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La sustentabilidad agrega valor a los productos del campo

Recientemente, fue inaugurado un punto de venta de productores agropecuarios de Chiapas dedicados al cultivo de maíz, café y hortalizas; la producción de miel; y la elaboración de artesanías de ámbar. Durante el acto inaugural, se resaltó que las prácticas sustentables —como las que promueven el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) a través del programa MasAgro— pueden agregar valor a los productos del campo.

Los dirigentes de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) —organización a la que están vinculados los productores— hablaron sobre las condiciones y los procesos de transformación de los productos comercializados en la tienda Incusa. A través de este punto de venta, se busca que las familias productoras de alimentos y artesanías puedan comercializar de una manera más directa y justa.

Con más de 34,000 agremiados, la CIOAC es una de las organizaciones con mayor presencia en Chiapas. Impulsa diversos proyectos para la producción, industrialización y comercialización de miel, maíz, café, hortalizas y productos derivados, por lo que está en constante búsqueda de vinculaciones y prácticas que permitan a sus productores mejorar sus procesos y sus condiciones de vida.

Federico Ovalle, secretario nacional de la CIOAC, resaltó la importancia de la vinculación con instituciones dedicadas a la investigación y la transferencia de prácticas sustentables para la producción agrícola, como el CIMMYT. Para él, la información científica y el fortalecimiento de las capacidades de su personal técnico y sus agremiados son una vía para mejorar tanto la producción y la comercialización de maíz y frijol como las condiciones de vida y la economía de las familias productoras.

Actualmente, el consumo nacional e internacional está cambiando. Los compradores demandan, cada vez más, alimentos producidos de manera sustentable (sin agotar los recursos o perjudicar el medioambiente), por lo que —en un futuro próximo— las tiendas como Incusa y los productores que adopten prácticas sustentables incrementarán sus posibilidades de posicionarse en el mercado.

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Pequeña pero muy perjudicial: la mosca blanca que ataca al cultivo de frijol

Venustiano Carranza, Chis.- Chiapas es uno de los principales productores de grano de frijol (en condiciones de temporal) a nivel nacional. Las plagas y enfermedades, sin embargo, son un factor que pone en riesgo la producción agrícola de ese cultivo en la entidad, pues disminuyen su calidad y rendimiento. El frijol, particularmente, puede ser atacado por diversos insectos y varias especies de ácaros y moluscos. Los daños pueden ocurrir desde la siembra hasta después de la cosecha; por eso es fundamental tomar medidas preventivas y disponer de soluciones eficaces y sustentables.

El acompañamiento técnico a los productores locales es una de las acciones que se desarrollan en el marco del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— para que los productores de Chiapas puedan hacer un manejo adecuado de las plagas, particularmente de la mosquita blanca (Bemisia tabaci), que causa severos daños al cultivo de frijol.

La mosquita blanca es un insecto chupador que se alimenta de la savia de la planta. Al igual que otros insectos, como las chicharritas —o lorito verde— y los pulgones (áfidos), puede transmitir diversos virus. En esto radica su potencial peligrosidad, pues el daño físico que causa a los cultivos no es de importancia económica, pero el virus del mosaico dorado del frijol que transmite sí causa grandes pérdidas.

La aplicación de los insecticidas adecuados (en el tiempo, la forma y la cantidad precisos) permite hacer un manejo de plagas más eficaz y minimizar el impacto ambiental. En el caso de la mosquita blanca que afecta a los cultivos de frijol en Chiapas, además de estos productos, se recomienda hacer rotación de cultivos e implementar prácticas agroecológicas.

En conjunto, estas prácticas agrícolas permiten a los productores obtener granos de calidad para el autoconsumo y para lograr la seguridad alimentaria de sus familias. Además, el programa MasAgro promueve otras prácticas sustentables, como las soluciones herméticas poscosecha, con las cuales se combaten otras plagas que —al igual que la mosquita blanca, pero en distinta etapa— ponen en riesgo la seguridad alimentaria de las familias.

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¿Cómo ayuda la rotación de cultivos cuando las lluvias son escasas?

En Querétaro y otras entidades de la región del Bajío las lluvias han sido escasas (de menos de 70 mm de precipitación en lo que va del ciclo). La sequía ha provocado pérdidas cuantiosas en las zonas agrícolas de temporal, y los pronósticos son desfavorables. Por esta razón, el Hub Bajío —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— presentó a productoras y productores de la región alternativas sustentables que les permitan hacer frente a esta situación. La rotación de cultivos —uno de los principios de la Agricultura de Conservación— fue la práctica que se abordó con mayor amplitud, pues es de particular utilidad en contextos de poca disponibilidad de agua.

