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Tips para reparar una bolsa plástica hermética y conservar tus granos

Jessica González, coordinadora de Investigación del CIMMYT, explica cómo reparar bolsas plásticas herméticas para garantizar la conservación de granos y proteger la calidad de las cosechas. (Foto: CIMMYT)
Jessica González, coordinadora de Investigación del CIMMYT, explica cómo reparar bolsas plásticas herméticas para garantizar la conservación de granos y proteger la calidad de las cosechas. (Foto: CIMMYT)

Las bolsas plásticas herméticas son ideales para almacenar granos, pero pueden dañarse con perforaciones. Jessica González, coordinadora de Investigación de Hub Valles Altos del CIMMYT, nos comparte cómo repararlas de manera fácil y económica para seguir protegiendo tu cosecha.

Materiales necesarios

Materiales necesarios para reparar bolsas plásticas herméticas: cinta gris, tijeras, trapos y marcadores, esenciales para garantizar la conservación de los granos. (Foto: CIMMYT)
Materiales necesarios para reparar bolsas plásticas herméticas: cinta gris, tijeras, trapos y marcadores, esenciales para garantizar la conservación de los granos. (Foto: CIMMYT)
  • Cinta gris adhesiva para ductos, que tiene tres capas:
    • Capa adherente (inferior).
    • Capa de tela (interior) para elasticidad.
    • Capa de polipropileno (exterior) para impermeabilidad.
  • Un trapo seco.
  • Tijeras
  • Marcador

Pasos para reparar una bolsa plástica hermética

Limpia la bolsa:

Limpieza de la bolsa plástica hermética antes de la reparación, un paso clave para asegurar la adherencia de la cinta y mantener la hermeticidad. (Foto: CIMMYT)
Limpieza de la bolsa plástica hermética antes de la reparación, un paso clave para asegurar la adherencia de la cinta y mantener la hermeticidad. (Foto: CIMMYT)
  • Asegúrate de eliminar tamo —pelusa o residuos muy finos que dejan los granos— y polvo por dentro y por fuera de la bolsa para evitar que estas obstruyan perforaciones en la prueba de hermeticidad y facilitar la adhesión de la cinta durante la reparación.

Prueba de hermeticidad con aire:

Realización de la prueba de hermeticidad al llenar la bolsa con aire para identificar posibles perforaciones y fugas de aire. (Foto: CIMMYT)
Realización de la prueba de hermeticidad al llenar la bolsa con aire para identificar posibles perforaciones y fugas de aire. (Foto: CIMMYT)
  • Llena la bolsa con aire cerca de su máxima capacidad usando movimientos manuales o instrumentos como una compresora o aspiradora.
Ejecución del amarre de la bolsa plástica hermética para mantener el aire en su interior y garantizar la conservación de los granos. (Foto: CIMMYT)
Ejecución del amarre de la bolsa plástica hermética para mantener el aire en su interior y garantizar la conservación de los granos. (Foto: CIMMYT)
  • Cierra la bolsa inmediatamente para mantener el aire en el interior.
Verificación cuidadosa de las fugas de aire en la bolsa plástica hermética para identificar perforaciones y garantizar su reparación. (Foto: CIMMYT)
Verificación cuidadosa de las fugas de aire en la bolsa plástica hermética para identificar perforaciones y garantizar su reparación. (Foto: CIMMYT)
  • Presiona suavemente la bolsa para buscar y percibir fugas de aire.

Identifica las fugas:

Identificación de las áreas dañadas en la bolsa plástica hermética para facilitar su reparación y garantizar su uso eficiente. (Foto: CIMMYT)
Identificación de las áreas dañadas en la bolsa plástica hermética para facilitar su reparación y garantizar su uso eficiente. (Foto: CIMMYT)
  • Marca las áreas dañadas y limpia la zona con un trapo seco para mejorar el pegado de la cinta gris.

Repara los orificios:

Colocación de cinta gris en la bolsa plástica hermética para reparar perforaciones y restaurar su funcionalidad. (Foto: CIMMYT)
Colocación de cinta gris en la bolsa plástica hermética para reparar perforaciones y restaurar su funcionalidad. (Foto: CIMMYT)
  • Corta pequeños pedazos de cinta gris y colócalos por dentro y por fuera de la bolsa, cubriendo cada orificio.
  • Una capa por cada lado es suficiente para sellar la fuga.

Verifica la reparación:

Repetición de la prueba de hermeticidad, para verificar que la reparación sea efectiva. (Foto: CIMMYT)
Repetición de la prueba de hermeticidad, para verificar que la reparación sea efectiva. (Foto: CIMMYT)
  • Realiza nuevamente la prueba de aire para asegurarte de que la bolsa esté completamente hermética.

