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Innovadora estrategia de Fertilización Óptima se implementa en Sinaloa

Cultivo de trigo en el norte de México. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de trigo en el norte de México. (Foto: CIMMYT)

Ante los crecientes costos de los fertilizantes, los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), y diversas organizaciones de la cadena de valor de trigo del norte de Sinaloa, promueven una innovadora estrategia de fertilización óptima que contribuye a una producción más eficiente y sustentable del trigo en la región.

La iniciativa, que será implementada por cerca de medio centenar de técnicos agrícolas con vasta experiencia en la región, inició con un curso de acreditación para los técnicos en mención, con el objetivo de mejorar sus habilidades y destrezas en temas enfocados a la “implementación de sistemas de producción sustentables para así mejorar la calidad del suelo, desarrollar diagnósticos de parcela y planes de manejo agronómico que permitan incrementar la rentabilidad del cultivo de trigo en la región”, detalló el representante de FIRA, institución que facilitó la participación de su especialista estatal, Roberto Enrique Ruelas, y también las instalaciones de su Residencia Estatal Sinaloa para desarrollar la capacitación del 8 al 10 de octubre.

De acuerdo con Eliud Pérez, gerente del Hub Pacífico Norte del CIMMYT, el objetivo final del proceso de capacitación es que los técnicos cuenten con “las mejores herramientas para apoyar a los productores locales en la mejora de sus prácticas agrícolas, por esta razón también se abordan sistemas de monitoreo de cultivos, control de costos de producción y prácticas de fertilización avanzada”. Además, se promueven estrategias de agricultura sustentable que no solo buscan incrementar la productividad de las cosechas, sino también reducir significativamente los costos de producción.

Durante la inauguración de la capacitación, el representante de la Asociación de Agricultores del Río Fuerte Sur (AARFS), una de las organizaciones participantes, enfatizó en que la estrategia “es un paso hacia una agricultura más inteligente y sostenible, y busca brindar herramientas para enfrentar los desafíos económicos y ambientales del sector, por lo que esperamos que los agricultores de la región vean un aumento en su eficiencia y rentabilidad”.

Además de FIRA, CIMMYT y la AARFS, participan en esta estrategia Agroservicios Integra, 30 de mayo USPR, Asociación de Agricultores del Río Mocorito, Industrias Corerepe, Japare Fertilzer Trade, Molino Villafañe, Servicios Agrofinancieros del Norte y la Unión de Ejidos para la Producción, Industrialización, Comercialización y Servicios del Ramo Agropecuario, Lic. Adolfo López Mateos.

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La importancia del zinc en el cultivo del maíz

Planta de maíz con síntomas relacionados con deficiencia de zinc en parcela de Iguala, Guerrero. (Foto: Ana Karen Munguía)
Planta de maíz con síntomas relacionados con deficiencia de zinc en parcela de Iguala, Guerrero. (Foto: Ana Karen Munguía)

El zinc es un elemento esencial para el desarrollo normal de las plantas. Aunque se le requiere en muy pequeñas cantidades (por lo que es considerado un microelemento), su presencia es fundamental porque este nutriente está relacionado con importantes funciones de la planta (como el crecimiento y la fotosíntesis) y porque ningún otro elemento puede desempeñar las mismas funciones.

La disponibilidad del zinc en los suelos agrícolas varía según diversos factores, entre estos la textura del suelo y su contenido de materia orgánica. Regularmente, los suelos arenosos, con bajas cantidades de materia orgánica, o aquellos cuyas capas superiores han sido removidas por erosión eólica o hídrica son los más propensos a presentar deficiencias de este mineral.

La disponibilidad del zinc también varía por el pH del suelo. Los suelos alcalinos (pH superior a 7) suelen presentar problemas con este nutriente. También es común que los suelos inundados o con anegamientos presenten limitaciones de zinc. Igualmente ocurre cuando no hay una adecuada fertilización nitrogenada o de fósforo.

No todas las plantas son afectadas de la misma manera por la deficiencia de zinc. Algunos cultivos, como el maíz, el algodón y el frijol son más sensibles que otros. En el caso específico del maíz, el zinc es muy relevante porque este presenta requerimientos totales del mineral considerablemente superiores al de otros cultivos (como el trigo, la avena o el chícharo) y su deficiencia puede incidir en la producción de grano al interrumpir el desarrollo de anteras y granos de polen.

Cuando hay deficiencia de zinc en el cultivo de maíz regularmente hay síntomas visibles. Entre los principales está la aparición de manchas amarillas en las hojas debido a la disminución del contenido de clorofila. Frecuentemente, estas manchas aparecen en la segunda o tercera semana del cultivo.

