Categorías
Noticias

Cempasúchil: tradiciones y oportunidades

    De izquierda a derecha: Benancio Jiménez Gómez, Mateo Pérez Santiz y productores innovadores en una parcela con diversificación de cultivos en Chiapas. (Foto: Gaby Bracamonte / CIMMYT)De izquierda a derecha: Benancio Jiménez Gómez, Mateo Pérez Santiz y productores innovadores en una parcela con diversificación de cultivos en Chiapas. (Foto: Gaby Bracamonte / CIMMYT)

En las laderas de Chiapas, donde con frecuencia la agricultura se enfrenta a significativos retos, una flor de intenso color naranja se abre paso cada temporada de Día de Muertos: el cempasúchil. Este cultivo, tradicionalmente ligado a la celebración ancestral mexicana, es un auténtico emblema de la agricultura sustentable en la región, gracias al trabajo del Hub Chiapas y sus colaboradores, quienes promueven el arreglo de siembra de microrrotación en plataformas, módulos y áreas de extensión.

«En este momento estamos en el tratamiento de franjas de doble hilera con microrrotación«, explica Mateo Pérez Santiz, del equipo técnico del Hub Chiapas. «Al inicio, en la siembra de primavera-verano, se establecieron dos líneas de maíz y dos de frijol, que es donde está actualmente la línea de cempasúchil, y una vez que el frijol se haya cosechado alrededor del mes de julio, inmediatamente se trasplanta el cempasúchil, porque este se germina un mes antes para que la flor salga para Día de Muertos. Porque si se siembra más temprano o más tarde, pues ya no sale para cosechar en flor».

La planeación y el manejo adecuado de los tiempos y espacios en la parcela, señala Pérez Santiz, es esencial para asegurar una cosecha exitosa y para que la producción de cempasúchil esté lista justo en el periodo de mayor demanda: la temporada de ofrendas. Esto se convierte en un “reto tanto para quienes promovemos agricultura sustentable como para el productor, porque de lo contrario el productor se llevaría una desilusión si no se logran los objetivos”, añade el especialista.

La introducción del cempasúchil en las unidades de producción es parte de una estrategia de diversificación de cultivos que beneficia tanto al suelo como al ecosistema circundante. «Aquí la idea de la diversificación de cultivos es que sirva a diversos propósitos», comenta Benancio Jiménez Gómez, coordinador técnico del Hub Chiapas. «Cuando sembramos cultivos diferentes al cultivo principal, también nos sirve como atrayentes de insectos benéficos. Además, las raíces se comportan diferente a las del maíz, entonces, ese es otro beneficio que estamos teniendo».

El cempasúchil, con su color vibrante y su aroma característico, no solo es ornamental, sino que ofrece beneficios agronómicos importantes. Esta flor tiene la capacidad de atraer insectos polinizadores y actuar como una especie de repelente natural de plagas. Además, al integrarse en la rotación de cultivos, ayuda a incrementar la cantidad de materia orgánica que queda en el suelo, un aspecto crucial para mantener la salud del suelo y reducir la erosión, especialmente en terrenos de ladera característicos de la región.

Además de los beneficios ambientales, la incorporación del cempasúchil en los sistemas de producción diversificada abre nuevas oportunidades económicas para los agricultores chiapanecos. “Como es cultivo de flores, también diversificas el ingreso. Puedes sacar maíz para consumo, pero también cultivar flores para la venta. Entonces, ya no solo tu ingreso depende del cultivo principal”, afirma Pérez Santiz, quien resalta que esta estrategia permite a los productores obtener una ganancia adicional sin comprometer su seguridad alimentaria.

Si además de la diversificación de cultivos, que es uno de los elementos básicos de la agricultura de conservación, se añaden prácticas como la Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF), entonces los agricultores pueden introducir un mayor número de especies en su parcela, beneficiando así la conservación del suelo y, en el largo plazo, contribuyendo a la resiliencia de la tierra. En palabras de Pérez Santiz, “se pueden diversificar en la medida que el productor lo desee”.

El cempasúchil, cuyo nombre proviene del náhuatl y significa “flor de veinte pétalos”, es una planta con una historia que se remonta a épocas prehispánicas y que, hoy en día, cobra nuevo significado en el contexto de la agricultura sustentable. Con una altura que puede alcanzar hasta un metro y una coloración que oscila entre el amarillo y el naranja profundo, esta flor tiene propiedades

Categorías
En los medios

Municipio del Valle de Etla cultiva tradicional flor de muerto

CIMMYT observa incremento de dos grados en el promedio de la temperatura máxima mensual del periodo de siembra, desarrollo y cosecha del Cempasúchil.