Almacena la bolsa reparada:

Proceso de enrollado de la bolsa plástica hermética reparada, y así asegurar su almacenamiento adecuado para su uso. (Foto: CIMMYT)
Proceso de enrollado de la bolsa plástica hermética reparada, y así asegurar su almacenamiento adecuado para su uso. (Foto: CIMMYT)
  • Enrolla la bolsa y guárdala en un costal seco y limpio para usarla inmediatamente o en un futuro.
Almacenamiento adecuado de la bolsa plástica hermética reparada dentro de un costal seco y limpio para garantizar su conservación. (Foto: CIMMYT)
Almacenamiento adecuado de la bolsa plástica hermética reparada dentro de un costal seco y limpio para garantizar su conservación. (Foto: CIMMYT)

Recomendaciones finales

  • Este método es ideal para reparar pocos y pequeños orificios, como una solución provisional antes de considerar un reemplazo.
  • Si tu bolsa plástica hermética está perforada, no dudes en repararla con cinta gris adhesiva para ductospara conservar tu cosecha y proteger la calidad de tus granos.

Con estas sencillas reparaciones, mantén tus granos protegidos y tu cosecha en óptimas condiciones.

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Aprendizajes que se comparten en comunidad

Maximino Mata López, productor de maíz, frijol e higuerilla del municipio de la Pe Ejutla, en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Maximino Mata López, productor de maíz, frijol e higuerilla del municipio de la Pe Ejutla, en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

Muchos pequeños agricultores del sur y sureste de México enfrentan numerosas dificultades para lograr una producción suficiente para cubrir las necesidades de consumo de sus familias o lograr algunos excedentes para vender. Lluvias fuera de ciclo, sequías prolongadas, suelos erosionados, altos costos de insumos son algunas de esas dificultades, pero incluso una vez lograda la cosecha los retos continúan y en muchas zonas las pérdidas poscosecha pueden llegar a ser de hasta 40 %. 

Para brindar a estos productores herramientas y conocimientos que les permitan lograr una mejor producción y contribuir a una mayor resiliencia comunitaria, el proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ —impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— imparte diversos talleres en materia de diversificación de cultivos, almacenamiento adecuado de granos y semillas, asociatividad y otros. 

Tomamos un taller de conservación de semillas para almacenarlas con tecnologías herméticas para que así que no se nos echen a perder por las plagas, y también para mantenerlas de una manera que no nos dañen la salud, porque a lo largo de los años las hemos conservado con productos químicos, y con el paso de los años esos productos nos pueden acarrear alguna enfermedad”, comenta Maximino Mata López, productor de maíz, frijol e higuerilla del municipio de la Pe Ejutla, en Oaxaca, México. 

“Estas capacitaciones nos las han dado dos o tres veces por temporada. Para mí esto es muy bueno y es importante. Esta de cómo almacenar adecuadamente las semillas, por ejemplo, es bueno darlo a conocer y nosotros llevarlo a nuestra localidad para que allá sepan cómo se hace y que se haga bien por el bien de todos, que se riegue más la información”, señala Maximino pensando en un sentido de comunidad.  

“De esta forma en que ahora se van a almacenar las semillas —en silos metálicos herméticos y bolsas plásticas herméticas— va a haber más seguridad de tenerla disponible, también nos va a rendir más ya no se nos va a echar a perder y así más personas, si no tienen semilla, pueden sembrar y así podemos hacer más grande nuestra siembra o el mercado”, comenta Maximino.

Como ejemplo de los diversos aprendizajes que el productor ha obtenido, Maximino señala un cúmulo de residuos agrícolas y comenta: “Esta es la vaina, o el residuo que queda una vez que se le quita el frijol, pero a la vez es fertilizante. Este tipo de abonos los reincorporamos al terreno porque son de gran utilidad. Nos han dicho los ingenieros  que también contiene mucho nitrógeno para el terreno. Lo hemos comprobado porque, por ejemplo, donde se cosecha este año frijol, el siguiente año el maíz se da muy bien y prácticamente sin fertilizante”. 

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Aumenta uso de tecnologías herméticas poscosecha en Oaxaca

Productor de San Pedro Ixcatlán almacena grano de café en bolsa plástica hermética. (Foto: Productores Agrícolas y Pecuarios de la Mazateca Baja)
Productor de San Pedro Ixcatlán almacena grano de café en bolsa plástica hermética. (Foto: Productores Agrícolas y Pecuarios de la Mazateca Baja)

Las pérdidas poscosecha en México se estiman en alrededor de 25 % en promedio, pero suelen ser mayores en regiones tropicales dónde la temperatura y la humedad favorecen la proliferación de insectos y hongos, dejando más propensos a los granos que se almacenan de manera incorrecta.

