Categorías
Noticias

La historia de la humanidad a través del maíz y el trigo en el museo del CIMMYT

Vista general del museo interactivo del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Vista general del museo interactivo del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Con una representación gráfica del crecimiento de la población mundial desde 1850 y hasta el 2150 —grandes contenedores de vidrio rellenos con granos, haciendo las veces de barra de gráficas a gran escala—, el museo interactivo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) da la bienvenida a todos quienes visitan el edificio principal de la sede global de esta institución de investigación científica en Texcoco, Estado de México. 

El museo del CIMMYT es, de varias formas, un espacio que cuenta la historia de la alimentación de la humanidad a través de los granos y, a la vez, es una caja de resonancia sobre la urgencia de transitar hacia formas de producción y consumo más sostenibles ya que, “de seguir con los hábitos actuales se estima que en menos de 30 años se requeriría lo equivalente a tres planetas Tierra para satisfacer todas nuestras necesidades”, se explica en la antesala del museo.

La museografía de su primera sala, que incluye pantallas digitales interactivas, se asemeja a una línea del tiempo que comienza con la revolución neolítica y la domesticación del trigo, continúa con los orígenes del maíz, muestra 200 años de tecnologías agrícolas —desde las sembradoras más rústicas hasta los primeros tractores— y, finalmente, se centra en cómo el mejoramiento del trigo liderado por el doctor Norman Borlaug —uno de los fundadores del CIMMYT— hizo posible salvar de la hambruna a millones de personas en el mundo. 

El doctor Borlaug, junto con agricultores e investigadores mexicanos desarrolló variedades de trigo resistentes a la roya, propiciando que México alcanzara la autosuficiencia en trigo en 1956. Posteriormente, desarrolló variedades de trigo de alto rendimiento, notable adaptación y resistentes a enfermedades. Este logro permitió que la producción mundial de trigo creciera de una manera sin precedentes en la historia de la agricultura. 

Países como India y Pakistán, donde la explosión demográfica representaba un riesgo latente de severas y masivas hambrunas, se beneficiaron de las variedades de trigo y la tecnología desarrollada en México por el doctor Borlaug y su equipo. En total, se estima que gracias a sus investigaciones se pudieron salvar mil millones de vidas de la hambruna. Así, en 1970 le otorgaron el Premio Nobel de la Paz.

En la sala, de hecho, es posible observar la versión facsimilar del diploma que acompañó al Premio Nobel otorgado al doctor Borlaug. Junto a este documento histórico, también está el Premio Mundial de la Alimentación que en el año 2000 se otorgó a la la doctora Evangelina Villegas y al doctor Surinder K. Vasal, ambos investigadores del CIMMYT, por su contribución en el desarrollo de maíces más nutritivos para la humanidad. 

Finalmente, en la sala contigua se exponen los detalles del trabajo de este centro internacional tanto en el campo de la conservación y mejoramiento de variedades de maíz y trigo —el CIMMYT alberga en el Banco de Germoplasma que está en la misma sede, la colección de maíz más importante del mundo, con 28 mil variedades—, como en la promoción de sistemas agroalimentarios sustentables en México y el mundo pues, como se puede leer en uno de los muros del museo, “Todo lo demás puede esperar, la agricultura no”.

Categorías
Noticias

Carta de amor al maíz

Maíces nativos de colores. (Foto: CIMMYT)
Maíces nativos de colores. (Foto: CIMMYT)

Un dicho popular mexicano dice que “a falta de amor, unos tacos al pastor”, pero aun sin importar el estado sentimental, la sociedad mexicana y el maíz tienen una historia común de la que se podría decir existe todo una “antropología de los sentidos”, en la que el maíz se disfruta además con los ojos, con el olfato, con el tacto, incluso se siente como una caricia al oído cuando unas hábiles manos palmean una “bolita” de masa y esta, en el comal, se infla indicando que la tortilla recién hecha está lista para satisfacer al paladar. 

La industria de la masa y la tortilla en México, por cierto, es una de las más importantes en la cadena de valor del maíz: de las cerca de 27 millones de toneladas de maíz que se cosechan en México alrededor del 50 % se destinan al consumo humano —principalmente en tortillas—, lo que confirma que el maíz es la base de la alimentación de los mexicanos y principal fuente nutricional, con un consumo por persona de aproximadamente 297 kilogramos al año. 

