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Nuevos aprendizajes para cultivar cebada

Como parte de las actividades del proyecto Cultivando un México Mejor —que impulsan HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se realizaron cursos de capacitación para productores de cebada de Guanajuato y Querétaro con la temática ‘Acondicionamiento de parcelas para la producción de cebada en Agricultura de Conservación y variedades de cebada’.

Este proyecto promueve el valor de la producción sostenible de cebada y el uso eficiente del agua. Para cumplir el objetivo, es determinante que los productores que siembran el grano y abastecen a esta compañía cervecera estén capacitados en técnicas innovadoras que contribuyan a generar sistemas de producción más sostenibles y rentables, teniendo como base la adopción de la Agricultura de Conservación, que garantiza el uso eficiente del agua.

El pasado 22 de noviembre iniciaron los cursos de capacitación en el ejido de Casas Blancas, en la parcela de la productora María Eugenia Rico. Ahí los productores participantes aprendieron sobre manejo de rastrojos para implementar Agricultura de Conservación en cebada, acondicionamiento de parcela, alternativas de control de rebrote de sorgo, acondicionamiento de agua (tratamiento para que tenga la calidad adecuada para el riego) y reformación de camas.

Este curso se replicó el 27 de noviembre en la comunidad Finca Valle de San Juan, Querétaro, en la parcela del productor Víctor David Gervacio. Y se abordaron temas como arreglos de siembra, variedades de cebada, densidad de siembra, inoculación de semilla y arreglos topológicos, entre otros.

El equipo técnico de HEINEKEN México, representado por Federico Chavarín y Zeferino Fernández, explicó a los productores el portafolio de variedades de cebada que se promueven para la zona del Bajío (como brennus, meztli, esperanza y prunella). Estas variedades permiten cumplir con los parámetros de calidad maltera, tienen mayor resistencia a condiciones de sequía prolongada y —en general— permiten obtener mayores rendimientos.

Otra de las innovaciones que el proyecto promueve es la siembra de cebada en doble y triple hilera, ya que este arreglo permite usar menos agua, semillas y agroquímicos, y presenta menor susceptibilidad al acame (doblez o inclinación que sufren los tallos de la cebada), menos incidencia de enfermedades, grano de mejor calidad (tamaño y peso) y una mayor rentabilidad económica. Cabe mencionar que los productores que realizan estas prácticas son mejor calificados como proveedores de cebada.

El 28 de noviembre la capacitación se realizó en la comunidad de Cerro Gordo, del municipio de Valle de Santiago, en la parcela del productor Manuel Lara, y el 29 de noviembre se impartió en la parcela del productor Lorenzo Raya, en el municipio de Abasolo.

Las capacitaciones estuvieron a cargo del equipo técnico del CIMMYT, integrado por Sinué Pérez Castillo, Bartolo González Torres, Fernando Fernández Duarte y Alonso Torres, quienes agradecen a todas las organizaciones y personas que hacen posible el proyecto Cultivando un México Mejor, que —ante el panorama hacia el año 2030, donde el agua será un recurso aún más limitado— brinda esperanzas para lograr, en este nuevo año y en los subsecuentes, importantes avances en la materia.

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Girasol, el cultivo que va bien y promete

Ocotlán, Jal.- En la región Ciénega de Jalisco alrededor de 90% de la superficie agrícola de temporal se siembra con maíz; 8%, con sorgo; y el resto, con otros cultivos (SIAP, 2019). Si bien las condiciones agroecológicas son propicias para la producción de cereales, las grandes extensiones dedicadas al monocultivo pueden presentar (y representar) problemas a largo plazo: pérdida de la biodiversidad y la fertilidad de suelo; mayor susceptibilidad de los cultivos a las plagas, enfermedades y malezas; y, por lo tanto, mayor consumo de agroquímicos con efectos negativos en la salud y el ambiente.

Una medida para prevenir estas consecuencias negativas es la rotación de cultivos, práctica sustentable que, por sus amplios beneficios, constituye uno de los principios de la Agricultura de Conservación. La rotación de cultivos mejora el balance de nutrientes y permite aumentar la materia orgánica en los suelos; ayuda a aprovechar mejor el agua; y tiene un efecto regulatorio sobre las poblaciones de plagas, malezas y enfermedades.