Para mostrar de manera tangible los beneficios de la rotación de cultivos, se visitó el área de extensión (parcelas de productores que han implementado innovaciones sustentables de la Agricultura de Conservación) denominada El Puente, en la localidad de Santa Rosa Xajay (donde la sequía ha afectado 95% de la superficie cultivable). El área de extensión pertenece al señor Erick Sanjuanero Nieves, uno de los 30 productores de la zona que —a través del despacho Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro y el Hub Bajío— han adoptado la Agricultura de Conservación como sistema de producción con resultados favorables, por lo cual cooperan con el CIMMYT y sus colaboradores para promover prácticas sustentables.

Entre los beneficios de la rotación de cultivos están la reducción de labores, el mejoramiento y la ampliación de la porosidad del suelo, el aumento en la infiltración de agua de lluvia y el crecimiento adecuado de las raíces de cada cultivo. También se rompe el ciclo de las plagas, malezas y enfermedades y, ya que los requerimientos nutricionales de cada cultivo cambian, se favorece un mejor balance en el suelo. Además, cuando se rota con leguminosas, se agrega el beneficio de la captura del nitrógeno del aire en el suelo, mejorando la fertilidad del sistema.

Entre los cultivos que son una buena opción para la zona y el temporal escaso están el girasol (el cual puede ser utilizado para la alimentación del ganado), el garbanzo (que puede ser consumido por personas y animales; además, se tiene el historial de que tres productores lo sembraron el año pasado), la avena forrajera, el sorgo forrajero y el frijol ayocote.

Para los productores que están interesados en conocer qué cultivos se pueden establecer como opción para la alimentación del ganado, los ingenieros Miguel Ángel Uribe y Humberto Hernández comentaron que la cebada capuchona es una opción para forraje en temporal. Para ayudar a mitigar la falta de forraje para el ganado cuando hay pérdida total del cultivo de maíz, se recomendó que si se presentan lluvias, se siembre garbanzo, avena, grass pea, ajonjolí, sorgo forrajero o frijol ayocote. Adicionalmente, estos cultivos permiten mantener una cubierta vegetal en el suelo, y así tener sistemas más sustentables.

La rotación de cultivos, en combinación con otras prácticas sustentables, permite además mejorar los rendimientos. En la zona, por ejemplo, el rendimiento convencional es de 300 kg/ha en el caso del maíz y 600 kg/ha en el del frijol; con innovaciones sustentables —como el Manejo Agroecológico de Plagas, la fertilización adecuada, las curvas a nivel y la introducción de variedades adecuadas—, el rendimiento se ha incrementado a 1.8 t/ha en maíz y 1.2 t/ha en frijol.

Después de ver de forma directa los beneficios de estas innovaciones, los productores participantes se interesaron en implementar —para el próximo ciclo— algunos cultivos forrajeros (como avena y sorgo forrajero) y sembrar en las terrazas algo de frijol ayocote y cebada capuchona. Además, se acordó con el grupo de productores que se conseguirán algunas semillas de pastos que puedan ser opción para esta zona con lluvias muy escasas.

Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

Te invitamos a ver un mini documental sobre esta situación. Da click al video.

 

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Cómo obtener mayores rendimientos y disminuir el impacto ambiental desde la agricultura

José Manuel Gómez Custodio es un productor de maíz del ejido Pedro Cornelio Colorado, en el municipio de Huimanguillo, Tabasco. Cultiva maíz desde hace más de 15 años, pero comenta que antes de conocer las propuestas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) sobre Agricultura Sustentable, realizaba las actividades en sus tierras de acuerdo con su experiencia al observar las prácticas convencionales que predominan en la región.

A través del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT—, recibió capacitación por parte de especialistas del CIMMYT; el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); y el despacho Seicader. Y se dio cuenta de que podía mejorar muchas actividades de su sistema de producción. Así, hace apenas un par de años empezó a trabajar con el enfoque de la Agricultura de Conservación, y comenta que ha logrado incrementar 30% sus rendimientos.

José Manuel cuenta con una superficie de cultivo de 2.5 hectáreas. Las malezas eran uno de sus problemas principales, por lo cual realizaba hasta tres aplicaciones de herbicidas. Con la intención de solucionar este problema, y gracias al acompañamiento técnico que ha recibido a través de MasAgro, comenzó a hacer cambios innovadores en su sistema de producción: inició conservando el rastrojo de la cosecha anterior para dejarlo sobre la superficie de siembra y después sembró frijol para hacer rotación de cultivos, ya que anteriormente sembraba maíz.

