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Conservación, manejo de los recursos naturales y economía circular para la producción de maíz en Colombia

Se estima que el 84% de la agricultura familiar en todo el mundo se lleva a cabo en extensiones de tierra de menos de 2 hectáreas, lo que representa menos del 12% del área total dedicada a la agricultura. Este modelo de agricultura familiar se distingue por su enfoque en la producción alimentaria a escala reducida, lo cual suele implicar una mayor participación de la mano de obra familiar.

Además, se destaca por la contribución significativa de los ingresos agrícolas al total de los ingresos familiares, la comercialización de productos en los mercados locales y la posesión de tierras y otros activos por parte de las familias (FAO, 2019, p.2). En Colombia, del total del territorio dedicado a la agricultura familiar, aproximadamente el 12,3%, se destina al cultivo de maíz, lo que corresponde a un área de 14,086,870 hectáreas. Se siembra dos veces al año durante las temporadas de lluvia. En regiones con altitudes superiores a los 1700 msnm, donde los ciclos de cultivo son más prolongados, se realiza una sola siembra al año.

Plántulas de maíz (Foto: CIMMYT).

En América Latina y el Caribe, la agricultura ocupa más de un tercio de la superficie terrestre de la región, consume casi tres cuartas partes de sus recursos de agua dulce y es responsable del 46% de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Ante este panorama, se reconoce la urgencia de adoptar medidas que mitiguen los impactos ambientales del sector agrícola, especialmente en términos de gestión de residuos.

Una de las innovaciones propuestas para abordar esta problemática es la Economía Circular. Este enfoque busca transformar los residuos agroalimentarios en insumos orgánicos, cerrando así los ciclos de nutrientes y reduciendo la presión ambiental asociada a la agricultura. Al incorporar principios circulares en la cadena de valor agroalimentaria, no solo se promueve la sostenibilidad en las fincas de pequeños agricultores, sino que también se contribuye a minimizar los impactos negativos al medio ambiente, gestionando de manera más responsable y eficiente los residuos generados por este sector (CEPAL,2023).

En la vereda Bellavista, ubicada a una altura de 1847 msnm sobre la cordillera Occidental, los pequeños productores practican la agricultura familiar; en sus parcelas biodiversas también cultivan dos veces al año maíz nativo o criollo como el Limeño y el Diente de Caballo Amarillo y Blanco. La primera siembra se realiza entre marzo y abril, y la segunda entre agosto y septiembre, dependiendo del régimen de lluvias. Es común encontrar el maíz sembrado en asociación con frijol, aprovechando el tallo del maíz como guía de crecimiento. Además, se pueden observar asociaciones con plátano, arracacha, zapallo y yuca. Sin embargo, también se practica el monocultivo de maíz en la región.

Maíz (Foto: CIMMYT)

Entre las acciones colaborativas de los grupos de trabajo 1, 2 y 4 de la iniciativa Soluciones Positivas para la Naturaleza en la vereda Bellavista, se llevó a cabo el taller de grupo focal titulado “Diagnóstico Participativo del Sistema de Producción Tradicional de Maíz”, en el cual participaron pequeños agricultores pertenecientes a la Corporación Nacional Ambiental Agrícola y Pecuaria de Bellavista (CAMPAB). Durante el ejercicio, los productores intercambiaron prácticas culturales relacionadas con el cultivo de maíz. Se observaron ligeras diferencias en la aplicación de algunas técnicas que comparten el mismo principio, como la siembra en surcos con curvas a nivel y la labranza mínima (solo se mueve el suelo en el sitio donde se siembra la semilla). Además, se evidenció que la mayoría de ellos no llevan a cabo un plan de fertilización o un control fitosanitario, ya que no lo consideran necesario.

En cuanto a las prácticas de siembra, uno de los agricultores participantes del taller mencionó: “No deshierbo, solo lo hago donde cabe el azadón y hago los surcos de un metro. Siembro utilizando palín para que el grano encuentre raíz, pues el suelo parece muy duro (tres granitos por sitio entre 60 y 80 cm)”. Por otro lado, una agricultora compartió su práctica: “Remojo el maíz con una solución de salvia machacada para evitar las plagas y las aves y siembro dos granos por sitio”. Los dos agricultores realizan aporcado a los 20 días; otro de los agricultores aplica “un puñado de abono orgánico” y todos coincidieron en que “se dejan los residuos de la cosecha en el terreno como abono”.