Para corregir la deficiencia de zinc y garantizar tanto el crecimiento como la productividad de los cultivos se pueden aplicar fertilizantes con sales inorgánicas de zinc. Existen tratamientos que se pueden aplicar directamente al suelo y también otros que se aplican a las hojas (aplicación foliar), siendo estos una alternativa práctica para los productores.

En Iguala de la Idependencia, en Guerrero, México, se han identificado zonas con deficiencia de zinc. Para corregir esta deficiencia, y derivado del convenio de colaboración entre el Gobierno de Iguala y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), se han estado realizando aplicaciones de este nutriente con apoyo de drones.

El uso de drones para este propósito representa una ventaja ante la acotada ventana de tiempo de la que se dispone para corregir la deficiencia del mineral. Además, representa un ahorro significativo en los costos de producción de los agricultores porque, de otro modo, tendrían que destinar recursos para el pago de jornales.

Los técnicos que colaboran en el marco de la alianza entre el Gobierno de Iguala y el CIMMYT son los encargados de llevar la programación del uso de drones, además, también brindan acompñamiento técnico durante la aplicación para garantizar que las dosis y los productos a aplicar sean los adecuados para lograr sistemas de producción más sustentables.

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Beneficios de establecer nuevos cultivos

Leguminosas en un sistema de cultivos diversificados. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Leguminosas en un sistema de cultivos diversificados. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

“Si siempre tenemos el mismo cultivo, este ya tiene plagas y enfermedades asociadas, tiene malezas que ya están adaptadas a crecer en conjunto. Y si se continúa con un solo cultivo, entonces vamos a aumentar la cantidad de semillas de esas malezas, la cantidad de esporas, la cantidad de insectos-plaga y tendremos cada vez más problemas que generalmente los productores intentan resolver usando cada vez más agroquímicos”, comentó Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Durante su ponencia en el marco de Expoceres 2023 —uno de los eventos del sector agrícola más importantes del país, organizada por Grupo Ceres—, el investigador del CIMMYT señaló que ante esta problemática existen soluciones, como la diversificación de cultivos, que, “en cambio, nos permiten disminuir la incidencia de esas plagas, reducir la semilla de maleza y reducir la dependencia de agroquímicos”. 

Al tener más de un cultivo en un mismo terreno a lo largo de los años, la diversificación con cultivos alternativos ofrece amplios beneficios, como romper los ciclos de plagas, malezas y enfermedades; fijar nitrógeno —si se incluyen leguminosas—; mejorar la fertilidad; obtener mayores rendimientos; incrementar la biodiversidad; diversificar las cargas de trabajo y reducir los riesgos climáticos.

“No todos los cultivos florecen o maduran en el mismo momento, así que si tenemos diferentes cultivos se reducen los riesgos climáticos. Por ejemplo, si llega una granizada o una sequía y tenemos un solo cultivo, entonces puede ser que todo se pierda, pero si tenemos diferentes cultivos no todos van a tener la misma susceptibilidad al mismo tiempo. Puede ser que la sequía afecte al maíz, pero no al frijol, y así no vamos a perder todo si tenemos varios cultivos”, puntualizó Simon Fonteyne.

Para algunos productores en el norte de México optar por cultivos alternativos suele ser una decisión compleja porque a veces no es tan fácil encontrar cultivos que tengan una ganancia similar a los cultivos de alto rendimiento que acostumbrar establecer. No obstante, la diversificación de cultivos puede aportar otro tipo de ganancias.

“Los resultados que hemos visto en diversos ensayos con relevo de dolicos o canavalia, por ejemplo, es que los rendimientos con 80 unidades de nitrógeno son casi los mismos que con 160 unidades. Esto significa que podríamos reducir la fertilización nitrogenada hasta la mitad teniendo los mismos rendimientos. Además, con los precios del nitrógeno actuales, eso se vuelve una propuesta bastante viable para la economía del productor”, refirió el investigador. 

“En parcelas de investigación la rotación maíz-trigo ha aumentado el rendimiento del maíz una tonelada por hectárea en promedio; y tratamientos de rotación maíz-frijol han aumentado el rendimiento del maíz 1,5 toneladas por hectárea en promedio”, señaló Simon Fonteyne, quien refirió que estos resultados positivos también se han observado en las parcelas de los productores que han adoptado alguna de las varias formas de diversificar: rotaciones —diferentes cultivos cada año—, policultivo —diferentes cultivos en conjunto, como la milpa—, cultivos de relevo —otro cultivo sembrado antes de la cosecha del cultivo anterior—, cultivos de cobertura —sembrado después de los cultivos principales, sin objetivo de cosecharlo, pero sí para fijar materia orgánica o nitrógeno— o agroforestería —inclusión de árboles en la agricultura—.