Las tecnologías herméticas poscosecha permiten contrarrestar las pérdidas durante el almacenamiento y son efectivas ya que mantienen la calidad de los granos. Una tecnología hermética la podemos definir como un contenedor que se sella para crear una atmósfera modificada en su interior, es decir que la ausencia de oxígeno permite controlar las plagas”, menciona Omar Francisco Sánchez Ríos, técnico certificado en agricultura sustentable quien colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para promover prácticas sustentables en Oaxaca, México. 

Las tecnologías herméticas poscosecha, particularmente el silo metálico hermético y la bolsa plástica hermética, son tecnologías que funcionan a través del principio de hermeticidad (ausencia de oxigeno). 

“Es importante que los productores conozcan el funcionamiento de este principio y, por eso, a través de diversos proyectos que impulsan el CIMMYT y sus colaboradores hemos brindado capacitación a productores de maíz de distintas comunidades. La intención es que los productores identifiquen qué recipientes cumplen con esta característica para evitar el uso de productos químicos y tener granos sanos, libres de plaguicidas”, comenta Katy Guadalupe Gutiérrez López, técnica certificada en agricultura sustentable quien brinda acompañamiento técnico a los agricultores del municipio oaxaqueño de San Pedro Pochutla. 

Como en Pochutla, técnicos de Productores Agrícolas y Pecuarios de la Mazateca Baja —organización que colabora con el CIMMYT en Oaxaca— promueven en San Pedro Ixcatlán y San José Tenango el uso de tecnologías herméticas poscosecha: “con estas tecnologías es posible conservar la semilla de un ciclo agrícola a otro minimizando el uso de plaguicidas. Así, los productores tienen la posibilidad de ofrecer sus productos con mayor valor por kilogramo, mejorando las condiciones de comercialización”. 

“En las regiones del Papaloapan y Cañada hemos trabajado con productores de maíz quienes, aparte de este cultivo, producen café y cacao, granos con los que también se han estado utilizando las bolsas plásticas herméticas con buenos resultados. Con estas tecnologías se ha reducido sustancialmente la pérdida de granos por plagas y enfermedades, así que es importante seguirlas promoviendo”, finalizan los especialistas. 

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Diversificar para nutrir

La productora Petronila Chan, de Campeche, México, muestra la diversidad de semillas que resguarda y cultiva. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
La productora Petronila Chan, de Campeche, México, muestra la diversidad de semillas que resguarda y cultiva. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

Octubre es un mes importante para la seguridad alimentaria global: el 16 de ese mes se conmemora el Día Mundial de la Alimentación, el 17 el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza y el 18 el Día Mundial de la Protección de la Naturaleza. 

No es casual que estas conmemoraciones sean consecutivas. Hambre, pobreza y recursos naturales están íntimamente ligados y son un recordatorio de que las sociedades deben impulsar más que nunca la adopción de prácticas más sustentables para preservar los recursos de la Tierra, la salud de la población y el clima.

A través de proyectos como ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ —impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— muchas comunidades están creando sistemas de producción más sostenibles al aumentar la agrobiodiversidad de sus parcelas.

Cultivar una mayor variedad de especies vegetales impacta positiva y directamente en la seguridad alimentaria. Lamentablemente, la diversidad vegetal de los campos agrícolas ha disminuido mucho —desde 1900 se ha perdido alrededor de 75% de la diversidad de cultivos—. En la actualidad, de las 6 mil especies de plantas cultivadas para la alimentación, solo nueve representan el 66% de la producción total de cultivos en el mundo.

“Aquí muchas semillas se han perdido, como el Xmejen nal. Yo no lo tengo ya, aunque un tío mío todavía lo tiene. Es un elote que solo tarda dos meses en darse. El Sak tu’ux tampoco ya lo tenemos, ese lo tenían mis padres, ellos lo sembraban”, comenta Petronila Chan —doña Petro, como le gusta que le llamen—, una productora de Campeche que participa en el proyecto de diversificación de cultivos que impulsan Walmart Foundation y el CIMMYT.

A través del proyecto se promueve la diversificación sustentable de cultivos y la asociatividad como base para fortalecer a las comunidades en su tejido social. Con énfasis en temas de género y el desarrollo de habilidades financieras, el proyecto contribuye a incrementar la resiliencia de las comunidades.  

Al diversficar cultivos, por ejemplo, los productores pueden disponer de alimentos más variados y más oportunidades para comercializar sus excedentes. También se promueven tecnologías herméticas poscosecha —como los silos metálicos herméticos y las bolsas plásticas herméticas— para disminuir la pérdida de granos por plagas de almacén y se contribuye al rescate de semillas nativas.

