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Reunión informativa para la prensa digital con el Enviado Especial de EE.UU. para la Seguridad Alimentaria Mundial, Dr. Cary Fowler, y la Coordinadora para la Crisis Alimentaria Mundial de la USAID, Dina Esposito

Cary Fowler, Enviado Especial de EE.UU. para la Seguridad Alimentaria Mundial, y Dina Esposito, Coordinadora para la Crisis Alimentaria Mundial de la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), hablaron de la estrategia estadounidense para abordar la crisis de seguridad alimentaria mundial y de su visita en curso a Malawi y Zambia en una rueda de prensa digital el 19 de enero.

«Recientemente hemos apoyado un nuevo proyecto que operará en varios países, entre ellos Zambia y Malawi, que será coordinado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, y por el Instituto Internacional de Agricultura Tropical», dijo Fowler.

«Se crearán centros de innovación (hubs) en los que se reunirán las mejores y más apropiadas tecnologías e información para ayudar a los pequeños agricultores con toda una serie de problemas a los que se enfrentan. Esto permitirá a los agricultores acceder, por ejemplo en Zambia, al maíz tolerante a la sequía que tanto piden. Se trata de un maíz que, año tras año, rinde por término medio un 30% más, en rotación con leguminosas, que aportan proteínas y también enriquecen el suelo y reducen la necesidad de fertilizantes. Y también a otras tecnologías y ayuda para establecer mercados para esos productos y alargar la cadena de valor de modo que los agricultores y las pequeñas empresas no se limiten a tratar con materias primas, sino que tomen esas materias primas y hagan algo más valioso y útil para una mayor parte de la población».

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La agricultura mexicana puede hacer una transición para ser más resiliente con la tecnología

En México y en gran parte del mundo, el costo de los alimentos disminuyó considerablemente el mes pasado, pero sigue acercándose peligrosamente a los máximos históricos registrados a principios de este año, según un organismo de las Naciones Unidas.

Los nuevos datos del Índice de precios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) son una prueba más de que, si queremos construir un sistema agrícola resistente que mantenga los alimentos abundantes y asequibles, los agricultores como yo necesitamos tener acceso a las mejores tecnologías, orientadas al futuro y basadas en la ciencia, y no a las medidas restrictivas retrospectivas que muchos gobiernos intentan imponer a los productores de alimentos.

Esto es especialmente cierto aquí en México, donde los funcionarios públicos están promoviendo políticas agrícolas peligrosas que dañarán el potencial de rendimiento de los agricultores mexicanos y se sumarán a la actual inflación alimentaria de nuestro país. Paradójicamente, el principal centro de investigación agrícola del mundo para el trigo y el maíz ha hecho un nuevo llamamiento a la «resiliencia del sistema agroalimentario a largo plazo».

El Centro Internacional de Mejoramiento de Trigo y Maíz, también conocido como CIMMYT, es un recurso increíble para los agricultores de todo el mundo. Mi familia ha participado en su trabajo durante décadas, remontándose a la época en que Norman Borlaug, el padre de la Revolución Verde empezaba a hacer grandes progresos en el rendimiento del trigo.

En julio, un equipo de científicos del CIMMYT publicó su estrategia para hacer frente a la subida de los precios de los alimentos. Se centraron sobre todo en el trigo, sometido a un gran estrés debido a la invasión rusa de Ucrania, pero sus recomendaciones generales se aplican a todos los productos básicos.

Su consejo a corto plazo consiste en aumentar la producción y sustituir parcialmente la harina de trigo por otros cereales de bajo coste para compensar los altos precios del trigo. A medio y largo plazo, el CIMMYT aboga por una mayor resiliencia de nuestros sistemas alimentarios mediante la mejora genética de las semillas y el control de las plagas. De manera significativa, los autores instan a «crear capacidad para promover una amplia vigilancia de plagas y patógenos».

Este es un consejo importante porque las plagas, las malas hierbas y las enfermedades son tres de las mayores amenazas para la producción de alimentos en casi todo el mundo. Si vamos a desarrollar una «resiliencia del sistema agroalimentario a largo plazo» que incluya todo lo relacionado con la mitigación del cambio climático y la equidad de género que también defiende el CIMMYT, debe empezar por ayudar a los agricultores como yo a defender nuestros cultivos de sus amenazas más básicas pero en permanente evolución.

Y eso significa darnos acceso a la tecnología basada en la ciencia. Necesitamos las mejores semillas, las mejores máquinas y las mejores técnicas de gestión de cultivos. También necesitamos la mejor protección de los cultivos para que lo que plantamos pueda desarrollar todo su potencial.