Lee la historia completa aquí.

Categorías
Noticias

El cempasúchil más allá de las ofrendas

Parcela con cultivos diversificados en la que destaca el cultivo de cempasúchil, en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Parcela con cultivos diversificados en la que destaca el cultivo de cempasúchil, en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Aunque en México está estrechamente relacionada con su uso ritual el Día de Muertos, la flor de cempasúchil (Tagetes erecta y Tagetes patula) tiene usos muy variados y es una planta de gran interés a nivel internacional. De hecho, en India, China y Perú se concentra la producción mundial de cempasúchil, básicamente para la extracción de sus pigmentos —sus flores son ricas en carotenoides que proveen el característico color anaranjado vibrante—, siendo utilizada para dotar de color a la yema de huevo, pastas y otros productos.

Esta llamativa y comestible flor mexicana, destaca también por su uso para elaborar saborizantes y aromatizantes, tiene diversas aplicaciones médicas —además de su uso en medicina tradicional— e industriales y es apreciada como flor de ornato en Estados Unidos, Europa e India, donde se le cultiva extensamente para decorar festivales religiosos y eventos festivos, especialmente en la festividad hindú de Diwali.

Otro importante uso del cempasúchil es en la agricultura, donde su cultivo constituye una opción viable para contextos donde hay poca disponibilidad de agua debido a que su requerimiento hídrico es menor que otros cultivos. También es un abono verde notable. Es decir, que su cultivo ayuda a mejorar las condiciones físicas, químicas y biológicas del suelo; brinda refugio a insectos benéficos; ayuda a controlar malezas y protege al suelo de la erosión, ya que funciona como cubierta vegetal.

El cempasúchil es una planta anual que crece mejor en climas cálidos y soleados, requiriendo suelos bien drenados y tolerando condiciones de sequía moderada, de manera que su introducción, y la de otras especies de plantas cultivables con menor requerimiento hídrico, tiene la intención de que los productores se adapten y sean resilientes ante los efectos del cambio climático.

El cempasúchil brinda beneficios más allá de lo agronómico: la venta de flores para la temporada de Día de Muertos puede representar un ingreso adicional para las familias productoras, así como una forma de hacer más rentables sus parcelas gracias a la diversificación de cultivos; también se fortalecen las tradiciones e incluso se promueve el turismo porque las parcelas de cempasúchil se convierten en auténticos jardines de color naranja que florecen en un contexto de clima cambiante.

Adicionalmente, por sus propiedades insecticidas, larvicidas y nematicidas —los nematodos son un tipo de gusanos redondos o cilíndricos que en su mayoría se alimentan de la materia orgánica en descomposición, pero algunos basan su modo de vida en el parasitismo—, la planta es  considerada una alternativa potencial en el manejo de plagas y enfermedades, ya sea a través de la asociación de cultivos —se ha documentado que en rotación con maíz en tierras templadas con antecedentes de gallina ciega, reduce notablemente las poblaciones de ese insecto— o mediante el uso de bioplaguicidas y repelentes hechos a partir de esta emblemática planta.

Con respecto a sus propiedades para el control de plagas, la parte con más propiedades es la raíz. La planta se puede utilizar de diferentes maneras: abonos orgánicos para control de nematodos, extractos acuosos y polvos de diferentes partes de la planta —raíces, tallos, hojas, inflorescencias o toda la planta— para repeler o matar insectos tanto en cultivos en pie como en granos almacenados (si quieres conocer más sobre este enfoque, te recomendamos descargar la edición especial de Manejo Agroecológico de Plagas de la Revista EnlACe, en él encontrarás dos métodos simplificados para elaborar extracto de cempasúchil).

Categorías
Noticias

Cempasúchil y cambio climático

Flor de cempasúchil en ofrendas de la Mixteca. (Foto: Gabriel Estrada)
Flor de cempasúchil en ofrendas de la Mixteca. (Foto: Gabriel Estrada)

Las cadenas de suministro de los productos del campo y los medios de vida de los agricultores se ven alterados cada vez más por los efectos del cambio climático. Las sequías prolongadas, las lluvias fuera de ciclo o torrenciales y la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos constituyen la nueva normalidad climática que pone a prueba la capacidad de adaptación de los hogares rurales, particularmente de las familias dedicadas a la agricultura en pequeña escala. 

