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Sinergia entre iniciativas aumenta la resiliencia y la sostenibilidad del campo colombiano

Sistema tradicional del cultivo de frijol y maíz en comunidades indígenas en Valledupar, Cesar, Colombia, en diciembre de 2022. (Foto: Adriana Tofiño / Agrosavia)
Sistema tradicional del cultivo de frijol y maíz en comunidades indígenas en Valledupar, Cesar, Colombia, en diciembre de 2022. (Foto: Adriana Tofiño / Agrosavia)

Los Kankuamos y Arhuacos son pueblos indígenas que habitan en el Caribe colombiano. Sus sistemas agroalimentarios están orientados en cubrir sus necesidades de subsistencia, por lo tanto, son diversos e incluyen cultivos como papa, cebolla, ajo, haba, mora, tomate de árbol, calabaza, trigo, fique de maguey, maíz, frijol, yuca, arracacha, algodón, piña, entre otros.

El café es el cultivo que dedican para comercializar con el fin de obtener ingresos que complementen la alimentación o satisfacer otras necesidades. A menudo, este se siembra bajo la sombra de plátano o chachafruto y distanciado de al menos tres metros para incluir la siembra de frijol y maíz, el cual, además de formar parte de los cultivos de la dieta tradicional —para la elaboración de chicha y arepas—, también es un componente que predomina en la cosmovisión de los pueblos Kankuamos y Arhuacos.

En este contexto, la conservación de la semilla —que regularmente se hace a través de la siembra continua— es importante; sin embargo, las sequías y la falta de infraestructura de almacenamiento amenazan su conservación. Para buscar y brindar alternativas que le permitan a los pueblos Kankuamos y Arhuacos conservar sus semillas y mejorar sus sistemas agroalimentarios, CIMMYT —mediante la iniciativa Soluciones Positivas para la Naturaleza— se sumó a los esfuerzos que la Alianza Bioversity Internacional y CIAT —en el contexto de la iniciativa AgriLAC Resiliente— y el Centro de Investigación Motilonia de AGROSAVIA realizan en el departamento del Cesar.

Con al menos diez años de trabajo en comunidades indígenas del Caribe colombiano, AGROSAVIA ha incorporado cultivos biofortificados para fortalecer el sistema agroalimentario de la región. En este contexto, la iniciativa AgriLAC Resiliente ha contribuido con la gestión de recursos, entrega de semillas de frijol y maíz biofortificados, y el desarrollo de nuevas segmentaciones de mercado que valoran la producción étnica y orgánica.

Sumándose a este trabajo, en noviembre de 2023, especialistas de CIMMYT visitaron a grupos de Kankuamos y Arhuacos en las comunidades de La Mina y Simunurwa, en Valledupar Cesar, respectivamente. Allí, y con el fin de apoyar la conservación de las semillas nativas de maíz, se hicieron talleres poscosecha, recorridos por bancos comunitarios y parcelas de reproducción de semillas, conversatorios para identificar las principales causas de las pérdidas poscosecha de los granos básicos —especialmente maíz y frijol—, así como las diferentes prácticas y tecnologías que contribuyen a reducir las pérdidas durante el proceso de poscosecha, entre otros aspectos de sus sistemas agroalimentarios.

Con especial atención en el almacenamiento, los participantes hicieron prácticas relacionadas con el acondicionamiento del grano antes del almacenamiento —desgrane, limpieza y estimación de humedad— y el manejo de tecnologías herméticas. También se realizó una reunión en la casa indígena, con representantes del cabildo de cada pueblo indígena visitado previamente, para discutir acerca de los resultados obtenidos en cada visita. Esto incluyo compartir una desgranadora 3D para uso y valoración por parte de los productores, además de analizar las oportunidades de manejo en los bancos de semillas.

Soluciones Positivas para la Naturaleza fomenta sistemas alimentarios amigables con el medioambiente mediante la gestión y conservación de la biodiversidad, por lo que este tipo de sinergias entre iniciativas potencia la conservación de las semillas nativas y el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios de América Latina.

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Joven innovador impulsa la producción y el consumo de maíz nativo mexicano

José Esteban Sotelo Mariche es originario de la costa de Oaxaca, México. Es ingeniero agrónomo de la Universidad Autónoma Chapingo y está certificado en seguridad alimentaria y desarrollo rural. Actualmente, trabaja con pequeños productores de maíz nativo, a quienes ayuda a producir de una manera sostenible para comercializar en los mercados locales e internaciones. José Esteban recibió recientemente el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la categoría de Agente de Cambio por su participación en este trabajo.

Los premios, son una iniciativa del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE), que busca reconocer las contribuciones de mujeres y hombres jóvenes que están implementando innovaciones en los sistemas agroalimentarios en maíz de América Latina. Esta es la tercera entrega de los premios, después de Asia en octubre de 2018 y en África en mayo de 2019. La ceremonia de entrega de los premios tuvo lugar en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia, el 9 de octubre de 2019.

José Esteban Sotelo Mariche (al centro), recibe el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina de parte de los científicos del CIMMYT Luis Narro (a la izquierda) y Félix San Vicente (a la derecha). (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: ¿Cual fue tu inspiración para dedicarte a la agricultura?

R: Me inspiró el ser parte de una familia dedicada al campo en mi estado natal, Oaxaca, donde me han inculcado el amor a la tierra y las plantas.

La agronomía me pareció importante por ser la encargada de garantizar la producción de alimentos que se sirven en la mesa de los mexicanos, además de proyectar la mejora y eficiencia de los procesos productivos.

P: Describe tu innovación.

R: Mi innovación se fundamenta en el fortalecimiento de la cadena productiva de maíz nativo en el estado de Oaxaca y la integración del Centro de Validación y Transferencia de Tecnología Rural como un espacio donde se brinda asistencia técnica y capacitación a los pequeños productores, además de validar cultivos resistentes a la sequía que harán un mejor frente al cambio climático.

Jose Esteban Sotelo Mariche trabaja para ayudar a los pequeños agricultores en la producción de maíz nativo en México. (Foto: Aportación)

En 2014, constituí la sociedad Integradora Agroempresarial del Rio Verde S.P.R. de R.I. con la finalidad de impulsar la producción, generación de valor agregado y comercialización de productos agropecuarios, la cual, actualmente, agrupa a más de 80 productores indígenas mixtecos, chatinos y afromexicanos.

A finales de 2016, firmé un convenio comercial con la empresa Masienda para distribuir micro lotes de maíces nativos a restaurantes de alta especialidad y gourmets ubicados en ciudades norteamericanas.

