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Ellas envasan los sabores de la montaña

La apuesta que 18 mujeres han hecho por el trabajo en equipo para la elaboración de conservas se ha vuelto un ejemplo de cómo en la comunidad mazateca de Santa Catarina, en San Jerónimo Tecóatl, Oaxaca, los productos frescos que antes se desperdiciaban pueden ser una fuente de empleo.

Alejandrina Dávila Cid es una de las integrantes de la sociedad cooperativa Sabores Mazatecos, la cual nació en 2012 porque, como ella, otras mujeres veían cómo “se echaba a perder” el durazno que crecía en el huerto que trabajaba su esposo.

La primera idea fue elaborar duraznos en almíbar y mermelada, pero entre todas han logrado tantos apoyos que ahora procesan dos toneladas y media de este fruto, al igual que de guayaba, pera, manzana, dulce de capulín y chile canario en escabeche con zanahoria y cebolla.

En 2021 aceptaron ser parte del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Alejandrina García Dávila, colaboradora del CIMMYT que se encarga de dar asesoría a las integrantes de Sabores Mazatecos, destaca que el objetivo es fortalecer sus actividades con la comercialización y construir una cartera de negocios.

En temporada de guayaba, entre finales de octubre y todavía parte de enero, en la sede de la cooperativa procesan de 30 a 60 kilos al día que se convierten en 300 frascos de medio kilo o un kilo de mermelada.

Entre abril y mayo envasan hasta 500 frascos de un litro de duraznos en dulce. No necesitan agregar conservadores ni ningún tipo de químico para que cada frasco de conserva que elaboran en Sabores Mazatecos tiene una vida en anaquel de tres a cinco meses.

La asesoría de Walmart Foundation cobran más relevancia en un año en que imperaron las restricciones sanitarias por la COVID-19. Graciela García Reyes, vicepresidenta de Sabores Mazatecos, sabe que el propósito en común es generar más empleos que no sean solo para las integrantes de la cooperativa, sobre todo porque en esta comunidad rural las oportunidades laborales son muy escasas.

Magnolia Araceli García Reyes, quien también es parte de Sabores Mazatecos, puede vender la producción familiar de su parcela conformada por dos hectáreas con árboles de durazno. Recuerda que en 2020 logró que la producción fuera mucha, 70 kilos por cada una de las 3 cosechas, pero el siguiente año dejó “descansar las ramas”.

Vienen ya productores de Teopoxco, Huejuetan, Cerro Verde y en total ocho municipios cercanos que ofrecen su producto”, dice con la satisfacción de que el proyecto se ha fortalecido con el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT. 

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Mujeres, agricultura y pandemia

Para una gran parte de la humanidad —y a través de la historia—, la hora de los alimentos está íntimamente ligada a la presencia y acción de las mujeres. Ellas alimentan al mundo en más de un sentido. No solo preparan los alimentos, los cultivan: de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cuatro de cada 10 personas que trabajan en el campo en todo el mundo, e incluso siete de cada 10 en algunos países, son mujeres. 

El papel de la mujer, sin embargo, frecuentemente ha estado mermado por las brechas de género. Se pensaba que el hombre, por su complexión física, era quien debía ejercer y asumir los papeles más demandantes o pesados, pero la mujer ha tenido y tiene un papel fundamental en la agricultura y su trabajo debe ser reconocido. 

Por diversas circunstancias, socialmente se sabe poco de los trabajos de las mujeres dentro de la Agricultura. Además, persisten condiciones que las ponen en clara desventaja, tales  como el poco acceso a créditos y a cadenas productivas de alto valor, así como la falta de titularidad de las tierras —lo que ha contribuido a un subregistro en las estadísticas disponibles: de acuerdo con cifras al tercer trimestre del 2021 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), por ejemplo, el promedio de mujeres ocupadas en agricultura es del 10%, ya que su trabajo en el campo con frecuencia no es remunerado—.

La pandemia por COVID-19 y sus efectos durante y después de ella son un buen ejemplo para reflexionar en torno al papel y a la situación de las mujeres, tanto en el campo o en relación con aspectos vinculados con la alimentación, tales como la seguridad alimentaria o la carga de trabajo asociada a la preparación de la comida y a la alimentación de las familias —se estima que la brecha entre mujeres y hombres con respecto al tiempo que dedican a la manipulación y preparación de alimentos y comidas es de 12 puntos porcentuales—.

