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Forrajes sustentables

El productor Jerónimo Díaz de la Ciénega de Zimatlán, en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
El productor Jerónimo Díaz de la Ciénega de Zimatlán, en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

“Hace tres o cuatro años empezamos a hacer unas plantaciones innovadoras para forraje. En invierno fue canola, grass pea [léase ‘graspi’], avena y alfalfa; se tuvieron muy buenos rendimientos, los ingenieros lo midieron, los productores no medimos, pero si nos damos cuenta del rendimiento que se tiene y lo que si les puedo decir es que fue un forraje muy bueno en cuestión de producción de leche”, comenta Jerónimo Díaz Celaya.

Jerónimo produce forraje para vacas en la Ciénega de Zimatlán, en el estado mexicano de Oaxaca. Él, como otros productores que participan en el proyecto ´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche´ —de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, recibe asesoría para diversificar cultivos de forma sustentable. 

“La canola nada más da un corte, el grass pea igual, la avena nos da un segundo y tercer corte, y de la alfalfa yo lo que vi fue un rendimiento mayor de como normalmente la sembramos porque las raíces de los cultivos quedan en distintas profundidades, de tal forma que al secarse esas raíces se generan esos huequitos que le dan una oxigenación a la tierra y eso favorece a la planta. Por eso se veía mucho que la alfalfa crecía mas que la de las parcelas de al lado”, continúa Jerónimo, quien, entusiasta, comparte los conocimientos que ha adquirido con otros productores que se acercan a preguntarle. 

Para Jerónimo, los nuevos cultivos que ha implementado le han dado “muy buenos resultados en cuestión de producción de leche y en producción de carne y en rendimiento en forraje”. Las asesorías que ha recibido también le han ayudado a establecer “crotolaria, junto con maíz, esto fue para ensilar, fue un forraje que se mezcló porque al ser una planta gramínea con una leguminosa, pues esto le ayuda en cuestión de fertilización y se hace un mejor forraje”, explica. 

“Los ingenieros del CIMMYT fueron los que me proporcionaron las semillas y los que nos dieron las asesorías de cómo las tenía que trabajar. Ellos dieron la explicación en una parcela demostrativa y pues ya en nuestras parcelas vemos los rendimientos. Era tanto el rendimiento que parecía que no acababa de cortar el forraje de esa parcela”, comenta el productor. 

“Las semillas son buenas, están comprobadas y para mí fueron muy buenos resultados. Ahorita nos estamos poniendo de acuerdo para repetir el siguiente ciclo y medir en cuestión de producción de leche. Yo estoy en la mejor disponibilidad para que en mis terrenos los ingenieros hagan todo eso, y porque además van a estar a la vista los resultados. Yo espero que se despierte el interés y que otros productores hagan lo mismo porque esta forma de cultivar tiene muchos beneficios”, concluye Jerónimo. 

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Agricultura y ganadería, binomio sustentable en la Mixteca de Oaxaca

Productores de San Marcos Monte de León, en Oaxaca, México, desarrollando actividades agrícolas y ganaderas. (Foto: Divulgación-CIMMYT)
Productores de San Marcos Monte de León, en Oaxaca, México, desarrollando actividades agrícolas y ganaderas. (Foto: Divulgación-CIMMYT)

Cada que el equipo técnico del proyecto CLCA invita a algún productor a sumarse a dicho proyecto —impulsado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) e implementado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversos colaboradores—, trata de demostrarle cómo la agricultura y la ganadería pueden convivir sin impactar negativamente en la fertilidad del suelo.

Adaptar los sistemas de producción a las condiciones actuales de cambio climático es uno de los principales objetivos del acompañamiento técnico que brinda el proyecto.

“En Oaxaca, a través del trabajo con el CIMMYT y CLCA estamos tratando de hacer que la agricultura y la ganadería, y la fertilidad del suelo, no estén peleadas, sino integradas y podamos generar alimentos sanos y suficientes para las familias”, asegura Carlos Barragán, quien forma parte del equipo técnico que promueve CLCA.

Antes de dejarse guiar por los técnicos del proyecto CLCA, Félix Betanzos Benítez ya intentaba intercalar haba y alverjón con la siembra del maíz, pero ahora suma el trigo, la avena y el ebo, cultivos de los que procura obtener su propia semilla para reducir gastos.

“Es un beneficio para nosotros porque así se alimentan nuestros animales” y “estamos guardando un poquito de ebo, un poquito de semilla de avena para la próxima temporada que viene para seguir teniendo pastura para que crezca el ganado”.

