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Monocultivo, pérdida de biodiversidad y cambio climático

En la región de Tierra Blanca, Veracruz, el monocultivo —sistema que dedica toda la extensión disponible al cultivo de una sola planta— es una práctica común. Este sistema tiene muchas consecuencias, entre ellas el aumento de la incidencia de plagas y malezas, lo que hace que los productores vean reducidas sus ganancias, pues tienen que utilizar una mayor cantidad de insumos para controlarlas.

Además del incremento en los costos de producción, los monocultivos hacen que los suelos y la biodiversidad se pierdan. Debido a que capturan mucho menos carbono que los bosques y los sistemas de producción con cultivos diversificados, los monocultivos favorecen el calentamiento global, reducen la materia orgánica y —consecuentemente— disminuyen la rentabilidad de las parcelas.

Ante este panorama, el programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueve alternativas para que los productores ya no recurran al monocultivo, incrementen su rentabilidad y —al mismo tiempo— mitiguen o se adapten a los efectos del cambio climático.

En el caso de Tierra Blanca se observan grandes extensiones de monocultivo de caña de azúcar y pastizales, y en años recientes se ha incrementado sustancialmente la superficie sembrada con limón. Sin embargo, la extensión de terreno que los productores poseen —ya sea ejidal o pequeña propiedad— les permite cultivar maíz tanto en el ciclo primavera-verano como en el otoño-invierno.

Además, la incorporación de maíz favorece la dinámica de las familias (en su mayoría dedican el traspatio o solar a la producción de aves y cerdos), pues complementa sus ingresos y su alimentación. En el plano agronómico, la diversificación y rotación de cultivos permite disminuir la incidencia de plagas y malezas, y —dependiendo de los cultivos introducidos— es posible mejorar la fertilidad y la disponibilidad de nutrientes en el suelo.

Para evitar afectaciones importantes en los casos en que el temporal es errático y las precipitaciones bajas —consecuencia del cambio climático—, el programa MasAgro promueve en la zona prácticas diversas, como el Manejo Agroecológico de Plagas, la rotación de cultivos, la introducción de leguminosas de cobertura y la siembra de cultivos asociados (todo bajo los principios de la Agricultura de Conservación).

Por: Integración y Desarrollo CESUR SC.

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El CIMMYT promueve la agrobiodiversidad en la Feria de Chiantla a través de Buena Milpa

Desde tempranas horas, cientos de agricultores provenientes de los municipios de Todos Santos Cuchumatán, Concepción Huista, Petatán, Chiantla y otros municipios circunvecinos, acudieron a la XXII Feria Rural del Cordero y la IX Feria de Agrobiodiversidad en La Capellanía, Chiantla.

En este espacio, los agricultores expusieron la diversidad de la milpa, semillas de maíz, frijol, ayote, habas, papa, hierbas comestibles, árboles frutales y plantas ornamentales que existen en sus comunidades; estos productos fueron intercambiados entre agricultores e invitados asistentes al final de la actividad.

También se premió al agricultor que poseía la mejor oveja, para ello se contó con varios jurados que analizaron las características de los ovinos que competían.

Además, hubo varios estands informativos con productos procesados y semillas de diversas variedades de hortalizas de organizaciones que trabajan en el tema agrícola, como Buena Milpa, CRIA, SHARE, MAS FRIJOL, SENACRI, entre otros.

Debido a que es una de las ferias más importantes para los agricultores de la Meseta de los Cuchumatanes, los participantes mostraron mucho interés y entusiasmo en las diversas actividades que se realizaron, las cuales motivan a los agricultores a seguir manteniendo la agrobiodiversidad de sus comunidades como una apuesta al futuro y como contribución a mejorar la salud y nutrición de sus familias.

Esta actividad fue organizada y realizada por la Asociación de los Cuchumatanes en coordinación con organizaciones y cooperantes, entre ellos USAID y el CIMMYT.

