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Agriba Sustentable: innovaciones para un trigo más sostenible en el Bajío

Trigo cultivado con agricultura de conservación en el Bajío. (Foto: CIMMYT)
Trigo cultivado con agricultura de conservación en el Bajío. (Foto: CIMMYT)

Agriba Sustentable es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), que busca transformar la producción de trigo en el Bajío mexicano mediante la adopción de tecnologías sustentables. Con un enfoque en la eficiencia productiva y el cuidado del medioambiente, el proyecto ha beneficiado de manera directa a los productores que abastecen con su grano a Grupo Trimex, extendiendo también su impacto a otros agricultores de la región.

El proyecto ha consolidado un menú tecnológico adaptado a las diversas condiciones de los productores del Bajío. Este menú se implementa en las parcelas a través de módulos y áreas de extensión, espacios que no solo permiten la aplicación de las tecnologías sustentables, sino que también sirven como referencia para otros agricultores.

El equipo técnico del proyecto destaca tres ejes clave de tecnologías promovidas:

  • Agricultura de conservación: incluye la cobertura del suelo con rastrojo y el uso de camas permanentes para reducir la erosión y mejorar la retención de humedad.
  • Fertilidad integral: comprende el análisis de suelos, la aplicación de fertilizantes de manera eficiente y el uso de sensores ópticos para mejorar la nutrición del cultivo.
  • Manejo agroecológico de plagas: promueve el uso de agentes de control biológico y productos de bajo impacto ambiental y a la salud humana.

Durante el presente ciclo productivo, el proyecto ha puesto énfasis en el análisis de suelos, el acondicionamiento de parcelas y, adicionalmente, en el establecimiento de vitrinas de nuevas variedades de trigo.

El análisis de suelos ha sido una estrategia fundamental, con la toma de muestras en módulos y áreas de extensión para implementar estrategias de fertilidad integral. Este diagnóstico permite un uso más eficiente de los fertilizantes, optimizando la productividad y reduciendo el impacto ambiental.

De manera complementaria, varios productores han invertido en maquinaria especializada, como el Cincel-Roturador, un implemento desarrollado en colaboración con la empresa Sembradoras Dobladenses y el Hub Bajío del CIMMYT. Esta innovación permite un mejor aprovechamiento del agua, una siembra más eficiente y la reducción del movimiento del suelo, factores clave para mejorar el rendimiento y la sostenibilidad del cultivo.

En los estados de Guanajuato, Michoacán y Jalisco, además, se han establecido vitrinas con nuevas variedades de trigo, es decir, parcelas experimentales donde se evalúa el desarrollo, adaptación y rendimiento de estos trigos, cuyas semillas fueron proporcionadas por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) para probar su desempeño en campo, a través de la colaboración de Lourdes Ledesma Ramírez y Ernesto Solís Moya, investigadores del programa de mejoramiento genético de trigo de dicho instituto.

Estas vitrinas representan una acción estratégica para encontrar soluciones al cambio climático, permitiendo identificar variedades más resilientes a la variabilidad climática que en la región se manifiesta, sobre todo, con sequías prolongadas: de acuerdo con el diagnóstico climático del estado de Guanajuato, las sequías se han intensificado y se prevé que, entre 2020 y 2045, la lluvia total anual se reduzca un 5 % en y hasta un 25 % en los años más secos.

Ante este contexto de cambio climático, las vitrinas, junto con las prácticas sustentables promovidas por el proyecto —como la cobertura de suelo que contribuye a la conservación de la humedad— son clave para fortalecer la actividad agrícola de la región. 

La flexibilidad del menú tecnológico de Agriba Sustentable permite que cada productor adopte las tecnologías más adecuadas a sus condiciones particulares. Mientras algunos agricultores han implementado la siembra directa, otros han comenzado por realizar análisis de suelo para mejorar la fertilidad de sus parcelas.

Con estos avances, Agriba Sustentable reafirma su compromiso con la innovación y la sustentabilidad en la producción de trigo, fortaleciendo la resiliencia de los productores del Bajío frente a los desafíos climáticos y promoviendo un modelo de agricultura más eficiente y sostenible.

