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Mecanización apropiada para un mejor aprovechamiento del agua de los acuíferos

Durante el ciclo otoño-invierno alrededor de mil hectáreas en Calera, Zacatecas, implementaron prácticas de Agricultura Sustentable para disminuir el impacto que la agricultura ha tenido en el acuífero que abastece a la región. 

En este ciclo primavera-verano, que en la zona ya comenzó con el establecimiento del cultivo de chile, se están sumando más hectáreas y más productores. La meta para este ciclo es impactar positivamente en dos mil hectáreas y, aunque aun falta que se establezcan los frijoles, los girasoles, más el maíz de ciclo corto —porque ya se establecieron variedades de ciclo largo— y algunos otros granos, prácticamente ya está por cumplirse la meta, lo cual refleja la pertinencia de las prácticas promovidas por el proyecto Aguas Firmes, del que se desprenden estas acciones. 

Aguas Firmes es un proyecto del Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la Agricultura Sustentable como uno de sus pilares. 

En este sentido, cultivos como la cebada, el trigo, el maíz, el frijol y el girasol son de particular interés en esta zona de Zacatecas porque facilitan la siembra directa, es decir, la siembra sobre el rastrojo cuya cobertura permite además conservar la humedad en el suelo, optimizando así el agua de riego —que en este caso es con agua subterránea—. Independientemente de esto, al proyecto se han sumado productores de diversos cultivos, incluyendo las hortalizas que son de gran importancia económica en la zona. 

La maquinaria especializada en Agricultura de Conservación, cuyo uso forma parte de los beneficios para los productores que deciden sumarse al proyecto, ha sido pieza clave para la promoción y adopción de prácticas sustentables: “Precisamente ayer dimos un recorrido utilizando la maquinaria que se obtuvo por medio de Aguas Firmes. Tenemos tres sembradoras neumáticas de precisión de cuatro surcos que, mediante un concepto multiuso-multicultivo, son capaces de sembrar y fertilizar una hilera por surco de semillas grandes y tres hileras por surco de semillas pequeñas. Esas son las máquinas que ahorita andan trabajando en la siembra del maíz”, comenta el biólogo Carmen Martínez García, colaborador del CIMMYT para el proyecto Aguas Firmes.  

Con respecto a cómo los productores participantes se están organizando para hacer uso de las máquinas, el técnico comenta que hay una programación y que los mismos productores se están encargando de rotar la maquinaria: “si alguien quiere usar la sembradora tiene que ir al rancho donde se ocupó y llevarla a donde se usará. Todo esto lo están haciendo directamente los productores, además están muy contentos porque ahorita que ya nació el maíz se ve muy parejito. Como son equipos de precisión, van sembrando a la misma distancia, van echando la semilla de una en una, cuando anteriormente con las máquinas convencionales que tienen los productores pues se van de dos, de tres, unas quedan a dos centímetros otras, a siete, era muy irregular”.

Con la maquinaria para Agricultura de Conservación de Aguas Firmes los productores de Calera “se han dando cuenta de lo importante que es esto, porque disminuye también el costo de semilla. Con una sembradora mecánica la dosificación es menos precisa, el cultivo te puede quedar muy ralo o te puede quedar muy cargado, y si queda muy cargado de plantas pues obviamente se gasta más en semillas. Así que esa es la ventaja de los equipos de precisión, que se puede dosificar bien la cantidad exacta de semillas y también se puede controlar la cantidad de fertilizante”, señala Carmen Martínez.

“Dentro del paquete que se adquirió como parte del proyecto Aguas Firmes, además de las tres sembradoras neumáticas de precisión para semilla grande y semilla pequeña, hay una niveladora láser, dos fertilizadoras y dos aspersoras para aplicar insecticidas foliares y productos de bajo impacto ambiental; de igual forma se trajeron dos roturadores que permiten realizar una labranza dirigida para tener una siembra más homogénea y mejor filtración de agua”, puntualiza el técnico de Aguas Firmes. 

Con información de Carmen Martínez García.

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Colaboran para transformar el campo de Sinaloa

La investigación científica y la colaboración son determinantes para impulsar la transición hacia una agricultura más sustentable. En el norte del país, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y SAFINSA (Servicios Agro Financieros del Norte), una empresa clave para la cadena de valor del trigo en la región, colaboran para promover mejores prácticas agrícolas. 