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La competitividad del maíz colombiano empieza con semillas de calidad y visión comercial

El curso sobre formación de empresas de semillas y comercialización de semilla de maíz fue impartido por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) del 11 al 13 de diciembre en la sede del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), en Palmira, Colombia. Contó con la participación del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR); la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya (Fenalce); AGROSAVIA; la alianza Bioversity International-CIAT; HarvestPlus; Agritech Seeds SAS; Maxi Semillas SAS; Semillas Valle SA; Semillas Guerrero Asociados (SGA); y la Fundación Agropecuaria para la Investigación y el Desarrollo (AGRID).

Este curso, que contó con la presencia de 40 participantes, forma parte del proceso de implementación del plan estratégico Maíz para Colombia —gestionado por el CIMMYT y el CIAT—, el cual involucra a diferentes niveles de Gobierno, centros de investigación nacionales e internacionales, la sociedad civil, gremios de productores y el sector privado para diseñar un mejor futuro del maíz en Colombia con base en un objetivo común: aumentar la productividad y rentabilidad del maíz de manera sustentable, preservando su biodiversidad y mejorando el uso de recursos.

Específicamente, en lo que se refiere a la adopción de semilla mejorada (que forma parte de uno de los motores del plan estratégico), se han firmado varios convenios, uno de ellos entre el CIAT y el MADR para fomentar el uso de semilla mejorada. Allí Fenalce y el CIMMYT se articulan como socios de este convenio con miras a fortalecer las capacidades técnicas que permitan no solo apoyar la multiplicación de semillas que serán entregadas a los productores de maíz, sino también acompañar a estos con asesoramiento técnico que les facilite apreciar por sí mismos las ventajas de estas semillas y la manera de cultivarlas con prácticas que posibiliten sacarles el mejor provecho. “Se trata de acciones concretas que reiteran el interés por dar continuidad a la puesta en marcha y el avance del plan táctico Maíz para Colombia”, puntualizó Jeimar Tapasco, economista agrícola sénior del CIAT.

Arturo Silva, líder de sistemas de semillas para América Latina y África del CIMMYT, indicó que “es clave contar con datos duros confiables, la participación de productores líderes que les dan la oportunidad y se interesan en semillas mejoradas y el acompañamiento técnico oportuno. Todo esto articulado para hacer una planeación correcta de la producción de dichas semillas; cumplir la demanda del mercado; y planear junto con la cadena de valor otras fases clave —como acopiar y comercializar el grano—, cerrando así el círculo virtuoso. Esa es la importancia del diálogo abierto y constructivo que ha tenido lugar en este curso, donde ha quedado clara la relevancia de contar con investigación, innovación, segmentación de mercados, análisis del costo de oportunidad y planeación como pilares para enriquecer la toma de decisiones en la producción y comercialización de semillas”.

Los investigadores del CIAT Leonardo Ordóñez, asistente de investigación en el Programa de Modelación de Cultivos, y Julián Ramírez, científico de Impactos del Clima, compartieron con los participantes del curso la plataforma digital http://www.aclimatecolombia.org/, la cual está en funcionamiento y es un apoyo de importancia en momentos clave, como la determinación de la fecha de siembra. Herramientas como esta plataforma, el uso de los pronósticos agroclimáticos y el conocimiento vivencial local de quienes están en las localidades y los municipios resultan fundamentales para generar estrategias que aseguren una decisión oportuna al momento de la siembra y la identificación de la semilla más adecuada, disminuyendo así riesgos y evitando pérdidas cuantiosas, mientras enfrentan de manera estratégica los efectos de la variabilidad climática.

Sandra Tobar y Alexandra Mañunga, profesionales del Departamento de Semillas de AGROSAVIA, compartieron el Plan Nacional de Semilla, que durante los próximos cinco años estará trabajando en el fortalecimiento del sistema de semillas mediante la integración de los diferentes actores de la cadena en torno a generar estrategias para dinamizar los sistemas locales de producción de semillas y a conocer cómo se comporta el mercado para incrementar el uso, la producción y la comercialización de semilla de calidad. “Estamos convencidos de la importancia fundamental de la semilla de calidad como insumo para garantizar procesos de producción exitosos”, reiteró Sandra Tobar.

De ahí la importancia de vincular a todos los productores a este empeño de usar semillas mejoradas de calidad. Esto es algo “que en ningún momento va en contra de las semillas nativas o criollas, pues se trata de reconocer la importancia y el valor de los sistemas tradicional y tecnificado al momento de contribuir y beneficiarse de un sistema de semillas más robusto, apoyado con investigación, innovación y tecnologías enfocadas en semillas de calidad”, indicó Alexandra Mañunga.