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Heladas, cebada y agricultura de conservación

Plantas dañadas por heladas en la plataforma Irapuato I, Guanajuato, 6 de enero de 2020. (Foto: CIMMYT)
Plantas dañadas por heladas en la plataforma Irapuato I, Guanajuato, 6 de enero de 2020. (Foto: CIMMYT)

El Bajío es una de las principales regiones productoras de granos de México, la mayoría de los agricultores con acceso a riego siembran maíz durante el ciclo primavera-verano (mayo-diciembre), y cereales de granos pequeños (trigo o cebada) en el ciclo otoño-invierno (diciembre-mayo). En la región, las bajas temperaturas ocurren regularmente durante la temporada de crecimiento invernal y pueden ocurrir heladas, aunque son poco frecuentes y no ocurren todos los años.

Si bien las bajas temperaturas son necesarias para que el trigo y la cebada induzcan el macollamiento y por lo tanto obtengan altos rendimientos, junto con las heladas también pueden causar daños a las plantas, lo que puede tener un impacto en el rendimiento.

En ciclos pasados, agricultores de esta región informaron que durante la temporada otoño-invierno hubo un aumento de los daños por heladas en la cebada sembrada con agricultura de conservación —sistema que permite reducir costos de producción, el uso del agua y las emisiones de gases de efecto invernadero, así como mejorar los rendimientos y la salud del suelo—.

Para determinar si este efecto es real y si redujo el rendimiento de los cultivos con agricultura de conservación, un grupo de especialistas del CIMMYT desarrolló dos experimentos de campo y recopilaron datos de observación de otros experimentos y parcelas de agricultores. “A fin de evaluar si niveles más altos de residuos conducen a mayores daños por heladas en cereales de grano pequeño en el Bajío, realizamos tres experimentos: el primero en San Juan del Río, Querétaro; el segundo en Metepec, Estado de México; y se analizaron datos de otros experimentos realizados en parcelas de agricultores del Bajío y del noroeste del Pacífico”, comentan los especialistas.

El primer experimento se realizó en la plataforma de investigación San Juan del Río III, que está en una región donde suelen ocurrir heladas durante la temporada invernal. El objetivo de este experimento fue responder dos preguntas de investigación: ¿El rendimiento de la cebada es menor con la labranza reducida?, y, ¿el rendimiento es menor cuando se dejan residuos en el campo al utilizar labranza reducida?

“Para estudiar el efecto de los residuos sobre el daño por heladas instalamos una prueba de campo en la Estación Experimental Sanjaya Rajaram en Metepec, Estado de México. La estación está situada a 2 600 metros sobre el nivel del mar y es muy probable que se produzcan heladas en cada temporada de invierno. Con la evaluación en esta estación buscamos responder si el daño por heladas es mayor con una labranza reducida, si el daño por heladas es mayor cuando se dejan residuos en el campo cultivando con labranza reducida, y si pueden reducir los daños por heladas induciendo tolerancia al estrés mediante la aplicación de ácido salicílico (aspirina)”, puntualizan los investigadores.

Adicionalmente a estos dos experimentos en campo, se hizo un análisis de datos surgidos en módulos y plataformas de investigación distribuidos por todo el país —las cuales forman parte de la red de innovación que impulsa el CIMMYT— y, para obtener una mejor idea de las realidades de los daños por heladas con relación al manejo de residuos, también se encuestó a los colaboradores de estos espacios.

Al revisarse los datos de 235 módulos de innovación que compararon la labranza convencional y la agricultura de conservación con el trigo o la cebada cultivados durante la temporada de invierno, se observó que los rendimientos promedio fueron mayores con agricultura de conservación, sin que hubiera indicios de un menor rendimiento con este sistema de producción sustentable. En general, “se observa que los beneficios de la agricultura de conservación en términos de mayor salud del suelo, mayor retención de agua y reducción de los costos de producción superan el riesgo de mayores daños por heladas, por lo que el riesgo de daños por heladas no debería ser un impedimento para la implementación de la agricultura de conservación”, enfatizan los investigadores.

En las plataformas de investigación los resultados también demuestran la pertinencia de la agricultura de conservación pues, aunque las bajas temperaturas generaron mayores daños visibles en los tratamientos con este sistema, las plantas se recuperaron rápidamente. Al final, el rendimiento no se vio afectado ya que los tratamientos con agricultura de conservación obtuvieron rendimientos ligeramente más altos.