El girasol (Helianthus annuus) representa una buena opción para la rotación. Al ser un cultivo de ciclo corto, tiene buena respuesta a condiciones limitadas de lluvias y mayor tolerancia a la sequía que los cultivos básicos. Además de que puede usarse como forraje en la alimentación animal, es muy apreciado por la industria aceitera y tiene gran potencial, ya que actualmente la producción nacional solo satisface alrededor de 15% de los requerimientos del país (Gómez et al., 2013).

Durante el ciclo primavera-verano 2019, en la plataforma de investigación Ocotlán —donde colaboran Xochicentli y el Hub Bajío, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se evalúo el girasol como cultivo alternativo para rotación en condiciones de temporal, obteniendo buenos resultados. El rendimiento promedio fue de 3.4 toneladas por hectárea (con un costo de producción de $9,000 por hectárea), alcanzando una relación beneficio-costo de 1.22. En otras palabras, se trata de un cultivo rentable.

Si bien estos son los resultados de un primer ciclo (debiéndose evaluar aún durante más ciclos agrícolas), el girasol se perfila como una buena opción para la región Ciénega de Jalisco. Esta especie, además de los beneficios para la rentabilidad de las parcelas, ayuda también a mantener la biodiversidad: al producir grandes cantidades de néctar, atrae a numerosos polinizadores, como las abejas.

Este estudio es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

 

Referencias:

Gómez, R., Hernández, M., Gómez, R., Martínez, E., Zarazúa, M. A. y Ramos, F. (2013). Tecnología para la producción de girasol en el estado de Hidalgo. Folleto Técnico, 5. INIFAP.

SAGARPA. Oleaginosas (canola, cártamo, girasol y soya) mexicanas. Planeación agrícola nacional 2017-2030.

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Granos de calidad: una producción sustentable hacia el bienestar

Si cultivar de manera sustentable —es decir, cuidando el medioambiente— permite a los productores que su actividad agrícola sea más rentable; a las empresas, brindar productos de mayor calidad; y a los consumidores, tener alimentos más sanos y nutritivos, ¿por qué la producción y el abastecimiento de granos cultivados sustentablemente no son prácticas comunes en México? Muchos factores propician esta situación, entre ellos que para implementar prácticas agrícolas sustentables es necesario crear un entorno para el desarrollo de habilidades —que incluye acercar y formar en estas prácticas a los productores—, así como transmitir a las empresas los amplios beneficios que pueden obtener apoyando este tipo de iniciativas.

En este contexto, el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México —que implementan la Compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en varias regiones del país— cobra relevancia. Tiene la finalidad de cubrir los requerimientos de maíz amarillo de la empresa con producción local, pero de una manera sustentable con los recursos productivos y justa en lo que se refiere a las condiciones de contratación. Por esto, en días pasados se capacitó a productores de Guanajuato (provenientes de Valle de Santiago y municipios vecinos) en temas de calidad, determinación del momento óptimo para la cosecha, calibración de sembradoras y procesamiento industrial del grano, entre otros.

La apuesta por la transferencia de conocimientos y el desarrollo de capacidades es mucho más relevante de lo que podría parecer en primera instancia, pues únicamente a través de estas acciones los productores pueden tomar las mejores decisiones que los lleven no sólo a buscar mayores sus rendimientos y a tener ahorros significativos en sus costos de producción (de hasta $5,000 por hectárea), sino a tomar consciencia de que su participación en el proyecto incide positivamente en el medioambiente y en la salud y la nutrición de los consumidores. No se desatiende ningún aspecto.

Como señaló Arturo Ávila —encargado de Abasto Responsable y Desarrollo de Agronegocios de la Compañía Kellogg en Latinoamérica— durante el inicio de la capacitación, el objetivo de este proyecto es integrar una mejora de los sistemas de producción tanto en sustentabilidad como en rentabilidad.

Por ejemplo, con la implementación de la Agricultura de Conservación, en el ciclo otoño-invierno 2018-19 los productores que participaron en este proyecto en Sinaloa eliminaron por completo el empleo de agroquímicos de uso restringido, tanto en el tratamiento de la semilla como en el manejo de plagas y malezas. La gestión adecuada de la agricultura significa, por lo tanto, un suministro de comida nutritiva y sana, pero producir granos de calidad de forma sustentable tiene una ventaja adicional: permite a los productores vender sus productos de una manera justa gracias a la “cultura del dato” que este proyecto promueve y al mayor conocimiento y ajuste de los costos de producción, haciendo posible que los compradores aseguren utilidades a los productores con los que trabajan.