Durante las jornadas de articulación entre los centros del CGIAR: CIMMYT y la Alianza Bioversity y CIAT, se llevo a cabo el Taller sobre Economía Circular en la finca. En este evento, se identificaron los principales residuos generados en las unidades productivas, obtenidos principalmente de la cosecha, la cocina y del estiércol de cerdos, pollos y reses. Estos residuos son materias primas potenciales para la producción de bioinsumos basados en el reciclaje de materia orgánica y nutrientes, lo que contribuye a la conformación de sistemas agroalimentarios sostenibles y la conservación de los recursos naturales. Además, esta práctica promueve el autoconsumo en las familias campesinas, la reducción de costos de producción y la generación de ingresos en fincas que se integran positivamente con la naturaleza. Con el ejercicio realizado en el taller la comunidad seleccionó las tecnologías de digestión anaerobia, compostaje, producción de biochar y el cultivo de mosca soldado negro como potenciales soluciones para implementar en las unidades productivas.

Así mismo, el taller permitió identificar los factores limitantes para la producción de maíz, como la pérdida de prácticas tradicionales en el manejo del cultivo, la conservación de la semilla, la transformación del maíz, las características nutricionales del suelo y una alta preocupación por el relevo generacional. Igualmente, se propusieron prácticas y tecnologías que pueden ayudar a resolver estas limitantes, como comprender y estudiar las tradiciones sobre las prácticas de almacenamiento de las semillas, el manejo del cultivo y la transformación del maíz. Las principales acciones propuestas durante el ejercicio para superar estos obstáculos incluyen promover la investigación, las tradiciones culturales y el consumo del maíz en los jóvenes, integrantes de semilleros de investigación (Herederos del Planeta y Cantarrana) y los estudiantes de secundaria del Colegio Agropecuario José María Falla.

Los centros del CGIAR: CIMMYT y la Alianza Bioversity y CIAT colaboran en la iniciativa Soluciones Positivas para la Naturaleza y el proyecto RUSTICA en el municipio de El Dovio, Valle del Cauca. Esto ha sido posible gracias a la participación de la Corporación Nacional Ambiental Agrícola y Pecuaria de Bellavista (CAMPAB) quienes han jugado un papel fundamental en la integración del semillero de investigación Herederos del Planeta y Cantarrana, y el Colegio Agropecuario José María Falla.

Las acciones derivadas del diagnóstico para apoyar la conservación y manejo de los maíces tradicionales bajo el modo de producción en agricultura familiar consistirán en el establecimiento de ensayos participativos, llevados a cabo junto con los agricultores, tanto hombres como mujeres de El Dovio, así como con investigadores de los centros del CGIAR, CIMMYT y la Alianza Bioversity y CIAT. Este ejercicio de investigación participativa está diseñado para evaluar bioinsumos elaborados a partir de residuos orgánicos en las fincas, con el fin de cubrir los requerimientos nutricionales del cultivo en parcelas de producción de semillas. Adicionalmente se brindará asistencia técnica para la implementación de una casa de semillas comunitaria, contirbuyendo así a la conservación de la agrobiodiversidad.

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25 años de oferta y demanda de maíz en el Sur Global

En los próximos 10 años, el maíz se convertirá en el cultivo más cultivado y comercializado en todo el mundo, y ya es el cereal con mayor volumen de producción. Su versatilidad ofrece múltiples usos: como alimento para el ganado en economías desarrolladas y en desarrollo, como componente clave de la dieta humana en varios países de África subsahariana, América Latina y Asia, y para toda una serie de usos no alimentarios en todo el mundo.

Para analizar los cambios en la oferta y la demanda de maíz en los últimos 25 años, científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) llevaron a cabo una revisión de la producción, el consumo y el comercio internacional de maíz.