Los participantes del curso reconocieron la importancia de generar estrategias para la planeación y comercialización de semillas y fomentar más espacios de sano debate donde se aborden los cuellos de botella que se presentan alrededor de la producción y el uso de semillas mejoradas de calidad, mientras promueven la articulación de la institucionalidad para lograr generar en el productor la inquietud de dimensionar la importancia de la calidad de la semilla para su producción. Y comprendieron que es fundamental contar con políticas públicas en torno a la semilla de calidad.

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Hacia el rescate de las semillas nativas de Yucatán

La sandía amarilla, el makal de guía (una especie de tubérculo), el palbox (fruta parecida a la guanábana) y veinte especies vegetales más que antes se sembraban en la Península de Yucatán ahora ya no se cultivan (además de otras especies que se siembran en poca superficie o por muy pocas personas).

Ante esta realidad que pone en riesgo la nutrición y la seguridad alimentaria de muchas comunidades, en el marco del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, el Instituto Tecnológico de Tizimín (ITT) y el Hub Península de Yucatán —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— llevaron a cabo el conversatorio ‘Diversidad y resguardo de semillas criollas en el oriente del estado de Yucatán’.

El objetivo de este fue propiciar el intercambio de ideas y experiencias sobre estrategias para la conservación de semillas y para asegurar la diversificación de cultivos en la milpa maya, con productores, estudiantes, investigadores e instituciones educativas en la zona oriente de Yucatán.

Procedentes de diversas localidades de los municipios de Chichimilá, Espita, Mérida, Panabá, Sucilá, Temozón y Tizimín, los 49 participantes —entre estudiantes, productores, docentes y algunos funcionarios locales— identificaron tanto los cultivos de hace veinte años, como los actuales, incluyendo sus tendencias y amenazas.

Considerando la superficie en la que se siembran y el número de personas que lo hacen, los asistentes al conversatorio identificaron 47 cultivos que se siembran actualmente aunque 35 de ellos son cultivados por pocas personas o en poca superficie y 23 más que ya no se siembran.

Entre las causas de la pérdida de la biodiversidad identificadas están el cambio climático —principalmente por sequías prolongadas, fenómenos naturales más devastadores y la aparición de nuevas plagas y enfermedades—, la prevalencia del monocultivo y otras prácticas agrícolas inadecuadas, la ganadería extensiva, el abandono del campo, los problemas asociados a la rentabilidad de la milpa y la pérdida de las semillas nativas, entre otros.

Del mismo modo, se generaron diversas propuestas para preservar y conservar las semillas. Algunas de ellas fueron aprovechar el banco de germoplasma del ITT y crear otros, fortalecer el intercambio de semillas, establecer parcelas de conservación y reinserción, fomentar cadenas de valor justas y mercados para la diversidad de cultivos y —principalmente— crear espacios intergeneracionales para aumentar la participación de los jóvenes en temas del campo.

Como destacó Eduardo Tovar, gerente del Hub Península de Yucatán —del CIMMYT—, el conversatorio fue producto de la suma de esfuerzos de muchas instituciones y personas que trabajan motivadas por un fin común: lograr la seguridad alimentaria y la rentabilidad de los sistemas productivos de la población mediante la preservación de sus recursos naturales y de la biodiversidad.

Así, con la participación de instituciones como el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) —que se comprometió a fomentar la realización de ferias de semillas con productores de la zona— y el Instituto Tecnológico de Tizimín —cuyo director, José Antonio Canto, refrendó el compromiso de la institución para hacer un buen resguardo de las semillas de las comunidades—, el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán se enriquece. Este proyecto es de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el CIMMYT. Y a través de él se desarrollan diversas acciones para impulsar la resiliencia de la milpa maya, como los conversatorios, los cuales no son solo debates públicos, sino foros para generar soluciones colectivas.