En el caso del proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, uno de los objetivos es impulsar la competitividad de la producción de maíz amarillo nacional. Con prácticas sustentables, los productores participantes lograron asegurar la venta de 27,000 toneladas de este maíz (correspondiente al ciclo de producción otoño-invierno 2018-19), poniendo de relieve que la Agricultura Sustentable es una solución pertinente para lograr la transformación de los sistemas agroalimentarios, la cual —según los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)— se requiere para que los productores obtengan ingresos decentes y sean actores clave en la protección del medioambiente.

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¿Puede la agricultura ser el motor del desarrollo nacional?

MasAgro es un programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). A casi una década de haber iniciado operaciones, sus resultados hablan por sí mismos. Su impacto positivo en más de 300,000 productores y más de 1 millón de hectáreas explica su permanencia en el tiempo y el interés internacional que ha despertado para replicar la estrategia en países con riesgo de hambruna y como vía para mitigar la migración forzada, pues MasAgro no sólo incrementa los rendimientos de los productores, sino que —por su enfoque social y ambiental— ha contribuido al desarrollo de las comunidades rurales y la preservación del medioambiente y la biodiversidad.

Los resultados más recientes del programa —correspondientes al año 2018— muestran que la apuesta por la generación y transferencia de conocimientos, así como por la investigación colaborativa y la articulación de esfuerzos y capacidades, rinde frutos. De acuerdo con estos resultados, las investigaciones desarrolladas en 40 plataformas de investigación y la difusión de prácticas agronómicas sustentables —a través de más de 1,000 módulos con parcelas demostrativas— permitieron sumar más de 3,000 nuevas áreas de extensión en todo el país (es decir, parcelas donde los productores deciden implementar alguna de las innovaciones promovidas por MasAgro).

Este dato es relevante porque significa que son los propios productores quienes están tomando decisiones informadas y responsables para beneficio de sus parcelas, familias y comunidades. El acompañamiento técnico que reciben (en 2018 se capacitó a más de 5,000 técnicos y actores clave del sector agroalimentario) y el soporte científico del programa propician precisamente que los productores sean la pieza central en la transición de una agricultura convencional a una basada en el conocimiento, sustentable y climáticamente inteligente.

Por su enfoque social e incluyente, su base científica y su operación en redes colaborativas, MasAgro ha sido considerado un programa clave para impulsar y acelerar el desarrollo del campo mexicano. Su alineación con el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 contribuye además a los esfuerzos del Gobierno federal para lograr la seguridad alimentaria. Esta sinergia reafirma que MasAgro es una “iniciativa exitosa e innovadora de desarrollo rural sostenible, alimentación saludable, erradicación de la pobreza y resiliencia climática y ambiental que puede ser replicada en diversos territorios rurales y a múltiples escalas”, como mencionó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2018, cuando reconoció al programa por su labor.

El mejor reconocimiento, sin embargo, es el de los propios productores cuando ven los resultados de implementar las prácticas sustentables que promueve MasAgro. “Me di cuenta de que es necesario abandonar las prácticas convencionales y adoptar otras sustentables. Yo invito a los productores a que hagan Agricultura de Conservación; van a mejorar su producción, pero —sobre todo— van a detener los daños que se le siguen ocasionando al medioambiente con el uso excesivo de agroquímicos y las quemas sin control”, comentó Víctor Artemio Díaz González, productor cooperante de Chamula, Chiapas. Este es uno de muchos testimonios que avalan el programa y que se replican cada ciclo. Por esto, MasAgro ha permitido trazar el camino de Maíz para México, el plan estratégico más completo —generado por especialistas y actores clave del ámbito científico, gubernamental, empresarial y social— para transformar el escenario del maíz en México.

¿Por qué es importante impulsar programas como MasAgro y planes estratégicos como Maíz para México? Porque, si las tendencias se mantienen, en tan sólo 10 años el país vivirá una situación sin precedentes con respecto a su autosuficiencia alimentaria: necesitará importar un poco más de 18 millones de tonelas de maíz. Esa es la razón por la cual entre las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), está la de duplicar para el año 2030 la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos de pequeña escala. MasAgro y Maíz para México son iniciativas que contribuyen al logro de esta meta.