Este es un extracto de la ponencia ¿Por qué establecer nuevos cultivos? Ventajas de los cultivos alternativos en el norte de México. Te invitamos a verla completa dando clic aquí.

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Agricultores sinaloenses ayudan al medioambiente mientras reducen sus costos de producción

Etapa reproductiva del cultivo de maíz en la plataforma Ahome, Sinaloa. (Foto: AARFS)
Etapa reproductiva del cultivo de maíz en la plataforma Ahome, Sinaloa. (Foto: AARFS)

La región del Valle del Fuerte, en el norte del estado mexicano de Sinaloa, tiene una superficie aproximada de 230 mil hectáreas que se distribuyen en los municipios de Ahome, El Fuerte, Guasave y Sinaloa de Leyva. Allí, el principal cultivo es el maíz blanco que se establece en condiciones de riego durante el ciclo otoño–invierno y cuya producción está destinada al mercado nacional y a la exportación. 

En 2018, el municipio de Ahome produjo el 19 % del maíz de Sinaloa y el 4 % del maíz a nivel nacional, con un rendimiento promedio de 11,7 toneladas por hectárea. La región es altamente productiva, pero el uso de insumos como herbicidas, insecticidas y fertilizantes químicos son también muy elevados, lo que conlleva altos costos de producción y un alto impacto ambiental. 

Frente a este y otros retos, la Asociación de Agricultores del Río Fuerte Sur (AARFS) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) establecieron en 2014 una plataforma de investigación en el Valle del Fuerte donde se buscan las mejores prácticas para los 2 500 productores de la zona que concentra la AARFS.

De manera general, en la plataforma se compara la agricultura de conservación con camas permanentes —donde solo se reforma el fondo del surco para conducir el riego y se mantiene el rastrojo o paja sobre la superficie— y la labranza con camas convencionales —la práctica del productor donde se dan varios pasos de maquinaria para mover el suelo e incorporar la paja—, la fertilización con base en el diagnóstico del sensor GreenSeeker® en comparación a la práctica de fertilización más común en la zona y, en últimos años, se han incluido tratamientos de validación de diferentes métodos de labranza mínima. 

Al analizar los resultados de seis años de investigación, los responsables de la plataforma encontraron que la siembra de maíz en camas permanentes disminuyó los costos de preparación de suelo —al dejar de hacer labores como subsuelo y rastreos— en más de dos mil pesos (2 396 MXN) por hectárea en promedio y sin disminuir los rendimientos. Por su menor costo de producción, rendimiento similar y menor impacto ambiental, la siembra en camas permanentes es la opción más recomendable para la zona.

Con respecto a la fertilización, que es el factor más costoso en la producción de maíz al representar entre el 30 y el 40 % de los costos de producción, los resultados reafirman que aumentar la fertilización nitrogenada no necesariamente aumenta el rendimiento pues, además, una sobredosis de nitrógeno puede impedir a que la planta obtenenga otros nutrientes necesarios y sea más susceptible a plagas y enfermedades. En este sentido, la fertilización con base en las lecturas del GreenSeeker® no solo fue las más económica, también permitió obtener rendimientos altos. 

En esta investigación también se observó que aumentar la densidad de siembra más allá de lo recomendable no aumenta el rendimiento, pero sí aumenta los costos de producción. De las tres densidades de siembra evaluadas (93 mil, 106 400 y 120 mil semillas por hectárea), la densidad de 106 400 semillas por hectárea fue la que obtuvo los mayores rendimientos en general), por lo que es la más recomendable para la zona. 

Finalmente, el análisis de los resultados de la plataforma muestra que las liberaciones de insectos benéficos, junto con otras técnicas de manejo integrado de plagas, hacen posible reducir a una las aplicaciones de insecticidas de origen químico, hecho que es muy significativo porque en la región se hacen hasta cinco aplicaciones de origen químico durante el ciclo agrícola. 

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No quemar da vida a los suelos

Ariel Espinoza, de la empresa Granera del Noroeste, mostrando el rastrojo que emplean como cobertura del suelo. Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT
Ariel Espinoza, de la empresa Granera del Noroeste, mostrando el rastrojo que emplean como cobertura del suelo. Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT

En el municipio de Huatabampo, en el estado mexicano de Sonora, la colaboración entre Granera del Noroeste y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha hecho posible el establecimiento de una plataforma de investigación que se está perfilando como un espacio clave para que los agricultores de la zona mejoren su rentabilidad de forma sustentable. 