Yo trabajo la tierra y esto es mi cosecha, esto es lo que nos ha dado la vida. Lo que tenemos aquí es sikil —pepita molida—, se come con tortilla hecha a mano. Esto es la semilla de makal (Xanthosoma yucatanense), esto se siembra uno por uno; después de mover la tierra se pone a una distancia porque esto crece, y crece grande debajo de la tierra. Esto, me enseñaron mis papás, que cuando a veces no se da bien el maíz, el makal se revuelve con un poco de masa y con eso se puede alimentar a los hijos”.

Como doña Petro, los agricultores familiares de todo el mundo —casi 800 millones de personas— han sido durante mucho tiempo los principales proveedores de alimentos de sus comunidades: trabajan el 75% de las tierras agrícolas del planeta y producen alrededor del 80 % de los alimentos del mundo. Ellos trabajan constantemente para adaptarse a las nuevas circunstancias climáticas y sociales y, algunos de ellos, como doña Petro, se esfuerzan cada día para preservar la diversidad biológica de los cultivos.

“Esto es íis (Ipomea batatas), que también se puede sembrar con el maíz. Ahí puedes tener comida en un terreno pequeño. El trabajo del campo hay que vigilarlo, cuando agarras el lóobche (coa) trabajas con todo tu cuerpo y tu mente. Esta es la herencia de mis padres y no me gustaría que se pierda. Con orgullo esto me lo dejaron mi papá y mi mamá que en paz descansen y esto es lo que tengo que cuidar. Aquí están las semillas y no quisiera que se pierdan porque tienen un procedimiento y si nadie lo trabaja se pierden y pues sin esta semilla dichosa cómo iremos a vivir”.

En momentos como el actual donde se ha incrementado el número de personas con hambre debido a los conflictos y la recesión económica global existe la oportunidad de adoptar soluciones innovadoras basadas en evidencia científica para mejorar los sistemas alimentarios. Por esta razón, este proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT visualiza a la agricultura alineada con la naturaleza, lo cual implica considerar el aprovechamiento de las sinergias entre la innovación sustentable y la agrobiodiversidad.

“Gracias a estos ingenieros ahorita nos han dado una experiencia de cómo cuidar la semilla, cómo hacer para que no le entre bicho. Mis compañeras de trabajo son seis señoras mayores que yo. Ellas me ayudan y con ellas escuchamos los consejos que nos vienen. A veces no conocemos bien lo que son las plagas, pero ellos sí lo conocen, o a qué tiempo se debe fertilizar, a qué tiempo se puede cosechar, o las bolsas para que no entre el gorgojo… por eso es importante escuchar lo que ellos dicen”.

Convencida de que la innovación fortalece la tradición, doña Petro concluye: “me gustaría que esta herencia la reciban los jóvenes para que puedan vivir mejor, para que se ocupen y puedan tener una vida bonita. Ese es mi propósito, decirle a mi hija que se ocupe en algo y cuide esta semilla para que viva bien, por eso le digo «apréndela a cuidar y aprende a cosechar, no a trabajar la tierra fácil, sino a trabajarla como es debido»”.

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Botellas PET, una alternativa para guardar granos

Productores de San Andrés Tuxtla, en Veracruz, México, muestran su grano almacenado en botellas y garrafones PET. (Foto: Gente Sustentable)
Productores de San Andrés Tuxtla, en Veracruz, México, muestran su grano almacenado en botellas y garrafones PET. (Foto: Gente Sustentable)

El PET (siglas en inglés de tereftalato polietileno) es un tipo de plástico fuerte, flexible y totalmente reciclable. Por su resistencia, por ser una excelente barrera para la humedad y por ser adecuado para su uso en productos que deban estar en contacto con alimentos es usado comúnmente para fabricar botellas de agua y refrescos. 

Las botellas de PET pueden además ser aprovechadas en la agricultura familiar para el almacenamiento de granos con buenos resultados. Con frecuencia, muchas familias productoras no tienen la posibilidad de adquirir un silo metálico hermético —una de las mejores alternativas para el almacenamiento de granos—, o bien, siembran cantidades muy pequeñas, así que los envases de PET pueden ser una alternativa. 

Por ejemplo, en la región de los Tuxtlas, en el estado mexicano de Veracruz, el uso de botellas y garrafones PET ha sido el método de conservación de granos que más aceptación ha tenido como alternativa al almacenamiento en costales de polipropileno y uso de pastillas de fosfuro de aluminio —potencialmente riesgoso para la salud humana—, que es el modo convencional de almacenar las cosechas en la región. 