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Hacia una economía más sustentable e incluyente

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que hacia el año 2030 los efectos del cambio climático y el incremento de la población mundial generarán una grave crisis ambiental y de disponibilidad de alimentos. Por eso es necesario lograr la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios y fomentar el desarrollo de las comunidades rurales.

Entre los acuerdos globales que se promueven para proteger el planeta y garantizar que todas las personas dispongan de alimentos y bienestar para el año 2030, están los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) —los cuales fomentan acciones para lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición, la Agricultura Sustentable y la producción y el consumo responsables— y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (Global Compact).

El Pacto Mundial de las Naciones Unidas es un modelo de negocio que invita a las empresas a alinear sus operaciones y estrategias con 10 principios en materia de derechos humanos, trabajo y medioambiente, y es una guía para que las empresas y organizaciones alcancen los ODS. Este énfasis en el sector privado se debe a que, al ser generador de tecnologías, recursos y empleo, juega un papel fundamental en el diseño de un futuro sostenible.

Mediante proyectos que fomenten la sustentabilidad ambiental y la responsabilidad social, “las empresas del Pacto Mundial de las Naciones Unidas pueden acelerar el paso hacia la agenda 2030”, señaló Michelle Benítez, coordinadora de Adheridos del PNUD, durante la entrega y presentación del reporte de resultados del programa Creación de Valor Compartido 2016-2018, de Nestlé México, empresa que por cuarta ocasión renovó su adhesión a la iniciativa de la ONU.

“En Nestlé buscamos generar y compartir valor con la sociedad en donde hacemos negocios”, dijo Fausto Costa, presidente ejecutivo de Nestlé México, en la Casa de la Organización de las Naciones Unidas en México al momento de presentar el informe, en el cual destaca el Plan Maíz por México, una iniciativa conjunta de esa empresa y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

El Plan Maíz por México pone en acción el compromiso de Nestlé México de tener un abasto responsable y el del CIMMYT de promover la sustentabilidad agrícola. Se trata de un plan de compra nacional de maíz y trigo para apoyar el desarrollo de productores en México, principalmente en la zona del Bajío, donde se ha logrado impactar positivamente a cerca de un centenar y medio de productores y a alrededor de 1,700 hectáreas con prácticas de Agricultura Sustentable.

Los notables incrementos en el rendimiento de los cultivos (que han pasado de un promedio histórico regional de 8.5 t/ha con labranza convencional a 12 t/ha con la implementación de prácticas sustentables) fortalecen la economía de los productores, sus familias y sus comunidades, haciéndoles parte de un abastecimiento responsable que involucra y beneficia a todos.

Además de mejorar los medios de vida en el ámbito rural, las innovaciones agrícolas que el proyecto fomenta son una manera de cuidar el planeta. En las parcelas de los productores que participan en el Plan Maíz por México se ha podido avanzar en la eficiencia en el uso del agua (por cada tonelada de grano producida sustentablemente se han ahorrado 62,000 litros) y en la calidad del suelo (se ha eliminado el uso de agroquímicos restringidos en el tratamiento de semillas) y el aire (se ha reducido en 27% la emisión de CO2 a la atmósfera).

Debido a que uno de los 10 principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas es que las empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medioambiente, la iniciativa conjunta de Nestlé México y el CIMMYT adquiere relevancia, pues sus resultados son una ventana abierta a nuevas posibilidades de colaboración para que —a través de la sinergia entre las empresas socialmente responsables y la Agricultura Sustentable— se logre superar el reto que el año 2030 plantea a las sociedades.

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Cómo las comunidades de la Península de Yucatán están decidiendo el futuro de sus milpas

Las milpas resguardan un alto número de variedades de maíz y otros cultivos. En la Península de Yucatán la mayoría de los productores practican la milpa asociada –con diversas variedades de maíz, frijol, ibes, calabaza y hasta otros siete cultivos más–, y esta puede ser de tipo tradicional, continua o mecanizada. Sin embargo, independientemente del tipo de milpa que trabajen, los productores actualmente tienen bajos rendimientos y altas pérdidas, además de una continua preocupación por los fenómenos asociados al cambio climático, como las sequías prolongadas, las lluvias fuera de ciclo o los daños por plagas que antes no se presentaban.