“Desde el 2016 hemos detectado la necesidad de modificar fechas de siembra para menguar los impactos de la canícula en los cultivos y aprovechar mejor las lluvias. Así fue como llegamos al cempasúchil (Tagetes erecta) y la borla (Celosia cristata)”, comenta Carlos Barragán, técnico de Agricultura Familiar y Agronegocios, una de las organizaciones que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para promover prácticas agrícolas más sustentables. 

Desde el punto de vista agronómico, el cempasúchil tiene propiedades para el control de plagas y es un abono verde notable. Además, su cultivo constituye una opción viable para contextos donde hay poca disponibilidad de agua debido a que su requerimiento hídrico es menor que otros cultivos. Aún así, encontrar las fechas óptimas de siembra en un contexto de cambio climático es todo un reto para los productores. 

Venta de cempasúchil, proveniente de Oaxaca, en el mercado de Jamaica de la Ciudad de México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Venta de cempasúchil, proveniente de Oaxaca, en el mercado de Jamaica de la Ciudad de México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

El cambio climático pone en riesgo la producción de cempasúchil: “Al ser la flor con mayor demanda para la celebración del Día de Muertos, tiene un periodo de venta muy específico, así que los productores a partir de su experiencia han definido fechas de siembra que les permita tener flor de calidad a finales del mes de octubre. No obstante, en los últimos años se ha detectado un incremento en la temperatura que repercute en el desarrollo y floración del cempasúchil, por lo cual una de las estrategias que se han implementado es modificar la fecha de siembra y el manejo del cultivo”, señala Barragán.

“Cuando no se realizan actividades de adaptación de los cultivos al cambio climático se obtienen resultados negativos para el productor. Para el caso específico del cempasúchil se obtiene flor de menor calidad que es castigada por el mercado con un menor precio o haciendo más difícil la venta”, menciona el técnico, enfatizando en que además existen factores culturales, como diversas festividades religiosas, que es necesario tomar en cuenta para brindar a los productores opciones viables. 

De acuerdo con el Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación más reciente publicado por la FAO, diversificar los cultivos ayuda también a diversificar los riesgos y reducir la vulnerabilidad a las perturbaciones y tensiones generadas por la variabilidad climática. En este sentido, es necesario seguir promoviendo la diversificación de cultivos a la vez que realizar actividades de adaptación de estos al cambio climático. 

Categorías
Noticias

El cambio climático pone en riesgo la producción de cempasúchil

Campos de cempasúchil en el municipio de Magdalena Apasco, en Oaxaca, México. (Foto: Carlos Barragán/Agricultura Familiar y Agronegocios)
Campos de cempasúchil en el municipio de Magdalena Apasco, en Oaxaca, México. (Foto: Carlos Barragán/Agricultura Familiar y Agronegocios)

En México, el estado de Oaxaca se encuentra entre los 10 de mayor producción de cempasúchil (Tagetes erecta), la flor con más demanda para las celebraciones de Todos los Santos y Fieles Difuntos (1 y 2 de noviembre, respectivamente), mejor conocidas como Día de Muertos.

En consecuencia, el cempasúchil tiene un periodo de venta muy específico, así que los productores, a partir de su experiencia, han definido fechas de siembra para lograr flores de calidad a finales del mes de octubre. No obstante, en años recientes se ha detectado un incremento en la temperatura que repercute en el desarrollo y floración de esta emblemática flor mexicana. 

Sin estrategias de adaptación de los cultivos al cambio climático, las consecuencias para los productores podrían ser severas. Para el caso específico del cempasúchil, la variabilidad climática registrada da una flor de menor calidad que es castigada por el mercado con un menor precio y, en algunos, con la negación de la compra. 

El cambio climático también está haciendo necesario hacer ajustes en otros cultivos de importancia económica para Oaxaca, incluido el maíz: de acuerdo con Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) de México, en los próximos 24 años Oaxaca presentará mayor aridez en todo su territorio, afectando particularmente a los productores de temporal (actualmente más del 90% de la superficie agrícola cultivada con maíz en Oaxaca es de temporal). 