Las malezas prosperan en suelos en monocultivo y en los que quedan descubiertos. Por eso, el rastrojo sobre la superficie contribuye a que las semillas de maleza no lleguen al suelo (perdiendo así su viabilidad de germinar) y la rotación de cultivos ayuda a romper los ciclos de malezas y plagas. Además, estas prácticas —que constituyen dos de los principios de la Agricultura de Conservación— permiten hacer más productivas las parcelas y, consecuentemente, incrementan las posibilidades de ingreso de los productores.

Para José Manuel Gómez, los beneficios de la Agricultura de Conservación son visibles. Con la asistencia que le han brindado los colaboradores del CIMMYT y especialistas como el doctor Fernando Bahena, no sólo ha disminudo significativamente la aplicación de herbicidas e incrementado sus rendimientos, sino que está contribuyendo al cuidado del medioambiente y a la recuperación de la calidad productiva de los suelos de Tabasco. Por todo esto, José Manuel no duda en invitar a otros productores a acercarse a las actividades de difusión y capacitación que promueve el programa MasAgro.

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Cómo las comunidades de la Península de Yucatán están decidiendo el futuro de sus milpas

Las milpas resguardan un alto número de variedades de maíz y otros cultivos. En la Península de Yucatán la mayoría de los productores practican la milpa asociada –con diversas variedades de maíz, frijol, ibes, calabaza y hasta otros siete cultivos más–, y esta puede ser de tipo tradicional, continua o mecanizada. Sin embargo, independientemente del tipo de milpa que trabajen, los productores actualmente tienen bajos rendimientos y altas pérdidas, además de una continua preocupación por los fenómenos asociados al cambio climático, como las sequías prolongadas, las lluvias fuera de ciclo o los daños por plagas que antes no se presentaban.

Este panorama fue formulado por los propios productores de la región gracias a un proceso participativo que, desde un inicio, involucró a las comunidades para definir los puntos críticos de los diferentes sistemas milpa y las características de lo que ellos consideran debe tener una milpa sustentable. Precisamente, este proceso se enmarca en el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán (MSPY), impulsado por la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con la colaboración de importantes actores estratégicos, como el Grupo Interdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada (GIRA) y el Laboratorio de Agroecología del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con los que recientemente se realizaron reuniones con productores de la Península de Yucatán.

GIRA es una organización sin fines de lucro que promueve procesos de autogestión, autoregulación y planificación participativa en temas socioambientales a nivel local y regional. Junto con el equipo del Programa de Socioeconomía del CIMMYT, conformó el grupo que se ha reunido varias veces con productores de los municipios de Yaxcabá (Yucatán), Peto (Yucatán), José María Morelos (Quintana Roo) y Calakmul (Campeche) para discutir, cuantificar y recientemente presentar los resultados del trabajo sobre indicadores de sustentabilidad del sistema milpa, los cuales se evaluaron en sus distintos tipos y abordan diferentes atributos de la sustentabilidad, como la productividad, estabilidad, resiliencia, adaptabilidad, equidad y autogestión.

Milpa Sustentable en la Península de Yucatán tiene un enfoque de inclusión social y equidad de género, conservación y gestión optimizada de los recursos naturales, mitigación de los efectos del cambio climático y adaptación a este, producción de alimentos inocuos y de calidad y vinculación de productores con mercados. Por esto, en la definición de los indicadores de sustentabilidad se empleó el Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo de Recursos Naturales Incorporando Indicadores de Sustentabilidad (MESMIS), una metodología desarrollada por GIRA, la UNAM, ECOSUR y otras instituciones académicas.

Así, con el acompañamiento del equipo de GIRA y el CIMMYT, los 54 productores participantes definieron 19 indicadores de sustentabilidad de la milpa, como el rendimiento de cultivos, la inclusión familiar, la materia orgánica del suelo, el manejo eficiente del agua, la conservación de los recursos forestales, la inclusión comunitaria y la complementación de herramientas para el pronóstico climático (te puede interesar Diálogos entre ciencia y cultura a favor de una milpa sustentable). De esta manera, son las propias comunidades de la Península de Yucatán las que están decidiendo el futuro de sus milpas.

En términos generales, las milpas tradicionales y continuas muestran bajos rendimientos y altas pérdidas por plagas, lo cual se refleja en una baja disponibilidad alimentaria. Sin embargo, resaltan positivamente la alta diversidad de productos obtenidos de la milpa, el bajo uso de agroquímicos, la alta rentabilidad de la apicultura y el cultivo de cítricos, la alta diversidad de fuentes e ingreso y la alta inclusión social. En el caso de las milpas tradicionales, destaca el hecho de que los periodos de rotación en el bosque son largos, derivando en un alto nivel de conservación.

