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Tips para reducir emisiones con agricultura regenerativa

Parcelas demostrativas con cultivos diversificados que promueven la reducción de emisiones, el aumento de biodiversidad y la conservación del suelo como parte de prácticas de agricultura regenerativa. (Foto: CIMMYT)
Parcelas demostrativas con cultivos diversificados que promueven la reducción de emisiones, el aumento de biodiversidad y la conservación del suelo como parte de prácticas de agricultura regenerativa. (Foto: CIMMYT)

La agricultura regenerativa es una estrategia clave para mejorar la salud del suelo, aumentar la biodiversidad y mitigar los efectos del cambio climático. Al implementar prácticas sostenibles, derivadas de sistemas como la agricultura de conservación, puedes reducir la emisión de gases contaminantes, conservar suelo y agua, y mejorar la rentabilidad de tus cultivos. Aquí te compartimos estos tips para que implementes prácticas de agricultura regenerativa en tus parcelas y contribuyas a tener un medioambiente más sano.

Aprovecha los rastrojos como cobertura del suelo

Cultivo emerge entre rastrojos que protegen el suelo, ayudan a conservar humedad y reducen emisiones al evitar su quema, lo que promueve una agricultura más regenerativa y sustentable. (Foto: CIMMYT)
Cultivo emerge entre rastrojos que protegen el suelo, ayudan a conservar humedad y reducen emisiones al evitar su quema, lo que promueve una agricultura más sustentable. (Foto: CIMMYT)

Evita la quema de rastrojo para proteger el suelo de la erosión, retener humedad y mejorar su fertilidad. Los rastrojos aportan nutrientes al descomponerse, lo que reduce el uso de fertilizantes químicos y fomenta una agricultura más sustentable.

Aplica mínimo movimiento del suelo

La labranza cero, uno de los pilares de la agricultura regenerativa, es una buena estrategia para la reducción de emisiones. (Foto: CIMMYT)
La labranza cero, uno de los pilares de las prácticas regenerativas, es una buena estrategia para la reducción de emisiones. (Foto: CIMMYT)

Adopta prácticas como la cero labranza o camas permanentes para mantener intacta la estructura del suelo, prevenir la compactación y reducir el uso de maquinaria. Esto no solo mejora las propiedades del suelo, sino que también disminuye las emisiones al ahorrar combustible.

Diversifica tus cultivos

Parcelas demostrativas con cultivos diversificados que promueven la reducción de emisiones. (Foto: CIMMYT)
Parcelas demostrativas con cultivos diversificados. (Foto: CIMMYT)

Rotaciones, asociaciones y relevos rompen ciclos de plagas, mejoran la biodiversidad del suelo y aumentan la captura de carbono. Además, diversificar ayuda a mantener la rentabilidad, incrementa la seguridad alimentaria y favorece dietas más variadas.

Mecanización a escala adecuada

Uso de maquinaria inteligente adaptada a la parcela para disminuir el uso de combustible. (Foto: CIMMYT)
Uso de maquinaria adaptada a la parcela para disminuir el uso de combustible. (Foto: CIMMYT)

Opta por una mecanización adecuada al tamaño y necesidades de tu parcela. Las máquinas multiuso-multicultivo, implementos como los cinceles roturadores, sembradoras manuales o de tiro animal, e incluso la adaptación de maquinaria ya existente pueden ser buenas alternativas. Con una mecanización a escala adecuada, no solo disminuye el gasto de combustible, sino que también bajan las emisiones de gases contaminantes.

Al implementar estas prácticas regenerativas, contribuyes a mitigar el cambio climático y mejoras la productividad de tus cultivos. Estas estrategias demuestran que es posible lograr una agricultura más rentable y sostenible. ¡Súmate al cambio!