SAFINSA y el CIMMYT han estado trabajando ya desde hace varios años con una plataforma de investigación ubicada en Poblado Cinco, en Ahome, Sinaloa. “Allí se han evaluado cuáles son las prácticas más sustentables para producir trigo y maíz en la región; a partir de esto los técnicos de SAFINSA se han capacitado continuamente para ayudar a que los productores de la zona adopten con mayor facilidad estas prácticas. Actualmente técnicos de esta organización desarrollan sus capacidades en el curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable que ofrece el CIMMYT. Hemos hecho buen equipo para este tipo de proyectos”, comenta Carolina Cortez, coordinadora técnica del Hub Pacífico Norte del CIMMYT.

“Tanto con Safinsa, como con Grupo Bimbo, hemos impulsado la Agricultura de Conservación en la región. Encontramos en SAFINSA una empresa que ha apoyado todo lo que implica este sistema de Agricultura Sustentable. Aquí, por ejemplo —señala las parcelas de productores que trabajan con dicho sistema— vemos sus tres componentes básicos: el primero es dejar el residuo en la parcela. Lo que se busca es que el suelo quede cubierto por el rastrojo del cultivo anterior, evitar erosiones, aumentar la mayor captación de agua en el suelo, no practicando las quemas de rastrojo, evitando que toda esta materia orgánica que se pierda”. 

“Otro componente básico de la Agricultura de Conservación es la rotación de cultivos —que en la zona ha sido con ajonjolí y soya en el ciclo de temporal en verano—. Precisamente, el ajonjolí cosechado en estas parcelas tiene en Bimbo un comprador seguro, con lo cual se fortalece la cadena y los productores capitalizan los beneficios de producir bajo este sistema sustentable”, señala la coordinadora del Hub. 

“Como tercer componente se tiene el mínimo movimiento del suelo. Aquí se utilizaron sembradoras para Agricultura de Conservación, teniendo el apoyo de las centrales de maquinaria instaladas en el Valle del Carrizo para Agricultura de Conservación por parte de Fundación Produce y el Gobierno del estado. Una de las ventajas de usar este tipo de instrumentos es que tanto la fertilización como la siembra son puntuales, es decir, no se tiene tanto desperdicio de fertilizantes”, refiere Carolina Cortez. 

“Usar la voladora aumenta las dosis de fertilizante o densidad de semilla, lo cual no siempre es lo más eficiente, mientras que con la sembradora de Agricultura de Conservación el aprovechamiento de los recursos semilla-fertilizante es mejor, añadiendo el beneficio de ahorrar pasos de maquinaria. Siendo una de las funciones principales en la adaptación de la maquinaria para Agricultura de Conservación el cortar la paja (rastrojo), evitando que el suelo quede desnudo, erosionándose por el exceso de pasos de maquinaria que también implica un exceso de gastos porque ahora con el tema del incremento en el precio de los combustibles y los fertilizantes, es un tema importante para el productor”. 

A partir de estas colaboraciones, en la región también se promueve el uso de sensores ópticos para optimizar la fertilización nitrogenada: “se ha trabajado en la concientización para utilizar sensores, dosis de fertilizantes adecuadas y densidades de semilla óptimas. A partir de los trabajos de la plataforma de investigación se ha demostrado que las densidades altas no implican un mayor rendimiento. Y esa es una de las prácticas que se han trabajado junto con los técnicos de SAFINSA en predios de productores que han optado por implementar las innovaciones”, concluye la coordinadora técnica del Hub. 

El hecho de que empresas como SAFINSA sean promotores activos de la Agricultura Sustentable es un ejemplo para muchas otras regiones del país en las que se necesita que los agricultores tengan a la mano estrategias que les ayuden a manejar mejor sus riesgos productivos. Esta manera de entender la agricultura es fundamental, ya que contribuye a hacer a los sistemas agrícolas y las cadenas de valor más resilientes.

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Prácticas agrícolas sustentables ayudan a conservar el agua

Se estima que hasta el 70% del agua dulce disponible en el mundo se utiliza en la agricultura; gran parte de ella, lamentablemente, se pierde debido a un uso inadecuado. Por esta razón es urgente implementar proyectos o estrategias que promuevan el uso racional de este líquido esencial. 

A través del proyecto AGRIBA Sustentable —impulsado por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), y adoptado por los productores—se promueve la Agricultura de Conservación y diversas tecnologías sustentables para hacer un uso más racional de los recursos naturales, particularmente del suelo y el agua. 