De acuerdo con la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la pandemia representa un retroceso en materia de derechos de las mujeres, pero también una oportunidad de reacomodo donde los pactos de género permitan trastocar a la sociedad y hacer que la nueva normalidad sea la igualdad

A raíz de la pandemia, en México 70.1% de hombres y 76.2% de mujeres vieron disminuidos sus ingresos (ingresos de un trabajo remunerado); 43.1% de hombres y 40.5% de mujeres experimentaron dificultad para acceder a productos alimenticios o víveres; y 44.1% de hombres y 48.3% de mujeres vieron un aumento en el tiempo dedicado al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado —como enseñar a los niños o ayudar con las tareas escolares; ayudar a personas adultas mayores, enfermos o con discapacidad—.

Los efectos diferenciados por género a causa de la pandemia en el desarrollo sostenible apoyan la observación general de que la pandemia ha evidenciado los numerosos sistemas quebrantados en el mundo, donde las personas más vulnerables —por edad, pobreza, raza o género— se vuelven exponencialmente más vulnerables.

Así, en este periodo de pandemia las mujeres en general han enfrentado la agudización de la sobrecarga de trabajo —en especial el trabajo no remunerado que está vinculado con la pobreza de tiempo de las mujeres—, la precariedad económica, el incremento de la pobreza y el incremento de la violencia de género. 

En el ámbito rural, las mujeres se han enfrentado a una serie de obstáculos adicionales asociados a las interrupciones de las cadenas de valor agroalimentarias. Las productoras que vendían sus excedentes en mercados locales para captar ingresos que les permitieran complementar la dieta fueron particularmente afectadas.

Uno de los grandes retos entonces es consolidar e intensificar acciones para el empoderamiento económico de las mujeres, impulsar su autonomía económica y dar visibilidad a sus aportes a la economía familiar (y en general): en la agricultura de traspatio, por ejemplo, tienen un papel protagónico en el cultivo de verduras, legumbres y frutas, así como en la producción animal de pequeñas especies. Y esto no es una tarea menor, porque muchas veces constituye el principal soporte económico de las familias rurales. 

Ante este contexto, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores, desarrollan proyectos que impulsan el empoderamiento económico de las mujeres mediante, por ejemplo, la incorporación de cultivos alternativos:

“El cultivo del girasol es un gran apoyo a la economía para la mujer. Varias lo están vendiendo como flor de corte y a otras nos ha permitido desarrollar un oficio, porque con esto podemos tener un mercado para la comercialización de jabones, champús, cremas, tinturas de propoleo, polen, jarabes para la tos y otros productos”.

Te invitamos a conocer a Juana Gómez Ramírez, una de las protagonistas de esta historia dando clic aquí.

Fuentes:

  • ONU Mujeres (2020). Efectos diferenciados por género de COVID-19 en el desarrollo sostenible. Análisis comparativo de las encuestas de evaluación rápida de género en Chile, Colombia y México. ONU Mujeres- Oficina Regional para América Latina y el Caribe.
  • Mora, A. y Anderson H. (2020). Las mujeres rurales, la agricultura y el desarrollo sostenible en las Américas en tiempos de COVID-19. Organización de los Estados Americanos- Comisión Interamericana de Mujeres. 
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Mensajería digital, herramienta para la formación de líderes comunitarios

Vivimos un proceso de adaptación a nuevas condiciones globales en nuestros medios de vida. La educación, en particular, está evolucionando a entornos virtuales que permiten el acceso a una amplia gama de medios formativos, pero, para que esto sea posible, es necesario generar ambientes accesibles. 

La crisis sanitaria por COVID-19 aceleró además el proceso de incorporación de los esquemas educativos a distancia en diversos ámbitos, incluyendo la capacitación de productores, técnicos y actores clave relacionados con la actividad agrícola. Por esta razón, ha sido necesario generar entornos de aprendizaje basados en sus necesidades.  

Derivado de lo anterior, se han diseñado estrategias formativas mediante el uso de tecnologías multimedia para dar continuidad a los procesos de enseñanza/aprendizaje que brinda el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Las herramientas y/o recursos educativos que se han elaborado para dar soporte al desarrollo de habilidades y conocimientos de diversos actores son: cursos en línea, videoconferencias, tutoriales en plataformas electrónicas, videos informativos, audios, documentos e infografías electrónicas.

Como parte de una de las estrategias de capacitación a distancia, el CIMMYT y Walmart Foundation impulsaron a través del proyecto Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche la capacitación de 117 líderes comunitarios a través de mensajes instantáneos vía WhatsApp.