 

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La agricultura de conservación en Sonora

Cultivo de trigo establecido con agricultura de conservación,  en donde se aprovechan los residuos de cosecha del cultivo anterior. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de trigo establecido con agricultura de conservación, en donde se aprovechan los residuos de cosecha del cultivo anterior. (Foto: CIMMYT)

Sonora es un estado estratégico para la agricultura de México. Su aportación al valor de la producción lo posiciona en el cuarto lugar en el ranking nacional (SIAP, 2023), destacando por su producción de uva, espárrago y, sobre todo, de trigo, cultivo del que cosechó un poco más de dos millones de toneladas en 2023.

Con una agricultura de alta productividad, donde casi la totalidad de los cultivos se desarrollan mediante riego, Sonora enfrenta desafíos notables: cerca del 74% de las unidades de producción, por ejemplo, manifiesta que su principal problema son los costos de insumos y servicios.

Para brindar alternativas que permitan a los productores sonorenses disminuir sus costos de producción siendo además sustentables, el Hub Pacífico Norte de CIMMYT integró y publicó recientemente un Menú Tecnológico Sustentable para Sonora, mismo que recopila las prácticas y tecnologías validadas luego de varios años de investigación. Para Sonora, la agricultura de conservación destaca por sus notables beneficios.

“La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable basado en tres componentes: la mínima labranza, la cobertura permanente del suelo y la diversificación de cultivos. En la plataforma estos tres componentes se implementaron con camas permanentes, cobertura permanente del suelo usando el rastrojo del cultivo anterior y con la rotación trigo-cártamo”, señalan los responsables de la plataforma de investigación Navojoa.

“Comparando los resultados desde 2011 hasta 2019, tanto de la agricultura de conservación como del sistema convencional de labranza local —incorporar el rastrojo y monocultivo de trigo—, se observó que el sistema convencional tiene un rendimiento promedio de trigo de 6.2 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que con agricultura de conservación este es de 7 t/ha, lo que representa un incremento promedio de 0.8 t/ha con el sistema sustentable”, enfatizan los responsables de la plataforma de Navojoa.

Esta misma comparación se hizo en la plataforma Cajeme II, utilizando datos desde 2014 y hasta 2021. “La agricultura de conservación —combinación de rotación trigo-cártamo, camas permanentes, dejar todos los residuos— rindió en promedio 1.3 t/ha más que el sistema convencional, que consiste en monocultivo de trigo, camas con labranza convencional, y remover residuos”, mencionaron los investigadores de esta plataforma.

La experiencia en Sonora con la agricultura de conservación subraya la importancia de adoptar enfoques innovadores y sostenibles en la producción agrícola. Al combinar tecnología, investigación y prácticas responsables, los agricultores de la región pueden no solo enfrentar los desafíos actuales, como los altos costos de producción, sino también establecer bases sólidas para un desarrollo agrícola más equitativo y resiliente en el largo plazo.

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Agricultura de conservación para trigo y cártamo

Trigo en plataforma Cajeme II, Sonora, 17 de marzo de 2022. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
Trigo en plataforma Cajeme II, Sonora, 17 de marzo de 2022. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

La plataforma de investigación Cajeme II se estableció en 2013 y, desde entonces, en ella se evalúan diferentes prácticas agronómicas dentro de un sistema de producción de trigo en condiciones de riego, atendiendo las necesidades de los productores del Valle del Yaqui y del Valle del Mayo, zonas altamente productivas del estado de Sonora, en el norte de México.

“Entre los aspectos que se estudian en esta plataforma están distintas prácticas de labranza, manejo de rastrojo, número de riegos de auxilio, rotación de cultivos y número de hileras del cultivo de trigo”, puntualizan los investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) responsables de la plataforma.

Al ser una zona altamente productiva, el uso de insumos es elevado y también lo es el costo de la producción y el impacto ambiental. En este sentido, en la plataforma de Cajeme II se buscan opciones que permitan mantener una alta productividad, pero de forma sustentable y rentable.

