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México envía semillas a la Bóveda Global de Semillas de Svalbard

Equipo del Banco de Germoplasma que participó en el nuevo envío de semillas a Svalbard. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Equipo del Banco de Germoplasma que participó en el nuevo envío de semillas a Svalbard. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

En un acto que subraya el compromiso de México con la preservación de la biodiversidad y la seguridad alimentaria global, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) realizó su noveno envío de semillas de maíz a la Bóveda Global de Semillas de Svalbard. Este depósito marca un hito significativo: con él, se completa el 90 % de la colección de maíz y el 92 % de la de trigo, lo que consolida a CIMMYT en uno de los principales custodios del patrimonio biocultural agrícola mundial.

La Bóveda de Svalbard, conocida como la «bóveda del fin del mundo», es un imponente depósito ubicado en una isla noruega, a más de 8 mil kilómetros de México. Su objetivo es resguardar semillas de todo el mundo para proteger la biodiversidad ante desastres naturales, conflictos o los efectos del cambio climático. Con este reciente envío, México refuerza su papel en la conservación de semillas que, en situaciones críticas, podrían significar la diferencia entre el colapso o la resiliencia de los sistemas alimentarios globales.

Cristian Zavala, experto en conservación de germoplasma del CIMMYT, resaltó la relevancia de este envío para las colecciones de maíz y trigo. «Este envío es fundamental para asegurar la disponibilidad de la semilla en el futuro», mencionó Zavala, y aludió al largo proceso necesario para completar el respaldo de las colecciones. «Aunque no es el último envío para Svalbard, es un envío fundamental para asegurar la disponibilidad de las semillas en el futuro«, añadió.

Este esfuerzo no solo busca proteger la diversidad genética de estos cultivos, sino también asegurar que las semillas estén disponibles para su distribución. Zavala explicó: «Además del respaldo del 92 % en este envío, la colección de trigo alcanza un 90 % de disponibilidad para su distribución, lo cual nos hace elegibles para participar en financiamiento a largo plazo». Esta disponibilidad es clave para garantizar la seguridad alimentaria y permite que estas semillas puedan ser recuperadas y distribuidas a las regiones que puedan requerir su repatriación o rematriación.

El Banco de Germoplasma del CIMMYT en Texcoco, que alberga las colecciones más grandes y diversas de maíz y trigo en el mundo, no solo sirve a México, sino a toda la humanidad. Estas semillas, resguardadas como un «bien global», están disponibles para la investigación, la agricultura y la educación. «Cuando hablamos de un bien público o un bien global, nos referimos a que toda la humanidad tiene derecho a disfrutar de esta diversidad de manera responsable», afirmó Zavala.

La bóveda de Svalbard, con su capacidad para resistir desastres naturales y otras amenazas, representa una garantía para los países que resguardan sus colecciones de semillas ahí. En palabras de Zavala: «En caso de perder esta diversidad, los únicos que pueden y tienen la capacidad de devolverla a sus lugares de origen son este tipo de bancos de germoplasma». Este refleja el esfuerzo global y colaborativo que implica preservar la biodiversidad agrícola.

Este logro es el resultado del trabajo colectivo. «Para poder realizar este envío, fue necesaria la participación de un equipo muy grande de personas. Este año participaron alrededor de 50 personas para lograr respaldar este set de semillas«, afirmó Zavala. La conservación de los recursos genéticos es un esfuerzo de equipo, que involucra a múltiples actores para garantizar la disponibilidad de estas semillas en el futuro.

El envío a Svalbard es un recordatorio de la importancia de los bancos de germoplasma como herramientas cruciales para enfrentar los desafíos del cambio climático y asegurar la seguridad alimentaria global. Las semillas enviadas no están destinadas para su cultivo inmediato, sino que funcionarán como una copia de seguridad, listas para ser utilizadas en caso de que una catástrofe afecte las colecciones originales. Así, México contribuye a un bien público de inestimable valor para toda la humanidad.

En un mundo cada vez más vulnerable a los efectos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la inestabilidad social, estos envíos son más que un simple almacenamiento. Son un acto de responsabilidad colectiva que permite a la humanidad mantener la capacidad de alimentarse y prosperar.

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El oro ancestral, una visión del maíz desde el arte, la ciencia y la tecnología

De izquierda a derecha: Pedro Priego de CIMMYT; la artista Rocío Sánchez; Gerardo Ibarra, director de Explora; y Cristian Zavala de CIMMYT, durante la inauguración de El Oro Ancestral, en León, Guanajuato. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
De izquierda a derecha: Pedro Priego de CIMMYT; la artista Rocío Sánchez; Gerardo Ibarra, director de Explora; y Cristian Zavala de CIMMYT, durante la inauguración de El Oro Ancestral, en León, Guanajuato. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Una muestra de razas de maíz nativo representativas de América, material infográfico sobre este emblemático cultivo mexicano y una muestra de obras de artistas nacionales e internacionales integran El oro ancestral. La historia del maíz, exposición temporal que se exhibe en el Centro de Educación Ambiental “La Libélula”, del Centro de Ciencias Explora, en la ciudad de León, Guanajuato, México.

