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Agricultura para conservar la naturaleza, un puente entre África y México

Alice Ruhweza durante el Congreso Interamericano de Agua Suelo y Agrobiodiversidad, en Ciudad Obregón, en el estado mexicano de Sonora. (Foto: CIMMYT)
Alice Ruhweza durante el Congreso Interamericano de Agua Suelo y Agrobiodiversidad, en Ciudad Obregón, en el estado mexicano de Sonora. (Foto: CIMMYT)

“Siempre he creído que las soluciones están en el suelo. Por supuesto, el sistema global tiene un papel que desempeñar, pero el trabajo verdadero se da en el suelo, por eso es importante que apoyemos el trabajo de los pequeños agricultores, porque los alimentos que consumimos vienen su trabajo”, mencionó Alice Ruhweza durante el Congreso Interamericano de Agua Suelo y Agrobiodiversidad, organizado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural a través del Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). 

Ruhweza es miembro del Consejo Directivo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y es directora en África del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), donde encabeza y supervisa un programa regional que comprende más de 10 países para impulsar un nuevo marco regulatorio y de política pública para la conservación de la naturaleza de la mano de los productores.

A través de la conferencia magistral “Sistemas de alimentos positivos para la gente y el planeta”, Ruhweza enfatizó en el papel central de la agricultura para hacer frente al cambio climático: “La agricultura es responsable del 80 % de la deforestación global, responsable del 39 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, el 70 % del uso de agua dulce y el 70 % de la pérdida de la pérdida de biodiversidad terrestre, pero la agricultura no solo es un problema, también es una solución”, afirmó. 

De acuerdo con Ruhweza , “la solución al cambio climático está en la gente, eso significa que debemos modificar la forma en la que producimos y consumimos. Necesitamos transformar nuestros sistemas agrícolas y debemos hacerlo produciendo, en las mismas tierras que están disponibles actualmente, suficientes alimentos para una población que crece, reduciendo al mismo tiempo el nivel de emisiones provenientes de la agricultura”. 

“Hay tres cosas que podemos hacer: proteger los hábitats naturales que quedan de su conversión a la agricultura; manejar las tierras agrícolas de forma sustentable; y restaurar los suelos degradados. Para acelerar esta transición necesitamos investigación, por eso en WWF trabajamos con el CIMMYT; también necesitamos trabajar con la sociedad civil, con los gobiernos, las empresas, las instituciones financieras. Las alianzas son muy importantes y MasAgro —hoy Cultivos para Méxicoes un gran ejemplo de plataformas que articulan los esfuerzos de todos los sectores”, aseveró la directora regional de WWF, quien además comentó que se tiene el propósito de llevar este modelo desarrollado en México a África. 

Al respecto, Bram Govaerts, director general del CIMMYT, comentó que “Cultivos para México, referido por Alice Ruhweza como una forma de trabajar y coexistir, es una iniciativa que nos ha brindado muchos aprendizajes, particularmente en la forma de colaborar entre los distintos actores involucrados, por eso estamos muy orgullosos de que, con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos y el interés de varios países de África, este modelo de innovación agrícola mexicano este siendo solicitado en otras latitudes”. 

Cultivos para México es una iniciativa de la Secretaría de Agricultura que cuenta con el respaldo científico del CIMMYT y el apoyo de organizaciones como el INIFAP, la cual ha impactado en más de un millón de hectáreas y más de 300 mil productores que han adoptado prácticas agrícolas sustentables. Por su relevancia, la iniciativa ha despertado el interés y ha sido replicada en distintos países de América Latina, Asia y África. 

En este sentido, Govaerts recordó a la audiencia que México ha hecho muchas aportaciones al mundo, incluyendo África: “variedades resistentes al gusano cogollero, nuevas formas de trabajar la tierra, la nixtamalización —una técnica que se está adoptando en África para combatir aflatoxinas—, entre otras”, pero también que “hay muchas cosas de África, mucho conocimiento de allá, que podemos aplicar aquí en México”, como las diversas soluciones para integrar agricultura y conservación de la naturaleza referidas por Ruhweza.