Aunque actualmente las tortillas son la forma más común de consumir maíz en casi todo el territorio nacional, esto no siempre fue así. Estudios arqueológicos sugieren que entre los antiguos pueblos mesoamericanos el tamal fue el alimento esencial en todos los estratos sociales —actualmente se conocen alrededor de 370 tipos de tamales en México—, mientras que la tortilla no se convirtió en un alimento común sino hasta que proliferaron los comales en la época Clásica en el altiplano central, es decir, la adopción de la tortilla fue tardía. 

“No hay que confundir los sopes con las garnachas”, dice otro dicho popular mexicano. Y es que las diferentes elaboraciones del maíz incluyen, además de las tortillas como elemento indispensable de los tradicionales tacos, elotes, tortillas, enchiladas, chilaquiles, tostadas, chalupas, gorditas, molotes, peneques, sopes, quesadillas, tlacoyos, pozoles, atoles, bebidas —como el orique, tesgüino, tejuino, piznate, menjengue, tejate, pozol, chorote, saka’ y tascalate—, panes, zalbutes, memelas, pellizcadas, ahogaperros, canutillos, bocoles, totopos, panuchos, entre otros cientos de elaboraciones. 

El consumo de maíz en sus diferentes preparaciones llega a aportar hasta 50% de las calorías en la dieta de los mexicanos. Además, los usos culinarios de las diferentes razas de maíz son diferenciados: mientras que muchas de ellas se emplean en la elaboración de la mayoría de los usos comunes (tortillas principalmente), otras se aprovechan en productos especiales. 

En el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, Estado de México, existe un banco de germoplasma que conserva la colección de maíz más grande e importante del mundo, la cual incluye estas razas y variedades de maíces de especialidad. También existe un laboratorio, el Laboratorio de Calidad de Maíz Evangelina Villegas donde se estudian las propiedades de estos maíces para aprovecharlas en beneficio de la nutrición de la población tanto de México como de otros países donde se consume maíz. 

La siguiente infografía elaborada por el CIMMYT ilustra algunos de los aspectos esenciales para comprender la riqueza gastronómica y la importancia nutricional del maíz en la dieta de los mexicanos:

 

Categorías
Noticias

El papel de la mujer y la niña en la ciencia aplicada al campo

Laboratorista del CIMMYT desarrollando pruebas de germinación y viabilidad de semillas. (Foto: Divulgación-CIMMYT)
Laboratorista del CIMMYT desarrollando pruebas de germinación y viabilidad de semillas. (Foto: Divulgación-CIMMYT)

En la historia de la humanidad las mujeres han sido fundamentales para el avance de la ciencia y en la conformación de la sociedades. Lamentablemente, por diversas circunstancias históricas no siempre han recibido el debido reconocimiento, de manera que el nombre de muchas mujeres destacadas ha estado en la sombra por años e incluso ahora muchas siguen estando prácticamente en el anonimato.

El Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia (11 de febrero) es un esfuerzo de los Estados Miembros de las Naciones Unidas precisamente para brindar reconocimiento a esas mujeres destacadas en los campos de la educación, la capacitación, la ciencia, la tecnología y la innovación. Con esto, se busca fomentar las vocaciones científicas entre las niñas y jóvenes para lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer y la niña.

Para fomentar las vocaciones científicas hacen falta referentes para que las niñas y jóvenes fortalezcan los diversos campos de estudio, particularmente en aquellos que son clave para el futuro de la humanidad, como es la ciencia aplicada al campo —en un contexto de crisis climática y reducción de los recursos naturales es fundamental producir alimentos suficientes y nutritivos para una población cada vez mayor—.

“Las mujeres tenemos un rol muy importante para el campo: tenemos participación en todos los ámbitos de la agricultura, desde el trabajo en campo, el trabajo de la tierra, hasta la preparación y la transformación de esos productos de la tierra en alimentos. También en la investigación tenemos un papel clave. En el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), por ejemplo, hay genetistas, mejoradoras, científicas de datos, patólogas, biólogas moleculares. Hay una representación significativa de mujeres y eso ha ido aumentando en nuestra institución”, comenta la doctora Natalia Palacios, científica del CIMMYT. 