El diseño del contenido temático se basó en la agrupación de cinco bloques: Introducción al fortalecimiento de capacidades a líderes comunitarios, Asociatividad, Agricultura Sustentable, Liderazgo y Gestión Comunitaria. Para cada uno de estos se identificaron los recursos didácticos más apropiados a desarrollarse considerando el perfil del participante y el medio en el que se compartiría (imagen 1). 

El proceso de formación se desarrolló en dos fases: la primera consistió en el envío de materiales digitales a los diferentes grupos de WhatsApp (un grupo por estado: Chiapas, Oaxaca y Campeche), así como un reto a desarrollar de acuerdo con el resultado de aprendizaje de cada bloque formativo. La segunda fase radicó en la tutoría y/o acompañamiento de técnicos del CIMMYT para reforzar y evaluar los aprendizajes de los productores participantes. 

Como parte de los resultados alcanzados en el proceso de capacitación destacan los siguientes:

  • 71 productoras y productores culminaron el proceso de formación de manera exitosa.
  • 120 materiales didácticos elaborados y/o adaptados (gran parte de los cuales fueron compartidos en los grupos de WhatsApp). 

El modelo formativo es replicable con más grupos de productores de diferentes regiones del país, pues además permite un mayor alcance de personas a capacitar y propicia la autogestión del tiempo de los participantes. Por esta razón, seguirá siendo fundamental la continuidad de los esquemas de capacitación a distancia utilizando las diferentes tecnologías/plataformas de la comunicación y la información con fines educativos. 

Imagen 1. Proceso de formación de la estrategia de capacitación a líderes comunitarios.

 

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La importancia de invertir en ciencia aplicada al campo

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la fragilidad de los sistemas agroalimentarios puede afectar a un gran número de personas: en la actualidad, 3 mil millones de personas ―un poco más de la población de China e India juntas― no pueden permitirse una dieta saludable de forma regular. Bastaría una pequeña perturbación en el sistema ―como una alteración de los enlaces de transporte― para aumentar esta cifra en corto tiempo. Lamentablemente para la humanidad este planteamiento ya ha sido confirmado por la pandemia de COVID-19.

“Análisis recientes indican que, dados los efectos combinados del cambio climático y el crecimiento de la población, es solo cuestión de tiempo antes de que experimentemos un shock en el sistema alimentario mundial. La probabilidad aumenta con la frecuencia y la gravedad de los desastres naturales —como tormentas, sequías e inundaciones— y aumenta junto con la urbanización, los cambios en los patrones de consumo de alimentos,  recursos y la contaminación”, señala el doctor Bram Govaerts, Director General del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en un artículo recientemente publicado por la Revista Newsweek. 

Una afectación de esta naturaleza al sistema alimentario mundial empeoraría las crisis alimentarias que actualmente se desarrollan en distintos puntos del planeta y también aumentaría el número de personas desplazadas en el mundo. Por esta razón, es fundamental impulsar sistemas agroalimentarios que garanticen que todos sus componentes funcionen bien en el transcurrir del tiempo.

Los científicos están preocupados por posibles “fallas del granero” y, comenta el doctor Bram Govaerts, de acuerdo con una proyección reciente realizada por una organización especializada que modeló el efecto de una fuerte ocurrencia de El Niño en los cultivos básicos en todo el mundo, “una confluencia de fenómenos meteorológicos extremos que afecten a las principales regiones productoras de cereales daría lugar a caídas mundiales de la producción de maíz del 10%, la soja del 11%, el trigo y el arroz del 7%”. 

En el artículo, el Director General del CIMMYT menciona que, si bien es difícil proteger los cultivos de las lluvias torrenciales, sí es posible prevenir o controlar la propagación de plagas y enfermedades que frecuentemente proliferan en los campos inundados. De manera similar, indica, “es posible aumentar gradualmente la tolerancia de un cultivo a la sequía haciendo que las plantas sean más eficientes en el uso del agua y utilizando prácticas agrícolas sustentables (…) Las soluciones que surgen de la inversión en investigación agrícola generan un gran retorno de la inversión”. 

Sin duda, la creación de sistemas agrícolas resilientes requiere incorporar la propia resiliencia en las políticas agroalimentarias, invertir en ciencia aplicada al campo e impulsar una mayor coordinación entre todos los sectores. Le invitamos a leer el artículo aquí referido que está disponible en el siguiente enlace: Agricultural Research Fights Global Food Shocks. 