“Empezamos hace cuatro años en esta plataforma de investigación. De la mano del CIMMYT estamos haciendo agricultura de conservación, la cual facilita la siembra en seco. Este sistema nos brinda un ahorro considerable: tres rastreos, un cinceleo y entre 70 y 80 litros de diésel por hectárea que no consumimos. Así estamos siendo empáticos con el medioambiente, igualmente con el uso de maquinaria, evitamos desgastes; optimizamos el recurso humano y lógicamente tenemos un ahorro económico importante”, menciona Ariel Espinoza, de Granera del Noroeste. 

La empresa comercializa granos y brinda servicios de almacenaje y logística; también cultiva, brinda asesoría en agricultura sustentable y produce biofertilizantes. “Estamos comprometidos con el medioambiente y lógicamente con nuestro entorno inmediato que es el Valle del Mayo. Nosotros apostamos por este modelo de agricultura porque el planeta nos lo está exigiendo. Tenemos que ser responsables con nuestro entorno y ver qué le vamos a heredar a las futuras generaciones”, comenta Ariel. 

Desde hace aproximadamente 12 años la empresa inició con prácticas de agricultura sustentable, pero fue hace cuatro que Granera del Noroeste, representada por Jesús Atanasio Capaceta, su director general, que inició colaboración con el CIMMYT para establecer la plataforma de investigación. Ahí se validan y promueven prácticas de agricultura de conservación, se han liberado insectos benéficos para el control biológico y otras prácticas que les permiten a los productores reducir costos y hacer un uso más eficiente del sistema de riego de agua. 

“Aquí nada más se dieron dos riegos de auxilio —a diferencia del sistema convencional en el que se requieren más riegos—. Igualmente hicimos uso de tecnologías como el sensor GreenSeeker® para optimizar la fertilización nitrogenada y metimos las aplicaciones con drones para no pisar la siembra y así evitar el uso de los tractores y reducir el consumo de diésel”, comenta Ariel. 

Para la organización y su concepto de granja integral la agricultura de conservación ha sido clave: “Hemos tenido mejores resultados, el hecho de tener esta soca como cobertura del suelo, por ejemplo, pues ya ahí se tiene materia para abonar el suelo que a la postre va a generar más beneficios. Nosotros hemos obtenido ya excelentes resultados, por eso invitamos a los productores a que se sumen y que vean que la rentabilidad sí va de la mano de la sustentabilidad”. 

“Nosotros invitamos a todos los productores a que eviten todo lo posible la quema de la soca. Para empezar, se provoca una fuerte contaminación del aire. Es mejor tenerla como cobertura en tu parcela porque te mantiene humedad; esto es vida en la tierra, entonces no la quemen, aprovéchenla porque es materia orgánica que con las lluvias se va a descomponer, integrándose a los suelos que van a quedar más blandos”, finaliza Ariel. 

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Conocer las propiedades del suelo para cuidar los acuíferos

Parcela de un productor que participa en el proyecto Aguas Firmes, donde se realizó análisis de suelo y se implementan diversas prácticas para mejorar la fertilidad del suelo. (Foto: Julio César González/Agrocime)
Parcela de un productor que participa en el proyecto Aguas Firmes, donde se realizó análisis de suelo y se implementan diversas prácticas para mejorar la fertilidad del suelo. (Foto: Julio César González/Agrocime)

De entre las diversas herramientas para hacer un diagnóstico de la fertilidad de los suelos agrícolas destaca el análisis de suelo, una de las técnicas más utilizadas para detectar problemas nutricionales y establecer recomendaciones de fertilización. 

Aunque un suelo fértil no necesariamente es productivo debido a otros factores como el mal drenaje, la falta de humedad y otros que pueden limitar la producción, conocer el grado de suficiencia o deficiencia de los nutrientes del suelo es fundamental para tomar mejores decisiones al momento de fertilizar. 

“Ahorita todos los productores nuevos que se han incorporado han hecho análisis de suelo. El análisis de suelo es una parte muy importante del proyecto. De hecho, a través de este se gestionaron alrededor de 120 análisis de suelo sin costo para el productor. De esos hemos realizado entre 85 y 90 análisis, uno por productor”, comenta Carmen Martínez García, colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para el proyecto Aguas Firmes.  

Aguas Firmes es un proyecto del Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el CIMMYT y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares. 