Así como Félix, Anselmo Ramírez, un productor de San Marcos Monte de León, también se convenció de los beneficios de mantener cubierto el suelo de su parcela la mayor parte del año y de que se puede producir maíz y forrajes al mismo tiempo.

El suelo de Alselmo ha sido degradado por la erosión, por eso tomó el consejo de cubrirlo con rastrojos de la cosecha anterior y moverlo lo menos posible. De cada cosecha que logra Anselmo con agua de temporal “sale para los animales y para uno, para comer” porque “donde dejo el rastrojo no meto a los animales para que no lo acaben y así poco a poco el rastrojo se va pudriendo y nutriendo al suelo”.

Además de reducir gastos, Anselmo ha descubierto que es más práctico sembrar en la misma parcela maíz y otros cultivos como avena, ebo, canola y triticale, semilla que le otorgó Fondo para la Paz, una organización que se sumó a la implementación del proyecto de CLCA en la Mixteca de Oaxaca. 

Óscar Mejía, supervisor de esa organización puede contabilizar en números las mejoras en rendimientos que la parcela de Anselmo ha alcanzado al implementar la agricultura de conservación y la introducción de forrajes en al menos el 80 % de los módulos y áreas de extensión donde se implementa el proyecto de CLCA.

“Con agricultura convencional —con movimientos excesivos del suelo y sin cubrirlo con rastrojos— en promedio se consiguen entre 600 y 800 kilos de maíz, pero con la agricultura de conservación hemos registrado que esa cantidad se eleva a 1,2 o hasta 2,2 toneladas, así que dejar el rastrojo, no mover el suelo y rotar cultivos nos ha permitido que incrementemos hasta en un 40 % los rendimientos, tanto de maíz como en nuevos cultivos alternativos para la parte pecuaria”, resalta Óscar.

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Innovaciones en forrajes mejoran la agricultura familiar

En México la parcela y el huerto familiar, donde se desarrollan actividades tanto agrícolas como pecuarias, forman parte esencial de la agricultura familiar. Estos dos sistemas generalmente se complementan, no compiten entre sí, ya que los diferentes procesos de producción (parcela y solar) establecen flujos de productos de uno hacia otro. La producción de ambos espacios se complementa y la familia decide sobre su destino final, ya sea para autoconsumo o para venta. 

En regiones como la Mixe, en Oaxaca, es común complementar la alimentación de los animales de traspatio con rastrojo de maíz o pastos cultivados (Pennisetum purpureum). Ya que el rastrojo aporta mayores beneficios como cobertura del suelo que como forraje, es importante buscar alternativas de manejo y producción de especies forrajeras cultivadas en clima templado frío, para evaluar su adaptabilidad y aceptación por los pequeños productores para la alimentación de sus animales. 

Por lo anterior, en la plataforma de investigación Tamazulápam del Espíritu Santo, en la región Mixe, se continúa con las evaluaciones de una mezcla de forrajes cultivados en temporal —compuesta por el 60% de avena (Avena sativa) y 40% de ebo (Veza sativa)— como alternativa para la alimentación de animales de traspatio. La finalidad de estas evaluaciones es que los productores aprovechen el rastrojo de maíz como cobertura del suelo, amplíen el menú de forrajes para sus animales y mantengan protegido el suelo al mismo tiempo. 

El ebo es una leguminosa anual de ciclo intermedio, es tolerante a enfermedades, propicia la fijación de nitrógeno en el suelo, es una excelente opción para climas templado frío y, por sus propiedades, puede ser usado en mezclas para obtener forraje con alto contenido de proteína y de almidones similar a la de la alfalfa. Además, es una especie que brinda gran cobertura al suelo, por lo que se puede utilizar para su conservación y mejoramiento —la floración del ebo comienza a los 60 días después de la siembra; sin embargo, se sugiere cortar a los 80-100 días después de la siembra para obtener buen rendimiento y forraje con calidad nutritiva para el ganado—. 

Por su parte, el grano de avena es un excelente pienso ―alimento seco para ganado― para bovinos, ovinos, caballos y mulas, aunque la planta también es utilizada en pastoreo. Es un excelente alimento para animales dedicados a la reproducción y animales de trabajo ya que tiene altos niveles de proteína y vitamina E ―para maximizar la cantidad de forraje se recomienda el corte en los estados lechoso y masoso del grano; sin embargo, si el propósito es la calidad, la mejor etapa de corte es el embuche (80 días después de la siembra), ya que se llega a obtener hasta 24% de proteína de la mezcla―. 