Con respecto al agua, el propósito fundamental del proyecto es que los productores conciban que este recurso es fundamental tanto para la agricultura como para la sobrevivencia de la humanidad y, de seguir usándose como hasta ahora —con riegos rodados, por ejemplo—, se llegará a un punto donde se limitará aún más su uso, provocando consecuentemente una reducción del área cultivable y de la disponibilidad de alimentos. 

Además de mejorar la estructura del suelo para que tenga la capacidad de retener más agua, la práctica de dejar el rastrojo como cobertura natural del suelo —con ayuda de maquinaria adecuada o especializada— contribuye a conservar por más tiempo la humedad en la parcela para que sea aprovechada por el cultivo.

Por otro lado, realizar un análisis de suelo permite conocer mejor las características de la parcela y, con ello, determinar la capacidad del suelo para retener el agua y, en su caso, evaluar la posibilidad de reducir los tiempos de riego. 

La utilización de las camas anchas permanentes es otra práctica promovida por AGRIBA Sustentable porque ayuda a reducir las tiradas de riego —que normalmente se hacen en surcos— y facilita una mayor homogeneidad en la humedad. Además de reducir los tiempos de riego, las camas permanentes —en el momento mismo de su formación— permiten romper las capas compactadas de suelo para ayudar a que este filtre una mayor cantidad de agua. Así es como esta práctica permite entonces una reducción del uso de agua de riego.

En las plataformas de investigación del CIMMYT, en El Bajío, se ha comprobado que para la producción de trigo con agricultura convencional se requieren 8,960 metros cúbicos (m3) de agua por hectárea para alcanzar un rendimiento de 7 toneladas de grano, mientras que con Agricultura de Conservación se utilizan solo 6,860 m3 para obtener la misma producción. Ello significa que este sistema de producción sustentable permite tener, en promedio, un ahorro aproximado del 30% del consumo de agua en riego.

Para poner en contexto la importancia de estas prácticas, los aproximadamente 2,100 m3 (2 millones 100 mil litros) de agua por hectárea que las innovaciones sustentables permiten ahorrar para alcanzar un rendimiento de 7 toneladas de grano, equivalen a lo que 21 mil personas requieren para satisfacer sus necesidades diarias de agua tanto de consumo como de higiene; esto, tomando en cuenta que la Organización Mundial de la Salud estima que una persona requiere 100 litros de agua al día para este propósito. 

En este sentido es importante la creación y permanencia de proyectos o iniciativas que, como AGRIBA Sustentable, promueven alianzas estratégicas entre sectores y organizaciones, impulsando prácticas que benefician al medioambiente y, a su vez, también permiten ayudar a los productores a ser más rentables en el sector agrícola, mejorando sus condiciones de vida.

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Prácticas sustentables dan más oportunidades a productores de trigo

Guanajuato.- Representantes de PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) realizaron una gira de trabajo en los municipios de Pénjamo e Irapuato, en Guanajuato, donde visitaron a productores que participan en AGRIBA Sustentable, un proyecto que impulsan estas organizaciones para promover prácticas sostenibles que permiten cuidar el suelo y facilitan que los productores tengan mayores beneficios en comparación con las prácticas convencionales.

Christian Cortés ―Latam Grains Lead― y Liliana Jonapá ―Global Procurement Manager-LATAM Wheat Flour― de PepsiCo; Mar Gutiérrez ―gerente de Sustentabilidad y Responsabilidad Social― y Adolfo Ruiz ―Operaciones Agro Bajío―, de Grupo Trimex; junto con personal del Hub Bajío del CIMMYT y productores que participan en AGRIBA Sustentable observaron, directamente en las parcelas, la implementación del modelo de gestión del conocimiento y  los beneficios de las acciones que impulsa el proyecto para generar materia prima para la industria de manera sostenible.

En Pénjamo los asistentes contrastaron los resultados de la Agricultura de Conservación con respecto a la agricultura convencional. Allí, otros productores interesados en producir sustentablemente para tener mejores oportunidades de vincularse con la agroindustria expresaron su inquietud sobre si dejar el rastrojo como cobertura del suelo impide la germinación de la semilla u obstaculiza de alguna manera al cultivo de interés comercial. 

Uno de los productores que participa en AGRIBA Sustentable explicó que, en su experiencia y debido a que han contado con la asesoría del equipo técnico del proyecto, al implementar Agricultura de Conservación ha visto únicamente beneficios: menos gasto de diésel, uso más eficiente del agua y mejor llenado de grano. En cambio, mencionó el productor, en el espacio con agricultura convencional que dejó para tener un punto de comparación observó mayor nivel de evaporación del agua y presencia de malezas. 