Los indicadores de sustentabilidad también permiten evaluar las innovaciones que son relevantes para los diferentes sistemas milpa. En ese sentido, se logró identificar que innovaciones como el arreglo topológico (densidad de siembra) y la no quema se van a sostener en el tiempo, pues han sido ampliamente adoptadas por los productores, de manera que, muy probablemente, las seguirán realizando cuando el proyecto concluya. Sin embargo, se necesita trabajar para que otras innovaciones propuestas sean no solo sostenibles, sino relevantes para los desafíos de la milpa.

Finalmente, los indicadores permiten identificar recomendaciones para mejorar la sustentabilidad de la milpa, tanto mediante prácticas agroecológicas en las parcelas como a través de políticas públicas favorables a estos sistemas. Para el CIMMYT y las organizaciones con las que colabora, es importante que los productores tomen las mejores decisiones en favor de sus sistemas productivos. Este es, precisamente, uno de los objetivos de Milpa Sustentable en la Península de Yucatán y de los procesos participativos que se impulsan junto con los aliados de este proyecto.

Por: Carolina Camacho Villa, CIMMYT; Carlos González Esquivel, Laboratorio de Agroecología IIES-UNAM; y Cecilia Briones Guzmán, GIRA AC.

 

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Cuarentano, el maíz nativo que estuvo ausente por 40 años

Cuarentano es el nombre de un maíz nativo de porte bajo (entre 1.40 y 1.70 m). Es altamente precoz, por lo que a los 45 días ya se encuentra en 90% de su floración. Sembrarlo en asociación con girasol ofrece amplias ventajas a los productores de San Miguel el Grande, municipio de Ocosingo, Chiapas. Sin embargo, los pobladores de esa localidad dejaron de verlo hace 40 años, cuando aún lo sembraban sus abuelos.

Ahora, como parte de las acciones que el Hub Chiapas —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— realiza en la región Selva Lacandona, la variedad cuarentano reaparece como alternativa para revitalizar, junto con el girasol, la producción de las milpas de esa región. El rescate de los maíces nativos y la rotación de cultivos ofrecen diversos beneficios, como la preservación de la diversidad (en el aspecto biocultural) y la diversificación de los ingresos (en el aspecto económico).

La vinculación entre MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT— y el programa Sembrando Vida —del Gobierno federal— fue el marco del evento demostrativo durante el cual se presentó el maíz cuarentano. Los productores, técnicos y estudiantes que estuvieron presentes conocieron además algunos de los trabajos realizados en la plataforma de investigación Ocosingo, donde colaboran el CIMMYT y la Universidad Tecnológica de la Selva (UT Selva).

Para los productores, redescubrir este maíz fue alentador, pues mencionan que las variedades de ciclos largos son más susceptibles a los fenómenos climáticos, además de que requieren entre ocho y 10 jornales para realizar la dobla, actividad que se evita con los maíces de ciclo corto, como cuarentano. Y si el cultivo de maíz se rota con girasol, hay una ventaja adicional: el frijol con el que tradicionalmente se rota el maíz puede aprovechar el tallo del girasol como tutor para crecer (en el caso del frijol de crecimiento indeterminado).

Además de ser un buen forraje para el ganado bovino, tiene características que disminuyen la presencia de ciertas malezas y facilita el manejo para la siguiente siembra de maíz u otro cultivo. Así, mediante el rescate de los maíces nativos y la rotación de cultivos, se fortalece el sistema milpa, permitiendo que sea más sustentable y siga siendo la base y fuente de la alimentación de muchas familias en Chiapas.

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La rotación de cultivos, clave para lograr parcelas más rentables

En el municipio de la Barca, Jalisco, el predominio del monocultivo en la superficie agrícola de temporal es notorio. De acuerdo con estadísticas recientes, de un total de 154,758 hectáreas sembradas durante 2018, 90% de la superficie correspondió a maíz; 8.8%, a sorgo; y sólo 1.2%, a cultivos alternativos como garbanzo, frijol, tomate verde y cebolla (SIAP, 2019). El problema del monocultivo es que a largo plazo propicia la pérdida de biodiversidad y de fertilidad del suelo; una mayor susceptibilidad de los cultivos a plagas, enfermedades y malezas; y —como consecuencia— un consumo mayor de agroquímicos, con efectos negativos en la salud y el ambiente.