Al mezclar ebo con avena ―es decir, una leguminosa con una gramínea― se obtiene una fuente rica en proteína y energía con niveles apropiados de fibra, rica en calcio y de alta palatabilidad —la aceptación o placer que provoca el alimento en el animal—. En esta innovación, la avena funciona como un tutor del ebo y proporciona el complemento de fibra; al mismo tiempo, el ebo ofrece alta proteína y digestibilidad al forraje. Además, en comparación con el rastrojo de maíz, esta mezcla tiene mayor potencial de producción en materia seca. 

De acuerdo con lo observado en la plataforma de investigación, el cultivo de la mezcla forrajera ha requerido de mínimos cuidados ya que no presenta enfermedades ni plagas de relevancia ―más que conejos silvestres que se comen las plantas cuando están en desarrollo―. La planta de avena ha logrado desarrollarse hasta un metro de altura y el ebo, al ser rastrero, se extiende e inhibe el desarrollo de las malezas. 

Con la evaluación de dos periodos de cultivo bajo temporal ―primavera-verano 2020 y primavera-verano 2021― la producción de materia seca en la mezcla de forraje se ha estimado en 8.10 y 8.23 toneladas por hectárea, respectivamente. Si una familia tiene en promedio 12 cabezas de ganado menor y estas consumen 14.4 kg de materia seca por día, entonces en una hectárea de milpa se puede destinar el 10% de la superficie para el forraje, así se podrá producir alrededor de 823 kg de materia seca que alcanzará para alimentar aproximadamente 57 días a la docena de animales de traspatio ―considerando ovinos y caprinos, por ejemplo―. 

Cabe mencionar que esta mezcla forrajera se puede aprovechar verde o conservar en forma de heno y ensilaje para ser suministrada en época seca ―periodo en el cual la producción de alimentos escasea―. Además, es posible cultivar el forraje dos veces al año. Así, para las unidades familiares que tienen animales de traspatio se puede recomendar ampliamente esta mezcla de forraje que, entre otros beneficios, permite aprovechar el rastrojo de maíz como cobertura del suelo.

Fuente:

Flores Nájera, M. D. J., Sánchez Gutiérrez, R. A., Echavarría Cháirez, F. G., Gutiérrez Luna, R., Rosales Nieto, C. A., & Salinas González, H. (2016). Producción y calidad de forraje en mezclas de veza común con cebada, avena y triticale en cuatro etapas fenológicas. Revista mexicana de ciencias pecuarias7(3), 275-291.

 

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Diversificar cultivos les permitió pasar del autoconsumo a la comercialización de sus productos

Aceptar sembrar cultivos que antes no había probado ha hecho que Jacobo Tanislado Benítez González sea un productor innovador en su comunidad de San Miguel Tlanichico, municipio de Trinidad Zaachila, Oaxaca, donde combina la siembra de cinco variedades de frijol, girasol de ornato y cuatro variedades de maíz nativo o criollo.

Cuando habla del trabajo con Jacobo, la colaboradora del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Clara Santos Rodríguez —quien le ha brindado acompañamiento técnico al productor—, inevitablemente recuerda la resistencia que anteponía creyendo que los abonos que utilizaba eran suficientes.

Él se resistía mucho, decía que con sus abonos era suficiente. Pusimos un módulo o parcela demostrativa y vio la diferencia, cuánto rendía en forraje cada uno de los cultivos y él empezó a sembrar por su cuenta. Ahora siembra tres variedades de frijol, además de que otro cultivo que le gustó mucho es el girasol”, comenta Clara Santos. 

Diversificar los cultivos en una parcela permite a un productor como Jacobo tener alimento para autoconsumo, forraje para alimentar sus animales de traspatio y un ingreso extra al comercializar flores de ornato y granos que su esposa Francisca Cantón vende los jueves en el mercado de la Villa de Zaachila, a 15.5 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.

El cambio es que ya salen más centavitos. Con su operación —de la próstata y luego del apéndice— Jacobo ya no puede trabajar más, nos ayudamos con lo de la flor y el frijol”, dice Francisca, cuya labor no se limita a vender y preparar los alimentos en la casa, pues lo mismo se encarga de la fertilización, de preparar el abono o limpiar el frijol, el cual pasa de un recipiente a otro tantas veces como sea posible —hasta que el viento se lleva toda la basura que se queda de su baya seca— antes de salir de casa a venderlo.

Francisca y Jacobo son adultos mayores, las innovaciones que han incorporado han fortalecido sus aprendizajes sobre la producción en el campo, los cuales se asientan en la labor tradicional —incluyendo el arado “sobre puro caballo”—. Así, después de varios años de dejarse guiar por los conocimientos de la colaboradora del CIMMYT, se sienten orgullosos de cultivar maíz y, también, de hacerlo cuidando suelo y agua.