En el ciclo otoño-invierno 2021/22 se establecieron diversos tratamientos donde “los mayores rendimientos de trigo (promedio de 9.2 t/ha) fueron obtenidos después de cártamo, sea en rotación anual o en primer año después de cártamo en rotación de tres años”, comentan los responsables de la plataforma para ilustrar los beneficios de la diversificación de cultivos (en este caso mediante rotaciones), uno de los componentes básicos de la agricultura de conservación.

“Se entiende por agricultura de conservación al sistema de producción basado en tres componentes básicos: mínima labranza, cobertura permanente del suelo y diversificación de cultivos. En esta plataforma este sistema es evaluado para brindar a los agricultores de la zona las mejores recomendaciones para su implementación y adopción, dados los amplios beneficios que ofrece, particularmente para el manejo y conservación de suelo y agua”, señalan.

“Con cuatro riegos de auxilio el rendimiento de monocultivo de trigo con labranza convencional fue de 7,3 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que con camas permanentes (que permiten la cero o mínima labranza) aumentó 0,3 t/ha. Con tres riegos de auxilio, que es la práctica del agricultor con labranza convencional, tuvo el rendimiento más bajo (6.7 t/ha), mientras que, al convertir a camas permanentes el rendimiento fue mayor (7.1 t/ha)”, puntualizan los responsables de la plataforma.

Para el caso del cártamo los resultados más notables también están asociados a aquellos tratamientos con diversificación de cultivos, lo que suma razones para que los productores opten por la agricultura de conservación como opción viable y pertienente para reducir el impacto ambiental y lograr producciones más sostenibles y rentables.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Camas permanentes permiten hacer frente a la sequía

Maíz de temporal en labranza mínima (lado izquierdo) y camas permanentes angostas (lado derecho) en ciclo PV 2022 en Tlaltizapán, Morelos. (Foto: Hub Pacífico Centro-CIMMYT)
Maíz de temporal en labranza mínima (lado izquierdo) y camas permanentes angostas (lado derecho) en ciclo PV 2022 en Tlaltizapán, Morelos. (Foto: Hub Pacífico Centro-CIMMYT)

“En esta zona hay dos factores que determinan los rendimientos: uno es la sequía y el otro es el exceso de humedad en parte de agosto y todo el mes de septiembre. En el ciclo primavera-verano 2022, por ejemplo, la canícula fue más pronunciada que otros años y hubo exceso de humedad después de la sequía”, comentan especialistas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que realizan estudios en una plataforma de investigación alojada en el Campo experimental del CIMMYT en Tlaltizapán, Morelos.

Esta plataforma de investigación lleva 12 años  compartiendo aprendizajes sobre maíz bajo temporal y tratamientos de labranza para tomar decisiones que ayuden aumentar el rendimiento y mejorar la utilidad de los sistemas en la zona. Esta información, a través de seminarios digitales y mediante visitas a la plataforma, se pone a disposición de agricultores, investigadores, autoridades gubernamentales, universidades y todos los interesados”, puntualiza Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del CIMMYT.

Ante la variabilidad climática que ha agudizado fenómenos como la canícula, y el incremento del costo de los fertilizantes, en la plataforma de investigación se han evaluado prácticas de agricultura de conservación y siembra de algunas especies de leguminosas como alternativa para incrementar el rendimiento y mejorar la utilidad de los sistemas de producción de la zona.

“En comparación con los tratamientos donde se hizo labranza, las camas permanentes —las cuales ayudan a reducir o minimizar la labranza, mejorar el manejo del agua y a disminuir la compactación del suelo mediante el tráfico controlado— respondieron muy bien ante la sequía durante la etapa de crecimiento del cultivo. En el ciclo primavera-verano 2022, que fue quizá uno de los de mayor sequía, las camas permanentes rindieron casi el doble con respecto a los tratamientos con labranza”, señala Óscar Bañuelos, responsable de la plataforma.