Este panorama fue formulado por los propios productores de la región gracias a un proceso participativo que, desde un inicio, involucró a las comunidades para definir los puntos críticos de los diferentes sistemas milpa y las características de lo que ellos consideran debe tener una milpa sustentable. Precisamente, este proceso se enmarca en el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán (MSPY), impulsado por la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con la colaboración de importantes actores estratégicos, como el Grupo Interdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada (GIRA) y el Laboratorio de Agroecología del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con los que recientemente se realizaron reuniones con productores de la Península de Yucatán.

GIRA es una organización sin fines de lucro que promueve procesos de autogestión, autoregulación y planificación participativa en temas socioambientales a nivel local y regional. Junto con el equipo del Programa de Socioeconomía del CIMMYT, conformó el grupo que se ha reunido varias veces con productores de los municipios de Yaxcabá (Yucatán), Peto (Yucatán), José María Morelos (Quintana Roo) y Calakmul (Campeche) para discutir, cuantificar y recientemente presentar los resultados del trabajo sobre indicadores de sustentabilidad del sistema milpa, los cuales se evaluaron en sus distintos tipos y abordan diferentes atributos de la sustentabilidad, como la productividad, estabilidad, resiliencia, adaptabilidad, equidad y autogestión.

Milpa Sustentable en la Península de Yucatán tiene un enfoque de inclusión social y equidad de género, conservación y gestión optimizada de los recursos naturales, mitigación de los efectos del cambio climático y adaptación a este, producción de alimentos inocuos y de calidad y vinculación de productores con mercados. Por esto, en la definición de los indicadores de sustentabilidad se empleó el Marco para la Evaluación de Sistemas de Manejo de Recursos Naturales Incorporando Indicadores de Sustentabilidad (MESMIS), una metodología desarrollada por GIRA, la UNAM, ECOSUR y otras instituciones académicas.

Así, con el acompañamiento del equipo de GIRA y el CIMMYT, los 54 productores participantes definieron 19 indicadores de sustentabilidad de la milpa, como el rendimiento de cultivos, la inclusión familiar, la materia orgánica del suelo, el manejo eficiente del agua, la conservación de los recursos forestales, la inclusión comunitaria y la complementación de herramientas para el pronóstico climático (te puede interesar Diálogos entre ciencia y cultura a favor de una milpa sustentable). De esta manera, son las propias comunidades de la Península de Yucatán las que están decidiendo el futuro de sus milpas.

En términos generales, las milpas tradicionales y continuas muestran bajos rendimientos y altas pérdidas por plagas, lo cual se refleja en una baja disponibilidad alimentaria. Sin embargo, resaltan positivamente la alta diversidad de productos obtenidos de la milpa, el bajo uso de agroquímicos, la alta rentabilidad de la apicultura y el cultivo de cítricos, la alta diversidad de fuentes e ingreso y la alta inclusión social. En el caso de las milpas tradicionales, destaca el hecho de que los periodos de rotación en el bosque son largos, derivando en un alto nivel de conservación.

Los indicadores de sustentabilidad también permiten evaluar las innovaciones que son relevantes para los diferentes sistemas milpa. En ese sentido, se logró identificar que innovaciones como el arreglo topológico (densidad de siembra) y la no quema se van a sostener en el tiempo, pues han sido ampliamente adoptadas por los productores, de manera que, muy probablemente, las seguirán realizando cuando el proyecto concluya. Sin embargo, se necesita trabajar para que otras innovaciones propuestas sean no solo sostenibles, sino relevantes para los desafíos de la milpa.

Finalmente, los indicadores permiten identificar recomendaciones para mejorar la sustentabilidad de la milpa, tanto mediante prácticas agroecológicas en las parcelas como a través de políticas públicas favorables a estos sistemas. Para el CIMMYT y las organizaciones con las que colabora, es importante que los productores tomen las mejores decisiones en favor de sus sistemas productivos. Este es, precisamente, uno de los objetivos de Milpa Sustentable en la Península de Yucatán y de los procesos participativos que se impulsan junto con los aliados de este proyecto.

Por: Carolina Camacho Villa, CIMMYT; Carlos González Esquivel, Laboratorio de Agroecología IIES-UNAM; y Cecilia Briones Guzmán, GIRA AC.