Con la práctica convencional, agregó el productor, se suman los gastos por el uso de maquinaria para realizar labores adicionales de “preparación del suelo” por lo que, a la hora de hacer cuentas, tuvo una diferencia en rendimiento de más de 40% a favor de la Agricultura de Conservación, con la que además tuvo un ahorro de $5,000 por hectárea, que le representa una mayor utilidad. Con base en estos resultados, comentó el productor, el próximo año establecerá Agricultura de Conservación en todas sus parcelas.

En las instalaciones del Distrito de Riego Irapuato, por su parte, se pudieron observar los resultados de una plataforma donde se estudian los efectos de la Agricultura de Conservación sobre el cultivo de trigo ―en comparación con la agricultura convencional―. También se dieron a conocer los avances de las investigaciones iniciales que se realizan con cultivos de servicio (para el cultivo de trigo) como la vicia y el rábano. 

Los alcances de la Agricultura de Conservación ―y el resto de prácticas validadas para el cultivo del trigo y promovidas mediante el menú tecnológico del proyecto― generan confianza entre los productores y técnicos involucrados, quienes también señalan que una mayor disponibilidad de sembradoras permitiría avanzar aún más en la implementación de las innovaciones agronómicas. 

El desarrollo de recorridos como este permiten encontrar áreas de oportunidad y reforzar alianzas estratégicas, como la que da lugar a AGRIBA Sustentable, para beneficio de los agricultores, la agroindustria y los consumidores porque, al cultivar con prácticas sustentables, se beneficia a toda la sociedad. 

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Con terrenos nivelados hay mejores resultados

La nivelación de suelos agrícolas es muy importante para optimizar el riego, mejorar los rendimientos y conseguir mayores beneficios en los cultivos en general. Esto, debido a que las irregularidades en el suelo afectan el suministro de agua, lo que puede propiciar una maduración inadecuada de los cultivos, la aparición de zonas con maleza y, eventualmente, la reducción de los rendimientos y la calidad de la cosecha.

Además, las desigualdades en el nivel de la tierra incrementan los costos de producción porque se utiliza más cantidad de agua, lo que en zonas de baja precipitación como Zacatecas exige implementar prácticas que permitan aprovechar al máximo la poca lluvia que cae. 

“En la región prevalece el riego rodado —el cual requiere una pendiente para distribuir el agua por efecto de la gravedad y tiene una eficacia baja en el uso del agua—, entonces la pérdida de agua es muy fuerte”, comenta Alberto Cabello, gerente del Hub Intermedio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Cuando mezclamos Agricultura de Conservación junto con la tecnificación del riego —riego por goteo— entonces el ahorro de agua es mucho mayor. Además, iniciamos con nivelaciones láser. Se les ha ofrecido a los agricultores y hay interés. Algunos, por falta de agua y otras situaciones no tienen cultivos de invierno y entonces se han animado a nivelar en ese periodo. La nivelación ha tenido buen efecto y ahora se ve muy clara la diferencia entre los lotes nivelados y los que no lo están”, señala Alberto Cabello sobre las acciones que desde la agricultura se están impulsando para conservar el acuífero de Calera, en Zacatecas, mediante el proyecto Aguas Firmes.

El proyecto Aguas Firmes es impulsado por el Grupo Modelo, la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), el CIMMYT y diversas organizaciones públicas y privadas que buscan mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo.

En el caso de Zacatecas, la nivelación láser forma parte de un amplio menú de prácticas y tecnologías sustentables que se están impulsando para mejorar los sistemas de producción de los agricultores. La intención es que los cambios positivos perduren en el tiempo y, por ello, se apuesta a la capacitación de los productores brindándoles además un acompañamiento técnico constante. 

“Ya caminando con los agricultores durante el ciclo se ven muchas deficiencias en los sistemas de producción, cae uno en cuenta que antes de promover el uso de drones, agricultura de precisión, fertilizantes de liberación lenta y esas tecnologías, hacen falta cosas básicas para consolidar una Agricultura Sustentable”, comenta Julio César González, colaborador del CIMMYT para el proyecto.

“Ha habido bastante asistencia a los eventos de capacitación. Más de 180 personas nos han acompañado al menos en los primeros 10 eventos del año y vamos a continuar. Estamos en el proceso de detectar las necesidades de capacitación para el segundo año de operación y para buscar esos espacios estratégicos que faciliten que el productor pueda apropiarse más rápido y de mejor manera del conocimiento”, concluye el gerente del Hub Intermedio del CIMMYT, Alberto Cabello. 