Conversar no es simplemente hablar, sino compartir ideas y escuchar al otro. Por eso los conversatorios son herramientas de encuentro que permiten focalizar la reflexión de un tema prioritario en una región determinada. Producto de este que se realizó, por ejemplo, se logró identificar actores y sitios (productores locales e instituciones) que aún conservan semillas susceptibles de rescatarse o reinsertarse en las comunidades.

Con este ejemplo de colaboración, agradecemos a todas las instituciones, organizaciones y personas que hicieron posible la operación de Milpa Sustentable en la Península de Yucatán durante el año que concluye. A todos les deseamos felices fiestas y esperamos contar nuevamente con su entusiasmo y compromiso en 2020 para hacer de la Agricultura Sustentable el motor del crecimiento económico y sociocultural de nuestras comunidades y nuestro país. ¡Enhorabuena!

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Dos por uno: los beneficios de diversificar cultivos

Carmelo Sánchez Caraveo vive en la localidad Paraíso Nuevo, en el municipio de Candelaria, Campeche. Como la mayoría de sus vecinos productores, siembra maíz para mantener a su familia.

En esta zona de Campeche predomina el monocultivo de maíz (aunque eventualmente se incorpora calabaza, la diversificación de cultivos no es común). Debido a esta práctica, la biodiversidad se ha reducido y la incidencia de plagas ha aumentado, afectando ―en consecuencia‒ la rentabilidad de las parcelas de los productores de la zona.

Ante esto, el señor Carmelo consideró que era momento de buscar soluciones. Aunque tenía dudas, decidió implementar las innovaciones agrícolas promovidas por el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, que es impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

En julio se reunió con los técnicos del proyecto para hacer la planeación correspondiente; acordaron dividir en dos su parcela de una hectárea. En una mitad se sembraron maíz y diversas variedades de leguminosas con prácticas agronómicas sustentables (a este espacio se le llamó área de innovación); en la otra mitad, se sembró únicamente maíz, de la misma forma en que convencionalmente se hace en la región (por lo que se le llamó área testigo).

Sobre los resultados, don Carmelo comenta: “nos apoyaron con semillas de girasol, frijol mungo, frijol gandul, cacahuate y garbanzo. Ahorita estamos evaluando cómo se van desarrollando el frijol y el maíz juntos. Yo tenía mis dudas porque pensé que el maíz le iba a hacer sombra al frijol, pero con el diseño de la siembra le da el sol todo el día y ahí están los resultados. Es la misma variedad de maíz, solo que se han hecho cosas diferentes. Las plantas tienen más mazorcas y son más grandes”.

Aunque en este momento en la parcela de don Carmelo no se han implementado todas las innovaciones planeadas (debido a que en ella solían hacerse quemas agrícolas, podría decirse que se está recuperando el terreno), el productor ya nota las diferencias y se alegra porque su parcela será más rentable, pues tendrá dos cultivos en un mismo terreno: dos por uno, como se dice.

Don Carmelo no es el único beneficiado con estos aprendizajes sobre rotación de cultivos. Hay otros 61 productores, vecinos suyos, que han estado pendientes de la parcela de este productor innovador. Participaron en la siembra de las leguminosas y constantemente visitan el terreno. Muchos de ellos también han establecido nuevos cultivos y, recientemente, están aprendiendo a realizar Manejo Agroecológico de Plagas para controlar de una manera más eficiente, sustentable y económica el gusano cogollero, que causa severos daños en la zona.

Si deseas conocer más sobre la diversificación de cultivos y el proyecto, suscríbete a este boletín o síguenos a través de nuestras redes sociales usando el hashtag #DiversificaNutreVincula.

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Girasol, el cultivo que va bien y promete

Ocotlán, Jal.- En la región Ciénega de Jalisco alrededor de 90% de la superficie agrícola de temporal se siembra con maíz; 8%, con sorgo; y el resto, con otros cultivos (SIAP, 2019). Si bien las condiciones agroecológicas son propicias para la producción de cereales, las grandes extensiones dedicadas al monocultivo pueden presentar (y representar) problemas a largo plazo: pérdida de la biodiversidad y la fertilidad de suelo; mayor susceptibilidad de los cultivos a las plagas, enfermedades y malezas; y, por lo tanto, mayor consumo de agroquímicos con efectos negativos en la salud y el ambiente.