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Un año promoviendo la paz a través de la Agricultura Sustentable

Texcoco, Edo. Méx.- Hace un año el Gobierno de México y diversos organismos nacionales e internacionales conmemoraron el 50 aniversario de la entrega del Premio Nobel de la Paz al doctor Norman Borlaug —uno de los fundadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—. En ese marco y, bajo la iniciativa #AgriculturaParaLaPaz, hicieron un llamado para impulsar la resiliencia del campo mexicano como vía para consolidar la paz social.

Durante este tiempo, Agricultura para la Paz mostró su potencial para sumar esfuerzos y así convirtió la metáfora en acción: además del Centro Nobel de la Paz, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Embajada de México en Noruega, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el CIMMYT y sus diversos colaboradores en México, a la iniciativa se sumaron diversas universidades, la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) de Guanajuato, otros centros del CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales al cual pertenece el CIMMYT—, así como Provivi®, la startup de innovación agroecológica liderada por la ganadora del Premio Nobel de Química en 2018, Frances Arnold.

En el fortalecimiento de Agricultura para la Paz también destacó la formulación de la Iniciativa Regional Integradora, AgriLAC Resiliente, la cual busca incrementar la resiliencia, servicios ecosistémicos y competitividad de los sistemas agroalimentarios en América Latina, aprovechando y potenciando diversas iniciativas del CGIAR presentes en la región. 

Agricultura para la Paz no pudo surgir en mejor momento porque, ante un escenario de incertidumbre debido a los efectos de la pandemia por COVID-19, formó parte de la respuesta y la estrategia de reconstrucción en un año tan decisivo para la humanidad como 2021.

La iniciativa promovió un mejor uso de la ciencia y la tecnología ante eventuales crisis alimentarias, así como una relación mucho más colaborativa entre científicos y agricultores para difundir con más facilidad los frutos de la investigación científica, aspecto clave para disminuir varias de las brechas sociales que amenazan la paz, sobre todo en el ámbito rural.

Mediante la alianza estratégica con Provivi®, por ejemplo, se pusieron a disposición de técnicos y productores innovaciones científicas amigables con el medioambiente —como los dispensadores de liberación prolongada de feromonas de confusión sexual—, fomentando así que los esfuerzos de todas las organizaciones participantes se centraran en uno de los espacios con mayor potencial para consolidar la paz social: el campo.   

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El CIMMYT participa en el Congreso Aapresid 2021

La intensa perturbación económica que le ha seguido a la emergencia de la pandemia por COVID-19 podría ser un hecho unificador que dé lugar a una mayor cooperación, especialmente a nivel regional, para estabilizar la economía, señaló el doctor Bram Govaerts, Director General a.i. del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), durante la plenaria Sistemas agroalimentarios en un mundo plus-COVID-19, que dictó en el marco del Congreso Aapresid 2021 – Siempre Vivo, siempre diverso, organizado por la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).

El congreso, que este año se desarrolla de forma virtual debido a la pandemia, es uno de los espacios más emblemáticos y de mayor tradición de América del Sur —y con alcance internacional— para mostrar las fronteras en tecnología e innovación de los sistemas de producción a través de presentaciones en vivo por parte de especialistas en temas como cambio climático, políticas públicas, economía, nuevas tecnologías para la producción, consumidores y tendencias alimentarias, ciencia y conocimiento en red y sistemas biodiversos. 

Durante su intervención, el doctor Govaerts expuso cómo a partir del análisis de la eficacia de la gobernanza global y la estabilidad o inestabilidad política nacional, por un lado, y las consecuencias económicas y sociales de respuestas políticas al COVID-19, por otro, es posible hacer un ejercicio de escenarios para los sistemas agroalimentarios.

Entre los escenarios descritos figura el proteccionismo —donde, ante una profunda crisis económica, se concentran esfuerzos para preservar el orden sociopolítico, pero los sistemas agroalimentarios corren el riesgo de volverse lentos y rígidos—, el declive mundial —donde el aumento del nacionalismo y la reducción del gasto público afectan la eficacia de las instituciones de gobierno y los los sistemas agroalimentarios se vuelven caóticos—, un nuevo futuro local —en el que los sistemas agroalimentarios son eficientes en el contexto local, aunque no completamente resilientes— y la evolución verde. 

La evolución verde, señaló el doctor Govaerts, es un escenario donde muchas regiones aprovechan la oportunidad para volver a construir un sistema alimentario más ecológico y sostenible y donde los sistemas agroalimentarios son resilientes y flexibles, con decisiones basadas en datos y el mayor aprovechamiento de las cadenas de suministro cortas. Este, recalcó el directivo del CIMMYT, es el escenario hacia donde la sociedad global puede encaminarse si logra una mayor cooperación. 

