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Buscan mejorar rendimientos con selección masal en Guatemala

Las actividades se realizaron en el marco de la colaboración entre Asocuch y el Proyecto Buena Milpa.

Por: Ana Christina Chaclán, enlace de comunicación del Proyecto Buena Milpa Guatemala.

31 de agosto de 2018.

Huehuetenango, Guatemala.- Durante el mes de agosto, 705 productores de 31 comunidades de Huehuetenango recibieron capacitación sobre selección masal, un método de fitomejoramiento que se utiliza en plantas de polinización abierta y permite aprovechar los efectos genéticos aditivos de toda la población.

Consiste en elegir las mejores plantas dentro de una parcela, reunir las semillas de estas plantas y sembrarlas en el siguiente ciclo de cultivo.

“La selección masal busca bajar la altura de la planta, mejorar la posición de la mazorca y aumentar el rendimiento. Es un proceso que puede llevar ocho años para lograr cambios”, explicó Roberto López Aguilar, técnico de la Asociación de Organizaciones de los Cuchumatanes (Asocuch).

“Voy a poner en práctica lo aprendido para ir mejorando la altura de las plantas y, sobre todo, disminuir el ciclo, porque acá sembramos en febrero y cosechamos hasta finales de diciembre y en algunos días de enero”, comentó Miguel Vásquez Martín, productor de la aldea Ap.

Las actividades se realizaron en el marco de la colaboración entre Asocuch y el Proyecto Buena Milpa y se desarrollaron en seis microcuencas: Arroyo Carpintero, Secheu, Tojxim, San Francisco, Mixlaj y Limón Bajo.

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Se implementa el fitomejoramiento de maíz a través del Proyecto Buena Milpa Guatemala

Elsira Rosales espera obtener buenos resultados con la tecnología de fitomejoramiento participativo de maíces.

 

Por: Nadia Waleska Rivera, coordinadora de comunicación del Proyecto Buena Milpa Guatemala.

 

San Marcos, Guatemala.- Elsira Rosales, de 43 años, es una alegre productora de la aldea Pancho de León, San Lorenzo, San Marcos. Su pasión por la agricultura le fue heredada de su padre, quien tiene 83 años y ha sido su maestro al transmitirle los conocimientos ancestrales agrícolas.

Actualmente, Elsira y un grupo de aproximadamente 30 mujeres son beneficiarias del proyecto Buena Milpa Guatemala a través de la Asociación de Desarrollo Integral para el Occidente (Adipo); esta productora recibió asistencia técnica y algunos insumos que le han permitido mejorar la producción de alimentos (maíz, haba y frijol) en su parcela. Para Elsira, la asistencia técnica recibida por parte de técnicos y promotores ha sido clave para la adopción de nuevas tecnologías.

Con la práctica de selección masal estratificada ha iniciado el proceso de mejoramiento participativo de maíces nativos en su milpa, con el cual espera obtener buenos resultados —como plantas de menor estatura para disminuir los riesgos de acame— y aumentar el rendimiento a través de la selección de plantas de maíz —con 2 o 3 mazorcas—, siendo de gran importancia la conservación de sus maíces criollos con mejores características.

En el tema de conservación de suelos, ha implementado el uso de abonos orgánicos con desechos de origen animal (estiércol de vacas, ovejas y cerdos) y vegetal (rastrojo y otras plantas), añadiéndolos al suelo con el propósito de mejorar sus características físicas, biológicas y químicas y obtener una buena producción de maíz, frijol, habas y hortalizas.

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El Proyecto Buena Milpa Guatemala y sus colaboradores promueven el fitomejoramiento participativo de maíces nativos

El fitomejoramiento participativo tiene como enfoque principal tres actividades: el rescate, la conservación y el uso de la diversidad local.

Por: Nadia Rivera, coordinadora de Comunicación del Proyecto Buena Milpa Guatemala.

 

Huehuetenango, Guatemala.- Durante más de una década, la familia de Isabel López se ha dedicado a fomentar el fitomejoramiento participativo de maíces nativos de diversas razas en Chiantla, Huehuetenango.

