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Frijoles, tradición y nutrición de Oaxaca

Almud lleno de Frijol ayocote, domicilio de don Jacobo, San Miguel Tlanichico, Trinidad Zaachila, Oaxaca. (Foto: Mariel Guera / CIMMYT)
Almud lleno de Frijol ayocote, domicilio de don Jacobo, San Miguel Tlanichico, Trinidad Zaachila, Oaxaca. (Foto: Mariel Guera / CIMMYT)

El arte culinario es un componente fundamental de la identidad cultural de los pueblos y la cocina oaxaqueña es prueba de ello. Uno de los principales ingredientes de esa cocina son los frijoles y, sin estos, delicias como las tlayudas, las enfrijoladas, las memelas, xhobetas, entre otras, no serían las mismas. 

La tercera parte de las más de 150 variedades de frijoles se encuentran en México y la mayoría de estas se cultivan en Oaxaca. Uno de los guardianes de esa agrobiodiversidad es Jacobo Tanislado Benítez González, o simplemente don Jacobo, un agricultor de la comunidad de San Miguel Tlanichico, municipio de Trinidad Zaachila, en el estado mexicano de Oaxaca. 

Don Jacobo siembra más 30 variedades de cultivos, incluidas varias de frijoles entre las que destacan tres variedades altamente apreciadas en su localidad: el frijol Ayocote (Phaseolus coccineus) y los nativos Morado San Miguel y Delgado San Miguel. 

El frijol Ayocote tiene la semilla más grande de todos los frijoles. Su nombre proviene del náhuatl ayecotli, que significa “frijoles gordos”. 

“En San Miguel Tlanichico el Ayocote tiene un ciclo de producción de aproximadamente siete meses (mayo a noviembre) y puede alcanzar una producción de 300 kilos en un cuarto de hectárea, esto es un rendimiento de 1 200 kilos por hectárea. Comercializamos nuestros granos por almud —una antigua unidad de medida arraigada en algunas localidades de México que es equivalente a 3,8 kilogramos—, el cual lleno de frijol Ayocote cuesta de 200 a 250 pesos (MXN)”, comenta don Jacobo. 

Don Jacobo añade que “los frijoles nativos Morado y Delgado San Miguel tienen un ciclo de 90 días y un precio de 65 pesos el kilo”. El Delgado, comenta el productor, es el más apreciado por él y su familia por su rico sabor y fácil cocción. 

A don Jacobo le interesa también producir de manera sustentable. Colaborando con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desde hace ya años, ha adoptado la agricultura de conservación, elabora su propia lombricomposta y lixiviados —un biofertilizante natural que contiene nutrientes importantes para el crecimiento de las plantas, en este caso se obtiene del proceso de lombricompostaje—para fertilizar sus cultivos. 

Después de las cosechas, don Jacobo almacena sus granos con el principio de hermeticidad —ausencia de oxígeno—, utilizando desde recipientes de PET de diferentes tamaños, hasta silos metálicos herméticos. Así, con los conocimientos que ha adquirido, aprovecha la amplia agrobiodiversidad de la localidad y combina saberes tradicionales e innovaciones tecnológicas para lograr una producción sustentable en sus parcelas.

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Un recorrido por parcela dice más que mil palabras

Recorrido por parcelas de productores participantes en el proyecto Agriba Sustentable en el Bajío (México) (Foto: Agriba Sustentable)
Recorrido por parcelas de productores participantes en el proyecto Agriba Sustentable en el Bajío (México) (Foto: Agriba Sustentable)

“Agricultores, representantes de la agroindustria, técnicos e investigadores nos dimos cita para recorrer parcelas de trigo donde se ha implementado agricultura de conservación como base para una agricultura sustentable”, comenta Arturo Ortiz, quien brinda acompañamiento técnico a productores del Bajío en el marco del proyecto Agriba Sustentable. 

Agriba Sustentable es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Su propósito es impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano que abastecen con su grano a Grupo Trimex, acercándoles tecnologías pertinentes y sostenibles para minimizar el impacto ambiental y reducir sus costos de producción.

“En la parcela del señor Jesús Porras, por ejemplo, lo interesante es que se trata del primer ciclo bajo el sistema de agricultura de conservación, pero en comparación con el resto de sus parcelas con manejo convencional —donde se extraen los residuos de la cosecha del ciclo anterior para venta de forraje y hay un mayor trabajo de suelo — en esa parcela se nota un desarrollo óptimo y podría igualar o mejorar la rentabilidad y el rendimiento con respecto a las otras”.