La relación costo beneficio fue buena en ambos tratamientos de camas permanentes, pero donde hubo labranza no se alcanzó a recuperar la inversión. Además, “el ataque a la raíz por plagas como el gusano alambre fue mucho mayor en los tratamientos de labranza que en los de camas permanentes, afectando más el rendimiento en los tratamientos de labranza. En cuanto a pudrición de mazorca no hubo diferencia significativa entre tratamientos”, puntualiza Jessica González, especialista en poscosecha del CIMMYT.

Así, con agricultura de conservación —camas permanentes, cobertura del suelo con rastrojos y diversificación de cultivos— “es posible hacer frente a la sequía, aunque aún requerimos estrategias adicionales para hacer frente al exceso de humedad”, señalan los investigadores, quienes continúan estableciendo ensayos para proporcionar a los agricultores locales soluciones probadas para afrontar las distintas y particulares problemáticas de su región.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Reducir el consumo de agua sin afectar la productividad sí es posible

Medición de la presión en cintilla de riego del sistema de riego por goteo y aforo de emisores. Ciclo otoño-invierno 22-23, plataforma de investigación Irapuato I. (Foto: Daniel Sandoval)
Medición de la presión en cintilla de riego del sistema de riego por goteo y aforo de emisores. Ciclo otoño-invierno 22-23, plataforma de investigación Irapuato I. (Foto: Daniel Sandoval)

En México la situación del agua es crítica, particularmente para la agricultura en donde se estima que un poco más del 70 % de las aguas extraídas se ocupan para el riego, pero donde factores como la ineficiencia en este proceso hacen que las pérdidas del líquido sean notables y preocupantes.

Para identificar las prácticas más pertinentes que permitan optimizar el riego en el cultivo de trigo, en la plataforma de investigación Irapuato I —donde colaboran el Distrito de Riego 011 y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— recientemente se evaluaron dos sistemas de riego —riego por goteo y riego superficial— en combinación con dos sistemas de labranza —un sistema híbrido (que combina remoción de rastrojos y labranza en el ciclo otoño-invierno y cobertura con rastrojos sin labranza en el ciclo primavera-verano) y un sistema de agricultura de conservación donde se establecen camas anchas permanentes (las cuales minimizan el movimiento del suelo y mejoran su estructura)—.

“El riego superficial se realizó de forma convencional durante todo el ciclo, aplicando un riego de nacencia y tres riegos de auxilio. Para el manejo de riego por goteo se evaluaron metodologías para conocer el comportamiento del agua dentro del sistema y poder realizar mejoras con el fin de incrementar la eficiencia de aplicación. Para calcular el requerimiento de agua al momento de regar, por ejemplo, se usaron herramientas digitales y también se midieron los metros cúbicos requeridos dentro del sistema híbrido y camas permanentes”, señala el equipo técnico de la plataforma.

Para monitorear adecuadamente las variables consideradas en el experimento, los investigadores se apoyaron de la estación agroclimática que la Fundación Produce Guanajuato ha dispuesto en la zona. Así, con investigación colaborativa, se logró observar que “el volumen de agua aplicado al cultivo de trigo durante el ciclo otoño invierno 2022-2023 fue menor usando riego por goteo y el sistema de camas permanentes anchas”, puntualizan los investigadores.

Los resultados anteriores suman evidencia de con prácticas sustentables sí es posible reducir el consumo de agua sin perder la productividad. El uso de riego por goteo y camas anchas permanentes, por ejemplo, permitió en este caso “ahorrar 12.6 % de agua en comparación con el uso de riego superficial. Esto, más la implementación de láminas de riego adecuadas, monitorear las condiciones del clima y considerar las etapas fenológicas del cultivo son actividades de suma importancia para generar riegos con eficiencias de más de 90 %”, concluye el equipo técnico de la plataforma.