La exposición, que combina ciencia, arte y tecnología, se inauguró este 20 de febrero y a través de ella la ciudadanía puede apreciar de cerca ejemplares de diversas razas de maíz provenientes del Banco de Germoplasma de CIMMYT, en Texcoco, Estado de México, donde se alberga la colección de maíz más grande e importante del mundo —además de conservar, en el banco también se estudia al maíz y, de hecho, cada una de las razas exhibidas en esta exposición temporal cuenta con un código Qr que direcciona a una base de datos donde se puede disponer de información específica sobre la variedad—.

Para nosotros es muy importante rescatar las tradiciones, rescatar el valor que tiene la agricultura, el maíz y todo lo que se hace con él porque es parte de la historia de nuestra ciudad y del país y, por supuesto, de nuestras raíces”, mencionó Gerardo Ibarra, director general del Centro de Ciencias Explora durante la inauguración de la exposición, añadiendo que la intención es de esta es “que la gente conozca posibilidades nuevas de hacer cosas, que tengan un cambio de cultura, un cambio de mentalidad”.

Durante la inauguración, Ibarra estuvo acompañado de Mauricio Benítez de Estudio Impulso —colectivo de arte que partició activamente en la propuesta museográfica— y  Pedro Priego, de Asuntos Públicos y de Gobierno de CIMMYT, quien señaló que “este centro de investigación científica internacional no solo promueve la investigación de los recursos genéticos, sino también la adopción de mejores prácticas agrícolas que contribuyen a una agricultura más sustentable. En la región, el Hub Bajío de CIMMYT y sus colaboradores, por ejemplo, impulsan diversos proyectos de sustentabilidad agrícola que impactan positivamente a los productores, a la sociedad y al medioambiente”.

Ejemplares de maíces nativos del Banco de Germoplasma de CIMMYT exhibidos en la exposión El Oro Ancestral. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Ejemplares de maíces nativos del Banco de Germoplasma de CIMMYT exhibidos en la exposión El Oro Ancestral. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Sobre la integración de elementos científicos, artísticos y tecnológicos —como el museo virtual “Vamos al Grano. Museo de Arte y Cultura del Maíz” que forma parte de la exposición—, Giovana Pérez, del Centro de Educación Ambiental “La Libélula”, comentó que la intención es generar una experiencia integral y “que las familias vengan y aprendan. Que aprendan, por ejemplo, que México cuenta con una institución como el CIMMYT, que existe Estudio Impulso y otras organizaciones porque posiblemente hay jóvenes que no tienen idea de qué camino tomar y posiblemente el arte, la ciencia o la agricultura sean opciones”.

Durante el acto inaugural también estuvieron presentes artistas, promotores culturales e investigadores de CIMMYT que colaboraron en la selección e investigación de los maíces exhibidos: Cristian Zavala —coordinador del Banco de Germoplasma—, así como Aidé Liliana Molina y María Luisa Cabrera —del Laboratorio de Calidad de Maíz de CIMMYT—, quienes precisaron que entre los maíces expuestos destacan algunos provenientes de Argentina, Perú y el sur de los Estados Unidos, además de razas icónicas mexicanas como el Cacahuacintle. Esta selección tiene la finalidad de ilustrar la gran diversidad de maíz nativo del continente, enfatizaron.

El oro ancestral. La historia del maíz permanecerá en exhibición hasta el 31 de marzo del presente año y en su cierre está contemplada una muestra gastronómica también sobre maíz. Los horarios de visita son de martes a viernes de nueve de la mañana a seis de la tarde, y los sábados y domingos, así como días festivos y vacaciones, de las 10 de la mañana a las seis de la tarde.

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El grano de la humanidad y su conservación

Maíz nativo de la Península de Yucatán cultivado con agricultura de conservación. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Maíz nativo de la Península de Yucatán cultivado con agricultura de conservación. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Habiéndolo estudiado gran parte de su vida, el botánico y genetista Walton C. Galinat (1923-2010) lo llamó “el grano de la humanidad”. Para los mexicanos, este que es su cultivo insignia forma parte de su cultura y es la base de su dieta, registrándose cerca de 700 maneras de prepararlo.

Aunque en México su uso para consumo humano es común, esta planta es una importante fuente de productos industriales, por lo que en muchos países se le destina a la fabricación de una gran variedad de ellos, desde cosméticos y farmacéuticos hasta biocombustibles. Por esta razón, hoy es la planta más cultivada en el mundo.