La sobrefertilización tiene diversos impactos negativos: además de ser un agente potencialmente contaminante de las aguas subterráneas, afecta la rentabilidad de los agricultores. Por esta razón hacer análisis de suelos es “fundamental porque se disminuye mucho el costo de producción. Ahorita, por ejemplo, la tonelada de urea anda entre 25 mil, 26 mil pesos (25 000 – 26 000 MXN) y en general todos los fertilizantes nitrogenados andan muy elevados de costo”, comenta Carmen. 

“Cuando hacemos los talleres de capacitación, hay productores a quienes asesoramos que nos comentan «yo me ahorré 2 800 pesos (2 800 MXN) por hectárea, el análisis de suelo me arrojó que no necesitaba yo aventarle tanto fertilizante, entonces de 10 hectáreas me ahorré 28 mil pesos (28 000 MXN). Y pues para mí está excelente porque anteriormente era dinero tirado a la barura», y además cosechando con el mismo rendimiento que si hubieran aplicado todo el fertilizante que acostumbraban poner”, menciona Carmen. 

Para los productores del proyecto Aguas Firmes el análisis de suelo es el punto de partida para trazar, junto con los especialistas que les brindan acompañamiento técnico, las estrategias para transitar hacia sistemas de producción más sostenibles con los que además de ahorrar en lo económico, contribuyan al cuidado de los acuíferos que les brindan la vital agua de riego. 

¿Quieres saber más de Aguas Firmes? Aguas Firmes es una cooperación de desarrollo que forma parte del programa develoPPP entre la cervecera líder AB InBev a través de Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) GmbH, quien lo implementa por encargo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ). Visita el sitio web para más información: https://www.aguasfirmesgrupomodelo.com/es 

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La innovación y la conservación de semillas, una alianza ante los retos de la milpa

Almacenamiento de semillas en Chemax, en Yucatán, México. (Foto: Vladimir May/CIMMYT)
Almacenamiento de semillas en Chemax, en Yucatán, México. (Foto: Vladimir May/CIMMYT)

En la Península de Yucatán, en México, una familia requiere en promedio al menos 10 kilogramos de grano de maíz por día; es decir, su demanda anual de maíz es de un poco más de 3,6 toneladas. Por otro lado, el volumen de producción de grano de maíz en la región oscila entre una tonelada y tonelada y media, con rendimientos en promedio de 700 kilogramos por hectárea. Derivado de esto, con frecuencia se tiene que adquirir el volumen faltante, de casi 2,5 toneladas, para satisfacer el consumo anual de una familia.

Entre los principales retos que enfrenta el sistema de producción de maíz en esta región se encuentran la poca profundidad y alta pedregosidad de los suelos, la constante quema de rastrojo, la escasa disponibilidad de otras variedades de semillas y el ataque de fauna silvestre en las temporadas de cosecha, al igual que los efectos de los ciclones tropicales y las sequías.

Esta situación, identificada a través de pláticas y reuniones con productores que participan en el programa Sembrando Vida y Binomio Técnico Social del municipio de Chemax, en el estado de Yucatán, propició la creación de una alianza entre el citado programa federal y el Hub Península de Yucatán del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La propuesta consiste en tres fases: la primera tiene por objetivo identificar aquellas variedades de maíz y leguminosas que presenten mayor adaptación a las condiciones climáticas, edáficas y de manejo; en la segunda, se plantea fortalecer el manejo agronómico y la aplicación de técnicas de mejoramiento de las variedades sobresalientes de la primera etapa. Por último, la tercera fase consiste en la producción de semilla y transferencia de tecnología.

La primera etapa se inició en el ciclo primavera-verano 2021 con en el establecimiento de cinco vitrinas de semillas nativas y leguminosas en los viveros de las Comunidades de Aprendizaje Campesino de las localidades de Chemax, Checmil, Cocoyol, Hoteoch, y San José Chahuay. Ahí se compararon 12 variedades de maíz de las tres razas existentes en la Península de Yucatán, divididas de acuerdo con el ciclo (precoces, intermedias y tardías), así como por los colores del grano (blanco, amarillo, morado y rojo); para las leguminosas, se compararon tres cultivos de cobertura y cuatro con fines de consumo humano.

En estas parcelas se implementaron prácticas para la conservación de la fertilidad de los suelos, tales como la no quema y dejar el rastrojo; asimismo, se realizó la siembra en hileras para un mejor aprovechamiento del espacio entre plantas y de esta forma disminuir la competencia por efecto de las malezas. Por otro lado, se hizo control de plagas de suelo para proteger la semilla y disminuir el ataque de fauna silvestre en el proceso de germinación y emergencia.