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Las ventajas de sembrar en camas permanentes

Cultivo de trigo en agricultura de conservación. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Cultivo de trigo en agricultura de conservación. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

Se entiende por agricultura de conservación al sistema de producción basado en tres componentes básicos: mínima labranza, cobertura permanente del suelo y diversificación de cultivos. En el Valle del Yaqui, en Sonora, México, este sistema es evaluado para brindar a los agricultores de la zona las mejores recomendaciones para su implementación y adopción, dados los amplios beneficios que ofrece. 

En la plataforma Cajeme II, por ejemplo, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) comparan la práctica convencional de la región con el tratamiento que incluye los tres componentes de agricultura de conservación. 

Reducir la intensidad de la labranza puede reducir los costos de producción por la disminución en operaciones y puede ayudar a conservar el suelo. Para conocer el efecto de la reducción de la labranza, en la plataforma se compara la siembra de trigo en monocultivo bajo labranza convencional y en camas permanentes. La labranza convencional en la región consiste en dos pasos de rastra y la formación de camas, mientras que las camas permanentes se forman en el año inicial del ensayo y después cada año solo se hace una reformación de los fondos, sembrándose directamente en las camas del año anterior”, comenta Nele Verhulst, investigadora del CIMMYT. 

De acuerdo con los investigadores, en la plataforma el trigo en camas permanentes tuvo mayor rendimiento que en camas con labranza convencional. En promedio, con cuatro riegos de auxilio, se obtuvo un rendimiento de 7,3 toneladas por hectárea con labranza convencional, mientras que el promedio en camas permanentes fue de 8,1 toneladas por hectárea, una diferencia promedio de 0,8 toneladas por hectárea a favor de la siembra en camas permanentes. 

De acuerdo con Manuel Ruiz, otro de los investigadores que trabaja en la plataforma, “cuando se siembra en camas permanentes es mejor dejar el rastrojo sobre la superficie que removerlo, ya que el rastrojo impide la evaporación del agua, protege al suelo contra el sol y la lluvia, reduce el crecimiento de malezas y aporta materia orgánica”, por esto, continúa, “para sacar el mejor provecho de las camas permanentes se recomienda dejar el rastrojo sobre la superficie; pero incluso sin cobertura las camas permanentes rindieron en los primeros seis años del ensayo igual o más que con labranza convencional”.

El trigo es un cultivo que gracias al amacollamiento puede dar rendimientos similares sin ser afectados por la diversidad de arreglos topológicos —distribución de las plantas en la superficie sembrada— y densidades de siembra —cantidad de semillas que se depositan por hectárea—. En este sentido, en camas permanentes con rastrojo no se observó diferencia en el rendimiento entre el tratamiento con dos hileras y el tratamiento con tres hileras.

En promedio, se obtuvo un rendimiento de 7,3 toneladas por hectárea con el sistema convencional, mientras que el sistema de agricultura de conservación rindió en promedio 8.6 toneladas por hectárea. La agricultura de conservación entonces rindió en promedio 1,3 toneladas por hectárea más que el sistema convencional.

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Alternativas para hacer un uso más eficiente del agua en la agricultura

Trilla de trigo con el cártamo en floración en el fondo, en la plataforma Cajeme II, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
Trilla de trigo con el cártamo en floración en el fondo, en la plataforma Cajeme II, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

Fenómenos como el cambio climático y la urbanización creciente han contribuido a que la disponibilidad de agua dulce disminuya notablemente en muchas partes del mundo. Para la agricultura esto implica hacer un uso más eficiente del agua. 

La región del Valle del Yaqui es una de las principales regiones agrícolas de México. Se encuentra en el sur del estado de Sonora con una extensión aproximada de 450 mil hectáreas y su principal cultivo es el trigo duro, aunque además se producen oleaginosas, hortalizas y otros cereales, como el maíz y el trigo harinero. Toda la producción se hace en condiciones de riego.