Ya sea en la dieta, en la salud o en la industria, esta planta que se cultiva en cerca del 85 % de los países es sin duda un pilar de las sociedades contemporáneas. Su nombre científico es Zea mays, pero el mundo lo conoce simplemente como maíz —de forma predominante esta es la voz que más se ha extendido, aunque por supuesto existen variantes y algunos casos excepcionales en que se le nombra de forma completamente distinta—.

En México el maíz se fue adaptando a distintos climas, altitudes, características ambientales y gustos de los pobladores. Así, a través del tiempo se generaron nuevas y numerosas razas, subrazas y variedades; por ejemplo, las razas Nal-tel y Chapalote adaptadas a regiones tropicales; o las razas Palomero Toluqueño y Arrocillo Amarillo adaptadas a regiones templadas o frías.

En México, actualmente se considera que existen 64 razas, 59 nativas y cinco más procedentes del Caribe que se introdujeron vía Centroamérica. En todo el continente americano se han contabilizado alrededor de 300 razas de maíz.

Aunque los registros actuales se han integrado a partir de una gran variedad de fuentes de información, la diversidad del maíz podría ser mayor de lo estimado ya que, siendo una planta que ha evolucionado y evoluciona constantemente de la mano del hombre, no solo es altamente probable que en el futuro se puedan generar nuevas razas, sino también es seguro que muchas otras se han quedado en el camino.

En el Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), donde está la colección de maíz más grande e importante del mundo con más de 28 mil muestras únicas de maíz, por ejemplo, se han identificado cerca de 400 razas, pero, como precisa Cristian Zavala —coordinador del Banco de Germoplasma del CIMMYT—, “esto no quiere decir que continúen sembrándose en el campo, pues más del 50 % ya se perdió. En un reporte actualizado de razas nativas sembradas en campo se encuentran únicamente cerca de 200”.

Incluso la cantidad de maíces mexicanos podría ser mayor a lo considerado actualmente, pero hace falta una gran labor de documentación para precisar este dato, de ahí la importancia de espacios como el Banco de Germplasma del CIMMYT, el cual resguarda un valioso recurso genético patrimonio de los mexicanos y la humanidad.

“Actualmente, a 80 años de que se inició la colección de maíz, la misión del banco de germoplasma del CIMMYT es básicamente ofrecer accesiones de maíz y trigo con información confiable, con semilla de calidad, sana y viable en términos de germinación”, precisa Zavala.

Este patrimonio de México y el mundo es clave para el logro de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus metas, entre ellas las relacionadas con mantener la diversidad genética de semillas, plantas cultivadas y animales de granja y domesticados y sus especies silvestres relacionadas.

“Aquí se resguarda material de todas las razas nativas en México. Es germoplasma que no ha sido modificado, que tiene una pureza muy alta. Tenemos bastantes razas con una pureza de nueve, que es lo más alto que se puede encontrar en maíz. Además, se resguarda una colección de Teocintle y Tripsacum, parientes silvestres del maíz”, señala el coordinador del Banco de Germoplasma del CIMMYT.

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Huracanes, semillas y agricultura sustentable

Procesos para envío de semillas en el Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Procesos para envío de semillas en el Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

En 1998 el huracán Mitch originó una crisis social, económica y ambiental tan grave que constituyó el punto de inflexión que situó a Honduras como un país como un preponderantemente expulsor de migrantes; en 2002, el paso del huracán Isidoro por la Península de Yucatán fue devastador y la pérdida de las cosechas para disponer de alimentos en lo inmediato y la pérdida de las semillas para sembrar en el futuro pusieron en riesgo la seguridad alimentaria de la población; también en 2005 el huracán Stan provocó en Guatemala la muerte de 1  500 personas y una crisis alimentaria debido a la pérdida e insuficiencia de semilla para sembrar, incluyendo muchas variedades nativas.  

Como estos, existen numerosos ejemplos de la vulnerabilidad de los sistemas ante el clima. Uno más reciente es el de agosto de 2021, cuando el huracán Grace tocó tierras mexicanas dos veces: primero atravesó la Península de Yucatán como huracán de categoría 1 y después tocó tierra en la costa del Golfo de México como huracán de categoría 3, convirtiéndose en uno de los ciclones tropicales más fuertes registrados, afectando seriamente a la agricultura de regiones, como el Totonacapan, en el norte de Veracruz, donde el fenómeno meteorológico llegó en plena temporada de floración del maíz, el cual se acamó —cuando las plantas se “recuestan” o se “tienden” hacia el suelo— en un 90%, sin esperanza de lograr una cosecha decente del grano.  