 

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La rotación de cultivos, clave para lograr parcelas más rentables

En el municipio de la Barca, Jalisco, el predominio del monocultivo en la superficie agrícola de temporal es notorio. De acuerdo con estadísticas recientes, de un total de 154,758 hectáreas sembradas durante 2018, 90% de la superficie correspondió a maíz; 8.8%, a sorgo; y sólo 1.2%, a cultivos alternativos como garbanzo, frijol, tomate verde y cebolla (SIAP, 2019). El problema del monocultivo es que a largo plazo propicia la pérdida de biodiversidad y de fertilidad del suelo; una mayor susceptibilidad de los cultivos a plagas, enfermedades y malezas; y —como consecuencia— un consumo mayor de agroquímicos, con efectos negativos en la salud y el ambiente.

Por lo anterior, en la plataforma de investigación Ocotlán —en la que colaboran Xochicentli y el Hub Bajío, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se realizan estudios sobre rotación de cultivos. La importancia de estos estudios radica en que la diversificación de las especies cultivadas aporta múltiples beneficios a los productores: mejora el balance de nutrientes, la materia orgánica en los suelos y el aprovechamiento del agua; tiene un efecto regulador sobre las poblaciones de plagas, malezas y enfermedades; y, además, diversifica los ingresos y brinda mayores oportunidades para acceder a mercados.

Durante el ciclo otoño-invierno 2018-19 se realizó rotación de avena con maíz (el maíz fue el cultivo precedente). Con el uso de biofertilizantes se obtuvieron rendimientos de entre 25.3 y 31.6 t/ha de avena en verde. Estos resultados estuvieron por encima de los reportados para el municipio de la Barca por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) en 2018.

La inclusión de la avena en la rotación fue por su aptitud forrajera y porque permite tener una cosecha adelantada con respecto al trigo. Además de su aprovechamiento para la alimentación animal, la avena aporta a la calidad del suelo, pues sus raíces penetran las capas más profundas, dejando una estructura porosa que permite que el agua se infiltre en el suelo y quede disponible para cultivos futuros. Este es un ejemplo de los diversos beneficios de rotar cultivos.

Debido a que las leguminosas y las oleaginosas —de las cuales se obtiene aceite— son buenas opciones para la rotación de cultivos, actualmente en la plataforma de Ocotlán se evalúa el cultivo de girasol para rotaciones en condiciones de temporal, pues ofrece ventajas como un ciclo de cultivo corto, una buena respuesta a condiciones de lluvias limitadas y una mayor tolerancia a la sequía (en comparación con los cultivos básicos).

Otros de los beneficios del girasol es que su semilla tiene un alto contenido de aceite (entre 35 y 45%) y posee una calidad nutricional alta, por lo que es muy apreciada por la industria aceitera. Con la pasta sobrante de la extracción pueden elaborarse concentrados para la alimentación animal y las cabezas sin semillas son una fuente rica en proteínas y pueden usarse molidas para aves o ganado. Y en verde se puede ensilar para forraje. A pesar de esto, la producción nacional sigue siendo pequeña.

Rotar cultivos ofrece varios beneficios. Además de los expuestos, ayuda a regular plagas y malezas; beneficia la fertilidad del suelo; y —en la parte económica— minimiza los riesgos de mercado, ya que al tener diferentes cultivos los productores no están limitados por el precio de un solo producto.

Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

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Cultivando un México Mejor: una agricultura más eficiente que consume menos agua

En las instalaciones de la Asociación Agrícola Local de Valle de Santiago, Guanajuato, se reunieron los productores y técnicos que participan en Cultivando un México Mejor para la presentación de los resultados del ciclo 2018-2019 de ese proyecto de sustentabilidad agrícola que impulsan la empresa HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), cuyo objetivo principal es reducir el consumo de agua en los cultivos de cebada.

En el acto estuvieron presentes Federico Chavarín, de HEINEKEN México; Erick Ortiz, gerente del Hub Guanajuato —del CIMMYT—; José Luis Nieto, presidente de la Asociación Agrícola Local de Valle de Santiago; Fernando Fernández, técnico de CyASA; integrantes del equipo técnico que opera el proyecto en Guanajuato; y productores de los municipios de Apaseo el Grande, Celaya, Cortázar, Jaral del Progreso, Salvatierra y Villagrán.