En el Valle de Yaqui regularmente hay agua disponible para cuatro riegos de auxilio para el cultivo de trigo, sin embargo, también hay una recurrente escasez de agua con ciclos cuando hay que reducir el uso de agua de riego. 

Para identificar las mejores prácticas que permitan hacer un uso más eficiente del agua, en la plataforma Cajeme II, en Sonora, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) evalúan, entre otros aspectos, el rendimiento del trigo con solo tres riegos de auxilio en vez de cuatro, como es la práctica común. 

La siembra en camas permanentes con cobertura de rastrojo —agricultura de conservación— puede aumentar la cantidad de materia orgánica, mejorar la infiltración de agua y reducir la evaporación. Estos factores ayudan a retener por más tiempo la humedad del suelo, por lo que es posible que el trigo en camas permanentes tenga mayor rendimiento bajo condiciones de riego reducido. 

De acuerdo con lo observado en la plataforma de investigación, con tres riegos de auxilio el rendimiento fue significativamente más bajo que en todos los tratamientos con cuatro riegos de auxilio —promedio de 6,9 toneladas por hectárea— y similar en camas permanentes y camas con labranza convencional. 

Si bien el rendimiento con tres riegos en camas permanentes no fue mayor que en labranza convencional, el beneficio generado por el cuarto riego es mayor en camas permanentes. La siembra en camas permanentes es más eficiente en el uso de agua, con un mayor rendimiento por el mismo número de riegos y, por tanto, se recomienda para hacer un óptimo uso del agua disponible. 

Además, se recomienda la rotación con un cultivo que use menos agua que trigo, como garbanzo o cártamo. De esta manera se puede dividir el área para dar un cuarto riego de auxilio en trigo que se aprovechara más en agricultura de conservación, y compensarlo con área de cártamo o garbanzo donde solo se dan uno o dos riegos de auxilio.

En la plataforma Cajeme II se siguen evaluando estos tratamientos para observar si a largo plazo hay algún cambio. En este sentido, también es necesario hacer experimentos para medir el consumo de agua por parcela y así tener un mejor entendimiento de cómo se puede ahorrar agua en el Valle de Yaqui.

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La investigación agrícola en Guasave

Siembra en la plataforma CIMMYT-AARSP con la sembradora Monosem con disco cortador y machetes profundos. (Foto: Fernando Urías Preciado, AARSP)
Siembra en la plataforma CIMMYT-AARSP con la sembradora Monosem con disco cortador y machetes profundos. (Foto: Fernando Urías Preciado, AARSP)

Conocido como el corazón agrícola de México por su alta productividad, Guasave es el municipio con la mayor superficie de siembra bajo riego a nivel nacional. No obstante, debido a la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas, los suelos en la región presentan bajos porcentajes de materia orgánica. Además, el alto uso de insumos —como herbicidas, insecticidas, fertilizantes y semillas mejoradas de alto rendimiento— impacta en la rentabilidad de los sistemas productivos. 

Para buscar soluciones al alto impacto ambiental y la baja rentabilidad de la agricultura en la región, la Asociación de Agricultores del Río Sinaloa Poniente (AARSP) —que concentra aproximadamente a 1 200 productores de la zona como socios— y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) colaboran en la plataforma de investigación de Guasave, establecida en 2011 para evaluar sistemas de producción alternativos a fin de identificar aquellos que ofrezcan un menor impacto ambiental y también mayor rentabilidad. 

Así, en la plataforma se han comparado métodos de labranza —sistema convencional y agricultura de conservación mediante camas permanentes—, se ha evaluado la fertilización nitrogenada con base en la recomendación del sensor GreenSeeker® y se han validado diversos híbridos de maíz blanco y amarillo de compañías nacionales y transnacionales.