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable cuyos componentes básicos son la mínima labranza —que mejora la estructura del suelo—, la cobertura del suelo con rastrojo —para protegerlo de la erosión y conservar humedad— y la diversificación de cultivos. Sus beneficios son notables sobre todo después de varios años de practicarse, pero, como en el caso del señor Jesús, esos beneficios pudieron ser  visibles desde el primer ciclo de haberse implementado. 

“La parcela del señor Marcelino Vázquez tiene más de 10 ciclos ininterrumpidos en el sistema de agricultura de conservación. En los tres recientes, además, se ha incluido la siembra de veza (Vicia sativa) como cultivo de servicio, dando como resultado una tonelada más de grano en la zona del cultivo de servicio”, precisa Arturo Ortiz.

“El señor Juan Solís ya tiene varios ciclos trabajando con agricultura de conservación, él incluso ha adaptado su maquinaria y ha tenido rendimientos en trigo superiores al promedio regional. Y señor Ignacio Guillen, él ha mejorado sus suelos significativamente con agricultura de conservación ya que en su zona hay problemas de sodicidad, suelos delgados y degradados. Incluso había zonas de sus parcelas donde no se desarrollaban los cultivos y ahora ni se notan”. 

Arturo Ortiz explica que este tipo de recorridos permite a otros agricultores observar de forma directa los beneficios de la agricultura de conservación y escucharlos en voz de los productores que participan en Agriba Sustentable. Además, durante los recorridos los datos sobre rendimientos, costos de producción y rentabilidad adquieren otro sentido, al igual que las tecnologías que se promueven en el proyecto y entonces la agricultura de conservación, las curvas a nivel, la fertilidad integral, el manejo agroecológico de plagas, entre otras, dejan de ser conceptos abstractos para reflejarse en resultados concretos. 

Con los agricultores como protagonistas, estos recorridos en el marco de Agriba Sustentable se replican por todo el Bajío mexicano y dan testimonio de la asesoría de calidad que brinda el proyecto. Así, con resultados visibles, otros agricultores pueden darse cuenta de la importancia de realizar una agricultura sustentable que, además de ser amigable con el medioambiente, es más rentable para ellos y mejora significativamente la fertilidad y calidad de sus suelos para la producción agrícola, finaliza Arturo Ortiz.

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Planear para optimizar el nuevo ciclo agrícola

Productor participante en proyecto de abastecimiento responsable de trigo en el norte de México, implementando agricultura de conservación. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
Productor participante en proyecto de abastecimiento responsable de trigo en el norte de México, implementando agricultura de conservación. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

La planeación estratégica es fundamental para el buen desempeño de cualquier empresa y en el sector agrícola no es la excepción. Al producir un cultivo, la mayor rentabilidad se obtiene incrementando ingresos y reduciendo costos, por lo que el productor debe enfocarse en lo que puede controlar, de acuerdo con los recursos disponibles, lo que reducirá la posibilidad de pérdidas derivadas de imprevistos, por lo tanto, hay que iniciar a planear la próxima siembra desde que se comienza a cosechar un cultivo.

Entre las recomendaciones que puede implementar el productor para optimizar costos y hacer más eficientes los recursos se encuentra el aprovechamiento del rastrojo. Usarlo para cubrir, nutrir y mejorar el suelo permitirá incrementar la materia orgánica, facilitar el manejo del riego y regular la temperatura, pero sobre todo ahorrar en fertilizantes nitrogenados.

En parcelas de productores de maíz vinculados a Grupo Ceres —organización que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para la promoción de prácticas sustentables en el norte de México— se han registrado ahorros de hasta 78 kilos de nitrógeno o su equivalente a 169 kilos de urea que, bajo el panorama actual, esa cantidad de fertilizante equivale a un ahorro efectivo de aproximadamente tres mil quinientos pesos (3 500 MXN).  

Otras recomendaciones son el adecuado análisis de suelo —este hará posible determinar los elementos de corrección que tendrán que aplicarse— y la inversión en semillas de mayor calidad. Y ya que la elección del híbrido a sembrar no es una decisión fácil de tomar, se deben considerar híbridos adaptables a cada región, resultados de parcelas demostrativas en las que se mide el rendimiento, semillas sanas y estables que permitan obtener una buena calidad de cosecha, así como una mayor eficiencia en el uso del fertilizante. 