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México se integra a red de extensión agrícola mundial

De izquierda a derecha: el productor Carmelo Sánchez y los técnicos Eugenio Telles y José Luis Montero, en Candelaria, en el estado mexicano de Campeche. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
De izquierda a derecha: el productor Carmelo Sánchez y los técnicos Eugenio Telles y José Luis Montero, en Candelaria, en el estado mexicano de Campeche. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

El extensionismo rural hace referencia, en general, al proceso mediante el cual los nuevos conocimientos en agricultura —surgidos principalmente de centros de investigación y universidades— se hacen extensivos o se acercan a los agricultores. 

Desde hace más de una década se creó el Foro Global para los Servicios de Asesoría Rural (GFRAS, por sus siglas en inglés) para desarrollar una red de profesionales especializados en la transferencia de esos conocimientos a los productores y familias agricultoras de todo el mundo. Antes de 2020, sin embargo, América del Norte —México, Estados Unidos y Canadá— no era miembro formal de dicha red global. 

Tras consultas con los gobiernos y diversas instituciones de los tres países, en 2020 se creó la Red de Asesoría Agrícola de América del Norte (NAAAN, por sus siglas en inglés), la más reciente de las redes regionales del GFRAS en cuyo comité directivo se encuentran líderes agrícolas de toda la región, incluidos, ex officio, los titulares de las secretarías o ministerios de agricultura de los tres países de la región. 

La NAAAN busca intensificar el debate sobre el extensionismo agrícola y, a su vez, proporcionar una plataforma de colaboración entre los tres países para compartir conocimientos e información sobre programas y prácticas de extensión agrícola. Entre los temas prioritarios para la creación de redes compartidas, la investigación y el intercambio de esta nueva red regional se encuentra la biodefensa y bioseguridad, la salud del suelo y gestión del agua, y la capacitación. 

Uno de los primeros pasos para propiciar la creación de redes entre las partes interesadas en América del Norte —y con sus homólogos en todo el mundo— fue un ejercicio de mapeo sobre el contexto histórico y actual del extensionismo en los tres países a fin de desarrollar información de referencia para las actividades de la NAAAN. 

Derivado de ese estudio, recientemente se publicó el documento ‘Alimentar a América del Norte a través de la extensión agrícola: un informe de la Red de Asesoramiento Agrícola de América del Norte (NAAAN)’, el cual incluye la historia del extensionismo en la región e información obtenida mediante una encuesta aplicada en 2021 a más de 500 participantes en Canadá, México y los Estados Unidos.

El capítulo dedicado a México, que destaca el extensionismo desarrollado a través de Cultivos para México, una iniciativa de la Secretaría de Agricultura y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), está integrado con colaboraciones de especialistas de la dependencia federal y el centro de investigación en mención, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el Colegio de Posgraduados (COLPOS), el Instituto Nacional para el Desarrollo de Capacidades del Sector Rural, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste y otras instituciones.

El informe brinda el panorama del extensionismo en cada país de la región, sus marcos institucionales, orígenes históricos, fuentes de financiación, entre otros aspectos. Además, permite contrastar los distintos enfoques de extensión agrícola y visualizar los retos comunes de la región a la hora de prestar servicios de extensión. El informe puede leerse completo en español en: https://naaan.csusystem.edu

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Las ventajas de sembrar en camas permanentes

Cultivo de trigo en agricultura de conservación. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Cultivo de trigo en agricultura de conservación. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

Se entiende por agricultura de conservación al sistema de producción basado en tres componentes básicos: mínima labranza, cobertura permanente del suelo y diversificación de cultivos. En el Valle del Yaqui, en Sonora, México, este sistema es evaluado para brindar a los agricultores de la zona las mejores recomendaciones para su implementación y adopción, dados los amplios beneficios que ofrece. 

En la plataforma Cajeme II, por ejemplo, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) comparan la práctica convencional de la región con el tratamiento que incluye los tres componentes de agricultura de conservación. 