La ciencia actual permite pronosticar el número de tormentas que podrían convertirse en huracanes —los cuales tienen una función reguladora para el clima global, pero su magnitud se ha exacerbado debido a los efectos del cambio climático favorecido a su vez por la acción humana—, incluso pronosticar la velocidad aproximada de los vientos y su intensidad; sin embargo, estos eventos se consideran solamente probables ya que aún no es posible decir si determinada tormenta impactará algún lugar específico en una fecha determinada. En este sentido, los huracanes siguen siendo un recordatorio de la urgencia de transitar hacia sistemas de producción y consumo más sostenibles y resilientes 

El huracán Isidoro, por ejemplo, se convirtió en el catalizador para que comunidades mayas se organizaran e implementaran medidas para asegurar la resiliencia de sus cultivos y la disponibilidad de alimentos ante este tipo de fenómenos naturales. Se aceleró así un movimiento comunitario para proteger la diversidad genética del maíz nativo a través del cual se organizaron las primeras ferias de intercambio de semillas y bancos de semillas comunitarios.  

Por su parte, “el huracán Grace no solo impactó la economía de los agricultores, también su estado de ánimo ya que, al ver perdida su inversión, sintieron desesperanza y decepción. Muchos de ellos manifestaban que no esperaban algo tan fuerte y, sin embargo, el impacto fue de tal magnitud que afectó la mayoría de los cultivos de temporal y anuales, como los cítricos que son una importante fuente de ingreso en la zona”, relatan técnicos de Citricultores Tihuatecos Asociados, uno de los colaboradores del CIMMYT en Veracruz.  

“La investigación agronómica en esa región también se vio afectada, ya que los módulos agronómicos y la plataforma de investigación también fueron siniestrados por el huracán. Dadas esas circunstancias se realizó un ajuste al protocolo de investigación, buscando alternativas de cultivos para cubrir los meses restantes y llegar a la siembra del ciclo siguiente”, puntualizan los técnicos, enfatizando en que la implementación de cultivos alternativos como soya forrajera, algunas variedades de frijol y girasol constituyeron soluciones viables para adaptarse a las nuevas circunstancias.  

Si bien la conservación de semillas en bancos de germoplasma es importante ante desastres climáticos —gracias al Banco de Germoplasma que custodia el CIMMYT en Texcoco, Estado de México, fue posible repatriar variedades de maíz perdidas en Guatemala a causa del huracán Stan—, también lo es la consolidación de sistemas agroalimentarios resilientes mediante prácticas sustentables que permiten, como la diversificación de cultivos, reducir los riesgos de inseguridad alimentaria ante la variabilidad e incertidumbre climática.  

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Colaboran para regenerar maíces nativos en los Valles Altos del Estado de México

Acto protocolario para la firma del convenio ICAMEX-CIMMYT. (Foto: CIMMYT)
Acto protocolario para la firma del convenio ICAMEX-CIMMYT. (Foto: CIMMYT)

Para resguardar y aprovechar la biodiversidad de maíces nativos y contribuir a la seguridad alimentaria de los mexiquenses, el Instituto de Investigación y Capacitación Agropecuaria, Acuícola y Forestal del Estado de México (ICAMEX) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) firmaron un convenio de colaboración, marco del proyecto «Regeneración de Accesiones de Maíz de los Valles Altos”.

“Este acuerdo permitirá que el Banco de Germoplasma del ICAMEX, el cual fue inaugurado hace dos décadas, pueda preservar material biológico, cuyo objetivo es la conservación de la biodiversidad del maíz, manteniendo un control de la riqueza de semillas nativas del campo mexiquense, y garantizando su conservación y reproducción”, señaló Leticia Mejía García, titular de la Secretaría del Campo del Estado de México.

“A través de este convenio se podrán regenerar 200 accesiones —unidad de conservación que comprende semillas o plantas y se identifica con un código para distinguirla de otras en un banco de germoplasma— de maíz de los Valles Altos del Estado de México y se brindará capacitación al personal del instituto para una mejor operación del banco de germoplasma de la entidad y buenas prácticas de manejo agronómico para obtener semilla en adecuada cantidad y calidad”, mencionó Juan Carlos Arroyo García, director general del ICAMEX.

El CIMMYT y el ICAMEX cuentan con una larga trayectoria de colaboración —destacan el proyecto para la caracterización de maíces palomeros con adaptabilidad a condiciones agroecológicas del Estado de México y demostraciones de campo sobre maíces de altura— de manera que este nuevo proyecto potenciará la investigación colaborativa entre ambas instituciones, particularmente para la preservación del germoplasma de maíces de los Valles Altos, región de donde son originarias razas como Arrocillo Amarillo, Chalqueño, Cónico, Elotes Cónicos, Cacahuacintle y Palomero Toluqueño.

El proyecto en mención contempla también capacitación en prácticas de polinización y otros temas relacionados con la gestión de bancos de germoplasma, espacios que buscan garantizar que las accesiones se conserven viables y en buenas condiciones durante el mayor tiempo posible. No obstante, aún con los más altos estándares de manejo, el germoplasma —cualquier parte de la planta que puede generar otra nueva planta— se deteriora con el tiempo y hay que regenerarlo, puntualizó Alberto Chassaigne, curador del Banco de Germoplasma de Maíz y especialista en sistemas de semillas del CIMMYT.