La doctora Palacios y su equipo tienen un papel relevante en los esfuerzos del CIMMYT para transferir tecnología a África relacionada con el adecuado procesamiento del maíz. Esto está beneficiando a muchas comunidades con severos problemas nutricionales en aquel continente y una parte significativa de ese trabajo se ha hecho desde el Laboratorio de Calidad de Maíz Evangelina Villegas Moreno, que está en la sede internacional del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. 

Evangelina Villegas (1924-2017) fue una científica mexicana destacada. Siendo investigadora del CIMMYT, y en colaboración con otros especialistas de este centro, trabajó afanosamente en la creación del maíz con calidad proteica (QPM, por sus siglas en inglés), logro que le hizo acreedora al Premio Mundial de Alimentación en el año 2000, convirtiéndose así en la primera mujer en recibir dicho galardón.

También en el Laboratorio de Calidad de Trigo hay una científica destacada, se trata de María Itria Ibba, quien comenta que “con el trabajo de este laboratorio se busca disminuir la pobreza y el hambre, aumentar la producción de cereales y de cultivos que sean amigables con el medioambiente. Por eso, mi responsabilidad es seguir haciendo buena ciencia, seguir haciendo un buen trabajo que tenga un efecto en los productores y en la sociedad”, concluye la investigadora.

Por supuesto, y siendo la misión del CIMMYT llevar el conocimiento científico a las productoras y productores para mejorar sus medios de vida, en este centro de investigación científica las mujeres son fundamentales para brindar acompañamiento técnico e impulsar la transformación sustentable del campo. Como señala Carolina Cortez, coordinadora técnica del Hub Pacífico Norte del CIMMYT, eso solo es posible dando un buen ejemplo: “en años recientes hemos visto que la incursión de mujeres en temas agrícolas es más frecuente. Me ha tocado visitar universidades y ver que hay muchachas que ya están involucradas en estos temas (…) y que te vean a ti como ejemplo da mucha satisfacción”.

“Desde pequeña se me hizo interesante todo lo que tenía que ver con el campo, mi mayor motivo para estudiar Agronomía fue el amor con que miraba a mis abuelos y mi papá trabajar en el campo. Para mí apoyar el trabajo en la parcela es la mejor forma de valorar todo lo que hay detrás de un alimento. Por eso es importante retomar y fomentar el amor por el campo, hay mucho qué hacer, innovar y cambiar, pero sobre todo hay mucho que aprender”, comenta Estephany Itzel Flores, técnica del Hub Bajío del CIMMYT.

Categorías
Noticias

Tributo a Evangelina Villegas, cocreadora del maíz con calidad proteica y correceptora del Premio Mundial de Alimentación 2000

Comunicaciones Corporativas, CIMMYT.
24 de abril de 2017.

El Batán, México.- La ilustre Dra. Evangelina Villegas Moreno, de origen mexicano, química especialista en cereales, ex investigadora del CIMMYT, quien colaboró con el Dr. Surinder K. Vasal, mejorador de maíz y científico distinguido, en la creación del maíz con calidad proteica (QPM, por sus siglas en inglés) y compartió con él el Premio Mundial de Alimentación 2000 convirtiéndose así en la primera mujer en recibir el prestigioso galardón, falleció hoy a los 92 años de edad.

Villegas nació en la Ciudad de México en 1924 y estudió química y biología en el Instituto Politécnico Nacional, en una época en que la educación superior para las mujeres era algo inusitado. En 1950 comenzó su carrera como química e investigadora en el Instituto Nacional de Nutrición y en la Oficina de Estudios Especiales (OEE), un programa bilateral implementado por la Fundación Rockefeller y la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (hoy SAGARPA). Posteriormente la OEE se convertiría en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Se incorporó al CIMMYT en 1967, tras haber concluido sus estudios de maestría en ciencias con especialidad en tecnología de cereales en la Universidad Estatal de Kansas y de doctorado en química de cereales y fitotecnia en la Universidad Estatal de Dakota del Norte.