Con respecto a los métodos de labranza, en la plataforma se ha documentado que, como alternativa al sistema convencional que prevalece en la región —en el que se realiza barbecho y de tres a cinco pasos de rastra como preparación del suelo, propiciando la pérdida de materia orgánica—, la siembra en camas permanentes podría eliminar casi toda la labranza y sus efectos negativos. Además, en el periodo comprendido entre 2011 y 2021, en promedio el rendimiento fue ligeramente mayor en camas permanentes —13,6 toneladas por hectárea con labranza convencional y 14,1 toneladas por hectárea con camas permanentes—.

Además del rendimiento ligeramente mayor, las camas permanentes reducen los costos de producción: en la plataforma, al evitar los pasos de maquinaria, la siembra en camas permanentes es, en promedio, cuatro mil pesos (4 000 MXN) por hectárea menos costosa que la siembra en camas con labranza convencional. Debido al rendimiento similar o mayor —a largo plazo— y la reducción en costos de labranza, la siembra de maíz en camas permanentes es una opción más rentable para el productor y, al mismo tiempo, más amigable con el medioambiente.

En la plataforma también se ha observado que, con respecto a la forma convencional, las camas permanentes con rastrojo sobre la superficie requieren de hasta 15 días más para dar “punto de siembra”, por lo que si se originara alguna situación que alargue el tiempo entre riegos en el cultivo establecido, el sistema convencional presentaría un mayor estrés hídrico con respecto a las camas permanentes que, en cambio, podrían beneficiar al cultivo en casos donde hay un retraso en la disponibilidad del agua para el riego. 

Aunque en la plataforma no se ha cuantificado este efecto, ya que se suele tener un suministro de agua asegurado, es probable que en los campos de los productores este efecto sea visible o más pronunciado. Además, el rastrojo sobre la superficie del suelo tiene el beneficio adicional de reducir la incidencia de malezas durante el verano, que es la época de descanso. 

La mejora del suelo que se observa sembrando en camas permanentes es un efecto que se nota a largo plazo ya que, en general, la degradación del suelo por la labranza y pérdida de materia orgánica, al igual que la mejora del suelo bajo camas permanentes, son procesos lentos que tardan algunos años en acumular diferencias suficientemente grandes para ser notables, de ahí la importancia de plataformas como la Guasave que permiten desarrollar ensayos de largo plazo para generar recomendaciones puntuales a los productores. 

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Valle del Mayo, retos y oportunidades

Tratamiento de cártamo en monocultivo, ciclo otoño-invierno 2018-2019, plataforma Navojoa, Sonora, México. (Foto: plataforma de investigación de Navojoa)
Tratamiento de cártamo en monocultivo, ciclo otoño-invierno 2018-2019, plataforma Navojoa, Sonora, México. (Foto: plataforma de investigación de Navojoa)

La notable producción de trigo en el Valle del Yaqui y el Valle del Mayo, en el sur de Sonora, México, contribuye significativamente a que el estado sea el principal productor de ese cultivo a nivel nacional. Específicamente en el Valle del Mayo, el 85 % de la superficie se siembra con trigo año tras año; sin embargo, la prevalencia del monocultivo y prácticas agronómicas inadecuadas a través del tiempo han dado como resultado impactos negativos en la productividad de los suelos y la calidad del ambiente. Adicionalmente, la falta recurrente de agua para riego ha propiciado una reducción de la superficie de siembra.

Los problemas de la escasez de agua, el monocultivo de trigo y los altos costos de producción —principalmente por fertilizantes y laboreos del suelo— se pueden contrarrestar mediante la incorporación de tecnologías sostenibles, como la agricultura de conservación. En este sentido, la plataforma de investigación de Navojoa —donde colaboran el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— evalúa este sistema sustentable en comparación con la labranza convencional, bajo las condiciones del Valle del Mayo. 

En la plataforma de Navojoa la agricultura de conservación se implementó con camas permanentes, cobertura del suelo usando el rastrojo del cultivo anterior y con la rotación trigo-cártamo. Al compararla con el sistema convencional de labranza —incorporar el rastrojo y monocultivo de trigo— se observó que la agricultura de conservación permitió un incremento promedio del rendimiento de trigo de 0,8 toneladas por hectárea. 