En la zona, la tendencia de elegir este método de almacenamiento por sobre otras tecnologías que han mostrado buenos resultados —como los silos metálicos herméticos, las bolsas plásticas herméticas y las bolsas plásticas estándar para ensilaje— se debe a que la mayoría de los productores siembran cantidades pequeñas de maíz para el autoconsumo. 

Para ellos es de mayor utilidad ir abriendo envases pequeños que suministren cantidades adecuadas para el consumo en el hogar, permitiendo que el resto del maíz se conserve por más tiempo y sin productos químicos gracias al principio de hermeticidad”, comenta el equipo técnico de Gente Sustentable, organización que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para promover prácticas agrícolas sustentables en ese estado. 

En el marco del proyecto MasAgro-Cultivos para México —que impulsan la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— se promueven estas y otras prácticas poscosecha para reducir la incidencia de plagas y hongos durante el almacenamiento. No obstante, son las propias comunidades las que al final optan por una u otra tecnología en función de su propio contexto y necesidades. 

“Otro factor que ha hecho que los productores elijan los envases PET es la presencia de aves de traspatio que merodean las zonas de almacenamiento, normalmente las salas o las cocinas de los hogares. Las aves picotean las bolsas y costales y los granos que caen atraen a los roedores. Con las botellas y garrafones PET no sucede esto”, mencionan los técnicos. 

Las tecnologías de almacenamiento tienen efectos sobre la viabilidad de las semillas y los atributos de calidad visibles, pero también sobre aquellas cualidades que no se ven y que influyen directamente en su calidad y propiedades nutricionales. De ahí la importancia de seguir promoviendo tecnologías de almacenamiento adecuadas para cada tipo de productor: “quienes sí tienen excedentes para venta están optando por las bolsas plásticas herméticas debido a su precio accesible y a que brindan buenos resultados para conservar maíz”, concluyen los técnicos. 

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Los beneficios de las tecnologías herméticas poscosecha para los productores de autoconsumo

Seguimiento del módulo poscosecha instalado en la casa del productor Efraín Castillo Hernández, en el municipio de Tihuatlán, en Veracruz, México. (Foto: Citricultores Tihuatecos Asociados)
Seguimiento del módulo poscosecha instalado en la casa del productor Efraín Castillo Hernández, en el municipio de Tihuatlán, en Veracruz, México. (Foto: Citricultores Tihuatecos Asociados)

La Huasteca es una región multicultural de México que comprende parte de los estados de Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí, Hidalgo, Querétaro y Puebla. En sus valles y montañas conviven diversas etnias, entre ellas teneek o huastecos, nahuas, pames, tepehuas, otomíes y totonacos. 

La Huasteca Totonaca —al norte de Veracruz y una pequeña porción de Puebla, donde se encuentran comunidades que comparten rasgos culturales tanto de la cultura totonaca como de la huasteca, y a la vez poseen rasgos característicos y condiciones geográficas e hidrológicas particulares— ocupa una superficie aproximada de más de cuatro mil kilómetros cuadrados y abarca unos quince municipios veracruzanos. Cerca del 90% de ese territorio se destina a actividades agropecuarias, siendo el maíz el cultivo más representativo con una superficie cercana a las 70 mil hectáreas. 

En la zona, los agricultores se enfocan a la producción de maíz para comercializar, e incluso exportar el totomoxtle (hoja que cubre la mazorca), así como para el autoconsumo; sin embargo, una de las principales problemáticas para este propósito es el alto índice de pérdidas poscosecha, las cuales pueden llegar a ser de hasta el 40%.

Insectos como el gorgojo (Sitophilus zeamais), el barrenador de los granos (Rhyzopertha dominica), la palomilla (Sitotroga cerealella) y roedores como la rata común (Rattus rattus) destacan entre las plagas que afectan las cosechas de los agricultores de esta zona.

Debido a las considerables pérdidas poscosecha, más de la mitad de los productores de la Huasteca Totonaca desgranan y venden cerca del 70% de su producción al precio que esté en el mercado —sin importar que sea bajo— a fin de evitar su pérdida. El restante lo destinan para autoconsumo; sin embargo, esto solo alcanza para cubrir un par de meses, lo que los orilla por varios meses más a comprar grano en el mercado o con los vecinos de las localidades aledañas, con frecuencia a precios elevados. 

Para reducir el alto impacto económico y social de esta situación, la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —impulsada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueve en la Huasteca Totonaca el uso de tecnologías herméticas para reducir las pérdidas poscosecha. 