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Ventajas de sembrar en camas permanentes

En la localidad de Purísima de Ramírez, municipio de Pénjamo, Guanajuato, la costumbre es que al terminar de trillar el maíz se realicen inmediatamente los laboreos del suelo: primero el arado, luego la rastra y después el surcado para dar finalmente paso a la siembra de trigo. Todas esas actividades tienen un costo aproximado de $5,000 por hectárea.

Además de los altos costos de producción, el movimiento continuo y excesivo del suelo daña su estructura y disminuye su capacidad productiva. En este sentido, el proyecto AGRIBA Sustentable fomenta prácticas más eficientes relacionadas de manera directa con la reducción y hasta eliminación de las labores antes mencionadas. 

AGRIBA Sustentable es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). A través de esta iniciativa se promueve entre los productores prácticas sustentables —como la Agricultura de Conservación— que permiten cuidar el suelo y facilitan que el productor tenga mayores ganancias en comparación con las prácticas convencionales.

Carlos Ramírez, un productor de Purísima de Ramírez, se animó a probar la siembra en camas permanentes ―una de las prácticas sugeridas por AGRIBA Sustentable―, que son un conjunto de surcos cuya parte elevada, que es donde se siembra, no se labra, limitando el movimiento del suelo a la reformación de las camas para facilitar la conducción del agua, solo cuando es necesario.

La siembra en camas permanentes ayuda a mejorar el manejo del agua y a reducir la compactación del suelo mediante el tráfico controlado ―ya que el tráfico se ve limitado a la parte baja de las camas―; también permite el uso de métodos mecánicos para el control de malezas y facilita el manejo del rastrojo en el suelo.

Con la implementación de camas permanentes Carlos registró una inversión de $1,400 por hectárea, por lo que, en comparación con la agricultura convencional de la zona, se ahorró $3,600 por hectárea, cuidando además su suelo y agua. 

Carlos menciona además que, en comparación con el sistema convencional de surcado, la siembra en camas permanentes le ha facilitado el riego y ha mejorado la conducción del agua. 

Otra innovación adoptada por el productor fue la siembra de una nueva variedad (Cisne F2016) con la que Carlos observa un mayor crecimiento vegetativo y una espiga más pesada en comparación con la variedad Cortázar S94, la acostumbrada en la zona. 

La utilización de un hongo benéfico (Trichoderma harzianum) para el control de la enfermedad conocida como secadera (Fusarium sp.) en trigo fue otra innovación implementada por Carlos en otra de sus parcelas. Allí notó una mejoría traducida en una menor incidencia de esta enfermedad, lo que lo motiva para su utilización en los siguientes ciclos agrícolas.

El productor, quien ha visto resultados positivos con las prácticas que ha implementado,  comenta que quiere seguir innovando con otras prácticas de Agricultura de Conservación, no solo para reducir costos y mejorar sus utilidades, sino también para ir mejorando su suelo. 

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Pionero de la Agricultura de Conservación

El señor José Antonio Hernández vive en la colonia Agrícola México, en Angostura, Sinaloa. Actualmente cultiva maíz, frijol y garbanzo con prácticas de Agricultura de Conservación, sistema de producción sustentable que conoció en su búsqueda por mantener rentable su actividad: “En el 94-95 mi hermano y yo empezamos a buscar una sembradora o formas para bajar los costos, disminuir la labranza, el trabajo, todo lo que se pudiera bajar, pero para que aumentara la producción al mismo tiempo”, relata el productor. 

“Entonces una compañía de ahí de Guamúchil nos invitó a un viaje para los Estados Unidos, al estado de Nebraska, y pues nos trajimos algunas ideas y las empezamos a adaptar. Los implementos que nosotros ya teníamos aquí empezamos a adaptarlos y también compramos algunos que ya son para Agricultura de Conservación”, comenta el señor José, don Pepe como lo conocen en su localidad, donde es pionero en la implementación de la Agricultura de Conservación. 

“Entre don Silvano —un vecino de don Pepe— y yo empezamos en las mismas fechas, de hecho, fuimos juntos al viaje. Don Silvano ha ido a Argentina, yo fui a Brasil. Y así hemos ido aprendiendo porque todos los años son diferentes. Este año la sequía es la que nos está dañando, estamos batallando con el agua. De hecho, aquí ya tenemos dos ciclos, el pasado y este, que hemos tenido muy restringida el agua y las presas están muy bajas”, comenta el productor. 