Reducir la intensidad de la labranza puede reducir los costos de producción por la disminución en operaciones y puede ayudar a conservar el suelo. Para conocer el efecto de la reducción de la labranza, en la plataforma se compara la siembra de trigo en monocultivo bajo labranza convencional y en camas permanentes. La labranza convencional en la región consiste en dos pasos de rastra y la formación de camas, mientras que las camas permanentes se forman en el año inicial del ensayo y después cada año solo se hace una reformación de los fondos, sembrándose directamente en las camas del año anterior”, comenta Nele Verhulst, investigadora del CIMMYT. 

De acuerdo con los investigadores, en la plataforma el trigo en camas permanentes tuvo mayor rendimiento que en camas con labranza convencional. En promedio, con cuatro riegos de auxilio, se obtuvo un rendimiento de 7,3 toneladas por hectárea con labranza convencional, mientras que el promedio en camas permanentes fue de 8,1 toneladas por hectárea, una diferencia promedio de 0,8 toneladas por hectárea a favor de la siembra en camas permanentes. 

De acuerdo con Manuel Ruiz, otro de los investigadores que trabaja en la plataforma, “cuando se siembra en camas permanentes es mejor dejar el rastrojo sobre la superficie que removerlo, ya que el rastrojo impide la evaporación del agua, protege al suelo contra el sol y la lluvia, reduce el crecimiento de malezas y aporta materia orgánica”, por esto, continúa, “para sacar el mejor provecho de las camas permanentes se recomienda dejar el rastrojo sobre la superficie; pero incluso sin cobertura las camas permanentes rindieron en los primeros seis años del ensayo igual o más que con labranza convencional”.

El trigo es un cultivo que gracias al amacollamiento puede dar rendimientos similares sin ser afectados por la diversidad de arreglos topológicos —distribución de las plantas en la superficie sembrada— y densidades de siembra —cantidad de semillas que se depositan por hectárea—. En este sentido, en camas permanentes con rastrojo no se observó diferencia en el rendimiento entre el tratamiento con dos hileras y el tratamiento con tres hileras.

En promedio, se obtuvo un rendimiento de 7,3 toneladas por hectárea con el sistema convencional, mientras que el sistema de agricultura de conservación rindió en promedio 8.6 toneladas por hectárea. La agricultura de conservación entonces rindió en promedio 1,3 toneladas por hectárea más que el sistema convencional.

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Alternativas para hacer un uso más eficiente del agua en la agricultura

Trilla de trigo con el cártamo en floración en el fondo, en la plataforma Cajeme II, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
Trilla de trigo con el cártamo en floración en el fondo, en la plataforma Cajeme II, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

Fenómenos como el cambio climático y la urbanización creciente han contribuido a que la disponibilidad de agua dulce disminuya notablemente en muchas partes del mundo. Para la agricultura esto implica hacer un uso más eficiente del agua. 

La región del Valle del Yaqui es una de las principales regiones agrícolas de México. Se encuentra en el sur del estado de Sonora con una extensión aproximada de 450 mil hectáreas y su principal cultivo es el trigo duro, aunque además se producen oleaginosas, hortalizas y otros cereales, como el maíz y el trigo harinero. Toda la producción se hace en condiciones de riego.

En el Valle de Yaqui regularmente hay agua disponible para cuatro riegos de auxilio para el cultivo de trigo, sin embargo, también hay una recurrente escasez de agua con ciclos cuando hay que reducir el uso de agua de riego. 

Para identificar las mejores prácticas que permitan hacer un uso más eficiente del agua, en la plataforma Cajeme II, en Sonora, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) evalúan, entre otros aspectos, el rendimiento del trigo con solo tres riegos de auxilio en vez de cuatro, como es la práctica común. 

La siembra en camas permanentes con cobertura de rastrojo —agricultura de conservación— puede aumentar la cantidad de materia orgánica, mejorar la infiltración de agua y reducir la evaporación. Estos factores ayudan a retener por más tiempo la humedad del suelo, por lo que es posible que el trigo en camas permanentes tenga mayor rendimiento bajo condiciones de riego reducido. 

De acuerdo con lo observado en la plataforma de investigación, con tres riegos de auxilio el rendimiento fue significativamente más bajo que en todos los tratamientos con cuatro riegos de auxilio —promedio de 6,9 toneladas por hectárea— y similar en camas permanentes y camas con labranza convencional. 

