelo lo fueron. Por circunstancias de la vida tuvo que abandonar la carrera de ingeniería en Agronomía, que estudiaba en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Cuando regresó a su lugar de origen comenzó a trabajar las mismas tierras que su abuelo cultivó.
Para este productor, la agricultura no sólo es la actividad económica con la que sostiene a su familia, sino también un modo de vida. Por eso participa activamente en las organizaciones agrícolas de su zona: desde 1986 es socio de la Unión de Sociedades de Producción Rural del Sur de Sonora (Uspruss) y desde 1994 se desempeña como presidente de la Sociedad Colonos de Villa Juárez. No obstante, ante los cambios en el mercado y el clima, optó por buscar alternativas que le permitieran hacer más rentable su actividad agrícola.
Así, en 2009 Arturo incursionó en la práctica de la Agricultura de Conservación por cuenta propia, con los conocimientos que él tenía sobre el tema. Y en 2010 empezó a trabajar de la mano del Hub Pacífico Norte, del CIMMYT. Además de maíz y trigo, sembró cártamo, soya, sorgo, tomatillo, frijol y garbanzo. No sólo logró diversificar su producción, sino que también tuvo ahorros de hasta $2,600 por hectárea.
Para compartir los beneficios de la Agricultura de Conservación con otros productores, Arturo decidió cooperar con el Hub Pacífico Norte para establecer en sus terrenos un módulo de innovación, es decir, parcelas demostrativas donde se implementan y exhiben los resultados de las prácticas sustentables que han sido validadas previamente en las plataformas de investigación.
A la fecha, este productor ha implementado diversas prácticas sustentables —como el uso de biofertilizantes, que le ha ayudado a lograr rendimientos estables en trigo— e introducido maquinaria especializada —adquirida con créditos que otorga FIRA— para sembrar bajo los principios de la Agricultura de Conservación, la cual se suma a las dos sembradoras que él mismo modificó —como dice él— “con lo que tenía a la mano”, adaptándolas para la siembra sobre la paja de cultivos anteriores.
Con Agricultura de Conservación Arturo logró sembrar 200 hectáreas de soya en 2016 y, en el ciclo otoño-invierno 2017-18, 120 hectáreas de garbanzo; de estas, varias fueron propias y algunas de otros productores que —después de conocer su predio— optaron por implementar las mismas innovaciones sustentables que él. Así, sin habérselo propuesto, Arturo López se convirtió en un pionero de la Agricultura Sustentable en su zona.
Por su experiencia, conocimientos y actitud solidaria, Arturo López forma parte de la red de innovación del CIMMYT, en la cual —más que investigadores, técnicos y otros productores— ha encontrado seres humanos con los que ha forjado una sólida amistad. Contemplando lo que ha logrado, manifiesta que todavía hay mucho trabajo por hacer, pues las prácticas convencionales siguen arraigadas en la cultura, por lo que enfatiza: “sembrar con Agricultura de Conservación me ha traído muchos beneficios, como el ahorro de agua —gracias a que la paja sobre el terreno preserva la humedad— y, sobre todo, la reducción de costos simplemente por dejar de laborear el suelo”.
Uno de los tres componentes de la Agricultura de Conservación es la rotación de cultivos. Esta práctica evita problemas con enfermedades, plagas y malezas, e implica la diversificación del ingreso y la reducción de los riesgos de producción y comercialización, ya que los cambios en los precios de venta y los desastres naturales no impactan a todos los cultivos de la misma manera.
Se ha demostrado que la rotación de cultivos genera mayores rendimientos, por lo que es uno de los componentes clave de la Agricultura Sustentable. Sin embargo, en muchas regiones hay un cultivo que —por su rentabilidad— prevalece, y resulta difícil encontrar otros que se puedan incorporar a la rotación. Hallar las especies complementarias adecuadas es fundamental, ya que no todos los cultivos generarán beneficios en una rotación; incluso es posible que algunos tengan efectos negativos en el cultivo subsecuente, pues los cultivos tienen diferentes tipos de raíces y, en consecuencia, distintas necesidades de nutrientes.
Se requieren entonces cultivos que sean productivos, tengan una cadena de valor establecida y sean complementarios con el cultivo principal. Por lo anterior, y para encontrar los mejores cultivos complementarios, es necesario evaluar los efectos de la rotación en cada región. En este sentido, en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) actualmente estudian los efectos de la rotación en parcelas cultivadas con el sistema de Agricultura de Conservación.
Como en el Valle del Yaqui —región a la que pertenece el municipio de Cajeme— el trigo es el cultivo principal, los científicos del CIMMYT investigan cuáles cultivos de rotación tienen más beneficios para el trigo producido con Agricultura de Conservación. En uno de los experimentos que conforman el ensayo, se evaluaron parcelas tratadas con camas permanentes (porciones del suelo que quedan elevadas al formar los surcos, facilitando el drenado del agua) y retención total de los residuos agrícolas.
Los resultados demuestran que la rotación de cultivos no solamente tiene beneficios para el manejo y la sustentabilidad del sistema productivo, sino que también aumenta los rendimientos (ver tabla 1 y gráfica 1). De hecho, las rotaciones más diversas generaron los mayores rendimientos. En promedio, el trigo con maíz o sorgo los aumentó en 397-718 kg/ha, y el cártamo, en 978 kg/ha; en la rotación con garbanzo —una especie de leguminosa— los incrementó en 1,207 kg/ha.
Los aumentos en el rendimiento gracias a la rotación de cultivos se han mantenido relativamente estables a través de los años, de manera que este hecho puede ser un factor que considerar a la hora de seleccionar los cultivos de rotación, además de la rentabilidad. Estas evidencias obtenidas por los investigadores del CIMMYT en la plataforma de investigación demuestran los beneficios de la rotación de cultivos y son un ejemplo de cómo una #AgriculturaConCiencia puede beneficiar a los productores.
Trigo-Trigo
Trigo-Cártamo
Trigo/sorgo-Trigo/sorgo
Trigo/maíz-Trigo/maíz
Trigo-Maíz/sorgo
Trigo-Garbanzo
6,464
7,443
7,182
6,861
7,095
7,671
Diferencia con el monocultivo
978
718
397
631
1,207
Tabla 1. Rendimientos promedio de trigo (kg/ha) con diversas rotaciones desde 2013, cuando se incorpopró la rotación trigo-garbanzo en el ensayo. El cultivo después de “/” fue producido en el ciclo primavera-verano. Gráfica 1. Rendimientos de trigo en camas permanentes con retención de rastrojo, con diferentes rotaciones, en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora. El cultivo después de “/” fue producido en el ciclo primavera-verano.