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Sinaloa No Quema promueve los beneficios de los rastrojos en la agricultura

El técnico Tomás Montoya brindando acompañamiento técnico a productores sinaloenses. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
El técnico Tomás Montoya brindando acompañamiento técnico a productores sinaloenses. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Cada año, la campaña «Sinaloa No Quema» se desarrolla en el estado de Sinaloa, México, con el objetivo de prevenir las quemas agrícolas y fomentar prácticas más sostenibles entre los productores locales. Esta campaña no solo busca evitar los daños al medioambiente y la salud humana, sino también mejorar la fertilidad de los suelos mediante el aprovechamiento del rastrojo, es decir, los restos de cultivo.

Promovida por SADER, SENASICA, CESAVESIN, SAyG, ayuntamientos locales, CIMMYT, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle de Culiacán, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Fuerte, AARFS,  AARSP, AARC, SAFINSA y otras organizaciones, «Sinaloa No Quema» se centra en promover los beneficios científicos de las prácticas sustentables.

Convencionalmente, los agricultores en Sinaloa han recurrido a la quema de rastrojos para limpiar sus tierras después de la cosecha. Sin embargo, esta práctica tiene consecuencias negativas significativas. La quema de restos de cultivo no solo contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, sino que también puede provocar incendios forestales (o incluso afectar zonas urbanas) y problemas de salud debido a la liberación de partículas tóxicas en el aire. Además, el fuego destruye la materia orgánica y los microorganismos beneficiosos del suelo, lo que a largo plazo reduce la fertilidad y productividad del mismo.

Así, la campaña «Sinaloa No Quema» promueve el aprovechamiento del rastrojo como una alternativa viable y beneficiosa a la quema. Mantener los restos de cultivo en el suelo tiene múltiples ventajas:

  • Aumento de la materia orgánica: Al descomponerse, los rastrojos aportan materia orgánica al suelo, mejorando su estructura y capacidad de retención de agua.
  • Reducción de costos: Al aumentar la fertilidad del suelo de forma natural, se disminuye la necesidad de fertilizantes químicos, reduciendo así los costos para los agricultores.
  • Mejora de la actividad biológica: El rastrojo proporciona alimento y hábitat a microorganismos beneficiosos como bacterias y hongos, que son esenciales para la descomposición de la materia orgánica y el ciclo de nutrientes.
  • Protección del medioambiente: Evitar la quema reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático.
  • Mayor humedad en el suelo: Mantener los rastrojos como cobertura del suelo permite que este conserve mayor humedad por más tiempo.

El CIMMYT y sus colaboradores han estudiado las prácticas de manejo del rastrojo durante décadas, demostrando sus beneficios agronómicos y económicos. De acuerdo con los especialistas del Hub Pacífico Norte de CIMMYT, al continuar los altos precios de los fertilizantes, el sector agrícola debe integrar el rastrojo a sus tierras debido a la productividad que representa, donde el rastrojo producido por 10 o 12 toneladas por hectárea de maíz puede llegar a representar entre 10 y 15 mil pesos por hectárea, mismos que se estaría ahorrando el productor, señalan.

«Sinaloa No Quema» es una campaña esencial para promover la agricultura sustentable en Sinaloa. A través de la educación y la concientización, busca transformar prácticas tradicionales dañinas en métodos agrícolas modernos y beneficiosos para el medioambiente y la economía local. El CIMMYT y sus colaboradores continúan apoyando esta iniciativa, basándose en décadas de investigación y experiencia para mejorar la salud del suelo y la productividad agrícola. ¡Súmate a esta causa y contribuye a un futuro más sustentable y productivo para Sinaloa!

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Avances en la regeneración de los suelos agrícolas

Maíz cultivado con agricultura de conservación en parcela participante en el proyecto con Bimbo. (Foto: CIMMYT)
Maíz cultivado con agricultura de conservación en parcela participante en el proyecto con Bimbo. (Foto: CIMMYT)

En un contexto donde los actuales enfoques para la gestión de la tierra amenazan la mitad de la producción económica mundial, y donde se estima que 48 millones de personas tendrán hambre este año si no se toman acciones urgentes, la recuperación de los suelos agrícolas se convierte en una prioridad tanto para la seguridad alimentaria como para el medioambiente.

En este marco, proyectos como Maíz y Trigo Regenerativo que impulsa Grupo Bimbo y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), están marcando la pauta para la conformación de alianzas estratégicas en favor de la regeneración de los suelos agrícolas, fuente del abastecimiento alimentario de toda la humanidad.

En el caso del trigo, en el más reciente ciclo agrícola cerca de 400 productores de Sonora, Sinaloa y Guanajuato fueron impactados por el proyecto de Grupo Bimbo y el CIMMYT. A través de este, los productores están capacitándose e implementando prácticas de agricultura regenerativa como la agricultura de conservación, la optimización de fertilizantes y el manejo agroecológico de plagas, entre otras prácticas.

Uno de los grandes logros de la iniciativa ha sido el cambio de mentalidad entre los productores. Pasar de un sistema de producción convencional con alto impacto ambiental a uno sustentable no es una tarea sencilla, pero los resultados hablan por sí mismos y se ha visto que la rentabilidad de los productores que implementan las prácticas regenerativas puede ser de hasta 70 % gracias a la optimización de costos de producción y la estabilidad en los rendimientos.