Isabel comenta que antes sembraban la milpa de forma tradicional, sin mayores tecnologías de mejoramiento, conforme las enseñanzas de sus padres. Y fue a inicios de 2007 cuando Isabel López y su familia se involucraron en los procesos de capacitación para realizar prácticas de selección masal estratificada, ya que, según recuerda Isabel, “antes no conocíamos esta tecnología, únicamente amontonábamos todas las mazorcas de la cosecha en el patio de la casa; sólo se escogían las mazorcas más grandes, luego se amontonaba el maíz en el tapanco y las mejores mazorcas seleccionadas las colgábamos en mancuerna en las vigas de la casa. Ahora esta práctica tradicional la hemos cambiado por seleccionar las mejores plantas en campo y tapiscarlas 15 días antes de la cosecha general”.

El fitomejoramiento participativo tiene como enfoque principal tres actividades (rescate, conservación y uso de la diversidad local), y para que éstas sean sostenibles se debe contar con recurso humano local para que efectué el rescate y la conservación mediante la recolección de especies de semillas en zonas específicas y realice la conservación para establecer las reservas comunitarias, que son lugares donde se resguarda la agrobiodiversidad de maíz y otras especies nativas de la comunidad.

El uso de la diversidad local consiste en el manejo adecuado de las semillas conservadas por los productores en las reservas comunitarias de semillas (RCS).

En el marco de la colaboración entre la Fundación para la Innovación Tecnológica Agropecuaria y Forestal (Fundit) —organización experta en el tema de fitomejoramiento participativo de maíces— y el Proyecto Buena Milpa, financiada por la Iniciativa mundial contra el hambre y la inseguridad alimentaria del Gobierno de los EE.UU. (Feed The Future) y ejecutada por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), se han implementado tecnologías de conservación y mejoramiento de maíces nativos y conservación de suelos.

Dentro de las actividades de conservación y mejoramiento de maíces, se promueve y efectúa el proceso de fitomejoramiento participativo con productores, con el propósito de que dispongan de alternativas tecnológicas prácticas que posibiliten la mejora de la producción y la productividad del maíz a través de la selección masal estratificada, con el objetivo de que los productores conozcan y practiquen alternativas para mantener y mejorar las características genéticas y fenotípicas de las variedades locales, lo que en la actualidad constituye una herramienta para mejorar a mediano plazo las características agronómicas de las variedades de importancia comunitaria y a la vez fortalecer los sistemas locales comunitarios de producción de semillas, indica Mario Fuentes, representante de Fitomejoramiento Participativo Fundit-Buena Milpa.

Con el apoyo del Proyecto Buena Milpa, se está trabajando con productores del municipio de Chiantla, Huehuetenango, en el tema de mejoramiento de variedades locales, estableciendo como base un módulo de selección masal estratificada. Con estas actividades, los productores se involucran desde el proceso de selección, preparación y siembra de la semilla hasta la cosecha. Así, los mismos agricultores se capacitan para registrar la información de cada fase que conlleva la selección masal estratificada (presiembra, fase vegetativa, fase reproductiva, fase de madurez y pre y postcosecha), pues conforme se va desarrollando cada fase, también se van capacitando en temas como seleccionar y realizar el marcaje con pita plástica, nylon o pintura de las plantas que se desean mejorar mediante la identificación de aquellas que germinaron primero, las que florearon inicialmente y las que alcanzan madurez fisiológica más rápidamente. La tapisca se realiza 15 o 22 días antes de la cosecha total de la parcela.

Para realizar la selección masal estratificada, los productores deben seleccionar entre 100 y 200 mazorcas de las mejores que identifiquen en su parcela.