Una medida para prevenir estas consecuencias negativas es la rotación de cultivos, práctica sustentable que, por sus amplios beneficios, constituye uno de los principios de la Agricultura de Conservación. La rotación de cultivos mejora el balance de nutrientes y permite aumentar la materia orgánica en los suelos; ayuda a aprovechar mejor el agua; y tiene un efecto regulatorio sobre las poblaciones de plagas, malezas y enfermedades.

El girasol (Helianthus annuus) representa una buena opción para la rotación. Al ser un cultivo de ciclo corto, tiene buena respuesta a condiciones limitadas de lluvias y mayor tolerancia a la sequía que los cultivos básicos. Además de que puede usarse como forraje en la alimentación animal, es muy apreciado por la industria aceitera y tiene gran potencial, ya que actualmente la producción nacional solo satisface alrededor de 15% de los requerimientos del país (Gómez et al., 2013).

Durante el ciclo primavera-verano 2019, en la plataforma de investigación Ocotlán —donde colaboran Xochicentli y el Hub Bajío, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se evalúo el girasol como cultivo alternativo para rotación en condiciones de temporal, obteniendo buenos resultados. El rendimiento promedio fue de 3.4 toneladas por hectárea (con un costo de producción de $9,000 por hectárea), alcanzando una relación beneficio-costo de 1.22. En otras palabras, se trata de un cultivo rentable.

Si bien estos son los resultados de un primer ciclo (debiéndose evaluar aún durante más ciclos agrícolas), el girasol se perfila como una buena opción para la región Ciénega de Jalisco. Esta especie, además de los beneficios para la rentabilidad de las parcelas, ayuda también a mantener la biodiversidad: al producir grandes cantidades de néctar, atrae a numerosos polinizadores, como las abejas.

Este estudio es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

 

Referencias:

Gómez, R., Hernández, M., Gómez, R., Martínez, E., Zarazúa, M. A. y Ramos, F. (2013). Tecnología para la producción de girasol en el estado de Hidalgo. Folleto Técnico, 5. INIFAP.

SAGARPA. Oleaginosas (canola, cártamo, girasol y soya) mexicanas. Planeación agrícola nacional 2017-2030.

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Higuerilla intercalada en la milpa, una opción sustentable y rentable

Con el resurgimiento del mercado de higuerilla (Ricinus communis) —proceso en el que ha contribuido la empresa Ricinomex—, los productores de la región Valles Centrales de Oaxaca que han implementado este cultivo intercalado con el sistema milpa (maíz, frijol y calabaza) han logrado aumentar sus ingresos y ahora buscan incrementar sus rendimientos con la adopción de variedades híbridas.

Según los datos registrados, en la comunidad de Ayoquezco de Aldama se han producido —en promedio— 6.3 toneladas de semilla (cantidad obtenida de 13 productores entre los años 2018 y 2019). Durante el presente año, en colaboración con Ricinomex, en esta localidad se comenzaron a implementar algunas innovaciones agrícolas, facilitándoles semilla híbrida a los productores interesados.

Las principales ventajas de las variedades híbridas son su precocidad —es decir, su maduración temprana— y que permiten utilizar densidades de siembra (número de plantas por hectárea) mayores, obteniendo así más rendimientos en menos tiempo.

Se estima que con estas variedades se podrán producir aproximadamente 3 toneladas de higuerilla por hectárea, generando un ingreso estimado de $20,000 directos por productor y obteniendo el doble de rendimiento en comparación con la variedad que hasta el momento se ha empleado en la zona. Además, la empresa Ricinomex se ha comprometido a comprar la totalidad de la cosecha, lo que permite al productor tener una venta segura a un precio justo, ya que la semilla no pasa por intermediarios.

Para evitar que se reduzca la biodiversidad en la zona y que los suelos se degraden por cultivar únicamente higuerilla, la empresa Ricinomex, el Hub Pacífico Sur —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo— y otras organizaciones colaboradoras en la entidad promueven prácticas sustentables como la diversificación de cultivos.

Al intercalar la higuerilla en la milpa hay beneficios significativos para el productor, principalmente por la resistencia de esta especie a sequías que puedan presentarse en el temporal, en contraste con los otros cultivos cuyo rendimiento se reduce drásticamente por el estrés hídrico.