Por supuesto, no hay que dejar de lado la asesoría de los expertos, ya que prevenirse y generar una estrategia de siembra será fundamental para alcanzar el éxito. Invitamos a los productores a que recurran a los expertos de Semillas Ceres y el CIMMYT, quienes los asesorarán adecuadamente para una producción rentable y sustentable.

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Escalar capacidades

Equipo del Hub Pacífico Sur del CIMMYT durante un taller de escalamiento en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Equipo del Hub Pacífico Sur del CIMMYT durante un taller de escalamiento en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable cuyos beneficios varían dependiendo del cultivo, el suelo, las condiciones de lluvia, así como de las prácticas agrícolas con que se acompaña a sus componentes básicos —mínimo movimiento del suelo, aprovechamiento del rastrojo como cobertura y diversificación de cultivos—. Cuando es bien implementado es un sistema del que hay suficientes pruebas de mejoras en las condiciones del suelo, reducción en las emisiones de CO2 y reducciones significativas en los costos de producción. 

¿Por qué a pesar de los resultados positivos que brinda la agricultura de conservación sus tasas de adopción siguen siendo bajas, particularmente entre los agricultores de pequeña escala? A partir de esta pregunta un grupo de investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha publicado recientemente un estudio sobre el desarrollo de capacidades para escalar la agricultura de conservación en sistemas agrícolas de pequeña escala en América Latina, el sur de Asia y el sur de África.

Normalmente, la idea de escalamiento que prevalece en muchas organizaciones es la de llegar a más usuarios finales capacitando a más personas cada vez. Sin embargo, esta idea representa un enfoque simplista de un proceso que es mucho más rico y complejo que la simple capacitación individual. En este sentido, el estudio pone particular énfasis en exponer aquellas dimensiones del escalamiento que habitualmente quedan ocultas, pero que son fundamentales.

Los niveles de organización, cooperación y entorno propicio son ejemplos de los otros niveles de desarrollo de capacidades. Sobre estos,  generalmente hay poca conciencia y orientación para diseñar e implementar estrategias que permitan abordar de una forma más integral los proyectos que buscan escalarse.

En este sentido, y ante la ausencia de un marco conceptual que permita planificar y evaluar el desarrollo de capacidades para escalar las diferentes innovaciones, el estudio propone un marco conceptual para escalar innovaciones complejas en sistemas agrícolas de pequeña escala que “puede servir como modelo para que otras iniciativas busquen y promuevan ejemplos concretos de lo que implican los diversos niveles de desarrollo de capacidades para su público objetivo”, señala el artículo. 

“Estamos abogando por una mayor atención al desarrollo de capacidades más allá del nivel individual y por una mayor intencionalidad en el diseño e implementación de actividades que aborden el desarrollo de capacidades a nivel organizacional, de cooperación y del sistema, ya que estos son críticos para la transición a sistemas alimentarios sostenibles, justos y resilientes”, comentan los autores del estudio que puede leerse completo aquí. 

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Productores de trigo del Bajío buscan opciones ante efectos del cambio climático

Detalle de una planta de trigo en parcela de Guanajuato, México. (Foto: CIMMYT)
Detalle de una planta de trigo en parcela de Guanajuato, México. (Foto: CIMMYT)

El cambio climático es una realidad y representa una seria amenaza para la seguridad alimentaria global.  De acuerdo con la evidencia acumulada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por cada grado que aumenta la temperatura, la producción de cereales se reduce un 5 % aproximadamente.

En México, los estados del sur y sureste son los que presentan mayor vulnerabilidad al cambio climático; no obstante, este fenómeno también constituye una problemática para las principales regiones productoras de trigo en el norte del país y en El Bajío, ya que este cultivo requiere al menos entre 500 y 600 horas frío —tiempo por debajo de los 7 grados Celsius— para que tenga un buen desarrollo, pero el cambio climático está haciendo que las temperaturas se eleven, comprometiendo la producción del cereal. 

En el estado de Guanajuato, por ejemplo, los cambios en los patrones del clima y los altos costos de producción han hecho que muchos agricultores busquen alternativas para mantener la rentabilidad de sus cultivos. Para algunos productores que han encontrado en la agricultura de conservación una alternativa para hacer frente a los efectos del cambio climático, este sistema de producción sustentable ha representado un cambio radical, pero muy positivo, en su forma de trabajar la tierra. 

Productores de Cuchicuato —en el municipio guanajuatense de Irapuato— que han apostado por la agricultura de conservación comentan que preparar su parcela con este sistema solo hacen una labranza mínima y además aprovechan el rastrojo para proteger al suelo de la erosión, lo que no ocurre con el sistema convencional que aún prevalece en la zona y que consiste en barbechar, pasar la rastra y realizar el surcado para dejar la superficie del suelo completamente libre de residuos del cultivo anterior, pero a merced del efecto erosivo del viento, la lluvia y otros factores. 