Desarrollo del cultivo al 21 de marzo de 2018 (77 DDS), camas permanentes con 100% rastrojo (izquierda) y tratamiento de labranza convencional (derecha). (Foto: CIMMYT)
Desarrollo del cultivo al 21 de marzo de 2018 (77 DDS), camas permanentes con 100% rastrojo (izquierda) y tratamiento de labranza convencional (derecha). (Foto: CIMMYT)

En general, “el trigo y la cebada con agricultura de conservación pueden presentar más síntomas de daño por heladas cuando las heladas ocurren durante la etapa de macollamiento, sin embargo, esto no tiene ningún efecto sobre el rendimiento. Por el contrario, el rendimiento tiende a ser mayor con agricultura de conservación. Es probable que las plantas en la etapa de macollamiento puedan reemplazar rápidamente las hojas y los macollos dañados, y el estrés por frío puede incluso inducir un macollamiento adicional, lo que puede conducir a más grano más adelante”, explican.

En conclusión, la agricultura de conservación tiene muchos beneficios comprobados para la producción de granos en el Bajío, como una mejor salud del suelo, una mayor eficiencia del riego, menores costos de producción, menores emisiones de gases de efecto invernadero y estos beneficios compensan los efectos negativos de las heladas que pueden ocurrir en la región. Si bien pueden ocurrir mayores daños cuando ocurren heladas durante la etapa de macollamiento, esto no afecta el rendimiento y no debe considerarse una razón para no implementar la agricultura de conservación.

Puedes consultar el artículo completo en: https://doi.org/10.31220/agriRxiv.2023.00211 

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Sembrar conocimientos para cosechar granos más saludables

Productor que participa en Cultivando un México Mejor muestra una planta de cebada. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Productor que participa en Cultivando un México Mejor muestra una planta de cebada. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

“Nos interesa que los socios conozcan el funcionamiento correcto del equipo de fumigación para que lo cuidemos y nos dure mucho tiempo, pero principalmente que los insumos sean aplicados correctamente, trabajen y su efecto sea exitoso para no gastar de más y que las plagas o malezas sean controladas eficientemente”, comenta José Luis González, productor de cebada de la comunidad de San Francisco de la Soledad, en Cuerámaro, municipio del estado mexicano de Guanajuato.

José Luis, sus hermanos y otros integrantes de su familia forman una sociedad agrícola en la que comparten tractor y otros implementos. Recientemente adquirieron una aspersora y, aunque han hecho fumigaciones con buenos resultados, “creemos que mejorando esta actividad podemos aumentar el rendimiento de la cebada”, señala José Luis quien participa en Cultivando un México Mejor, iniciativa de HEINEKEN México con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Cultivando un México Mejor apuesta por el desarrollo de capacidades entre los productores para promover y consolidar una agricultura sustentable para el cultivo de cebada. El objetivo es optimizar el consumo de agua en este cultivo, pero también cuidar el suelo y su biodiversidad, generar un menor impacto ambiental en general, y propiciar mejores condiciones para los productores.

Cuando los productores implementan prácticas sustentables para manejar plagas y malezas no solo reducen el uso de productos potencialmente nocivos para el medioambiente y la salud humana, sino que pueden disminuir sus costos de producción, ayudar a las plantas a aprovechar mejor el fertilizante e incluso a mejorar la calidad del grano cosechado. Por esta razón el proyecto pone énfasis en capacitar a los productores en estos y otros temas.

“Después de participar en una capacitación sobre el manejo integrado de plagas han tomado interés en capacitarse en el tema de calibración de equipo de fumigación porque, como sociedad, consideran que todos los socios deben estar capacitados”, menciona el equipo del proyecto que brinda acompañamiento técnico a José Luis y a otros productores participantes.

Usar semillas certificadas libres de semillas de malezas, realizar un buen diagnóstico para identificar las malezas presentes y los productos más adecuados para su manejo, así como utilizar densidades de población adecuadas, coberturas vegetales, hacer rotación de cultivos y revisar y calibrar los equipos de aplicación son algunas de las prácticas con las que se puede hacer un manejo integral de malezas, señala el equipo técnico del proyecto.

“Sabemos que producir para la cervecería HEINEKEN es producir con altos estándares de calidad, y eso implica usar insumos permitidos por esta empresa, productos que son de bajo impacto ambiental, por eso debemos hacer aplicaciones adecuadas en el cultivo, para lograr una producción responsable con el medioambiente y la sociedad”, concluye José Luis, mientras que, con la asesoría de especialistas del CIMMYT, calibra la aspersora con la que él y los otros miembros de su organización seguirán implementando prácticas agrícolas sustentables.