En su calidad de química de cereales del CIMMYT, ayudó a garantizar que las variedades de alto rendimiento generadas por el Dr. Norman Borlaug, investigador de trigo y Premio Nobel de la Paz, tuvieran también buena calidad para la elaboración de chapati, pan y otros productos. A principios de los 70, Villegas y Vasal entablaron una fructífera colaboración que culminó una década más tarde con el desarrollo del maíz QPM, cuyo grano contiene altos niveles de dos aminoácidos esenciales.

“El CIMMYT se enorgullece de haber contado entre sus filas con una mujer como la Dra. Villegas, una científica mexicana pionera en un periodo difícil antes de que la gente empezara a hablar de la equidad de género», señaló Martin Kropff, Director General del CIMMYT. “Ella también fue testigo de los primeros años de CIMMYT y participó en el desarrollo de una cultura institucional de valores científicos de excelencia para mejorar la seguridad alimentaria y los medios de vida”, agregó Kropff. “Pondremos nuestro mayor empeño en dar continuidad al espíritu de excelencia y dedicación que nos inculcó y transmitimos nuestro respeto y sinceras condolencias a su familia”.

Se ha comprobado que el QPM mejora la nutrición de niños pequeños cuya dieta se basa en el maíz. Un estudio realizado en 2002 en Etiopía reveló que la tasa de crecimiento de peso de los niños alimentados con QPM había registrado un incremento de 15% en comparación con la de aquellos que consumieron maíz normal.

La Dra. Villegas fue también consultora en el área de calidad de maíz y de trigo de programas nacionales de investigación en América Latina, África y Asia, donde ofreció asesoría y capacitación a jóvenes científicos del mundo en desarrollo.

Se retiró de CIMMYT en 1989 y aceptó una posición como consultora en QPM para Sasakawa Global 2000, una organización internacional que trabajaba para mejorar la tecnología agrícola en África.

Además de la labor que contribuyó a mejorar las condiciones de vida de mucha gente en el mundo, Villegas cambió la vida de muchos de los jovencitos que el CIMMYT contrataba para ahuyentar a las aves (pajareros) y evitar que se comieran el grano de las parcelas, al crear un fondo de becas escolares para que esos jóvenes fueran a la escuela.

En 2013, la Universidad Estatal de Kansas (KSU) distinguió a la Dra. Villegas con el Premio al Alumno Destacado e instituyó el premio «Dra. Evangelina Villegas Travel”, que cada año otorga medios para que científicos destacados o posdoctorados presenten los resultados de su trabajo en una conferencia internacional de ciencia.

Villegas también recibió numerosos homenajes de México y por parte de instituciones mexicanas. El Instituto Nacional de Investigación Agrícola le rindió un homenaje en 1966. El Instituto Politécnico Nacional nombró a la Dra. Villegas Exalumna Distinguida en 1972, y la Facultad de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional la homenajeó en 1978. El expresidente de México Ernesto Zedillo entregó a la Dra. Villegas el Premio a la Mujer del Año 2000 y de la Asociación de Mujeres Mexicanas. En 2001, la Dra. Villegas fue incluida en la prestigiosa lista Alpha Delta Kappa de Mujeres Destacadas en el Ámbito Internacional y recibió la Medalla Lázaro Cárdenas del Instituto Politécnico Nacional. Recibió también un doctorado honorario de la Universidad Autónoma de Chapingo en 2002. Por último, la Dra. Villegas fue miembro del distinguido Grupo Politécnico Mexicano, una asociación civil que promueve y fomenta la ciencia y la tecnología en México.

CIMMYT —Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (staging.cimmyt.org)— es el organismo líder a nivel mundial en investigación de maíz y trigo y otros sistemas de producción. Sus actividades son financiadas con fondos públicos. Tiene su sede cerca de la Ciudad de México y desde ahí coordina coordina sus actividades con cientos de colaboradores en países del mundo en desarrollo destinadas a elevar la productividad de los sistemas de producción de maíz y trigo, mejorando así la seguridad alimentaria global y reduciendo la pobreza. El CIMMYT es miembro del Sistema del CGIAR y coordina los Programas de MAÍZ y TRIGO. Para sus actividades, el CIMMYT recibe fondos de gobiernos nacionales, fundaciones, bancos de desarrollo y otras instituciones de los sectores público y privado.