En lugar de limitar las opciones de los agricultores, deberíamos tratar de ampliarlas. Este es, de hecho, el gran legado del CIMMYT. A través de una ciencia sólida y una innovación creativa, ha dado a los agricultores más herramientas que nunca.

En mi granja, ya combatimos las plagas, las malas hierbas y las enfermedades mediante prácticas tradicionales como la rotación de cultivos. Sin embargo, esta práctica ancestral ya no es suficiente. En esta era de la sostenibilidad y la conservación, necesitamos especialmente una protección avanzada de los cultivos, que pueda funcionar como un «arado virtual» que fortalezca nuestro suelo al retener la humedad, secuestrar carbono, aumentar la biodiversidad, mejorar los sistemas de raíces y reducir la erosión.

En los próximos años, nos gustaría explorar otras tecnologías de protección de cultivos, como las aplicaciones con drones, que nos permitirían trabajar con más precisión y menos dependencia de los combustibles fósiles.

Mientras pensamos en el futuro, y mientras los agricultores de todo el mundo intentan cultivar más alimentos en menos tierra, deberíamos adoptar la tecnología como una solución en lugar de temerla como un problema.

Tenemos tantos problemas reales con la guerra, la inflación, el acceso a los combustibles y los fertilizantes, la agitación de los mercados y el cambio climático que no necesitamos limitarnos dudando en la aplicación de nuevas tecnologías, especialmente cuando se ha demostrado que son seguras. (Si nos engañamos a nosotros mismos prohibiendo estas opciones, los agricultores pagarán un precio muy alto en su lucha por cultivar alimentos y los consumidores asumirán el costo cuando coman).  Todas las opciones tecnológicas deben seguir sobre la mesa.

Aunque los precios de los alimentos bajaron un 8.6% entre junio y julio, son más de un 13% más altos que en esta época del año pasado, según el Índice de precios de los alimentos de la FAO.

Esto puede ser un rayo de esperanza en medio de la obscuridad, pero el pronóstico es imprevisible: «El descenso de los precios de los productos alimentarios desde niveles muy elevados es bienvenido», aseguró el economista jefe de la FAO, Máximo Torero, quien también advirtió que «siguen existiendo muchas incertidumbres» y éstas «suponen serias tensiones para la seguridad alimentaria mundial».

La agricultura debe ser más resistente, como pide el CIMMYT.

Y los agricultores como yo necesitamos el apoyo de los responsables políticos y del público en general en nuestra lucha por cultivar los alimentos que todo el mundo necesita.

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Noticias

La ciencia puede ayudar a superar los retos de la seguridad alimentaria

Este 7 de junio Víctor Villalobos, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, y Tatiana Clouthier, titular de la Secretaría de Economía, inauguraron el Foro Nacional sobre Seguridad Alimentaria y Cambio Climático que tuvo como finalidad analizar y proponer vías para la producción sostenible de alimentos sanos y accesibles en un entorno donde los conflictos y el cambio climático son una realidad.

Para reflexionar sobre el tema, en el marco del Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, el foro convocó a especialistas del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) México, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Durante su intervención, Bram Govaerts, director general del CIMMYT, destacó que la actual crisis en Ucrania subraya la necesidad de contar con soluciones a largo plazo para la seguridad alimentaria mundial. Expuso que el conflicto bélico ha trastocado el mercado global de trigo, afectando primeramente a los países de Medio Oriente y África que dependen del trigo cultivado en Rusia y Ucrania, pero también ha exacerbado la migración internacional como consecuencia del incremento de los precios de los alimentos en muchas regiones del mundo, incluyendo América Latina. 

Govaerts también señaló que siendo Rusia uno de los más importantes productores de fertilizantes a nivel global, para el siguiente ciclo será esencial “difundir urgentemente las prácticas que generan más grano por unidad de fertilizante, lo cual incluye el uso de sensores ópticos, el desarrollo de mapas de fertilidad, la optimización de la fertilización en zonas que usan grandes cantidades de estos insumos —para permitir la disponibilidad en otras zonas—, el uso de fertilizantes orgánicos, entre otras prácticas”.

Además de los conflictos, enfatizó el director general del CIMMYT, el cambio climático está afectando a la agricultura a través de fenómenos meteorológicos más extremos, como sequías e inundaciones: “El aumento de la temperatura reduce los rendimientos globales de los principales cultivos. Sin una agricultura adaptada a estos cambios, cada grado que aumente la temperatura media global estaría reduciendo los rendimientos de trigo en un 6% y de maíz en un 7.4% en promedio”.