El estudio se centró en el Sur Global, donde se está trabajando intensamente para transformar los sistemas agroalimentarios en los que el maíz desempeña un papel clave. Gracias a los avances científicos a lo largo del tiempo, el rendimiento del maíz ha aumentado, aunque de forma heterogénea, mientras que la superficie cultivada de maíz también se ha ampliado debido al fuerte crecimiento de la demanda.

La investigación determinó que esta transformación ofrece oportunidades de inversión en investigación y desarrollo (I+D) del maíz para determinar las formas en que la producción y la productividad pueden mejorarse significativamente sin ampliar la superficie de maíz ni crear impactos negativos en el medio ambiente.

Lea el estudio aquí.

Foto de portada: Diversidad del maíz en Tlaxcala, México. (Foto: Thomas Lumpkin/CIMMYT)

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Capacitar a los jóvenes, oportunidad para transitar a sistemas agroalimentarios sustentables

Estudiantes mexicanos que participan en Skills for Prosperity México. (Foto: SFPMx)
Estudiantes mexicanos que participan en Skills for Prosperity México. (Foto: SFPMx)

Recientemente, un grupo de docentes y estudiantes de la Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca (UTVCO) se capacitó en temas encaminados a disminuir el impacto climático y el calentamiento global mediante la conservación y uso eficiente del suelo y agua. Esto. Lo anterior, en el marco de la alianza entre la UTVCO y el proyecto Skills for Prosperity México —que impulsa el Gobierno de Reino Unido— y de la colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y Trigo (CIMMYT), institución que estuvo a cargo del proceso formativo.

Skills for Prosperity México es una iniciativa que busca innovar constantemente para lograr cambios sustentables y de alto impacto de roles, rutinas y reglas que fortalecen la educación para los jóvenes. Por eso, “emprendemos alianzas y vinculamos instituciones cuya sinergias contribuyen en esta misión. Así, en Oaxaca nos aliamos con el CIMMYT y la UTVCO para alinear la carrera de Agricultura Sustentable con requerimientos de habilidades técnicas del mercado local y global del maíz”, comentan los impulsores de la iniciativa. 

De acuerdo con las instituciones participantes, en Oaxaca, el sector agrícola es uno de los más atrasados: los pequeños productores suelen tener ingresos limitados, pues mantienen técnicas de cultivo no eficientes e incluso nocivas para el medioambiente. Esta problemática es también un área de oportunidad para el desarrollo de capacidades en las nuevas generaciones de técnicos, pues son ellos quienes tienen la oportunidad de revertir esta situación al ofrecer vías para hacer más sustentable el campo con el diseño de proyectos sustentables, su gestión y evaluación.

Para sumar a estos esfuerzos, el CIMMYT creó cursos de larga duración y a la medida para que estudiantes universitarios en Oaxaca comprendan mejor las dinámicas de los mercados de maíz globales y nacionales, así como la disponibilidad de nuevas tecnologías y avances científicos en el sector.

Durante un semestre, las y los jóvenes conocieron la relación entre los tomadores de decisiones, investigadores, compradores, agricultores y gobiernos involucrados en el mercado del maíz y cultivos relacionados. También comprendieron las características de la infraestructura del sector, áreas de cultivo y plataformas de investigación. Este conocimiento es indispensable para desarrollarse como profesionistas exitosos y formar habilidades diferenciadoras que aumentan su empleabilidad y les habilitan como actores en la transición hacia economías sustentables.

«En el CIMMYT no solo estábamos interesados en desarrollar algunos cursos para complementar el programa de estudios de la carrera de Agricultura Sustentable de la UTVCO, sino en ayudar a los estudiantes a comprender cómo funciona el mercado global del maíz fuera de los límites de la universidad y obtener habilidades que los preparen para el trabajo en el campo. Ofrecimos nuevos elementos a los profesores para que fortalezcan lo que ya enseñan a sus alumnos», menciona Jaime Leal, gerente del Hub del Pacífico Sur del CIMMYT. 

Sobre Skills for Prosperity México

Es un programa de asistencia técnica impulsado por el Gobierno de Reino Unido en nueve países del mundo para fortalecer entre los jóvenes las habilidades técnicas y socioemocionales orientadas al mercado laboral. Su principal objetivo es dotarlos con nuevas herramientas que les permitan construir su propia prosperidad y aportar en el crecimiento económico inclusivo y sustentable en el mundo.

