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Un mar de girasoles: ciencia e innovación para diversificar el campo

Personal del CIMMYT en las parcelas experimentales de girasol en su sede global en Texcoco, Estado de México. (Foto: Divulgación-CIMMYT)
Personal del CIMMYT en las parcelas experimentales de girasol en su sede global en Texcoco, Estado de México. (Foto: Divulgación-CIMMYT)

Inmortalizados en las obras de Van Gogh y otros grandes artistas como Claude Monet y Gustav Klimt, los girasoles son sinónimo de belleza, pero también de resiliencia. Sí, sus icónicas flores amarillas, que han sido inspiración artística por siglos, también simbolizan la fortaleza del campo y las oportunidades de un futuro más sostenible. En las parcelas experimentales del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Texcoco, Estado de México, estas majestuosas flores no solo adornan los campos de investigación; son el reflejo de un esfuerzo científico que busca ofrecer nuevas opciones a los agricultores mexicanos.

El girasol (Helianthus annuus), cuyo centro de origen se localiza en el norte de México y el sur de Estados Unidos, es una planta clave dentro de la estrategia 2030 del CIMMYT y de sus esfuerzos para diversificar los cultivos, mejorando tanto la salud de los suelos como la economía de los agricultores, hecho particularmente importante en un contexto donde el monocultivo de maíz y trigo domina la agricultura del país. Así, el girasol representa una alternativa de cultivo que no solo aporta beneficios agronómicos, sino también una fuente de ingresos diversa, especialmente para las agricultoras.

Un símbolo de resiliencia y sostenibilidad

Las investigaciones del CIMMYT han demostrado que los girasoles, más allá de la estética, tienen un profundo impacto positivo en los suelos. Sus raíces pivotantes penetran profundamente en el suelo, ayudando a descompactarlo, lo cual es muy útil para mejorar la estructura y la fertilidad del terreno. Este proceso facilita que otros cultivos puedan desarrollarse en mejores condiciones, contribuyendo a la sostenibilidad del ecosistema agrícola.

Además, el girasol es una opción excelente para la rotación de cultivos. Al incluirlo en los sistemas agrícolas, se interrumpe el ciclo de plagas y enfermedades, se mejora la biodiversidad y se reduce la dependencia de productos químicos, como insecticidas. Un caso destacado es el de la Meseta Purépecha en Michoacán, donde la inclusión del girasol y otros cultivos alternativos en las rotaciones ha permitido reducir el uso de insecticidas, protegiendo tanto al medio ambiente como la salud de los productores.

Ya que su ciclo de cultivo corto, también una buena alternativa para condiciones de lluvias limitadas, pues además muestran una mayor tolerancia a la sequía (en comparación con los cultivos básicos). Su semilla tiene un alto contenido de aceite (entre 35 y 45%) y posee una calidad nutricional alta, por lo que es muy apreciada por la industria aceitera. Con la pasta sobrante de la extracción pueden elaborarse concentrados para la alimentación animal y las cabezas sin semillas son una fuente rica en proteínas y pueden usarse molidas para aves o ganado. Y en verde se puede ensilar para forraje.

Un cultivo polivante

Existen muchas variedades de girasol, algunas adaptadas para la producción de aceite, otras para forraje, y algunas más para la flor de corte. Esta versatilidad permite a los agricultores elegir la opción que mejor se adapta a sus necesidades y condiciones agroecológicas.

En Oaxaca, por ejemplo, muchas parcelas de girasoles se han convertido en un atractivo turístico. En lugares como Guelatao y otras regiones de Oaxaca, los campos de girasoles no solo embellecen el paisaje, sino que también atraen a turistas. Incluso, no es raro ver en esas parcelas quinceañeras y parejas recién casadas, que buscan retratarse entre los vibrantes colores de estas flores.

El caso de Oaxaca es solo uno de los ejemplos del impacto positivo del girasol en México. En Villa de Tututepec, también en Oaxaca, se ha llevado a cabo la Feria del Girasol, un evento que promueve tanto la diversificación de cultivos como el turismo local. Gracias a la colaboración entre el CIMMYT y la Integradora Agroempresarial del Río Verde, esta iniciativa ha potenciado la producción de girasol con fines turísticos y comerciales. José Esteban Sotelo Mariche, representante de la integradora, destaca que “el girasol no solo mejora el suelo, sino que también ha impulsado el turismo y la producción de aceite comestible en la región”.

En otros lugares como Tamaulipas, el girasol está contribuyendo a frenar el avance de la desertificación, un problema que afecta gravemente a las zonas áridas del país. Su capacidad para crecer en suelos secos y compactados lo convierte en un aliado en la lucha contra la degradación del suelo.