En la zona de los Cuchumatanes la cuerda de terreno equivale a 441 m2, en donde se pueden establecer 450 posturas de 1 metro entre calle y de 80 cm entre planta. Cada postura tiene 5 granos, lo que equivale a 2,250 plantas, de las cuales se tienen que marcar las mejores 200 mazorcas; éstas deben estar sanas y cumplir los requisitos de mejores hileras, mayor número de grano y mejor tamaño, pues servirán de semilla para el próximo año. Este procedimiento de selección de las mejores mazorcas lo debe realizar el productor en campo.

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Se busca aumentar la producción de maíz con ayuda del Proyecto Buena Milpa Guatemala

Con el financiamiento del Proyecto Buena Milpa, se busca mejorar la calidad del grano de los productores de la región.

Por: Ana Christina Chaclán, enlace de comunicación del Proyecto Buena Milpa.

 

Guatemala.- Del 5 al 7 de abril se dieron a conocer las variedades de maíz preferidas por los productores de Santa María Chiquimula, Santa Lucía La Reforma y Momostenango, lugares donde se establecieron 70 parcelas participativas.

Esta metodología se trabaja con investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícola (ICTA) y extensionistas del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), con el financiamiento del Proyecto Buena Milpa, para mejorar la calidad del grano de los productores de la región.

“El proceso inició con la colecta de semillas, una actividad apoyada por los técnicos del MAGA y los promotores de los Centros de Aprendizaje para el Desarrollo Rural (Cader). Ellos reportaron los materiales e hicimos evaluaciones participativas y formales, logrando la colecta de 38 variedades, y hoy estamos presentando cuál es la tendencia en la preferencia de los agricultores respecto a los materiales que ellos cultivaron con sus propias prácticas”, explicó el ingeniero Juan Pedro Lacan de León, encargado de Mejoramiento Genético de Maíz en ICTA Labor Ovalle.

La metodología implica establecer parcelas de práctica para revisar el aspecto de la planta y luego hacer una apreciación de la apariencia de la mazorca para tener una idea del rendimiento de los materiales; cada persona votó por las variedades que más le gustaron, y esas servirán este año.

“Nos hemos dado cuenta de que los comunitarios ya están comprendiendo mejor el concepto de fitomejoramiento, y a nosotros nos satisface ver el interés que ellos muestran por mejorar su rendimiento para contar con más grano y disponibilidad de alimento para sus familias”, expresó el ingeniero Luis Barrios, de la Unidad de Formación y Capacitación del MAGA.

Estas actividades pretenden involucrar a las familias de las comunidades en su propio desarrollo, para que puedan mejorar sus condiciones de vida y erradicar la desnutrición. Este año se identificaron seis variedades en las comunidades, con las cuales se trabajará para no sacrificar la diversidad de maíz de la región.

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Jóvenes entusiastas se capacitan en el manejo pre y poscosecha del maíz

Por: Nadia Waleska Rivera, coordinadora de comunicación del Proyecto Buena Milpa en Guatemala.
14 de diciembre de 2017.

Guatemala.- Durante una sesión de capacitación de dos días, jóvenes representantes de las organizaciones colaboradoras de Buena Milpa, provenientes de los departamentos de Huehuetenango, San Marcos, Totonicapán, Quiché y Quetzaltenango, tomaron el tercer módulo concerniente al manejo pre y poscosecha de granos de maíz.

En este último módulo, los jóvenes participantes se informaron de la problemática que existe actualmente con las enfermedades que se desarrollan en el cultivo de maíz, las cuales son más visibles en la época de poscosecha y tienen que ver con todo su proceso (cosecha, secado, clasificación, desgranado, tratamiento, almacenamiento y consumo).

La propuesta de trabajar con jóvenes está relacionada con que existe una debilidad dentro del sistema de profesionales y técnicos que están vinculados con el sistema milpa. Actualmente, hay poco personal calificado —sobre todo joven— que pueda realizar acciones a corto y mediano plazo en el campo agronómico, esta es la razón por la que, dentro de la colaboración entre el Proyecto Buena Milpa y el Proyecto de Fitomejoramiento Participativo, se está brindando formación a jóvenes, para que tengan suficiente información y las herramientas para replicarla posteriormente en sus comunidades, afirmó el ingeniero Mario Fuentes, principal promotor de estas actividades.