Así, a través de la colaboración entre la cooperativa Citricultores Tihuatecos Asociados y el CIMMYT se están identificando aquellas tecnologías que les permitan a los agricultores conservar la calidad del grano por más tiempo y asegurar, a la vez, un alimento saludable.

En la nave de almacén de la cooperativa —ubicada en la localidad de Sebastián Lerdo de Tejada en Tihuatlán (Veracruz, México)— se instaló una plataforma de investigación poscosecha a fin de comparar las tecnologías herméticas con las prácticas convencionales de almacenamiento de maíz que prevalecen en la región. 

Lo que se busca es mantener la calidad de los granos, mejorar la productividad durante las siguientes temporadas y tener una mejor conservación de las semillas nativas de la región. Además de que estén libres de pesticidas químicos que pudieran afectar la salud de las personas”, comentan los responsables de la plataforma. 

De igual manera se han instalado módulos poscosecha donde los mismos productores participan en la evaluación de las tecnologías. En Poza Azul de los Reyes, también en Tihuatlán, por ejemplo, el productor Efraín Castillo Hernández usó cien kilogramos de maíz nativo blanco hojero para almacenar la mitad de la forma convencional, es decir, en un costal de polipropileno, y la otra mitad en una bolsa plástica hermética con cierre.

Cinco meses después de haber almacenado el grano, el productor y el equipo que le ha brindado acompañamiento técnico se reunieron para abrir los dos tratamientos. No lo hicieron solos, sino en presencia de un grupo de productores de la comunidad interesados en conocer los resultados. Así, la comunidad pudo observar una marcada diferencia a favor de la innovación: mientras que con el costal de polipropileno 58% de los granos presentaron daños, con la bolsa plástica hermética esta afectación solo fue del 2%.

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Conserva tu cosecha

Se estima que cada año se pierde una tercera parte de los alimentos que se producen en el mundo. Una de las estrategias para disminuir las pérdidas de alimentos es un manejo poscosecha adecuado.

Se entiende por poscosecha todos los pasos y operaciones que se realizan después de la producción primaria en campo hasta llegar a la comercialización o el procesamiento del producto. Incluye procesos como la cosecha, el secado, el desgrane, la criba, la limpieza, el almacenamiento y el transporte.

Las pérdidas poscosecha abarcan todos los productos que se pueden comer, pero que no fueron consumidos en toda la cadena de suministro de alimentos, a partir de la cosecha del cultivo hasta su comercialización, procesamiento o consumo. Reducir las pérdidas poscosecha permitiría aumentar la cantidad de alimento disponible para el consumo humano y mejorar la seguridad alimentaria mundial.

En México las pérdidas poscosecha de los granos básicos pueden ser de hasta 50% de la producción en las regiones tropicales. Desarrollar e implementar tecnologías y prácticas adecuadas para la conservación y el almacenamiento de granos es una de las maneras más seguras de reducirlas y contribuir al bienestar de los productores. En este sentido, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) junto con organizaciones de diversos sectores promueven la campaña #ConservaTuCosecha. 

Las prácticas y tecnologías que la campaña promueve tienen un sustento científico. Recientemente, por ejemplo, un grupo de investigadores del CIMMYT desarrolló evaluaciones en diferentes zonas agroecológicas de México en 109 diferentes localidades de 15 estados (Chiapas, Chihuahua, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán) —Puedes saber más sobre esta investigación en ¿Es posible reducir las pérdidas poscosecha en México?—.

La regla de oro de la conservación de los granos dice que un grano fresco, seco y limpio se conserva mejor durante su almacenamiento, que un grano caliente, húmedo o con alta cantidad de impurezas (Mena et al., 2013). Partiendo de esto, la iniciativa #ConservaTuCosecha busca que los productores: 

  • Manejen su cultivo en campo de manera sustentable para prevenir la infestación del grano con insectos y hongos.
  • Cosechen su grano en el momento apropiado y lo sequen adecuadamente con tecnología de bajo costo.
  • Desgranen de manera eficiente y con tecnología accesible, reduciendo el tiempo de trabajo.
  • Almacenen el grano en tecnologías de costo accesible que mantienen la cantidad y calidad de este y no tienen efectos adversos sobre su salud.
  • Tengan acceso a infraestructura de almacenamiento y vinculación con mercados formales de alta demanda a través de la asociatividad y la integración comercial.

Las tecnologías herméticas poscosecha —como los silos metálicos herméticos y las bolsas plásticas herméticas—, y los polvos inertes —minerales pulverizados de baja o nula toxicidad para los organismos benéficos y el ser humano, tales como la cal micronizada o la tierra de diatomeas—, son un ejemplo de las alternativas sustentables que se difunden a través de la campaña. Estas, además, son una opción ante los riesgos a la salud humana que representa el uso de tecnologías de almacenamiento convencionales como el costal de polipropileno o las pastillas de fosfuro de aluminio.