Actualmente, trabajo en impulsar el fortalecimiento del consumo a nivel local, a través de la venta de tortillas, tostadas, chips u otros derivados en los principales sitios turísticos de la región y la apertura de un espacio gastronómico y comercial dedicado al maíz nativo y la diversidad del sistema milpa.

La actividad más reciente en la que me he desempeñado es la integración del Centro de Validación y Transferencia de Tecnología Rural en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, la Universidad Autónoma Chapingo, el Instituto Tecnológico de Pinotepa, la Universidad de la Costa y otras organizaciones de productores, con quienes evaluamos sistemas de agricultura de conservación, uso eficiente del agua y agroforestería. Así mismo, este espacio sirve para actividades de capacitación y asistencia técnica para integrantes de la sociedad y agricultores de la región.

P: ¿Cómo te sientes al haber sido nombrado uno de los ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina?

R: Es un honor ser parte de este espacio y poder conocer a diferentes investigadores, productores, y especialistas en maíz de América Latina y a su vez, poder contribuir con las futuras generaciones en el tema del cambio climático y una agricultura responsable.

P: ¿Qué consejo le darías a otros jóvenes interesados en la agricultura?

R: La agricultura es la base de nuestro futuro. Creo que los jóvenes de Latinoamérica tienen la oportunidad para ayudar a sus países a combatir la falta de alimentos y el cambio climático. Un joven que hoy tiene entre 15 o 20 años, en 2050 será un adulto mayor que no se encontrará en las mismas circunstancias de disponibilidad de alimentos, agua, clima y oportunidades si no hace algo ahora. En los jóvenes esta la responsabilidad del futuro que le vamos a dejar a las siguientes generaciones y, por lo tanto, la energía de la juventud se debe concentrar en un mundo que tenga alimentos, agua, biodiversidad, una agricultura eficiente y con responsabilidad ambiental, y una economía equitativa y de impacto social.

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El joven innovador Carlos Barragan García implementa sistemas sustentables de maíz para pequeños productores

Carlos Barragan García trabaja en la fertilidad del suelo y el desarrollo de modelos de negocio incluyentes de pequeños productores que atiendan cadenas cortas agroalimentarias. Estudió la ingeniería en agroecología en la Universidad Autónoma Chapingo y es colaborador del proyecto MasAgro en el estado de Oaxaca, México, donde trabaja adaptando sistemas de producción a pequeña escala al cambio climático. Carlos recibió recientemente el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la categoría de Agente de Cambio por su participación en este trabajo.

Los premios, una iniciativa del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE), buscan reconocer las contribuciones de mujeres y hombres jóvenes que están implementando innovaciones en los sistemas agroalimentarios basados en maíz de América Latina. Esta es la tercera entrega de los premios, después de la entrega en Asia en octubre de 2018 y la entrega en África en mayo de 2019. La ceremonia de entrega de los premios tuvo lugar en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia, el 9 de octubre de 2019.

Carlos Barragan García (al centro), recibe el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina de parte de los científicos del CIMMYT Luis Narro (a la izquierda) y Félix San Vicente (a la derecha). (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: ¿Cual fue tu inspiración para dedicarte a la agricultura?

R: Mi bisabuelo era campesino, el sembraba en un pueblo que se llama Zapotitlán Salinas, en el estado de Puebla, México, que es un pueblo semiárido. Recuerdo que en los últimos años de su vida su producción se veía afectada de alguna manera y no lograba cosechar nada a diferencia de cuando yo era niño e íbamos al campo a desgranar maíz y comer elotes, en esos tiempos había mayor producción.

Yo siempre he creído que se puede mejorar y pensé que no era justo que mi abuelo —que toda su vida se había dedicado a la agricultura— al final no tuviera la felicidad de cosechar como lo hacía antes.

Varios de mis compañeros de secundaria y yo entramos a la Universidad Autónoma Chapingo, y yo elegí estudiar agroecología con la esperanza de poder ayudarle a mi abuelo a mejorar sus sistemas de producción.

Cuando ya tenía conocimientos en agronomía, visitaba a mi abuelo y le hacía recomendaciones para mejorar su producción. En ocasiones, no las aceptaba porque no le parecían viables, le parecían costosas. Fue por eso que decidí cambiar mi enfoque por uno que ayudara a los agricultores a trabajar con alternativas menos costosas y con las que pudieran obtener algún otro beneficio en el proceso.

Carlos Barragan García en el campo. (Foto: Aportación)

P: Háblanos de tu innovación.

R: Mi innovación se debe al trabajo que he desarrollado desde hace un par de años con el Hub Pacifico Sur en México. La innovación consiste en adaptar sistemas de producción de pequeña escala al cambio climático fortaleciendo la fertilidad de los suelos con la diversificación y rotación de cultivos para lograr un incremento sostenible en la producción de maíz a mediano plazo.

En 2016 empezamos a trabajar con maíces nativos en los Valles Centrales de Oaxaca, en donde la mayoría de la agricultura es tradicional, hay bajo uso de insumos y se ha ido perdiendo la fertilidad del suelo, así que a partir del 2017 comenzamos a promover rotaciones con leguminosas a través del establecimiento de vitrinas de cultivos, en las cuales se sembraron franjas de leguminosas y gramíneas y se llevó a cabo un evento demostrativo con productores en la etapa de llenado de grano para que evaluaran el desempeño de cada cultivo. En 2018 buscamos otras alternativas de cultivos que nos ayudaran a aportar fosforo del suelo y probamos soya, girasol y canola.

Hay productores con los que hemos colaborado desde 2016 y han logrado pasar de los 600 kg de maíz criollo blanco raza bolita hasta 4 ton/ha. y 2.5 ton/ha. de maíz amarillo o negro raza bolita. Además de obtener un segundo cultivo como garbanzo, girasol, canola, frijol, calabaza, amaranto, veza, tritricale, trigo y alverja, cada productor hace un manejo diferente.

En Oaxaca, una de las principales producciones es la del maíz blanco, pero los maíces pigmentados tienen antioxidantes como la antocianina. Comenzamos a trabajar con maíces pigmentados para mejorar la alimentación de las familias con las que colaboramos. Sin embargo, no había posibilidad de colocar los excedentes de producción de maíces de colores en el mercado y al buscar compradores nos ofrecían condiciones de compra que no eran atractivas al productor. Posteriormente, nos vinculamos con la Unión de Productores de Traspatio Oaxaqueño SPR de RL que tenía la intención de hacer un modelo de negocio incluyente de pequeños productores de maíces nativos. En 2019, establecieron la primera tortillería de maíces nativos Xúb Maíz en la ciudad de Oaxaca de Juárez. Cinco productores con lo que trabajamos tienen excedentes de producción y comenzaron a venderle a la tortillería su maíces blancos y pigmentados. Eso ha motivado a que más productores se animen a innovar para mejorar de manera sostenible sus rendimientos.