Sobre el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)

Es una organización internacional de investigación científica en el sector agrícola, especializada en el desarrollo de variedades mejoradas de maíz y de trigo. El CIMMYT es uno de los 15 centros especializados en investigación agrícola del CGIAR, tiene enlaces con 100 países en desarrollo y colabora con organizaciones del sector público y privado, ONG, agricultores y comunidades. Más información: https://youtu.be/9XVhbtd1_-A / Miguel Primo Armendáriz: miguel_armendariz@sfpmx.com.

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Informes Anuales

CIMMYT presenta su Informe Anual 2021

Hoy, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se complace en compartir con ustedes el Informe Anual 2021:

Read the CIMMYT Annual Report 2021Lea la versión web del Informe Anual 2021 (en inglés)

Descargue el Informe Anual 2021 en formato PDF (en inglés)

Descargue los estados financieros 2021 (en inglés)

Nuestro último Informe Anual refleja las tres formas en que la ciencia del CIMMYT marca la diferencia:

  1. El camino científico desde el descubrimiento hasta la validación: En 2021, nos embarcamos en una ambiciosa iniciativa para aplicar métodos de asociación ambiental de todo el genoma para predecir cómo se comportarán en el futuro las variedades actuales de maíz, arroz, sorgo, yuca, cacahuete y frijol en escenarios climáticos y ayudarlas a tener éxito dentro de tres o cuatro décadas.
  2. Traduciendo la ciencia en innovación: El año pasado logramos importantes avances en el aumento de la resiliencia del maíz y el trigo a un mundo más caluroso y seco, y a las amenazas de plagas y enfermedades invasivas en constante evolución.
  3. Escalando la innovación para los agricultores y la sociedad: En colaboración con docenas de socios del sector público y privado en los países en los que trabajamos, en 2021 ampliamos las tecnologías y prácticas agrícolas sostenibles para cientos de miles de agricultores.

Estas historias, que destacan nuestro trabajo en América Latina, también están disponibles en español:

El director general del CIMMYT, Bram Govaerts, presentó los retos actuales: «Una crisis alimentaria mundial alimentada por los conflictos, las interrupciones del comercio, el aumento de los precios de los productos básicos y el cambio climático». También expresó que el CIMMYT está preparado para responder a las amenazas inmediatas y a largo plazo a las que se enfrenta la humanidad. «Tenemos soluciones sólidas, basadas en la ciencia, recomendaciones políticas y metodologías probadas que ayudarán a evitar la crisis mundial de seguridad alimentaria que se avecina», dijo.

Queremos agradecer a todos nuestros donantes y socios su colaboración y apoyo, año tras año.

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Reportajes

Los cultivos básicos de alto rendimiento mejoran la salud y la prosperidad en los países en desarrollo

Varios estudios recientes documentan los beneficios sanitarios y económicos a largo plazo de la «Revolución Verde» —la adopción generalizada de variedades de cultivos básicos de alto rendimiento durante la última mitad del siglo XX— y abogan por seguir invirtiendo en el desarrollo y el uso de dichas variedades.

Analizando datos relativos a más de 600.000 nacimientos entre 1961 y 2000 en 37 países en desarrollo, los científicos dirigidos por Jan von der Goltz, del Banco Mundial, descubrieron que la difusión de variedades de cultivos modernos durante la Revolución Verde redujo la mortalidad infantil entre 2.4 y 5.3 puntos porcentuales.

«Nuestras estimaciones aportan pruebas convincentes de que no deben pasarse por alto los beneficios para la salud del aumento generalizado de la productividad agrícola», afirman los autores. «Desde el punto de vista de las políticas, las subvenciones gubernamentales a los insumos que conducen a una revolución verde, así como las inversiones en programas de extensión e I+D, parecen ser importantes».