Ante la necesidad de ajustar fechas de siembra para reducir los impactos del cambio climático (y de otros fenómenos como la canícula) y aprovechar las lluvias que se presentan en el mes de septiembre en la región de Valles Centrales en Oaxaca, Agricultura Familiar y Agronegocios A.C. y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), evalúan opciones viables para los agricultores oaxaqueños. 

Ajustar fechas de siembra es un proceso complejo porque existe una serie de factores culturales que se deben considerar. En las distintas comunidades de los Valles Centrales, por ejemplo, las fechas de siembra están asociadas con festividades religiosas: las siembras del Día de la Santa Cruz (3 de mayo), las siembras de San Isidro (15 de mayo), las siembras de San Pedro (29 de junio) o las siembras de San Juan (24 de junio), por citar algunos ejemplos.  

En el proceso de tratar de entender qué factores son los que intervienen y qué tan compatibles pueden ser con la producción de maíz en un contexto de cambio climático es que se ha llegado a considerar al cempasúchil y la borla (Celosia cristata) como cultivos potencialmente útiles para desarrollar estrategias en este sentido. 

Así, de acuerdo con datos climáticos proporcionados por el CIMMYT, en el municipio oaxaqueño de Magdalena Apasco (de 2007 al 2020) se observó un incremento de dos grados en el promedio de la temperatura máxima mensual de los meses de julio a octubre, que es precisamente el periodo de siembra, desarrollo y cosecha del cempasúchil en la zona. 

Identificar estas variaciones climáticas permite explicar no solo por qué existe la percepción de más calor en la comunidad, sino que constituye el punto de partida para el desarrollo de estrategias de adaptación agronómicamente viables y culturalmente pertinentes para los productores. 

Igual que ocurre en el municipio de Magdalena Apasco, donde se han ido documentando los cambios en las actividades desarrolladas por los productores y sus efectos en el rendimiento de los cultivos, esta situación no es exclusiva de ese lugar y en diferentes zonas de México y el mundo los productores requieren alternativas de adaptación al cambio climático. 

El caso del cempasúchil muestra cómo el mercado juega un papel clave y cómo la demanda de productos de calidad en periodos específicos, así como la elección del consumidor por productos con responsabilidad social y pertinencia ecológica, pueden influir en la adaptación de sistemas de producción de maíz y en el desarrollo de sistemas agroalimentarios integrales. 

Categorías
Noticias

Una flor de colores vivos para recordar a los muertos

Texcoco, Edo. Méx.- Una flor de colores vivos para recordar a los muertos. Esa es la flor de cempasúchil (Tagetes erecta y Tagetes patula), la llamativa flor mexicana que los mexicas utilizaban para “alumbrar” el camino de los difuntos hacia el Mictlán. “Flor de los veinte pétalos” —de acuerdo con su nombre náhuatl, cempoalxochitl, que también podría ser una expresión de un gran número indefinido de pétalos, pues el nombre se usaba en general para referirse a las plantas aromáticas anaranjadas o amarillas—, “flor de muertos” que adorna y perfuma los altares llegado el festejo de Todos Santos. 

Aunque en México está estrechamente relacionada con su uso ritual el Día de Muertos, la flor de cempasúchil, que es comestible, tiene usos muy variados y es una planta de gran interés a nivel internacional: destaca su uso para elaborar saborizantes, aromatizantes y pigmentos, sobre todo para la yema de huevo y pastas —sus flores son ricas en carotenoides—; tiene diversas aplicaciones médicas —además de su uso en medicina tradicional— e industriales; es apreciada como flor de ornato en Estados Unidos, Europa e India, donde es fundamental para muy diversos rituales. De hecho, en India, China y Perú se concentra la producción mundial de cempasúchil, básicamente para la extracción de sus pigmentos.

Otro importante uso del cempasúchil es en la agricultura. Por sus propiedades insecticidas, larvicidas y nematicidas —los nematodos son un tipo de gusanos redondos o cilíndricos que en su mayoría se alimentan de la materia orgánica en descomposición, pero algunos basan su modo de vida en el parasitismo—, la planta es  considerada una alternativa potencial en el manejo de plagas y enfermedades, ya sea a través de la asociación de cultivos —se ha documentado que en rotación con maíz en tierras templadas con antecedentes de gallina ciega, reduce notablemente las poblaciones de ese insecto— o mediante el uso de bioplaguicidas y repelentes hechos a partir de esta emblemática planta. 