Por otra parte, la planta de higuerilla —especialmente las hojas impide el impacto directo de la gota de lluvia sobre el suelo, reduciendo así la velocidad de escurrimiento superficial del agua y evitando la erosión. Además, cuando las hojas se secan y caen a la superficie, generan un acolchado natural, favoreciendo la implementación de la Agricultura de Conservación.

Cabe señalar que de la higuerilla no se comercializa únicamente la semilla —de la que se extrae el aceite de ricino—; los tallos procesados son utilizados como madera, esto hace que la higuerilla se considere como cultivo principal y se obtengan ingresos económicos que reintegren los gastos generados en las labores de preparación del terreno.

Con los resultados que se obtengan de las diversas evaluaciones de semilla híbrida que actualmente se desarrollan, se prevé que nuevos productores de la localidad se integren a la siembra de higuerilla como alternativa económica de la región y —posteriormente— destinar mayores superficies a la siembra de higuerilla híbrida, ya que tiene un mayor potencial de rendimiento en menor tiempo.

Por: Ricinomex.

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México y Estados Unidos buscan generar sistemas agroalimentarios resilientes

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) recibió la visita de los subsecretarios de Comercio y Asuntos Agrícolas Extranjeros del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), Ted McKinney, y de Agricultura de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), Miguel García Winder, así como de representantes de secretarías estatales de Estados Unidos.

El objetivo del encuentro fue establecer un diálogo para identificar líneas de cooperación entre México, Estados Unidos y el CIMMYT para enfrentar tres desafíos convergentes que impactan la producción agrícola: el cambio climático, el crecimiento demográfico y los recursos naturales limitados.

El cambio climático amenaza los sistemas agroalimentarios en todo el mundo con inundaciones, sequías severas, enfermedades en los cultivos y otros escenarios que derivan en sistemas alimentarios insostenibles que propician hambrunas y alientan la migración y los conflictos bélicos.

Ante este panorama, el CIMMYT presentó a los visitantes el impacto del quehacer científico y de su estrategia de innovación llevada a manos de los productores, con el propósito de lograr la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios para generar bienestar. Se trata de una estrategia de generación colectiva de conocimiento y de innovación técnica y social que integra la participación de diferentes actores con intereses distintos y el conocimiento científico y empírico para crear soluciones relevantes en contextos reales donde ocurren procesos agrícolas.

El 60% de las variedades de trigo de EUA proviene del CIMMYT. Todo parte de la biodiversidad resguardada en su Banco de Germoplasma, que envía más de 600,000 paquetes de semillas a 600 colaboradores anualmente.

Este banco de semillas contiene casi 28,000 colecciones únicas de semilla de maíz y 150,000 de trigo de más de 100 países. Las colecciones se estudian y utilizan como una fuente de diversidad para mejorar los caracteres esenciales, tales como la tolerancia al calor y la sequía, la resistencia a plagas y enfermedades, el rendimiento y la calidad de grano.

Durante la visita, Ted McKinney conoció los impactos de la estrategia que el CIMMYT implementa a escala global y casos de éxito como MasAgro, programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT.

A casi una década de haber iniciado operaciones, sus resultados hablan por sí mismos e impactan generando bienestar para los productores agrícolas y el ambiente y conservando los recursos naturales.

Como resultado de este trabajo, más de 500,000 productores —en más de 1.2 millones de hectáreas— se han beneficiado de los productos de la investigación de excelencia en materia de conservación, aprovechamiento y mejoramiento de maíz y trigo, agronomía, tecnologías de información y comunicación, maquinaria agrícola y opciones de almacenamiento poscosecha, entre otras áreas de interés para el desarrollo agrícola sustentable.

Ted McKinney destacó que para su país es importante la relación con el CIMMYT y la SADER, porque su trabajo tiene un impacto significativo en la producción de trigo y sus agricultores.