Categorías
Noticias

Más de 10 millones de personas se benefician con el trabajo de HarvestPlus y los ganadores del WFP

El Batán, Texcoco, Estado de México.- Howarth Bouis, director de HarvestPlus, es uno de los cuatro ganadores del Premio Mundial de la Alimentación 2016 (WFP, por sus siglas en inglés), que se le concede por liderar la investigación internacional que causó un incremento sustancial en la disponibilidad de cultivos biofortificados con nutrientes para millones de personas de bajos recursos.

Bouis fue reconocido de manera específica por encabezar el trabajo pionero que estableció un enfoque multiinstitucional a la biofortificación como estrategia de fitomejoramiento mundial, según dijeron los organizadores del Premio Mundial de la Alimentación en un comunicado publicado el martes pasado. HarvestPlus, un programa interdisciplinario y colaborativo, fue puesto en marcha en 2003 y ahora forma parte del programa Agricultura para la Nutrición y la Salud, coordinado por el consorcio de investigadores agrícolas del CGIAR.

Bouis, que trabaja en el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) del CGIAR, ha dirigido iniciativas gracias a las cuales se han liberado o ensayado, en más de 40 países, cultivos como frijol, arroz, trigo y mijo perla enriquecidos con hierro y zinc, así como yuca, maíz y camote naranja enriquecidos con vitamina A.

Los otros tres galardonados, María Andrade, Robert Mwanga y Jan Low, del Centro Internacional de la Papa (CIP) del CGIAR, reciben el Premio en reconocimiento a su trabajo, gracias al cual se generó el camote de pulpa naranja biofortificado. Andrade y Mwanga, científicos de las plantas en Mozambique y Uganda, mejoraron la papa biofortificada con vitamina A utilizando material genético del CIP y otras fuentes, en tanto que Low estructuró estudios y programas de nutrición que llevaron a casi 2 millones de familias en 10 países africanos distintos a sembrar, comprar y consumir este tubérculo biofortificado.

Dados los esfuerzos combinados de los cuatro receptores del Premio Mundial de la Alimentación, más de 10 millones de personas están ahora obteniendo beneficios nutricionales de los cultivos biofortificados, y existe el potencial de beneficiar a varios cientos de millones de personas más en las próximas décadas.

Los mejoradores de maíz y trigo del CIMMYT combaten la deficiencia de micronutrientes, o “hambre oculta”, a través de HarvestPlus con el fin de mejorar la nutrición en las comunidades pobres donde no hay otras opciones nutritivas o, si las hay, son limitadas o demasiado caras. La deficiencia de micronutrientes se caracteriza por causar anemia por deficiencia de hierro, así como deficiencia de vitamina A y de zinc.

Los científicos que trabajan con HarvestPlus generaron maíz naranja enriquecido con vitamina A. El maíz naranja fue desarrollado de manera convencional y proporciona altos niveles de carotenoides de provitamina A, una pigmentación natural de las plantas que está presente en frutas y verduras (mango, zanahoria, calabaza, camote, verduras de hoja oscura y carne) y que el cuerpo transforma en vitamina A.

Los mejoradores de maíz están trabajando en generar variedades que tienen 50% más provitamina A que las primeras variedades que fueron liberadas y comercializadas. En Zambia, Zimbawe y Malawi se liberaron 12 variedades que son agronómicamente competitivas y que tienen cerca de 8 ppm de provitamina A. También están generando variedades de maíz biofortificadas con zinc, los cuales podrían ser liberados en 2017.

Científicos del CIMMYT han obtenido este prestigioso premio. Evangelina Villegas y Surinder Vasal lo recibieron en 2000 por haber generado maíz con calidad proteínica con un balance adecuado de aminoácidos utilizando técnicas de la biofortificación. De esta forma, ofrecieron opciones nutritivas a las personas en cuya dieta predomina el grano de maíz y que no cuentan con otras fuentes adecuadas de proteína. El mejorador de trigo Sanjaya Rajaram obtuvo el premio en 2014 por haber generado 480 variedades de trigo que aumentaron los rendimientos a escala mundial y que alimentan a más de mil millones de personas al año.