Además de ser una barrera contra plagas, el cempasúchil es un abono verde notable. Es decir, que su cultivo ayuda a mejorar las condiciones físicas, químicas y biológicas del suelo; sirve para romper el ciclo de las plagas y enfermedades de los cultivos principales; brinda refugio a insectos benéficos; ayuda a controlar malezas y protege al suelo de la erosión, ya que funciona como cubierta vegetal.

Con respecto a sus propiedades para el control de plagas, la parte con más propiedades es la raíz. La planta se puede utilizar de diferentes maneras: abonos orgánicos para control de nematodos, extractos acuosos y polvos de diferentes partes de la planta —raíces, tallos, hojas, inflorescencias o toda la planta— para repeler o matar insectos tanto en cultivos en pie como en granos almacenados (si quieres conocer más sobre este enfoque, te recomendamos descargar la edición especial de Manejo Agroecológico de Plagas de la Revista EnlACe, en él encontrarás dos métodos simplificados para elaborar extracto de cempasúchil).

Otro aspecto de interés es que el cultivo de cempasúchil constituye una opción viable para contextos donde hay poca disponibilidad de agua debido a que su requerimiento hídrico es menor que otros cultivos. Además, la venta de flores para la temporada de Día de Muertos puede representar un ingreso adicional para las familias productoras, así como una forma de hacer más rentables sus parcelas gracias a la diversificación de cultivos. Un ejemplo de esto son diversos productores del sur-sureste de México que participan en proyectos de sustentabilidad impulsados por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversos colaboradores quienes están fortaleciendo sus tradiciones con Agricultura Sustentable. Te invitamos a conocer sus historias. 

Fuentes: 

  • Bahena, F., Castolo, E., Escobedo, H., Alvarado, C. (2018). Extractos vegetales para el manejo de insectos plaga. Tagetes patula y Tagetes erecta. EnlACe, 43, 8-10, Año IX, abril – mayo 2018, Edición especial. Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo, CIMMYT. 
  • Cruz, M. Á. S., Millán, J. L. S., Pérez, J. S. B., Jiménez, F. A. G., del Villar Martínez, A. A., Ocampo, M. L. A., … & Villar, H. C. G. (2008). Carotenoides y características morfológicas en cabezuelas de muestras mexicanas de Tagetes erecta L. Revista Fitotecnia Mexicana31(3), 67-72.
  • Gómez-Rodríguez, O., & Zavaleta-Mejía, E. (2001). La asociación de cultivos una estrategia más para el manejo de enfermedades, en particular con Tagetes spp. Rev. Mex. Fitopatol19, 94-99.
  • Serrato, M. A. (2014). El recurso genético cempoalxóchitl (Tagetes spp.) de México (diagnóstico). Universidad Autónoma Chapingo-SINAREFI-SNICS-SAGARPA.
Categorías
Noticias

Un jardín de cempasúchil florece en medio de la sequía

Este ha sido uno de los años con menos lluvias en el estado de Oaxaca. De acuerdo con el Monitor de Sequía en México —de la Comisión Nacional del Agua (Conagua)—, al 15 de mayo, 81% de los municipios de la entidad presentaban problemas de sequía; al 31 de agosto, esta prevalecía en 77% de ellos; y hasta hace algunos días (15 de octubre), la situación de sequía continuaba en más de la mitad de los municipios oaxaqueños.

Visto desde los pronósticos climatológicos, y sin alarmismos, este panorama es sólo el inicio de una situación más severa. De acuerdo con los escenarios del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), en los próximos 24 años Oaxaca presentará mayor aridez en todo su territorio (debido a una disminución significativa en la precipitación pluvial y un aumento de la temperatura) y la lluvia media anual se reducirá 6% en el futuro cercano (2015-2039).

Se pronostica que la temperatura incremente al menos 2 °C en la mayor parte del estado (Programa Estatal de Cambio Climático de Oaxaca 2016-2022). Los datos históricos confirman que hay un aumento gradual de las temperaturas media y máxima promedio, así como una ligera reducción en la temperatura mínima. Esto se podría percibir como veranos más calurosos e inviernos más fríos.