La incertidumbre en el alza de los precios de los insumos agrícolas y la poca disponibilidad de agua para establecer cultivos hace evidente que las prácticas y tecnologías fomentadas por el proyecto son pertinentes: estrategias de fertilidad integral, uso de biofertilizantes, herramientas de diagnóstico y mejoradores de suelo, por ejemplo, han sido clave para impactar positivamente en cerca de siete mil hectáreas.

Ante la continuidad de los efectos del cambio climático y los escenarios globales, las prácticas  que promueve este proyecto brindan a los productores participantes las herramientas para hacer que su actividad productiva siga siendo rentable (a la vez que amigable con el medioambiente), por lo que será importante que se siga promoviendo la agricultura de conservación y otras prácticas sustentables como pasos para conservar y regenerar los suelos agrícolas.

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Conocer el suelo para regenerarlo

Cultivo de trigo en el norte de México. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de trigo en el norte de México. (Foto: CIMMYT)

Actualmente se estima que el 52 % de la tierra utilizada para la agricultura está moderada o severamente afectada por la degradación (ONU, 2020), por lo que, a medida que la población mundial aumenta y las necesidades de abastecimiento de alimentos también, regenerar los suelos se vuelve una tarea cada vez más urgente.

Regenerar los suelos agrícolas no es una tarea sencilla, pero tampoco es imposible. Proyectos como Trigo Regenerativo Bimbo lo están haciendo realidad de la mano de cientos de agricultores mexicanos que están adoptando prácticas de agricultura de conservación con el acompañamiento del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con el cual Grupo Bimbo colabora para esta iniciativa.

Uno de los primeros pasos para regerar los suelos es conocer sus características. Hay una gran diversidad de suelos y cada uno de estos facilita o dificulta la actividad agrícola. En el Bajío —una de las regiones donde se desarrolla el proyecto en mención— predominan los suelos tipo vertisol, cuya capacidad de retención de nutrientes y humedad puede  ayudar a incrementar la  fertilidad del cultivo, pero también afectarlos si estos no son manejados adecuadamente.

Los vertisoles son suelos arcillosos, albergan una alta proporción de arcillas expansivas, es decir, se hinchan en contacto con el agua —como el barro, que con agua se vuelve un material moldeable—. Esto tiene consecuencias en el proceso productivo: en condiciones de sequía, las arcillas se contraen y el suelo se agrieta, provocando ruptura de raíces; por el contrario, con la presencia de lluvias frecuentes o riegos abundantes, el suelo retiene demasiada humedad llegando a provocar asfixia en las raíces de los cultivos; es decir que la baja disponibilidad de oxígeno en el suelo debido al exceso de humedad dificulta la respiración de la planta a través de las raíces.

De acuerdo con un muestreo para análisis de fertilidad en el marco del proyecto, más de la mitad de los terrenos que participan en él, en Guanajuato, presenta textura arcillosa y también sodio en una proporción que podría acentuar el problema de asfixia radicular. Además, la baja permeabilidad que presentan también tiene repercusión en la biología del suelo, así como en el ciclo de algunos nutrientes: un ambiente con baja oxigenación favorece la presencia de patógenos —como Fusarium, que puede provocar enfermedades en una amplia gama de cultivos, incluyendo maíz y trigo— y provoca la pérdida de nitrógeno dando como resultado la formación de oxido nítrico y oxido nitroso, gases que favorecen de forma importante el calentamiento global.

Para asegurar un buen desarrollo de los cultivos en este tipo de suelos con alto contenido de arcilla es crucial que se formen agregados, es decir, partículas de suelo, materia orgánica y otros componentes minerales unidos en una especie de bloques que le dan al suelo su estructura, porosidad y permeabilidad.

La incorporación de materia orgánica y el mínimo movimiento del suelo favorecen la formación de agregados, la porosidad y la oxigenación interna del suelo. Por esta razón, con los productores que participan en el proyecto de Grupo Bimbo y el CIMMYT se están impulsando prácticas de agricultura regenerativa que se basan en la agricultura de conservación —sistema donde la mínima labranza y la cobertura del suelo son fundamentales para mejorar la estructura y calidad del suelo—, así como en estrategias de fertilidad integral.

Como punto de partida para el análisis de fertilidad se han hecho muestreos de suelos para saber si existe alguna limitante para que los cultivos absorban los nutrientes o cuáles de estos nutrientes están o no disponibles, entre otros aspectos. Así, ha sido posible identificar que en ciertos casos ha sido necesario suplementar algunos minerales vía foliar  —aplicando directamente a las hojas— o aplicar yeso agrícola para mejorar las propiedades del suelo.

Así, para el pasado ciclo otoño-invierno 21/22 más de mil hectáreas implementaron prácticas encaminadas a optimizar la fertilidad. Estos resultados sólidos, que muestran el compromiso de los impulsores del proyecto con la regeneración suelo, son también el testimonio de que la agricultura regenerativa ofrece amplios beneficios a los agricultores que la implementan.

Trigo Regenerativo Bimbo es un proyecto de Grupo Bimbo que cuenta con el soporte científico del CIMMYT para fomentar prácticas sustentables que permiten regenerar los suelos y conservarlos, dándole valor a la producción sustentable a fin de mejorar las condiciones de vida de los productores.  Esta iniciativa contribuye a generar sistemas agroalimentarios para la nutrición y la conservación de medioambiente a través del abastecimiento de trigo producido localmente bajo criterios de sustentabilidad.