Finalmente, el doctor Govaerts hizo referencia a MasAgro-Cultivos para México y Maíz para Colombia, como ejemplos de cooperación entre los sectores público, privado, académico y social para la elaboración conjunta de estrategias para construir sociedades prósperas, justas y equitativas desde el campo. La metodología de estas iniciativas, señaló, puede contribuir a estrechar y ampliar los vínculos con organizaciones de otras latitudes en aras de objetivos comunes. 

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Informe anual del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE) 2020

El Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE) se enorgullece de publicar su Informe Anual 2020.

Read the 2020 MAIZE Annual Report

Lea el Informe Anual 2020 del MAIZE

En 2020, frente a los extraordinarios desafíos planteados por la pandemia de COVID-19, MAIZE continuó con su misión de fortalecer los sistemas agroalimentarios basados en el maíz, mejorando al mismo tiempo la seguridad alimentaria y los medios de vida de los más vulnerables, especialmente los pequeños agricultores con recursos limitados y sus familias.

MAIZE y sus socios hicieron grandes avances en el desarrollo de variedades de maíz mejoradas y tolerantes al estrés, en la lucha contra el gusano cogollero (incluido el anuncio de tres híbridos de maíz de primera generación tolerantes al gusano cogollero), probando y promoviendo la agricultura de conservación y la intensificación sustentable, y en la profundización de nuestra comprensión de la mejor manera de empoderar a las mujeres en la búsqueda de la igualdad de género y la inclusión social en los sistemas agroalimentarios basados en el maíz.

Dirigido por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) como principal socio del CGIAR, MAIZE se centra en aumentar la producción de maíz para los 900 millones de consumidores pobres para los que el maíz es un alimento básico en África, Asia meridional y América Latina.

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Ciencia e innovación reducen la incertidumbre en la pandemia

Texcoco, Edo. Méx.- El 2020 fue un año particularmente crítico para la especie humana y, sin embargo, también podría ser un ejemplo de cómo en tiempos de crisis la ciencia y la innovación permiten reducir la incertidumbre de las sociedades, particularmente en lo referente a la salud y la seguridad alimentaria. 

En México, por ejemplo, gracias a las prácticas poscosecha que se promueven a través de diversas iniciativas impulsadas por la red de innovación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se han logrado disminuir a menos del 1% las pérdidas poscosecha que, en zonas tropicales, pueden ser de hasta 40%. 

Si se considera que la pandemia por COVID-19 aumentó por millones el número de personas afectadas por el hambre (o en riesgo de padecerla) y que cada día se pierden o desperdician alrededor de 1,300 millones de toneladas de comida producida para el consumo humano, entonces la adopción de prácticas poscosecha es uno de esos casos donde la ciencia y la innovación han permitido hacer frente a los efectos de la pandemia, evitando que miles de familias padezcan inseguridad alimentaria.

Como este ejemplo, en el Reporte Anual 2020 del CIMMYT se relacionan diversas acciones que permitieron reducir el riesgo de que el año pasado tuviera consecuencias aún más dramáticas para millones de personas alrededor del mundo. Muchas de estas acciones derivan de la ciencia desarrollada en México o de iniciativas emprendidas desde aquí. 

En Kenia, por ejemplo, durante 2020 se desarrollaron exitosamente tres variedades de maíz tolerantes al gusano cogollero. Esto, gracias al trabajo conjunto del CIMMYT y el sistema nacional de investigación agrícola de ese país africano para identificar y validar fuentes de resistencia genética nativa a dicha plaga tanto en maíz tropical resistente desarrollado en México como en maíz resistente desarrollado en África subsahariana. 

Ya que el gusano cogollero tiene el potencial de hacer padecer hambre a más 300 millones de personas en África subsahariana (FAO, 2018), estas nuevas variedades de maíz tolerantes al gusano cogollero representan un gran logro para la sociedad global en tiempos de COVID-19. 

Al igual que las prácticas poscosecha y las variedades resistentes al gusano cogollero, la mecanización adecuada también fue importante para reducir el impacto de la pandemia en distintas latitudes (permitiendo que se realizaran trabajos agrícolas cruciales mientras se mantenía el distanciamiento social), sobre todo entre las familias productoras encabezadas por mujeres (donde los equipos compactos fácilmente maniobrables son particularmente útiles) o en aquellos lugares donde los productores no pueden acceder a los trabajadores del campo o pagarlos. 