P: ¿Cómo te sientes al haber sido nombrado uno de los ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina?

R: Me siento muy agradecido con la vida. He reflexionando el hecho de estar aquí en Colombia, en la Reunión Latinoamericana del Maíz y el IV Congreso de Semillas y ser considerado uno de los ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz – América Latina y sé que soy muy afortunado. Muchas personas con las que estudie la primaria no terminaron una carrera universitaria y los que sí lo hicieron, algunos no tienen la dicha de trabajar haciendo lo que les gusta; yo tengo la posibilidad de trabajar haciendo lo que me gusta con el apoyo de mi familia, amigos y colegas que me han hecho crecer profesionalmente para poder ofrecerle mejores alternativas a los agricultores. Me siento contento de estar aquí y escuchar a científicos con bastantes años de experiencia en la producción de maíz hablar sobre su trabajo en América Latina. Me llevo muchos aprendizajes y ganas de probar lo que se ha presentado a lo largo de estos días.

Carlos Barragan García presenta su innovación en la ceremonia de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia. (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: ¿Qué consejo le darías a otros jóvenes interesados en la agricultura?

R: Existe una gran demanda de alimentos y es necesario que los jóvenes se involucren para que sean ellos los científicos, los ingenieros y los productores que a mediano plazo alimenten al mundo.

Por otro lado, me parece importante mencionar que, si se tratan de jóvenes mujeres, deben saber que en México ha habido demasiada migración de hombres, y cada vez son más las mujeres que trabajan el campo. Es necesario que las mujeres participen cada vez más en los sistemas de producción. Las mujeres necesitan empoderarse más para que juntos trabajemos por mejores sistemas e innovaciones que nos ayuden a alcanzar la meta de alimentar al mundo en 2050.

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Yésica Chazarreta estudia cómo el atraso en la fecha de siembra afecta la producción de maíz en Argentina

Yésica Chazarreta investiga cómo el atraso en la fecha de siembra afecta la producción de maíz de los agricultores en la principal región productora de maíz de Argentina. La joven investigadora trabaja en el grupo de Ecofisiología de Cultivos en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Pergamino en Buenos Aires, Argentina, donde realiza investigaciones sobre el secado, el llenado y la calidad del grano de maíz para ayudar a los agricultores a tomar decisiones más informadas sobre cuándo cosechar para aumentar sus rendimientos. Yésica recibió el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la categoría de Investigadora por su contribución en este trabajo.

Los premios, una iniciativa del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE), buscan reconocer las contribuciones de mujeres y hombres jóvenes que están implementando innovaciones en los sistemas agroalimentarios basados en maíz de América Latina. Ésta es la tercera entrega de los premios, después de la entrega en Asia en octubre de 2018 y la entrega en África en mayo de 2019. La ceremonia de entrega de los premios tuvo lugar en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia, el 9 de octubre de 2019.

Yésica Chazarreta (al centro) recibe el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina de parte de los científicos del CIMMYT Luis Narro (a la izquierda) y Félix San Vicente (a la derecha). (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: Cuéntanos sobre tu innovación

R: Soy de La Pampa, Argentina, que es el centro de producción de maíz de mi país. En el pasado, la mayoría de los agricultores plantaban en primavera, es decir, entre septiembre y octubre. Estas primeras plantaciones tendían a tener rendimientos inestables a lo largo de los años, lo que provocó que muchos agricultores comenzaran a plantar más tarde, en noviembre y diciembre. Estas siembras tardías tienen rendimientos más bajos, pero estos rendimientos tienen menos variabilidad interanual y son más estables en general. Sin embargo, retrasar las fechas de siembra implica que los cultivos estén en el campo durante el invierno, cuando son más vulnerables a la humedad, el encamado, las enfermedades y la pérdida de rendimiento. Además, son más propensos a las micotoxinas, hongos tóxicos que son dañinos si se consumen en grandes cantidades y pueden causar cáncer o incluso la muerte.

Mi trabajo consiste en comprender el efecto de las fechas de siembra tardía en el relleno del grano de maíz, la desecación del grano y su calidad. Esto nos permitirá crear modelos de predicción sobre la evolución de la humedad de los granos de maíz en el momento de la cosecha para ayudar a los agricultores en el proceso de toma de decisiones sobre cuándo cosechar, especialmente para la siembra tardía de maíz. Esto los beneficia al decidir si desean esperarán a que su cosecha de maíz se seque en el campo o si cosecharán antes y secarán después para reducir las pérdidas — una especie de análisis de costo-beneficio de las fechas de siembra y cosecha.

P: ¿Cuál fue tu inspiración para dedicarte a la agricultura?

R: Mi padre es agrónomo y trabaja para una empresa de semillas, mi hermana pequeña y yo crecimos yendo a los campos con él para ver los cultivos y siempre nos interesó mucho la agricultura. Estudié en una preparatoria agrotécnica y obtuve una licenciatura en genética. Para mi tesis de pregrado, trabajé con el grupo de Ecofisiología de Cultivos en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y comencé a trabajar en las fechas de siembra de maíz y en los procesos de llenado y secado de granos. Comenzamos a notar que había mucho interés por parte de las empresas, pero poca información disponible sobre el secado de granos de maíz con fechas de siembra tardía, por lo que, al momento de graduarme, solicité hacer mi doctorado en esta investigación.

Además de que realmente me gusta mi trabajo, también me gusta mucho colaborar con mi equipo: es un equipo multidisciplinario y todos mis colegas son excelentes personas y profesionales. Siento que me han ayudado a crecer tanto personal como académicamente.

Yésica Chazarreta presenta su trabajo de investigación en la ceremonia de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia. (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: ¿Cómo te sientes al haber sido nombrada una de las ganadoras de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina?

R: ¡Es muy difícil de describir! Estoy muy emocionada y muy feliz de poder compartir el trabajo de mi equipo con tantos investigadores en esta área, y tener la oportunidad de conocer y colaborar con tantas personas nuevas. Esta ha sido una experiencia muy enriquecedora para mí.

P: ¿Qué consejo le darías a otros jóvenes interesados en la agricultura?

R: Estudien lo que realmente le gusta y les interesa. Siempre piensen en la realidad de su trabajo y la capacidad de compartirlo con otras personas. Hagan lo que les guste, encuentren su vocación y háganlo con propósito y pasión. ¡Lo más importante es participar en oportunidades como los Premios de Innovación Juvenil en Maíz! Son una excelente manera de compartir su trabajo con el mundo.