“Las consecuencias de realizar estas prácticas se notan en la cosecha del cultivo siguiente, ya que al retirar el rastrojo se deja al suelo sin protección y, con los cambios en el patrón del clima que se han presentado aquí en la región, en la mayoría de las parcelas el trigo no se desarrolla de forma óptima, por lo que la meta de rendimiento suele no alcanzarse”, comenta el equipo técnico que le brinda asesoría y acompañamiento al señor Tomás en el marco del proyecto Agriba Sustentable.

Agriba Sustentable es una iniciativa impulsada por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Su propósito es impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano mediante un conjunto de buenas prácticas y tecnologías agrícolas, como la agricultura de conservación y el manejo agroecológico de plagas. 

El resultado del primer ciclo con agricultura de conservación fue positivo para los productores de Cuchicuato que participan en el proyecto: “fue muy notable el cambio, tanto en peso como en calidad de grano. El proceso de la trilla en el sistema convencional debió́ ser adelantado hasta 10 días ya que el grano presentaba bajo contenido de humedad y no logró obtener peso, mientras que el sistema de conservación mantuvo alto contenido de humedad y permitió a las plantas desarrollar el ciclo completo, generando mayor peso y calidad de grano”, comenta uno de ellos. 

Además de permitirle a los agricultores disminuir sus costos de producción y conservar sus suelos, haciendo que sus sistemas de producción sean más capaces de enfrentar los efectos del cambio climático, la agricultura de conservación les permitió producir hasta 1,5 toneladas más en comparación las prácticas convencionales. Por esto, los productores de Cuchicuato concluyen que “ahora que estamos haciendo agricultura de conservación con el proyecto de Agriba Sustentable estamos más que satisfechos con los resultados”.

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Nestlé México y el CIMMYT amplían su colaboración para el abastecimiento responsable a través de Plan Maíz

Directivos de Nestlé y el CIMMYT en las instalaciones del centro de investigación en mención, en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Directivos de Nestlé y el CIMMYT en las instalaciones del centro de investigación en mención, en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

En el marco del Día Nacional del Maíz, Nestlé México, en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), robustecen su compromiso de apoyar el desarrollo de los agricultores en México, a través de la iniciativa Plan Maíz, que alineada con metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), buscan potenciar la productividad, incrementar y mejorar las prácticas de Agricultura Regenerativa para incidir positivamente en la seguridad alimentaria, el impacto ambiental y la inclusión social del campo mexicano.

En México, el maíz no solo se trata de un alimento básico, sino de un componente fundamental del patrimonio gastronómico, cultural y de la identidad de los mexicanos. Por ello, desde 2017, Nestlé México y el CIMMYT firmaron un acuerdo de colaboración para trabajar de manera conjunta y contribuir no solamente a mejorar la calidad de vida de los agricultores, sino a cuidar de los recursos con los que se produce uno de los granos más importantes para nuestro país, para el mundo y para el sector agroalimentario.

El evento “Plan Maíz, compromiso por la agricultura regenerativa y la sustentabilidad”, contó con la participación del Dr. Bram Goavaerts, director general del CIMMYT; Julieta Loaiza, Vicepresidenta de Comunicación y Asuntos Corporativos de Nestlé México, así como de representantes y directivos de ambas instituciones, con el propósito de presentar avances y ratificar los acuerdos rumbo al futuro, con la finalidad de seguir conjuntando  recursos y acciones en pro del desarrollo de la agricultura en México. 

“En Nestlé estamos comprometidos con la sustentabilidad y el desarrollo del campo mexicano. Tenemos en este hermoso país más de 90 años de trabajo, compromiso y experiencia, por lo que ampliaremosnuestro impulso al desarrollo y la capacitación de los agricultores para mejorar sus procesos productivos a través de prácticas de agricultura regenerativa, para el cuidado de los recursos naturales y de la seguridad alimentaria de México”, comentó Julieta Loaiza, Vicepresidenta de Comunicación y Asuntos Corporativos. 

Por su parte, el Dr. Bram Govaerts, dijo: “En CIMMYT estamos muy comprometidos con los productores de maíz y trigo de México por lo que esta alianza Nestlé – CIMMYT nos permite  multiplicar el impacto para proteger y conservar los recursos agrícolas de México y fortalecer la seguridad alimentaria de las y los mexicanos.”