También se instalaron trampas con feromonas para disminuir las poblaciones de gusano cogollero y de esta forma reducir el uso de insecticidas. Al término del ciclo de cultivo se determinó la madurez fisiológica y se realizó la cosecha oportuna para evitar el ataque de fauna silvestre, lo cual permitió mayor cantidad y calidad de grano y semilla.

En la zona se ha identificado que los productores cosechan a partir de febrero y terminan a finales de abril. Se ha visto que entre mayor tiempo permanece la mazorca en campo es más susceptible a ataques de plagas y fauna silvestre (tejón, jabalí, mapache y diversas aves). Por esto se propuso cosechar a finales de noviembre y diciembre para posteriormente seleccionar mazorcas en buenas condiciones y secarlas bajo la sombra. Una vez que se realizó el secado a finales de enero se procedió a medir la humedad del grano (hasta 13% de humedad para maíz y 12% para leguminosas) y después a su almacenamiento en recipientes herméticos, como botellas y garrafones PET.

Durante el ciclo del cultivo se difundieron las prácticas y resultados obtenidos a través de días de campo y de capacitación en donde participaron actores de la zona, tales como ayuntamientos municipales, centros educativos, organizaciones no gubernamentales, técnicos y becarios de los programas federales Sembrando Vida y Producción para el Bienestar, así como productores de otros municipios, lo cual permitió fortalecer la red de innovación.

Además, a través de la participación de los becarios del programa federal Jóvenes Construyendo el Futuro se realizó la colecta de datos y el registro de información en las plataformas digitales para obtener los resultados en términos de rendimiento y costos de producción; con estos datos, se obtuvieron los primeros resultados de esta primera etapa, que demuestran una mejor adaptación en variedades de maíz de ciclo corto e intermedio con rendimientos de hasta 1,4 toneladas por hectárea, es decir, un incremento de hasta el 100% en comparación con el promedio de la zona. Por su parte, las leguminosas que mejor se adaptaron fueron los cultivos de cobertura con rendimientos de hasta 2,6 toneladas por hectárea.

Con estos resultados los productores mostraron gran interés y planean realizar acciones para los ciclos posteriores. Entre ellas conservar las semillas de ciclo corto e intermedio a través de la siembra de una pequeña cantidad en sus parcelas; implementar prácticas para la conservación de la fertilidad de los suelos; realizar el manejo agronómico y poscosecha oportuno; y la administración del riesgo a través de la integración de otros cultivos que permitan mejorar la fertilidad de los suelos y aportar una fuente de proteína a sus familias.

Adicional a estos resultados se logró la consolidación de un espacio para la experimentación, transferencia de tecnología, conservación, producción y distribución de semillas a nivel de localidad, así como la inclusión de jóvenes y mujeres, y el involucramiento de otros actores que tendrán un papel activo en la segunda fase que iniciará en los próximos meses.

Agradecemos a Carlos Cámara Caballero, Cristian Miguel López Arcos, Roque Alejandro Avilés Lizama, a los productores de las Comunidades de Aprendizaje Campesino y a los becarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro por el apoyo para el desarrollo de la primera etapa de la iniciativa aquí descrita. 

 

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Nitrógeno, entre el cielo y el suelo

Rotación de cultivos con leguminosas. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Rotación de cultivos con leguminosas. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

La demanda de nitrógeno para la producción de cultivos aumentó rápidamente desde mediados del siglo XX y se prevé que hacia 2050 se tenga que duplicar para mantener la productividad de los principales cultivos alimentarios que sustentan la dieta básica de la mayoría de la población mundial.

El aumento de esta demanda tendrá́ que ser satisfecho por las dos fuentes principales de suministro de nitrógeno existentes: la fijación biológica de nitrógeno y el fertilizante nitrogenado elaborado a partir del proceso químico denominado Haber-Bosch, considerado tanto una de las grandes invenciones del siglo XX, como uno de los grandes peligros ambientales del siglo XXI. 

Ante esta situación, que se vuelve aún más compleja por el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia —uno de los principales productores de fertilizantes nitrogenados—, la pregunta obligada es: ¿cómo se puede mejorar la disponibilidad del nitrógeno en los suelos agrícolas a la vez que reducir la dependencia de los fertilizantes nitrogenados elaborados mediante síntesis química?