Debido a las variaciones climáticas, don Pepe ha optado por cultivos de menor demanda hídrica como el garbanzo, el cártamo y el ajonjolí. Además, con Agricultura de Conservación señala que “sí se nota la diferencia porque la soca (rastrojos) sobre el suelo incrementa la materia orgánica y retiene más la humedad. Mucha gente en la agricultura convencional hace todo el laboreo precisamente para eso, para que supuestamente capte más agua el suelo, pero no es así, yo lo noto porque yo no muevo el suelo y tengo la misma producción que ellos. Sí, la soca siempre retiene el agua y no se erosiona tanto el suelo”.

En los lotes de don Pepe se puede ver la diferencia entre la labranza convencional y la Agricultura de Conservación. De hecho, recibe a otros agricultores que sienten curiosidad por las prácticas que ha implementado: “Sí, han venido de otras partes a ver la siembra. Y los mismos vecinos de aquí. Porque yo tengo una tierra que le doy más seguimiento que a todas, es un lote de 11 hectáreas que tiene 15 años que no se ha movido el suelo, entonces la gente que pasa por ahí ve que se pone muy bonito el maíz, el garbanzo y todo, sin mover nada del suelo, nada más fertilizar, sembrar y la desmenuzada de la paja (rastrojos)”.

Sobre la reacción de los otros productores don Pepe comenta que “se sorprenden, nada más que mucha gente tiene el temor de que como es grande la inversión que se hace a veces y no tienen los equipos adaptados para eso, pues no le quieren entrar muy bien por el temor de perder la inversión. Algunos sí han hecho como yo, pero poco a poquito porque los agricultores así somos, somos muy desconfiados, hasta no ver bien bien al vecino es que nos animamos; hasta para cambiar de cultivo o de variedad necesitamos verlo. No porque llegue alguien y nos diga, cambiamos. Necesitamos ver físicamente”. 

Don Pepe, en ese sentido, juega un rol muy importante para difundir con otros productores prácticas sustentables, pero también para validar nuevas prácticas: “Con el ingeniero Leonardo Lugo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) hemos hecho unas pruebas para mejorar la fertilización con nitrógeno. Trajeron un sensor y ahí anduvimos viendo eso. Yo de vez en cuando le hablo para preguntarle cosas y opiniones porque ya hay confianza. De hecho, el año pasado me entregaron un reconocimiento como productor innovador”, comenta don Pepe.

Finalmente, don Pepe se dirige a otros agricultores, a quienes invita a implementar prácticas sustentables para cuidar recursos como el suelo y el agua: “Es importante para seguir sembrando. En primer lugar, no tenemos nada seguro en la cuestión del clima. Necesitamos cuidar el agua porque no sabemos cómo venga el clima en el futuro. Poco a poco tienen que ir cambiando. Yo les digo que ahora casi va a ser de a fuerzas que le entren, así como están de caro todo, como los fertilizantes. Así que va a ser casi de a fuerzas entrarle a la Agricultura de Conservación”. 

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Acciones frente a la escasez de agua

La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y se prevé que este porcentaje aumente si no se adoptan medidas urgentes. En México, aunque la cobertura nacional de agua potable es de 96.1% (CONAGUA, 2021), cada vez más comunidades experimentan una disminución en el abasto y, de hecho, se estima que cerca del 30% de los que sí reciben el líquido no lo tienen en calidad ni cantidad suficiente (UNAM, 2019). 

De acuerdo con el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), México es uno de los 25 países del mundo que enfrenta un mayor estrés hídrico, situación que pone en el centro del debate al sector agropecuario porque a la vez que es uno de los más afectados por la escasez de agua, también es el que más utiliza el agua extraída de los ríos, lagos y acuíferos (a nivel global el 70% del agua extraída se usa para riego. En México este porcentaje se estima entre 76 y 78%).

Ante este contexto, proyectos como Cultivando un México Mejor, impulsado por HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), contribuyen a la gestión sostenible del agua en la agricultura gracias a prácticas como la Agricultura de Conservación (sistema donde, a grandes rasgos, se hace mínima labranza y el suelo se cubre con rastrojo) y el riego por goteo. 

Con estas prácticas sustentables, durante 2020 (año particularmente seco de acuerdo con los registros históricos de CONAGUA) se notó un ahorro de más de un millón doscientos mil litros de agua (1,205 m³) en el volumen total aplicado por hectárea mediante riego en el cultivo de cebada. Esto representa un ahorro de un poco más de 20% en el consumo de agua en comparación con la agricultura convencional.