Si bien el rendimiento con tres riegos en camas permanentes no fue mayor que en labranza convencional, el beneficio generado por el cuarto riego es mayor en camas permanentes. La siembra en camas permanentes es más eficiente en el uso de agua, con un mayor rendimiento por el mismo número de riegos y, por tanto, se recomienda para hacer un óptimo uso del agua disponible. 

Además, se recomienda la rotación con un cultivo que use menos agua que trigo, como garbanzo o cártamo. De esta manera se puede dividir el área para dar un cuarto riego de auxilio en trigo que se aprovechara más en agricultura de conservación, y compensarlo con área de cártamo o garbanzo donde solo se dan uno o dos riegos de auxilio.

En la plataforma Cajeme II se siguen evaluando estos tratamientos para observar si a largo plazo hay algún cambio. En este sentido, también es necesario hacer experimentos para medir el consumo de agua por parcela y así tener un mejor entendimiento de cómo se puede ahorrar agua en el Valle de Yaqui.

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México contribuye a generar soluciones para el cuidado de la naturaleza en Colombia

El productor Emiliano Melchor, de Oaxaca, México, mostrando su parcela en la que ha diversificado cultivos para mejorar la actividad biológica y la rentabilidad de su sistema, evitando así la deforestación del bosque. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
El productor Emiliano Melchor, de Oaxaca, México, mostrando su parcela en la que ha diversificado cultivos para mejorar la actividad biológica y la rentabilidad de su sistema, evitando así la deforestación del bosque. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

En la producción actual de alimentos prevalece un alto uso de insumos —como fertilizantes, pesticidas, energía, tierra y agua— y prácticas insostenibles —como el monocultivo, la labranza intensiva y la deforestación— que contribuyen a incrementar el riesgo de extinción de especies nativas, al deterioro de las especies de plantas cultivadas, al calentamiento global y a la pérdida y contaminación de suelo y agua. Además, favorecen dietas poco diversas e ingresos menos estables.

En la agricultura se produce una gran cantidad de desechos, lo que da como resultado que se desperdicie más de un tercio de los alimentos producidos a nivel global. También suelen desaprovecharse los residuos de cultivos y otros recursos que pueden reciclarse en lugar de desperdiciarse. Una agricultura más respetuosa de la naturaleza incluye la adopción de prácticas que protegen, gestionan, restauran la naturaleza y reciclan los nutrientes. Este tipo de agricultura puede apoyar una producción de alimentos más sostenible y brindar servicios ecosistémicos. 

Soluciones Positivas para la Naturaleza es una iniciativa que busca, precisamente, promover una agricultura basada en la gestión y protección del medioambiente y la agrobiodiversidad para que, desde una perspectiva regenerativa, no agote ni destruya los recursos naturales.  Su orientación es implementar sistemas agroalimentarios que brinden alimentos y bienestar y, al mismo tiempo,  hacer de la agricultura un elemento que contribuya a permanecer dentro de los límites planetarios. 

La iniciativa, impulsada por el CGIAR —alianza global que agrupa a centros de investigación de todo el mundo—, incluye a Colombia, Burkina Faso, India, Kenia y Vietnam, donde tienen presencia el Centro Internacional de la Papa (CIP), la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT-Bioversity), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el Instituto Internacional del Manejo del Agua (IWMI), y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI).

En el marco de esta iniciativa, el pasado 21 y 22 de septiembre se realizó, en Palmira Colombia, un taller de planeación para discutir un marco común, definir sitios específicos de trabajo y metas factibles para la iniciativa e identificar vínculos potenciales con actores clave. En este taller se contó con la participación de organizaciones como Agrosavia, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS), FORESTPA, CORPOAMAZONIA, Refocosta, entre otras. 

La iniciativa contempla cinco paquetes de trabajo que responden a la estrategia de investigación e intervención: conservación in situ y ex situ de la agrobiodiversidad, manejo sustentable de los recursos naturales (agrobiodiversidad, agua, suelo), restauración del suelo, reciclaje y manejo de los residuos, y fomento de un ambiente político y socioeconómico para la promoción de las soluciones positivas para la naturaleza desde una perspectiva de inclusión social.