En este tercer módulo de formación, los participantes pudieron informarse y debatir sobre los factores positivos y negativos que influyen en el manejo pre y poscosecha, la importancia del almacenamiento de granos, los aspectos climáticos y la importancia de la inclusión de la mujer en esta fase; poniendo énfasis en la calidad e inocuidad del grano, ya que tienen el grave problema de la mala calidad del grano que es para consumo humano, lo que está relacionado con el tema de las micotoxinas que causan efectos muy dañinos en la salud humana y animal.

Además, se realizaron prácticas de muestreo para cuantificar el problema del Fusarium que hay en el maíz, lo que ayuda a dimensionar el problema y sirve para que ellos lo usen como una herramienta cuando hagan sus ejercicios a nivel de campo, indicó Fuentes.

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Director de USAID visita Proyecto Buena Milpa

El 29 de noviembre, John A. Beed, director de USAID Guatemala, visitó las oficinas del Proyecto Buena Milpa, ubicadas en el Instituto de Ciencia y Tecnologías Agrícolas (ICTA), camino a Olintepeque, Quetzaltenango.

En el ICTA pudo observar algunas de las tecnologías que se han implementado, junto con colaboradores, en los hogares de las familias del área rural, como el zoomejoramiento participativo, en el que se organizan grupos de habitantes para capacitarlos en temas de alimentación, mejoramiento de instalaciones, manejo profiláctico y salud natural, así como en la mejora de ecotipos de aves criollas.

Esta práctica ha permitido educar a las familias, quienes ahora buscan rescatar las aves criollas y dejar a un lado los pollos de granja, porque saben que los primeros se alimentan de maíz y concentrados caseros, por lo que tienen proteínas de buena calidad, un sabor más agradable y menos grasa.

También, se le explicó la prioridad que se le está dando a la recuperación del sistema milpa, uno de los ejes principales de Buena Milpa, que permite que el agricultor cuente con una parcela diversificada y tenga una dieta variada. Para lograrlo se ha entregado semilla de frijol a los agricultores, ya que algunos dejaron de sembrarla porque sus granos perdieron rendimiento; también han recibido capacitaciones para aprender a seleccionar granos de maíz y frijol, y sobre cómo almacenarlos para sembrarlos en la próxima cosecha.

El Proyecto Buena Milpa funciona en el occidente de Guatemala para implementar una estrategia de intensificación sustentable para la agricultura, que permita reducir la pobreza, la desnutrición y los daños al ambiente. Es financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y recibe acompañamiento técnico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

 

El doctor Rajaram conoce una parcela de fitomejoramiento

El doctor Sanjaya Rajaram, Premio Mundial de la Alimentación 2014 y exdirector del Programa de Trigo del CIMMYT, visitó el 29 de noviembre una parcela de fitomejoramiento participativo en Panimaché, Quiché.

El científico comentó que para él fue impresionante ver que además de hacer experimentación, también se está capacitando al agricultor, quien podrá tomar el liderazgo, y se trabaja la selección masal, que ha permitido encontrar menos toxinas en el grano y menos acames. “También vi la agricultura de asociaciones, algo que está excelentemente hecho, y la colección de germoplasma, que me gustó mucho porque eso es el futuro”, resaltó.

Rajaram recibió el Premio Mundial de la Alimentación por su investigación científica, que condujo a un aumento prodigioso de más de 200 millones de toneladas en la producción mundial de trigo. En la actualidad, es el dueño y director de Semilla de Recurso Mexicana, una compañía privada que se especializa en el desarrollo de trigo y su promoción.

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Mejoramiento del rendimiento de maíz a través de la selección masal estratificada

El proyecto Buena Milpa, en conjunto con el Programa Colaborativo de Fitomejoramiento Participativo (PCFM), trabaja en las comunidades rurales de Huehuetenango, Quiche, Totonicapán y San Marcos, en Guatemala, para mejorar la calidad de los maíces nativos, como una alternativa local y apropiada para mejorar la productividad del maíz, la conservación de las semillas nativas y mejorar la seguridad alimentaria de la región.