Para contribuir a la respuesta de esta pregunta un grupo de científicos —de la Universidad de California, la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO, por sus siglas en inglés) de Australia, El Instituto de Energía y Recursos (TERI, por sus siglas en inglés) de India, la Fundación Krishi Gobeshona y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— publicó recientemente una investigación que recopila el estado de los estudios sobre el tema y aporta evidencia sobre prácticas potencialmente útiles para fijar nitrógeno en el suelo sin recurrir a la fertilización nitrogenada. 

La fijación biológica del nitrógeno, menciona el estudio, proporciona muchos beneficios funcionales para los agroecosistemas y ayuda en los esfuerzos para reducir los efectos ambientales negativos por el uso de fertilizante nitrogenado. 

En los sistemas de cultivo de cereales, las legumbres en simbiosis con rizobios —bacterias fijadoras de nitrógeno— aportan la mayor entrada de nitrógeno fijado mediante esta vía y, por ello, el artículo revisa los beneficios de las asociaciones y relevos de cereales y distintas leguminosas. 

Además, ya que actualmente la identificación de estrategias eficaces para aumentar los insumos de fijación biológica de nitrógeno es un desafío para los sistemas de cultivo de cereales, los investigadores hacen una revisión del papel de otras bacterias que no desarrollan una simbiosis, pero que también proporcionan una fuente adicional de fijación de nitrógeno —diazótrofos de vida libre—.

Aunque aún hace falta estudiar con mayor detalle la influencia de la gestión agronómica o el genotipo de los cultivos en la abundancia de bacterias fijadoras de nitrógeno, los investigadores señalan que existe evidencia de que una mayor adopción de sistemas de cultivo gestionados con una menor perturbación del suelo, y el mantenimiento de los residuos de los cultivos o rastrojo como cobertura, son puntos de entrada prometedores para aumentar la fijación biológica del nitrógeno por parte de los diazótrofos de vida libre. 

Si bien la idea de transferir por alguna vía la capacidad de las bacterias fijadoras de nitrógeno a los propios cereales aún sigue siendo un objetivo a largo plazo e incierto en el mundo académico, esta revisión describe una serie de oportunidades en las que las aportaciones de la fijación biológica del nitrógeno podrían aumentar más allá de lo que actualmente se ha logrado. 

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Pionero de la Agricultura de Conservación

El señor José Antonio Hernández vive en la colonia Agrícola México, en Angostura, Sinaloa. Actualmente cultiva maíz, frijol y garbanzo con prácticas de Agricultura de Conservación, sistema de producción sustentable que conoció en su búsqueda por mantener rentable su actividad: “En el 94-95 mi hermano y yo empezamos a buscar una sembradora o formas para bajar los costos, disminuir la labranza, el trabajo, todo lo que se pudiera bajar, pero para que aumentara la producción al mismo tiempo”, relata el productor. 

“Entonces una compañía de ahí de Guamúchil nos invitó a un viaje para los Estados Unidos, al estado de Nebraska, y pues nos trajimos algunas ideas y las empezamos a adaptar. Los implementos que nosotros ya teníamos aquí empezamos a adaptarlos y también compramos algunos que ya son para Agricultura de Conservación”, comenta el señor José, don Pepe como lo conocen en su localidad, donde es pionero en la implementación de la Agricultura de Conservación. 

“Entre don Silvano —un vecino de don Pepe— y yo empezamos en las mismas fechas, de hecho, fuimos juntos al viaje. Don Silvano ha ido a Argentina, yo fui a Brasil. Y así hemos ido aprendiendo porque todos los años son diferentes. Este año la sequía es la que nos está dañando, estamos batallando con el agua. De hecho, aquí ya tenemos dos ciclos, el pasado y este, que hemos tenido muy restringida el agua y las presas están muy bajas”, comenta el productor. 

Debido a las variaciones climáticas, don Pepe ha optado por cultivos de menor demanda hídrica como el garbanzo, el cártamo y el ajonjolí. Además, con Agricultura de Conservación señala que “sí se nota la diferencia porque la soca (rastrojos) sobre el suelo incrementa la materia orgánica y retiene más la humedad. Mucha gente en la agricultura convencional hace todo el laboreo precisamente para eso, para que supuestamente capte más agua el suelo, pero no es así, yo lo noto porque yo no muevo el suelo y tengo la misma producción que ellos. Sí, la soca siempre retiene el agua y no se erosiona tanto el suelo”.