Como campesinos no nos dábamos cuenta de lo que pasaba con nuestro suelo. Teníamos la costumbre de sacar la hierba y echarle lumbre, ahora la dejamos y sirve como abono”, expresa el productor que ya puede mantenerse de los ingresos por la venta de frijol y, desde hace cuatro años, girasol dólico que en este 2021 logró vender como flor de ornato.

“La flor la estamos vendiendo a $80 o $90 la docena” —cuando el año anterior solo lograba que le pagaran $25 o $30 por docena—. Además de servir para ornato, el girasol le sirve a Jacobo como forraje y, con el maíz, “es mejor, todavía más nutritivo, porque les sirve a los animales”, comenta el productor. 

Los trabajos con Jacobo han servido para que otras personas comiencen también a sembrar el girasol en la Villa de Zaachila y otras comunidades aledañas donde la colaboradora del Hub Pacífico Sur del CIMMYT, Clara Santos Rodríguez, brinda también acompañamiento técnico.

Tlanichico es una comunidad rural en la que estamos implementando la diversificación de cultivos —uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación—, en este caso mediante la asociación de maíz con girasol, incorporación de leguminosas, semillas mejoradas y fertilización orgánica”,  comenta Clara Santos.

Estas acciones para promover la diversificación de cultivos forman parte del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT. 

Normalmente en el ciclo primavera-verano en Tlanichico solo se cultivaba maíz con calabaza, pero con el proyecto se comenzó a impulsar el cultivo asociado con leguminosas, “para aprovechar al máximo las lluvias y que el productor tenga un poco más de forraje para su ganado”, comenta Clara, quien menciona que también se están utilizando bioinsecticidas elaborados con plantas de la región como el toloache, el chile y la higuerilla.

Así, entre ciclo y ciclo, en Tlanichico ahora se rotan cultivos, se siembran leguminosas que funcionan como abonos verdes o cultivos de cobertura para que el suelo no se quede desprotegido, sino para que se aproveche, fijando además nitrógeno atmosférico a un suelo pobre por encontrarse principalmente en lomeríos, muy susceptibles a la erosión.

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La importancia del valor nutricional del maíz para ensilaje

La actual y creciente demanda de alimentos ha causado que los sistemas tanto agrícolas como pecuarios se intensifiquen, esto ha exigido que los cultivos se vuelvan más eficientes, intensivos y sustentables. En el caso del maíz forrajero, se requieren los más altos estándares para mejorar su calidad nutricional, favorecer al ganado y la producción de carne y lácteos.

La generación de forrajes óptimos depende en gran medida tanto de la selección de la semilla adecuada para cultivar, como el proceso de ensilaje, el cual consiste en conservar los forrajes mediante fermentación para mantenerlos en un estado semejante al que poseen cuando están frescos. Estos factores son fundamentales y determinan su valor nutricional. Hay cuatro factores esenciales que deben contemplarse:

  • Energía: un buen maíz para ensilaje va definido por su alto contenido energético y proporciona energía a partir de dos fuentes: el rastrojo, compuesto principalmente por fibra y una energía digestible de entre 40-80%; y la mazorca, compuesta por almidón y con una energía digestible casi al 100%.
  • Almidón: es la fuente principal de energía del maíz y procede exclusivamente del grano. Durante el ensilado sus niveles deben ser de 27-35% y, a partir de eso, se definen la raciones para el ganado.
  • Composición de fibra: la pared de las células de las plantas están formadas por componentes como hemicelulosa, celulosa y lignina, juntas conforman la fibra mediante la cual los rumiantes, como las vacas, obtienen energía adicional. 
  • Digestibilidad de las paredes celulares: solo una parte de la fibra logra ser digerida por el ganado, por eso es importante medir la proporción que puede ser asimilada. Generalmente esto se mide en laboratorio y el valor ideal debe rondar entre 50-60%.

Todas estas características, cuando son vigiladas rigurosamente, se traducen en un mayor éxito y rentabilidad de la producción tanto agrícola como ganadera y, por ende, impacta al crecimiento económico.

Organizaciones como Semillas Ceres cuentan con rigurosos procesos de investigación y mejoramiento para ofrecer insumos que permiten cumplir con las exigencias nutricionales de los establos. Junto con prácticas sustentables como la Agricultura de Conservación —que permite reducir costos de producción sin afectar los rendimientos—, los insumos de calidad contribuyen a mejorar significativamente los sistemas de producción. 