Para responder a estos retos, Govaerts comentó que México cuenta con la experiencia para desarrollar sistemas agroalimentarios sustentables —iniciativas como MasAgro-Cultivos para México son un ejemplo de ello—, hecho que resalta la importancia de invertir en investigación científica: “el 70% de semillas de trigo y más del 50% de semillas de maíz sembradas en el mundo derivan de la investigación en mejoramiento que se realiza en México desde el CIMMYT y una amplía red de colaboradores”. 

A través del CIMMYT, México hace alrededor de 1,500 envíos de semillas anuales a diferentes países y varias de esas semillas son de variedades resistentes a sequía. “Nuestro llamado es a que la intervención humanitaria incluya semilla resistente a sequía para las zonas susceptibles a este fenómeno y así generar resiliencia global hacia el futuro”, enfatizó el directivo del CIMMYT. 

En este mismo sentido, durante su intervención en el bloque orientado a abordar los desafíos para la adopción de mejores prácticas en sistemas de producción agrícola, Jelle Van Loon, científico del CIMMYT, mencionó que el organismo internacional con sede en México y sus colaboradores también están “impulsando AgriLAC Resiliente, un proyecto muy amplio en América Latina construido sobre el concepto de Hub, o nodo de innovación, que caracteriza a programas como MasAgro-Cultivos para México y proyectos de Abastecimiento Responsable, con los que conectamos con el mercado a los productores a quienes apoyamos a desarrollar capacidades en temas de Agricultura Sustentable”.

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Comunicados de prensa

Trabaja CIMMYT para evitar el hambre provocada por la pandemia

Trabajador de campo en la estación del CIMMYT El Batán, en el Estado de México, México. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)

En paralelo al esfuerzo del mundo entero por desarrollar una vacuna para el COVID-19, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) redobla esfuerzos para evitar que las acciones de mitigación de la pandemia y la desaceleración económica asociada provoquen una crisis en el campo que aumente significativamente la inseguridad alimentaria y el hambre a nivel global, particularmente en México y otros países de América Latina y el Caribe.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la pandemia puede provocar una crisis alimentaria que revertiría 20 años de progreso sostenido en la lucha contra el hambre en América Latina y el Caribe.

Para el caso de México, el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2020” de la FAO advierte que la inseguridad alimentaria podría afectar a 19.5 millones de mexicanos en 2020, un incremento de 11 a 16%, como resultado de la crisis económica y productiva provocadas por la pandemia.

Durante su participación en el seminario en línea “Acción multilateral para impedir que la crisis sanitaria se convierta en crisis alimentaria” organizado por la FAO, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, señaló que para poder superar la pandemia y evitar una crisis alimentaria en América Latina y el Caribe se necesita el mayor nivel de cooperación internacional posible.

De acuerdo con el canciller Ebrard, el diálogo en este tipo de encuentros es “sumamente importante porque en América Latina y el Caribe es donde podemos tener, o tenemos ya, un riesgo muy alto de que, efectivamente, la crisis que estamos padeciendo pueda traducirse, en algunas regiones, en una crisis alimentaria”.

Al respecto, el director global de Desarrollo Estratégico y representante para las Américas del CIMMYT, Bram Govaerts, comentó que, desde hace casi 55 años, el organismo internacional de investigación sin fines de lucro con sede en Texcoco, Estado de México, mantiene y “lleva a la acción” ese diálogo multilateral para incrementar la productividad agrícola en forma sostenible y erradicar el hambre en México y la región.

“Trabajamos con más de 300 mil agricultores para cosechar al menos 2.5 millones de toneladas de maíz producido bajo prácticas agrícolas sostenibles que permiten aumentar el rendimiento promedio por hectárea en al menos 30% y el ingreso promedio de las familias productoras en 25%”, aseguró el representante del organismo internacional.

De esta manera, el CIMMYT colabora con el Gobierno de México para responder al llamado que 60 líderes globales hicieron en una carta publicada el 9 de abril pasado para evitar que las acciones de combate y mitigación de la pandemia produzcan una crisis alimentaria y humanitaria.

Govaerts explicó cómo el CIMMYT y México contribuyen a evitar el colapso de los sistemas productivos y de las cadenas de suministro y distribución de alimentos al sumarse a tres acciones clave recomendadas por los expertos internacionales: 1, mantener la oferta de alimentos; 2, multiplicar el apoyo para los más vulnerables; y, 3, invertir en sistemas alimentarios sostenibles y resilientes.