Te invitamos a conocer más sobre la campaña #ConservaTuCosecha a través de los canales de ACCIMMYT. 

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Opciones accesibles para asegurar la alimentación de las familias productoras

Pochutla, Oax.- Incidir directamente en el almacenamiento de maíz para reducir las pérdidas, ya sea por plagas u otros factores, es el principal propósito de la plataforma de investigación de granos de maíz en San Pedro Pochutla, Oaxaca. 

En esta plataforma, ubicada en la costa oaxaqueña, se desarrollan actividades para impulsar el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

“En la zona actualmente se produce poco grano, por eso es importante tener un buen almacenamiento para asegurar primeramente la alimentación del productor y su familia”, afirma Omar Francisco Sánchez Ríos, técnico colaborador del Hub Pacífico Sur del CIMMYT.

Desde hace tres años en esta plataforma de investigación de manejo de granos, Omar evalúa seis tratamientos: maíz azul y blanco, dos diferentes tipos de cal y con una bolsa plástica hermética.

San Pedro Pochutla es un municipio costero que se ubica a 220 kilómetros de la ciudad de Oaxaca. Las personas se dedican al comercio, la pesca, el turismo y al trabajo en el campo, pero a nivel local los suelos son “muy pobres”, un punto en contra para la productividad del maíz que se conjuga con la escasa precipitación pluvial.

Esos dos factores hacen que por cada hectárea sembrada el rendimiento esperado vaya de una tonelada a tonelada y media como máximo, lo que varía “dependiendo de la zona y la comunidad”.

En este contexto, el colaborador del CIMMYT en Pochutla se ha avocado a evaluar tecnológicas herméticas que pueden ser con una bolsa plástica hermética de tres capas, una botella de plástico, un garrafón o hasta un tinaco tricapa, cualquier contenedor que garantice el principio de hermeticidad.

Lo que se busca es “evitar que haya un intercambio de gases del exterior con el interior y conservar el grano por más tiempo”, lo que, conjugado con el uso de polvos inertes como la cal o la tierra de diatomea, brinda mejores resultados de conservación.

Ese conocimiento probado es el que Omar trata de socializar con los productores a través de cursos de capacitación en comunidades como San Miguel Figueroa, Santa María El Limón, San Isidro Apango, El Encierro, San Isidro Limón, la propia cabecera municipal de San Pedro Pochutla y otros municipios aledaños.

En cada capacitación explica cómo usar un silo hermético o una bolsa plástica hermética como nuevas alternativas de conservación de granos y disminución del uso de productos químicos.  

En la evaluación se incluyó una variedad de maíz blanco y otra de azul “con la posibilidad de atender también a los pequeños productores que siembran maíz nativo y necesitan también estas alternativas”.

Por ser un proyecto de evaluación a seis meses los resultados están por tenerse, ya que se están levantando los datos de pérdidas, porcentajes de humedad y granos sanos, para que con datos estadísticos se puedan ofrecer nuevas alternativas que permitan al productor contar con opciones a corto plazo, económicas y que estén a su alcance para garantizar alimentos de buena calidad.

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Buscan mejorar sus ingresos con grano en buenas condiciones

Atenco, Edo. Méx.- La pérdida de granos por plagas poscosecha es una las diversas problemáticas que año con año enfrentan los productores del Estado de México. El gorgojo, el barrenador, la palomilla y diversos hongos que se desarrollan en los granos almacenados generan pérdidas que van desde el 10 al 40% del total de la producción. 

Los productores suelen hacer frente a estas plagas con métodos que no siempre dan resultado, tal es el caso del uso de la pastilla de fosfuro de aluminio, la cual ayuda en el control de insectos, pero no detiene el avance de los hongos y, en cambio, modifica las propiedades organolépticas del grano —características físicas que pueden percibir los sentidos, como sabor, textura, olor, etcétera— y representa un potencial riesgo a la salud humana. 

En el municipio de Atenco, en particular, los productores cosechan de diciembre a enero. Las mazorcas se dejan almacenadas para la extracción de hoja para tamal en los meses posteriores y, después, se da el desgrane y almacenamiento del grano en tambos o costales, hecho que deja vulnerable al grano al ataque de plagas como el gorgojo, la palomilla y diversos hongos. El manejo convencional de las plagas de almacén en este municipio es el uso de pastillas de fosfuro de aluminio. 

