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Granos enteros como camino hacia la salud y la sostenibilidad

Natalia Palacios e Itria Ibba posan junto con productoras de Oly, alimentos sin gluten, en el festejo del Día del Grano Entero celebrado en CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcon/CIMMYT)
Natalia Palacios e Itria Ibba posan junto con productoras de Oly, alimentos sin gluten, en el festejo del Día del Grano Entero celebrado en CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcon/CIMMYT)

En el campus principal del CIMMYT, Natalia Palacios, especialista en calidad de grano, explicó: «Hoy celebramos la importancia de consumir granos enteros de diversos cereales como maíz, trigo, arroz, mijo, avena, así como pseudocereales como amaranto, chía y quinoa, además de leguminosas. Cada uno aporta beneficios específicos para la salud intestinal y la flora intestinal, ayudando a prevenir enfermedades no transmisibles como diabetes, obesidad y sobrepeso. Este evento nos permite crear conciencia sobre la relevancia de los granos enteros y fomentar cambios graduales en nuestros hábitos alimenticios para mejorar nuestra salud y la del planeta.»

En el marco del Día Internacional del Grano Entero, CIMMYT reunió a emprendedores que transforman y promocionan productos basados en granos enteros. Por ejemplo, productores de maíces criollos de Tlaxcala y aliados como La Huerta Gosen, que combinan maíz con ingredientes como chía, quinoa, amaranto y nopal. También estuvieron presentes iniciativas que integran trigo entero con otros cereales, lo que ofreció opciones saludables e innovadoras.

 

Los cereales son esenciales para la dieta humana, ya que proporcionan más de la mitad de las calorías globales y son una fuente importante de carbohidratos, fibra dietética, proteínas de origen vegetal y micronutrientes. Asimismo, los cerelaes forman parte de la cultura alimentaria de varias regiones del mundo, sobretodo el grano entero.

Existen diferentes estudios científicos que han demostrado que el consumo de granos enteros reduce significativamente los riesgos de enfermedades crónicas y mortalidad prematura, incluyendo obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer; así como otros beneficios para la salud.

Natalia Palacios destacó que consumir granos enteros no implica un cambio radical, sino un proceso gradual: «No se trata de cambiar de un día para otro, pero podemos empezar a reducir el uso de harinas refinadas e integrar poco a poco más granos enteros. Así nuestro organismo se habitúa a estos alimentos, mejorando nuestra salud.»

Desde un enfoque nutricional, los alimentos a base de cereales, especialmente los integrales, son esenciales para una dieta equilibrada. Las personas que omiten estos alimentos pueden tener deficiencias de fibra y micronutrientes fundamentales para el organismo.

Los granos refinados, al eliminar el salvado y el germen durante su procesamiento, pierden nutrientes clave como fibra dietética y vitaminas. Aunque algunos países fortifican obligatoriamente los granos refinados para reemplazar estas pérdidas, no alcanzan los beneficios completos que ofrecen los granos enteros.

Además de los beneficios para la salud, los granos enteros tienen un impacto positivo en la sostenibilidad alimentaria. Su producción requiere menos procesamiento, lo que reduce el uso de recursos y desperdicios. Maria Itria Ibba, jefa del laboratorio de química y calidad de trigo, subrayó: «El consumo de granos enteros no solo beneficia nuestra salud, sino también la sostenibilidad del planeta.»

En este Día Internacional del Grano Entero, el mensaje es claro: integrar más alimentos de grano entero en nuestra dieta no solo promueve una vida más saludable, sino también un futuro más sostenible. Por ello, el CIMMYT colabora con especialistas internacionales, organismos globales y actores del sector público y privado para fortalecer los sistemas de semillas y agroalimentarios. Estas alianzas permiten a los pequeños productores adoptar prácticas más resilientes frente al cambio climático, mientras se impulsa una mejor nutrición para todos, avanzando hacia un mundo más saludable y equitativo.

 

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México aporta claves para enfrentar los desafíos del cambio climático en el cultivo de trigo

Cultivo de trigo en la sede del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Cultivo de trigo en la sede del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

El trigo es un cultivo de importancia mundial, pero el rápido avance del cambio climático afecta cada vez más su producción. En Argentina, el mayor productor de trigo de Latinoamérica, por ejemplo, recientemente se recortó la estimación de cosecha en tres millones de toneladas debido a una sequía prolongada. 

México no está exento de estos desafíos a la seguridad alimentaria impuestos por el cambio climático. De acuerdo con Cámara Nacional de la Industria Molinera, el actual sobreprecio del trigo —que ya impacta en la economía de las familias mexicanas— no solo se debe al conflicto armado en Europa del Este, sino también porque el clima ha ocasionado daños en cosechas importantes de los principales proveedores de trigo. 