En los lotes de don Pepe se puede ver la diferencia entre la labranza convencional y la Agricultura de Conservación. De hecho, recibe a otros agricultores que sienten curiosidad por las prácticas que ha implementado: “Sí, han venido de otras partes a ver la siembra. Y los mismos vecinos de aquí. Porque yo tengo una tierra que le doy más seguimiento que a todas, es un lote de 11 hectáreas que tiene 15 años que no se ha movido el suelo, entonces la gente que pasa por ahí ve que se pone muy bonito el maíz, el garbanzo y todo, sin mover nada del suelo, nada más fertilizar, sembrar y la desmenuzada de la paja (rastrojos)”.

Sobre la reacción de los otros productores don Pepe comenta que “se sorprenden, nada más que mucha gente tiene el temor de que como es grande la inversión que se hace a veces y no tienen los equipos adaptados para eso, pues no le quieren entrar muy bien por el temor de perder la inversión. Algunos sí han hecho como yo, pero poco a poquito porque los agricultores así somos, somos muy desconfiados, hasta no ver bien bien al vecino es que nos animamos; hasta para cambiar de cultivo o de variedad necesitamos verlo. No porque llegue alguien y nos diga, cambiamos. Necesitamos ver físicamente”. 

Don Pepe, en ese sentido, juega un rol muy importante para difundir con otros productores prácticas sustentables, pero también para validar nuevas prácticas: “Con el ingeniero Leonardo Lugo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) hemos hecho unas pruebas para mejorar la fertilización con nitrógeno. Trajeron un sensor y ahí anduvimos viendo eso. Yo de vez en cuando le hablo para preguntarle cosas y opiniones porque ya hay confianza. De hecho, el año pasado me entregaron un reconocimiento como productor innovador”, comenta don Pepe.

Finalmente, don Pepe se dirige a otros agricultores, a quienes invita a implementar prácticas sustentables para cuidar recursos como el suelo y el agua: “Es importante para seguir sembrando. En primer lugar, no tenemos nada seguro en la cuestión del clima. Necesitamos cuidar el agua porque no sabemos cómo venga el clima en el futuro. Poco a poco tienen que ir cambiando. Yo les digo que ahora casi va a ser de a fuerzas que le entren, así como están de caro todo, como los fertilizantes. Así que va a ser casi de a fuerzas entrarle a la Agricultura de Conservación”. 

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Aprendizaje en familia

Larráinzar, Chis.- En la comunidad de Talonhuitz, municipio de Larráinzar, Chiapas, vive don Bernardino Hernández González y su familia: “Yo trabajo como productor en el campo, sembrando maíz, frijol, hortalizas como la calabacita, jitomate y tomate verde. También estamos trabajando las fresas. Como familia estamos nosotros y mis dos hijos. Para el trabajo en el campo nos apoyamos todos, como en la cosecha del mes, todos apoyan, y si hay cosecha de fresa ahí también llegan todos, hasta los niños, aunque están pequeñitos también lo pueden hacer para aprender”.

Don Bernardino y su familia participan en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Antes no había un técnico que nos viniera a acompañar, nosotros veníamos aprendiendo un poco como podíamos, pero hace como tres años llegaron los ingenieros del CIMMYT, y de la plataforma, y así fue como nos empezaron a acompañar. Antes sembrábamos así por surco, por una brazada más lenta y larga, pero ahorita ya hacemos diferente la siembra y sus distancias, así que agradezco a Walmart Foundation y al CIMMYT por estar con nosotros”, comenta don Bernardino. 

Aquí tenemos la diversificación de cultivos con lo que es el tomate y la papa. La papa ya va para dos meses y se va a cosechar. De la parte de lo que hemos aprendido del maíz sobre todo ha sido la fertilización; el manejo de la semilla, principalmente para que no se eche a perder; también la selección de los maíces; la fertilización de los tomates, qué abono se les puede dar, y en este caso casi no le he dado abono ni tampoco químicos”, comenta Germán Hernández Hernández, hijo de don Bernardino.

En estos tres años hemos captado las enseñanzas que nos han dado, compartir los conocimientos que traen ellos. Este año yo creo que sí va a haber buena cosecha de maíz y por eso agradezco a todos los que están colaborando en este proyecto de la vida. Gracias por estarnos compartiendo y educando”, dice Germán. 

Antes la calidad del grano para consumo estaba en un 50%, pero ahora ya está todo bien, sin una picada de gorgojo. Antes no, se echaba a perder muchísimo. Antes el tipo de fertilización se hacía voleadamente, ahorita nos enseñaron que se entierra y agarra mejor. Ha aumentado la producción del maíz, del frijol, así como la durabilidad de la semilla. Nos han enseñado muchísimas cosas y por eso para mí que siga el proyecto para así aprender más”, comenta Rodolfo Hernández Hernández, el otro hijo de don Bernardino.