Debido a esta problemática, productores de Atenco se han acercado a instituciones como el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para aprender diversas prácticas o tecnologías que mejoren sus condiciones de producción. En el caso de la poscosecha, el equipo técnico del CIMMYT ha establecido, junto con colaboradores, módulos y áreas de extensión donde los productores conocen de primera mano el manejo de tecnologías como el silo metálico hermético, la bolsa plástica hermética tipo ziploc, y la cal micronizada.

En el módulo Atenco estas tecnologías recientemente fueron comparadas con un tratamiento testigo, es decir, grano almacenado de la forma convencional —se almacenaron 160 kg de grano en un tambo metálico y se uso 1/8 de pastilla de fosfuro de aluminio— en un ensayo que tuvo una duración de cuatro meses, esto es, de marzo a julio del presente año, lapso durante el que se almacenó grano de maíz de la cosecha 2020. 

En julio, cuando se hizo el levantamiento del módulo poscosecha, los productores pudieron constatar los resultados: primeramente, se abrió el tratamiento testigo, encontrando el grano en buenas condiciones y sin daño aparente de insectos, pero con más presencia de granos dañados por hongos. Cabe mencionar que en este tratamiento los productores pudieron observar que no es necesario elevar las concentraciones de los productos, ya que el uso de las dosis adecuadas puede dar buenos resultados, aunque, por supuesto, es preferible optar por alternativas más seguras, como las tecnologías herméticas poscosecha. 

Con las tecnologías herméticas poscosecha —silo metálico hermético y bolsa plástica hermética— el grano almacenado se encontró en muy buenas condiciones de sanidad, sin daño aparente de insectos y daño moderado de hongos. Estas tecnologías son de gran interés ya que el grano no se mezcla con algún producto adicional si no que las plagas se controlan debido a la ausencia de oxígeno, permitiendo que el grano se pueda consumir sin ningún problema. 

Por último, se abrió el tratamiento de grano con cal micronizada en costal de polipropileno. En este tratamiento la cal, que es un polvo inerte molido de manera muy fina, ayuda a eliminar la presencia de insectos y detener el desarrollo de hongos en el grano almacenado. Este método fue el que más llamo el interés de los productores debido a que es una práctica fácil, de bajo costo y accesible para su implementación ya que solo se necesita una dosis de 4 kg de cal micronizada —que en la zona tiene un costo aproximado de $90— por tonelada de grano.

A través de estos módulos poscosecha los productores pueden observar la importancia de conocer los diversos métodos de conservación de grano,  así como la regla básica para almacenarlo, es decir, que el grano debe estar sano, seco, limpio y freso en un lugar igualmente seco y fresco. Esto facilita la implementación de las diversas tecnologías de almacenamiento y mejora las prácticas de conservación de grano en el almacén, lo que se traduce en una mejora de sus ingresos por la venta de grano en buenas condiciones.

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MasAgro Guanajuato promueve tecnologías para reducir la pérdida de granos

Guanajuato.- Las tecnologías poscosecha son particularmente útiles para conservar granos en buen estado por amplios periodos de tiempo. El programa MasAgro Guanajuato —de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueve el uso de tecnologías herméticas para el almacenamiento seguro de granos y semillas, cuidando así la salud de los productores y contribuyendo a la seguridad alimentaria.

A través del programa, durante 2019 se establecieron seis módulos poscosecha (en los que se validan las tecnologías y se comparan con un testigo —o práctica convencional—) y nueve áreas de extensión poscosecha (donde los productores adoptan las prácticas sustentables que ya han sido validadas) en los municipios de Celaya, Salvatierra, Yuriria, Huanímaro, Jerécuaro, Coroneo y Purísima del Rincón.

En todos los módulos, la práctica convencional, o testigo, fue usando costales de polipropileno. Con la intención de que los productores conocieran la cantidad de grano que se pierde por las plagas (como la palomilla, el gorgojo o el barrenador), al grano almacenado en estos costales no le aplicaron pastillas de fosfuro de aluminio (fumigante que es potencialmente dañino para la salud humana).

Las tecnologías herméticas que se evaluaron fueron el silo metálico hermético y la bolsa plástica hermética de amarre (sin aplicarse ningún plaguicida). En cuanto al grano, en cuatro módulos se almacenó maíz blanco, en uno maíz negro y en uno maíz amarillo junto con maíz blanco.

Los módulos fueron levantados en agosto y septiembre, y tanto los costales de polipropileno como los silos y las bolsas herméticas fueron abiertos después de siete u ocho meses para observar y medir el daño hecho por las plagas. Luego de hacer las mediciones correspondientes con el apoyo de los productores, se comprobó que las tecnologías herméticas poscosecha permitieron reducir a menos de 10% las pérdidas de grano; en México estas pueden ser de hasta 40%.