Empoderamiento de mujeres a través del girasol

Una de las contribuciones más significativas del cultivo de girasol ha sido el empoderamiento económico de las mujeres rurales. En comunidades de Oaxaca y Campeche, muchas mujeres han encontrado en el girasol una oportunidad para generar ingresos complementarios al vender las flores como ornato o como materia prima para productos como aceites y cosméticos naturales. Para muchas de ellas, el cultivo del girasol representa una fuente de ingresos adicional que les ha permitido desarrollar microemprendimientos, contribuyendo así a su autonomía económica y al bienestar de sus familias.

“El cultivo del girasol nos ha permitido mejorar nuestra economía. Además de venderlo como flor, hemos comenzado a hacer jabones, cremas y otros productos naturales que se venden bien en la comunidad”, cuenta una agricultora de Oaxaca.

Investigación y colaboración para un futuro más resiliente

El girasol también juega un papel crucial en la visión del CIMMYT de desarrollar sistemas agrícolas resilientes y climáticamente inteligentes. Los proyectos de investigación que impulsa el CIMMYT con girasoles en estados de las regiones del Bajío, el Pacífico Sur, y el centro-norte de México, han demostrado su potencial para mejorar la productividad agrícola y mitigar los efectos del cambio climático. En estas y otras regiones, se continúa además con investigaciones particulares para identificar su mejor utilidad en los sistemas agrícolas locales, aunque en general, los resultados son esperanzadores. En la plataforma de Mixquiahuala, Hidalgo, por ejemplo, los estudios han mostrado que este cultivo brinda buenos rendimientos con agricultura de conservación, lo que lo convierte en un cultivo de interés para futuras investigaciones.

Cada girasol que florece en las parcelas experimentales del CIMMYT y sus colaboradores es un recordatorio del poder de la ciencia aplicada para generar cambios reales en el campo. Así, estas flores, que alcanzan hasta 30 centímetros de diámetro y siguen la trayectoria del sol —un fenómeno conocido como heliotropismo—, representan algo más que un paisaje pintoresco. Son un símbolo de la innovación, la sostenibilidad y el compromiso del CIMMYT por un futuro agrícola más resiliente.

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Reportajes

El CIMMYT anuncia Estrategia 2030

Los sistemas alimentarios del mundo están amenazados por la escalada de los conflictos armados, el estancamiento económico y los efectos de la crisis climática y la degradación de los recursos naturales. En este contexto, los próximos siete años son cruciales para enfrentar los desafíos de mantener alimentada y segura a la creciente población mundial.

Reconociendo que seguir como hasta ahora no será suficiente, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se ha embarcado en un viaje para enfrentar proactivamente los nuevos desafíos del siglo XXI. Este enfoque novedoso de los sistemas agroalimentarios es el núcleo de la Estrategia 2030 del CIMMYT, que tiene el potencial de dar forma al futuro de la agricultura.

Cultivo de maíz de Ethiopian Seed Enterprise para multiplicar plántulas de maíz DT. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)

“Entendemos que los desafíos que enfrenta la seguridad alimentaria son complejos, variados y cambian rápidamente. Por ejemplo, los efectos del COVID-19 y el conflicto entre Ucrania y Rusia en los sistemas alimentarios todavía se viven hoy. Con eso en mente, nos dispusimos a desarrollar una estrategia que fuera robusta y ágil. La mejor manera de crear una estrategia sostenible e inclusiva era interactuar directamente con los científicos y el personal del CIMMYT, las personas que están al frente de este esfuerzo por brindar seguridad alimentaria y nutrición al mundo”, dijo el Director General del CIMMYT, Bram Govaerts.

Un vistazo al pasado para mejorar el futuro

El primer paso en la elaboración de la Estrategia 2030 fue ver dónde quiere el Centro que esté el mundo en 2100. Al responder a esta pregunta, el Centro elaboró una visión a largo plazo de cómo quiere participar en un mundo cambiante y lograr la transformación a un mundo con seguridad alimentaria y nutrición, que satisfaga las necesidades dentro de los límites del planeta. Hemos integrado el uso de la previsión y, específicamente, un conjunto de escenarios de alimentación y agricultura para 2030 para explorar cambios potenciales en nuestras áreas de intervención (donde trabajamos) durante el período estratégico y ayudarnos a prepararnos para participar en diferentes contextos en todo el mundo. Estos escenarios son una herramienta para la toma de decisiones que ha sustentado el desarrollo de la estrategia para garantizar que esté impulsada por el contexto y centrada en los desafíos más apremiantes que enfrenta el sistema agroalimentario en el que opera el CIMMYT.