Este acuerdo de colaboración se concreta en un año significativo para las organizaciones firmantes, siendo el marco del 36 aniversario de la creación del ICAMEX y el 80 aniversario del inicio de la colección de maíz del CIMMYT, considerada la más grande mundo con un poco más de 28 mil accesiones resguardadas en el Banco de Germoplasma de este centro de investigación internacional ubicado en Texcoco, Estado de México. 

*Con información de la Secretaría del Campo del Estado de México. 

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Maíces nativos, esenciales para la seguridad alimentaria de la humanidad

Maíz nativo de la Península de Yucatán. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Maíz nativo de la Península de Yucatán. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

“En 2020 el grupo de Productores de Maíz Criollo Kantunil, del municipio del mismo nombre en Yucatán, México, solicitó muestras de ocho accesiones —lotes de semillas que se recogieron en un lugar determinado y en un momento específico— de maíz al Banco de Germoplasma que resguarda el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Texcoco, Estado de México”, comenta Edgar Martín Miranda Gamboa, colaborador del Hub Península de Yucatán del CIMMYT y representante del grupo de productores en mención.

“La razón por la que los agricultures de Kantunil solicitaron muestras de esas semillas fue porque se trataba de dos colectas originarias de su municipio, recolectadas ahí hace más de 80 años y la idea era ver nuevamente esas variedades creciendo en sus localidades de origen. Las 250 semillas de cada accesión enviadas por el Banco de Germoplasma del CIMMYT fueron cultivadas en el ciclo primavera-verano 2020 en el sistema milpa tradicional, con la finalidad de evaluar su adaptación y reproducirlas. El resultado de la labor de reproducción se complementó con el Primer Intercambio Cultural y de Semillas Criollas entre los municipios de Dzitás y Kantunil”.

Este relato de Edgar Miranda ejemplifica la importancia de la colección de maíz que se resguarda en el Banco de Germoplasma del CIMMYT, donde se cuenta con 28 mil colecciones únicas de semillas de maíz y más de 150 mil de trigo. La colección de maíz, la más grande e importante del mundo, de hecho, está celebrando 80 años de haber iniciado.

“A 80 años de que se inició la colección la misión del Banco de Germoplasma del CIMMYT es ofrecer accesiones de maíz y trigo con información confiable, con semilla de calidad, sana y viable en términos de germinación para su uso y para mantener a perpetuidad las colecciones vivas y viables para todos”, comenta Cristian Zavala, coordinador del Banco de Germoplasma del CIMMYT.

Con respecto a la biodiversidad que se resguarda y se estudia en el Banco de Germoplasma, Cristian menciona que las variedades nativas son particularmente importantes porque estas “fueron seleccionadas desde hace más de 10 mil años, entonces ellas han pasado por  diferentes cambios climáticos, cambios sociales e incluso han sido adaptadas a los diferentes retos que se les han impuesto por  la actividad social, en donde las presiones por insectos, por hongos, por virus o por bacterias han sido una constante para estas variedades y las han superado todas hasta la fecha”.

Con la riqueza biológica de los maíces nativos “el banco tiene potencialmente las soluciones para enfrentar los retos del futuro: las variedades nativas. Si la respuesta esta ahí adentro, aún no lo sabemos, porque todavía no la necesitamos, pero cuando la necesitemos vamos a tener que venir a buscar dentro de este repositorio de genes para encontrar las respuestas a estos nuevos retos que nos va presentar tanto el cabio climático como todos los movimientos sociales que están ocurriendo”, enfatiza Cristian.

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La colección de maíz más importante del mundo cumple 80 años

Vista general de uno de los pasillos del Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Vista general de uno de los pasillos del Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

México, país de origen y uno de los grandes centros de diversificación biológica del maíz, alberga también la colección más amplia e importante de este cultivo a nivel global. Con más de 28 mil muestras únicas de maíz, la colección es considerada un auténtico e invaluable patrimonio para la seguridad alimentaria de los mexicanos y la humanidad, y es custodiada en el Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, Estado de México. 

“La colección comenzó en 1943 con pocas accesiones —unidad de conservación que comprende semillas o plantas y se identifica con un código para distinguirla de otras en un banco de germoplasma—. Estas fueron colectadas por Edwin Wellhausen y su equipo. Es decir, este 2023 se cumplen 80 años de esta que es considerada la colección de maíz más grande del mundo”, comenta Cristian Zavala, coordinador del Banco de Germoplasma del CIMMYT.

Inicialmente fue la colaboración entre el Gobierno de México y la Fundación Rockefeller la que impulsó las primeras colectas. Posteriormente, a finales de los ochenta y principios de los noventa, hubo un importante crecimiento de la colección —pasando de alrededor de 370 a 28 694 accesiones en sus 80 años de historia— gracias al programa LAMP (Programa Latinoamericano de Maíz, por sus siglas en inglés), el cual permitió que todas las colecciones de la región se respaldaran en el CIMMYT y se pusieran disponibles para el público, precisa Cristian. 