Los resultados de “Plan Maíz” obtenidos hasta la fecha son significativos: el número de agricultores beneficiados es de 400, quienes han adoptado prácticas sustentables para la producción tanto de maíz como de trigo, puesto que asistieron a capacitaciones y eventos demostrativos en los que se promueve un modelo de producción comercial más sustentable.

Gracias a las capacitaciones del acuerdo, el volumen producido de maíz y de trigo creció a un volumen total acumulado de más de 193,000 ton de maíz y 21,690 ton de trigo. El proyecto impactó en más de 9,000 hectáreas de maíz y trigo. En total, y durante 8 ciclos productivos, el acumulado de hectáreas impactadas ascendió a más de 19,000, donde se tiene registro de al menos la adopción de una práctica sustentable como: fertilidad integral, manejo integral y responsable de fertilizantes y fitosanitarios, entre otras.

Nestlé ha encaminado sus acciones a lograr cero emisiones netas en sus operaciones para 2050. En ese sentido, centra sus esfuerzos en actuar sobre el cambio climático a partir del apoyo y ampliación a la Agricultura Regenerativa. Eso significa perfeccionar y hacer crecer programas de sostenibilidad agrícola en las principales materias primas.

Para lograrlo, intensifican su compromiso con los agricultores para que las soluciones que crean para y con ellos logren un cambio positivo y sostenible tanto en sus procesos agrícolas como en las principales materias primas. Por ello,  se busca  que el 20% del maíz y trigo proveniente de “Plan Maíz” provenga de prácticas de agricultura regenerativa para 2025 y el 50% para 2030 y así seguir construyendo en el compromiso de desarrollar todo el poder de la alimentación para mejorar la calidad de vida, hoy y para las futuras generaciones.

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Acerca de Grupo Nestlé México 

Nestlé es la compañía de alimentos y bebidas más grande del mundo. Está presente en 187 países de todo el mundo, y sus 300,000 empleados están comprometidos con el propósito de Nestlé de mejorar la calidad de vida y contribuir a un futuro más saludable. Nestlé ofrece una amplia cartera de productos y servicios para personas y sus mascotas a lo largo de sus vidas. Sus más de 2000 marcas van desde iconos globales hasta favoritos locales. El rendimiento de la empresa está impulsado por su estrategia de nutrición, salud y bienestar. Nestlé tiene su sede en la ciudad suiza de Vevey, donde fue fundada hace más de 150 años. Con 90 años de presencia en México, Nestlé también es la empresa líder en Nutrición, Salud y Bienestar en el país, contando con el respaldo de 32 Centros de Investigación globales, 17 fábricas en 7 estados y 16 centros de distribución, en los cuales se generan 13,000 empleos. Visite: www.nestle.com.mx

Sobre el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) es una organización internacional enfocada en la investigación y capacitación agrícola sin fines de lucro que empodera a los agricultores a través de la ciencia y la innovación para nutrir al mundo en medio de una crisis climática. Aplicando ciencia de alta calidad y alianzas sólidas, el CIMMYT trabaja para lograr un mundo con personas más sanas y prósperas, libres de crisis alimentarias mundiales y con sistemas agroalimentarios más resilientes. La investigación del CIMMYT aporta una mayor productividad y mejores ganancias a los agricultores, mitiga los efectos de la crisis climática y reduce el impacto ambiental de la agricultura. 

El CIMMYT es miembro del CGIAR, una alianza mundial de investigación para un futuro con seguridad alimentaria dedicada a reducir la pobreza, mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y mejorar los recursos naturales.

Contactos de prensa:

Nestlé México: Norma Vázquez | norma.vazquez@mx.nestle.com

Hill+Knowlton Strategies: Aremi de la Cruz | aremi.delacruz@hkstrategies.com

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Agricultores sinaloenses ayudan al medioambiente mientras reducen sus costos de producción

Etapa reproductiva del cultivo de maíz en la plataforma Ahome, Sinaloa. (Foto: AARFS)
Etapa reproductiva del cultivo de maíz en la plataforma Ahome, Sinaloa. (Foto: AARFS)

La región del Valle del Fuerte, en el norte del estado mexicano de Sinaloa, tiene una superficie aproximada de 230 mil hectáreas que se distribuyen en los municipios de Ahome, El Fuerte, Guasave y Sinaloa de Leyva. Allí, el principal cultivo es el maíz blanco que se establece en condiciones de riego durante el ciclo otoño–invierno y cuya producción está destinada al mercado nacional y a la exportación. 