Norman Borlaug (cuarto por la derecha) muestra una parcela de trigo Sonora-64 —una de las variedades semienanas, de alto rendimiento y resistentes a las enfermedades que fue clave para la Revolución Verde— a un grupo de jóvenes aprendices internacionales en la estación experimental del CIMMYT en Ciudad Obregón, Sonora, México. (Foto: CIMMYT)
Norman Borlaug (cuarto por la derecha) muestra una parcela de trigo Sonora-64 —una de las variedades semienanas, de alto rendimiento y resistentes a las enfermedades que fue clave para la Revolución Verde— a un grupo de jóvenes aprendices internacionales en la estación experimental del CIMMYT en Ciudad Obregón, Sonora, México. (Foto: CIMMYT)

La pandemia del COVID-19 puso de manifiesto la fragilidad del sistema alimentario mundial y la necesidad de transformarlo, aumentando su resistencia ambiental y económica para soportar futuras amenazas, y apuntalando dietas más saludables. Los estudios sugieren que las versiones mejoradas de cultivos de cereales como el arroz, el trigo y el maíz pueden desempeñar un papel fundamental.

Nuestro trabajo habla de la importancia de apoyar la innovación y la adopción de tecnología en la agricultura como medio de fomentar el desarrollo económico, la mejora de la salud y la reducción de la pobreza», dijo el autor Jan von der Goltz. «También sugiere que es razonable ver con cierta alarma la disminución constante de la financiación para el mejoramiento de los cultivos de cereales en las últimas décadas en el África subsahariana, el continente con menos difusión de variedades modernas».

Asimismo, un estudio del que es coautor Prashant Bharadwaj, de la Universidad de California en San Diego, concluye que la adopción por parte de los agricultores de variedades de cultivos de alto rendimiento (HYV, en inglés) en la India redujo drásticamente la mortalidad infantil en todo el país. Entre 1960 y 2000, la mortalidad infantil se redujo de 163.8 a 66.6 por cada 1.000 nacidos vivos, y esto ocurrió durante las décadas en que la productividad del trigo en la India saltó de 0.86 a 2.79 toneladas por hectárea, como resultado de la adopción de HYV y de la mejora de las prácticas agrícolas.

«Lo que hacen estos dos trabajos es establecer cuidadosamente una estimación causal de cómo las HYV afectan a la mortalidad infantil, comparando únicamente a los niños nacidos en el mismo lugar en diferentes momentos, cuando el uso de las HYV era diferente, y comprobando que la mortalidad antes de la llegada de las HYV tenía una tendencia similar en los lugares que recibirían una cantidad diferente de HYV», dijo Bharadwaj.

«A falta de un ensayo de control aleatorio, estas técnicas econométricas producen la mejor estimación causal de un fenómeno tan importante como la difusión de las HYV durante y después de la Revolución Verde», añadió. El profesor de la Universidad de California en San Diego Gordon McCord, coautor del estudio mundial, coincidió de estas ideas.

Un niño compra frutas y verduras en Varanasi, India. (Foto: Gert-Jan Stads/International Food Policy Research Institute)
Un niño compra frutas y verduras en Varanasi, India. (Foto: Gert-Jan Stads/International Food Policy Research Institute) (CC BY-NC-ND 2.0)

Muchos efectos secundarios

Estudios recientes indican que la Revolución Verde también tuvo repercusiones económicas a largo plazo, que también afectaron a los resultados sanitarios.

En una actualización de 2021 del documento de 2018 «Two Blades of Grass: The Impact of the Green Revolution«, Douglas Gollin, profesor de Economía del Desarrollo de la Universidad de Oxford y sus coautores descubrieron que, en 90 países en los que se adoptaron variedades de alto rendimiento entre 1965 y 2010, el rendimiento de los cultivos alimentarios aumentó un 44% y que, de no haberse producido esta adopción, el PIB per cápita en el mundo en desarrollo podría ser la mitad del actual.

Incluso un retraso de 10 años de la Revolución Verde habría costado, en 2010, el 17% del PIB per cápita en el mundo en desarrollo, con una pérdida acumulada del PIB de 83 billones de dólares, equivalente a un año del PIB mundial actual.