En medio de este panorama (desolador pero posible), la pregunta es ¿qué se puede hacer cuando más de 90% de la superficie cultivada en Oaxaca es de temporal y el destino de la producción es, mayoritariamente, el autoconsumo? Las dimensiones del problema requieren acciones inmediatas, pues tan sólo la falta de agua durante el ciclo productivo primavera-verano 2019 afectará la alimentación de amplios sectores de la población oaxaqueña, particularmente del 27.9% que se encuentra en situación de pobreza alimentaria (Coneval).

A pesar de los efectos del cambio climático, que avanzan silenciosa pero inevitablemente, Oaxaca se sigue consolidando como uno de los destinos turísticos más atractivos del país. Sólo por las celebraciones del Día de Muertos, la Secretaría de Turismo del estado prevé una derrama económica de 186 millones de pesos. ¿Podrían la cultura y el turismo ayudar a mitigar, de alguna manera, los efectos del clima cambiante?

Programas como MasAgro —que impulsan la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueven prácticas sustentables para que los productores se adapten y sean resilientes ante los efectos del cambio climático (como el mantenimiento del rastrojo como cobertura del suelo, lo cual mejora su capacidad de cosechar agua de lluvia; la rotación de cultivos; y la introducción de especies con menor requerimiento hídrico, lo que adicionalmente permite romper ciclos de plagas y enfermedades), pero se necesita el apoyo de toda la sociedad para potenciar estos esfuerzos.

Por lo anterior, se extiende una cordial invitación para que en esta temporada visiten la parcela del señor Nicolás Ramos Daniel, ubicada en el municipio de Magdalena Apasco, Oaxaca. Allí podrán encontrar un auténtico jardín de cempasúchil que ha florecido en medio de un contexto de sequía (se han cultivado dos variedades: borla y girasol), por lo que representa —en muchos sentidos— la resiliencia del campo oaxaqueño ante el cambio climático y la disposición de los productores de esa entidad para innovar.

Con el apoyo de la sociedad, la riqueza biocultural puede ser aprovechada para fomentar modelos de negocio que permitan vincular a pequeños productores con el consumidor y, al mismo tiempo, incentivar a más productores a transitar hacia una agricultura más productiva, rentable y ambientalmente sustentable, de modo que sea posible construir escenarios positivos aun con pronósticos de menos lluvia, más calor y mayor población.

Categorías
Noticias

Uso del cempasúchil (Tagetes spp.) para el control de plagas

El 11 de noviembre se realizó una capacitación sobre plagas en la comunidad de San Isidro Apango, municipio de San Pedro Pochutla, Oaxaca, con la finalidad de brindar alternativas a los pequeños productores de la comunidad, quienes —después de la dobla del maíz— trasplantan entre los surcos plantas de tomate y chile para autoconsumo, momento en el que tienen problemas de plagas y enfermedades. Esto es un grave problema, pues, además de que tienen poca superficie de siembra, para ellos la compra de insumos agrícolas es incosteable.

Por lo anterior, se brindaron alternativas ecológicas que se pueden emplear para controlar plagas y enfermedades en hortalizas, tomando como alternativa el cempasúchil (Tagetes spp.), dado que los productores lo cultivan para comercializar en las festividades del día de muertos.

Las plantas de cempasúchil se pueden utilizar en las más variadas formas, se pueden aplicar extractos acuosos y polvos de diferentes partes de la planta (raíces, tallos y hojas, inflorescencias o toda la planta) para repeler o matar insectos o como nematicida, para cultivos en pie o para granos almacenados. La planta presenta piretrinas y tiofenos, que son las sustancias vegetales responsables de los efectos contra insectos y nematodos, respectivamente.

La rotación de maíz con cempasúchil (T. erecta) en tierras con antecedentes de plagas en el suelo, como la gallina ciega, abate drásticamente las poblaciones de este insecto, por lo que es una alternativa importante para las áreas maiceras con condiciones ambientales similares.

Para el caso de la mosca blanca (Bemisia sp.), se preparó un macerado de 1 kg de hojas y tallos de cempasúchil, el cual se trituró en una licuadora y se dejó reposar en un litro de agua durante 24 horas para poder aplicarlo en los cultivos de tomate. Asimismo, se dieron a conocer las diversas ventajas que ofrece esta planta al estar asociada con otros cultivos o, en su caso, para la preparación de extractos. La planta está al alcance de los productores, pero muchos de ellos desconocen sus beneficios.

También se prepararon extractos de otras especies de plantas con el fin de que los productores conozcan su utilidad y sus procesos de elaboración.