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El joven innovador Lucio Reinoso ayuda a los agricultores a aumentar su producción y cuidar el medio ambiente

Lucio Reinoso es ingeniero agrónomo con maestría en ciencias agrarias de la Universidad Nacional del Sur, Argentina. Él y su equipo en la Universidad Nacional de Río Negro y en la Estación experimental Valle Inferior del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) desarrollaron una sembradora que permite a los productores sembrar sobre el surco del año anterior y dejando el rastrojo en la superficie, ayudándolos a implementar prácticas de agricultura de conservación y proteger al medio ambiente. Lucio Reinoso recibió recientemente el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la categoría de Investigador por su participación en este trabajo.

Los premios, una iniciativa del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE), buscan reconocer las contribuciones de mujeres y hombres jóvenes que están implementando innovaciones en los sistemas agroalimentarios basados en maíz de América Latina. Esta es la tercera entrega de los premios, después de la entrega en Asia en octubre de 2018 y la entrega en África en mayo de 2019. La ceremonia de entrega de los premios tuvo lugar en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia, el 9 de octubre de 2019.

Lucio Reinoso (a la derecha), recibe el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina de parte de los científicos del CIMMYT Luis Narro (a la izquierda) y Félix San Vicente (centro). (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: ¿Cual fue tu inspiración para dedicarte a la agricultura?

R: Mi familia es agricultora, siembra trigo y se dedica a la actividad ganadera, eso fue lo que me llevo a perseguir una carrera en agronomía.

Después de graduarme me mudé a Rio Negro en la Patagonia y noté que los sistemas de producción son totalmente distintos a lo que yo conocía, hay que regar durante todo el ciclo, y al poder regar se pueden cultivar varias cosas que en la zona en la que yo estaba no se podía, así que empecé a trabajar el maíz que es el cultivo que se adapta muy bien —en Argentina— a diferentes condiciones.

P: Háblanos sobre tu innovación. 

R: En equipo desarrollamos una sembradora que permite sembrar sobre el surco del año anterior. Primero se prepara el suelo, se hace el surco, se riega y una vez que se saca el maíz; se vuelve a sembrar con el rastrojo que quedó, es decir, trabajamos con el sistema de labranza cero.

Esta innovación tiene muchas ventajas: mejora la distribución del agua de riego en la parcela, los tiempos de avance, y la infiltración hacia zonas donde existen raíces y no a profundidades no deseadas donde las plantas no la pueden sacar, por lo que la eficiencia de los parámetros de riego es mayor. Hay ahorro de combustible porque no roturamos el suelo y reducimos las emisiones de carbono del tractor, lo que nos permite tener el suelo cubierto con el rastrojo, el cual disminuye la evaporación directa del suelo, protege de la erosión y mejora la cantidad de macro y mesofauna edáfica (por ejemplo, lombrices). Estas técnicas ayudan a mitigar una parte del cambio climático porque capturamos carbono a través del manejo de rastrojo. A su vez, el rendimiento es similar al alcanzado con labranza convencional y practicamos técnicas que protegen al medio ambiente.

P: ¿Cómo te sientes al haber sido nombrado uno de los ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina?

R: Ser considerado uno de los jóvenes innovadores ganadores de América Latina que buscan tener impacto —sobre todo en los pequeños productores— es un reconocimiento muy importante y una satisfacción muy grande. Realmente lo aprecio y creo que esto me va a servir para poder trabajar en red con el CIMMYT o con otras instituciones para colaborar en equipo.

Los premios son una ventana para llegar a muchos lados, ya que la sembradora pudo quedarse solamente en la Patagonia y ahora, a través del CIMMYT, puede llevarse a más personas y se puede seguir adaptando a distintos sistemas productivos.

Lucio Reinoso presenta su innovación en la ceremonia de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia. (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: ¿Cuáles son tus esperanzas y expectativas a futuro?

R: La producción de maíz en Argentina es principalmente para exportación, en especial de maíz amarillo. Hay una zona productora, la Pampa Húmeda, que concentra este tipo de producción a mayor escala. En las economías regionales, las cuales cuentan con la mayor diversidad de maíces para consumo humano y animal, la producción va a cargo de los pequeños productores.

En la región en la que estoy se están incorporando maíces bajo riego y rotación, y los productores lo están adoptando con semillas hibridas, siembra mecanizada y la sembradora que mi equipo y yo hicimos. Mi expectativa a futuro es seguir capacitándome. Quiero culminar un doctorado relacionado con los sistemas de producción en maíz de alta producción y con modelos de simulación productiva. Creo que hay una limitación varietal y de fertilidad que nos está frenando en la región, específicamente en los valles irrigados del norte de la Patagonia, es por eso que me gustaría poder desarrollar materiales adaptados con alto potencial de rendimiento bajo riego donde las condiciones climáticas, de radiación y temperatura son aptas para obtener un mayor rendimiento.

P: ¿Qué consejo le darías a otros jóvenes interesados en la agricultura?

R: En los próximos años, la agricultura va a ser una “agricultura 4.0” en la que las cuestiones en electrónica y tecnología serán aún más avanzadas. Actualmente, tenemos imágenes satelitales, analizamos el espectro de emisión del cultivo, tenemos modelos de simulación agronómica, entre otras cosas. La agricultura se está tecnificando e incorporar estas tecnologías requiere de profesionales capacitados y si te interesa, puedes prepararte.

Por otro lado, dedicarse a la investigación es también algo muy bueno porque los buenos resultados impactan a los productores.

La comida es la base de toda sociedad y siempre hay trabajo en esta área porque es extensa, en Argentina comemos al menos 4 veces al día y detrás de esos alimentos diarios hay un agrónomo que dirige las tareas que el productor hace, por lo tanto, es importante tener gente formada en el área para poder abastecer la demanda de alimentos que el mundo precisa.

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El joven innovador Eduardo Cruz Rojo usa métodos de control biológicos para mitigar el gusano cogollero

Eduardo Cruz Rojo no provenía de una familia de agricultores y nunca esperó trabajar en la agricultura. Sin embargo, este joven de 26 años, con un título en logística y originario de Alfajayucan, Hidalgo, México, ha podido ganar suficiente dinero de la agricultura para dejar su trabajo de oficina al emplear soluciones ecológicas innovadoras y sostenibles en su campo de maíz para reducir las plagas y aumentar los rendimientos —y está ayudando a otros agricultores de su comunidad a hacer lo mismo. Eduardo recibió recientemente el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la categoría de Agricultor por su participación en este trabajo.