Desde el futuro miramos hacia atrás en la historia del CIMMYT y examinamos cómo ha evolucionado su negocio principal a lo largo de los años para satisfacer de manera proactiva las necesidades en constante cambio en todo el mundo.

En cada etapa de la evolución del CIMMYT, ha tomado sus fortalezas y las habilidades que ha desarrollado y las ha agregado a su experiencia, y ha ampliado lo que ofrece mientras mantiene las fortalezas centrales.

Norman Borlaug enseñando a aprendices (Foto: CIMMYT)

En los primeros días del CIMMYT, la misión se enfocaba en desarrollar y mejorar el germoplasma y las prácticas agronómicas, luego el CIMMYT comenzó a trabajar más de cerca con los agricultores (década de 1980), amplió el énfasis en las mejoras genéticas (2000), se embarcó en proyectos multidisciplinarios sostenibles (década de 2010) y, más recientemente, avances tecnológicos en sistemas de innovación participativos (2015-2022). Todo conduce a la misión codificada en la Estrategia 2030: acelerar la transformación de los sistemas alimentarios mediante el uso del poder de la acción colectiva.

Ahora, en 2023, el avance del CIMMYT está determinado por la declaración de la misión del CGIAR: “Ofrecer ciencia e innovación que promuevan la transformación de los sistemas de alimentos, tierra y agua en una crisis climática”.

Desarrollo de la Estrategia

Para definir la Estrategia 2030, el CIMMYT respondió a las siguientes preguntas centrales:

  • ¿Cómo es el éxito?
  • ¿Dónde puede el CIMMYT ofrecer el mayor valor?
  • ¿Cómo puede el CIMMYT generar valor para las comunidades?

“Como organización, nos hemos concentrado en estrategias que fomentan la colaboración y las adaptamos para una organización internacional sin fines de lucro cuya visión no es crecer como institución sino brindar mayor valor a las comunidades a las que sirven, innovar para los usuarios finales de sus productos y garantizar un mejor futuro para nuestra comunidad global”, dijo Govaerts.

Las herramientas utilizadas para desarrollar los elementos de este plan estratégico se basaron en el marco provisto en la Estrategia de Investigación e Innovación del CGIAR para guiar el proceso. El personal de todo el Centro participó en un proceso consultivo para desarrollar los objetivos de los siguientes componentes estratégicos: Excelencia en Ciencia e Innovación, Excelencia en Operaciones, Gestión de Talento, Movilización de Recursos, Alianzas e Influencia.

El desarrollo del componente Excelencia en Ciencia e Innovación sirve como ejemplo de este enfoque colaborativo de abajo hacia arriba (ascendente). La planificación estuvo a cargo del Grupo de Líderes de Pensamiento Emergente, compuesto por 24 científicos de carrera temprana y media en toda la cartera global y de programas del CIMMYT. El grupo trabajó en colaboración con los investigadores y el personal del CIMMYT para delinear primero los desafíos que enfrentan los sistemas agroalimentarios y luego trabajaron en soluciones que ahora sirven como base de la Estrategia 2030.

Participantes en el taller estudian muestras de semillas en el Laboratorio de Sanidad de las Semillas del CIMMYT. (Foto: Xochiquetzal Fonseca/CIMMYT)

“Cada componente complementa a los demás”, dijo Govaerts. “Esta es nuestra respuesta a las preguntas centrales. Solo trabajando de manera conjunta podemos dar inicio a soluciones sostenibles que lleguen a todos”.

Juntos, los componentes crean una red para respaldar los tres pilares del CIMMYT: Discovery (investigación e innovación), SystemDev (trabajar en colaboración para innovar los sistemas fundamentales) e Inc. (incubar nuevas empresas y nuevas formas de hacer negocios en el espacio del sistema agroalimentario) .

El CIMMYT está a la vanguardia en la configuración de un paisaje agrícola sostenible y próspero

El objetivo de facilitar la seguridad alimentaria donde la agricultura sostenible es parte de la solución a la crisis climática y la agricultura proporciona una vía para desarrollar la resiliencia de los hogares y permite a las comunidades salir de la pobreza requiere el uso estratégico de los recursos. La Estrategia 2030 del CIMMYT, construida de abajo hacia arriba (ascendente) sobre una base de más de 50 años de experiencia y la pericia de científicos, personal y agricultores, maximiza los recursos, mejora las alianzas dinámicas y retiene y recluta personal de clase mundial en un mundo de desafíos crecientes a la seguridad alimentaria.

Leer la Estrategia 2030 en inglés: Science and Innovation for a Food and Nutrition Secure World: CIMMYT’s 2030 Strategy 

Próximamente también disponible en español.