En 2018, el municipio de Ahome produjo el 19 % del maíz de Sinaloa y el 4 % del maíz a nivel nacional, con un rendimiento promedio de 11,7 toneladas por hectárea. La región es altamente productiva, pero el uso de insumos como herbicidas, insecticidas y fertilizantes químicos son también muy elevados, lo que conlleva altos costos de producción y un alto impacto ambiental. 

Frente a este y otros retos, la Asociación de Agricultores del Río Fuerte Sur (AARFS) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) establecieron en 2014 una plataforma de investigación en el Valle del Fuerte donde se buscan las mejores prácticas para los 2 500 productores de la zona que concentra la AARFS.

De manera general, en la plataforma se compara la agricultura de conservación con camas permanentes —donde solo se reforma el fondo del surco para conducir el riego y se mantiene el rastrojo o paja sobre la superficie— y la labranza con camas convencionales —la práctica del productor donde se dan varios pasos de maquinaria para mover el suelo e incorporar la paja—, la fertilización con base en el diagnóstico del sensor GreenSeeker® en comparación a la práctica de fertilización más común en la zona y, en últimos años, se han incluido tratamientos de validación de diferentes métodos de labranza mínima. 

Al analizar los resultados de seis años de investigación, los responsables de la plataforma encontraron que la siembra de maíz en camas permanentes disminuyó los costos de preparación de suelo —al dejar de hacer labores como subsuelo y rastreos— en más de dos mil pesos (2 396 MXN) por hectárea en promedio y sin disminuir los rendimientos. Por su menor costo de producción, rendimiento similar y menor impacto ambiental, la siembra en camas permanentes es la opción más recomendable para la zona.

Con respecto a la fertilización, que es el factor más costoso en la producción de maíz al representar entre el 30 y el 40 % de los costos de producción, los resultados reafirman que aumentar la fertilización nitrogenada no necesariamente aumenta el rendimiento pues, además, una sobredosis de nitrógeno puede impedir a que la planta obtenenga otros nutrientes necesarios y sea más susceptible a plagas y enfermedades. En este sentido, la fertilización con base en las lecturas del GreenSeeker® no solo fue las más económica, también permitió obtener rendimientos altos. 

En esta investigación también se observó que aumentar la densidad de siembra más allá de lo recomendable no aumenta el rendimiento, pero sí aumenta los costos de producción. De las tres densidades de siembra evaluadas (93 mil, 106 400 y 120 mil semillas por hectárea), la densidad de 106 400 semillas por hectárea fue la que obtuvo los mayores rendimientos en general), por lo que es la más recomendable para la zona. 

Finalmente, el análisis de los resultados de la plataforma muestra que las liberaciones de insectos benéficos, junto con otras técnicas de manejo integrado de plagas, hacen posible reducir a una las aplicaciones de insecticidas de origen químico, hecho que es muy significativo porque en la región se hacen hasta cinco aplicaciones de origen químico durante el ciclo agrícola. 

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Una alianza basada en la innovación

Bienvenida al Taller Intercambio de experiencias entre productores de AGRIBA Sustentable. (Foto: Amador Aguillón/CIMMYT)
Bienvenida al Taller Intercambio de experiencias entre productores de AGRIBA Sustentable. (Foto: Amador Aguillón/CIMMYT)

En el marco del proyecto AGRIBA Sustentable, impulsado por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el pasado 28 de julio se desarrolló un taller de intercambio de experiencias entre productores que participan en dicho proyecto. 

AGRIBA Sustentable promueve un conjunto de buenas prácticas y tecnologías agrícolas entre las que se encuentran la agricultura de conservación, el manejo agroecológico de plagas, entre otras que les ha permitido a los productores participantes tener ahorros en sus costos de producción y un uso más eficiente de los recursos (particularmente suelo y agua). 

El menú tecnológico promovido por Agriba Sustentable está integrado por prácticas o tecnologías que previamente ya han sido validadas en plataformas de investigación y módulos de innovación que forman parte de una amplia red impulsada por el CIMMYT en alianza con diversos colaboradores.

“A través de los hubs o nodos de innovación, y en alianza con colaboradores de las regiones, el CIMMYT promueve la implementación de sistemas agrícolas integrales a partir de un menú tecnológico que busca mitigar o eliminar los efectos negativos de las prácticas inadecuadas para mejorar la rentabilidad de los cultivos”, mencionó José Guadalupe Flores, coordinador de Hubs del CIMMYT durante la apertura del taller, realizado en el Módulo de Riego Valle de Santiago. 