Los premios, una iniciativa del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE), buscan reconocer las contribuciones de mujeres y hombres jóvenes que están implementando innovaciones en los sistemas agroalimentarios basados en maíz de América Latina. Esta es la tercera entrega de los premios, después de la entrega en Asia en octubre de 2018 y la entrega en África en mayo de 2019. La ceremonia de entrega de los premios tuvo lugar en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia, el 9 de octubre de 2019.

Eduardo Cruz Rojo (al centro), recibe el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina de parte de los científicos del CIMMYT Luis Narro (a la izquierda) y Félix San Vicente (a la derecha). (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: Cuéntanos sobre tu innovación.

R: La innovación en la que estoy trabajando involucra el uso de métodos de control biológico, como trampas de feromonas para controlar al gusano cogollero y el uso de lombricomposta para mejorar el suelo.

El gusano cogollero es una plaga que afecta en gran medida al maíz en todo el mundo: es nativo de América y se extendió a África en 2016 y Asia en 2018. Es una de las peores plagas que afectan al maíz en mi estado natal, Hidalgo, y puede afectar hasta el 50% de la cosecha. Solíamos aplicar productos químicos en los campos dos veces al año para controlarlo, lo cual era muy costoso y puede ser dañino para el medio ambiente. Solicitamos asesoramiento a los técnicos del Hub Valles Altos del proyecto MasAgro, una iniciativa conjunta entre el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México (SADER). Nos recomendaron a los agricultores locales que usáramos trampas de feromonas como métodos de control biológico para las plagas, y tres de nosotros decidimos probarlo para reducir costos, depender menos de los químicos y proteger el medio ambiente.

Hice las trampas de feromonas solo cortando agujeros en tres lados de una vieja jarra de agua. Colocas la jarra en un poste, cuelgas el cebo de feromona en medio y llenas el fondo con agua jabonosa. Las polillas adultas de gusano cogollero son atraídas por el cebo de feromonas, entran en las trampas y posteriormente, se ahogan en el agua jabonosa.

En el primer año, en 2015, usamos las trampas principalmente para monitorear de dónde venían las plagas. Instalamos las trampas cuando el maíz ya había crecido y fue demasiado tarde para obtener un mejor resultado. El segundo año instalamos las trampas de feromonas solo cinco días después de la siembra, ¡y pudimos controlar el daño causado por el gusano cogollero hasta en un 90-95%! Desde entonces, hemos usado las trampas todos los años y no hemos tenido más problemas con el gusano cogollero en nuestros campos de maíz, además, nos pudimos liberar de comprar y usar productos químicos cada año. Por el mismo precio de una sola aplicación de químicos, puedes crear tus propias trampas que durarán al menos dos años.

Ahora, cada vez que los agricultores vecinos caminan por nuestros campos siempre nos preguntan «¿qué es eso?» o «¿qué estás haciendo?» Les explicamos qué son las trampas de feromonas y cómo funcionan, y al menos 10 agricultores locales han comenzado a usarlas en sus propios campos con buenos resultados.

Eduardo presenta su innovación en la ceremonia de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia. (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: Tu experiencia rompe el estereotipo en el que los jóvenes no están interesados en la agricultura como carrera — de hecho, tú la persigues de manera seria. ¿Cuál fue tu inspiración?

R: Nadie más en mi familia se dedica a la agricultura, yo soy el primero en hacer esto. Comencé criando ovejas, y cuando vi cuánto necesitaban comer me sentí inspirado a cultivar mi propio maíz y alfalfa para alimentarlos.

Soy el más joven de seis hermanos. Todos mis hermanos mayores se vieron obligados a emigrar a los Estados Unidos para trabajar debido a las presiones económicas y yo me quedé para cuidar a mis padres. Sin embargo, al usar mejores métodos de producción, la agricultura ha sido rentable para mí, y es la razón por la que seré el primero en mi familia que no tendrá que migrar.

Cuando terminé la universidad, comencé a trabajar en una oficina en la ciudad de Querétaro, México, pero siempre había soñado con tener algo propio. Empecé a ahorrar y por casualidad me encontré con un amigo que es agrónomo. Me invitó a trabajar con él, y el resto es historia.

Realmente disfruto ser agricultor. Me emociona mucho la época de la cosecha y ver todo lo que ha crecido, todo lo que pude lograr. Además del maíz, también cultivamos alfalfa, chiles y avena, pero realmente ha sido el maíz el que ha sido rentable. Incluso tenemos nuestro propio campo experimental. Realmente me gusta implementar innovaciones en mi campo porque eso es lo que me ha permitido ganarme la vida con la agricultura.

P: ¿Cómo te sientes al haber sido nombrado uno de los ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina?

R: Me siento orgulloso de mi trabajo y el de mi equipo, también me siento orgulloso de que sea reconocido. Ha sido una experiencia increíble poder visitar otro país y ver el mundo desde otra perspectiva.

P: ¿Qué consejo le darías a otros jóvenes interesados en la agricultura?

R: Me gustaría que más jóvenes vean que pueden ganarse la vida con la agricultura si realmente se dedican a ello. La parte más importante es adoptar buenas prácticas agrícolas y abandonar las malas, como la quema de residuos de cultivos o el uso excesivo de productos químicos, que pueden dañar el suelo y contaminar el agua.

Si implementan buenas prácticas y cambian la forma en que hacen las cosas, pueden lograr mejores rendimientos. Esta es una oportunidad para que jóvenes como yo obtengan mejores ingresos, echen raíces y no se vean obligados a emigrar.

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La joven innovadora Viviana López Ramírez estudia las enfermedades bacterianas del maíz para ayudar a los agricultores

Viviana López Ramírez (al centro) recibe el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina de parte de los científicos del CIMMYT Luis Narro (a la izquierda) y Félix San Vicente (a la derecha). Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT.

Viviana López Ramírez utiliza su pasión por la biología para enfrentar los desafíos agrícolas en el país que la adopto para estudiar, Argentina. Originaria de Medellín, Colombia, Viviana forma parte de un equipo multidisciplinario en el Instituto de Investigaciones Agrobiotecnologícas (INIAB) en la Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina, donde trabaja para aislar e identificar microorganismos patógenos en el maíz con el fin de identificar líneas resistentes para los agricultores. Viviana recibió el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la categoría de Investigadora por su contribución en este trabajo.

Los premios, una iniciativa del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE), buscan reconocer las contribuciones de mujeres y hombres jóvenes que están implementando innovaciones en los sistemas agroalimentarios basados en maíz de América Latina. Ésta es la tercera entrega de los premios, después de la entrega en Asia en octubre de 2018 y la entrega en África en mayo de 2019. La ceremonia de entrega de los premios tuvo lugar en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia, el 9 de octubre de 2019.

P: Háblanos sobre tu innovación.