Resguardar la biodiversidad del maíz no es la única tarea del Banco de Germoplasma del CIMMYT. Entre las tareas fundamentales de este espacio se encuentra la investigación de la diversidad genética, la regeneración del germoplasma —para garantizar que el material resguardado se mantenga viable— y la preparación de solicitudes de semillas —a través del CIMMYT, México hace alrededor de 1 500 envíos de semillas anuales a diferentes países y varias de esas semillas son de variedades resistentes a las nuevas condiciones climáticas—, entre otras tareas no menos importantes. 

“La idea del banco de germoplasma siempre ha sido conservar a perpetuidad, pero siempre con la intención de utilizar, mejorar para brindar mejores condiciones de vida para los agricultores que los verdaderos dueños del germoplasma nativo. Esa siempre ha sido la intención, sí resguardar la diversidad genética, pero para el uso y beneficio de la humanidad”, enfatiza Cristian.

Un ejemplo de la importancia de la colección y del Banco de Germoplasma en México es el caso del maíz repatriado a Guatemala en 2016, cuando, aprovechando las reservas de semilla, el CIMMYT envió a colaboradores guatemaltecos 785 variedades de maíz nativo, incluyendo algunas de las variedades que se habían perdido por el paso del huracán Stan. 

“Actualmente, a 80 años de que se inició la colección de maíz, la misión del Banco de Germoplasma del CIMMYT es básicamente ofrecer accesiones de maíz y trigo con información confiable, con semilla de calidad, sana y viable en términos de germinación para su uso y para mantener a perpetuidad las colecciones vivas y viables para todos”, concluye Cristian Zavala.

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Líderes de Crop Trust visitan el CIMMYT

Maíz bajo agricultura de conservación en Malawi (Foto: T. Samson/CIMMYT)

Con muchas tensiones que enfrentan los sistemas alimentarios agrícolas, incluido el cambio climático, las epidemias de enfermedades o las poblaciones en crecimiento, no existe una solución que responda a todos los desafíos. Sin embargo, una parte fundamental de cualquier intento de fortalecer los sistemas alimentarios es el esfuerzo por conservar la diversidad de cultivos. Mantener un conjunto sólido de variedades de plantas sirve como base para desarrollar rasgos favorables, como mayor rendimiento, mayor resistencia a enfermedades y tolerancia a la sequía, entre otros.

Dedicada a conservar la diversidad de cultivos, Crop Trust es una organización internacional sin fines de lucro con la misión de hacer que esa diversidad esté disponible para su uso a nivel mundial, para siempre, en beneficio de todos.

El 3 de abril de 2023, el director ejecutivo de Crop Trust, Stefan Schmitz, y la directora de programas, Sarada Krishnan, visitaron el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) por primera vez para examinar los bancos de germoplasma de maíz y trigo del CIMMYT, con el objetivo de establecer un conjunto de normas para los bancos de germoplasma de todo el mundo. También discutieron futuras colaboraciones entre las dos instituciones que amplificarán mejor las fortalezas de cada organización.

Una parte clave de la misión de Crop Trust es el apoyo a las colecciones de recursos fitogenéticos únicos y valiosos para la alimentación y la agricultura que se encuentran en los bancos de germoplasma.

“El CIMMYT es, y ha sido, uno de los socios clave para garantizar que la diversidad de cultivos sea segura y esté disponible para toda la humanidad”, dijo Schmitz. “Sus bancos de germoplasma de maíz y trigo desempeñan un papel crucial para garantizar la diversidad de cultivos, especialmente en América Latina”.

Muestras de semilla de maíz, banco de germoplasma del CIMMYT (Foto: Xochiquetzal Fonseca/CIMMYT)

Muestras de semilla de maíz, banco de germoplasma del CIMMYT (Foto: Xochiquetzal Fonseca/CIMMYT)

El CIMMYT maneja las más diversas colecciones de maíz y trigo. El banco de germoplasma del CIMMYT, también conocido como banco de semillas, se encuentra en el centro de la investigación de mejoramiento de cultivos del CIMMYT. Este extraordinario catálogo vivo de diversidad genética comprende más de 28,000 colecciones únicas de semillas de maíz y 123,000 de trigo.

Avances en la gestión de los bancos de germoplasma

Los representantes de Crop Trust estaban ansiosos por saber más sobre los esfuerzos del CIMMYT en información de secuencias digitales (DSI, en inglés). El CIMMYT está utilizando DSI para analizar la estructura, las redundancias y las brechas dentro de su propio banco de germoplasma y ahora está trabajando para llevar las herramientas de DSI a los bancos de germoplasma nacionales en América Latina.