Camilo Tol Can es un productor y técnico agrícola de 42 años de edad, vecino de la comunidad de Caliaj Microcuenca, Panimache, Chichicastenango. Camilo se ha caracterizado por promover tecnologías innovadoras en el campo y actualmente se enfoca en el fitomejoramiento de semillas nativas con un enfoque comunitario y participativo.

Con el apoyo del Proyecto Buena Milpa y a través de múltiples metodologías participativas, este productor cuenta con parcelas demostrativas del cultivo de maíz para la obtención de la semilla y su almacenamiento a través de silos metálicos para evitar pérdidas poscosecha. En cada ciclo de cultivo guarda una reserva de semilla con el fin de compartirla con otros agricultores en caso de alguna emergencia que pudiera afectar sus cultivos. Con la metodología de la selección masal estratificada (SME), este productor ha logrado seleccionar y mantener las características fenotípicas del cultivo más apropiadas para su familia y su comunidad.

Otro importante aporte que ha realizado es promover a nivel comunitario la implementación de la selección masal estratificada. Cuando realiza las actividades de la SME invita a los agricultores de su comunidad a que participen en el proceso con el fin de promover esta práctica y que puedan replicarla en sus parcelas.

Para este técnico es importante producir más y mejor maíz para la seguridad alimentaria de su familia y su comunidad. Al realizar la práctica en la parcela se mejoran características fisiológicas de la planta contrarrestando al acame (caída de la milpa), y al evitar el acame (provocado por el viento y la altura de la planta) se mejora la producción debido a que el porcentaje de pérdidas se reduce.

Camilo comenzó hace años a mejorar su maíz y recuerda que la primera práctica que realizó fue bajar la altura de las plantas de maíz, las cuales medían entre 4 y 5 metros de altura. Actualmente obtiene plantaciones de 1 metro con 60 centímetros y ha disminuido las pérdidas por acame en sus cultivos de maíz. Este fue el primer éxito que lo motivó a continuar con el fitomejoramiento participativo de maíces, el cual practica y multiplica en su comunidad con apoyo del Proyecto Buena Milpa, logrando de esta forma la aceptación de la práctica en su comunidad.

La selección masal estratificada es un método de fitomejoramiento ampliamente utilizado en plantas de polinización abierta para aprovechar los efectos genéticos aditivos de toda la población. Esto se utiliza comúnmente en las variedades de maíz. De una población (la cual puede ser un lote, una finca o un área específica donde se siembra maíz), se definen las características más deseables y se van seleccionando los «padres» que las poseen. Luego las semillas de éstos se plantan y se vuelven a buscar las características deseadas en los «hijos». Cada fase es un estrato, se realiza una selección masal por estratos.

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Productores mejoran semillas nativas de maíces en Guatemala

Esta es la quinta feria que organiza el Proyecto Buena Milpa en Guatemala, cuyo objetivo es promover el intercambio de conocimientos y semillas entre productores y vincularlos con otros extensionistas y colaboradores.
Por: Francisco Tavico, Comunicación de Buena Milpa.
26 de agosto de 2016.

Comunidad de Panimaché, Guatemala.- Más de 1,500 agricultores se reunieron en la “Microcuenca Panimaché” para conmemorar el Día Nacional del Maíz y la Feria de Agrobiodiversidad. Hombres y mujeres provenientes de los departamentos de Huehutenango, San Marcos y El Quiché presentaron diferentes variedades de maíz y otros cultivos asociados al sistema milpa. En el evento se le entregaron al ministro de Agricultura, Ganadería y Alimentación, el ingeniero Mario Méndez Montenegro, diferentes variedades de maíces guatemaltecos que durante 65 años fueron resguardados por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en su centro de germoplasma.