Fuente:

Jiménez, M. C., Bourrillón, A. R., & WingChing-Jones, R. (2009). Valor nutricional del ensilaje de maíz cultivado en asocio con vigna (Vigna radiata). Agronomía costarricense: Revista de ciencias agrícolas33(1), 133-146.

 

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Nuevas variedades de maíz para mejorar la producción de leche y carne

León, Gto.- La plataforma de investigación de León es un espacio donde actualmente se están evaluando nuevas variedades de maíz con la finalidad de mejorar el panorama agropecuario de Guanajuato. En la plataforma ya se ha logrado incrementar alrededor de 45% la producción de maíz forrajero con respecto al rendimiento promedio en la región, pero los nuevos estudios buscan además identificar aquellas variedades de maíz que después de su cosecha y su proceso de ensilaje den forrajes de mayor calidad a fin de favorecer la producción de leche y carne. 

La plataforma de investigación de León forma parte de la red de plataformas de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y en ella colaboran investigadores de la Universidad De La Salle Bajío y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). La plataforma incluye un área de validación o vitrina de maíces en la que se están evaluando 16 variedades de maíz, aproximadamente. De estas se están recolectando datos como el rendimiento final en forraje verde, materia seca, el rendimiento en grano, así como parámetros importantes de calidad como los relacionados con los almidones, las fibras y la digestibilidad del ensilaje. 

La alianza estratégica del centro de investigación científica internacional y la institución de educación superior, mediante MasAgro Guanajuato, tiene el objetivo de facilitar la difusión del conocimiento científico entre los productores. En este sentido, recientemente se realizó un recorrido de campo donde se mostraron los resultados preliminares de las nuevas variedades comerciales de maíz sembradas con prácticas de Agricultura de Conservación —en el cual también estuvieron presentes representantes de diversas casas comerciales de semillas—.

En la plataforma, los estudiantes de la Escuela de Agronomía realizan, entre otras, prácticas enfocadas al muestreo de diversos componentes, parámetros o características como la densidad de población, altura de planta, altura de mazorca, peso de mazorca, ancho de las hojas, entre otras; así se colectan diversas muestras que se ensilan en micro silos que tiene la universidad para su fermentación; después se vuelven a tomar muestras y estas se llevan al laboratorio para realizar análisis bromatológicos —evaluación de las propiedades químicas y calidad de los nutrientes— con los cuales se pueden obtener datos sobre rendimiento y calidad final del grano y del forraje.

Otro de los objetivos fundamentales de la plataforma es la generación de datos e información para apoyar a los agricultores locales en temas como el manejo agronómico de sus cultivos, los diversos tipos de labranza y la calidad de ensilaje. Atendiendo estos aspectos, la Agricultura de Conservación ha demostrado ser un sistema relevante para aumentar el potencial productivo de forraje en la zona, permitiendo pasar de 64 toneladas por hectárea (t/ha), que es el rendimiento promedio de maíz forrajero en León, hasta datos promedio de 108 t/ha de forraje verde que se han obtenido en la plataforma.

A través de la evaluación de las nuevas variedades es posiblemente identificar aquellas que después de su cosecha y su proceso de ensilaje den un forraje de alta calidad. Este es un punto clave para los productores —tanto pequeños o medianos productores que producen solo maíz para silo, o medianos o grandes productores y ganaderos que se enfocan a la producción de leche o carne—, ya que la calidad de un buen ensilaje se traduce en una mayor cantidad de kilogramos de peso en ganado para producción de carne o en más litros de leche en ganado lechero. 

Con este tipo de estudios, MasAgro Guanajuato busca que el sistema de los productores locales ya no se enfoque exclusivamente en el rendimiento en toneladas, sino también en una mayor calidad en su ensilaje a partir de la elección de variedades más adecuadas y de prácticas más sostenibles. En este sentido, es importante destacar que durante el recorrido de campo se habló del uso de drones para fumigar o fertilizar grandes extensiones de cultivo, así como del uso de feromonas de confusión sexual como una alternativa real para contrarrestar el uso de sustancias químicas para combatir al gusano cogollero, entre otras prácticas sustentables.

Así, a través de la plataforma de investigación de León, ubicada en el rancho Los Ramírez, los productores pueden tener acceso a las diversas evaluaciones —los datos de la evaluación aquí referida serán públicos y estarán disponibles una vez concluido el análisis de todos los datos, los cuales podrán ser recabados en su totalidad hasta la cosecha— para elegir aquellas variedades adecuadas que, al final, se traducirán en un aumento en carne de su ganado o el aumento de producción de litros de leche. 