Acerca del CIMMYT

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo es el líder mundial en investigación de maíz, trigo y sistemas agrícolas asociados financiada con fondos públicos. Con sede cerca de la Ciudad de México, el CIMMYT trabaja con cientos de socios en todo el mundo en desarrollo para aumentar de manera sostenible la productividad de los sistemas de cultivo de maíz y trigo, mejorando así la seguridad alimentaria global y reduciendo la pobreza. El CIMMYT es miembro del Sistema CGIAR y dirige los Programas de Investigación del CGIAR sobre Maíz y Trigo y la Plataforma de Excelencia en Mejoramiento. El Centro cuenta con el apoyo de gobiernos nacionales, fundaciones, bancos de desarrollo y otros organismos públicos y privados.

Acerca de MasAgro

El proyecto MasAgro desarrolla capacidades y la habilidad de los productores mexicanos para adoptar el producto de la investigación de excelencia en materia de conservación, aprovechamiento y mejoramiento de maíz y trigo, agronomía, maquinaria agrícola, tecnologías de la información y la comunicación, opciones de almacenamiento poscosecha, entre otras áreas de interés para el desarrollo agrícola sostenible. El programa ha beneficiado a más de 300 mil agricultores (21% son mujeres) que producen maíz, trigo y cultivos asociados en más de 1 millón de hectáreas incluyendo parcelas de innovación en módulos, así como áreas de extensión e impacto en 10 regiones de México.

Contacto para prensa:

Ricardo Curiel, Gerente de Comunicación para México y América Latina, CIMMYT
r.curiel@cgiar.org, +52 (55) 5804 7544

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Noticias

Expertos piden a líderes mundiales que eviten una crisis de seguridad alimentaria global por el COVID-19

A farmer weeds a maize field in Pusa, Bihar state, India. (Photo: M. DeFreese/CIMMYT)
Una agricultora deshierba un campo de maíz en Pusa, estado de Bihar, India. La productividad y la seguridad alimentaria de los pequeños agricultores requieren su presencia y actividad en el campo y en los mercados, los cuales podrían estar fuera de los límites de la pandemia del COVID-19. (Foto: M. DeFreese/CIMMYT)

Alarmados por el riesgo de escasez mundial y regional de alimentos provocada por la pandemia del COVID-19, una coalición de empresas, grupos de agricultores, industria, organizaciones no gubernamentales y académicos ha pedido a los líderes mundiales que mantengan un comercio abierto de sus excedentes de alimentos.

Publicado por la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo (FOLU, en inglés) el 9 de abril de 2020, y firmado por 60 expertos, el llamado a la acción insta a los líderes mundiales a mantener el suministro de alimentos, apoyar especialmente a las personas vulnerables y financiar sistemas alimentarios sostenibles y resilientes.

Cubierto por los principales medios de comunicación mundiales, la declaración alienta a los gobiernos a tratar la producción, el procesamiento y la distribución de alimentos como un sector esencial —similar a la atención de salud pública— y por lo tanto a apoyar las actividades continuas, seguras y saludables de los agricultores y otras personas que contribuyen al sector, según Martin Kropff, Director General del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y signatario del llamado a la acción.

«Los consumidores en los países de bajos ingresos enfrentan la mayor amenaza de inseguridad alimentaria», dijo Kropff. «Su acceso tenue a alimentos nutritivos se ve comprometido cuando las naciones productoras de alimentos excedentes eligen cerrar el comercio como medida defensiva».

Kropff agregó que muchos hogares en países de bajos ingresos dependen de la agricultura o actividades relacionadas para su alimentación y sustento. Su productividad y seguridad alimentaria se ven comprometidas por enfermedades o restricciones de movimiento o trabajo.

«El llamado a la acción resuena con los hallazgos de un estudio histórico de 2015 realizado por Lloyd’s of London», explicó. «Ese trabajo destacó la fragilidad de los sistemas alimentarios mundiales en caso de choques coincidentes, un resultado que parece totalmente posible ahora, dados los impactos de la pandemia del COVID-19 en la salud, cultura y economía».

Al mismo tiempo, el trabajo del CIMMYT, otros centros del CGIAR y sus socios en todo el mundo ayuda a estabilizar los sistemas alimentarios, según Kropff.

«Nuestros resultados de investigación incluyen variedades de cultivos de alto rendimiento, resistentes al clima y métodos de cultivo más productivos, rentables y sostenibles. Esto les da a los agricultores, y especialmente a los pequeños productores, los ingredientes para una agricultura más eficiente y efectiva. Se basan en la realidad a través de los comentarios de los agricultores y socios locales, así como de estudios socioeconómicos sobre mercados y cadenas de valor para la producción, procesamiento y distribución de alimentos».