El informe completo está disponible en https://annualreport2020.cimmyt.org, los invitamos a leerlo. 

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Informes Anuales

Informe anual del Programa de Investigación de Trigo del CGIAR (WHEAT) 2020

Estamos orgullosos de presentar los impactos destacados de la investigación de WHEAT en nuestro Informe Anual 2020, mostrando los logros compartidos a través de las asociaciones globales en el octavo año del programa.

Read the WHEAT 2020 Annual Report

Lea el Informe Anual de WHEAT 2020

Lea el Informe Anual Técnico de WHEAT 2020

En 2020, la crisis del COVID-19 devastó comunidades, economías y medios de vida, especialmente de las poblaciones más vulnerables del mundo. Al mismo tiempo, el cambio climático siguió amenazando los sistemas de trigo en todo el mundo. Ante desafíos sin precedentes, los científicos y socios de WHEAT respondieron rápidamente, generando nuevas pruebas de investigación, formando nuevas asociaciones y mejorando el acceso a la agricultura de conservación y a las tecnologías de mecanización agrícola.

Este informe web se centra en algunos de los principales impactos que el programa ha tenido en la intensificación sostenible, la inclusión social y de género, y las innovaciones tecnológicas para una agricultura más productiva basada en el trigo. Aunque se informa sobre el año 2020, estos impactos reflejan años de dedicación a la ciencia y fuertes relaciones de colaboración con los socios.

Estamos profundamente agradecidos a nuestros socios en la ciencia, la investigación, los responsables políticos y las comunidades de financiación que nos han permitido continuar nuestro trabajo frente a los desafíos urgentes y poderosos. Esperamos que disfruten del Informe Anual 2020, en el que repasamos nuestros resultados y logros, y fijamos nuestros objetivos para el futuro.

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2020, un año de transformación

Texcoco, Edo. Méx.- La crisis mundial por la pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la vulnerabilidad de los sistemas agroalimentarios y la necesidad de renovarlos a través de la ciencia a fin de que la sociedad disponga siempre de dietas asequibles, suficientes y saludables producidas de forma sustentable, señala el Reporte Anual 2020 del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) publicado recientemente. 

El informe reúne los avances de la comunidad del CIMMYT durante 2020: desde la consolidación de MasAgro-Cultivos para México hasta el lanzamiento histórico de cultivos biofortificados en Nepal, el reporte brinda datos y testimonios de cómo la investigación colaborativa del CIMMYT impactó a nivel global en un año tan crítico y decisivo año en que la resiliencia, la renovación y la transformación han sido fundamentales.

A nivel global, y solo como ejemplo de los esfuerzos realizados, durante 2020 se lanzaron 63 variedades únicas de trigo y 48 de maíz —derivadas de la colaboración entre diversos centros de investigación del CGIAR, del cual forma parte el CIMMYT—en África, Asia y América Latina; se publicaron 405 artículos científicos; se hicieron más de 1,500 envíos de semillas de maíz y trigo para investigación a más de 100 países; se caracterizaron genéticamente 79,191 muestras de trigo; y un equipo internacional —dirigido por la Universidad de Saskatchewan y científicos del CIMMYT— secuenció los genomas de 15 variedades de trigo que abren la posibilidad de generar nuevos programas de mejoramiento en todo el mundo.

En el campo específico del mejoramiento del maíz, destaca que durante 2020 se lanzó una nueva categoría de líneas de maíz —llamadas Líneas de recursos genéticos de maíz del CIMMYT (CMGRL)—, algunas con tolerancia a la sequía durante la floración y el llenado de granos (cinco líneas adaptadas subtropicales) y otras resistentes al complejo de la mancha de asfalto (cuatro líneas adaptadas tropicales). 

En Etiopía, Kenia, Zimbabue, China, India, Nepal, México y otras latitudes, la comunidad del CIMMYT y sus colaboradores han trabajado intensamente durante 2020, particularmente para desarrollar medidas de prevención y contención de las amenazas de enfermedades que enfrentan los sistemas agroalimentarios globales. 

En el camino hacia estos objetivos, las herramientas informáticas y de análisis de datos han sido fundamentales y por eso destaca también el Premio a las Aplicaciones Innovadoras en Analítica 2020 (IAAA), otorgado al CIMMYT, la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), y el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), que describe el sistema de monitoreo, evaluación, rendición de cuentas y aprendizaje de MasAgro-Maíz para México.

Los invitamos a leer el informe que está disponible en: https://annualreport2020.cimmyt.org.