El potencial de las prácticas promovidas; sin embargo, puede ser todavía mayor: al comparar el uso de agua y el rendimiento de grano en la agricultura convencional y la Agricultura de Conservación promovida por el proyecto (tanto con riego por surcos como por goteo) se observó que, si bien los rendimientos no difirieron significativamente entre los sistemas de producción, el uso del agua de riego sí fue significativamente menor con prácticas sustentables. 

En promedio, el experimento de campo de cebada-maíz (desarrollado de 2016 a 2020 con comparaciones en paralelo en parcelas de agricultores) mostró que el uso del agua de riego fue 17% menor con Agricultura de Conservación que con labranza convencional; aproximadamente 36% menor con el riego por goteo que con el riego por surcos en la labranza convencional; y 40% menor con riego por goteo y Agricultura de Conservación combinados en comparación con la agricultura convencional con riego por surcos.

En un contexto de escasez de agua a nivel global, cada gota cuenta y proyectos como este, que acercan el conocimiento científico a los productores mediante prácticas simples y efectivas, contribuyen a cuidar los valiosos recursos naturales de los que depende la subsistencia de las sociedades. 

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La importancia de los acuíferos y su gestión sustentable

Los acuíferos son formaciones subterráneas naturales que absorben y almacenan el agua de lluvia. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), alrededor del 70% del agua que se utiliza en las ciudades y el agua de riego que se usa en un poco más de la tercera parte de la superficie agrícola del país proviene de acuíferos. 

Aguas Firmes es uno de los proyectos más relevantes que actualmente se desarrollan en México para la preservación y manejo del agua de los acuíferos. Es impulsado por Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones públicas y privadas que están uniendo esfuerzos para mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo.

Los de Calera y Apan son dos de los acuíferos más sobreexplotados en el país (de los 653 existentes, se considera que 105 están sobreexplotados). Así que mejorar la sustentabilidad del agua proveniente de estos acuíferos no es una tarea menor. De hecho, es una tarea colosal y por ello el proyecto Aguas Firmes contempla entre sus pilares la Agricultura Sustentable. 

La agricultura es importante para la recarga de acuíferos no solo porque gran parte de las extracciones de estas reservas de agua es para riego agrícola, sino por el tema del suelo: los acuíferos se alimentan con el agua de lluvia, pero esta no pasa directamente a los acuíferos, lo hace a partir del suelo que permite su infiltración. Lamentablemente, años de prácticas inadecuadas han hecho que gran parte de los suelos agrícolas del país disminuyan drásticamente su capacidad de infiltrar agua.  

La promoción de la Agricultura Sustentable es clave entonces para optimizar el consumo de agua y para mejorar la capacidad de infiltración de los suelos. En el caso de Calera, Zacatecas, los retos son grandes porque las prácticas convencionales que prevalecen no solo afectan la salud del suelo, sino que muchas veces disminuyen la rentabilidad de los cultivos. 

En Calera una parte considerable de la superficie agrícola se siembra con hortalizas. El manejo que prevalece, en general, es uno donde “subsolean, barbechan o voltean y luego rastrean, pasan destorrenadores varias veces y prácticamente mullen el suelo, lo pulverizan completamente al pasar rotavatores (máquinas que pulverizan el suelo), así forman camas mullidas y sin terrones prácticamente. Después todavía pasan una máquina marcadora. Esto además es mucha mano de obra. En cultivos como el ajo o el chile son entre 100 y 120 jornales por hectárea por ciclo”, comenta Julio César González, colaborador del CIMMYT para el proyecto. 

En contraste con este exceso de movimientos que destruye la estructura del suelo (y que en el caso de las hortalizas ha contribuido a que crezcan los problemas de sanidad vegetal), Aguas Firmes promueve la mínima labranza (uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación) para recuperar dicha estructura, pero esto también contribuye a mejorar la rentabilidad.

Los productores locales traen unos costos de producción promedio de unos $26,000 por hectárea de maíz, con rendimiento promedio de entre ocho y nueve toneladas. Esto con labranza convencional. El año pasado, con la Agricultura de Conservación que estamos fomentando, tuvimos un costo de producción de $17,000 y un rendimiento de nueve toneladas; es decir, una rentabilidad mayor que de forma convencional. Por esto y por optimizar el consumo de agua es que migrar hacia Agricultura de Conservación es lo que nos llevaría por mucho a cumplir los objetivos del proyecto”, señala Julio César. 