Entre las prácticas sustentables que los productores que participan en el proyecto han implementado se encuentran el manejo integral de plagas, enfermedades y malezas; la utilización de microorganismos eficientes —bacterias y levaduras que ayudan a mejorar los suelos afectados por la aplicación indiscriminada de agroquímicos—; el uso del sensor GreenSeeker®, que permite realizar mediciones para hacer más eficiente la fertilización nitrogenada; el diseño de riego; la siembra en hileras; la fertilidad integral; y otras prácticas derivadas de la Agricultura de Conservación, sistema basado en los principios de mínima labranza, aprovechamiento del rastrojo como cobertura y rotación de cultivos.

En conjunto, estas prácticas sustentables les permitieron a los productores tener mayores utilidades y rendimientos, así como un ahorro de 20% en el consumo de agua —es decir, 1,200 metros cúbicos en promedio— en el ciclo 2018-2019, en comparación con los cultivos manejados con prácticas convencionales. La cifra es aún más significativa si se consideran el clima cambiante y las enfermedades que se presentaron durante el ciclo agrícola, como infecciones por hongos: fusarium (Fusarium spp.) y mancha reticulada (Pyrenophora teres).

De acuerdo con Francisco Javier Escamilla y Jorge Martínez, dos de los productores que participan en el proyecto, registrar el consumo del agua y los rendimientos —tanto de las parcelas cultivadas con labranza convencional como de las de Agricultura de Conservación— les permitió observar de forma tangible las ventajas de hacer una Agricultura Sustentable. Además, con la Agricultura de Conservación no necesitaron usar amoniaco (fertilizante que —mal empleado— puede ser nocivo para la salud humana) para obtener buenos rendimientos, y las parcelas sembradas con este sistema tuvieron menor incidencia de enfermedades.

Con estos resultados, el proyecto Cultivando un México Mejor pone de relieve la pertinencia de la Agricultura Sustentable en los cultivos de cebada, no solamente para ahorrar agua, sino para brindar a los productores las herramientas necesarias para que desarrollen capacidades que les permitan tomar mejores decisiones en favor de sus sistemas productivos y el medioambiente.

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Cosechando Agua llega a León, Guanajuato

Con un enfoque agroecológico, opciones de mecanización inteligente, biofertilización y soluciones poscosecha, la estrategia Cosechando Agua —de MasAgro Guanajuato— llega a productores del municipio de León.
Por: Paúl García Meza, coordinador técnico de MasAgro Guanajuato y Amador Aguillón Coordinador de Hub en Guanajuato
26 de julio de 2019.

León, Gto.- La estrategia #CosechandoAguaGTO, orientada a hacer más rentables las zonas de temporal a través de prácticas agrícolas sustentables, fue presentada por el municipio de León mediante un evento de lanzamiento al que asistieron productores, técnicos y autoridades. Con la colaboración entre el Ayuntamiento de León y MasAgro Guanajuato se contempla brindar asesoría técnica a alrededor de 150 áreas de temporal ubicadas en la zona norte del municipio.

#CosechandoAguaGTO es una estrategia de escalamiento de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— que favorece la vinculación entre distintos actores clave para poner al alcance de los productores alternativas sustentables que les permitan reducir sus costos de producción, incrementar sus rendimientos y —sobre todo— cuidar y conservar suelos y aprovechar eficientemente el agua de temporal

El lanzamiento de la estrategia se hizo en el acto inaugural, a cargo del alcalde de León Héctor López Santillana y el director de Desarrollo Rural del municipio Rodolfo Ponce. Tambien los acompañaron Amador Aguillón Aguillón, Coordinador de HUB del CIMMYT en Guanajuato; Pedro Antonio García Echeverría, director de Innovación Tecnológica Ganadera de la SDAyR; y Josué Saravia, representante del Cesaveg.