El subsecretario Miguel García Winder destacó el impacto de MasAgro y la estrecha colaboración entre la SADER y el CIMMYT, la cual está fundada en la investigación científica y distingue a México como un país innovador. “MasAgro no sólo incrementa los rendimientos de los productores; por su enfoque social y ambiental, también ha contribuido al progreso de las comunidades rurales, la preservación del medioambiente y la biodiversidad y el desarrollo de variedades de maíz resistentes a la sequía y el calor para una agricultura resiliente”, refirió.

El director global de Desarrollo Estratégico y representante regional para las Américas del CIMMYT, Bram Govaerts, enfatizó que la colaboración entre el CIMMYT y USDA genera impactos para la resiliencia de los sistemas agroalimentarios con beneficios globales y locales, entre los cuales destaca la inversión que Estados Unidos hace en investigación de trigo —de entre seis y siete millones de dólares en el CIMMYT—, generando beneficios para productores estadounidenses de entre 140 y 180 millones de dólares anuales, un retorno sobre la inversión de más de 32.

Destacó el impacto de los USDA Climate Hubs que contribuyen a la metodología de MasAgro y a consolidar una Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC), una metodología integradora para abordar los desafíos interrelacionados de la seguridad alimentaria y el cambio climático.

La confluencia de visiones entre la USDA, la SADER y el CIMMYT se encamina a impulsar colaboraciones internacionales que repliquen modelos de innovación como MasAgro y planes estratégicos como Maíz para México con un enfoque global, para lograr un mundo más sano y próspero, que es lo que se busca con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los años 2030 y 2050.

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Semillas para la autosuficiencia

La vida en el campo comienza con las semillas. Por eso, su disponibilidad es fundamental para garantizar alimentos a la población, lo cual es particularmente importante si se considera que en 10 años México vivirá una situación sin precedentes con respecto a su autosuficiencia alimentaria, ya que si continúa con su tendencia de producción y consumo, tan sólo en el caso del maíz necesitará importar un poco más de 18 millones de toneladas. Construir una industria semillera nacional sólida y justa que favorezca particularmente a los pequeños y medianos productores resulta ser entonces un asunto de suma importancia.

El programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, además de realizar acciones con productores en favor del incremento de sus rendimientos, ha propiciado que se caracterice la diversidad genética del maíz, dando origen a más de 60 nuevas variedades de alto rendimiento y con capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático que comercializan más de 70 pequeñas y medianas empresas semilleras que participan en el programa.

¿Cómo puede la conservación e investigación de la biodiversidad favorecer el desarrollo de la industria semillera nacional? MasAgro ha ayudado al desarrollo y la ampliación del Atlas Molecular de Maíz, una herramienta que hace posible conocer la información contenida en las diferentes razas y variedades de maíz (material que México resguarda en el Banco de Germoplasma que se encuentra en las instalaciones del CIMMYT en Texcoco, Estado de México) a fin de identificar características que permitan, por ejemplo, generar variedades más resistentes a las enfermedades o tolerantes a las nuevas condiciones climáticas.

Con nuevas variedades mejoradas, la industria semillera nacional puede contar con semillas mexicanas adecuadas para las distintas regiones del país. Recientemente, la investigación científica impulsada por MasAgro ha permitido entender —para agilizar su uso— la diversidad de 15,384 variedades nativas de maíz e ingresar más de 100 millones de nuevos datos al Atlas Molecular de Maíz, lo cual deriva en maíces con mayor tolerancia al calor y la sequía y resistentes a enfermedades como el complejo de la mancha de asfalto, que puede reducir el rendimiento del maíz hasta en 70%.

Las semilleras nacionales que se fortalecieron o surgieron con MasAgro han introducido al mercado 129 nuevos híbridos y registrado 36 nuevas variedades ante el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS). Este posicionamiento de semillas de alto rendimiento, así como las más de 3 toneladas de semilla básica y precomercial de maíz distribuidas recientemente para producciones a gran escala son ejemplos claros de cómo MasAgro incrementa la competitividad de las empresas semilleras nacionales.

Uno de los principales objetivos de las acciones que realiza MasAgro para impulsar la industria semillera nacional es el año 2030, fecha crucial en la cual se proyecta que el incremento de la población y el cambio climático amenazarán seriamente la seguridad alimentaria de los países. Si las sociedades no implementan estrategias que les permitan ser autosuficientes en la generación de los alimentos que requieren y si la biodiversidad de las especies cultivadas (y cultivables) se pierde, entonces el futuro de las naciones y la humanidad entera estarán en riesgo.