El objetivo de esta feria, explicó Luis Ramírez, coordinador del Proyecto Buena Milpa, es fomentar el intercambio de conocimientos y semillas entre agricultores y vincularlos con otros extensionistas y colaboradores para promover la biodiversidad y el conocimiento de los diferentes maíces nativos en el altiplano de Guatemala. Indicó además que con el apoyo de USAID se trabaja con más de 3,650 pequeños productores de maíz en el occidente del país. Explicó que mediante la repatriación de semillas se estarán reponiendo variedades que se han perdido ante los efectos del cambio climático, especialmente durante la tormenta Agatha del año 2010. Enfatizó el trabajo para mejorar la productividad de maíz mediante el uso de tecnologías que mejoren la productividad y reduzcan costos de producción, con especial énfasis en la conservación de agua y suelos.

“En Guatemala hay una gran diversidad de maíces nativos y estamos trabajando con los agricultores para que cuenten con los conocimientos y tengan las tecnologías para que aprendan a mejorar sus propias semillas”, expresó Luis Ramírez, quien agregó que para dicho proceso, “nosotros buscamos ayudarlos a tener claro cuáles son las variables que quieren trabajar y cómo ellos deben seleccionar los maíces que les den los mejores rendimientos”.

En este mismo sentido, el ingeniero Mario Fuentes, investigador del Proyecto Buena Milpa, expresó que en la Microcuenca Panimaché, municipio de Chichicastenango, se está llevando a cabo el fitomejoramiento participativo de semillas nativas de maíz. De ese modo los productores han implementado reservas comunitarias que contribuyen a la reducción de la malnutrición.

Actualmente el Proyecto Buena Milpa trabaja con los departamentos de Huehuetenango, San Marcos, Quiché, Totonicapán y Quetzaltenango, y en algunos otros eventos de vinculación y promoción del Programa de Intensificación Sustentable del CIMMYT, como la Certificación Buena Milpa, “en la cual, próximamente, llevaremos a cabo un intercambio de experiencias con el hub Pacífico Sur de MasAgro, y la cual también es una certificación similar a la de técnico certificado que hay en México, con el CIMMYT, pero adaptada a las particularidades de la agricultura del altiplano occidental de Guatemala, como la agricultura en laderas, la utilización del sistema milpa, el cultivo de variedades locales y el hecho de que la mayoría son productores pequeños”, expresó Luis Ramírez.

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Identifican en trigos de México potencial genético de adaptación al cambio climático

Estos hallazgos podrían ayudar a mejorar la resiliencia climática del trigo a escala mundial.
Con información de Mike Listman, Comunicación Corporativa del CIMMYT.
14 de marzo de 2016.

Texcoco, Estado de México.- Por primera vez en la historia, un equipo de científicos de China, India, México, Uruguay y Estados Unidos caracterizó genéticamente una colección de 8 400 trigos criollos mexicanos de siglos de antigüedad que están adaptados a condiciones diversas, a veces extremas, y que constituyen un tesoro de diversidad genética con potencial para combatir la vulnerabilidad del trigo a las variaciones del clima.

El estudio publicado hoy en Nature Scientific Reports y coordinado por científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) con sede en México contiene información genética crítica sobre los trigos criollos mexicanos que se puede utilizar en el mejoramiento dirigido a aumentar la productividad del trigo a escala mundial.

Estos recursos genéticos son esenciales dados los efectos climáticos bien documentados que ponen en peligro las zonas productoras de trigo, señaló Sukhwinder Singh, investigador de trigo del CIMMYT y autor de correspondencia del informe.

“Estos trigos nativos, conocidos como criollos, fueron traídos a México durante un periodo de tres siglos, comenzando en el siglo XVI”, subraya Singh, quien también da crédito en el estudio al programa Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro), un proyecto de investigación para el desarrollo rural sostenible de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación y el CIMMYT. “El trigo no es originario de México, pero esto dio a los criollos tiempo de hacerse más resistentes en zonas donde la temperatura al final del ciclo puede alcanzar los 40 °C”.