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León, un municipio con amplio potencial para producir forraje

León, Gto.- La producción agrícola de León, Guanajuato, se ubica principalmente en el sur del municipio, con una superficie aproximada de 33 mil hectáreas que equivalen al 26% del territorio municipal. Allí, los cultivos de maíz y sorgo ocupan la mayor superficie que se siembra bajo condiciones de riego y, debido a la importante actividad ganadera del municipio, es importante atender la producción de maíz forrajero.

En 2019, el rendimiento promedio de maíz forrajero en León fue de 64.2 toneladas por hectárea (t/ha) (SIAP, 2020). Sin embargo, el potencial de producción de la región es mayor, pero para incrementar la producción es necesario identificar variedades con un mayor potencial de rendimiento. 

Para identificar las mejores variedades, en la plataforma de investigación de León —la cual forma parte de la red de plataformas de MasAgro Guanajuato, programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se evaluaron 15 diferentes variedades de maíz forrajero cultivados con prácticas de Agricultura Sustentable. Esta evaluación estuvo a cargo de Carlos Agustín Aguilar Ruiz y Marcelo Espinosa Beristáin, académicos de la Universidad De La Salle Bajío.

Una vez establecida la vitrina de maíces forrajeros, se realizaron varios muestreos al azar de las diferentes variedades, tomando datos como altura de la planta, altura de la mazorca, diámetro del tallo, ancho de las hojas, peso de la mazorca y peso total. La cosecha final se hizo con una máquina ensiladora.

Cabe mencionar que se registró tanto el rendimiento en verde (de los elotes, de las plantas y en total), como el rendimiento en seco (cuadro 1) —el porcentaje de materia seca es un buen indicador de calidad del ensilaje de maíz y un parámetro de gran importancia para estimar cómo se conservará el forraje en el silo—.

Así, el rendimiento de materia seca de la planta completa fluctuó de 37.1 a 28.4 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que la producción de forraje verde fue de 85.9 a 121 t/ha. El híbrido 921W obtuvo el mayor rendimiento de forraje fresco, con una producción de 121 t/ha, mientras que los híbridos Samurái y 307Y obtuvieron la mayor producción de materia seca con 38.1 y 38 t/ha, respectivamente. La mayor producción de elote la obtuvo el híbrido 307Y con una producción de 21.3 t/ha. 

Si se considera además que la producción de forraje verde fue de 108 t/ha (en promedio de todos los híbridos), significa que hubo un incremento de 44.7% con respecto al rendimiento promedio en la región. Esto confirma que existe un amplio potencial para incrementar la producción de forraje verde en el municipio de León, Guanajuato.

Rendimiento de forraje
Cuadro 1. Rendimiento de forraje de 15 híbridos de maíz en la plataforma León, ciclo primavera-verano 2019.
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Sustituyen fertilizantes químicos con estiércol de bovino

San Pedro, Coah.- La Comarca Lagunera (Coahuila y Durango) es considerada la cuenca lechera más importante del norte de México, cuenta con alrededor de 450 mil cabezas de ganado bovino que demandan una alta cantidad de granos y forraje para su alimentación y que a su vez producen anualmente cerca de un millón de toneladas de estiércol. Con estas cifras, ¿cómo es posible hacer que en esta región la producción de forrajes sea sostenible?

La Agricultura de Conservación —sistema sustentable basado en el mínimo movimiento del suelo, la cobertura con rastrojo y la diversificación de cultivos— y el uso de residuos orgánicos (estiércol) como fuente de fertilización son una opción viable y mediata para implementarse en la Comarca Lagunera y lograr que producción de forrajes sea efectivamente sostenible. La aplicación de estiércol en tierras de cultivo proporciona un beneficio ecológico al depositar nutrientes como nitrógeno y fósforo en el suelo (el nitrógeno del estiércol se encuentra principalmente en forma de amoniaco y las plantas lo usan como nutriente).  

Para evaluar este sistema de labranza y compararlo con la labranza convencional de la región —basada en un continuo movimiento del suelo que favorece la erosión—, investigadores de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que colaboran en la plataforma de investigación San Pedro, Coahuila, establecieron un experimento con maíz forrajero antes de establecer el sistema de Agricultura de Conservación, evaluando dos sistemas de labranza (labranza reducida y labranza convencional) y dos fuentes de fertilización (inorgánica y estiércol) —el acondicionamiento en labranza reducida se preparo con rastreo doble y la labranza convencional se realizo subsuelo, barbecho y rastreo doble—.