Durante su intervención, José Ramírez Arredondo, presidente del módulo de riego en mención, resaltó la importancia de la colaboración entre la agroindustria, los centros de investigación científica como el CIMMYT, y los productores de la región.

“Tuvimos buenos resultados para ser el primer ciclo”, “la maquinaria facilitada y la asesoría para la siembra sobre rastrojo nos ayudó mucho”, “me he dado cuenta de que —la agricultura de conservación— es un buen sistema para cuidar mi suelo”, fueron algunas de las expresiones de los productores participantes quienes, provenientes de diversos municipios de Guanajuato y Michoacán, compartieron sus experiencias con el proyecto a través de un panel. 

Mediante alianzas como esta se busca impulsar la investigación, el desarrollo, la validación, la transferencia y la difusión de tecnologías y prácticas agrícolas innovadoras que promuevan mejoras en los eslabones de la cadena agroalimentaria. 

“El interés inicial de un proyecto de agricultura sustentable para trigo se platicó con Grupo Trimex,  proveedor de harina de trigo de PepsiCo en el país. Esta sinergia a través de Agriba Sustentable tiene como objetivo aumentar el número de agricultores que adoptan prácticas de agricultura de conservación en los campos de cultivo en hilera de la región de El Bajío”, mencionó Amador Aguillón, coordinador técnico del Hub Bajío del CIMMYT. 

Durante su intervención, los representantes de Grupo Trimex agradecieron “a cada uno de los presentes por ser parte de nuestra cadena de suministro. Lo que buscamos con Agriba es pedirles la oportunidad de apoyarlos para disminuir sus costos de producción, para que la agricultura siga siendo negocio para ustedes, las tierras tengan salud y así esta actividad siga siendo viable para las futuras generaciones.” 

Este intercambio de experiencias permitió escuchar las inquietudes y necesidades de los productores participantes quienes, mediante esta iniciativa conjunta, han adoptado prácticas que han sido validadas y han demostrado mejorar de la productividad en la región puesto que cuentan con un respaldo basado en los resultados obtenidos por el Hub Bajío del CIMMYT y la red de innovación que impulsa para brindar soluciones a las problemáticas o áreas de oportunidad de los productores. 

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Valle del Mayo, retos y oportunidades

Tratamiento de cártamo en monocultivo, ciclo otoño-invierno 2018-2019, plataforma Navojoa, Sonora, México. (Foto: plataforma de investigación de Navojoa)
Tratamiento de cártamo en monocultivo, ciclo otoño-invierno 2018-2019, plataforma Navojoa, Sonora, México. (Foto: plataforma de investigación de Navojoa)

La notable producción de trigo en el Valle del Yaqui y el Valle del Mayo, en el sur de Sonora, México, contribuye significativamente a que el estado sea el principal productor de ese cultivo a nivel nacional. Específicamente en el Valle del Mayo, el 85 % de la superficie se siembra con trigo año tras año; sin embargo, la prevalencia del monocultivo y prácticas agronómicas inadecuadas a través del tiempo han dado como resultado impactos negativos en la productividad de los suelos y la calidad del ambiente. Adicionalmente, la falta recurrente de agua para riego ha propiciado una reducción de la superficie de siembra.

Los problemas de la escasez de agua, el monocultivo de trigo y los altos costos de producción —principalmente por fertilizantes y laboreos del suelo— se pueden contrarrestar mediante la incorporación de tecnologías sostenibles, como la agricultura de conservación. En este sentido, la plataforma de investigación de Navojoa —donde colaboran el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— evalúa este sistema sustentable en comparación con la labranza convencional, bajo las condiciones del Valle del Mayo. 

En la plataforma de Navojoa la agricultura de conservación se implementó con camas permanentes, cobertura del suelo usando el rastrojo del cultivo anterior y con la rotación trigo-cártamo. Al compararla con el sistema convencional de labranza —incorporar el rastrojo y monocultivo de trigo— se observó que la agricultura de conservación permitió un incremento promedio del rendimiento de trigo de 0,8 toneladas por hectárea. 

Adicionalmente, mientras el costo del laboreo osciló entre dos mil y cuatro mil pesos (2 000 – 4 000 MXN) por hectárea, el costo de la reformación de camas fue significativamente menor —de solo 211 pesos (211 MXN) por hectárea en el último ciclo del experimento—.