Por lo anterior, en la plataforma de investigación Ocotlán —en la que colaboran Xochicentli y el Hub Bajío, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se realizan estudios sobre rotación de cultivos. La importancia de estos estudios radica en que la diversificación de las especies cultivadas aporta múltiples beneficios a los productores: mejora el balance de nutrientes, la materia orgánica en los suelos y el aprovechamiento del agua; tiene un efecto regulador sobre las poblaciones de plagas, malezas y enfermedades; y, además, diversifica los ingresos y brinda mayores oportunidades para acceder a mercados.

Durante el ciclo otoño-invierno 2018-19 se realizó rotación de avena con maíz (el maíz fue el cultivo precedente). Con el uso de biofertilizantes se obtuvieron rendimientos de entre 25.3 y 31.6 t/ha de avena en verde. Estos resultados estuvieron por encima de los reportados para el municipio de la Barca por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) en 2018.

La inclusión de la avena en la rotación fue por su aptitud forrajera y porque permite tener una cosecha adelantada con respecto al trigo. Además de su aprovechamiento para la alimentación animal, la avena aporta a la calidad del suelo, pues sus raíces penetran las capas más profundas, dejando una estructura porosa que permite que el agua se infiltre en el suelo y quede disponible para cultivos futuros. Este es un ejemplo de los diversos beneficios de rotar cultivos.

Debido a que las leguminosas y las oleaginosas —de las cuales se obtiene aceite— son buenas opciones para la rotación de cultivos, actualmente en la plataforma de Ocotlán se evalúa el cultivo de girasol para rotaciones en condiciones de temporal, pues ofrece ventajas como un ciclo de cultivo corto, una buena respuesta a condiciones de lluvias limitadas y una mayor tolerancia a la sequía (en comparación con los cultivos básicos).

Otros de los beneficios del girasol es que su semilla tiene un alto contenido de aceite (entre 35 y 45%) y posee una calidad nutricional alta, por lo que es muy apreciada por la industria aceitera. Con la pasta sobrante de la extracción pueden elaborarse concentrados para la alimentación animal y las cabezas sin semillas son una fuente rica en proteínas y pueden usarse molidas para aves o ganado. Y en verde se puede ensilar para forraje. A pesar de esto, la producción nacional sigue siendo pequeña.

Rotar cultivos ofrece varios beneficios. Además de los expuestos, ayuda a regular plagas y malezas; beneficia la fertilidad del suelo; y —en la parte económica— minimiza los riesgos de mercado, ya que al tener diferentes cultivos los productores no están limitados por el precio de un solo producto.

Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

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Agricultura Sustentable: una red de innovación y amistad

El productor Arturo López Sandoval, de Sonora, comparte su experiencia con la Agricultura de Conservación, la cual realiza de la mano del Hub Pacífico Norte —del CIMMYT— desde 2010.
Por: ingeniero Ernesto Páez Corrales, técnico certificado en Agricultura Sustentable, despacho PAEMURI.
3 de septiembre de 2019.

Villa Juárez, Son.- “Nunca ha pasado por mi mente dejar de trabajar con Agricultura de Conservación. Soy consciente de que se necesita una mejor manera de trabajar el campo y sólo predicando con el ejemplo se puede lograr”, afirma Arturo López Sandoval, productor de Sonora que ha dedicado toda su vida a la agricultura y —desde hace 10 años— practica la Agricultura de Conservación de la mano del Hub Pacífico Norte, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Arturo viene de una familia de productores: su padre y abuelo lo fueron. Por circunstancias de la vida tuvo que abandonar la carrera de ingeniería en Agronomía, que estudiaba en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Cuando regresó a su lugar de origen comenzó a trabajar las mismas tierras que su abuelo cultivó.

Para este productor, la agricultura no sólo es la actividad económica con la que sostiene a su familia, sino también un modo de vida. Por eso participa activamente en las organizaciones agrícolas de su zona: desde 1986 es socio de la Unión de Sociedades de Producción Rural del Sur de Sonora (Uspruss) y desde 1994 se desempeña como presidente de la Sociedad Colonos de Villa Juárez. No obstante, ante los cambios en el mercado y el clima, optó por buscar alternativas que le permitieran hacer más rentable su actividad agrícola.

Así, en 2009 Arturo incursionó en la práctica de la Agricultura de Conservación por cuenta propia, con los conocimientos que él tenía sobre el tema. Y en 2010 empezó a trabajar de la mano del Hub Pacífico Norte, del CIMMYT. Además de maíz y trigo, sembró cártamo, soya, sorgo, tomatillo, frijol y garbanzo. No sólo logró diversificar su producción, sino que también tuvo ahorros de hasta $2,600 por hectárea.