En las parcelas con fertilización orgánica se aplicaron 90 toneladas por hectárea de estiércol bovino previo a la siembra de maíz (incorporándose al suelo con dos pasos de rastra). En las parcelas con fertilización química se aplicaron 300 kg de nitrógeno por hectárea (utilizando al sulfato de amonio como fuente). Luego de la cosecha, se evaluó el rendimiento de forraje.

Si bien la siembra de agricultura convencional y de labranza reducida con fertilización inorgánica dieron los mayores rendimientos de materia seca, los rendimientos con fertilización orgánica fueron aceptables para ambos sistemas. La literatura existente reporta que es posible aportar todo el requerimiento de nitrógeno para los cultivos con la aplicación de estiércol, lográndose rendimientos similares o mayores que con el uso de fertilizantes inorgánicos. Por lo que, en el caso del sistema de Agricultura de Conservación y fertilización con estiércol bovino, es necesario aplicaciones adicionales de fertilizantes inorgánicos durante los primeros tres años para ayudar a la liberación del nitrógeno contenido en los residuos de cosechas. 

La reducción de labranza es una necesidad para minimizar la erosión del suelo; sin embargo, se requiere la incorporación de materia orgánica para reducir la compactación. La aplicación de estiércol como fuente de nutrientes y como mejorador de suelo por la aportación de materia orgánica es una opción para el aprovechamiento de los residuos de la industria lechera en la Comarca Lagunera. Además, esto  ayuda a mitigar la contaminación por estos desechos. A pesar de que los rendimientos fueron menores que con las fuentes inorgánicas, la mineralización del estiércol es un proceso relativamente lento por lo que los mejores efectos se esperan a mediano y largo plazo.

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MasAgro impulsa la cadena productiva de la carne de res en Durango

Las sequías son un elemento normal y recurrente del clima, pero se consideran atípicas cuando se mantienen por periodos prolongados (una estación, un año o varios años seguidos). Además, debido al cambio climático ahora son más severas y frecuentes. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tanto en África como en América Latina, la sequía es el tipo de desastre más costoso, causando grandes pérdidas en los cultivos y el ganado.

En Durango, uno de los estados que por su ubicación geográfica es frecuentemente afectado por las sequías, se desarrolla el proyecto ‘La potencialización de las áreas de temporal con innovaciones MasAgro en la producción de granos y forrajes para el fortalecimiento de la cadena agroalimentaria del bovino carne’, orientado al desarrollo económico del Semidesierto lagunero y el norte de Durango, donde la ganadería es la principal actividad económica.

En los municipios donde se desarrolla el proyecto —San Pedro del Gallo, San Luis del Cordero, Nazas, Mapimi, Indé, El Oro, Guanacevi, San Bernardo, Villa Ocampo, Villa Hidalgo y Tlahualilo, que en conjunto tienen un total de 2,274 productores agropecuarios, 643,947 cabezas de ganado y 45,723 hectáreas de superficie de temporal— la ganadería se realiza bajo condiciones de sequía con lluvias raquíticas y erráticas (de 100 a 250 milímetros anuales). Aun con esas condiciones, MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— ha permitido incrementar significativamente la producción y la rentabilidad del maíz, el triticale y la cebada.

Antes de MasAgro —el cual inició operaciones en la región hace más de ocho años—, la producción en la zona era de una tonelada por hectárea (t/ha). Actualmente, con las innovaciones que promueve el programa se cosechan 3.2 t/ha. Además, gracias al manejo sustentable de las parcelas —con variedades de forraje adecuadas, fertilización orgánica y otras prácticas— se ha incrementado el porcentaje de partos (hasta en 90%) y la finalización del ganado (de 120 a 400 kg/carne/animal) —etapa donde son necesarios granos y forrajes de calidad, y donde la Agricultura de Conservación que promueve MasAgro es útil para producirlos bajo condiciones de sequía—.

Con más de 2,000 productores involucrados se han obtenido impactos positivos en cerca de 644,000 cabezas de ganado y 45,723 hectáreas de temporal trabajadas con prácticas sustentables. Este proyecto se ha convertido en una estrategia que las organizaciones de productores solicitan se replique en sus comunidades: durante la reunión anual de la Asociación Ganadera de San Pedro del Gallo —realizada en febrero de 2020 con la participación de más de 150 productores agropecuarios—, Arnoldo Amaya Carrete —presidente de la Unión Ganadera Regional del Norte de Durango— solicitó que MasAgro ampliara su cobertura al resto de los municipios que abarca la organización que encabeza.

Con el apoyo del CIMMYT, que brinda soporte científico a MasAgro; la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (Unidad Laguna), con la que se han trabajado los temas referentes a la ganadería; y las direcciones de desarrollo rural municipal y las organizaciones de productores, en Durango se podrán ampliar los impactos de MasAgro para asegurar la producción de granos y forrajes en el semidesierto de Durango de una forma sustentable.