Esta visita se basa en el trabajo en curso, como el tercer taller de la Comunidad de Práctica para América Latina y el Caribe sobre el uso de herramientas genómicas y digitales para la conservación y uso de los Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura (GRAA) realizado en noviembre de 2022 .

Entre las iniciativas lideradas por el CIMMYT, Mining Useful Alleles for Climate Change Adaptation del proyecto CGIAR Genebanks, está expandiendo el uso de la biodiversidad mantenida en los bancos de germoplasma del mundo para desarrollar nuevas variedades de cultivos climáticamente inteligentes para millones de pequeños agricultores en todo el mundo.

El Banco Mundial de Semillas de Svalbard

En 2020, el CIMMYT fue el mayor contribuyente al Banco Mundial de Semillas de Svalbard, proporcionando 173,779 accesiones de maíz y trigo de 131 países.

El Banco Mundial de Semillas de Svalbard, administrado por Crop Trust, es una colección de depósito que contiene duplicados de semillas de más de 1,700 bancos de genermoplasma de todo el mundo.

La donación más reciente del CIMMYT al Banco Mundial de Semillas de Svalbard fue en octubre de 2022.

Colegas del banco de germoplasma del CIMMYT prepararon una entrega de 263 accesiones de maíz y 3548 accesiones de trigo. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

“Todo el personal del CIMMYT que conocimos estaba apasionado por su trabajo y nos recibió amablemente, compartiendo generosamente su conocimiento y su tiempo con nosotros. Esperamos continuar nuestra colaboración, fortalecerla y asegurarnos de que las colecciones de cultivos que se encuentran en el banco de germoplasma del CIMMYT estén seguras y disponibles para siempre”, dijo Schmitz.

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La historia de la humanidad a través del maíz y el trigo en el museo del CIMMYT

Vista general del museo interactivo del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Vista general del museo interactivo del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Con una representación gráfica del crecimiento de la población mundial desde 1850 y hasta el 2150 —grandes contenedores de vidrio rellenos con granos, haciendo las veces de barra de gráficas a gran escala—, el museo interactivo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) da la bienvenida a todos quienes visitan el edificio principal de la sede global de esta institución de investigación científica en Texcoco, Estado de México. 

El museo del CIMMYT es, de varias formas, un espacio que cuenta la historia de la alimentación de la humanidad a través de los granos y, a la vez, es una caja de resonancia sobre la urgencia de transitar hacia formas de producción y consumo más sostenibles ya que, “de seguir con los hábitos actuales se estima que en menos de 30 años se requeriría lo equivalente a tres planetas Tierra para satisfacer todas nuestras necesidades”, se explica en la antesala del museo.

La museografía de su primera sala, que incluye pantallas digitales interactivas, se asemeja a una línea del tiempo que comienza con la revolución neolítica y la domesticación del trigo, continúa con los orígenes del maíz, muestra 200 años de tecnologías agrícolas —desde las sembradoras más rústicas hasta los primeros tractores— y, finalmente, se centra en cómo el mejoramiento del trigo liderado por el doctor Norman Borlaug —uno de los fundadores del CIMMYT— hizo posible salvar de la hambruna a millones de personas en el mundo. 

El doctor Borlaug, junto con agricultores e investigadores mexicanos desarrolló variedades de trigo resistentes a la roya, propiciando que México alcanzara la autosuficiencia en trigo en 1956. Posteriormente, desarrolló variedades de trigo de alto rendimiento, notable adaptación y resistentes a enfermedades. Este logro permitió que la producción mundial de trigo creciera de una manera sin precedentes en la historia de la agricultura. 

Países como India y Pakistán, donde la explosión demográfica representaba un riesgo latente de severas y masivas hambrunas, se beneficiaron de las variedades de trigo y la tecnología desarrollada en México por el doctor Borlaug y su equipo. En total, se estima que gracias a sus investigaciones se pudieron salvar mil millones de vidas de la hambruna. Así, en 1970 le otorgaron el Premio Nobel de la Paz.

En la sala, de hecho, es posible observar la versión facsimilar del diploma que acompañó al Premio Nobel otorgado al doctor Borlaug. Junto a este documento histórico, también está el Premio Mundial de la Alimentación que en el año 2000 se otorgó a la la doctora Evangelina Villegas y al doctor Surinder K. Vasal, ambos investigadores del CIMMYT, por su contribución en el desarrollo de maíces más nutritivos para la humanidad. 

Finalmente, en la sala contigua se exponen los detalles del trabajo de este centro internacional tanto en el campo de la conservación y mejoramiento de variedades de maíz y trigo —el CIMMYT alberga en el Banco de Germoplasma que está en la misma sede, la colección de maíz más importante del mundo, con 28 mil variedades—, como en la promoción de sistemas agroalimentarios sustentables en México y el mundo pues, como se puede leer en uno de los muros del museo, “Todo lo demás puede esperar, la agricultura no”.