Para la dinámica del evento se contaron con 5 estaciones o módulos de conocimiento para dar a conocer diversas prácticas e innovaciones sustentables:

  • Estación de Manejo Agroecológico de Plagas. Se enfatizó la importancia de hacer un uso racional de los agroquímicos y se mostraron diversas técnicas con enfoque agroecológico (algunas regionales, como el uso de extractos naturales).
  • Estación de maquinaria. Se exhibieron equipos innovadores y pertinentes a los productores de la zona (entre ellos un tractor de dos ruedas y una sembradora de precisión de tiro animal), que forman parte de la estrategia de mecanización inteligente del CIMMYT.
  • Estación de biofertilizantes. Se dieron a conocer técnicas para hacer biofertilizantes con ingredientes locales, como estiércol de vaca o suero de leche.
  • Estación de manejo de poscosecha. Se mostraron diversas soluciones herméticas poscosecha para el almacenamiento y la conservación de granos.

Por parte del Comité Estatal de Sanidad Vegetal de Guanajuato (Cesaveg) se instaló una quinta estación dedicada al aprovechamiento del chapulín como fuente de proteína en la dieta humana, así como al manejo de ese insecto con herramientas de control biológico.

El alcalde, Héctor López Santillana explicó que lo que se busca con #CosechandoAgua es un mejor campo agrícola leones. “Queremos un campo fuerte, vigoroso, bonito. Queremos un campo productivo, queremos un campo en donde las familias puedan seguirse conservando y que los niños tengan la misma vocación que los abuelos y padres”.

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El Valle del Évora, un ejemplo de sustentabilidad agrícola

La primera edición de la Expo Agro Sustentable del Évora estuvo orientada a la difusión de innovaciones en materia de sustentabilidad agrícola. La feria —organizada por la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, el Club de Labranza de Conservación del Évora y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se desarrolló del 24 al 26 de julio, y su programa de actividades estuvo integrado por conferencias, paneles de debate, exhibiciones y recorridos en campo que fomentaron el intercambio de experiencias exitosas entre los productores de granos y oleaginosas (vegetales de los que se extrae aceite) de Sinaloa.

A la inauguración asistieron Héctor Robles Berlanga, director general de Logística y Alimentación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER); Mario Urías Cuadras, dirigente de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora; Samuel López Angulo, presidente del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Sinaloa (Cesavesin); José Luis Velasco, gerente del Hub Pacífico Norte —del CIMMYT—; distribuidoras de implementos y agroinsumos enfocados a la Agricultura Sustentable; y autoridades locales y productores de los municipios de Angostura, Mocorito y Salvador Alvarado.

Durante su intervención, el funcionario de la SADER manifestó que es indispensable que en el país se generalicen las prácticas sustentables que los productores del Valle del Évora ya realizan de manera regular. Puntualizó que “es hora de que se comience a ver el suelo como un ente vivo, no se sigan aplicando más agroquímicos y se suministren más bioinsumos, para mejorar el rendimiento de los cultivos y bajar, sobre todo, los costos de producción”.

Por su parte, Mario Urías invitó a los productores a que aprovechen la central de maquinaria para Agricultura de Conservación que se creó con el apoyo de la Fundación Produce Sinaloa y el Gobierno estatal. También se refirió a la importancia de que más productores adopten prácticas sustentables, como las que el CIMMYT y sus colaboradores promueven. “Queremos que los productores se capaciten y utilicen este tipo de estrategias y que aprovechen los residuos de cosechas para el siguiente cultivo, utilizándolos como materia orgánica”, expresó.

El presidente del Cesavesin comentó durante su intervención que los productores tienen que estar preparados para los retos del cambio climático, por lo que les recomendó acercarse a los especialistas y adoptar prácticas sustentables. En ese sentido, el gerente del Hub Pacífico Norte señaló que el CIMMYT impulsa, precisamente, prácticas sustentables derivadas de la Agricultura de Conservación —como el Manejo Agroecológico de Plagas, la fertilización integral y el uso de sensores infrarrojos— para hacer más eficiente la actividad de los productores en un entorno climático cambiante, como el de la actualidad.

La primera edición de la Expo Agro Sustentable del Évora permitió acercar a los productores información fundamental para el mejoramiento de sus sistemas de producción. Conferencias como ‘Estrategias prácticas para elevar la eficiencia en el uso del nitrógeno en maíz’ y ‘Manejo Integrado de Malezas’ —impartidas por los científicos del CIMMYT Iván Ortiz-Monasterio y Ravi Gopal Singh, respectivamente— son muestra del interés de los organizadores por poner a disposición de los productores conocimientos que les permitan tomar las mejores decisiones para enfrentar los retos presentes y futuros.