A través de Cultivos para México —iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT—, el CIMMYT ha acumulado experiencia en el uso de tecnologías y prácticas sustentables en diferentes regiones agroecológicas y con diferentes tipos de productores —como el uso de la diversificación de cultivos, cero labranza, feromonas para el control de plagas, uso de tecnologías herméticas para la conservación de granos, compostaje para un manejo menos intensivo y amigable con el planeta—, de manera que a través de Soluciones Positivas para la Naturaleza se busca llevar esta experiencia a Colombia en colaboración con los centros del CGIAR y las instituciones públicas y privadas de ese país.

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La agricultura de conservación tiende puentes entre México y Perú

Grupo de productores peruanos durante su visita a la parcela D-5 (Texcoco, Estado de México), donde se observan los efectos acumulados por más de veinte años de agricultura de conservación. (Foto: Misael Chirino/CIMMYT)
Grupo de productores peruanos durante su visita a la parcela D-5 (Texcoco, Estado de México), donde se observan los efectos acumulados por más de veinte años de agricultura de conservación. (Foto: Misael Chirino/CIMMYT)

La agricultura de conservación que se realiza en México es un referente internacional debido a la gran diversidad de zonas agroecológicas con las que cuenta y a la investigación científica que aquí se realiza en torno al tema. 

“Yo con estos días que estuvimos de visita en los campos con agricultura de conservación del CIMMYT me llevo impresiones y aprendizajes que allá en mi país voy a tener que plasmar y seguir”, comentó Nazario Rojas Vilchis, agricultor peruano que, junto con otros compatriotas suyos, recorrieron diversos módulos y plataformas de investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ubicados en Guanajuato y el Estado de México. 

Fue a través de un proyecto de la International Cryosphere Climate Initiative (ICCI), la vinculación con CARE Perú, y el financiamiento de la Climate & Clean Air Coalition (CCAC), que Nazario y sus compatriotas Daniel y Manuel, productores de la zona andina y la zona central de Perú, visitaron México para conocer las experiencias del CIMMYT en torno a la implementación del sistema de agricultura de conservación. 

“Nos interesa tanto evitar las quemas agrícolas o quemas abiertas, porque afectan mucho a los glaciares y tienen efectos negativos sobre la salud humana, sobre el suelo y creemos que la agricultura de conservación es la alternativa que podemos proponer al agricultor, porque conjuga todos esos intereses de la salud, del ambiente y de la economía también”, mencionó Juliana Albertengo, del ICCI, quien acompañó a los productores sudamericanos en su viaje de estudio. 

En Perú la agricultura de conservación aún no es un sistema ampliamente conocido. Sus promotores son auténticos pioneros de la agricultura sustentable: “nosotros desarrollamos un proyecto con los productores de la región altoandina del Perú. Empezamos aproximadamente con 75 productores para desarrollar las actividades de agricultura de conservación. Esta visita es para ver las experiencias que aquí se desarrollan en la conservación de suelos, en la selección y manejo de semillas, y el manejo de plagas y enfermedades”, precisó Odón Zelayarán, de CARE Perú. 

El proyecto de agricultura de conservación que se desarrolla en Perú tiene alrededor de tres años de haber iniciado, de ahí el interés por visitar módulos plataformas de investigación en México donde es posible observar el efecto a largo plazo de la agricultura de conservación, ya que, en su mayoría, estos espacios tienen más de dos décadas de haber implementado dicho sistema, siendo un ejemplo de los beneficios que este tipo de agricultura brinda a los ecosistemas a través del tiempo. 

Los ensayos a largo plazo del CIMMYT y sus colaboradores han contribuido, por ejemplo, a identificar que las prácticas de manejo sostenible, como las asociadas a la agricultura de conservación, tienen un efecto acumulativo y potencialmente positivo sobre el almacenamiento de carbono en los suelos —cada 1 % de carbono orgánico en el suelo aumenta en 3 milímetros la retención de agua—, y que permiten un mejor desarrollo de los cultivos. 