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La adopción rápida de variedades modernas de trigo es clave para la seguridad de la cadena de suministro en Malawi

El director general del CIMMYT, Bram Govaerts, el enviado especial de USAID para la seguridad alimentaria mundial, Carey Fowler, y el personal de USAID evalúan los ensayos de nuevas variedades de trigo en PYXUS. (Foto: CIMMYT/Tawanda Mthintwa Hove)

Los científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) están ayudando a aumentar la producción y productividad de trigo en Malawi.

El conflicto político entre Rusia y Ucrania ha interrumpido las cadenas de suministro de alimentos a nivel mundial y el suministro de trigo de Malawi se ha visto afectado negativamente. Como respuesta, Pyxus Trading, la empresa privada de agronegocios más grande de Malawi, se ha esforzado por asociarse con el CIMMYT para acelerar el crecimiento de la producción de trigo en el país.

En una visita reciente del director general del CIMMYT, Bram Govaerts, la gerencia ejecutiva de Pyxus brindó actualizaciones detalladas sobre cómo el CIMMYT ha facilitado el acceso a 100 variedades mejoradas de trigo que ahora se están probando en Malawi. La visita fue parte de la Iniciativa de Entrega de Innovación Acelerada (AID-I), un nuevo proyecto financiado por la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID).

A la visita de campo de Pyxus asistieron el Enviado Especial del Departamento de Estado de los Estados Unidos para la Seguridad Alimentaria Global, Cary Fowler, Dina Esposito, Asistente del Administrador en la Oficina de Resiliencia y Seguridad Alimentaria de USAID, y otro personal de USAID.

Hablando en una gira de campo este enero en la sede de la granja Pyxus, el gerente comercial John Gait expresó la importancia de lograr la autosuficiencia en países como Malawi.

“Se ha vuelto muy evidente con las interrupciones de la cadena de suministro global de trigo y productos relacionados que países como Malawi deberían alcanzar un nivel de autosuficiencia para productos básicos estratégicos como el trigo”, dijo Gait. “Con la ayuda del CIMMYT logramos obtener materiales para 100 variedades que hemos puesto a prueba. Nuestro objetivo es seleccionar las variedades que más se adapten a nuestra agroecología y nos brinden rendimientos satisfactorios y una calidad de grano suficiente para nuestras ambiciones de procesamiento”.

La directora del Programa de Sistemas Agroalimentarios del CIMMYT, Sieg Snapp, afirmó el apoyo del CIMMYT a empresas del sector privado como Pyxus.

“Cuando me dijeron que estaban buscando materiales genéticos de alto rendimiento, les conté sobre el Programa Global de Trigo y cómo ese material podría obtenerse fácilmente de nuestra sede en México”, dijo Snapp. “Inmediatamente facilité los vínculos entre Pyxus y la sede del CIMMYT, lo que vio la entrega rápida de las variedades. Teniendo en cuenta que fue bastante reciente, estoy impresionado de ver que las pruebas ya están tan bien establecidas”.

Múltiples variedades en exhibición en la finca Pyxus en Malawi importadas del banco de germoplasma del CIMMYT en México. (Foto: CIMMYT/Tawanda Mthintwa Hove)

Lograr la seguridad alimentaria mundial requerirá la cooperación y colaboración entre socios de diferentes sectores. Uno de los ejes estratégicos del CIMMYT es fomentar las alianzas público-privadas en las que los gobiernos nacionales puedan aprovechar las competencias y capacidades del sector privado.

“Nuestro objetivo es ser catalizadores en todas nuestras funciones. Creemos que tenemos un papel fundamental para garantizar que países como Malawi tengan acceso a la mejor genética para garantizar que cumplan con sus requisitos alimentarios. Estoy feliz de que Pyxus nos identificara como un socio estratégico para trabajar en su programa de trigo, y trabajando de la mano con el gobierno y otros actores clave, la búsqueda para lograr la autosuficiencia alimentaria puede tener una tubería más corta”, dijo Govaerts.

Desde la izquierda: Hambulo Ngoma, Moses Siambe, Bram Govaerts, Siege Snaap y Regis Chikowo observando los ensayos de trigo apoyados por el CIMMYT en Malawi. (Foto: CIMMYT/Tawanda Mthintwa Hove)

Además de presenciar las pruebas de trigo, Govaerts recibió un recorrido por todas las operaciones de Pyxus, que incluían las operaciones de maní y silvicultura. El personal de Pyxus se turnó para explicar los diversos modelos comerciales que la empresa estaba empleando para contribuir a los ingresos por exportaciones y la seguridad alimentaria de Malawi.

Como compromiso para ayudar a Malawi a lograr una mayor producción de trigo, el CIMMYT seguirá de cerca los ensayos de Pyxus y brindará apoyo técnico para garantizar que las mejores variedades adoptadas se escalen rápidamente.