Efectos como estos confirman que es urgente desarrollar variedades de trigo adaptadas a las nuevas condiciones climáticas. En el mundo existen muchas variedades locales de trigo y trigos silvestres con un gran potencial para enriquecer la diversidad genética del cultivo y mejorar rasgos como el rendimiento de grano y la resistencia a las enfermedades. Sin embargo, los procesos para introducir las características que podrían resultar beneficiosas a los cultivos de trigo toman tiempo.

Ya que utilizar a favor la variación natural del trigo se ha vuelto esencial para abordar los desafíos del cambio climático y la seguridad alimentaria mundial, es necesario encontrar vías más rápidas para que los mejoradores puedan desarrollar las variedades más apropiadas que los agricultores y la sociedad necesitan. 

Afortunadamente, el desarrollo de nuevas herramientas de genómica y bioinformática ahora abren la posibilidad de aprovechar de mejor manera los materiales de trigo disponibles en los bancos de germoplasma más importantes de este cultivo, como los ubicados en México y Siria, resguardados por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas (ICARDA, por sus siglas en inglés), respectivamente. 

En este contexto, un estudio desarrollado por científicos del CIMMYT y diversos colaboradores está permitiendo aumentar la comprensión y el manejo de la diversidad de los parientes ancestrales del trigo en el enriquecimiento de los cultivares de élite modernos —aquellos seleccionados, entre muchos otros, porque poseen las características o muestran una serie de rasgos agronómicos altamente deseables—, mejorando en gran medida las posibilidades de explotar la variación natural hasta ahora infrautilizada y contribuyendo a la adaptación del trigo a los escenarios de cambio climático.

En esta investigación destaca el apoyo de Cultivos para México —proyecto impulsado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT—, a través del cual se evaluaron materiales específicos en tres ubicaciones del territorio nacional, “identificando 35 líneas que superaron al mejor control en entornos de riego, estrés por calor y estrés por sequía. Dos de estas líneas fueron seleccionadas para pruebas de rendimiento de élite en condiciones de riego en el Bajío, la segunda mayor área productora de trigo de México”, indica el artículo derivado de esta investigación. 

Este estudio, que forma parte del Informe Anual 2021 del CIMMYT, señala también que en México se han utilizado seis líneas de rendimiento superior para ampliar la diversidad del germoplasma nacional para la tolerancia al estrés abiótico —es decir, el generado por factores como sequía, calor, frío, exceso de agua, etcétera—. Además, se han seleccionado siete líneas que muestran un grano más alto en hierro y zinc, lo que abre nuevas posibilidades para futuros programas de cruzas. Te invitamos a leer esta y otras investigaciones destacadas en el Informe Anual 2021 del CIMMYT.

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La ciencia detrás de la harina y la pasta perfectas

¿Ha pensado alguna vez que el pan y la pasta se elaboran con diferentes tipos de trigo? ¿Y que hay miles de productos de trigo diferentes que se consumen en todo el mundo, y que cada uno tiene características y requerimientos de procesamiento únicos?

Los científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) entienden que la calidad del producto final, ya sean espaguetis, una pieza de pan de masa madre o un naan tandoori, depende en gran medida de la calidad del grano y de la harina en que se convierte. Cada año, el CIMMYT analiza en detalle miles de líneas de trigo en su laboratorio de Calidad del Trigo para determinar la calidad nutricional, de procesamiento y de uso final del grano. En este breve vídeo, la jefa del laboratorio de Calidad del Trigo del CIMMYT, Maria Itria Ibba, explica exactamente lo que buscan y cómo lo encuentran.

Primero, los científicos del CIMMYT comprueban la calidad general del grano analizando su peso, densidad, contenido de proteínas, contenido de humedad y dureza.

Después, los granos se muelen y se convierten en harina, cuyo contenido de humedad, contenido proteico, color y calidad proteica se analizan de nuevo. La calidad proteica es especialmente importante para determinar el uso final del tipo de harina, y el CIMMYT realiza varias pruebas para determinar esta característica. En concreto, el trigo duro y harinero se analizan para determinar la calidad general de las proteínas mediante la comprobación del volumen de sedimentación en SDS. Se utilizan mixógrafos para evaluar las características de mezcla y absorción de la harina, y alveógrafos para medir las propiedades de deformación de la masa.

Al final de las pruebas, las harinas se transforman en panes con levadura y se califican en función del volumen de la hogaza y de la calidad de la miga. La harina de trigo duro, utilizada para fabricar pasta a la italiana, se puntúa en función de la calidad del grano, el color amarillento de la harina, el alto contenido en proteínas y la calidad de estas.

El trabajo del CIMMYT garantiza que los alimentos derivados del trigo producidos en los países en desarrollo sean nutritivos, asequibles y maximicen los beneficios para cada actor de la cadena de valor.

Foto de portada: En el laboratorio de Calidad del Trigo del CIMMYT, los investigadores evalúan cómo se comportan las diferentes variedades de trigo harinero en el momento de la cocción. (Foto: CIMMYT)