Junto con los productores, a la visita a México se integró Mayra Segovia, del programa Amazonía Sin Fuego que el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador desarrolla en el marco de otro proyecto con ICCI. “En Ecuador sería muy importante aplicar los principios de la agricultura de conservación que acá hemos conocido. Vamos a socializar los aprendizajes y queremos comenzar realizando algún proyecto piloto con estos principios”, comentó. 

Al respecto, Juliana Albertengo refirió que “Próximamente planeamos realizar un encuentro en Ecuador con relación a Amazonía Sin Fuego y nos gustaría contar con el CIMMYT para que exponga los proyectos de agricultura de conservación que impulsa, así como sus campañas de no quema que van en línea con lo que nosotros estamos haciendo”. 

A través del CIMMYT y sus colaboradores, México impulsa la adopción de innovaciones agrícolas sostenibles y culturalmente pertienentes en el territorio nacional y en muchas partes del mundo. Los resultados positivos que se han obtenido abren la posibilidad de seguir replicando las experiencias de México para ayudar a la resolución de problemáticas en otras latitudes. 

Así, compartir el conocimiento es esencial para lograr superar los grandes retos de las sociedades. Como mencionó Manuel Rojas Vargas, productor de Huancayo, Perú, “Nos llevamos nuevas ideas para innovar allá y seguir avanzando en este proyecto de la agricultura de conservación que es el futuro para la humanidad, para nuestras generaciones que vienen”. 

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Buenas cosechas con menos agua

El productor Raúl Sotelo durante un monitoreo de humedad para establecer maíz amarillo sin aplicar riego de asiento. (Foto: Tomás López Montoya/CIMMYT)

El productor Raúl Sotelo durante un monitoreo de humedad para establecer maíz amarillo sin aplicar riego de asiento. (Foto: Tomás López Montoya/CIMMYT)

El contenido de humedad del suelo es un factor muy importante para que los cultivos crezcan adecuadamente. Además de las condiciones atmosféricas y las características propias de los cultivos —como su capacidad de absorción y transpiración—, la cantidad de agua que fluye a través de las plantas, desde el suelo hasta la atmósfera, depende en gran medida de la oferta de agua del suelo, de su estructura que influye en la capacidad de absorción, y de si tiene o no una cubierta que le ayude a retener humedad. 

Una de las razones por las que optamos por trabajar la tierra de esta manera es la escasez de agua que se está presentando en la zona”, comenta Raúl Sotelo, agricultor de Navolato, en Sinaloa, México, quien desde hace tres ciclos agrícolas participa en el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, de la compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Este proyecto tiene entre sus objetivos producir maíz amarillo de manera sustentable. Por ello promueve un sistema de producción que permite aprovechar todas las precipitaciones que caen en la temporada de lluvias y conservar la humedad en el suelo para así poder establecer el cultivo de maíz en fechas óptimas.

Estas prácticas sustentables permiten además sembrar sin tener que regar. Para los productores, esto significa que pueden ahorrarse el llamado riego de asiento que representa más del 30 % del total de agua usada para producir el maíz.

El proyecto, en el que la empresa sinaloense SACSA funge como acopiadora y transformadora, brinda a los productores participantes acompañamiento técnico permanente. A través de este, se les apoya para que tomen las mejores decisiones desde antes de la siembra. En el caso del señor Raúl, por ejemplo, se le apoyó para monitorear la humedad del suelo y establecer así las fechas más idóneas para la siembra del maíz.   

“En general este ciclo se observaron condiciones buenas para el cultivo, la incidencia de plagas fue baja, las malezas se tuvieron controladas y las humedades aprovechables en el suelo fueron óptimas, ya que se sacó adelante el cultivo de buena manera con solo tres riegos de auxilio”, puntualiza el equipo técnico que le brinda acompañamiento al productor.  

Los resultados son excelentes, el rendimiento fue bueno, de 13 toneladas por hectárea y el precio estuvo mejor. Estoy muy contento con esta forma de producir, más económica y que respeta el medioambiente, cuidando también la escasa agua que tenemos, por eso pienso seguir produciendo maíz amarillo para este proyecto, y sin trabajar de manera excesiva la tierra, ya que eso cuesta mucho y no es necesario para levantar buenas cosechas”, concluye el productor. 