En este contexto, MasAgro es un programa estratégico para que México avance hacia su autosuficiencia alimentaria y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual —como parte de sus metas— promueve el acceso a los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos y su distribución justa y equitativa. Por eso, para MasAgro es fundamental continuar apoyando a las pequeñas y medianas empresas semilleras nacionales a través de la investigación científica.

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¿Puede la agricultura ser el motor del desarrollo nacional?

MasAgro es un programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). A casi una década de haber iniciado operaciones, sus resultados hablan por sí mismos. Su impacto positivo en más de 300,000 productores y más de 1 millón de hectáreas explica su permanencia en el tiempo y el interés internacional que ha despertado para replicar la estrategia en países con riesgo de hambruna y como vía para mitigar la migración forzada, pues MasAgro no sólo incrementa los rendimientos de los productores, sino que —por su enfoque social y ambiental— ha contribuido al desarrollo de las comunidades rurales y la preservación del medioambiente y la biodiversidad.

Los resultados más recientes del programa —correspondientes al año 2018— muestran que la apuesta por la generación y transferencia de conocimientos, así como por la investigación colaborativa y la articulación de esfuerzos y capacidades, rinde frutos. De acuerdo con estos resultados, las investigaciones desarrolladas en 40 plataformas de investigación y la difusión de prácticas agronómicas sustentables —a través de más de 1,000 módulos con parcelas demostrativas— permitieron sumar más de 3,000 nuevas áreas de extensión en todo el país (es decir, parcelas donde los productores deciden implementar alguna de las innovaciones promovidas por MasAgro).

Este dato es relevante porque significa que son los propios productores quienes están tomando decisiones informadas y responsables para beneficio de sus parcelas, familias y comunidades. El acompañamiento técnico que reciben (en 2018 se capacitó a más de 5,000 técnicos y actores clave del sector agroalimentario) y el soporte científico del programa propician precisamente que los productores sean la pieza central en la transición de una agricultura convencional a una basada en el conocimiento, sustentable y climáticamente inteligente.

Por su enfoque social e incluyente, su base científica y su operación en redes colaborativas, MasAgro ha sido considerado un programa clave para impulsar y acelerar el desarrollo del campo mexicano. Su alineación con el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 contribuye además a los esfuerzos del Gobierno federal para lograr la seguridad alimentaria. Esta sinergia reafirma que MasAgro es una “iniciativa exitosa e innovadora de desarrollo rural sostenible, alimentación saludable, erradicación de la pobreza y resiliencia climática y ambiental que puede ser replicada en diversos territorios rurales y a múltiples escalas”, como mencionó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2018, cuando reconoció al programa por su labor.

El mejor reconocimiento, sin embargo, es el de los propios productores cuando ven los resultados de implementar las prácticas sustentables que promueve MasAgro. “Me di cuenta de que es necesario abandonar las prácticas convencionales y adoptar otras sustentables. Yo invito a los productores a que hagan Agricultura de Conservación; van a mejorar su producción, pero —sobre todo— van a detener los daños que se le siguen ocasionando al medioambiente con el uso excesivo de agroquímicos y las quemas sin control”, comentó Víctor Artemio Díaz González, productor cooperante de Chamula, Chiapas. Este es uno de muchos testimonios que avalan el programa y que se replican cada ciclo. Por esto, MasAgro ha permitido trazar el camino de Maíz para México, el plan estratégico más completo —generado por especialistas y actores clave del ámbito científico, gubernamental, empresarial y social— para transformar el escenario del maíz en México.

¿Por qué es importante impulsar programas como MasAgro y planes estratégicos como Maíz para México? Porque, si las tendencias se mantienen, en tan sólo 10 años el país vivirá una situación sin precedentes con respecto a su autosuficiencia alimentaria: necesitará importar un poco más de 18 millones de tonelas de maíz. Esa es la razón por la cual entre las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), está la de duplicar para el año 2030 la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos de pequeña escala. MasAgro y Maíz para México son iniciativas que contribuyen al logro de esta meta.