Para compartir los beneficios de la Agricultura de Conservación con otros productores, Arturo decidió cooperar con el Hub Pacífico Norte para establecer en sus terrenos un módulo de innovación, es decir, parcelas demostrativas donde se implementan y exhiben los resultados de las prácticas sustentables que han sido validadas previamente en las plataformas de investigación.

A la fecha, este productor ha implementado diversas prácticas sustentables —como el uso de biofertilizantes, que le ha ayudado a lograr rendimientos estables en trigo— e introducido maquinaria especializada —adquirida con créditos que otorga FIRA— para sembrar bajo los principios de la Agricultura de Conservación, la cual se suma a las dos sembradoras que él mismo modificó —como dice él— “con lo que tenía a la mano”, adaptándolas para la siembra sobre la paja de cultivos anteriores.

Con Agricultura de Conservación Arturo logró sembrar 200 hectáreas de soya en 2016 y, en el ciclo otoño-invierno 2017-18, 120 hectáreas de garbanzo; de estas, varias fueron propias y algunas de otros productores que —después de conocer su predio— optaron por implementar las mismas innovaciones sustentables que él. Así, sin habérselo propuesto, Arturo López se convirtió en un pionero de la Agricultura Sustentable en su zona.

Por su experiencia, conocimientos y actitud solidaria, Arturo López forma parte de la red de innovación del CIMMYT, en la cual —más que investigadores, técnicos y otros productores— ha encontrado seres humanos con los que ha forjado una sólida amistad. Contemplando lo que ha logrado, manifiesta que todavía hay mucho trabajo por hacer, pues las prácticas convencionales siguen arraigadas en la cultura, por lo que enfatiza: “sembrar con Agricultura de Conservación me ha traído muchos beneficios, como el ahorro de agua —gracias a que la paja sobre el terreno preserva la humedad— y, sobre todo, la reducción de costos simplemente por dejar de laborear el suelo”.

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Los Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán

  • La historia del colectivo Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán y de Misioneros A.C. es un ejemplo de la importancia de las comunidades originarias en el resguardo de la diversidad biológica de los sistemas agroalimentarios.
  • Las prácticas sustentables que esta organización civil ha impulsado entre los productores que trabajan con ella son una muestra de cómo la innovación fortalece a la tradición.
Por: Divulgación-CIMMYT y Misioneros A.C.
Agosto de 2019.

Chacsinkín, Yuc.- El rescate de las semillas nativas y la preservación de los saberes locales asociados al ciclo y las prácticas agrícolas son la base de las acciones que el colectivo Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán realiza para lograr la seguridad alimentaria de las comunidades de la Península de Yucatán. El colectivo está conformado por mujeres y hombres mayas que trabajan la milpa y que, en representación de sus comunidades, se han comprometido a conservar el legado biocultural de este sistema de producción agrícola que sustenta su dieta y su cosmovisión.

Actualmente, gracias al esfuerzo de este colectivo se han logrado rescatar y reintroducir numerosas variedades de maíces criollos y de semillas de otras especies asociadas al sistema milpa que, por causa de diversos fenómenos naturales y sociales —como huracanes, sequías y desplazamientos de la población, entre otros—, se habían dejado de sembrar y estaban en peligro de perderse definitivamente. Esta misión por salvaguardar la diversidad biológica y cultural asociada a la milpa maya tiene una motivación y una historia.

El paso del huracán Isidoro por la Península de Yucatán en 2002 fue devastador. La pérdida de las cosechas para disponer de alimentos en lo inmediato y la pérdida de las semillas para sembrar en el futuro pusieron en riesgo la seguridad alimentaria de la población. Por ello, el huracán se convirtió en el catalizador para que las comunidades se organizaran e implementaran medidas para asegurar la resiliencia de sus cultivos y la disponibilidad de alimentos ante este tipo de fenómenos naturales.

De acuerdo con Misioneros A.C. (MAC) —asociación civil que tiene más de 24 años de trabajo con familias y grupos de productores de la zona sur de Yucatán, con los que inició con actividades sobre hortalizas, parcelas, solares y apiarios, entre otros—, antes del huracán ya existían diagnósticos sobre la disminución en las variedades de semillas, de manera que el fenómeno meteorológico —al hacer más visible esa realidad— sólo aceleró un proceso de trabajo comunitario para proteger la diversidad genética del maíz nativo.