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El valor del agua, una visión desde la agricultura

Sesión de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento, del 23 de agosto de 2022. (Foto: Jelle Van Loon/CIMMYT)
Sesión de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento, del 23 de agosto de 2022. (Foto: Jelle Van Loon/CIMMYT)

La Semana Mundial del Agua (del 23 de agosto al primero de septiembre) es una iniciativa de diversas organizaciones a nivel global —coordinada por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo— para explorar nuevas formas de gestionar el agua y abordar los mayores desafíos de la humanidad que la implican: desde la seguridad alimentaria y la salud hasta la agricultura, la tecnología, la biodiversidad y el clima.

Como en muchos otros lugares del mundo, en México, la grave situación del agua también ha llevado el tema a las mesas de debate más importantes del país, incluyendo diversos espacios y foros gubernamentales. 

El pasado 23 de agosto, por ejemplo, se desarrolló una sesión de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento —por primera vez fuera de la Cámara de Diputados— de la LXV Legislatura en el Tecnológico Nacional de México (TECNM) campus Pabellón de Arteaga, en Aguascalientes, México, a la que fue convocada el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para exponer, desde la óptica científica, las posibilidades para optimizar el uso del agua en el campo mexicano. 

Durante su intervención, Jelle Van Loon, investigador del CIMMYT, enfatizó que “Sí es posible reducir el consumo de agua sin perder la productividad”. En este sentido, el científico del CIMMYT expuso la amplia evidencia que se ha generado desde las distintas plataformas de investigación, misma que confirma que la agricultura sustentable es clave para la gestión del agua en México. 

“En Ciudad Obregón, Sonora, los resultados de diversos ensayos nos muestran cómo con dos riegos con agricultura de conservación se produce casi lo mismo que con el sistema convencional que implica tres riegos. Es decir que, con mejores prácticas, podemos ahorrar prácticamente un riego completo y aseguramos que la productividad no disminuya”, recalcó. 

De acuerdo con la evidencia científica, para países como México la tecnificación del riego no sería una solución que deba priorizarse sobre otras, pues la gestión agrícola es mucho más importante: “vemos que hay menos erosión en parcelas donde se han implementado mejores prácticas, eso hace que haya menos contaminación en los ríos, que el agua esté más limpia cuando llega a los pozos para ser utilizada. A nivel de cuenca las prácticas sustentables permiten que haya más infiltración y por lo tanto una mayor recarga de los acuíferos”, señaló el investigador del CIMMYT. 

Finalmente, Jelle Van Loon habló de la diversidad de proyectos que el CIMMYT impulsa junto con colaboradores de los sectores público, privado, académico y social. Entre ellos, por el papel central del agua, destaca la iniciativa Aguas Firmes, un proyecto del Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el CIMMYT y diversas organizaciones, cuyo objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.

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Comenzar con el pie derecho

El productor Emigdio Méndez durante el monitoreo de gusano cogollero. Localidad de Calomato, municipio de Mocorito, en Sinaloa, México. (Foto: Tomás López/Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
El productor Emigdio Méndez durante el monitoreo de gusano cogollero. Localidad de Calomato, municipio de Mocorito, en Sinaloa, México. (Foto: Tomás López/Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

Emigdio Méndez es un productor de maíz de Mocorito, en el estado mexicano de Sinaloa. Quienes lo conocen, lo describen como trabajador y ‘echado para adelante’. Por ello, en una zona que tiene problemas de escasez de agua para riego y los suelos son de mediana calidad, decidió apostar por hacer las cosas diferentes al implementar agricultura de conservación. 

Este ciclo (otoño-invierno 2021-2022) Emigdio comenzó su participación en Apoyo al Abastecimiento Responsable en México —proyecto de la compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en el cual la empresa SACSA participa en el acopio y transformación del grano—, cuyo objetivo principal es producir cereales de manera sustentable.  