Aunque en el Valle del Mayo el monocultivo de trigo no resulta en tantos problemas de enfermedades, plagas y malezas como en otras zonas del mundo, hay aumentos de rendimiento de trigo con ciertas rotaciones y una disminución de riesgos para el productor cuando se siembra más de un cultivo. Sin embargo, ya que cada cultivo no tiene el mismo efecto, es importante evaluar las posibles combinaciones. En el Valle del Mayo, por ejemplo, para el cultivo de trigo el mejor cultivo anterior fue el cártamo; para el cártamo fue el maíz y para el maíz fue el trigo. 

Aunque para recomendar la rotación más eficiente para el Valle del Mayo sigue siendo necesario evaluar rotaciones con otros cultivos —como girasol o canola que también tuvieron buen crecimiento en la plataforma—, resultados como estos demuestran que la agricultura de conservación efectivamente puede aumentar los rendimientos de trigo en el Valle del Mayo, por lo que resulta indispensable seguir promoviendo la adopción de este sistema de producción. 

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Con prácticas sustentables, estos agricultores de Sonora ahora tienen mejores resultados

En el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— muchos productores del sur de Sonora han adoptado la Agricultura de Conservación ya que han visto mejoras importantes en la reducción de costos y en la capacidad de retención de humedad de sus suelos. 

La familia Icedo Guillén —conformada por María Dolores Guillén Félix, Elva Icedo Guillén y su esposo Espiridion Galaviz—, por ejemplo, cultivan trigo en el Valle del Yaqui y llevan ya cuatro años haciéndolo con Agricultura de Conservación, alcanzando rendimientos muy rentables en cada ciclo agrícola.

A decir de ellos, los buenos resultados los sustentan bajo las siguientes prácticas: cada ciclo establecen el trigo entre el 20 y el 30 de noviembre —la fecha de siembra óptima, de acuerdo con el comportamiento histórico de la región es del 23 al 28 de noviembre—, cuando las temperaturas por lo general son cálidas, así disminuyen el riesgo de una baja emergencia de la semilla, logrando establecer densidades de población adecuadas y sin requerir más semilla —cada ciclo utilizan la misma cantidad de semilla: 160 kilogramos por hectárea— o tratamientos de fungicidas que podrían incrementar sus costos. 

Con la práctica de la Agricultura de Conservación han logrado un buen desarrollo del cultivo con solo tres riegos de auxilio sin ocasionar estrés hídrico a las plantas. Esto es importante porque en ciclos anteriores, en el mismo predio, se requería de un cuarto riego de auxilio, ya que el suelo en esa zona presenta grandes bancos de arena que disminuyen los rendimientos entre 700 y 800 kilogramos por hectárea, pero dejando el cien por ciento de los rastrojo o esquilmos como cobertura total, han logrado estabilizar los rendimientos al incrementar la capacidad de retención de humedad del suelo.

Un punto importante para ellos es que programan el último riego de auxilio entre los 98-100 días después de la siembra, disminuyendo el riesgo de acame y observando que el cultivo llega a su madurez fisiológica de manera satisfactoria por la capacidad de retención de humedad del suelo. En ciclos anteriores, con la labranza convencional, comentan que esto simplemente no era posible.

Por inquietud propia, comentan,  durante el ciclo agrícola 2020/2021, decidieron realizar la quema de gavilla en aproximadamente tres hectáreas, con la finalidad de evaluar y comparar los rendimientos contra otras tres hectáreas contiguas con cobertura total de rastrojo. Los resultados, cuentan, fueron por demás evidentes: el rendimiento en el área con quema de gavilla disminuyó en 740 kilogramos en comparación con el área con cobertura total.

Para esta familia y equipo de trabajo existen varias buenas razones para practicar la Agricultura de Conservación y entre ellas, mencionan, está la reducción de costos de producción —en aproximadamente $2,500 por hectárea—, la posibilidad de establecer el cultivo en fechas óptimas, la mejora de los procesos del suelo relacionados con la retención de humedad y el control de la erosión, así como la posibilidad de hacer más eficiente el uso de agua de riego.

Con respecto a los rendimientos, ellos recuerdan que con la práctica de la labranza convencional los rendimientos eran inestables, de alrededor de 7.4 toneladas por hectárea —y siempre con una baja considerable en las zonas arenosas—, mientras que en los recientes ciclos agrícolas con Agricultura de Conservación los rendimientos han sido muy satisfactorios (de hasta 8.6 toneladas por hectárea), rentables y con costos menores, lo que, a su decir, los deja con más recursos en el bolsillo y al mismo tiempo son más cuidadosos y empáticos con el medioambiente.