En 2003, un año después del impacto del huracán Isidoro, MAC organizó la primera feria de intercambio de semillas. Ese fue el inicio de una serie de esfuerzos que derivaron en la conformación del colectivo Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán —Káa nán iinájóob, en maya—, el cual representa la voluntad de las comunidades de trabajar en conjunto para preservar los conocimientos agrícolas tradicionales y resguardar las semillas nativas, a través de su intercambio y consecuente diseminación. Las ferias de intercambio de semillas ideadas por MAC se convirtieron entonces en una de las acciones distintivas del colectivo.

A 17 años de su primera edición en el municipio de Chacsinkín, las ferias de semillas se han replicado con éxito en otros municipios y en otros estados de la Península de Yucatán, convirtiéndose en un espacio de confluencia y convivencia para los productores de la región. Estos, además de intercambiar semillas de maíz y cultivos asociados —como calabazas, frijoles, ibes, chiles, tomates y otras especies—, también comparten conocimientos y experiencias sobre la milpa (ich kool, en maya), que para ellos forma parte de esa conexión con sus orígenes, que describe el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas.

El colectivo busca aumentar la disponibilidad de semillas a través de la recuperación, la conservación y el mejoramiento de las variedades que cultivan. No es una tarea sencilla; como colectivo deciden qué variedad y en qué comunidad se trabajará. Dan seguimiento a lo largo del ciclo agrícola para llegar a las ferias de semillas a intercambiar y vender sus productos de la milpa. Hoy, gracias a este esfuerzo, se han logrado identificar, conservar y diseminar semillas de hasta 22 variedades criollas de maíz.

Las semillas locales, además de tener un valor cultural —ya que son la herencia del pueblo maya—, tienen un valor científico de interés global. En ellas puede haber pistas importantes para entender los complejos mecanismos biológicos que hacen que una variedad vegetal sea o no resistente a los efectos del cambio climático, como las olas de calor, las sequías prolongadas o las lluvias torrenciales o fuera de ciclo. En este sentido, MAC y los Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán han apoyado e impulsado procesos de formación de promotores especializados en la conservación de germoplasma y la construcción de bancos de semillas locales, manejados por las propias comunidades.

Actualmente, el colectivo y MAC impulsan —junto con aliados— diversas e innovadoras acciones para fortalecer la milpa maya, ya que los productores de la región con los que trabajan enfrentan amenazas a su territorio y nuevos retos en la producción, como las plagas de follajes y de almacén, pero también otros que combaten desde hace años, como las quemas agrícolas sin control. El Manejo Agroecológico de Plagas, las soluciones herméticas poscosecha, el mejoramiento participativo de semillas y otras prácticas sustentables derivadas de la Agricultura de Conservación son algunas de las innovaciones que han implementado para fortalecer la tradición de la milpa.

Gracias a la visión y el compromiso de ambos, recientemente casi medio centenar de productores de la región que trabajan el sistema milpa se han capacitado en la elaboración y el uso de biofertilizantes y en Manejo Agroecológico de Plagas. Con estas innovaciones, los Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán consolidan un proceso de transición agroecológica.

La seguridad alimentaria de las comunidades y la preservación de la riqueza biológica y la cosmovisión maya relacionada con la milpa constituyen la misión del colectivo. Para este, la herencia y la tradición se fortalecen con la innovación, y por eso es ejemplo de cómo —a través del diálogo entre el conocimiento ancestral, de productores de diversas regiones, y el conocimiento científico— es posible fortalecer las capacidades de las comunidades para que tomen mejores decisiones en favor de su legado cultural y su bienestar.

Fotografía: Misioneros A. C.

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El CIMMYT, presente en la Agroalimentaria Zacatecas para lograr sistemas integrales y prosperidad

La estrategia de innovación de los sistemas agroalimentarios del CIMMYT se implementa en Zacatecas con suelos mejorados, mecanización inteligente y girasol y sorgo para rotar cultivos y generar ingresos.
Por: Edith Flores Romo, formadora MasAgro en Zacatecas.
26 de agosto de 2019.

Zacatecas, Zac.- El Gobierno del estado convocó a la segunda edición de la Agroalimentaria Zacatecas 2019 Food Show, evento con el que se fortalece el potencial de los negocios agropecuarios del país y se fomenta el conocimiento y el comercio entre los diferentes actores de las cadenas productivas. Participaron cerca de 250 expositores, productores agropecuarios y empresas de las cadenas agroalimentarias de todo el país; además, se contó con la presencia de conferencistas de más de 10 países diferentes.

En este importante evento el doctor Bram Govaerts, director del Programa de Desarrollo Estratégico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), ofreció la conferencia magistral Desde Semillas para la Paz hacia Sistemas Integrales para la Prosperidad ante estudiantes, productores, empresarios, investigadores y funcionarios públicos y representantes de instituciones públicas y privadas.