R: Los microorganismos patógenos, o bacterias, con los que trabajamos causan enfermedades en el maíz. El mundo científico sabe mucho sobre las enfermedades fúngicas y virales del maíz, pero no sabe sobre las enfermedades causadas por bacterias. A través de nuestro trabajo, hemos podido encontrar bacterias que nunca antes se habían mencionado como patógenas en la literatura científica. Las aislamos de la hoja, realizamos la identificación molecular y realizamos un ensayo de re-inoculación para asegurarnos de que sea la bacteria la que está causando la enfermedad en el maíz.

Como no sabemos mucho sobre la bacteriosis, la mayoría de la información con la que contamos proviene de los informes de los agricultores —que hay manchas en las hojas o que las hojas se están secando y están perdiendo gran parte de su cosecha. Recientemente, los informes de bacteriosis o infecciones bacterianas en el maíz han aumentado bastante, especialmente en la región de La Pampa, donde trabajo. Las personas no saben cómo controlarlo porque no saben qué es.

Con esta innovación de aislamiento e identificación de estas bacterias, podemos generar conocimiento sobre estos nuevos microorganismos patógenos y, a su vez, descubrir qué métodos pueden usarse para mantenerlos bajo control y encontrar alternativas para controlarlos.

Viviana trabajando en el laboratorio. Foto: Aportación.

P: ¿Qué te inspiró a hacer esto?

R: Aunque no soy de Argentina, me siento como en mi segundo hogar, y siempre me ha atraído la agronomía porque tiene una aplicación directa en la vida de las personas. El maíz es un cultivo muy importante tanto en mi país natal, Colombia, como en Argentina, y al hacer este trabajo siento que estoy volviendo a mis raíces.

P: ¿Cuáles son tus expectativas para el futuro de esta innovación?

R: Los siguientes pasos son identificar líneas de maíz con resistencia a la bacteriosis para que los agricultores no pierdan gran parte de sus cosechas. Queremos que los agricultores logren mejores rendimientos de maíz y de mayor calidad. Además, trabajaremos para usar bacteriocinas que ayuden a combatir ciertos tipos de bacterias patógenas.

P: ¿Cómo te sientes al haber sido nombrada una de las ganadoras de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina?

R: Me siento muy honrada y feliz de haber sido nombrada Joven Innovadora en Maíz, pero al mismo tiempo siento una gran responsabilidad. Espero que mis contribuciones a la investigación sean útiles para otros en un futuro cercano.

P: ¿Qué consejo le darías a otros jóvenes interesados en la agricultura?

R: Les recomiendo que miren a su alrededor e identifiquen los problemas en sus regiones y comunidades, y una vez que los haya encontrado, intenten resolverlos. También les aconsejo que tengan mucha curiosidad —hagan preguntas e investiguen. Hoy en día tenemos muchos recursos disponibles a nuestra disposición. Por último, no se avergüencen de hacer preguntas o equivocarse: todo es parte del proceso de aprendizaje y eso los ayudará a aprender aún más.

Viviana presenta su trabajo de investigación en enfermedades bacterianas en el maíz en la ceremonia de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia. Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT.
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El joven investigador Omar Garcilazo Rahme lleva huitlacoche a las mesas mexicanas para mejorar la nutrición

Omar Garcilazo Rahme ayuda a los pequeños productores en México a mejorar su nutrición y condiciones de vida cultivando huitlacoche, un hongo comestible que se desarrolla en el maíz y es apreciado en el mercado por los consumidores y chefs. Omar desarrolló una técnica sencilla que permite a los productores cultivar el hongo Ustilago maydis o huitlacoche sin tener que recurrir a inversiones en infraestructura como invernaderos o la modificación de un sistema tradicional de producción de maíz logrando excelentes resultados. Omar recibió el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la categoría de Investigador por su contribución en este trabajo.

Los premios, una iniciativa del Programa de Investigación de Maíz del CGIAR (MAIZE), buscan reconocer las contribuciones de mujeres y hombres jóvenes que están implementando innovaciones en los sistemas agroalimentarios basados en maíz de América Latina. Ésta es la tercera entrega de los premios, después de la entrega en Asia en octubre de 2018 y la entrega en África en mayo de 2019. La ceremonia de entrega de los premios tuvo lugar en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia, el 9 de octubre de 2019.

Omar Garcilazo Rahme (al centro), recibe el Premio de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina de parte de los científicos del CIMMYT Luis Narro (a la izquierda) y Félix San Vicente (a la derecha). (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: ¿Cuál fue tu inspiración para dedicarte a la agricultura?

R: Desde pequeño siempre he tenido un particular interés en la calidad de los alimentos, vengo de una familia de químicos, así que siempre estuve sumergido en la ciencia y sus procesos, por eso decidí estudiar la ingeniería en alimentos y posteriormente un posgrado en agroecología.

He trabajado en la industria alimentaria durante mucho tiempo y lo que me llevo a enfocarme en la agricultura fue la problemática que estamos enfrentando de manera global en materia de salud debido al consumo desmedido de alimentos industrializados, el escaso desarrollo para incluir opciones naturales que le permitan a la gente tener una buena nutrición y el potencial de México para desarrollar productos de calidad.

Estoy interesado en ayudar a que la gente tenga una mejor alimentación y quiero ser parte de un sistema que convierte los esfuerzos en una realidad. Afortunadamente, creo que eso se podría lograr con mi innovación, la cual es solo un esfuerzo de muchos que podemos alcanzar en este país.

P: Háblanos sobre tu innovación. 

R: La innovación que presenté fue parte de mi investigación de posgrado y desde su inicio, el principal objetivo ha sido ayudar a la gente a consumir alimentos más nutritivos, y que, al adoptar la innovación, mejoren sus condiciones de vida. Esta innovación consiste en incorporar el hongo comestible de Ustilago maydis o huitlacoche —como lo conocemos en México— al sistema de producción de maíz en cultivos a cielo abierto. El huitlacoche es generalmente producido en condiciones controladas en invernadero. La innovación dependía de encontrar una técnica sencilla que permita a los pequeños productores cultivar este hongo sin hacer modificaciones en su sistema de producción de maíz.

En el proceso se evalúa la susceptibilidad del inoculo del Ustilago maydis en sembradíos de maíz a cielo abierto a través de una técnica accesible y de bajo costo para los pequeños y medianos productores, que son quienes enfrentan las condiciones más complejas para incorporarse al mercado.

La técnica de producción del hongo comestible consiste en inocular la planta de maíz al inicio de la etapa fenológica R1 (inicios de jilote) y para lograr el resultado deseado es importante considerar tres factores principales: la calidad del inóculo adecuada, la variedad hospedera del maíz y las condiciones climatológicas adecuadas para la incubación.