El calor causa estragos en la capacidad del trigo de producir granos bien llenos. La investigación muestra que los rendimientos de trigo disminuyen 6% por cada grado Celsius que la temperatura aumenta y que el calentamiento ya está limitando los aumentos del rendimiento en las megarregiones productoras de trigo, como las del sur de Asia, que albergan a más de 300 millones de personas desnutridas y cuyos habitantes consumen más de 100 millones de toneladas de trigo anuales.

“Típicamente, las grandes colecciones de semilla constituyen ‘cajas negras’ que los científicos desde hace mucho piensan que contienen diversidad útil, pero cuyos tesoros han sido utilizados muy poco, sobre todo porque tenemos poca información de ellas”, explica Prashant Vikram, científico del CIMMYT y primer autor del reporte. “Las nuevas tecnologías nos están ayudando a iluminar los aspectos poco claros de la diversidad de las colecciones.

Como parte de MasAgro Biodiversidad, el equipo de investigadores utilizó lo último de la tecnología de genotipeado por secuenciación para formar agrupaciones únicas de trigos criollos que, en conjunto, contienen cerca de 90% de las raras variantes de los genes conocidas como ‘alelos’”.

De acuerdo con Kevin Pixley, Director del Programa de Recursos Genéticos del CIMMYT y fitomejorador con amplia experiencia, los investigadores de trigo podrán enfocarse en grupos de trigos criollos provenientes de regiones con condiciones similares a aquellas en las que trabajan actualmente, o donde trabajarán en las siguientes décadas. “El siguiente paso consistirá en que los mejoradores identifiquen muestras de semilla y genes para sus programas; es decir, alelos comunes a un grupo de trigos criollos procedentes de una zona afectada por el calor, proporcionando así un valioso punto de partida para explotar esta diversidad recién descubierta”.

El trigo es un pilar de la seguridad alimentaria mundial, pues aporta 20% de las proteínas y las calorías que consume la población mundial y hasta 50% las que se consumen en los países en desarrollo. El informe del Banco Mundial 2015 muestra que, si no se toman acciones, el cambio climático podría disparar los precios de los productos agrícolas y poner en riesgo la seguridad alimentaria en las regiones más pobres del planeta.

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Culmina la certificación Buena Milpa, Guatemala

El doctor Roberto Rendón investigador del CIESTAAM de la Universidad de Chapingo realizó el taller de Redes de Innovación el cual brindó herramientas para seguir fortaleciendo el vínculo entre diversos actores.

27 de octubre de 2015.

Con información de Buena Milpa.


Quetzaltenango, Guatemala.- El 21 de octubre se llevó a cabo la clausura del curso intensivo de Certificación Buena Milpa, con la participación de 30 personas entre ellos extensionistas, docentes, coordinadores de organizaciones gubernamentales y no Gubernamentales y de la iniciativa privada, que trabajan con el tema de agricultura en diversas comunidades rurales del occidente de Guatemala.

Esta certificación tuvo una duración de un año, tiempo en el que los participantes asistieron a sesiones periódicas de formación teórica-práctica, para obtener un mejor aprendizaje y estar aptos para llevar al campo los conocimientos obtenidos en temas como: diagnóstico de parcela, manejo de redes de innovación agrícola, fitomejoramiento participativo de maíces nativos, manejo de conservación de suelos y agua, inclusión social, entre otros.

Para la culminación de esta certificación se realizó el taller de Redes de Innovación impartido por el Dr. Roberto Rendón, investigador del CIESTAAM de la Universidad de Chapingo, la cual brindó herramientas para seguir fortaleciendo el vínculo entre diversos actores y lograr los objetivos del Proyecto Buena Milpa.

Asimismo se realizó el taller de “Inclusión Social” el cual permitió generar conciencia sobre la importancia de este tema para lograr mejores resultados en las actividades que realizan los recién certificados con sus grupos meta, que en su mayoría son mujeres y hombres indígenas que tienen un nivel bajo de educación y merecen atención de acuerdo a su entorno social y cultural.