La conferencia planteó interrogantes en torno al impacto de la agricultura en el planeta: ¿qué tan estables son nuestros sistemas alimentarios?, ¿cuánto crecimiento más pueden ofrecer sin colapsar?, ¿aumentamos los ingresos de los productores si incrementamos el rendimiento? Con estas preguntas se abre la visión para identificar los retos que enfrenta el estado de Zacatecas, el país y el mundo. Este panorama expone la urgente necesidad de cambiar de enfoque: de productos básicos a sistemas agroalimentarios.

La estrategia que el CIMMYT impulsa en México y el mundo tiene como metas producir más con menos, aumentar el valor agregado de la producción de grano e incrementar la resiliencia de los sistemas productivos, para aumentar la eficiencia y efectividad mediante procesos incluyentes y no lineales y hacer frente a cinco retos fundamentales que existen también en el estado: altos costos de producción; monocultivo de frijol y maíz sembrado con labranza excesiva, que reduce la presencia de materia orgánica; suelos semiáridos y ácidos; escasez y manejo ineficiente del agua; y libre pastoreo.

El doctor Bram expuso que la innovación y la ciencia pueden dar soluciones para remediar los suelos ácidos en el estado, como la aplicación de cal agrícola y cal dolomítica en diversos módulos demostrativos que fueron instalados por el CIMMYT y sus colaboradores en parcelas de productores en Zacatecas (en La Lobera, Palo Alto, Teúl y Atolinga) desde 2014, empezando con 2 hectáreas y tres productores. Se beneficiaron 986 hectáreas en el ciclo primavera–verano (PV) 2018, con la participación de 159 productores. Antes de utilizar los mejoradores de suelos, los productores aplicaban 500 kilos de fertilizante; hoy sólo usan 350 kilos o menos. En 2014 el rendimiento en grano de maíz fue de 2 t/ha; en cambio, en el ciclo PV 2018 fue de 8 t/ha.

Govaerts mencionó también que en Guadalupe y Sombrerete, dos municipios donde existen puntos de maquinaria hecha a medida, el CIMMYT ha desarrollado en equipo con herreros del Taller Brasa dos máquinas para siembra de tres cuerpos, con nueve líneas de frijol y maíz, que llevan 1,200 horas trabajadas en los ciclos PV 2018 y PV 2019.

Una innovación tecnológica que también se ha difundido es la rotación de cultivos. El girasol y el sorgo forrajero son cultivos rentables tanto ambiental como económicamente para los productores de la región, ya que son una excelente alternativa comercial al frijol, aportan materia orgánica al suelo, reducen la erosión causada por el viento y requieren mano de obra mínima para su producción. Govaerts enfatizó la importancia de la participación de 237 productores que cultivan 42 áreas de impacto con girasol (aproximadamente 3,000 hectáreas), cuyo rendimiento es de 1,050 kg/ha, con un costo de $7,250/ha, generando una ganancia para el productor de $3,740/ha.

Hacer frente a estos retos es posible con una estrategia en la que participen el sector público y privado y pequeños, medianos y grandes productores trabajando estrechamente con investigadores que difundan la ciencia para promover el desarrollo y la vinculación a mercados, además de la adopción de prácticas sustentables como la Agricultura de Conservación, la reconversión a maíz híbrido de comercializadoras locales, el Manejo Agroecológico de Plagas, la mecanización inteligente y la diversificación de cultivos. Estas son un conjunto de acciones para lograr la seguridad nacional, la conservación del ambiente y la buena nutrición de la población.

“Trabajemos para lograr que el campo sea el primer motor de desarrollo de los pueblos y vencer el hambre y la pobreza mediante sistemas de innovación agroalimentaria desde lo local”, enfatizó el doctor Govaerts durante su conferencia, y convocó a la suma de esfuerzos.

En el marco de las actividades, Govaerts sostuvo varias reuniones de trabajo, con Grupo Agrocime, la red de formadores del Hub Intermedio Grano Pequeño, técnicos certificados en Agricultura Sustentable del CIMMYT, productores de frijol orgánico de diversas localidades del estado, el Sistema Producto Maíz de Aguascalientes, representantes de la Subsecretaría de Suelo y Agua —de la Secretaría del Campo de Zacatecas (Secampo)— y representantes de la SADER en Zacatecas. En cada reunión se reiteró el compromiso para colaborar con el proyecto MasAgro e impulsar la estrategia que el CIMMYT ha desarrollado a lo largo de su historia, en beneficio de miles de productores y de sus familias.