El huitlacoche es un hongo comestible alto en proteína y contiene casi dos veces más proteína que el maíz. Por otro lado, en términos económicos, mientras que un kilo maíz se vende por menos que un dólar, un kilo de huitlacoche se vende entre uno y cuatro dólares, lo que es un incremento sustancial. Este hongo es una fuente de proteína que podemos obtener después de 20 o 30 días de incubación.

Omar Garcilazo Rahme presenta su trabajo en la ceremonia de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina en la XXIII Reunión Latinoamericana de Maíz en Montería, Colombia. (Foto: Carlos Alfonso Cortes Arredondo/CIMMYT)

P: ¿Cómo te sientes al haber sido nombrado uno de los ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina?

R: Siento mucha emoción y alegría. El día que recibí el correo en el que me anunciaban que había sido ganador fue impactante y estoy muy agradecido de que mi trabajo se valore de esta manera.

Espero que esto nos sirva a los ganadores en las diferentes categorías y a mí para difundir y ayudar a muchas más personas dedicadas al maíz, y mejorar los sistemas que actualmente tenemos.

P: ¿Cuáles son tus esperanzas y expectativas a futuro?

R: Espero seguir colaborando en el desarrollo de alimentos que nos ayuden a todos, que tengamos mejores herramientas y productos de calidad para tener una alimentación mejor. Los jóvenes estamos dispuestos a proponer y ahora, nos sentimos responsables de aportar más en términos de innovación y tecnología.

México es un país que alberga una gran diversidad de maíz, que no es solamente un cultivo más para nosotros, es la base de nuestra alimentación, es incluso una referencia cultural y ancestral. Prácticamente estamos hechos de maíz, comemos maíz todo el día a todas horas.

Omar Garcilazo Rahme posa con los frutos de su innovación: Huitlacoche que creció en los campos de los agricultores a los que ayuda usando un método innovador a cielo abierto. (Foto: Aportación)

No obstante, creo que faltan muchas cosas por hacer, me da gusto que haya organismos como el CIMMYT para seguir desarrollando este tipo de propuestas para el maíz, un cultivo de suma importancia a nivel mundial. Los usos y aplicaciones del maíz son muy variados y creo que podemos encontrar aún muchos más, ya que es una planta que ha convivido con la humanidad desde hace bastante tiempo y todavía hay mucho que aprender de ella.

P: ¿Qué consejo le darías a otros jóvenes interesados en la agricultura?

R: Si la agricultura o la alimentación están dentro de sus intereses o tienen curiosidad por entenderlas —porque al final se terminan entrelazando— yo les diría a los jóvenes que se necesita mucha paciencia y ganas de explorar. La agronomía hoy en día, al igual que todas las ciencias, se interrelaciona con las herramientas tecnológicas ya que no solo se trata de las semillas, la tierra y el hombre, ahora se trata de las semillas, la tierra, la tecnología y el hombre, y aún falta mucho por desarrollar y entender.

La ciencia ha resuelto problemas relacionados con el hambre y otras complejidades en el mundo a lo largo de la historia y lo seguirá haciendo, pero hace falta darle un giro a la agricultura, la agronomía y la alimentación de una manera más sostenible.

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Colombia presenta plan estratégico para un sector maicero rentable y sustentable

Maíz para Colombia es un plan estratégico compuesto por 5 motores de cambio y 15 acciones clave para construir un sector maicero nacional sustentable y rentable. La iniciativa, coliderada por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), busca hacer más competitiva la producción nacional de maíz, satisfacer la demanda, reducir las importaciones y dar un perfil industrial al cultivo de este grano en Colombia.

El plan se presentó oficialmente tras 18 meses de trabajo, un taller participativo con cerca de 50 actores de la cadena del maíz, el acompañamiento constante de un panel de expertos y la validación de 19 representantes del sector público, empresas e instituciones académicas. La presentación tuvo lugar en la XXII Agroexpo de Bogotá y convocó a cerca de 50 instituciones que mostrado su interés en apoyar la iniciativa.

Bram Govaerts, director del Programa de Desarrollo Estratégico y representante regional para las Américas del CIMMYT, destacó que “el plan estratégico de Maíz para Colombia consolida información estadística, macrodatos duros y aportes directos de múltiples actores públicos, privados y sociales vinculados con la cadena productiva de este grano. Estas bases sólidas sustentan las respuestas dadas a las tres preguntas que han guiado la construcción de este plan desde el primer momento: ¿dónde estamos?, ¿hacia dónde vamos? y ¿cómo lograr un futuro mejor hacia 2030?”

Situación actual y objetivos

En referencia a la primera pregunta, Colombia consume maíz a un ritmo más acelerado del que produce, por lo que depende cada vez más de las importaciones provenientes, en su mayoría, de Estados Unidos. Esto es el resultado de la brecha que existe entre el sistema tecnificado y el tradicional, y que el rendimiento nacional de ambos sistemas — 5.4 y 2 toneladas por hectárea, respectivamente — sigue estando por debajo del promedio mundial — 5.8 toneladas por hectárea.

Con respecto a la segunda pregunta, los resultados de escenarios posibles hacia 2030 no son alentadores. Se espera un aumento del 27.4 % en la demanda total de maíz — que en 2016 fue de 6.2 Mt, en buena parte debido al crecimiento de la demanda de maíz amarillo — mientras que la producción solo aumentará un 4 %. De acuerdo con las proyecciones, para 2030 habrá un déficit de 5.9 Mt, que implica incrementar las importaciones en 39 % y retroceder en autosuficiencia de 26 a 21 %.

La buena noticia es que hay oportunidades para responder al reto de cómo lograr un futuro mejor hacia 2030. Los 5 motores de cambio y las 15 acciones estratégicas propuestas por Maíz para Colombia constituyen un abanico de opciones que podrían facilitar significativamente la articulación del Plan de Ordenamiento de la Producción Agropecuaria para el Maíz, la estrategia del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. Las iniciativas de Maíz para Colombia servirán para sembrar un mayor número de hectáreas y atender la demanda nacional, atacando la volatilidad de precios y generando las condiciones para que los ciclos a los que se ven sometidos los productores se suavicen, apostando por una mayor productividad y rentabilidad.