Estos impactos en el PIB y en la salud se vieron potenciados por la correspondiente reducción del crecimiento de la población. Observando la inferencia causal a nivel de país, región y mundo en desarrollo, y utilizando un novedoso método de evaluación del impacto a largo plazo, los autores del estudio detectaron una tendencia: a medida que mejoraba el nivel de vida de las familias rurales, éstas querían en general invertir más en sus hijos y tener menos.

«Nuestras estimaciones sugieren que el mundo habría contado con más de 200 millones de personas adicionales en 2010, si el inicio de la Revolución Verde se hubiera retrasado diez años», afirmaron Gollin y sus coautores. Este menor crecimiento de la población parece haber aumentado el tamaño relativo de la población en edad de trabajar, lo que favoreció el crecimiento del PIB.

Agricultores etíopes dan su opinión a los investigadores del CGIAR sobre las variedades de trigo duro. (Foto: C.Fadda/Bioversity International)
Agricultores etíopes dan su opinión a los investigadores del CGIAR sobre las variedades de trigo duro. (Foto: C.Fadda/Bioversity International) (CC BY-NC-ND 2.0)

Una inversión a largo plazo en la transformación del sistema

Los autores señalan que se necesita tiempo desde el momento en que se realiza una intervención hasta que pueden observarse amplios efectos en la salud de la población. Por ejemplo, aunque el desarrollo de variedades modernas de alto rendimiento comenzó en los años 50 y 60, el ritmo de adopción no se aceleró hasta los años 80, 90 e incluso en la década de 2000, y los datos del África subsahariana muestran que la adopción de variedades ha aumentado tanto en la década de 2000 como en las cuatro anteriores.

Además, cualquier estrategia de nutrición y seguridad alimentaria que pretenda alcanzar el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible de alimentar a 9.000 millones de personas para 2050 debe incorporar soluciones de transformación de sistemas más amplios, como la agricultura de emisiones cero, dietas asequibles y diversas y una mayor conservación de la tierra.

Como explicó Gollin, «la Revolución Verde nos enseñó que tenemos que enfocar el aumento de la productividad, especialmente en el rendimiento de los cultivos básicos, de forma diferente. El reto ahora es más complejo: tenemos que conseguir los mismos aumentos de productividad, con menos insumos y recursos, más conciencia ambiental y en mayores cantidades para más personas».

En parte, esto significa aumentar la productividad en las tierras agrícolas existentes con impactos ambientales y sociales positivos, según Bram Govaerts, director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

«El mejoramiento y el intercambio de variedades de cultivos más productivos y resistentes es tan importante como siempre», dijo Govaerts, «pero también involucrar a los agricultores —en nuestro caso, los pequeños agricultores— en los esfuerzos de investigación e innovación compartidos para reducir las brechas de rendimiento, construir sistemas agrícolas resistentes al clima y abrir el acceso a una mejor nutrición y oportunidades de mercado.»

Foto de portada: Niños almorzando en una guardería en las afueras de Delhi, India. (Foto: Atul Loke/ODI) (CC BY-NC 2.0)

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El valor de la investigación sobre la resistencia de las plantas a los insectos

Los brotes de plagas de cultivos son una grave amenaza para la seguridad alimentaria en todo el mundo. Los enjambres de langostas continúan formándose en el Cuerno de África, amenazando la seguridad alimentaria y el sustento de los agricultores antes de una nueva temporada de cultivo. La devastadora plaga del gusano cogollero continúa causando daños extensos en África y el sur de Asia.

Con casi el 40% de los cultivos alimentarios perdidos anualmente debido a plagas y enfermedades, la resistencia de las plantas a los insectos es más importante que nunca. El mes pasado, un grupo de fitomejoradores y entomólogos de trigo se reunieron para la 24ª Conferencia Bianual Internacional de Resistencia Vegetal a los Insectos (IPRI en inglés), celebrada en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) cerca de la Ciudad de México.

Mike Smith, entomólogo y profesor emérito de la Universidad Estatal de Kansas, explica la importancia de trabajar con economistas para documentar el valor de la investigación sobre la resistencia a los insectos y por qué la comunicación es fundamental para crear conciencia sobre la amenaza de las plagas de los cultivos y las soluciones existentes.