Adicionalmente, mientras el costo del laboreo osciló entre dos mil y cuatro mil pesos (2 000 – 4 000 MXN) por hectárea, el costo de la reformación de camas fue significativamente menor —de solo 211 pesos (211 MXN) por hectárea en el último ciclo del experimento—.

Aunque en el Valle del Mayo el monocultivo de trigo no resulta en tantos problemas de enfermedades, plagas y malezas como en otras zonas del mundo, hay aumentos de rendimiento de trigo con ciertas rotaciones y una disminución de riesgos para el productor cuando se siembra más de un cultivo. Sin embargo, ya que cada cultivo no tiene el mismo efecto, es importante evaluar las posibles combinaciones. En el Valle del Mayo, por ejemplo, para el cultivo de trigo el mejor cultivo anterior fue el cártamo; para el cártamo fue el maíz y para el maíz fue el trigo. 

Aunque para recomendar la rotación más eficiente para el Valle del Mayo sigue siendo necesario evaluar rotaciones con otros cultivos —como girasol o canola que también tuvieron buen crecimiento en la plataforma—, resultados como estos demuestran que la agricultura de conservación efectivamente puede aumentar los rendimientos de trigo en el Valle del Mayo, por lo que resulta indispensable seguir promoviendo la adopción de este sistema de producción. 

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¿Sembrar trigo en dos o tres hileras?

Ambiente con tres hileras por cama (izquierda) y dos hileras por cama (derecha) el 12 de febrero de 2019 en el ensayo establecido en Ciudad Obregón, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
Ambiente con tres hileras por cama (izquierda) y dos hileras por cama (derecha) el 12 de febrero de 2019 en el ensayo establecido en Ciudad Obregón, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

La agricultura de conservación es un sistema sustentable con grandes beneficios. En México, este sistema es promovido por instituciones de investigación científica como el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y se ha implementado principalmente bajo un sistema de camas permanentes, es decir, de un conjunto de surcos cuya parte elevada —donde se siembra— no se labra.

En el año 2013, en una reunión con productores del Valle del Yaqui y el Valle del Mayo (Sonora, México), se identificó que el hecho de que los ensayos del CIMMYT se siembran con dos hileras por cama de 80 centímetros, mientras que los agricultores siembran con tres o cuatro hileras, constituía una barrera para la adopción de la agricultura de conservación en la región. 

El CIMMYT había hecho comparaciones entre siembras con dos y tres hileras en los años ochenta, identificando el sistema más práctico y rendidor para la agricultura de conservación, pero no se habían repetido los estudios con los materiales genéticos actuales. 

Para brindar a los productores del norte de México información actualizada sobre el efecto del número de hileras en el rendimiento del trigo, investigadores del CIMMYT establecieron un ensayo para evaluar el rendimiento de variedades de trigo sembradas a dos hileras (27 centímetros entre ellas) y tres hileras (13 centímetros entre ellas) en camas permanentes, evaluándose el rendimiento y el contenido de nitrógeno en todas las variedades. 

Los materiales que se evaluaron durante varios años (en ciclos de otoño-invierno comprendidos entre 2015 y 2021), corresponden a cuatro materiales de trigo duro (Cirno, Sawali, Quetchehueca y Baroyeca) y cuatro de trigo harinero (Borlaug, Onavas, Roelfs y Villa Juárez). Los rendimientos promedio tanto del trigo duro como del trigo harinero fueron similares o ligeramente más elevados cuando el trigo se sembró con dos hileras en lugar de tres. 

Nele Verhulst, investigadora del CIMMYT responsable de este estudio, comenta que “también con las variedades actuales de trigo se obtienen rendimientos similares con dos y tres hileras por cama, entonces los agricultores pueden elegir la opción más práctica para ellos, sin repercusión en rendimiento”.