Cuadro 1. Resultados obtenidos con la aplicación de las innovaciones MasAgro.

Con información de Raymundo Corchado, tesorero de la Unión Ganadera del Norte de Durango.

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Diversificar cultivos reduce el uso de herbicidas

El manejo de malezas es esencial en la producción agrícola, ya que estas compiten con el cultivo por luz, nutrimentos y agua. En la región de la Meseta Purépecha, donde se ubica el municipio de Chilchota, es común observar un manejo deficiente de las malezas en todas las etapas del cultivo (cuando es mejor realizarlo en etapas tempranas), haciéndose principalmente de forma manual, arrancando las malezas con implementos de tiro animal y usando Paraquat, un herbicida que afecta sin distinción una gran gama de plantas y es altamente tóxico.

Ante un escenario como este, se requieren alternativas para reducir el impacto de las malezas y los plaguicidas en la producción de forraje de maíz (actividad importante en este municipio). El uso de cultivos intercalados es una práctica que contribuye a hacer un mejor manejo de malezas, principalmente cuando el destino del cultivo es la producción de forraje.

En el ciclo primavera-verano 2019 se sembró una parcela semicomercial donde se establecieron diversos cultivos intercalados con maíz (ver cuadro 1), entre ellos el triticale, el cual se eligió para mostrar a los productores la competencia entre plantas con requerimientos similares.

Establecidos el mismo día (de forma manual), con el mismo tratamiento de fertilización y manejo de plagas (con enfoques agroecológicos), los cultivos fueron revisados 45 días después de la siembra para evaluar la incidencia de las malezas. Para este propósito, se contó el número de plantas (malezas) en un área representativa (en este caso de 0.25 m2) y se clasificaron como especies de hoja ancha (hierbas y arbustos), hoja angosta (pastos) y ciperáceas (coquillo).

La mayor cantidad de plantas identificadas correspondió a especies de hoja ancha del género Salvia (una maleza común en las partes altas del país), y aunque no se observaron diferencias significativas en el número de plantas, las parcelas con cultivos intercalados mostraron una menor cantidad de plantas de hoja ancha y angosta.

En cuanto al efecto en el rendimiento del maíz (ver gráfica 1), los tratamientos con cultivos intercalados superaron ampliamente al testigo (el tratamiento no. 6: solo maíz sin cultivo intercalado), lo cual refleja la importancia del control de malezas. La asociación con girasol obtuvo el mayor rendimiento de forraje —13 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que el testigo rindió solo 7 t/ha— y también la mayor producción de grano (4.9 t/ha; el testigo obtuvo 2.6 t/ha).

El rendimiento obtenido en los tratamientos con cultivos intercalados también fue superior a lo reportado por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) en 2019 para el municipio de Chilchota (2.6 t/ha), debido —entre otros factores— a que se usó un híbrido de mayor potencial productivo y a que la densidad de siembra (100,000 plantas/ha) fue superior a la convencional en la zona.

Las interacciones entre diversas especies vegetales son complejas. Cuando se plantea una asociación de cultivos, se deben considerar la medida en que las plantas usan los recursos, los hábitos de crecimiento y las condiciones ambientales. Para la zona, los cultivos intercalados son una opción para reducir la dependencia de herbicidas y minimizar el impacto de las malezas en el cultivo principal, ya que la diversidad de cultivos proporciona un ambiente más favorable para albergar a la fauna benéfica y reducir el daño de insectos plaga. Adicionalmente, la mezcla de forrajes asegura una nutrición más balanceada en la producción ganadera.

Cuadro 1. Cultivos intercalados y densidades de siembra.

Tratamiento Cultivo intercalado Densidad de siembra (kg/ha)
1 Ebo (Vicia sativa) 50
2 Canola (Brassica napus) 5
3 Alberjón forrajero (Lathyrus sativus) 20
4 Girasol (Helianthus annuus) 5
5 Triticale (Triticum secale) 100
6

 

Gráfica 1. Rendimiento seco de forraje de maíz, con cultivos intercalados.  Cultivos intercalados: 1 = ebo, 2 = canola, 3 = alberjón forrajero, 4 = triticale, 5 = girasol y 6 = sin cultivo.
Gráfica 1. Rendimiento seco de forraje de maíz, con cultivos intercalados. Cultivos intercalados: 1 = ebo, 2 = canola, 3 = alberjón forrajero, 4 = triticale, 5 = girasol y 6 = sin cultivo.