Manos a la obra

El motor de adopción de semilla mejorada se enfoca en más acceso y, sobre todo, mayor adopción por parte de los maiceros, como un aspecto determinante para incrementar la productividad del cultivo. Para lograr el objetivo de este motor de cambio será fundamental la sinergia entre los sectores público y privado, y en especial del sector de la investigación. La puesta en marcha de este motor ya cuenta con el impulso inicial de un nuevo convenio firmado en febrero pasado entre Agrosavia y el CIMMYT para apoyar la implementación estratégica de un proyecto de mejoramiento y conservación de la biodiversidad de este maíz, cuyos principales lineamientos son semilla y genética; manejo agronómico; componentes social, económico y ambiental; y comunicación entre las instituciones y los agricultores.

En el motor de cambio sobre seguridad nutricional, el consumo de maíz biofortificado es una propuesta viable que puede beneficiar con alimentos ricos en nutrientes, especialmente a niños y mujeres gestantes que presentan deficiencia de micronutrientes. Una arepa hecha de maíz biofortificado aporta cinco veces más zinc que una hecha de maíz comercial. Por eso, es prioritario contar con una alianza entre los sectores público y privado y la sociedad civil, para aumentar la demanda de maíz nutritivo y productivo en Colombia.

El tercer motor se enfoca en la adopción de sistemas productivos y tecnologías sostenibles adaptados al clima, para elevar la productividad del cultivo ante un entorno vulnerable a los efectos del cambio climático. Fomentar el uso de los principios de Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC) es clave para incrementar la seguridad alimentaria, mejorar la resiliencia y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El cuarto motor es denominado redes de acompañamiento a la innovación y pone en consideración las múltiples ventajas que estas tienen sobre las tradicionales, en términos de impactos que se pueden lograr mediante una asistencia técnica que motive, facilite y acompañe la adopción de innovaciones tecnológicas por parte de los productores.

El quinto y último motor de cambio propone vincular a los productores competitivos con el mercado, como clave para elevar la productividad y rentabilidad del cultivo. Esto, mediante el uso de estrategias efectivas — acompañadas de organización de productores, financiamiento y asesoría especializada — y a través del fomento de la mejora de la infraestructura actual para el acopio y almacenamiento de granos, permitiendo que los productores y compradores cuenten con los medios para incentivar la producción nacional.

“Maíz para Colombia está construido para pasar del papel a la acción y de la preocupación a poner manos a la obra, para asegurar en equipo que las acciones y los objetivos que han logrado un consenso en el sector sean implementados para aumentar la productividad y rentabilidad del maíz de manera sustentable en Colombia, aumentar los ingresos de los maiceros y ofrecer a los consumidores alimentos sanos y nutritivos”, puntualizó Bram Govaerts al final de la jornada.

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Convocatoria para participar en los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina

Las nominaciones para los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina están abiertas. Estos premios son parte de los esfuerzos que el Programa de Investigación de Maíz del CGIAR está emprendiendo para promover la participación de mujeres y hombres jóvenes en los sistemas agroalimentarios basados en el maíz. Estos premios reconocen las contribuciones de jóvenes menores de 35 años que están implementando innovaciones en los sistemas agroalimentarios basados en el maíz de América Latina, que incluyen investigación para el desarrollo, sistemas de semillas, agroindustria e intensificación sustentable.

Latinoamérica es el centro de origen de maíz, y contiene mucho de la diversidad genética del cultivo. El maíz es un alimento básico en la región y tiene un papel importante en la gastronomía y cultura local. Sin embargo, el maíz enfrenta muchos retos, desde altos niveles de sequía y calor relacionados con el cambio climático hasta plagas y enfermedades. Estos retos no pueden ser solucionados sin la participación de las y los jóvenes en cada nivel de la cadena de valor de maíz, incluyendo las y los agricultores, investigadores y agentes de cambio. Más que un cuarto de la población total en Latinoamérica tiene entre 15-29 años de edad – aproximadamente unos 156 millones de personas, la proporción más grande de jóvenes en la historia de la región. Al alentar y capacitar a los jóvenes para que desarrollen soluciones innovadoras a estos desafíos, podemos fortalecer los sistemas agroalimentarios de maíz y mejorar la seguridad alimentaria en América Latina y en todo el mundo.

Los premios tienen como objetivo identificar a mujeres y hombres jóvenes innovadores que pueden servir para inspirar a otros a involucrarse en los sistemas agroalimentarios basados en el maíz. Estos premios también tienen como objetivo crear una plataforma que permita a jóvenes innovadores de todo el mundo establecer contactos y compartir sus experiencias.

Los ganadores de los premios tendrán la oportunidad de asistir a la XXIII Reunión Latinoamericana del Maíz en Montería, Colombia, del 7 al 10 de octubre, donde recibirán sus premios y se les dará la oportunidad de presentar su trabajo. La reunión del proyecto y la ceremonia de premiación también ofrecerán una oportunidad para que estos jóvenes innovadores conozcan a investigadores y socios del Programa de Investigacion de Maiz e intercambien experiencias. Los ganadores del premio también pueden tener la oportunidad de colaborar con el Programa de Investigación de Maiz y sus científicos asociados en América Latina para implementar o promover sus innovaciones.

El Programa de Investigación de Maíz invita a mujeres y hombres jóvenes innovadores a postularse y a investigadores y socios del CGIAR a nominar a candidatos elegibles para cualquiera de las siguientes categorías:

  1. Investigador: Investigación para el desarrollo del maíz (en cualquier disciplina)
  2. Agricultor: Sistemas de cultivo de maíz en América Latina.
  3. Agente de cambio: Cadenas de valor del maíz (es decir, agentes de extensión, proveedores de insumos y servicios, agentes de transformación).

Pedimos a los nominadores o solicitantes que tengan en cuenta los siguientes criterios y preguntas relacionadas:

  1. Novedad y espíritu innovador: ¿A qué hallazgos o innovaciones novedosas específicas ha contribuido? (en cualquiera de las tres categorías mencionadas anteriormente)
  2. Impacto actual o potencial: ¿Cuál es el beneficio o impacto actual o potencial de la innovación en los sistemas agroalimentarios a base de maíz?

Para aplicar:

Las solicitudes deben enviarse a través del formulario de solicitud en línea antes del 22 de julio de 2019.

Fechas clave:
Fecha de apertura para las nominaciones: 19 de junio de 2019.
Fecha límite para la presentación de candidaturas: 22 de julio de 2019.

NOTA: Las nominaciones recibidas después de la fecha límite no serán consideradas.

Información adicional:
El PDF de la convocatoria para participar está disponible aquí.
Los lineamientos de nominación/aplicación está disponible aquí.
El formulario de nominación/solicitud está disponible aquí y en los sitios web del Programa de Investigación de Maíz y Jóvenes Profesionales para el Desarrollo Agrícola (YPARD por sus siglas en inglés).

Para cualquier consulta o aclaración, envíe un correo electrónico a: maizecrp@cgiar.org