Migrar hacia sistemas de producción agrícola más eficientes está permitiendo avanzar en el largo camino para la gestión sustentable de acuíferos. Una de las ventajas que ofrece el proyecto es que las soluciones que propone no son recetas universales, sino una gama amplia de prácticas sustentables que se pueden adaptar a las más diversas condiciones. 

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Michoacán traza el camino hacia la transición agroecológica

Cuitzeo, Mich.- Para conocer los avances en prácticas y tecnologías soportadas científicamente para mejorar la producción agrícola de riego y temporal en Michoacán, el pasado 14 de diciembre de 2021 Cuauhtémoc Ramírez Romero, titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario de Michoacán y Nora Vázquez Villanueva, directora de Agricultura de la misma Secretaría, visitaron la plataforma de investigación de Cuitzeo y un módulo de innovación bajo riego en el mismo municipio, los cuales forman parte de la red de innovación del Hub Bajío del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Al recorrido de campo también asistieron Salvador Castillo, de la Junta Local de Sanidad Vegetal, y productores de los municipios de Cuitzeo, Epitacio Huerta y Huiramba, quienes pudieron intercambiar experiencias con productores que ya han implementado o están implementando las prácticas de manejo propuestas por el Hub Bajío y sus colaboradores en el estado.

El señor Eugenio Mascote —con quien se estableció la plataforma—, por ejemplo, está implementando diversas prácticas de la estrategia Cosechando Agua de la mano del equipo técnico del despacho Red_InnovAC. Entre esas prácticas destacan el trazado de curvas a nivel, la labranza vertical y la Agricultura de Conservación que, en conjunto, permiten aprovechar al máximo el agua de lluvia y mejorar los rendimientos de los cultivos. 

El manejo agroecológico de plagas es otra de las prácticas sustentables que se promueven en la plataforma. Mediante este enfoque se busca reducir la aplicación de agroquímicos, favoreciendo el control natural de las plagas y la biodiversidad en las parcelas mediante el monitoreo, el uso de semioquímicos ―sustancias químicas naturales― y productos de bajo impacto ambiental. Gracias a este manejo el señor Eugenio comenta que, durante 2021, no se requirió realizar ninguna aplicación para el control de plagas en las parcelas de la plataforma. 

Durante el recorrido en la plataforma los asistentes también pudieron observar el desarrollo de híbridos de diversas empresas nacionales ―cuyas proyecciones de rendimiento oscilan entre las 15 y las 16 toneladas por hectárea para uno de los módulos de riego y entre 9 y 10 toneladas para la plataforma― y el rendimiento y efectos en la conservación de agua tanto de la labranza convencional, basada en el paso de arado o subsoleo y rastreos que favorecen la evaporación del agua, como de la Agricultura de Conservación, sistema que ha permitido hacer un mejor aprovechamiento del agua y obtener 30% más de rendimiento ―equivalente casi a tres toneladas― en comparación con prácticas convencionales.

Posteriormente, durante la visita al módulo del señor Fernando Ramírez Díaz los visitantes pudieron observar y escuchar de la voz del productor cómo la Agricultura de Conservación ―sistema que ya lleva trabajando cinco años continuos en el cultivo de maíz en primavera-verano y trigo o cebada en otoño-invierno― le ha permitido reducir costos, optimizar el uso del agua ―ha observado una disminución en las horas de riego―, y reducir la incidencia de malezas, plagas y enfermedades.

Después del recorrido en campo el titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario de Michoacán y la directora de Agricultura destacaron la importancia de la prácticas sustentables para producir más alimentos de calidad e inocuos, que sirvan como base para la salud pública de todos los consumidores. El gobierno del estado, comentaron, tiene la visión de que Michoacán avance significativamente en esa vía y se coloque al frente de la producción de alimentos sanos. 

Finalmente, el recorrido permitió compartir los avances en el territorio de la iniciativa MasAgro-Cultivos Para México y el trabajo de la estrategia para la transición agroecológica en Michoacán. En este sentido, el doctor Fernando Bahena ―investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y pecuarias (INIFAP) quien lidera la estrategia de manejo agroecológico de plagas a nivel nacional― resaltó los avances en esta materia y destacó la importancia de la integración con otros esfuerzos y trabajo conjunto para avanzar con los productores en la adopción de las mejores prácticas sustentables.