“Estoy contento y satisfecho con las bondades que brinda el sistema de producción que nos están enseñando a desarrollar”, comenta Emigdio, refiriéndose a la agricultura de conservación, un sistema de producción sustentable cuyos componentes básicos son la mínima labranza, la cobertura del suelo y la diversificación de cultivos. 

Implementando este sistema de siembra y manejo de cultivo —cuyos mayores beneficios se observan al paso de los años—, el rendimiento en el terreno de Emigdio fue de 9,5 toneladas por hectárea; esto es una buena producción para una zona en la que hay escasez de agua y la calidad de los nutrientes suele limitar el crecimiento de la planta.

Con respecto a los costos de producción, Emigdio comenta que estos fueron menores, ya que pudo ahorrarse en promedio tres mil pesos (3 000 MXN) por hectárea. Esto es bastante significativo en estos tiempos en que los insumos, particularmente los fertilizantes, han aumentado mucho.

Adicionalmente, gracias al acompañamiento técnico que ha recibido, el productor hizo un mejor uso del agua, ya que pudo sembrar el maíz amarillo con la humedad residual de las lluvias —con esta práctica los agricultores pueden tener buenos resultados a pesar de estar en zonas donde el agua es escasa—.

En conjunto con el equipo técnico que le brinda acompañamiento por parte del proyecto, el productor busca aprovechar las tierras en verano, estableciendo así dos ciclos anuales en lugar de uno: maíz amarillo en otoño-invierno y ajonjolí o frijol guar en primavera verano. O bien, sembrar soya a finales de mayo si las condiciones lo permiten.

Al implementar un nuevo cultivo, menciona el equipo técnico que asesora a Emigdio, “se cumplirán los tres componentes básicos de la agricultura de conservación; mismos que nos ayudarán mejorar las condiciones del suelo, mitigar las malas hierbas y disminuir la incidencia de plagas; por ende, se obtendrán mejores resultados en el cultivo de maíz y si las condiciones de lluvias en verano son favorables se podrá obtener algo de grano e ingresos con los cultivos de rotación, porque actualmente la soya, el frijol guar y el ajonjolí tienen excelentes precios”. 

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Establecen alianza para reducir el consumo de agua en la agricultura

El Consejo Consultivo del Agua (CCA) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) firmaron un convenio de colaboración para promover actividades de investigación, desarrollo y capacitación para hacer un uso óptimo del agua en la agricultura mexicana.

Se estima que en México 76% del consumo de agua se destina a fines agropecuarios, mientras que la actividad industrial consume entre 3.5% y 5% del agua disponible cada año en el país, por lo que esta alianza puede tener un impacto positivo en los diferentes sectores económicos, así como en las comunidades rurales y urbanas del país. 

 El acuerdo también contribuirá a impulsar proyectos productivos que pueden transformar los sistemas agroalimentarios y mejorar los medios de vida de las y los productores mexicanos.

Raúl Rodríguez Márquez, Presidente del CCA, indicó que más actores sociales, empresariales y gubernamentales deberían conocer y aprovechar el trabajo del CIMMYT, especialmente ahora que el mundo enfrenta conflictos globales que agravan las crisis alimentarias.

También se comprometió a vincular a los miembros del Consejo con el CIMMYT y, de esta forma, facilitar el impulso de alianzas estratégicas que incrementen y hagan más sostenible la producción de granos básicos para fortalecer la seguridad alimentaria, autosuficiencia y resiliencia de México.

Bram Govaerts, director general del CIMMYT, expresó que este organismo internacional de investigación de excelencia sin fines de lucro siempre está abierto a colaborar con más actores del agro mexicano para llevar innovaciones sustentables al productor.

Destacó que una gran ventana de oportunidad para colaborar con los miembros del CCA es la producción de más cultivos por gota de agua.

Podemos ayudar a las empresas a reducir el consumo de agua en su servicio de proveeduría”, aseguró el representante del organismo internacional.

Precisó que CIMMYT tiene presencia en diversos países y que forma parte de un consorcio internacional de investigación. Por ello, eventualmente se podría involucrar a especialistas que trabajan en más cultivos, además del maíz y el trigo.

La firma del convenio tuvo como testigo de honor a Neal Gutterson, integrante del Consejo Directivo del CIMMYT.